Su Eminencia Antonio Celebra su Cumpleaños y Onomástico 82

Este 17 de enero del 2014 nuestro querido Padre y Metropolita Antonio Chedraoui festejó su cumpleaños número 82. El festejo inició con la celebración de la Divina Liturgia en la Catedral de San Pedro y San Pablo en la cual conmemoró a su Santo Patrono San Antonio el Grande y concelebraron con él: Su Eminencia Reverendísima Hilarion Alfeyev Metropolita de Volokolamsk Rusia, Su Eminencia Justiniano Arzobispo de Naro-Fomisnk,  Su Eminencia Reverendísima Sergio Abad Arzobispo de Chile, Su Eminencia Damaskinos Arzobispo de Brasil, Su Gracia Arzobispo Alejo de la Iglesia Ortodoxa en América, Su Exelencia Romanos Obispo Auxiliar de Brasil y Su Excelencia Obispo Ignacio Samaan Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis.

 En la homilía, Sayedna Antonio habló del ejemplo que nos da San Antonio el Grande con su vida y sus enseñanzas, y recordó la importancia de la solidaridad con los más necesitados, también agradeció la asistencia principalmente de Su Eminencia Reverendísima Hilarion Alfeyev y  Su Eminencia Justiniano, Metropolitas del Patriarcado de Moscú   a la Divina Liturgia e invitó a rezar por la paz de México y de Siria.

En el banquete se reunieron más de 2000 invitados, resaltamos entre ellos la presencia de gobernadores de varios estados entre ellos, el Licenciado Eruviel Ávila, Gobernador del Estado de México, además de Secretarios, Diputados, Senadores y Presidentes municipales. Su Eminencia mostró su fuerza de convocatoria basada en su personalidad amorosa y en su sinceridad.

Sayedna Antonio en su discurso durante el banquete llamó a políticos y responsables de los gobiernos federal y locales a unir esfuerzos para alcanzar la paz y la tranquilidad en el país.

La tarde transcurrió en un ambiente de fiesta y armonía y todos los concurrentes pudieron disfrutar de una comida magnífica con platillos de las cocinas mexicana y árabe.

 Felicitamos muy cálidamente a Sayedna Antonio

¡Por muchos Años oh Señor, Por muchos Años!

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Boletín del 12/01/2014

Domingo posterior a Epifanía

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“El Salvador, que es la Gracia y la Verdad, se manifestó en las orillas del Jordán e iluminó a los que moraban en la oscuridad y en las sombras de la muerte. ¡La luz inasequible ha venido y se ha manifestado al mundo!”
                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audio1

Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel

el alegre anuncio de la Resurrección, la sentencia ancestral rechazaron

y se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:

¡Fue aprisionada la muerte, resucitó Cristo Dios y concedió al mundo la gran misericordia!

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audio1Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán
se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti
nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma,
confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo,
oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audio1Te has revelado hoy al universo,
y tu luz, oh Cristo Dios, ha fulgurado
sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (4:7-13)

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que había bajado primero a las partes más bajas de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para perfeccionar a los santos en orden a las funciones del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Evangelio según San Mateo (4: 12-17)

En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliese el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte, una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.»

Mensaje Pastoral

Epifanía: la divina manifestación

El día 6 de enero, la Iglesia celebra el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán por las manos de Juan el Bautista. A estateofania fiesta se le llama Epifanía o Teofanía, palabra griega que significa la Divina Manifestación.Es la manifestación de Dios, Trino y Uno, ante los hombres como lo ilustra el Tropario: «Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su “Hijo amado”; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra […]»

El hombre habría sido incapaz de conocer a Dios si Él mismo no se le hubiera revelado. Pero Dios, por su infinito amor, aceptó ser como nosotros para que «el Igual atrajera a su igual» (Acatisto, Estrofa XVIII). En el cristianismo, el conocimiento de Dios nos ha sido otorgado por Gracia, por Revelación.

Hasta el siglo IV, el Nacimiento de Cristo y su Bautismo se celebraban juntos en este mismo día (tradición que sigue vigente en la IglesiaArmenia). En la Navidad se ha realizado la Presenciade Dios entre los hombres, y en el Bautismo, dicha Presencia fue anunciada y manifiesta ante toda la creación. La adherencia entre las dos celebraciones nos confirma en la fe ortodoxa que refuta rotundamente la desviación de algunos que hablan de que Jesús recibió la Divinidad en el Bautismo. Pues Cristo, desde el seno virginal, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, perfecto Dios y perfecto Hombre; eso es lo que el Arcángel anunció a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios.» (Lc 1:35). Entonces, si la Navidad presenta el Nacimiento de Cristo dela Virgen en el cuerpo, el Bautismo anuncia su Nacimiento sempiterno del Padre.

Los cantos y el icono de la Fiesta ilustran la alegría universal: Los ángeles están sorprendidos, y los cielos inclinados, porque donde esté el Señor, allá el cielo estará; Juan coloca su mano sobre la cabeza de Cristo con temor y devoción como si estuviera diciendo: «¿Cómo bautizarle a Quien, de la nada, hizo la creación entera?»; Cristo, sumergido en las aguas del Jordán, pisotea «las cabezas de las hidras anidadas en ellas». Mientras el mar, después de la caída, se volvió símbolo de la corrupción y lugar dominado por los poderes de la oscuridad, Cristo lo bendice devolviendo a la naturaleza su función original: morada de la presencia de Dios. Desnudo en el agua está el Nuevo Adán, en Quien el Padre se complace; es el Hijo amado no nada más en referencia a que el Padre lo ama, sino que Él también ama al Padre «hasta la muerte, y muerte de cruz»  (Flp 2:8)

Según este Prototipo, nosotros también hemos sido sumergidos en el agua bautismal, muriendo al pecado,  luego arrancados de ella para participar de la vida del nuevo Adán que ama a Dios y bendice todo lo que encuentra devolviéndole su primer destino: lugar de la Presencia del Señor.

Nuestra Fe y Tradición

El Bautismo de los niños

163734_126086424120320_1096746_nLa tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

Vida de Santos

San Antonio el Grande (Abad)

17 de enero

Ya pasaron cerca de 70 años desde que San Antonio empezó a vivir en el desierto. Contra su voluntad, un pensamiento arrogante empezó a turbarlo. Pensaba que él era el más antiguo ermitaño que vivía en el desierto. Él pedía a Dios poder alejar este pensamiento y tuvo una revelación que un ermitaño se había instalado en el desierto antes que él y estaba sirviendo a Dios. A la mañana siguiente, bien temprano se levantó Antonio y salió en busca de este desconocido ermitaño. Caminó durante todo el día sin encontrar a nadie,548233_409357255772394_147820824_n salvo algunos animales que viven en el desierto. Delante de él se extendía la grandeza infinita del desierto, pero él no perdía las esperanzas. A la mañana siguiente, bien temprano, él siguió su camino. De repente vio a una loba que corría hacia un arroyo. San Antonio se acercó al arroyo y vio una cueva al costado del mismo. Mientras él se acercaba, la puerta de la cueva se cerró. Mediodía pasó San Antonio frente a la puerta suplicando al anciano que le muestre su rostro. Finalmente la puerta se abrió y salió un anciano canoso. Este anciano era San Pablo de Tebaida. Él vivía en el desierto cerca de 90 años. Después de un saludo fraternal, Pablo le preguntó a Antonio cómo estaba la humanidad. ¿Quién estaba gobernando? ¿Si todavía existían los idólatras? El fin de las persecuciones y el triunfo del Cristianismo en el imperio romano fueron las noticias muy gratas para Pablo. En cambio, la aparición del arrianismo fue una noticia amarga. Mientras que ellos conversaban, llegó un cuervo y dejó un pan. “¡Qué generoso y misericordioso es el Señor!” Exclamó Pablo: “durante muchos años Él me manda la mitad de un pan y hoy, gracias a tu visita, Él me mandó un pan entero.” A la mañana siguiente Pablo confesó a Antonio que muy pronto él se irá de este mundo. Por eso pidió a Antonio traerle la túnica del obispo Atanasio (el famoso luchador contra el arrianismo) para cubrir con ella sus restos. Antonio se apuró a cumplir el deseo de este Santo anciano. Él regresó a su desierto muy emocionado y cuando los hermanos — monjes le preguntaban, la única contestación era: “soy un pecador y yo me consideraba un monje! “¡Yo vi a Elías, yo vi a Juan, yo vi a Pablo en el paraíso!” Cuando él estaba llegando al lugar donde habitaba San Pablo, el vio como este estaba ascendiendo al cielo entre muchos ángeles, profetas y apóstoles.

