Los santos Mártires del Sinaí y de Raito; San Saba Primer arzobispo de Serbia

Los santos Mártires del Sinaí y de Raito

14 de Enero

Los santos Isaías, Sabas, Moisés y su discípulo Moisés, Jeremías, Pablo, Adán, Sergio, Domno, Proclo, Hipatio, Isaac, Macario, Marcos, Benjamín, Eusebio, Elías, y otros.
En cuanto a los santos Mártires del Sinaí y Raithu, los del Sinaí lucharon durante el reinado de Diocleciano, alrededor del año 296; los de Raito fueron asesinados a mediados del siglo quinto. En ambas ocasiones, los perpetradores de estas masacres fueron una tribu bárbara llamada Blemios, de las partes de Arabia y Egipto.
Debido a la Apodosis de la Fiesta de la Santa Teofanía también el 14 de enero, los servicios litúrgicos a los Santos Padres asesinados en Sinaí y Raito se transfieren al 13 de enero.
Tropario, tono 4
Oh Dios de nuestros Padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no retires de nosotros tu misericordia, mas por sus oraciones, guía nuestra vida en paz.

San Sabas Primer Arzobispo de Serbia y Fundador del Monasterio de Hilandar

Sabas nació en 1169. Era hijo de Esteban Némanya, el «Gran Župan» de Serbia. Desde su juventud anhelaba la vida espiritual, por lo cual huyó a la Santa Montaña [de Atos], donde se hizo monje y con inusual celo vivió según la regla ascética. Némanya siguió el ejemplo de su hijo y se retiró a la Santa Montaña, donde se hizo monje y eventualmente durmió en el Señor como el monje Simeón. Sabas obtuvo la independencia de la Iglesia serbia del Emperador bizantino y del Patriarca, y se convirtió en el primer arzobispo de Serbia. Junto con su padre, construyó el monasterio de Hilandar [en el Monte Atos], y después de este muchos otros monasterios, iglesias y escuelas a través de las tierras serbias. En dos ocasiones fue como peregrino a los santos lugares en la Tierra Santa. Hizo paz entre sus hermanos, que estaban distanciados a causa de una lucha de poder, e hizo también paz entre los serbios y sus vecinos. Al fundar la Iglesia serbia, fundó también la cultura y el estado serbios. Trajo paz a todos los pueblos de los Balcanes y trabajó para el bien de todos, por lo cual era amado y venerado por todos los que vivían en los Balcanes. Dio un alma cristiana al pueblo serbio, la cual sobrevivió a la caída del estado serbio. San Sabas murió en Ternovo el 14 de enero de 1236, en tiempos del rey Asen, tras haber caído enfermo después de la Divina Liturgia en la Teofanía. El rey Vladislav trasladó su cuerpo al Monasterio de Mileševo, de donde Sinan Pasha un turco musulmán, removió las reliquias incorruptas de san Sabas para quemarlas en la colina de Vračar en Belgrado el 27 de abril de 1595.

Tropario, tono 3
Fuiste guía del camino que lleva a la Vida, y primer jerarca y maestro; porque fuiste el primero en iluminar tu patria, oh san Sabas, haciéndola renacer en el Espíritu Santo. Plantaste a tus hijos santificados como olivos en el Paraíso espiritual. Por lo tanto, al honrarte como Igual a los Apóstoles y los santos jerarcas, te suplicamos que ruegues a Cristo Dios que nos conceda la gran misericordia.

