Boletín del 26/08/2012

12°  Domingo de Mateo

Cristo ha Resucitado. Nadie puede dudarlo
porque se ha aparecido a María:
después se dejo ver por los que iban a pescar:
y se manifestó a los once discípulos sentados a quienes envió a Bautizar,
y subió al cielo de donde descendió.
Probando sus enseñanzas con muchos milagros.
                                                                                                                                                                               Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte.
y Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades y concedió al mundo la gran misericordia.

Condaquio del Nacimiento de la Virgen

 Tono 4

Por tu santo Nacimiento, oh Purísima,
Joaquín y Ana fueron librados de la pena de la esterilidad,
Adán y Eva, de la corrupción de la muerte,
y tu pueblo lo celebra siendo redimido de la culpa de sus transgresiones al exclamar:
“La estéril da a luz a la Madre de Dios, la alimentadora de nuestra vida.”

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (15: 1-11)

Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que les prediqué, que han recibido y en el cual permanecen firmes, por el cual también son salvados si lo guardan tal como se lo he predicado; de otra suerte, en vano habrían abrasado la fe.

Porque les transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo.

Pues yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios. Mas, por la Gracia de Dios, soy lo que soy; y su Gracia no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la Gracia de Dios que está conmigo.

Pues bien, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos, y esto es lo que han creído.

Evangelio según San Mateo (19: 16-26)

En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un joven y le dijo: «Maestro bondadoso, ¿qué bien he de hacer para conseguir vida eterna?» Él le dijo: «¿Por qué me llamas “bondadoso”? Uno solo es el Bondadoso, quien es Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» Le dijo él: «¿Cuáles?» Y Jesús respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» El joven le dijo: «Todo eso lo he guardado desde temprana edad, ¿qué más me falta?» Le respondió Jesús: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad les digo, que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los cielos.» Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible.»

Mensaje Pastoral

Dura es la palabra de Dios

 En la lectura evangélica de hoy, un joven vino a donde Jesús buscando «la vida eterna». Cristo le dijo con el corazón en la mano: «Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.» Se lo dijo porque supo que la riqueza fue para este joven –como lo es para muchos– un tropiezo en el camino. Luego dice Jesús a sus discípulos: «Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Ellos se escandalizaron por la dureza de la palabra del Señor y, extrañados –al igual que nosotros–, dijeron: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Y en otra ocasión, los discípulos le reclamaron: «Dura es esta   doctrina,   ¿quién   puede   escucharla?»     (Jn 6:60).

Cuando el joven le respondió a Jesús: «Todo eso (los diez mandamientos) lo he guardado desde mi juventud», Jesús no lo justificó, como hubiera hecho cualquier maestro dela Ley, ni lo alabó, sino que «lo amó» –nos informa exclusivamente el Evangelista Marcos (Mc 10:21)–, y «al que ama el Señor, disciplina» (Heb 12:7). Cristo amó al Joven rico y, por eso, le ofreció esta vocación, que no era tanto el «vende todo y repártelo a los pobres», sino  el «ven y sígueme». Jesús, en su plena sabiduría, supo que el apego a lo material le impedía seguir la vocación.

Dice el Señor, por la boca del profeta Jeremías: «¿No es así mi palabra, como el fuego, y como un martillo golpea la peña?» (Jr 23:29). También dice: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra […] ¿Creen que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, se lo aseguro, sino división.» (Lc 12:49-51). El camino que Cristo ofrece no se identifica con una religiosidad ligera que busca «paz» que acaricia nuestras emociones religiosas; Él no adorna las dificultades para que aparezcan atractivas, sino que llama a las cosas por su propio nombre.

La verdad es que una persona rica en su dinero, a menudo se preocupa por éste a tal grado que llega a considerarlo como el «salvador»; y sin darse cuenta, la abundancia de riquezas lo va empujando hacia la idolatría, de donde caerá. Jesús dispone como salida de esta trampa repartir y compartir la riqueza con los necesitados. Es cierto que uno solo no puede resolver los problemas de la pobreza en el mundo, pero sí todos –estemos donde estemos– nos topamos con pobreza. Entonces compartamos con los que necesitan de nosotros, en cuyo camino Dios nos ha puesto; que nuestra ayuda sea verdadera y efectiva y no simbólica. La virtud de esta acción es doble: quema la adhesión al dinero que está en mi interior, y con la caridad afirma el amor hacia mis hermanos.

Quizás esta práctica turba a uno si las riquezas lo tienen sometido, pero recordemos que la bondad y la salvación cristianas requieren de fatigas, esfuerzo, sacrificio y dominio de sí, porque la palabra de Dios es «como fuego, como un martillo que golpea la peña.»

Nuestra Fe y Tradición

El Altar

El Altar o Santa Mesa es el corazón y el punto central del templo ortodoxo. Aquí se ofrecen los dones eucarísticos de pan y vino al Padre como Cristo nos mandó hacer. El Santo Altar, generalmente de forma poliédrica rectangular, esta separado de los muros y usualmente cubierto de manteles. Al centro se pone un tabernáculo, con la Santa Comunión reservada para los enfermos, y detrás de él, los candelabros. El Libro de los Evangelios se encuentra siempre en la Santa Mesa, aun cuando la Divina Liturgia no se esté celebrando. En el Santuario detrás de la Santa Mesa, hay una Cruz grande, frecuentemente con la figura de Cristo pintada en ella.

Vida de Santos

La Decapitación de San Juan Bautista

29 de Agosto

La ardiente predicación del Bautista y su santidad y milagros, atrajeron la atención de los judíos sobre él y algunos empezaron a considerarle como el Mesías prometido. Pero Juan declaró que él no hacía más que bautizar en el agua a los pecadores para confirmarlos en el arrepentimiento y prepararlos a una nueva vida, pero que había Otro, que pronto se manifestaría entre ellos, que los bautizaría en la virtud del Espíritu Santo y cuya dignidad era tan grande, que él no era digno de desatar las correas de sus sandalias. No obstante eso, el Bautista había causado tal impresión entre los judíos, que los sacerdotes y levitas de Jerusalén fueron a preguntarle si él era el Mesías esperado. Y San Juan confesó y no negó y dijo: “Yo no soy el Cristo”, ni Elías, ni uno de los profetas. Juan proclamó la mesianidad de Cristo en el bautismo y, precisamente al día siguiente de aquél en que los judíos habían ido a interrogarle, llamó a Jesús “el Cordero de Dios.”

Y Cristo declaró que Juan era más grande que todos los santos de la antigua ley y el más grande de los nacidos de mujer. Heredes Antipas, el tetrarca de Galilea, había repudiado a su esposa y vivía con Herodías, quien era juntamente su sobrina y la esposa de su medio hermano Filipo. San Juan Bautista reprendió valientemente al tetrarca y a su cómplice por su conducta escandalosa y dijo a Herodes: “No te es lícito vivir con la mujer de tu hermano.” Herodes temía y respetaba a Juan, pues sabía que era un hombre de Dios, pero se sintió muy ofendido por sus palabras. Aunque le respetaba como santo, le odiaba como censor y fue presa de una violenta lucha entre su respeto por la santidad del profeta y su odio por la libertad con que le había reprendido. Finalmente, la cólera del tetrarca, azuzada por Herodías, triunfó sobre el respeto. Para satisfacer a Herodías y tal vez también por temor de la influencia que Juan ejercía sobre el pueblo, Herodes le encarceló en la fortaleza de Maqueronte, cerca del Mar Muerto. Cuando el Bautista se hallaba en la prisión, Cristo dijo de él: “¿A quién fuisteis a ver? ¿A un profeta? En verdad os digo, a un profeta y más que un profeta. De él es de quien está escrito: He aquí que envío a mi ángel delante de ti para que te prepare el camino. En verdad os digo, no hay entre los nacidos de mujer ninguno más grande que Juan el Bautista.”

Pero Herodías no perdía la ocasión de azuzar a Herodes contra Juan y de buscar la oportunidad de perderle. La ocasión se presentó con motivo de una fiesta que dio Herodes el día de su cumpleaños a los principales señores de Galilea. Salomé la hija de Herodías y de Filipo, danzó ante los comensales con tal arte, que Herodes juró concederle cuanto le pidiera, aunque fuese la mitad de sus dominios. Herodías aconsejó a su hija que pidiese la cabeza del Bautista y, para impedir que el tetrarca tuviese tiempo de arrepentirse, sugirió a Salomé que exigiese que la cabeza del santo fuese inmediatamente traída en una fuente, el tirano dio inmediatamente la orden de que le decapitasen en la prisión y de que trajesen en una fuente su cabeza a Salóme. La joven no tuvo reparo en tomar el plato en sus manos y ofrecérselo a su madre. Así murió el gran precursor del Salvador, el profeta más grande “de cuantos han nacido de mujer.” En cuanto se enteraron de la noticia, los discípulos del Bautista recogieron su cuerpo, le dieron sepultura y fueron a contarlo a Jesús. “Y habiéndolo oído, Jesús se retiró… a un sitio del desierto.”

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo también el abad Antonio: «Dios no permite que esta generación sufra el ataque del demonio porque sabe que son débiles y no lo pueden soportar».
  • Decía el abad Macario: «El recordar el mal que nos han hecho los hombres, impide a  nuestra mente el acordarnos de Dios. Pero si recordamos los males que nos causan los demonios, seremos invulnerables».
  • Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud».