“¿Pablo, por qué no me esperaste?” Gritó Antonio. “¡Tan tarde te conocí y tan temprano te vas!” Sin embargo, al entrar a la cueva él encontró a Pablo arrodillado, rezando. Antonio también se arrodilló y comenzó a rezar. Recién después de varias horas de rezar se dio cuenta que Pablo no se movía porque estaba muerto. Entonces Antonio lavó piadosamente el cuerpo y lo envolvió en la túnica de San Atanasio. De repente aparecieron dos leones y excavaron con sus garras una tumba bastante profunda, donde Antonio sepultó al Santo ermitaño.

San Antonio falleció a una edad muy avanzada (106 años en el año 356) y por sus esfuerzos espirituales mereció llamarse El Grande.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «El que lleva con paciencia los desprecios, las injurias y las injusticias, puede salvarse».
  • Un anciano decía: «Prefiero ser enseñado que enseñar». Y añadió: «No enseñes antes de tiempo; si no tendrás toda tu vida una inteligencia disminuida».
  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».

Felicitación

Saydna2Clero y pueblo de la Arquidiócesis enviamos a su Eminencia, nuestro Padre, el señor Arzobispo Antonio, los saludos más calurosos con motivo de su onomástico y cumpleaños este 17 de enero, rogando a Dios que nos lo conserve por muchos años en salud, paz y oración predicando rectamente la Palabra de la Verdad; por la intercesión de su patrono San Antonio el Grande. También felicitamos a la hermandad monástica de San Antonio el Grande en Jilotepec, México, y a la comunidad de San Antonio Abad en Caracas, Venezuela, y al Rev. Padre Antonio Martinez y a todos los que llevan el nombre de San Antonio de nuestra feligresía amada en el Señor.

 ¡Por muchos años!, en salud, fe y paz!

Articulo de Jean Meyer

Moscú 1 – Bruselas 0

Es un historiador mexicano de origen francés. Obtuvo la licenciatura y el grado de doctor en la Universidad de la Sorbonne.

Es profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) donde, además, fundó y dirigió la División de Historia. Es miembro de la Academia Mexicana de Historia desde 2000 y director de la revista de historia internacional ISTOR. Ha sido profesor-investigador en El Colegio de México, en París y en Perpiñan, así como en El Colegio de Michoacán.

Entre sus libros se encuentran: “La revolución Mexicana” (1997), “Breve Historia de Nayarit” (2000), “Samuel Ruiz en San Cristóbal” (2000), “La gran controversia. Las iglesias católica y ortodoxa de los orígenes a nuestros días” (2001), “Mendoza Barragán, Ezequiel. Confesiones de un cristero” (2001), “El coraje cristero” (2001), “Yo, el francés” (2002), “Tierra de Cristeros” (2002), “Anacleto González Flores, el hombre que quiso ser el Gandhi mexicano” (2002), El Sinarquismo, el cardenismo y la iglesia 1937-1947 (2003) y “Rusia y sus imperios” (1894-2005)

Fuente: El Universal

Meyer

http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2014/01/68161.php

 

 

 

 

 

Boletín del 05/01/2014

Domingo anterior a la Divina Epifanía

bautismo

 
“Oh Amante de la humanidad, ¿cómo las aguas del Jordán te recibirían,
Tú que, de la nada, creaste los ríos y los mares?
O ¿cómo el Precursor se atrevería a poner su mano sobre tu Cabeza Purísima, oh Señor?
Alabamos con temor la grandeza de tu condescendencia, oh Verbo.

 Exapostelario

Tropario de la Resurrección

Tono 3

audio130Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte. y
Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades
y concedió al mundo la gran misericordia.

Tropario del Domingo Anterior a la Epifanía

 Tono 4

Prepárate, Zabulón, disponte, oh Neftalí,
 y tú, río Jordán, detén tu curso
y recibe con alegría al Señor que viene para ser bautizado.
Regocíjate, Adán, con la primera madre,
y ya no se escondan, como actuaron antes en el paraíso.
Pues Él, al verlos desnudos, se reveló para que les recubriera con el primer vestido
¡Cristo se ha revelado, para renovar toda la creación!

Condaquio de Pre-Epifanía

Tono 4

El Señor de todo, hoy, en el Jordán se presenta,
y a Juan Bautista le pide que deje el temor:
“No temas bautizarme, pues vine a salvar a Adán, el primer creado.”

Segunda Epístola del Apóstol San Pablo a Timoteo   (4:5-8)

Hijo mío, Timoteo: Pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio. Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He luchado el buen combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que aman su Manifestación.

Evangelio según San Marcos (1:1-7)

Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: He aquí, Yo envío mi mensajero delante de tu faz, el que preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas. Juan bautizaba en el desierto y proclamaba un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de pelo de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y predicaba diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.»

La Buena Nueva del Reino

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, así inicia el evangelio según San Marcos. Este comienzo contiene pocas palabras, pero estas palabras lo contienen todo. Proclaman la Buena Nueva, que es lo que significa en griego evangelion; pregonan el Reino de Dios, la presencia del Ungido entre los hombres, del Emanuel, del Salvador. Anuncian la intervención divina, la intervención del enviado por el Padre para reconciliar en Él, al hombre con Dios. Comienza la vida de todos, la vida sin fin. Porque contienen el Nombre salvador de nuestro Dios, el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, pues “no existe otro nombre bajo el cielo que haya sido dado a los hombres, por el cual podamos ser salvados” (Hechos 4:12).

Antiguamente, antes de su uso en los libros del Nuevo Testamento, el vocablo evangelio fue utilizado para comunicar algún gran acontecimiento profano como por ejemplo el parte de guerra favorable, y también para significar el sacrificio que se ofrecía en ocasión de la buena noticia. En la traducción griega del Antiguo Testamento, (denominada de los 70) esta palabra aparece como verbo aproximadamente veinte veces y como sustantivo seis. El profeta Isaías la utiliza en el sentido de Buena Nueva, de anuncio de salvación, de alegría y júbilo por el advenimiento de un reino divino (52: 7-9). San Juan el Bautista, es enviado por Dios como mensajero para preparar el camino del Señor y proclamar la Buena Nueva de su inminente llegada; llamando al arrepentimiento, a volverse a Dios e iniciar una vida nueva sin pecado, “porque ha llegado el Reino de los Cielos”. Ya está el hacha puesta sobre la raíz de los árboles,  dice el Precursor en el evangelio según San Lucas, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Con esta y otras muchas exhortaciones, el Bautista anunciaba al pueblo la Buena Nueva: Detrás de mi viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo.

Nuestro Señor Jesucristo proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba “toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”; curaciones milagrosas todas ellas que indican con precisión el advenimiento mesiánico. Cuando San Juan Bautista envía a sus discípulos a decirle  al Señor: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” Jesús respondió: “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mt 4:23, 11:4). Esta Buena Nueva, primero anunciada, trasmitida, recibida, predicada y conservada, con posterioridad escrita paulatinamente, ha quedado plasmada en los cuatro evangelios canónicos.