Mártires Hermilio y Estratónico de Belgrado

Mártires Hermilio y Estratónico de Belgrado

13 de Enero

Santos Hermilo o Ermilo y Estratónico, mártires, Singidón, Misia Superior, hoy Belgrado, 315. La leyenda más difundida sobre estos santos sitúa su martirio en Singidunum, cerca de Belgrado, bajo el emperador Licinio. De Hermilo se dice que era diácono. Fue detenido bajo la acusación de ser cristiano, y enviado a prisión con las mejillas destrozadas. Allí le visitó y consoló un ángel. Conducido después delante del emperador, seis hombres lo azotaron con varas, sin que pareciera sentir dolor alguno. En el tormento, dirigió a Dios una oración, a la que respondió una voz del cielo, prometiéndole el triunfo al cabo de tres días. Mientras entraba en la prisión, entonó el salmo “El Señor es mi luz y mi salvación”, al que hicieron eco unas voces celestiales. Al día siguiente le infligieron nuevos suplicios, durante los cuales no cesaba de cantar su felicidad. Con todos estos prodigios, el carcelero de la prisión, llamado Estratónico, fue ganado para la fe. Denunciado al emperador, fue condenado a azotes con varas. Encerrado en la prisión, oyó la voz milagrosa que le prometía el triunfo para el día siguiente. Por última vez, Hermilo compareció ante el juez y sufrió nuevos suplicios; al fin, él y Estratónico fueron envueltos en una red y arrojados al río Danubio. Tres días más tarde, los cuerpos fueron encontrados en la orilla del río. Los fieles los recogieron y los depositaron en un lugar que está a dieciocho estadios de Singidunum. Los dos nombres están inscritos en los menologios griegos, el 13 de enero. Entre los latinos se encuentran los dos nombres, inscritos el 13 de enero, en las adiciones de Molano al Martirologio de Ursuardo, y de ahí han pasado al Martirologio Romano.

Tropario, tono 4
Tus mártires, oh Señor Dios nuestro, por sus luchas recibieron de Ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribaron a los tiranos y destruyeron la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.

Mártir Tatiana de Roma

Mártir Tatiana de Roma

12 de Enero

La Santa Tatiana era la hija de un rico romano y fue educada en la Fe Cristiana. No le interesaban las riquezas y los bienes materiales y cuando llegó a la mayoría de la edad no quiso casarse. Por su virtuosa vida fue asignada al puesto de la diaconisa de la Iglesia de Roma. En este puesto ella cuidaba con diligencia a los enfermos, visitaba a los presos, ayudaba a los pobres, tratando con sus oraciones y buenas obras complacer al Dios.
En los tiempos del emperador Alejandro Severo (años 222-235), Santa Tatiana fue martirizada por su Fe en Jesús Cristo (cerca del año 225). Según al antiguo relato, después de varias torturas ella fue tirada a la arena del circo (Coliseo), para que un león muy feroz la destroce para la diversión del público. Pero en vez de destrozarla el león comenzó a acariciarla (lamerla). Entonces Santa Tatiana fue sometidas a nuevas torturas y junto con su padre fue decapitada con una espada. Los siete servidores del gobernador, los cuales habían torturado a Santa Tatiana se convirtieron en cristianos, viendo la fuerza de Dios sobre ella y también fueron decapitados con una espada. Según el testimonio del diácono Zósimo, la cabeza de Santa Tatiana se encontraba hasta el año 1420 en Perivlepto, en Constantinopla.

San Teodosio el Grande, el Cenobiarca

San Teodosio el Grande, el Cenobiarca

11 de Enero

El primer fundador y organizador del monacato cenobítico nació de piadosos padres en la villa de Mogarises en Capadocia. En su juventud visitó a Simeón el Estilita, quien lo bendijo y profetizó gran gloria espiritual para él. Teodosio salió en busca de un lugar en cual fundar un monasterio. Tomando consigo un incensario con un carbón e incienso, se detuvo en el lugar donde el carbón se encendió solo, y estableciéndose allí, comenzó a vivir la vida ascética. Pronto se congregaron allí junto a él muchos monjes de diferentes nacionalidades e idiomas. Teodosio, por lo tanto, construyó una iglesia para cada idioma de modo que se celebrasen los servicios, y que Dios fuese alabado, simultaneamente en griego, armenio, georgiano, y los demás idiomas. Mas en el día en que debían recibir la comunión, los hermanos se congregaban en la gran iglesia, donde los servicios se celebraban en griego. El refectorio era común a todos; tenían todo en común, trabajaban en común, soportaban todo en común, y frecuentemente pasaban hambre en común. Teodosio era un sublime ejemplo para todos los monjes: un ejemplo de trabajo, oración, vigilias, y toda virtud cristiana. Dios le otorgó los dones de obrar milagros, de sanar enfermos, de estar presente y ayudar desde la distancia, de domar bestias salvajes, de predecir el futuro, y de muliplicar el pan y el trigo. La oración estaba en sus labios día y noche. Entró en paz a su descanso en el Señor en el año 529 d. C., a los ciento cinco años.