Boletín del 19/08/2012

Despedida de la Dormición de la Madre de Dios

Apóstoles, reúnanse de todas las regiones,
acá en el pueblo de Getsemaní,
acuesten mi cuerpo; y Tú,
Dios mío e hijo, recibe mi alma.
                                                                                  Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Tropario de la Dormición

Tono 1

En el parto conservaste la virginidad y
en la Dormición no descuidaste al mundo, oh Madre de Dios;
porque te trasladaste a la vida por ser la madre de la Vida. 
Por tus intercesiones, salva de la muerte nuestras almas.

Condaquio de la Dormición

Tono 2

A la Madre de Dios, que no descuida su intercesión,
la esperanza indesairable de quienes piden su protección,
no pudieron retenerla ni el sepulcro ni la muerte;
porque siendo la Madre de la Vida fue trasladada a la vida
por Quien habitó en su seno conservándola siempre Virgen.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (9: 2-12)

Hermanos: ¡El sello de mi apostolado son ustedes en el Señor! He aquí mi defensa contra mis acusadores: ¿Por ventura no tenemos derecho a comer y beber? ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer como hermana, al igual que los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas? ¿Acaso únicamente Bernabé y yo estamos privados del derecho de no trabajar? ¿Quién ha militado alguna vez a costa propia? ¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿Quién apacienta un rebaño y no se alimenta de la leche del rebaño?

¿Hablo acaso al modo humano o no lo dice también la Ley? Porque está escrito en la Ley de Moisés: «No pondrás bozal al buey que trilla.» ¿Es que se preocupa Dios de los bueyes? O bien, ¿no lo dice expresamente por nosotros? Por nosotros ciertamente se escribió, pues el que ara, en esperanza debe arar; y el que trilla, lo hace con la esperanza de recibir su parte. Si en ustedes hemos sembrado lo espiritual, ¿es gran cosa que segaremos de ustedes lo material? Si otros participan de este derecho sobre ustedes, ¿cuánto más nosotros? Sin embargo, nunca hemos hecho uso de este derecho. Al contrario, todo lo soportamos para no crear obstáculo alguno al Evangelio de Cristo.

Evangelio según San Mateo (18: 23-35)

Dijo el Señor a sus discípulos: «El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.” Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien denarios; lo agarró y, ahogándolo, le decía: “Paga lo que debes.” Su compañero, cayendo a sus pies le suplicaba: “Ten paciencia conmigo que ya te pagaré.” Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” Y encolerizado su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía. Esto mismo hará con ustedes mi Padre celestial, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.»

Mensaje Pastoral

¡Perdona nuestras deudas!

El rey que aparece en la parábola es el Señor, a Quien pertenece «el poder de la remisión de los pecados». Parece que el Reino de Dios requiere justicia, y que el Señor ajustará cuentas con los siervos. Pero los criterios de su juicio difieren de lo humano: la justicia de Dios es su amor, y eso explica la contradicción aparente en las dos frases del Salmo que leemos en el servicio de Completas: «atiéndeme con tu justicia / y no entres en juicio con tu siervo» (Sal 142:2). Pues «atiéndeme con tu justicia» –a saber, con tu misericordia– remata con «no entres en juicio con tu siervo», ya que nadie tiene el mérito y la dignidad sino por la Gracia de Dios.

En la parábola, el amo juzgó a su siervo de la misma manera; pues si lo hubiera juzgado según nuestra justicia humana, hubiera sido vendido «él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía». Pero la diferencia entre los juicios del Señor y los nuestros es tan grande como la diferencia entre misericordia y derechos, entre amor e intereses, entre perdón y venganza.

Los números que la parábola menciona son dignos de atención. Pues mientras el siervo debía al Señor diez mil talentos (diez mil era el número más grande de aquel tiempo), el otro siervo le debía solamente cien denarios. ¿Qué es lo que un hombre le puede deber a otro? Algún dinero, servicio o maltrato; pero a Dios le debemos todo. Si contempláramos la grandeza de los divinos dones para con nosotros, comprenderíamos lo inalcanzable que es su amor y que nuestra deuda es imposible de pagar.

La parábola deja en claro porqué el Rey condenó al siervo: no por estar endeudado sino por ser «siervo malvado»; no por la gran deuda que debía sino por la pequeña que no perdonaba.  Nuestro pecado consiste en que no tratamos al prójimo de la manera con la que Dios nos atiende.

«Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.» Nuestra actitud horizontal (con nuestros deudores) condiciona nuestra petición vertical (perdona nuestras deudas). Cada vez que digamos esta frase en el «Padre nuestro», cuidemos que nuestra petición no sea propia condenación sino un gemido que atraiga la ternura de Dios y ablande la dureza de nuestro corazón.

«No será justificado ante Ti ningún viviente» (Sal 142:2) sino el que se apiada del prójimo y olvida sus ofensas. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Lo que creemos sobre la Dormición

La Iglesia ha sostenido siempre que el cuerpo de María se vio libre de la corrupción, que su alma se reunió nuevamente con él y que la Virgen fue transportada al cielo, como símbolo único de la resurrección que espera a los hijos de Dios. La preservación de la corrupción y la Asunción de María son una consecuencia lógica de la pureza absoluta de la Madre de Dios. Su cuerpo no había sido nunca manchado por el pecado, había sido un templo santo e inmaculado, en el que había tomado carne el Verbo Eterno. Las manos de María habían vestido y alimentado en la tierra al Hijo de Dios, quien la había venerado y obedecido como madre. Lo que no sabemos con certeza es si la Virgen murió o no; la opinión más general es que sí murió, ya fuese en Éfeso o en Jerusalén. Aun en el caso de que la fiesta de hoy sólo conmemorase la Asunción del alma de María, su objeto seguiría siendo el mismo; porque, así como honramos la llegada del alma de los santos al cielo, así, y con mayor razón todavía, debemos regocijarnos y alabar a Dios el día en que la Madre de Jesucristo entró en posesión de la gloria que su Hijo le tenía preparada.

Vida de Santos

San Tadeo el Apóstol

21 de Agosto

El Apóstol era judío, de la ciudad de Edesa, de un profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras; peregrinó a Jerusalén en tiempo de Juan el Bautista. Al escuchar Tadeo la prediga del Precursor y viendo la vida angelical que llevaba, lo impresiono tanto que fue bautizado por Juan. Sin embargo, al oír la enseñanza y al ver los milagros de nuestro Señor Jesucristo lo siguió a él. Luego de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo regresó a su ciudad natal Edesa, curando a muchos de la lepra, e iluminando con la Palabra de la Verdad, construyo Iglesias en Siria llegando hasta Beirut. Tadeo también en Beirut con la gracia de Dios enseño el Evangelio y bautizó a muchos. Por último, entregó su espíritu a Dios de paz, después de que en su vida aplicara plenamente el mandato otorgado por Nuestro Señor Jesucristo a los Apóstoles: “Id, pues, y enseñad a todos las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que observen todo cuanto os he ordenado.” (Mateo 28:19)

 Frases Biblicas

  • Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día. (Jn 6:54.)
  • Jesús le contestó: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá (Jn 11:25)
  • Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, ya no tendrá más hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá sed (Jn 6:35)

Boletín de la Dormición

La Dormición de la Madre de Dios

15 de agosto

Apóstoles, reúnanse de todas las regiones,
acá en el pueblo de Getsemaní,
y acuesten mi cuerpo;
y Tú, Dios mío e hijo, recibe mi alma.
                                                                                       Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Dormición

Tono 1

En el parto conservaste la virginidad
y en la Dormición no descuidaste al mundo, oh Madre de Dios;
porque te trasladaste a la vida por ser la madre de la Vida.
 Por tus intercesiones, salva de la muerte nuestras almas.

Condaquio de la Dormición

Tono 2

A la Madre de Dios, que no descuida su intercesión,
la esperanza indesairable de quienes piden su protección,
no pudieron retenerla ni el sepulcro ni la muerte;
porque siendo la Madre de la Vida fue trasladada a la vida
por Quien habitó en su seno conservándola siempre Virgen.

 Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (2: 5-11)

Hermanos: Haya en ustedes este mismo pensar que en el Cristo Jesús; el cual, teniendo la condición de Dios, no consideró como usurpación el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y apareciendo en su porte como hombre, se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo que Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.

Santo Evangelio según San Lucas (10: 38-42, 11: 27-28)

En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.» Jesús le respondió y dijo: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas, mientras que una sola es la necesaria. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»

Y sucedió que, cuando Él decía estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.»

Mensaje Pastoral

La Dormición de la Virgen

Apóstoles reúnanse, de los confines todos, en el pueblo de Getsemaní, y acuesten mi cuerpo; y tu, Dios mío e Hijo, recibe mi espíritu.

Si la muerte de un santo es el día óptima para su conmemoración, entonces la Dormición de la santísima Madre de Dios es la fiesta más resplandeciente de ella. La Iglesia se prepara para la fecha del 15 de agosto con vigilia de 15 días, durante los cuales cantamos según nuestra fuerza el canon de Paráclesis (súplicas a la Madre de Dios) implorando la intercesión de la Venerabilísima: «Aquieta el huracán de mis pasiones y la tempestad de mis pecados.»