“Ah si rompieras los cielos y descendieras” clama el profeta Isaías con profunda esperanza y vehemencia;  “Venga a nosotros tu Reino” nos enseña a orar al Padre el Hijo de Dios. Ésta es la esperanza y el deseo colmados, la oración respondida: el Reino de los cielos y con él la salvación de los hombres han llegado en la persona de nuestro Señor Jesucristo; Ésta es la Buena Nueva, el Evangelio del Reino. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed la Buena Nueva.

Bendición de las Aguas

El 6 de enero, fiesta de la Divina Epifanía,  celebramos el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán; después de la Divina Liturgia, se lleva a cabo el Servicio de la bendición del agua. ¿Que significa? y ¿qué relación tiene con el Bautismo del Señor?

El agua, por su importancia –ya que sin agua no hay vida– es un elemento que resume en sí todo lo creado por Dios que el libro de Génesis lo describe así: «Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno.» En un principio, toda la creación incitaba al hombre (su rey) a glorificar al Creador, y de esta manera formaba un lugar de la presencia de Dios.

Pero el hombre, por su propia voluntad, se alejó del amor de Dios; así que con la caída que provocó, la misma naturaleza se corrompió también y empezó a ocupar una función catastrófica. El agua siguió representando la esencia de lo material creado mas ya no como lugar de presencia de Dios, sino como símbolo del dominio del Maligno sobre este mundo: miedo, diluvio, muerte.

Cristo vino al mundo y se manifestó para redimir a todo. En el icono del bautismo del Señor, podemos contemplarlo bendiciendo el agua y pisoteando los demonios ocultos en ella. Con esta acción el Señor  re-crea las aguas devolviéndolas  su vocación inicial: Lugar de su Presencia.

El Agua Bendita no es un instrumento mágico que nos da satisfacción y tranquilidad sino como todo objeto sagrado cristianamente es canal de la Gracia divina, cuya función es encauzar nuestra vida hacia Dios. Finalmente sería nuestra decisión recibir habilitarla o no.

Al inicio de este año rociamos nuestro mundo con el agua bendita, y con ella abrimos nuestra vida a la acción de la Gracia de Dios que, conforme a las palabras de san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta, «nos educa en que vivamos con castidad,  justicia  y  piedad  en  el  siglo  presente» (Tit 2:12). Amén.

 

Boletín del 01/01/2014

Fiesta de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo 

Memoria de San Basilio Magno

¡Feliz Año Nuevo!

 Como Niño de ocho días, el Creador de los siglos,
Quien es la plenitud de la Ley,
es circuncidado como hombre
y envuelto en pañales; Y se alimenta con leche,
Quien administra todas las cosas con Su Poder Ilimitado,
porque Él es Dios y en un instante inició a todas.
                                                                                Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales, porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo, pisoteando la muerte con su muerte; y siendo el primogénito de entre los muertos, nos salvó de las entrañas del Hades y concedió al mundo la gran misericordia.

Tropario de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 1

“Oh Señor todo piedad, Tú, que eres Dios en esencia,
tomaste imagen humana sin mutación;
cumpliste con la Ley y aceptaste voluntariamente
la Circuncisión en el cuerpo para quitar la oscuridad de la Ley
y aniquilar el velo de las pasiones.  ¡Gloria a tu bondad! 
¡Gloria a tu compasión!  ¡Gloria a tu incomprensible condescendencia, oh Verbo!”

Tropario de San Basilio

Tono 1

“En toda la tierra en donde fueron aceptadas tus palabras,
surgió tu melodía, oh Padre Justo, con ellas legislaste
y aclaraste la naturaleza de las criaturas como algo digno de Dios;
y enseñaste la moral a los hombres.  Oh Basilio,
portador del sacerdocio real
intercede ante Cristo Dios para que salve nuestras almas”.

Condaquio de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 3

El Señor de todo, hoy, al someterse a la ley antigua,
circuncida, el Bondadoso, las transgresiones de los mortales,
otorgándole la salvación al universo, y Basilio en las alturas se alegra,
el iluminado obispo del Creador, el iniciado divino de Cristo, Basilio Magno.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (2: 8-12)

Hermanos: Miren que nadie los esclavice mediante la filosofía y la vana falacia, fundada en la tradición de los hombres, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Porque en Él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y ustedes en Él han sido perfeccionados, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en Él también fueron circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo de los pecados de la carne, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también han resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Evangelio según San Lucas (2: 20 -21; 40 – 52)

En aquel tiempo, los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre Él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse ellos, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supiesen su madre y José. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: « ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en lo de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos; y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Mensaje Pastoral

¡Próspero Año Nuevo!

Al inicio de cada año, nos encontramos para felicitarnos unos a otros diciendo: «¡Próspero año nuevo!», y muchas veces pasa el año sin sentir novedad alguna, pues se parece en todo a los anteriores: tuvimos momentos tanto de alegría como de tristeza;  de hambre,  y comimos; había algunos ricos y otros pobres; unos murieron y otros nacieron. Y sacamos la conclusión de que «nada nuevo hay bajo el sol» (Ecl 1:9).

Entre tanto, leemos lo que san Pablo escribe a los corintios: «Todas las cosas son hechas nuevas» (2Cor 5:17). El Señor mismo nos dice en el Libro del Apocalipsis: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21:5). ¿En que consiste esta novedad?

Un día preguntaron a un monje acerca de cómo se protegía a sí mismo del fracaso. Él contestó que cada día, al levantarse, se decía: «Éste es mi primer día de monje.»

Pues, la novedad no surge del ambiente exterior, ya que «nada nuevo hay bajo el sol», sino de nuestra visión hacia el mundo que nos rodea. En Cristo «todo es nuevo» porque los sentidos y las preguntas cambian:

Sobre la felicidad: ¿cómo descanso?, se cambia por ¿para quién y con qué fin me canso?

Sobre el dinero: ¿cómo lo aumento en la bolsa?, a ¿en qué lo estoy gastando?

Frente a la muerte: ¿cómo alejo a este desconocido?, a ¿cómo me he preparado para enfrentar a este vencido?

Preguntarme de tal manera no es sino el arrepentimiento, «el bautismo de las lágrimas» que me devuelve, como le hacía al mencionado monje, a mi primer día de ser cristiano, a mi bautismo donde, revestido de Cristo, me he vuelto «la nueva creación.»

Nuestra Fe y Tradición

“Ortodoxia”

La palabra “Ortodoxia” es de origen griego, formada de “orthós” y “doxa”, es decir, doctrina correcta, credo verdadero, universal, enseñanza que se sitúa en continuidad directa e ininterrumpida con la Tradición apostólica, por medio de la teología patrística y neo-patrística, y que constituye la fe común de las iglesias indivisas del primer milenio. La Ortodoxia se identifica con la misma tradición apostólica, así como fue confirmada, interpretada y desarrollada por el consenso de la Iglesia Universal. De hecho, la didascalia (apostolorum) – es decir, la norma de la fe apostólica – fue el criterio de base de la Ortodoxia.

Por esto, cualquier ruptura de continuidad con la Tradición apostólica ha sido considerada una corrupción o abandono de la Ortodoxia, que puede tomar forma, sea de una herejía, sea de una “confesión” separada.

La Santa y correcta Fe de la Iglesia de Cristo (Ortodoxia) se ha mantenido intacta, a lo largo de los siglos, a través de los dictados de las Santas Escrituras y de la Santa Tradición apostólica; a través de las decisiones de los cinco Sínodos Apostólicos; a través de lo que enseñan los cánones de los siete Sínodos Ecuménicos y de los sínodos locales , porque, en palabras de San Juan Crisóstomo, “El timón de la Iglesia de Cristo son los divinos cánones”

Vida de Santos

San Basilio Magno

1 de enero

San Basilio, El Grande, arzobispo de Cesárea en Capadocia. fue bautizado y fue asignado al clero como lector. durante mucho tiempo fue a vivir con los ermitaños en Siria. La vida en el desierto le agradaba a Basilio. Con él estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo).

El arzobispo de Cesárea Eusebio lo ordenó como presbítero.