San Gregorio de Nissa

San Gregorio de Nissa

10 de Enero

Gregorio, el hermano de san Basilio Magno, era al principio un sacerdote casado; mas al morir su esposa, la bienaventurada Teosebia, fue elegido y consagrado obispo de Nisa. Se distinguía por su erudición secular y su experiencia espiritual, y era un gran predicador, traductor de las Escrituras, y teólogo. Como resultado de su oposición a los arrianos, estos hicieron todo cuanto pudieron para vencerle, considerándolo su principal enemigo. Fueron tan exitosos en esto que, durante el reino de su aliado el Emperador Valente, lograron deponer a Gregorio de su sede episcopal y exiliarlo. Esto ocurrio en el 376 d. C. Este santo padre pasó varios años en un paciente exilio, soportando pobreza y humillación. En el 381, participó en el Segundo Concilio Ecuménico, y se cree que él formuló la parte final del Credo acerca del Espíritu Santo. Su vida terminó en avanzadísima edad alrededor del año 395, y entró finalmente al Reino de Dios. Desde entonces ha sido conmemorado como una gran luminaria de la Iglesia a través de los siglos.
Tropario, tono 4
Oh Dios de nuestros Padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no retires de nosotros tu misericordia, mas por sus oraciones, guía nuestra vida en paz.
Condaquio, tono 2
Regocijándose con los Ángeles y deleitándose con la Luz Divina, Gregorio de Nisa, la mente vigilante, el jerarca de la Iglesia inspirado por Dios y el venerado himnógrafo de la sabiduría, intercede sin cesar por todos nosotros.

San Domeciano vivió en los años del emperador Justino II, que reinó del 565 al 578, y del emperador Mauricio, que reinó del 582 al 602. Nacido de padres piadosos llamados Teodoro y Eudocia, recibió una educación exhaustiva tanto en lo secular como en lo sagrado. Después de haber vivido poco tiempo en un matrimonio legal, su esposa murió y él, por su virtud, fue nombrado obispo de Melitene en Armenia a la edad de treinta años. Como pariente y amigo de confianza del emperador Mauricio, recibió de él una generosa donación, que gastó en la construcción de iglesias y la ayuda de los pobres; se le confiaron los tratos de Bizancio con Persia. Mientras estuvo en Constantinopla, reposó en paz en el año 602.

Tropario, tono 4
Cuando el amor divino hizo de ti una vasija pura del Espíritu Santo, brillaste desde las alturas en la augusta Iglesia de Cristo Dios; eminente en la gran gracia del sagrado sacerdocio, fuiste mostrado a todos como venerable por tu virtud, oh Domiciano, tres veces bendito, eres un hermoso adorno de dignos sumos sacerdotes de Dios.

Mártir Poliecto de Melitene en Armenia

Mártir Poliecto de Melitene en Armenia

9 de Enero

San Poliecto fue el primer mártir en la ciudad ármenia de Melitene. Era soldado bajo el emperador Decíos (249-251) y sufrío por Cristo bajo el emperador Valeriano (253-259). El santo era amigo de Nearcos, un soldado compañero y Cristiano firme. San Poliecto aunque llevaba una vida virtuosa, continuaba como pagano.

Cuando empezó la persecución de los Cristianos Nearcos dijo a Poliecto, “Amigo, nos van a separar porque me van a torturar, y tu desgraciadamente va a renunciar nuestra amistad”. Poliecto le dijo que había visto a Jesucristo en un sueño y que Él le quito su capa militar sucia y le vistió en una vestimenta resplandeciente. Dijo, “Ahora estoy listo para servir al Señor Jesucristo”.