La celebración es la invocación de la presencia de la Madre de Dios cuya Dormición no ha sido sino un traslado «de la muerte a la vida». Los cantos de la Fiesta resumen dos acontecimientos: el primero es la muerte de la Virgen y la reunión de la Iglesia —los apóstoles, los obispos y los fieles junto con los ángeles— alrededor de su féretro con una tristeza resplandeciente parecida a la del Viernes Santo. (En la tradición de la Iglesia Griega, el día 15 de agosto se cantan a la Virgen Lamentaciones paralelas a las de la Sepultura del Señor). El segundo evento es el traslado de la Virgen en cuerpo a los Cielos. El Condaquio de la Fiesta dice: «A la Madre de Dios […] no pudieron retenerla ni el sepulcro ni la muerte.» y el Tropario: «[…] porque te trasladaste a la vida por ser la madre de la Vida.» Si bien los cuatro Evangelistas —concentrados totalmente en la prédica del Señor, su Pasión y  su Resurrección— no mencionaron nada sobre la Dormición de la Virgen y su Asunción, la Tradición de la Iglesia, desde los primeros siglos, tomó de los evangelios apócrifos los elementos y los detalles de la Fiesta. Nuestra Iglesia Ortodoxa jamás ha considerado el Traslado de la Virgen al Cielo en el cuerpo como un dogma, pero sí, una devoción eclesiástica indudable. Con otras palabras, la Asunción de la Madre de Dios no fue una necesidad salvífica en la Economía Divina, sino un fruto de su culminación en Pentecostés: el Espíritu Santo descendió sobre la Iglesia y se presentó en ella para elevarla al Cielo, y la Asunción de la Virgen no es sino la primicia y la imagen de esta ascensión humana. Por eso la presente Fiesta viene como sierre del año litúrgico que termina en agosto.

Alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.»

Algunos de los que leen apresurada y seleccionadamente este pasaje evangélico tienden a criticarnos en nuestra fe poniendo en duda la veneración a la Virgen María, como si Jesús regañara a la mujer que veneraba a su Madre. La Iglesia lee precisamente este texto bíblico en las Fiestas de la Madre de Dios —Nacimiento, Presentación en el Templo y Dormición— para alumbrar la lectura correcta del mismo. ¿Es lógico que el Evangelista Lucas, quien menciona el saludo del Ángel a María «Bendita eres entre las mujeres», y recita la oración de la Virgen «desde ahora todas la generaciones me llamarán bienaventurada», y la reverencia de Elizabeth «de donde a mí que la Madre de mi Señor venga a mí», pregunto, es lógico que Lucas muestre que Jesús rechace la veneración a la Virgen? Desde luego que no: Cristo en su respuesta a la mujer atribuye la bienaventuranza de su Madre, antes que todo, al hecho de que ella es de «los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.» La selección de la Virgen por Dios para que fuera el instrumento de la encarnación divina no fue accidental, sino porque ella por la oración y vida consagrada «oyó» la palabra de Dios y por la pureza «la guardó», de una manera que sus entrañas volvieron un lugar amplio para recibir al Autor de la creación, y que sus seños dieron de mamar al Alimentador de mundo entero. Entonces la respuesta de Jesús es, más bien, confirmación de la santidad de su Madre, quien «lo guardaba todo en su corazón».

«Se presentó la Reina a tu diestra, adornada y envuelta en vestido entretejido de oro.» Al contemplar la belleza de su virtud, se enciende en nosotros el celo hacia su pureza de tal modo que le pedimos fervorosamente: «Inunda de alegría mi corazón, oh Virgen, que recibiste la plena alegría». Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Sobre el Icono de la Dormición de la Madre de Dios

El icono de la “Asunción de la Santa Madre de Dios” presenta la dormición de la Virgen Maria y su asunción al cielo por parte de Jesucristo. En el icono de la “Asunción de la Madre de Dios” de Pskov, del siglo XIII, la Virgen, que se ha dormido, se encuentra rodeada por los apóstoles dolientes. Más allá de los apóstoles, están también los santos obispos. En las ventanas vemos a las mujeres, que lloran. En el icono prevalecen tonalidades oscuras y sombrías. Pero el manto sobre el que la Virgen se encuentra es luminoso y esto nos comunica que ella acepta con serenidad y alegría su muerte. En la base de la composición está el triángulo. Los personajes principales son la Madre de Dios, cuyo cuerpo está extendido sobre un catafalco, y Jesucristo, que se yergue sobre de ella y tiene en las manos a un niño fajado de vestidos resplandecientes de color blanco como la nieve. Este niño representa el alma inmaculada de la Virgen María.

La figura de Cristo Salvador es muy vertical. Con ello se afirma la contraposición y la superioridad de la vida inmortal en el reino de los cielos, con la muerte y la limitación de la vida sobre la tierra.

Golpea el dolor de los apóstoles: no entienden todavía la grandiosidad de lo que está sucediendo, del triunfo de la inmortalidad sobre la perfección de la vida terrenal de la Madre de Dios. Solía llevarse el icono de la Dormición a la casa de los moribundos. Esta imagen consolaba y daba paz: en el icono se afirma la inmortalidad del alma y la vida eterna.

La representación, en el mismo icono, al mismo tiempo, de más acontecimientos, fue una práctica normal y no suponía ninguna dificultad en la veneración de la imagen. Tal tradición también existió en el arte europeo, pero se extinguió hacia finales del siglo XV.

La Dormición de la Madre de Dios tuvo lugar en la casa de Juan Evangelista, dónde vivía después de la crucifixión de Cristo. Como es habitual, según la tradición y los cánones del lenguaje simbólico de la iconografía, no se representa la parte interior de la casa, sino las columnitas que marcan el edificio en que se está produciendo el hecho.

En el icono de la Dormición se representan dos espacios distintos. Uno es real: a él pertenecen el lecho de la Virgen, los apóstoles, los santos y el fondo arquitectónico; el otro es místico, es el de Cristo. Ambos espacios están vinculados a la acción mística, la asunción del alma de María: el espacio místico permanece invisible para los que están alrededor del lecho de María.

El Hijo de Dios, nacido de la Virgen, ha tomado semblante corporal y humano, ha venido a tierra y ha vivido en el normal espacio terrenal. Después de la crucifixión y la muerte sobre la cruz, ha resucitado y ha entrado en otro espacio “que no es de este mundo”, y que se indica en los iconos con la mandorla, la aureola, llena de fuerzas celestes: los ángeles “invisibles”.

Vida de Santos

La Dormición de la Virgen

15 de Agosto

Según la Tradicion: Aconteció una vez que la Santísima Virgen María se encontraba orando en el Monte de Eleón (cerca de Jerusalén) cuando se le apareció el Arcángel Gabriel con una rama de palma del Paraíso en sus manos y le comunicó que en tres días su vida terrenal iba a llegar a su fin y que el Señor se La llevará consigo. El Señor dispuso que, para ese entonces, los Apóstoles de distintos países se reunieran en Jerusalén. En el momento del deceso, una luz extraordinaria iluminó la habitación en la cual yacía la Virgen María. Apareció el propio Jesucristo, rodeado de Ángeles y tomó Su purísima alma. Los Apóstoles enterraron el purísimo cuerpo de la Madre de Dios, de acuerdo a Su voluntad, al pie de la montaña de Eleón, en el jardín de Getsemaní, en la gruta donde se encontraban los cuerpos de Sus padres y el de San José. Durante el entierro ocurrieron muchos milagros. Con sólo tocar el lecho de la Madre de Dios, los ciegos recobraban la vista, los demonios eran alejados y cualquier enfermedad se curaba.

Tres días después del entierro de la Madre de Dios, llegó a Jerusalén el Apóstol Tomás que no pudo arribar a tiempo. Se entristeció mucho por no haber podido despedirse de la Virgen María y, con toda su alma, expresó su deseo de venerar Su purísimo cuerpo. Cuando se abrió la gruta donde fue sepultada la Virgen María, Su cuerpo no fue encontrado y sólo quedaron las mantas funerarias. Los asombrados Apóstoles retornaron a su vivienda. Al anochecer, mientras rezaban, oyeron un canto angelical y al levantar la vista pudieron ver a la Virgen María suspendida en el aire, rodeada de Ángeles y envuelta en un brillo de gloria celestial. Ella les dijo a los Apóstoles: “¡Alégrense! ¡Estaré con ustedes todos los días!”

Condolencias:

“Donde yo esté, estará también mi servidor” (juan 12:26)

Su Eminencia Metropolita Antonio Chedraoui Arzobispo Mexico, Venezuela, Centro América y el Caribe

Su Excelencia Obispo Ignacio Samaan Obispo de Cesaria

Todo el clero de la arquidiócesis y todos los feligreses de las parroquias de Venezuela

Lamentan profundamente el sensible fallecimiento del

ARCHIMANDRITA  JOSEPH DIB

El párroco de la Catedral de San Antonio Abad en Caracas que falleció el día martes 7 de Agosto de 2012

¡Que su memoria sea eterna!

Archivo de Fotos

Sentencias de los Padres del Desierto

Caminar de la vida Espiritual 
  • El abad Pambo preguntó al abad Antonio: «¿Qué debo hacer?». El anciano contestó: «No confíes en tu justicia; no te lamentes del pasado y domina tu lengua y tu gula.
  •  Dijo San Gregorio: «De todo bautizado Dios exige tres cosas: una fe recta para el alma, dominio de la lengua; castidad para el cuerpo».
  •  El abad Pastor dijo: «La guarda del corazón, el examen de si mismo y el discernimiento, son las  tres virtudes que guían al alma»

خدمة جناز الدائم الذكر الأرشمندريت يوسف

 يوم الجمعة في العاشر من آب بنعمة الله تمت مراسيم تجنيز الدائم ذكره الأرشمندريت يوسف ديب، راعي كنيسة القديس أنطونيوس الكبير في كاراكاس فنزويلا الذي انتقل إلى رحمة الله عن عمر 62 سنة، خادماً لكنيسة الرب في فنزويلا منذ عام 1989.