Tras la muerte de Eusebio, San Basilio fue ascendido a la cátedra de Cesarea. como arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos y decía san Basilio al emperador: “No tengo miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor; es imposible quitar los bienes a quien no tiene nada; la muerte es para mi un bien porque me unirá con Cristo por Quien vivo y trabajo.”

Él fue fundador de alguno famosos conventos para los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los monjes.

San Basilio se preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y en algunos otros días.

También él compuso numerosas oraciones de uso en la iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de Pentecostés.

Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos de San Basilio, especialmente “El Hexamerón” (sobre los 6 días de la creación del Mundo) en los cuales él se manifiesta no solo como un gran teólogo sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También llegaron a nosotros: 13 homilías sobre los salmos, 25 homilías para distintas ocasiones, 5 libros contra los arrianos y “Los Ascéticos” sobre la Divinidad del Espíritu Santo.

La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas y él terminó su vida a los 50 años. El 1 de enero del año 379. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

Sentencias de lo Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios»
  • Decía el abad Evagrio: «Si estás desanimado, ora. Ora con temor y temblor, con ardor, sobriedad y vigilancia. Así es preciso orar,  especialmente a causa de nuestros enemigos invisibles, que son malos y se aplican a todo mal, pues sobre todo en este punto de la oración  se esfuerzan en ponernos dificultades»

Su Eminencia Antonio Celebra la Fiesta de Navidad

 

El pasado miércoles 25 de Diciembre del 2013 Su Eminencia Antonio Chedraoui celebró la fiesta de Navidad en la Catedral de San Pedro y San Pablo, en el Estado de México; le ayudaron en la liturgia los padres: El archimandrita Andrés Marcos su vicario episcopal, el archimandrita Fadi Rabbat canciller episcopal, los sacerdotes Emiliano Díaz, Efrén Noguez, Elías Carrillo y los Diáconos Sergio Victor  y Rafael Barsekh. Durante la homilía Su Eminencia hizo énfasis en el Amor y la Paz que deben reinar en los corazones de todos para lograr un mundo mejor para todos. Deseó a todos una muy feliz fiesta y destacó el aspecto espiritual de la celebración.

Al finalizarla Liturgia, Sayedna Antonio felicitó y bendijo individualmente a cada asistente.

Luego de la celebración en la Catedral de San Pedro y San Pablo, Sayedna Antonio presidió la comida de Navidad, que tradicionalmente comparte en la Residencia del Arzobispado con sus familiares y amigos más cercanos, el clero y sus familias.

Carta de Felicitación de Su Eminencia Antonio por la Navidad

Queridos hijos,  saludos con el canto de los ángeles “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz”.

 Hoy en esta fecha, festejamos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo que llegó al mundo para establecer el amor y la paz entre sus seres queridos.

Pero nuestra Iglesia, este día,  está vestida de luto dos metropolitas secuestrados hace ocho meses, doce monjas retenidas, y muchos sacerdotes incautados o sea asesinados por su ministerio sacerdotal.

Hemos visto recientemente desarrollado el fanatismo islámico que jamás lo hemos conocido antes. Pero ahora lamentablemente está nutriéndose  por Arabia Saudita y Turquía,  países que hablan de democracia y libertad, sin conocer lo que es pragmáticamente su sentido.

Sin embargo, puedo asegurar que el mal que está levantándose en contra de la Iglesia de Jesús no durará.

Queridos Hijos, nosotros los cristianos, fuimos creados para cargar la cruz y estamos dispuestos a cargarla siempre acompañada de nuestros ideales. Nosotros no tememos las consecuencias de la cruz ya que somos hijos de la resurrección, y para llegar allí, hay que franquear  el Gólgota para merecer victoriosamente resucitarse con Cristo.

El  lenguaje de estos fanáticos islámicos es la persecución, lo nuestro es el amor, el cariño y la amistad. Amamos entonces a nos enemigos y rogamos por ellos para que Dios les ilumine en dejar este fanatismo basado en el odio y el rencor.

Reciban mis más sinceras felicitaciones para que haya una navidad bendita llena  de amor y un próspero año nuevo.

+ Metropolita Antonio

Arzobispo de México,   Venezuela, Centro América y el Caribe

Carta Pastoral Navideña de Su Eminencia Antonio Chedraoui

 

Queridos hijos,  saludos con el canto de los ángeles “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz”.

 Hoy en esta fecha, festejamos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo que llegó al mundo para establecer el amor y la paz entre sus seres queridos.

Pero nuestra Iglesia, este día,  está vestida de luto dos metropolitas secuestrados hace ocho meses, doce monjas retenidas, y muchos sacerdotes incautados o sea asesinados por su ministerio sacerdotal.

Hemos visto recientemente desarrollado el fanatismo islámico que jamás lo hemos conocido antes. Pero ahora lamentablemente está nutriéndose  por Arabia Saudita y Turquía,  países que hablan de democracia y libertad, sin conocer lo que es pragmáticamente su sentido.

Sin embargo, puedo asegurar que el mal que está levantándose en contra de la Iglesia de Jesús no durará.

Queridos Hijos, nosotros los cristianos, fuimos creados para cargar la cruz y estamos dispuestos a cargarla siempre acompañada de nuestros ideales. Nosotros no tememos las consecuencias de la cruz ya que somos hijos de la resurrección, y para llegar allí, hay que franquear  el Gólgota para merecer victoriosamente resucitarse con Cristo.

El  lenguaje de estos fanáticos islámicos es la persecución, lo nuestro es el amor, el cariño y la amistad. Amamos entonces a nos enemigos y rogamos por ellos para que Dios les ilumine en dejar este fanatismo basado en el odio y el rencor.

Reciban mis más sinceras felicitaciones para que haya una navidad bendita llena  de amor y un próspero año nuevo.

+ Metropolita Antonio

Arzobispo de México,   Venezuela, Centro América y el Caribe

Mensaje de Navidad del Patriarca Juan X de Antioquía y Todo el Oriente

 

 