Mientras que ardía con celo, San Poliecto se fue a la plaza y rompió el edicto de Decíos requiriendo a todos que adoren los ídolos. Unos momentos después, se encontró con una procesión cargando doce ídolos por las calles de la ciudad. El tiro los ídolos al piso pisoteándolos.

Su suegro, el magistrado Félix, quien era responsable para reforzar el decreto imperial, asusto al saber lo que hizo San Poliecto y le dijo que tenía que morir. Dijo el magistrado Félix, “Vete y despídete de tu esposa y tus hijos”. Su esposa, Paulina, vino y le rogaba con lágrimas que renunciara a Cristo. Su suegro Félix también lloraba, pero San Poliecto continuaba inalterado en su determinación para sufrir por Jesucristo.

Con alegría bajo la cabeza bajo la espada del verdugo y fue bautizado con su propia sangre. Durante el reinado de San Constantino construyeron una iglesia en Meletine para honrar San Poliecto. Muchos milagros sucedieron por las intercesiones de San Poliecto. En la misma iglesia los padres de San Eutimio el Grande (20 de enero) rezaron con fervor por un hijo. Nació este gran lumbre de la Ortodoxia en el año 376 con la ayuda del santo Mártir Poliecto .

San Acacio, el Obispo de Meletine (31 de marzo) y participante en el Tercer Concilio Ecuménico, veneraba a San Poliecto. En el Oriente y el Occidente se venera el santo Mártir Poliecto como el santo patrón de votos y acuerdos de tratados.

El compositor francés Paúl Dukas compuso la Sinfonía de Poliecto y la inició en enero de 1892. El dramaturgo francés Pierre Corneille escribió una obra sobre la vida del mártir en el año 1642.

Tropario, tono 4
Tu mártir, oh Señor Dios nuestro, por sus luchas recibió de ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribó a los tiranos y destruyó la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.

San Jorge el Jozebita

San Jorge el Jozebita

8 de Enero

El Santo nació en un pueblo de Chipre sus padres era creyentes, también tenía un herm
ano mayor llamado Heracleo. Con sus padres vivos aun, Jorge se dirigió a tierra Santa para prosternarse, luego de esto fue a un monasterio de Calamonos donde fue ordenado monje, en seguida el Santo se reencontró con sus parientes y se quedo con ellos hasta que murieron. Huérfano Jorge, fue adoptado con su fortuna, por su tío, quien tenía una hija única y la quería casar con él. Pero Jorge no quería contraer matrimonio y fue con otro tío que era abad de un monasterio, al ver el santo la presión que ejercía su tío al abad del monasterio para que lo dejase libre y así poder casarse con su hija, Jorge decidió irse con su hermano Heracleo al monasterio de Calamonos, pero por su corta edad le aconsejo que vaya al monasterio de la Santísima Madre de Dios, que le decían Jozebá, aquí paso el resto de su vida viviendo una rigurosa vida monástica. La fama de sus virtudes fue muy importante, y su trabajo espiritual ilumino a muchos. Finalmente San Jorge el Jozebita entrego su espíritu en paz a Dios.
Tropario, tono 1
Has demostrado ser un ciudadano del desierto, un ángel en la carne y un obrador de maravillas, Oh Jorge Jozebita, nuestro Padre Portador de Dios. Al ayunar, vigilar y orar, obtuviste dones celestiales, y sanas a los enfermos y las almas de los que recurren a ti con fe. Gloria al que te ha dado la fuerza. Gloria al que te ha coronado. Gloria al que hace sanaciones para todos a través de ti.