ترأس صلاة الجناز صاحب السيادة الأسقف إغناطيوس سمعان ممثلاً راعي الأبرشية المتروبوليت أنطونيوس شدراوي، بحضور صاحب السيادة الأسقف لويس تينيو ممثلاً صاحب السيادة الكاردينال جورج أوروسا، وأصحاب السيادة المطران جورج كحالة راعي أبرشية فنزويلا للروم الملكيين والمطران أيسيدور بطيخة، كما وقدس الأب أوغسطين صعب رئيس الرهبة المارونية في فنزويلا ولفيف من آباء الكنيسة في فنزويلا.

بعد إتمام مراسم الجنازة قرأ قدس الأب غبرييل شموط كتاب تعزية مرسل من راعي الأبرشية يشدد فيه أبناء الرعية أمام المصاب الأليم ويقرظ كهنوت الأب الراحل.  كما وقرأ صاحب السيادة الأسقف تينيو كلمة للسيد الكاردينال يشارك فيها أبناء الكنيسة الأورثوذكسية آلامهم وصلواتهم. بدوره كلم صاحب السيادة الأسقف إغناطيوس أبناء الرعية عن المثلث الرحمات على أنه كان مثال الراعي الصالح الذي أولاً يحب الرب وثانياً يعرف خرافه بأسمائها وثالثاً يمحي وينقص ليزيد المسيح فيهم، وعن أن تكريمهم الأقصى له يكون بأن يكونوا متممين لطموحاته في أن يكونوا للكنيسة.

نسأل الله الرحمة والطوبى للأب الجليل والعزاء لأبناء الرعية.

ننشر في ما يلي نص كتاب التعزية الذي أرسله صاحب السيادة راعي الأبرشية

المسيح قام

سيادة الأخ الحبيب السيّد اغناطيوس أسقف قيصريَة الجزيل الإحترام

أبناؤنا الأحباء، إكليرس فنزويلا الجزيلي الورع

أبناؤنا الأحبّاء في كلّ فنزويلا

بقلب مدمّى حزين ومتألم وردنا خبر فقدان أخ وابن عزيز عامل نشيط ومخلص ووفيّ : حركة دائمة ونشاط مستمرّ، أعماله تدّل عليه. كان لنا عونا ومساعدا مخلصا : كنيسة كراكس وفالنسيا وماتورين خير شاهد على كلّ ما فعل.

لم يترك قرية واحدة ولا بيتا إلاّ وزاره وكان همّه الأوّل والوحيد أن يرفع شأن الكنيسة مبشرا بانيا مشجّعا وباعثا الحماس والتقوى في صدور أبنائنا.

نبأ انتقال الأرشمندريت يوسف صعقنا، كنّا نتصل به يوميا للإطمأنان والإستفسار ورغم التحسّن تغلّب الرحيل على البقاء وبقيت لنا الدمعة والألم والحسرة مع الإيمان الوطيد الثابت بأننا سنعمل بكلّ قوانا وجهدنا لمتابعة رسالته في العمل والبنيان والحفاظ على التراث الأصيل.

يا أخي ويا حبيبي، أنا أعزّي بك وليس لي من يعزّيني ، تقبّل منّي قبلة الوداع على أمل اللقاء القريب. وأمّا الأخ الحبيب الأسقف اغناطيوس فنكلّفه بالنيابة عنّا بالصلاة على روحه الطاهرة والقيام بكلّ ما يجب ، وأمّا الآباء الأجلاّء وجميع ذوي القربى الأحبّاء وجميع أبنائنا في فنزويلا، فلهم منّا أحرّ التعازي ، وسنسهر حتّى يكون خليفته من خيرة إكليرسنا، كما كان عليه الأب يوسف في الرعاية والنشاط. لذا تقديرا لخدماته الجلّة، سنمنحه وسام الأبرشيّة المذهّب والذي كنّا نتمنّى أن نمنحه إياه في حياته، ولكن مع الأسف نمنحه إيّاه بعد وفاته ونأمل أن يعلّق هذا الوسام في صالة الكنيسة في كاراكس.

وأنا الواثق كلّ الثقة بأن الرّب سيقبل فقيدنا في الأحضان السماويّة ، قائلا له : “نعمّا أيّها العبد الصالح الأمين ، كنت أمينا على القليل، سأقيمك على الكثير، أدخل إلى فرح ربّك”.

ونحن نصلّي دوما لنجعل ذكرى الأب يوسف خالدا دائما أبدا، آمين.

المكسيك، في الثامن من آب من العام  2012.

الأسيف 

† المتروبوليت أنطونيوس شدراوي

راعي أبرشية المكسيك وفنزويلا ووسط أميركا وجزر الكاريبي.

 

Funerarias del Siempre Recordado Archimandrita Joseph

Con la gracia de Dios fueron precedidas este viernes 10 de agosto las exequias funerarias del de memoria eterna Archimandrita Joseph Dib en la iglesia San Antonia Abad, por Su Excelencia Obispo Ignacio Samaán, auxiliar de nuestra arquidiócesis; en la misma estuvieron los representantes de las distinta Iglesias, Por la Iglesia Católica Romana, Su Excelencia Monseñor Luis Tineo Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Caracas en representación de su Eminencia el Cardenal Jorge Urosa Savino, Sus Excelencias Monseñor George Kajalek Obispo de la Iglesia Greco Melquita y Obispo Isidor Batija, Padre Agustín Saab  Superior de la orden  Maronita, Padre Ramón Vinke Cordinador de la Iglesias Históricas y otros representantes de las distintas Iglesias de Caracas, junto con toda la feligresía de nuestra comunidad . Al concluir el ritual funerario el Rev. Padre Gabriel Shammout leyó un comunicado enviado por Su Eminencia nuestro Arzobispo Metropolitano Antonio Chedraoui, seguido S. E. Obispo Luis Tineo dirigió unas palabras de parte del  Señor Cardenal en reconocimiento a la labor y hermandad realizadas por el Archimandrita Joseph  Dib y el acto finalizó con unas emotivas palabras de S. E. Obispo Ignacio Samaán.  De allí partimos al sepelio que se realizó en el cementerio de la Guairita ubicado en el Este de la Ciudad de Caracas.

Oremos por el descanso eterno y la memoria beata del siempre recordado Padre Joseph.

Archivo de Fotos

 

Fallecimiento del Archimandrita Joseph Dib

“Donde yo esté, estará también mi servidor” (juan 12:26)

Su Eminencia Metropolita Antonio Chedraoui Arzobispo Mexico, Venezuela, Centro América y el Caribe

Su Excelencia Obispo Ignacio Samaan Obispo de Cesaria

Todo el clero de la arquidiócesis y todos los feligreses de las parroquias de Venezuela

Lamentan profundamente el sensible fallecimiento del

ARCHIMANDRITA  JOSEPH DIB

El párroco de la Catedral de San Antonio Abad en Caracas que falleció el día martes 7 de Agosto de 2012

¡Que su memoria sea eterna!

 

وفاة المثلث الرحمات الأرشمندريت يوسف ديب

“حيث أكون أنا هناك أيضاً يكون خادمي” (يوحنا 26:12)

سيادة المتروبوليت انطونيوس شدراوي راعي أبرشية المكسيك وفنزويلا والكاريبي وأمريكا الوسطى

سيادة الأسقف اغناطيوس سمعان أسقف قيصرية

وعموم اكليروس الأبرشية وجميع رعايا فنزويلا

ينعون بمزيد اللوعة والأسف

قدس الأرشمندريت  يوسف ديب

كاهن كاتدرائية القديس انطونيوس الكبير في كاراكاس

الذي رقد على رجاء القيامة والحياة الأبدية يوم الثلاثاء 7 آب 2012

له الرحمة ولكم طول البقاء

ليكن ذكره مؤبداً

Boletín del 29/07/2012

8vo Domingo de Mateo

Cuando María vio los dos ángeles dentro del sepulcro, se maravillo.
Y cuando desconoció a Cristo, le pregunto, creyendo que fuese el jardinero,
diciendo: Señor mio, ¿Dónde colocaste el cuerpo de Jesús?
Pero cuando la llamo, reconoció que era el Salvador,
escuchando de él: No toques, porque aun no subo a mi Padre,
di esto a mis hermanos.
                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso;
a las Mirróforas los lamentos trocaste y
a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste,
oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.

Condaquio de la Transfiguración

Tono 7

Te transfiguraste en el monte, oh Cristo Dios,
y tus discípulos contemplaron tu Gloria según pudieron soportarla;
para que, cuando te viesen crucificado,
percibieran que tu Pasión fue voluntaria y
proclamaran al mundo que Tú eres verdaderamente el Resplandor del Padre.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (1: 10-17)

Hermanos: Les ruego, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengan todos un mismo hablar, y no haya entre ustedes divisiones; antes bien, estén unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. Porque, hermanos míos, estoy informado de ustedes, por los de Cloe, que existen discordias entre ustedes. Me refiero a que cada uno de ustedes dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo.» ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O han sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de ustedes fuera de Crispo y Gayo! Así, nadie puede decir que han sido bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.

Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio; y no con sabiduría de palabras, para no desvirtuar la cruz de Cristo.