En la misericordia de Dios Altísimo
 
Juan Décimo
 
Patriarca de Antioquía y Todo Oriente
 
A los hermanos pastores de la Santa Iglesia Antioquena,
 
Y a mis hijos en todos los extremos de esta Sede Apostólica.
“Siendo Tú el Dios de la paz y el Padre de las misericordias, oh Amante de la humanidad, nos has enviado a tu Ángel, el Mensajero de tu gran voluntad, otorgándonos la paz. Por lo tanto, guiados hacia la luz del divino conocimiento, salimos de la noche glorificándote.”
Con estas palabras, mis queridos, describió la pluma del poeta de las alabanzas lo que sucedió en la grandiosa Natividad. Con estas palabras marcó la luz de Cosme el Melodioso, hijo de nuestro Oriente, los siglos y los tiempos para que cuenten sobre lo que se entona y lo que se canta en Oriente en el día de la Natividad de Cristo Señor, Apóstol de la misericordia y Fuente de la paz.
Viene a nuestro encuentro estos días “el Mensajero de la gran voluntad” trayendo consigo para la humanidad  la paz del Creador a todo lo que respira. Viene a nuestro encuentro para decirnos a cada uno de nosotros: “Tú hombre que estas acongojado con las preocupaciones mundanas y sus inquietudes, ven a mí al pesebre de Belén y deposita tu cansancio a mis pies para que encuentres paz y alivio.” El pesebre de Belén es una imagen del corazón y la existencia del ser humano que se alimenta de la humildad y se fortalece en la virtud y se arma de la paciencia y el socorro para recibir al Señor que habitará en él santificando su vida.
Viene a nuestro encuentro en estos días la Paz de toda la creación, Jesús. Él es nuestra paz que unge las heridas de este ser humano oriental. Sale a nuestro encuentro para que con su Navidad enterremos las tristezas del año que pasó y para que inauguremos con esperanza el camino del nuevo año. Sale a nuestro encuentro para darnos su paz que es garantía de nuestra paz para todos: para la patria, para la iglesia y para el ser humano.
A nuestro pueblo creyente en estas tierras les decimos: Nosotros somos los embajadores de la paz y del amor y tenemos a la vez nuestras raíces firmes en la profundidad de la historia y la geografía de estas tierras. Nuestras armas y nuestra primavera son el encuentro con el otro, su aceptación y su participación para llevar conjuntamente las cargas de este mundo. Somos embajadores de la paz pero no estamos aquí para doblegar bastones. Somos embajadores de la paz, del amor y del encuentro. Nuestra arma es nuestra paz. Nuestra esperanza y nuestra misión es la verdadera hermandad con aquellos que el Dios Supremo y Creador del cielo y de la tierra nos ha concedido.
Las campanas de nuestras iglesias que se levantaron hace ya mucho tiempo y seguirán repicando con fuerza y vigor a pesar de las vicisitudes del tiempo. El pulso de nuestro amor por el otro, por el vecino y por el prójimo se seguirá oyendo y es este amor quien proclamará al mundo que los apóstoles pasaron por aquí y que sus hijos serán apóstoles del amor y una raíz firme e inamovible por los días difíciles. La iglesia ofreció grandes confesores tales como Juan Damasceno y dio a luz a grandes mártires como el Padre José Muhanna Haddad, es decir san José Damasceno.
Esta Iglesia no ahorró ni ahorrará esfuerzos para ser embajadora del amor y de la paz. Esta Iglesia ofreció sacrificios por muchos sobre el altar de la patria, la iglesia y el ser humano. Ser embajador de la paz no quiere en ningún momento decir ser embajador de la rendición. Nosotros no nos rendiremos nunca frente a quienes comenten sacrilegio contra las cosas santas y no cesaremos nunca de acusar el secuestro de nuestros obispos Juan y Pablo y de los sacerdotes y de cualquier inocente en esta tierra. No nos callaremos nunca frente a quienes detuvieron el son de nuestra paz, es decir, a las monjas de Malula y sus huérfanos. Estamos llamados a hacer escuchar nuestra voz a lo alto, en la patria y en la diáspora, contra todo aquel que intente quitarnos nuestro son de paz. Las monjas de Malula y sus huérfanos no llevaban consigo más que las velas de la súplica y mis hermanos los obispos no llevaban consigo más que el son de la paz. ¡Que distante está el mundo entero de las súplicas de las monjas y de la misión de paz de los obispos!
Tu paz, Señor, es garantía para nuestra Iglesia Ortodoxa Antioquena, la cual está llamada, tanto el clero como el pueblo, a tratar todos los asuntos con el espíritu del amor y la mansedumbre. Toda herida en el cuerpo del Señor, que somos nosotros como comunidad, es causa de tristeza para todos. Tenemos en nuestra Iglesia los suficientes medios para tratar las debilidades de unos y otros de manera que no acudamos a damnificar la construcción de la que somos responsables. Nuestro amor por Dios y por los demás nos exige a no sacrificar esta unidad existencial por razones propias de los individuos. Dios en su condescendencia habitó entre nosotros para que el mundo reciba la buena voluntad. Dios mora en la paz y la reflexión del espíritu. Dios mora en los corazones que se envuelven y se revisten del amor: “Ámense unos a otros… en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.” (Jn 13:34-35) Este amor no es necesario sólo para nosotros, sino para el mundo entero a fin de que confíen en Dios que es quien nos mueve. Esta es una responsabilidad propia de todos nosotros, si realmente amamos a Cristo. Dice el Señor en el Evangelio según san Juan: “para que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundocrea que tú me enviaste.” (Jn 17:21). Con estas esperanzas recibimos la Navidad y llamamos a todos nuestros hijos con reiteración a que se revistan con su Espíritu. La Iglesia se glorifica con la glorificación de nuestro Señor, cuando borramos de las páginas de nuestro corazón la culpa del otro y dejamos de publicar todo tipo de difamación y maledicencia, cuando solucionamos nuestros problemas con la lógica del amor y del encuentro, que es la lógica del Evangelio. La Iglesia se glorifica con la glorificación de su Esposo cuando somos verdaderos pastores y feligresías de un solo cuerpo y un solo corazón, capaces de consolar a los tristes y de dar el ejemplo al mundo.
Desde aquí, desde el corazón de la Mariamíe en Damasco les envío mis bendiciones apostólicas a todos nuestros hijos en la patria y en los países de la diáspora y rezo al Niño recién nacido  en el pesebre para que unja las lágrimas de los entristecidos, consuele el corazón de los desplazados y reciba en su divina misericordia a las almas de los que reposan. Le pido al Señor que decore este nuevo año que comienza con el regreso de los secuestrados y con el rayo de su paz divina y verdadera.
Que Dios proteja Siria y el Líbano y los haga patria de la paz y de la convivencia. Que Dios proteja Oriente y todo el mundo. Que Dios nos conceda unas fiestas plenas de bendiciones en las que manifieste el resplandor de su paz verdadera.
Emitida desde la sede patriarcal en Damasco,
El 20 de Diciembre de 2013

Boletín de Navidad

El Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo

Nos ha buscado el Salvador, Oriente de lo Alto;
quienes andábamos sin luz, en sombra de la oscuridad,
hemos hallado la Verdad, pues de la Virgen hoy ha nacido nuestro Dios.         
                                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la liturgia

 Tropario de Navidad

 Tono 4

Tu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios,
iluminó al mundo con la luz de la sabiduría,
pues los que adoraban a los astros,
por la estrella aprendieron a adorarte, 
oh Sol de Justicia, y a conocerte,  Oriente de lo alto.  ¡Señor, gloria a Ti! 

Condaquio de Navidad

Tono 3

Hoy la Virgen da a luz al inefable verbo; 
y la tierra ofrece al inasequible la gruta; 
los ángeles con los pastores lo glorifican; 
los magos con la luz del astro se encaminan. 
Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.

Lecturas Bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas ( 4:4-7)

Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la filiación adoptiva. Y por cuanto son hijos, Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo  (2:1-12)

Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.» Oyéndolo el rey Herodes, se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un Caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, les envió a Belén diciéndoles: «Vayan e indaguen cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encuentren, comuníquenmelo, para ir también yo a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, lo adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron por otro camino a su país.

Mensaje Pastoral 

Dios está con nosotros

 La Natividad del Señor es una de las fiestas más importantes dela Iglesia, por lo que se le prepara con el ayuno durante cuarenta días, y desde hace casi un mes se empieza a cantar el Condaquio navideño que dice: «Hoy la Virgen viene a dar a luz […] al sempiterno verbo.»

¿Por qué el «Hoy» de este himno si, cuando lo cantábamos, ni siquiera estábamos en el día del 25?

La fiesta de Navidad es mucho más que un recuerdo de un acontecimiento que tuvo lugar desde hace más de 2000 años –como si se festejara el descubrimiento de América o la independencia de México–, es decir, es más que un día célebre del calendario humano. Es el Día desde el cual miramos a toda la historia; y si bien pertenece al pasado, se extiende a lo largo del presente: «Dios está con y entre nosotros».

Todo lo anterior añoraba este día de «Hoy»; pues, la historia del Antiguo Testamento es el desarrollo de un diálogo entre la intervención de Dios en su creación, y la reacción del hombre ante dicha intervención. Dios hablaba a través de sus profetas, milagros y maravillas preparando la creación para tal día; y la Virgen es el fruto de toda esta preparación; como dice san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta: «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Gal 4:4). Es el momento desde el cual vivimos, los cristianos, no en la era d.C. (después de Cristo) sino la era «en Cristo.»

Dios ha encarnado, a saber, «se hizo carne y puso su morada entre nosotros» (Jn 1:14); Aquél a quien los antiguos buscaban con inquietud, se nos ha revelado realizando la Profecía de Isaías: «¡He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán de nombre Emmanuel que significa “Dios con nosotros”!»