Sinaxis del Santo, Glorioso, Profeta y Precursos Juan el Bautista

Sinaxis del Santo, Glorioso, Profeta y Precursos Juan el Bautista

7 de Enero

Al día siguiente de la gran fiesta de la Epifanía- Bautismo del Señor en el Jordán, celebramos la memoria del Glorioso, Profeta, Precursor y Bautista Juan.
San Juan Bautista era hijo del sacerdote Zacarías y de Elizabet, hasta los 30 años vivió en el desierto de Judea teniendo una vida acética, dedicada enteramente a la oración y en busca de la perfección espiritual. Su vestimenta era de pelo de camello, en su cintura tenia un cinto de cuero y sus alimentos eran, las langostas y la miel silvestre. Poseía la Gracia Divina para ser un gran predicador de la Palabra de Dios y con esa gracia convocaba a multitudes a escucharlo. Protestaba duramente contra los fariseos, quienes con una imagen supuestamente santa, ocultaban bajo su ropa la crueldad, la impureza mental y espiritual. Esencialmente su enseñanza se basaba en una frase característica: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” preparando así el camino para el plan salvador de Nuestro Señor Jesucristo. Al comenzar Cristo su exposición pública, la gente dejada lentamente a Juan y lo seguía a él, este cambio en la gente, hubiese causad envidia y celos en cualquier persona que no tenga el espíritu Santo, por eso a Juan este cambio le dio mucha alegría y felicidad. Esta festividad de San Juan el Precursor, por quien Cristo dijo: “Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista”, (Mateo 11:11) fue establecida en el siglo V.

Tropario, tono 2
La memoria del justo es con alabanzas, pero a ti, oh Precursor, te basta el testimonio del Señor. Porque te volviste verdaderamente el más honrado de los profetas al ser digno de bautizar en el Jordán al que fue anunciado; y así como defendiste la verdad, con alegría, anunciaste, hasta a los que estaban en el Hades, a Dios que se ha revelado en el cuerpo, que quita el pecado del mundo y nos otorga la gran misericordia

Epifanía de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo

 