Evangelio según San Mateo (14: 14-22)

En aquel tiempo, vio Jesús mucha gente y sintió compasión de ellos y curó asus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «Éste es un lugar desierto y se hace tarde. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen porqué marcharse; denles ustedes de comer.» Ellos le dijeron: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.» Él dijo: «Tráiganmelos acá.» Y ordenó a la gente sentarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente.

Mensaje Pastoral

Eucaristía

Parece que el milagro de la multiplicación de los panes tuvo una importancia excepcional en la conciencia de la Iglesia primitiva, que los cuatro Evangelistas lo mencionan y, más aún, Mateo y Marcos nos cuentan que el acontecimiento sucedió dos veces: en la primera, Jesús dio de comer a cinco mil hombres (Mt 14:13-21, Mc 6:31-44) y en la segunda, a cuatro mil hombres (Mt 15:32-38, Mc 8:1-10). Además, la multiplicación de los panes es una de las siete señales que san Juan expone en su Evangelio y que siempre las tiene vinculadas a cierta enseñanza; en el presente caso, el relato de san Juan (6:1-15) está ligado estrechamente con el Sermón de Jesús acerca del Pan de la vida (Jn 6:22-66): «Yo soy el Pan vivo, bajado del cielo», «el que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna». Entonces el lugar privilegiado que esta señal obtiene en la tradición bíblica se debe a su sentido eucarístico, y lo confirma el hecho de que los cuatro evangelistas describen la acción milagrosa del Señor –«levantando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes, se los dio a los discípulos»– de una manera casi igual a lo sucedido en la Última Cena ((Mt 26:26).

La lectura profunda del milagro, a la luz de su referencia eucarística, nos proporciona tres observaciones importantes:

Antes de efectuar el milagro, Jesús pidió a sus discípulos: «Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6:31). Como si les estuviera preparando antes del evento sublime que seguiría: cierto aislamiento del ruido del mundo; descanso para el alma «con Él», lejos de la agitación de las responsabilidades cotidianas; un «alto» para examinar lo que se ha hecho. Esta actitud preparatoria (serenidad, examen de conciencia profundo y penitencia) es indispensable para todo feligrés que se aproxima al santo Cáliz. La comunión frecuente, como una práctica propicia, no debe conducir a negligencia, ligereza y, en consecuencia, a menosprecio ante el «terrible Misterio». Parte de esta preparación es también el ayuno eucarístico: la multitud siguió a Cristo sin importarle las necesidades del cuerpo; sabían que ya la noche llegaba y que no tenían comida; sin embargo, la palabra de Jesús les hizo dejar de lado el pan de cada día, a semejanza de David: «Me olvidé de comer mi pan» (Sal 102:4). El ayuno antes de la Comunión es este olvido que provoca en el alma sed de la palabra de Dios, hambre del Pan de vida.

Podemos observar también que la muchedumbre ofreció todo lo poco que tenía (cinco panes y dos pescados) y recibió mucho más de lo que esperaba (sobraron doce canastos llenos). Así la Gracia sobreabunda en nuestra vida que la ofrecemos sinceramente en el santo Altar junto con el pan y el vino. ¡Es indigna y miserable! No importa: a partir de la penitencia, confesión y santa Comunión será injertada con la vida de Cristo.

Y el tercer punto digno de reflexión es que Cristo pretendió que los discípulos participaran en el milagro cuando «les mandó que acomodaran a todos por grupos sobre la verde hierba, y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta» (Mc 6:39). «Hágase todo con decoro y orden», dice san Pablo (1Cor 14:40). Y por medio de ellos, repartió el pan a todos los presentes: «los iba dando a los discípulos para que se les fueran sirviendo» (Mc 6:41); sin embargo, Él fue Quien efectuó el milagro. No es el sacerdote quien «da misa» sino que es meramente el «ministro del Misterio» tal como los discípulos lo fueron: Cristo mismo es el Sumo Sacerdote «que ofrece y es ofrecido». La Divina Liturgia, en su totalidad –gestos litúrgicos, vestimenta sacerdotal, cánticos y rúbricas–, procura colocarnos en esta realidad del gran milagro de la Eucaristía.

La preparación, el ayuno, el servicio y la ofrenda personal es lo que nos toca hacer ante la Cena milagrosa, Cristo se encarga de la multiplicación: de su Presencia desborda la Gracia en abundancia que el alma, jubilosa, exclama con lágrimas las palabras de san Isaac el Sirio: «Calma en mi las olas de tu Gracia.»

Nuestra Fe y Tradición

Leyendo el Icono de la Transfiguración

Cristo

En el centro de las representaciones iconográficas de la fiesta, resplandeciente de luz, aparece el Cristo. Los iconógrafos a menudo han sabido reproducir con gran maestría el concepto: cualquier parte del icono que se observe, desde los rostros de los personajes a los vestidos, a las rocas del paisaje, todo está iluminado por la luz procedente del Cristo.

Sus ropas son las blancas, las de la resurrección: la explosión de la divinidad, de la vida, de esa vida que es “la luz de los hombre.”

Sus vestidos blancos quieren expresar que es la fuente de luz: “Dios de Dios Luz de Luz”, como dice la confesión de nuestra fe. Es es blancura esplendorosa de los vestidos que el evangelista Marcos describe con admiración.

Está situado en un círculo de luz que significa la gloria, la divinidad, el infinito. Es Dios. Es como un sol, con títulos bíblicos que se aplican desde la antigüedad a Jesucristo.

Él es el Salvador de los hombres, verdadero hombre, con mirada misericordiosa, que irradia un gran amor salvador hacia todos.

La luz percibida por los discípulos (la luz tabórica) es de tonos apagados -es reproducida, en efecto, con un gris- comparada con aquella tanto más esplendorosa que rodea al Cristo: ésta es sólo una sombra de la luz inaccesible en la que habita el Señor.

 Moisés y Elías

Jesús está acompañado por dos personajes. Uno viejo, que es Elías; otro más joven, que es Moisés, representado a veces con un libro, que significa la ley.

De Jesús dan testimonio la ley (Moisés) y los profetas (Elías). Podeos Los dos son amigos de Dios, hombres de las montañas y de la oración, el hombre del Sinaí (Moisés), el hombre del Carmelo y del Horeb (Elías).

Los dos representan la totalidad de los hombres: Moisés a los muertos; Elías a los vivos, ya que el profeta fue arrebatado al cielo, según la tradición bíblica, y llevado por un carro de fuego, lamerkabah. Jesús es el Señor de vivos y muertos.

Los dos buscaron el rostro de Dios, pero no lo vieron; ahora lo contemplan en el rostro de Cristo, que es imagen del Padre.

Los Apóstoles

Los discípulos aparecen aterrados por la gloria del Señor, echados por tierra, en postura de terror sagrado. Quizá el iconógrafo quiere decir que nadie puede ver a Dios sin quedar totalmente sacudido por la fuerza de la visión. La luz y la voz del trueno los desconciertan. Son testigos que han experimentado la fuerza arrebatadora de una revelación tan fuerte y tan extraña.

Pedro vuelto hacia Jesús, todavía tiene ánimo para decir algo: “hagamos tres tiendas…” Parece que quiere que este instante quede eternizado en un gozo sin fin.

Juan, el mas joven, el testigo del Verbo, parece lanzado por una fuerza vigorosa; parece que quiere huir y tropieza. Se cubre el rostro ante el resplandor de una luz que parece cegar, más que la del mismo sol. Santiago, también por tierra, se cubre el rostro, incapaz de contemplar la gloria de su Maestro cara a cara.

Los tres están llenos de gloria. San testigos de la gloria y de la divinidad de Jesús, como serán testigos lejanos de la agonía de Jesús, de su verdadera humanidad, sujeta a los temores de la muerte.

Vidas de Santos

Los Santos Silas, Siluanos, Epenetos, Kriski y Andronicos los Apóstoles

Todos estos Santos eran parte de los setenta Discípulos de Nuestro Señor Jesucristo, que anunciaban el Evangelio. “He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez”. (2ª Epístola a los Corintios 11:27). De hecho, Silas en Filipos, (ciudad principal del distrito de Macedonia), fue golpeado y encarcelado junto con Pablo (Hecho de los Apóstoles 16:25-39), luego de haber seguido a Pablo por muchos viajes se convirtió en obispo de Corinto. San Kriski como obispo Karjidónos. Siluanos, como obispo de Salónica, donde lucho y sufrió mucho por la enseñanza del evangelio, de la misma forma luchó también Epenetos, como obispo Karthagenis y también el Santo Andronikos luchó para la difundir la fe de Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Sentencias de los Padre del Desierto

La Hospitalidad y la Misericordia con Alegría
  • Un hermano vino a ver a un ermitaño, y al marchar le dijo: «Perdóname, Padre, porque te he impedido guardar tu regla». Pero el anciano le respondió: «Mi regla es recibirte con hospitalidad y despedirte con paz».
  • Dos hermanos fueron a visitar a un anciano. Este tenía la costumbre de no comer todos los días. Al verles les recibió con gran alegría, y les dijo: «El ayuno tiene su recompensa, pero el que come por caridad cumple dos mandamientos: deja de hacer su propia voluntad y cumple el precepto de dar de comer a los hermanos».
  • Un anacoreta, muy observante, vivía cerca de una comunidad de hermanos. Unos monjes vinieron al monasterio en el que vivía aquella comunidad y fueron a ver al eremita. Y le hicieron comer fuera de la hora acostumbrada. Luego los hermanos le dijeron: «Padre, ¿no estás contristado?». Y él les respondió: «Yo sólo estoy triste cuando hago mi propia voluntad».