Dios está con nosotros: ¡qué vergüenza, si seguimos buscándolo entre las ruinas de Egipto o los tesoros del Faraón!

¡Dios está entre nosotros, y nosotros andamos consultando filosofías e ideologías para saber si existe!

¡Dios está entre nosotros, y henos aquí actuando como si la vida estuviera en el poder y en el dominio, mientras la tierra se agitó y el sol ocultó su luz al ver al Señor en su gloria!

«Hoyla Virgen Vienea dar a luz […] al sempiterno Verbo»: confesamos que todos los tesoros, filosofías, ideologías y poderes ya son inútiles si no nos hacen prosternarnos ante Él, con los magos, con los pastores y los Ángeles que festejaban aquel día.

Que nuestros ojos lo vean, que nuestros oídos escuchen sus palabras; tanto con nosotros está al grado que lo comemos y lo asimilamos a fin de que, conforme a las palabras de san Pablo, en Él vivamos y nos movamos y existamos (Hch 17:28). Sólo así será nuestra vida «Noche Buena», Pero si el Bondadoso es ausentado de nuestras fiestas, la bondad será exclusiva del nombre nada más.

Que el Señor nos haga dignos de la alegría verdadera de su Nacimiento. Amén.

Mensaje de Navidad del Patriarca Juan X de Antioquía y Todo el Oriente

 
 
En la misericordia de Dios Altísimo
 
Juan Décimo
 
Patriarca de Antioquía y Todo Oriente
 
A los hermanos pastores de la Santa Iglesia Antioquena,
 
Y a mis hijos en todos los extremos de esta Sede Apostólica.
“Siendo Tú el Dios de la paz y el Padre de las misericordias, oh Amante de la humanidad, nos has enviado a tu Ángel, el Mensajero de tu gran voluntad, otorgándonos la paz. Por lo tanto, guiados hacia la luz del divino conocimiento, salimos de la noche glorificándote.”
Con estas palabras, mis queridos, describió la pluma del poeta de las alabanzas lo que sucedió en la grandiosa Natividad. Con estas palabras marcó la luz de Cosme el Melodioso, hijo de nuestro Oriente, los siglos y los tiempos para que cuenten sobre lo que se entona y lo que se canta en Oriente en el día de la Natividad de Cristo Señor, Apóstol de la misericordia y Fuente de la paz.
Viene a nuestro encuentro estos días “el Mensajero de la gran voluntad” trayendo consigo para la humanidad  la paz del Creador a todo lo que respira. Viene a nuestro encuentro para decirnos a cada uno de nosotros: “Tú hombre que estas acongojado con las preocupaciones mundanas y sus inquietudes, ven a mí al pesebre de Belén y deposita tu cansancio a mis pies para que encuentres paz y alivio.” El pesebre de Belén es una imagen del corazón y la existencia del ser humano que se alimenta de la humildad y se fortalece en la virtud y se arma de la paciencia y el socorro para recibir al Señor que habitará en él santificando su vida.
Viene a nuestro encuentro en estos días la Paz de toda la creación, Jesús. Él es nuestra paz que unge las heridas de este ser humano oriental. Sale a nuestro encuentro para que con su Navidad enterremos las tristezas del año que pasó y para que inauguremos con esperanza el camino del nuevo año. Sale a nuestro encuentro para darnos su paz que es garantía de nuestra paz para todos: para la patria, para la iglesia y para el ser humano.
A nuestro pueblo creyente en estas tierras les decimos: Nosotros somos los embajadores de la paz y del amor y tenemos a la vez nuestras raíces firmes en la profundidad de la historia y la geografía de estas tierras. Nuestras armas y nuestra primavera son el encuentro con el otro, su aceptación y su participación para llevar conjuntamente las cargas de este mundo. Somos embajadores de la paz pero no estamos aquí para doblegar bastones. Somos embajadores de la paz, del amor y del encuentro. Nuestra arma es nuestra paz. Nuestra esperanza y nuestra misión es la verdadera hermandad con aquellos que el Dios Supremo y Creador del cielo y de la tierra nos ha concedido.
Las campanas de nuestras iglesias que se levantaron hace ya mucho tiempo y seguirán repicando con fuerza y vigor a pesar de las vicisitudes del tiempo. El pulso de nuestro amor por el otro, por el vecino y por el prójimo se seguirá oyendo y es este amor quien proclamará al mundo que los apóstoles pasaron por aquí y que sus hijos serán apóstoles del amor y una raíz firme e inamovible por los días difíciles. La iglesia ofreció grandes confesores tales como Juan Damasceno y dio a luz a grandes mártires como el Padre José Muhanna Haddad, es decir san José Damasceno.
Esta Iglesia no ahorró ni ahorrará esfuerzos para ser embajadora del amor y de la paz. Esta Iglesia ofreció sacrificios por muchos sobre el altar de la patria, la iglesia y el ser humano. Ser embajador de la paz no quiere en ningún momento decir ser embajador de la rendición. Nosotros no nos rendiremos nunca frente a quienes comenten sacrilegio contra las cosas santas y no cesaremos nunca de acusar el secuestro de nuestros obispos Juan y Pablo y de los sacerdotes y de cualquier inocente en esta tierra. No nos callaremos nunca frente a quienes detuvieron el son de nuestra paz, es decir, a las monjas de Malula y sus huérfanos. Estamos llamados a hacer escuchar nuestra voz a lo alto, en la patria y en la diáspora, contra todo aquel que intente quitarnos nuestro son de paz. Las monjas de Malula y sus huérfanos no llevaban consigo más que las velas de la súplica y mis hermanos los obispos no llevaban consigo más que el son de la paz. ¡Que distante está el mundo entero de las súplicas de las monjas y de la misión de paz de los obispos!
Tu paz, Señor, es garantía para nuestra Iglesia Ortodoxa Antioquena, la cual está llamada, tanto el clero como el pueblo, a tratar todos los asuntos con el espíritu del amor y la mansedumbre. Toda herida en el cuerpo del Señor, que somos nosotros como comunidad, es causa de tristeza para todos. Tenemos en nuestra Iglesia los suficientes medios para tratar las debilidades de unos y otros de manera que no acudamos a damnificar la construcción de la que somos responsables. Nuestro amor por Dios y por los demás nos exige a no sacrificar esta unidad existencial por razones propias de los individuos. Dios en su condescendencia habitó entre nosotros para que el mundo reciba la buena voluntad. Dios mora en la paz y la reflexión del espíritu. Dios mora en los corazones que se envuelven y se revisten del amor: “Ámense unos a otros… en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.” (Jn 13:34-35) Este amor no es necesario sólo para nosotros, sino para el mundo entero a fin de que confíen en Dios que es quien nos mueve. Esta es una responsabilidad propia de todos nosotros, si realmente amamos a Cristo. Dice el Señor en el Evangelio según san Juan: “para que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundocrea que tú me enviaste.” (Jn 17:21). Con estas esperanzas recibimos la Navidad y llamamos a todos nuestros hijos con reiteración a que se revistan con su Espíritu. La Iglesia se glorifica con la glorificación de nuestro Señor, cuando borramos de las páginas de nuestro corazón la culpa del otro y dejamos de publicar todo tipo de difamación y maledicencia, cuando solucionamos nuestros problemas con la lógica del amor y del encuentro, que es la lógica del Evangelio. La Iglesia se glorifica con la glorificación de su Esposo cuando somos verdaderos pastores y feligresías de un solo cuerpo y un solo corazón, capaces de consolar a los tristes y de dar el ejemplo al mundo.
Desde aquí, desde el corazón de la Mariamíe en Damasco les envío mis bendiciones apostólicas a todos nuestros hijos en la patria y en los países de la diáspora y rezo al Niño recién nacido  en el pesebre para que unja las lágrimas de los entristecidos, consuele el corazón de los desplazados y reciba en su divina misericordia a las almas de los que reposan. Le pido al Señor que decore este nuevo año que comienza con el regreso de los secuestrados y con el rayo de su paz divina y verdadera.
Que Dios proteja Siria y el Líbano y los haga patria de la paz y de la convivencia. Que Dios proteja Oriente y todo el mundo. Que Dios nos conceda unas fiestas plenas de bendiciones en las que manifieste el resplandor de su paz verdadera.
Emitida desde la sede patriarcal en Damasco,
El 20 de Diciembre de 2013