Epifanía de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo

6 d Enero

La festividad de la Epifanía, o del Bautismo del Señor, igual, que la Pascua, es la más antigua fiesta cristiana. Está dedicada al Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el río Jordán. Esta fiesta desde los primeros tiempos fue recibida por los cristianos con gran sentimiento, ya que les recordaba su propio bautismo y hacía sentir más profundamente la fuerza de este Sacramento.
Hasta la edad de 30 años nuestro Señor Jesucristo vivió con Su Madre en la pequeña ciudad de Nazaret. Ayudando al anciano José en sus trabajos de carpintería, no se daba a conocer por nada especial, y la gente Lo consideraba como hijo de José. Pero he aquí, se acercó la hora de comenzar Su servicio público. Entonces Dios, en cierta visión especial, ordenó al profeta Juan el Bautista, que vivía en el desierto, comenzar la predicación del arrepentimiento ante todo el pueblo y bautizar en el Jordán a todos los arrepentidos, como señal del deseo de ellos de limpiarse de sus pecados. El lugar donde el profeta Juan comenzó su prédica se llamaba: “desierto de Judea,” situado en la orilla oeste del Jordán y del mar Muerto.
El evangelista Lucas nos proporciona valiosos datos históricos acerca de este decisivo período, más precisamente, que en ese tiempo Palestina, que entraba en el conjunto del imperio romano, era gobernada por cuatro gobernantes o tetrarcas.
Los evangelistas llaman a Juan el Bautista “voz que clama en el desierto,” porque él exhortaba enérgicamente a la gente: “Preparad el camino del Señor, haced que sea recto Su camino.” Estas palabras son tomadas de las palabras del profeta Isaías, donde él consuela a Jerusalén, diciendo, que ya había terminado el tiempo de su humillación y pronto vendría la gloria del Señor, y “se manifestará la gloria de Dios, y toda carne juntamente la verá” (Isaías 40:5).
Preparando a los hombres para el ingreso en este Reino, que se desplegará pronto con la venida del Mesías, Juan convoca a todos al arrepentimiento, y a los que respondieron a este llamado, los bautizaba “con el para el perdón de los pecados” (Lucas 3:3). Esto no era todavía el santo bautismo cristiano, sino solo la inmersión en el agua como símbolo, de que el arrepentido deseaba la purificación de los pecados, en forma semejante, a como el agua limpia su cuerpo de la suciedad.
Juan el Bautista era un austero asceta, usaba ropas toscas de pelo de camello y se alimentaba con ácaros (género de langosta) y miel silvestre. Él representaba en sí mismo lo radicalmente opuesto a sus contemporáneos, los preceptores del pueblo hebreo, y su predicación acerca de la proximidad del Mesías, Cuya venida muchos esperaban tan ansiosamente, no podía no llamar la atención general. Hasta el historiador de los judíos Flavio Josefo, testimonia que el “pueblo, extasiado por las enseñanzas de Juan se congregaba hacia él en grandes multitudes” y que el poder de este hombre sobre los judíos era tan grande, que estaban dispuestos a hacer todo lo que él aconsejare, y hasta el mismo rey Herodes (Antipas) temía el poder de este gran maestro. Ni siquiera los fariseos ni los saduceos podían mirar con indiferencia, como el pueblo en masa iba hacia Juan, y ellos mismos tuvieron que ir al desierto hacia él, aunque es dudoso que todos ellos fueran con sentimientos sinceros. Por ello no es extraño que Juan los reciba con palabras severas y acusadoras: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? (Mateo 3:7). Los fariseos ocultaban hábilmente sus vicios con el estricto cumplimiento de las prescripciones puramente exteriores de las leyes de Moisés, y los saduceos, entregándose a sus satisfacciones físicas, negaban aquello, que contradecía su modo de vida epicúreo: la paz espiritual y la retribución de ultratumba.
Juan les reprocha su soberbia, les reconviene de la certeza en su propia justicia, y les sugiere que la esperanza de ser los descendientes de Abraham no les traerá ningún beneficio si no realizan frutos, dignos de arrepentimiento, pues “todo árbol, que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego” (Mat. 3:l0; Luc. 3:9), como algo que no sirve para nada. Los verdaderos hijos de Abraham no son aquellos que descienden de él por la carne, sino los que habrán de vivir en el espíritu de su fe y fidelidad a Dios. Si no os arrepentís, Dios os rechazará y llamará a vuestro lugar a nuevos hijos de Abraham en el espíritu (Mateos 3:9; Lucas 2:8).
Turbados por la severidad de sus palabras la gente preguntaba: ¿Qué haremos? (Lucas 3:11) Juan contesta, que es indispensable hacer obras de misericordia y amor, y abstenerse de todo mal. Y estos son precisamente aquellos: “frutos dignos de penitencia,” — es decir actos buenos, contrarios a aquellos pecados que ellos realizaban.
Eran aquellos los tiempos cuando todo el mundo esperaba al Mesías, y entretanto, además los hebreos también creían, que el Mesías, cuando viniera, iba a bautizar (Juan l:25). No es de extrañar entonces, que muchos se hicieran la pregunta: ¿no será el Cristo, el mismo Juan? Juan respondía a esto, que él bautiza en agua para el arrepentimiento (Mateo 3:l0), es decir como señal para el arrepentimiento, pero que tras de él viene Uno más Poderoso que él, a Quien él, Juan, no es digno de desatar los cordones de Su calzado, como lo hacen los siervos a su señor. “Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11; Lucas 3:16; Marcos l:8) — y en su bautismo actuará la gracia del Espíritu Santo, como fuego, quemando toda inmundicia pecaminosa. “Su aventador está en Su mano, y limpiará Su era; y recogerá Su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:12; Lucas 2:17) es decir Cristo limpiará a Su pueblo, como el dueño limpia su era, de la cizaña y la basura, y Su trigo, es decir a los que creyeron en Él, los reunirá en Su Iglesia, como en un granero, y a los que Lo aborrecieron, los arrojará a eternos tormentos.
Entonces, de entre toda la otra gente, también vino a Juan, Jesucristo de Nazareth de Galilea, para ser bautizado por él. Juan nunca antes había visto a Jesús y por eso no sabía Quien era Él. Pero cuando Jesús se acercó para ser bautizado, Juan, como profeta, percibió Su Santidad, pureza e infinita superioridad sobre sí mismo, y por ello dijo asombrado: “¡Yo necesito ser bautizado por Ti! ¿Y Tú vienes a mí?” — “Así conviene que cumplamos toda justicia” — contestó con mansedumbre el Salvador. (Mateo 3:14-l5). Con estas palabras el Señor Jesucristo quiso decir, que Él, como engendrador del nuevo regenerado género humano, debía mostrar con Su Propio ejemplo la necesidad de cumplir todo lo que está establecido por Dios, entre lo que también estaba el bautismo.
No obstante, “bautizado, Jesús luego subió del agua” (Mateo 3:l6) porque Él no tenía necesidad de confesarse en pecados como toda la otra gente, que permanecía en el agua mientras se confesaba de sus pecados. Habiéndose bautizado, Jesús, según las palabras del Evangelista, oraba, evidentemente, acerca de que el Padre Celestial bendijera el comienzo de Su servicio.
“Y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio Juan al Espíritu de Dios Quien descendía como paloma y venía sobre Él.” Evidente-mente, no sólo Juan vio el Espíritu de Dios sino que también lo vio el pueblo que estaba allí reunido, por cuanto el propósito de este milagro era presentar al pueblo a Jesús como Hijo de Dios, Quien hasta entonces había permanecido en el anonimato. Es por eso que en el día del bautismo del Señor, llamado también Aparición del Señor, en el oficio de la iglesia se canta: “Te presentaste hoy al universo…” Según el Evangelista Juan, el Espíritu de Dios no sólo descendió sobre Jesús, sino que permaneció en Él (Juan l:32).
El Espíritu Santo se presentó en figura de paloma porque esa era la forma más explícita de presentar Sus cualidades. En las enseñanzas de San Juan Crisóstomo, se dice: “la paloma es un ser extremadamente manso y limpio. Y como el Espíritu Santo es un Espíritu de mansedumbre, en tal manera se presentó”. San Cirilo de Jerusalén explica que “en la época de Noé una paloma anunció la finalización del diluvio universal, trayendo una ramita de olivo, así también ahora el Espíritu Santo anuncia la remisión de los pecados en forma de paloma. Otrora una ramita de olivo, ahora la misericordia de nuestro Dios.”
La voz del Dios Padre: “Este es Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia,” indicó a Juan el Bautista y al pueblo presente la dignidad Divina del Bautizado, como Hijo de Dios, en Su propio sentido, Hijo Único, en El que permanece eternamente la benevolencia del Dios Padre; y al mismo tiempo estas palabras del Padre Celestial contestaban las plegarias de Su Divino Hijo acerca de la bendición para el comienzo de la gran hazaña de la salvación humana.