Boletin del 22/07/2012

7° Domingo de Mateo

y Memoria del Profeta Elías

Cuando María dijo: Se han llevado a mi Señor,
Simón Pedro y el otro discípulo, el amado del Señor,
se dirigieron rápido al sepulcro, y corrieron los dos
y encontraron las sábanas dentro.
Pero aparte el sudario que cubrió su cabeza,
por eso se quedaron hasta que verdaderamente vieron a Cristo.
                                                                                                                    Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario del Profeta Elías

Tono 4

Oh Ángel con cuerpo, Cimiento de los profetas, 
segundo Precursor de la venida de Cristo, 
oh Elías glorioso, que enviaste la gracia de lo alto a Eliseo  
para que expulsara las enfermedades y purificara a los leprosos:
brinda la curación a los que te honramos.

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir
y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (15: 1-7)

Hermanos: Nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no buscar nuestro propio agrado. Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación; pues tampoco Cristo buscó su propio agrado, antes bien, como dice la Escritura: Los ultrajes de los que te ultrajaron cayeron sobre mí. En efecto, todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Y el Dios de la paciencia y del consuelo les conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Por tanto, acójanse mutuamente como los acogió Cristo para gloria de Dios.

 Evangelio según San Mateo (9: 27-35)

En aquel tiempo, al pasar Jesús, lo siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!» Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creen que puedo hacer eso?» Le respondieron: «Sí, Señor.» Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en ustedes según su fe.» Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuiden que nadie lo sepa!» Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca. Salían ellos todavía cuando le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.» Pero los fariseos decían: «Por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.» Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda dolencia y toda enfermedad.

Mensaje Pastoral

El milagro: ¿regla o excepción?

«Jamás se vio cosa igual en Israel.»

Jesús en la lectura evangélica de hoy cura a dos ciegos y luego a un mudo en un contexto de varias curaciones; la gente se maravilló por lo que estaba sucediendo, mientras los fariseos impíos atribuían las obras de Jesús a Satanás: «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Es un pasaje que nos estimula a pensar sobre «el milagro».

El milagro es el acontecimiento que supera la razón del hombre. Esta definición nos permite proponer tres fuentes posibles del milagro:

Es obvio que los fariseos, endurecidos de corazón, se equivocaron en su juicio sobre las obras de Jesús; pero en realidad, sí que «el príncipe de los demonios» es capaz de hacer cosas extraordinarias. El libro del Apocalipsis nos lo advierte: «Seduce a los habitantes de la tierra con las señales que le ha sido  concedido  obrar  al  servicio  de  la  Bestia»  (Ap 13:14). El mismo Señor señala que «surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos» (Mt 24:24). Esta advertencia no ha de atemorizar a los fieles, más bien, de guardarlos en la vigilia respecto a todo lo que se les expone, por más grandioso que sea. La práctica de la magia, lectura de cartas o del café entre otras cosas –que en su mayoría no son más que ilusión y engaño estúpidos–, deja espacio para influencia y dependencia satánicas; por lo que la santa Iglesia condena rotundamente estas prácticas. San Pablo considera a la hechicería como una de «las obras de la carne» (Gal 5:20). La magia, por más que logre adivinar con exactitud, su fin será la destrucción del hombre y su perdición lejos de Dios.

La capacidad del mismo hombre es también una fuente verídica del milagro. Lo que ayer era imposible, ahora ya no: el hombre llega a la luna, la comunicación es instantánea, y la medicina ha evolucionado asombrosamente. Además, las capacidades metafísicas de la mente humana no han sido explotadas más que en un porcentaje mínimo, dice la ciencia. En realidad, si bien el cristianismo anima y, aún más, inspira la creatividad humana a favor del bien del mundo, reprocha el egoísmo que pudiera ensuciar estos intentos, y la soberbia, la puerta más ancha que da entrada a la acción diabólica en la creación de Dios (el relato de Adán).

El milagro que viene de Dios es paralelo a la fe. En la lectura evangélica de hoy, Jesús pregunta a los dos ciegos: «¿Creen que puedo hacer eso?» Las señales del Señor, lejos de cualquier espectacularidad, requieren de fe y conducen a ella. Cada principiante de nosotros, con una contemplación sincera, puede concluir que el mundo está lleno de milagros de Dios: el orden del universo, las estrellas, la elegancia de la naturaleza, el nacimiento de un infante, la célula humana…; pero cada vez que se navegue más en el mar de la fe, el descubrimiento del milagro será más palpable y personal: la intervención benévola de Dios en la vida de «sus amigos» se vuelve un milagro constante, milagro que genera en el alma no nada más admiración sino también paz y devoción.

No pidamos al Señor señales, sino su Presencia «venga tu Reino». La bondad de su Presencia nos hará descubrir la definición cristiana del milagro:

«Todas las cosas obran en conjunto al bien de los que aman a Dios» (Rom 8:28).

Nuestra Fe y Tradición

El templo ortodoxo / parte 1

El texto está tomado del libro de Lydia Kesich, Tesoros de la Ortodoxia, Trad. Christine F. de Conte, editado por nuestra Arquidiócesis, México D.F.1997.

Los colores vivos y profundos, la iconografía distintiva y la belleza del interior del templo ortodoxo,  generalmente contrastan sobremanera con la sencillez que se encuentra en muchos templos católicos romanos y protestantes.  Entrar a un templo ortodoxo, es como entrar a un mundo nuevo de color y luz.  El arte y el diseño de la iglesia no solamente crean un ambiente diferente de culto, sino también reflejan y contienen muchos de los criterios fundamentales de la ortodoxia.

Belleza y símbolos

La iglesia cree que Dios es el Creador del cielo y de la tierra , y está presente a través de su  fuerza creativa manifiesta en su obra.

Con toda generosidad se usa el don de la creación en la iglesia, por lo tanto, Iglesia de San Juan Bautista- Hondurasel interior de un templo ortodoxo es frecuentemente muy hermoso, distribuído y decorado para crear un ambiente especial, el edificio comunica un sentimiento de alegría e invita a apreciar la generosidad de Dios.

La ortodoxia reconoce que la belleza es una dimensión importante en la vida humana.  Crear o gozar de la belleza de la iconografìa y de los adornos del templo es una manera excelente de alabar a Dios.  El hombre toma los dones divinos del mundo material y los convierte en una expresión de belleza que glorifica a su creador.  La ortodoxia siempre busca ofrecer a Dios lo mejor y lo màs bello.

Monaquismo

Los diferentes aspectos de la piedad y de la espiritualidad que han caracterizado y caracterizan aún la ortodoxia han encontrado, en el curso de la Edad Media, sus mejores representantes entre los monjes.

El Monaquismo cristiano hace su aparición en los siglos III y IV, como una antítesis a la nueva situación de relativo confort que la Iglesia había encontrado bajo la protección del Imperio. La elite de los cristianos prefirió huir al desierto y testimoniar así que el Reino de Dios es un reino futuro y que la Iglesia no puede encontrar aquí abajo un refugio permanente. Es en los monasterios que se modeló la lex orandi bizantina en su forma definitiva. A través de la historia el monaquismo ortodoxo conoció diversas formas, después del Anacoretismo total, cuyos orígenes se remontan a los desiertos de Egipto (Tebaida) y de Palestina, hasta las grandes comunidades, disciplinadas por las Reglas de San Pacomio y de San Basilio, siguiendo los Consejos Evangélicos de Pobreza, Obediencia y Castidad.

Vida de Santos

El Profeta Elías

20 de julio

El Profeta Elías nació en la región sureste de la Tierra Santa nueve siglos antes de Cristo. Provenía de la tribu de Leví, de la generación de Aarón. Un tiempo antes de su nacimiento, el reino hebreo se dividió en dos partes: El reino de Judá y el reino de Israel. El primero lo integraron las tribus de Judá y de Benjamín, siendo su capital Jerusalén. Ocupaba la región del medio oriente de la Tierra Santa. El reino de Israel se situaba en la región septentrional y lo constituían las otras 10 tribus, siendo su capital Samaria.

En los tiempos del Profeta Elías, el pueblo hebreo que habitaba en el reino de Israel, comenzó a apartarse de la fe y a venerar a los dioses paganos, como Baal y otros más. Durante el reinado de Ajab (877-854 antes de Cristo), Elías sintió el llamado a servir a Dios como su Profeta y se convirtió en un ferviente defensor de la verdadera Fe.

Así, el profeta Elías trató de convencer al impío rey Ajab a rechazar a los ídolos y dirigirse al verdadero Dios, pero el rey no lo escuchó. Entonces el profeta predijo que durante tres años en Israel no habría ni lluvia, ni rocío. La sequía y la hambruna azotaron a Israel. El profeta se retiró a un lugar apartado en las cercanías de un arroyo donde un cuervo le traía el alimento. Al cabo de un año, el arroyo se secó y entonces Elías se dirigió al norte de la Tierra Santa, a Sarepta de Sidón y se estableció en la casa de una pobre viuda. A pesar de carecer de alimentos, la viuda con la última harina y aceite le cocinó una tortilla y se la dio de comer. Después de esta acción, gracias a la petición del profeta Elías en sus oraciones a Dios, nunca mas faltó harina y aceite en la casa de la viuda y ésta durante mucho tiempo pudo alimentar a su hijo y a su huésped. Cuando la viuda repentinamente enfermó y murió, el profeta Elías la resucitó (3 Rey.17).