Navideñas

Nacimiento Virginal

El decir que José “No la conoció (a María) hasta que dio a luz a su hijo”, no indica que la conoció después del parto. La palabra hasta, en sí, señala lo que sucedió durante todo el tiempo anterior al parto, pero no dice nada respecto al posterior. Es como cuando uno dice: “Estuve en la casa en la mañana”, pues esto no quiere decir que en la tarde estuvo fuera. Leamos este ejemplo del libro de Génesis: en la historia del diluvio, Noé despidió un cuervo para examinar si la tierra había secado; el relato dice: “El cuervo no volvió hasta que se secó la tierra” (Gén. 8: 7). Pero sabiendo que el cuervo nunca regresó, entendemos que la palabra hasta procuraba mostrar el abandono del cuervo antes de que la tierra se secase, sin importar lo acaecido después. Lo mismo sucede con san Mateo cuando dice que José “No la conoció hasta que dio a luz a su hijo”, pues lo que le importaba es enfatizar el nacimiento virginal, o sea, que lo concebido en la Virgen es del Espíritu Santo, sin decir nada de lo que después pasó o no con María y José.

Quizás alguien se pregunta: “¿Por qué san Mateo no atestiguó la virginidad de María también después del parto?”

El centro de atención del Evangelista era el Mesía, en quien se han realizado las profecías del Antiguo Testamento; su narración sobre el Nacimiento no busca describir la devoción de la Iglesia hacia la Virgen María, sino el acontecimiento salvífico de la Encarnación. Pero la Iglesia, desde sus primicias, ha sostenido que María permaneció Virgen antes, durante y después del parto, como parte de la auténtica devoción hacia la Madre de Dios. No es ni razonable ni recto pensar en que las entrañas que Dios ha consagrado con su presencia fueron dispuestos a otra preocupación; ella se quedó siempre al lado de su hijo “guardando todo en su corazón.” Permaneció siempre Virgen, “Betulah”, palabra hebrea que significa “morada de Dios”, de Dios y nada más de Él.

Frases de la sobre la Natividad

  • Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mt 1:21)
  • …os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo;  11 porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lc 2:10-11)
  • Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace.  (Lc 2:14)

Boletín del 22/12/2012

Domingo anterior a Navidad

Alégrate, Belén, y prepárate, oh Éfrata,
porque la Virgen viene a la cueva
para dar a luz a Dios inefablemente.
¡Qué temible misterio es! Abraham, Isaac y Jacob,
los patriarcas y todos los profetas,
los hombres con los ángeles festejan
con júbilo este Nacimiento divino.
                                                                     Exapostelario

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de Resurrección

Tono 1

audioCuando la piedra fue sellada por los judíos
y tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador, concediendo al mundo la vida.
Por lo tanto, los poderes celestiales clamaron a Ti, oh Dador de Vida:
“¡Gloria a tu Resurrección, oh Cristo¡ ¡Gloria a tu Reino!
¡Gloria a tu plan de Salvación, oh único Amante de la Humanidad!”

Tropario Previo a Navidad

Tono 4

audio¡Belén, prepárate que ya, ha sido abierto el Edén!
¡Que te dispongas, Éfrata: porque la vida floreció
de la Virgen en la gruta!
Su vientre se mostró paraíso espiritual,
en él se plantó el madero celestial,
del cual comemos y vivimos,
jamás como Adán moriremos.
¡Cristo ha nacido y ha restaurado
la imagen antes caída!
 

Tropario del Domingo

Tono 2

Grandes son las obras de la fe;
pues los tres santos jóvenes se regocijaron
en la fuente de las llamas
como si estuvieran en las aguas del descanso;
y el profeta Daniel apacentaba a los leones
como si fueran corderos:
Por sus intercesiones, oh Cristo Dios,
ten piedad de nosotros.

Condaquio de la Navidad

Tono 3

audioHoy la Virgen viene a dar a luz inefablemente,
en humilde gruta, al sempiterno Verbo.
Gózate, oh universo, al escucharlo;
alaba, con las potestades y pastores,
a quien por voluntad se revela, al nuevo niño,
al eterno Dios.

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (11:9-11;32-40)

Hermanos: Por la fe, Abraham peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. Pues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

Y, ¿a qué continuar? Pues me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Estos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron la promesa. Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.

Evangeio según San Mateo (1: 1-25)

Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David.

David engendró, de la que fue mujer de Urías a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequias, Ezequias engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos cuando la deportación a Babilonia.

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.

Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de juntarse ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Mientras estaba pensando en esto, he aquí que el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa “Dios con nosotros”. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz a su hijo y le puso por nombre Jesús.

Mensaje pastoral

¡Nos ha buscado el Salvador!

«Le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.»

Fue el mandato del Ángel a José el comprometido de María. El nombre Jesús significa en hebreo «Dios salva». También el Ángel que se presentó a los pastores, como nos cuenta el Evangelio según san Lucas, les anunció que «les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador». En nuestras oraciones, no cesamos de exclamar: «¡Sálvanos, oh Hijo de Dios!» «Por las intercesiones de la Madre de Dios, oh Salvador, ¡sálvanos!»; y concluimos todos nuestros rezos con la frase «¡Por las oraciones de nuestros padres, oh Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos!» Término que ocupa un lugar preponderante en nuestro culto y que muchas veces lo repetimos con inercia automática: ¿a qué se refiere la “Salvación”? ¿Que nos salve de qué?

Los judíos esperaban un Mesías que les salvara del yugo de los romanos y que les diera la liberación política y restaurara el reino de David. Por eso les decepcionó el aspecto de Jesús el Nazareno, manso y humilde desde el pesebre. Esperaban —como muchos se limitan a hacer— tan solo una salvación de los peligros y males que pudieran cercar su existencia: enemigos, enfermedades, accidentes, Etc. A éstos Cristo no les satisface como salvador, y ante cualquier malestar se quejan y hasta blasfeman.

Otros piensan que la salvación es un estado que tiene que ver con la vida venidera, de tal modo que en esta vida sufrimos y aguantamos a fin de conseguir la salvación en la eternidad. Eso contradice a lo que el Señor anunció a Zaqueo, la persona de pequeña estatura que le recibió: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (Lc 19:10). Entonces no se trata de algo futuro sino de una gracia que se recibe hoy y aquí.

San Pablo describe la salvación de esta manera: «[…] ustedes que se han despojado del hombre viejo con sus obras y se han revestido del hombre nuevo que se va renovando hacia el conocimiento, según la imagen de su Creador» (Col 3:9-10). Entonces no se trata ni de protección externa ni de paz futura sino de una restauración presente de mi naturaleza corrupta —el hombre viejo con sus defectos y vicios: ira, envidia, distracción, egoísmo, soberbia, concupiscencia— hacia el hombre nuevo, Jesucristo. Este cambio procurado, llámese salvación, conversión o curación es la Gracia a la que el cristiano tiene acceso en la Iglesia: confesión, lectura espiritual, vigilia, oración, vida comunitaria y acercamiento al santo Cáliz. Por eso, los santos Padres frecuentemente se refieren a la Iglesia como hospital salvífico: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal» (Lc 5:31).

¡Cree y serás salvado!, una frase que suele malinterpretarse como si la salvación fuera una acción estática condicionada con cierta confesión dogmática. En realidad, esta comprensión es muy lejana al concepto bíblico. La salvación es un proceso permanente, una renovación constante en el Señor; como una línea gráfica de ondas variadas pero finalmente ascendente sinfín ante la vista de Dios. Cuando esta renovación-salvación empieza a tocar el corazón de nuestra vida, los peligros por más severos que sean se muestran a final de cuentas como tentaciones beneficiosas que nos acercan al cuidado paterno de Dios, y la promesa de la paz futura vuelve una certeza y anticipación consoladoras.