Tropario, tono 1
Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad: pues, la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su Hijo amado; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra. ¡Tú, que te has revelado e iluminado al mundo, oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Santos Mártires Teopempto y Teonás; Santa Sinclética de Alejandría

 


Santos Mártires Teopempto y Teonás:

5 de Enero

El 23 de enero del 303, el emperador Diocleciano, firmó un decreto ordenando la persecución a los cristianos. En ese tiempo el primero que admitió su fe en Cristo Crucificado fue el obispo Teopempto, quien por supuesto, sabía lo qué le esperaba, y de hecho, fue sometido a una serie de torturas, pero estas estaban acompañadas simultáneamente por milagros. Primero lo pusieron en el horno encendido para quemarlo, pero milagrosamente sale vivo y sin un rasguño. Luego le sacan un ojo y le dan para beber un veneno letal, pero todo esto no basto para matarlo, y terminaron con su vida decapitándolo. El valor, su fe inquebrantable y el brillo moral que iluminaba al mártir, ilumino el corazón de Teonás, quien fue el que había preparado el veneno. Estando aun el cuerpo del mártir en el suelo, Teonás declara su fe en Cristo, sorprendidos los idolatras por esta declaración lo detienen y lo entierran vivo; así Teonás encuentra la salvación de su alma, junto a Teopemptos. Estos dos Mártires nos enseñaron cómo debemos, primero, ganar la gloria eterna y no esta provisoria vida terrenal.