El lugar principal donde se adoraba a Baal en el reino de Israel, era el monte Carmelo. Al cabo de tres años y medio del inicio de la sequía, el profeta Elías reunió allí al rey Ajab, al pueblo y a los sacerdotes de Baal y les dijo: “¿Hasta cuando estaréis rengos de las dos piernas? Si el Señor es Dios, síganlo a Él, y si lo es Baal, entonces sigan a Baal!” Para saber quien era el verdadero Dios, Elías propuso levantar un altar a cada uno de ellos, poner sobre tales al novillo sacrificado, pero no encenderían las leñas. Cada uno invocaría a su dios para que el fuego cayera del cielo. El Dios que hiciera encender el fuego, sería considerado como El Verdadero! Todos aprobaron la propuesta del Profeta. Primeramente los sacerdotes del Baal invocaron a su dios, pidiéndole el fuego. Gritaron y bailaron alrededor del altar durante todo el día. Elías comenzó a burlarse de ellos diciéndoles que Baal se había quedado dormido y que deberían gritar mas fuerte. Al anochecer, el profeta Elías ordenó reunir a todos frente a su altar. Luego, según su indicación, alrededor del altar dedicado al verdadero Dios, cavaron una fosa y arrojaron abundante cantidad de agua sobre la leña para mojarla completamente. Hicieron así para que nadie dudara del milagro que ocurriría. Después de todo esto, el Profeta Elías comenzó a rezar: “Escúchame Señor, haz que el pueblo tuyo sepa hoy día, que Tú eres el único Dios en Israel y que yo soy Tu siervo.” Y cayó fuego del cielo, y quemó todo, la leña, las piedras del altar y el polvo alrededor, evaporando el agua que se juntó en la fosa. Al ver todo esto el pueblo aterrorizado cayó de rodillas exclamando: “¡El Señor, es el Dios, El Señor, es el Dios!” Entonces, el pueblo capturó a todos los sacerdotes de Baal y los mató, debido a que durante tantos años, los sacerdotes los habían inducido al engaño. Presionado por lo sucedido, el rey Ajab y el pueblo empezaron a descender del monte. En ese momento se nubló el cielo y comenzó a llover. ¡La primera lluvia después de tres años! De esta manera, el profeta Elías convirtió a muchos israelitas a Dios (1 Reyes 18, 1-46).

Después de este milagro, Jezabel, la esposa de Ajab, comenzó a perseguir al profeta Elías, el cual tuvo que esconderse en el desierto y finalmente llegar hasta el monte Horeb, cerca del Sinaí. Aquí Elías tuvo una visión: primero sintió una suave brisa y luego vio a Dios. El Señor le ordenó ungir como profeta a Elíseo quien sería su sucesor (2 Reyes 2, 9-10). La vida de profeta de Elías finalizó de una manera extraordinaria: fue llevado al cielo en una carroza de fuego,(2 Reyes 2,11). El profeta Elíseo presenció este hecho y recibió la capa de Elías con la cuál realizó el primer milagro. El profeta Elías permanece ahora en el cielo, en alma y cuerpo, igual que el patriarca antediluviano Henoc quien también fue llevado vivo al cielo en alma y cuerpo,(Génesis 5:24).Y se considera que tanto el profeta Elías como Henoc volverán a la tierra antes del fin del mundo, para acusar al anticristo y sufrirán martirios a manos de este último.

Mediante los grandes milagros que realizó, Elías ayudó al restablecimiento de la fe en Dios y destruyó la idolatría. Por medio de estos hechos, preparó la llegada del Salvador del mundo. La ferviente defensa de la verdadera fe, la absoluta obediencia a la voluntad de Dios, la pureza y la castidad de su vida, la dedicación a la oración y a la contemplación de los misterios divinos, son las cualidades que distinguen a este gran profeta. Sus contemporáneos, viendo sobre él la bendición de Dios, lo llamaban “El hombre de Dios”

Santa Cristina Mártir

24 de Julio

Santa Cristina fue la hija de un gobernante de la ciudad de Tira. Sus padres eran paganos, pero, por la providencia de Dios la llamaron con un nombre que predecía su futuro, el de ser cristiana. No había en la ciudad, entre las doncellas, persona mas bella que ella. Su padre, deseando de que conserve su virginidad, construyó una vivienda especial para ella, colocando allí unos ídolos y ordenándole que ella los venere. Viviendo en la soledad, Cristina admiraba el cielo estrellado, e igual que santa Bárbara, llegó a la conclusión que tiene que existir un solo Creador. Dios hizo que ella conociera a unos cristianos, los cuales le explicaron sobre la fe cristiana, y ella creyó en Jesucristo. Después de esto, Cristina, con gran indignación destruyó a los ídolos en su casa y por esta razón, por orden de su padre, fue sometida a diferentes torturas. Ella fue golpeada sin compasión, su cuerpo era cortado con cuchillos filosos, la quemaban con fuego, la tiraron en un hoyo con serpientes venenosas, etc. Finalmente los verdugos la traspasaron con lanzas y espadas. Esta fue la forma como la santa mártir Cristina sufrió por Cristo en el año 300.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo el abad Moisés: «Si el hombre no graba en su corazón que es pecador, Dios no le escucha». Y un hermano le preguntó: «¿Por qué es tan importante sentirse pecador?». Y el anciano le contestó: «Si uno tiene presentes sus pecados, no ve los pecados de su prójimo».
  • Dijo un anciano: «El hombre que tiene siempre presente su muerte, a todas horas vence el desaliento».
  • Dijo el abad Pastor: «En el Evangelio está escrito: “El que no tenga espada que venda su manto y compre una” (Lc. 22,36). Esto significa: “El que tenga paz que la deje y se prepare para la lucha”». Se refería a la lucha contra el diablo.

Boletín del 15/07/2012

Memoria de los Stos. Padres

del 4° Concilio Ecuménico

Celebrando la conmemoración
de los divinos Padres, a Ti suplicamos,
Oh Muy Compasivo Señor,
para que salves a Tu pueblo
del perjuicio de todos los herejes;
Y haznos dignos a todos de glorificar al Padre,
al Verbo y al Espíritu Santísimo.
                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 5

Al coeterno Verbo, con el Padre
y el Espíritu, Al Nacido de la Virgen
para nuestra salvación, alabemos,
oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado
en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario los Santos padres de Cuarto concilio

 Tono 8

¡Glorificado eres Tú oh Cristo Dios nuestro,
que cimentaste a los santo padres en la tierra como astros,
por los cuales nos dirigiste a la verdadera fe!
¡oh Misericordioso, gloria a Ti!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir
y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a Tito (3:8-15)

Hijo mío, Tito: Cierta es la Palabra, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios procuren sobresalir en la práctica de las obras de bondad; éstas son las obras buenas y provechosas para los hombres. En cambio, las discusiones necias, genealogías, contiendas y disputas sobre la Ley, evítalas, porque son inútiles y vanas. Al desviado en la fe, después de una y otra amonestación, rehúyelo; ya sabes que tal hombre se ha pervertido y peca condenándose a sí mismo.

Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir donde mí a Nicópolis, porque he pensado pasar allí el invierno. Cuida de proveer de todo lo necesario para el viaje a Zenas, el perito en la Ley, y a Apolo, de modo que nada les falte.

Que aprendan también los nuestros a sobresalir en la práctica de las buenas obras, atendiendo a las necesidades urgentes, para que no queden sin fruto.

Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La Gracia sea con todos ustedes.

Santo Evangelio según San Mateo (5:14-19)

 Dijo el Señor a sus discípulos: «Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos… No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. En verdad les digo, el cielo y la tierra pasarán antes que pase una “i” o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que transgreda uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los cielos.»

Mensaje Pastoral

¡Ustedes son la luz del mundo!

Hoy celebramos a los Padres del Cuarto Concilio Ecuménico, Concilio que definió la fe de la Iglesia al respecto de la Persona de Cristo, Quien es Dios Perfecto y hombre Perfecto. En su honor, leemos el pasaje del Evangelio según San Mateo en el que el Señor dice a sus discípulos: “Ustedes son la luz del mundo”. En otro lugar Jesús había dicho de Sí mismo: “Como luz he venido al mundo”, y San Juan Evangelista lo llama “la Luz verdadera”, la cual los verdaderos discípulos reciben y reflejan. Entonces al decirles “ustedes son la luz del mundo”, Jesús se refiere a Sí mismo como la Luz entregada a ellos para ser trasmitida al mundo. El hombre cuando enciende un antorcha no la esconde en el rincón sino que coloca en lo alto para iluminar a todos los que están en la casa.

Esto nos inspira a los que leemos el presente pasaje evangélico a aspirar una postura ajena a cualquier vergüenza de Cristo; no nos dejemos intimidar en nuestra fe ni tengamos miedo de incorporarnos a nuestra Iglesia. Hemos sido bautizados en Cristo: tengamos el valor de sentirlo, de confesarlo y de vivirlo. Sépalo que el cercano que el lejano: somos heraldos de la Luz, así que no seamos pusilánimes sino portemos la luz con valentía porque ningún hombre enciende un candil en su casa para guardarlo bajo la cama.