La celebración navideña —luces, ropa nueva, árbol, obra benéfica y, sobre todo, participación litúrgica y sacramental intensificada— precisamente nos debe colocar alegremente en la memoria de esta renovación que nos ha sido dada con la Encarnación de Verbo que «habitó entre nosotros», y fortalecer nuestra «buena voluntad» con respecto a la iniciativa divina que los ángeles anunciaron una vez y para siempre: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz (salvación) a los hombres de buena voluntad!» Amén.

Nuestra Fe y Tradición

El Icono de la Natividad

El icono nos describe, con colores, la reunión del cielo y la tierra al festejar “la llegada de la plenitud de los tiempos”.

El ángel se inclina hacia los pastores, gente humilde y marginada,  anunciándoles el suceso, mientras los magos se dirigen hacia el Rey representando la participación de los páganos que no se habían preparado por ninguna historia profética, mientras los judíos si.

Se acercan al niño nacido un buey y un asno que, participando en esta celebración universal, nos recuerdan la profecía de Isaías: “conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne.” (Is.1:3).

Un hombre vestido de lana está platicando con José; ha de ser el tentador (Satanás) tratando de alentar las dudas de José sobre este inefable parto: “¿Qué es este suceso, oh María, el cual veo en ti? … En lugar de honor me has traído vergüenza; en lugar de alegría, tristeza; …”. Mas Dios, quien no permite tentaciones que sobrepasen nuestros esfuerzos, iluminó al justo José, enseñándole la pureza de la Virgen.

He aquí que la Madre de Dios está acostada en la entrada de la gruta, rodeada con un nimbo que parece grano de trigo, ¡cómo no, ella es la madre de la Vida! La Virgen “guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lu.2:19). También, está mirando a cada uno de nosotros invitándole a que, por su parte, dé a luz a Cristo.

En medio del esplendor de este festejo sobresales, oh Señor, con tu divina quietud, y tu pesebre nos parece como un sepulcro: el primero lleva a la Vida para que del segundo nos brote la vida.

“nos prosternamos ante tu Nacimiento, oh Cristo, muéstranos tu divina Epifanía”

¿San Nicolás o Santaclaus?

En estos días navideños nos topamos con frecuencia con esta figura que trae cierta alegría a nuestros hogares y una sonrisa agradable en el rostro de los niños y, ¿por qué no?, en los corazones de los adultos cuya vida se fatiga por la dureza de la vida real. ¿Hemos de aceptar esta imaginación o no? ¿Enfrentamos a nuestros niños con la realidad o no? ¿Es cierto que es un invento de Coca Cola? La respuesta a estas interrogaciones no cambiará nada de la realidad: Santaclos cada año injerta mucha alegría y energía en la vida contemporánea.

Si bien no me serviría de nada hablar de la veracidad del personaje de Santaclos, el recuerdo de su prototipo –persona auténtica y verás– ayudará a purificar esta figura del mundanismo que la reviste: San Nicolás Obispo de Mira en Licia.

Es uno de los Santos más grandes de la Iglesia, desde Oriente hasta Occidente. Todas las Iglesias: Ortodoxa, Catolico Romana, Siriaca, Maronita, Copta, Armenia conmemoran a este gran Santo el día 6 de diciembre; es el Santo patrono y protector –en un país y otro– de los alumnos, de los niños bien portados, de los marineros, de los pescadores, de los vinateros, de los comerciantes, de los peregrinos, en fin: Es un gran Santo de la Iglesia universal.

El Tropario nos plantea tres virtudes del Santo que trazan la vida de cristiano en sus tres dimensiones: “La verdad de tus obras te ha mostrado a tu rebaño cual regla de fe, icono de mansedumbre y maestro de abstinencia”. La fe describe la relación con Dios; la mansedumbre describe el trato con el prójimo; y la abstinencia describe el comportamiento del hombre consigo mismo.

“Regla de Fe”. La fe cristiano no acepta cualquier sincretismo. San Nicolás defendió la recta fe y participó en el Primer Concilio Ecuménico y condenó la herejía de Arrio. Su mansedumbre y bondad no significaban relajamiento en la fe entregada “una vez y para siempre”. El cristiano en su relación con Dios tiene reglas, que son las Santas Escritura, las enseñanzas de los Santos padres y la prédica y la práctica de la Iglesia. La fe minimizada a las caricias del intelecto y sentimientos personales es ajena a la recta y sobria fe de san Nicolás. La fe cristiana no puede ser en alguien o algo más que en Jesucristo como “Autor y Consumador de nuestra fe” (Heb 12:2).

“Icono de mansedumbre”. Ésta es la expresión del amor, la manifestación externa de la fe. El cristiano expresa su fe, sobre todo, mediante el modo de convivir con el prójimo: “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a Quien no ve” (1Jn 4:20). De esta manera la mansedumbre abrió la vida de Nicolás hacia el prójimo: hacia las jovencitas cuyo padre no podía pagar la dota, hacia los huérfanos y viudas, hacia los tres oficiales condenados injustamente. La mansedumbre es el aspecto auténtico y vencedor del cristiano: “¡Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra.”

“Maestro de abstinencia”. Es una palabra ruda y ajena a lo que nuestra era plantea. “Abstinencia”, “continencia”, “castidad” son antónimos de “consumismo”, “distracción”, “libertinaje”. No se trata de una cualidad que pertenece a los monjes y clérigos sino a todo cristiano. En griego la palabra equivalente ενγράτεια significa “control de sí”, tener una autoridad sobre las rebeliones interiores. En árabe la palabra es “Iffa” y es desarrollo de un término que significa “salud”. Entonces la abstinencia no es una actitud negativa que rechaza el consumismo del mundo, sino un ejercicio positivo que inculca al hombre un control y dominio sobre sí y lo conduce en una vida saludable para el cuerpo y, sobre todo, para el alma. Si bien nos consta que el consumismo que el mundo ofrece generosamente nos está llevando a una incapacidad y mediocridad fétidas, la vida de san Nicolás y de los santos en cada era nos muestra la abstinencia positiva –ayuno, moderación, oración, prosternación, perdón, esfuerzo contra las pasiones, esfuerzo a favor del cambio y la conversión– como un camino hacia la salud.

Fe, mansedumbre y control de sí son las tres virtudes de san Nicolás que vale la pena contemplemos estando a las puertas de Navidad. Y regresando a Santaclos como caricatura –en el sentido serio y positivo de la palabra– de san Nicolás, podemos contemplar en su sonrisa la mansedumbre del Obispo de Mira, en su bastón la fe recta y en su cíngulo la ceñidura de la abstinencia. Y sí queremos dar figuras a nuestro niños, digámosles que Santaclos es amable y manso con todos los niños del mundo sin discriminación ninguna; que su fe y amor a Dios está por encima de todo y que no acepta celebremos la fiesta, siendo el festejado “Dios con nosotros” ausente de nuestras vidas; y que Santaclos se desvela para dar descanso a los menesterosos, ayuna para dar bocadillo al necesitado, tiene agujeras bajo los ojos para trazar una sonrisa en el rostro de los niños, pero todo ello lo hace cada día más fuerte y más saludable. Es entonces cuando vuelve de veras un símbolo por Navidad.

Santaclos no es un escape de nuestra realidad: san Nicolás es nuestro guía hacia una realidad más real basada en la fe, la mansedumbre y el dominio de Sí. Cuyas intercesiones sean por nosotros. Amén.

Frases Bíblicas

  • Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. (Miq 5:2)
  • El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. (Is 9: 2)
  • Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas  y en sombra de muerte,  para guiar nuestros pasos  por el camino de la paz. (Lc 1, 78-79)

 

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