Tropario, tono 4
Tus mártires, oh Señor Dios nuestro, por su lucha recibieron de ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribaron a los tiranos y destruyeron la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.
Condaquio, tono 4
Como un justo sacerdote de los misterios inefables y un piadoso ministro de la gracia, en la carrera del martirio iniciaste al glorioso Teonás en la Fe inspirada por Dios, Oh Teopempto. Y junto con él, clamaste en el estadio: Cristo es la fuerza de los Mártires.

Nuestra Justa Madre Santa Sinclética

Santa Sinclética nació en Alejandría de Egipto, de una rica familia de Macedonia. Su gran fortuna y belleza le atrajeron numerosos pretendientes, pero Sinclética había consagrado su corazón al Esposo Celestial y para librarse de aquellos recurría a la fuga. Sin embargo, consideraba a su propio cuerpo como a su peor enemigo y se dedicó a domarlo con ayunos. Su mayor sufrimiento era verse obligada a comer más frecuentemente de lo que deseaba. Sus padres la constituyeron heredera de toda su fortuna, pues sus dos hermanos habían muerto y su única hermana era ciega y estaba confiada a su custodia. Habiendo distribuido su fortuna entre los pobres. Sinclética se retiró con su hermana a una cámara sepulcral abandonada, que formaba parte de las posesiones de sus parientes. Ahí se cortó los cabellos, en presencia de un sacerdote, para mostrar su absoluto despego del mundo, y renovó su consagración a Dios. A partir de ese instante, la oración y las buenas obras constituyeron su principal ocupación.
Numerosas mujeres acudían a ella en busca de consejo. Si su humildad le hacía difícil instruir a otros, su caridad la impulsaba a hacerlo. Sus palabras tenían un acento tan profundo de humildad y de convencimiento, que impresionaban profundamente a sus oyentes. “¡Oh —exclamaba Sinclética —, cuan felices seríamos si trabajáramos por ganar el cielo y servir a Dios, como los mundanos trabajan por acumular riquezas y bienes perecederos! En tierra soportan a los bandidos y salteadores; en el mar se exponen a los vientos y a las olas y sufren naufragios y calamidades; todo lo intentan y a todo se atreven; en cambio nosotros, que servimos a un Señor tan grande y esperamos un premio inefable, tenemos miedo de la menor contradicción.” Frecuentemente predicaba la humildad: “Un tesoro sólo está seguro cuando está escondido; descubrirlo equivale a exponerlo a la codicia del primero que venga y a perderlo; igualmente, la virtud sólo está segura cuando permanece secreta, y quien la ostenta la verá disiparse como el humo.” Con estos y otros discursos exhortaba nuestra santa a la caridad, a la vigilancia y a todas las virtudes.
A los ochenta años de edad, Sinclética contrajo una intensa fiebre que le atacó los pulmones, al mismo tiempo que una violenta gangrena le consumía los labios y las mandíbulas. Llevó su enfermedad con increíble paciencia y resignación, a pesar de que en los últimos tres meses el dolor no le dejaba reposo. Aunque la gangrena la había privado del uso de la palabra, su paciencia era un sermón más eficaz que cualquier predicación. Tres días antes de su muerte, tuvo una visión en la que le fue revelada la hora en que su alma abandonaría el cuerpo. Al llegar el momento previsto, Sinclética entregó su alma a Dios, a los ochenta y cuatro años de edad.

Tropario, tono 8
En ti fue conservada la imagen de Dios fielmente, oh justa Madre Sinclética, pues tomando la cruz seguiste a Cristo; y practicando, enseñaste a despreocuparse de la carne, que es efímera y a cuidar, en cambio, el alma inmortal. Por eso hoy tu espíritu se regocija junto con los ángeles.

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