La luz que prendes te posibilita verlo todo —subráyese la palabra “todo”—: entonces lo esencial, lo importante y aun lo insignificante. A la luz de la lámpara ves lo que tenías olvidado y lo que tienes en mente; ves a tu hijo y a tu hija, pero también las herramientas de la cocina y de la oficina y todo lo que está en tu casa.

Tengo la impresión de que cuando hablamos de la luz —tema de reflexión muy común en los ambientes eruditos—, solamos considerarlo como algo que ilumina el cielo y los lejanos horizontes pero no a nuestro íntimo entorno. Por ejemplo, el orden de nuestro mismo hogar, ¿lo contemplamos a la Luz de Cristo? ¿Nuestra comida se prepara o se come a la luz de Cristo? ¿Nuestros trabajos se consuman a la luz de Cristo, o como si ésta iluminara de nubes para arriba lejos de los aspectos prácticos de nuestra vida? En una interrogación resumida: ¿la luz de Cristo penetra a todos los rincones de la casa?

Temo a que la respuesta negativa sea la causa principal de los pensamientos dudosos, de las mentes desconcertadas y de las almas turbadas con ansiedad. La agitación en muchos hogares, la impotencia en la educación de nuestros hijos y la incertidumbre en nuestro mundo evidencian que ciertamente no caminamos guiados por la única “verdadera Luz”. ¡Cuán muchas son las luces artificiales que conducen al precipicio!

La luz de Cristo no ha de limitarse a los muros del templo ni a los vocablos de la divina inspiración; más bien ha de penetrar en todo mi ser: en mis manos en mis pies, en mis articulaciones, mente y corazón, en mis quehaceres, anhelos y educación. El que está incierto en sus relaciones con su entorno, sin duda está incierto en su pertenencia a la Luz.

En su lugar, en su hogar, en su pueblo y en su país; por más importante que consideren su ubicación o por más insignificante que el momento se les haga, por más nublado que el cielo se vea o más obscura que la noche se perciba: en Cristo, ¡ustedes son la luz del mundo!, y la luz alumbra todo y a todos los que están en la casa, dice el Señor. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Cuarto Concilio Ecuménico

Apenas había terminado la condenación de Nestorio por los santos padres del Concilio Ecuménico III de Efeso, se celebró en Calcedonia el IV Concilio Ecuménico en el año 451 presidido por el obispo Anatoli de Constantinopla. El papa León el Grande fue representado por 2 obispos.

Este Concilio fue convocado por el emperador marciano y la emperatriz Pulquería contra las falsas enseñanzas de Eutiques, archimandrita de Constantinopla, quien rechazaba la naturaleza humana de nuestro Señor Jesucristo; inventando una especie de absorción de la naturaleza humana en la naturaleza divina de Cristo (como si después de la encarnación solo subsistía en el salvador una sola naturaleza). Esta enseñanza se llama monofisita y sus seguidores monofisitas.

Después de condenar las herejías de Eutiques, la asamblea decretó, como verdadera, la enseñanza que en nuestro Señor Jesucristo existen dos naturalezas, una divina, porque es Dios verdadero que ha nacido en la eternidad del Padre; y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en el cuerpo de la Virgen María, sin confusión, sin cambio, sin división ni separación unidas en una sola persona y en una sola hipóstasis, cada uno de las cuales se conserva entera y sin alteración después de la unión, con sus propiedades respectivas.

En resumen, podemos decir que en Él, existe una naturaleza divina porque es Dios verdadero nacido en la eternidad del Padre y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en la Virgen María, y semejante en todo a nosotros, salvo nuestro pecado, porque él es purísimo.

Vida de Santos

San José Damasceno

10 de julio

El Padre José,“el sacerdote Yosef El- Hadad, originario de Beirut, damasceno por patria y ortodoxo por religión”, como se presentaba a si mismo, nació en Damasco en el año 1793 de una familia pobre y piadosa. Desde su infancia gustó del conocimiento y, no obstante las grandes dificultades económicas, aprovechaba toda oportunidad para estudiar, y así continuó durante su juventud.

En esta época la enseñanza general se impartía en estrecha relación con el conocimiento de lo divino, de allí que para el joven Yosef, la Biblia era su libro de mayor interés. Mas sus padres carnales, temerosos de su futuro, decidieron casarlo a la edad de 19 años. Sin embargo, este acontecimiento no lo alejó del estudio ni de su vocación por el conocimiento.

La comunidad ortodoxa de Damasco, al tanto de sus virtudes y capacidades, acudieron ante el patriarca para pedirle la ordenación de José como su pastor. De esta manera, en el año 1817, fue ordenado sacerdote mostrando desde un principio fuerza y sabiduría en su predicación, particularmente en las homilías que dió en la iglesia dedicada a Santa María (Al- Mariamíah). Muchos lo consideraban como el segundo Crisóstomo. Otros más dicen de él: “los ancianos (presbíteros) musulmanes, hasta cuarenta años después de su muerte, todavía repiten partes y dichos de sus homilías”.

El padre José fue pobre piadoso y paciente, tranquilo y humilde. Podía platicar sobre si mismo y aborrecer la soberbia y la vanidad: hasta le daba pena cuando lo alababan. Decía siempre: “ahora yo siembro en la viña verdadera de Cristo en Damasco y espero la cosecha.”

Sin duda, el Padre José fue el primer gran hombre del renacimiento de la Iglesia antioquena en el siglo XIX, período en extremo difícil en todos los órdenes: los melquitas recién habían abandonado la Iglesia, dejando una estela de problemas; los emisarios protestantes se mostraban muy activos en su proselitismo; la pobreza e ignorancia golpeaban a toda la Iglesia. Los patriarcas de Antioquia, desde 1724, eran extranjeros y ajenos al sufrimiento del pueblo. Era la imagen viva de un barco a la deriva, abandonado a la fuerza de los vientos.En estas circunstancias, el trabajo pastoral del padre José: homilías, traducciones, enseñanza y moral, contribuyó a favorecer una ambiente de resurgimiento, a agitar las almas y a reanimar el espíritu. Comenzó así a brotar una nueva generación.

Dentro de los personajes de gran importancia en la Iglesia revitalizada, más de medio centenar habían estudiado con él, aprendiendo de su celo cristiano: el patriarca Melatio Al- Dumani, primer patriarca árabe desde 1724, fue su discípulo; también el metropolita de Beirut, Gabriel Shatila, quien decía de nuestro Padre: “las estrellas de Damasco son tres: el apóstol Pablo, san Juan Damasceno, y José El- Hadad.”Coronaría este siervo de Dios su vida con un final (o principio) digno de su gran celo y amor al Señor y a sus semejantes: su martirio.En Damasco, a mediados del año 1860, tuvo lugar una matanza de cristianos por los turcos musulmanes. En aquel día muchos fieles se refugiaron en la iglesia Al- Mariamíah. El Padre José conservaba en su casa el Viático (del cual da la comunión el sacerdote a los enfermos), después de protegerlo lo colocó sobre su pecho y salió rumbo a la iglesia, corriendo y saltando sobre las azoteas de las casas. Ya en Al- Mariamíah pasó todo el día y la noche animando a los fieles y confortándolos para no temer, pues, los que matan el cuerpo no pueden matar el alma.Durante la mañana del día siguiente, martes 10 de julio, los atacantes invadieron las instalaciones de la iglesia, golpearon y mataron a numerosos fieles, saquearon, ensuciaron y quemaron parte del templo. Uno de los musulmanes reconoció al padre José y exclamó: “Ese es el presbítero de los nazarenos, matándolo matamos a todos los nazarenos.” Al sentir que su hora había llegado, el padre José tomó el Viático y lo tragó, al tiempo que violentamente era atacado con armas de fuego y hachas por unos, que más que verdugos, parecían leñadores furiosos despedazando un tronco. Le colocaron grilletes en sus tobillos y lo exhibieron por toda la ciudad.Así, el Padre José, mártir de Cristo, dando testimonio, tanto con sus fatigas y desvelos, como con sus sufrimientos y sangre se hizo ejemplo digno de imitación e intercesor ferviente ante nuestro Señor Jesucristo a quien sea la gloria por los siglos.

El santo sínodo Antioqueno, que se realizó en Damasco en octubre de 1993, proclamó la canonización del sacerdote José El- Hadad como santo, determinando el día 10 de julio, día de su martirio, para su recuerdo.Por las oraciones del sacerdote mártir José Damasceino y sus compañeros, que el Señor Jesucristo tenga piedad de nosotros y nos salve. Amén.

Sentencias de los Padres del Desierto

Sobre la Humildad

  • Decía un anciano: «Si consigues guardar silencio, no lo consideres como mérito tuyo. Cuando te venga esa consideración, di: “Es que soy indigno de hablar”».
  • Un hermano preguntó a un anciano: «¿En qué consiste el progreso de un hombre?». Y el anciano le contestó: «En la humildad. Cuanto más se abaja un hombre más se eleva a la perfección».
  • Decían los ancianos: «Aunque se te aparezca de verdad un ángel, no le acojas fácilmente, sino humíllate, diciendo: “No soy digno de ver un ángel yo que vivo en el pecado”».
Felicitación:

El día 20 de julio celebramos la fiesta del Profeta Elías. Felicitamos a todos los que llevan el nombre “Elías” y buscan la intercesión del gran Profeta celoso en su amor a Dios, felicitamos a la comunidad del Profeta Elías en Maturín, Venezuela, y también al Rev. Diácono Elías Carrillo de México. En el boletín del siguiente domingo dispondremos de la vida del Profeta Elías.

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