Tercer domiingo del Triodion; Hieromártir Policarpo de Esmirna

Domingo del Juico Final y de la Abstinencia de la Carne

En este día, Tercer domingo del Santo Triodion celebramos la conmemoración de la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo, como Juez.Este es el último día de consumo de carnes rojas y blancas hasta la Pascua de Resurrección.

+ Cuando estés sentado para juzgar la tierra, ¡Oh Justo, Juez Verdadero!
+ Hazme, a mí también, digno de oír la vos que clama: “¡Venid!”

Por la multitud de Tu Inefable Compasión, Oh Cristo Dios, haznos dignos de oír Tu Impresionante Voz, y cuéntanos entre aquellos que están a Tu Diestra y ten piedad de nosotros. Amén.

Condaquio tono 1

Cuando vengas con gloria a la tierra, oh Dios, temblará toda la creación; el río de fuego fluirá ante el estrado, los libros serán abiertos y lo secreto revelado. Entonces, libérame del fuego inextinguible y hazme digno de estar a tu diestra, oh justo Juez.

 

Hieromártir Policarpo. obispo de Esmirna.

 

Este gran hombre apostólico nació pagano. San Juan el Teólogo lo convirtió a la fe cristiana y lo bautizó. Habiendo quedado huérfano a temprana edad, fue recogido por Calixta una noble viuda quien lo adoptó y educó.

En su juventud era devoto y misericordioso, esforzándose por imitar en su vida a san Búcolo, obispo de Esmirna, y a los santos apóstoles Juan y Pablo a quienes conocía y escuchaba. San Búcolo lo ordenó como presbítero y antes de su muerte lo designó como sucesor en el trono episcopal de Esmirna, siendo consagrado por los obispos apostólicos presentes en el entierro de Búcolo.

Desde el inicio fue dotado de del don de hacer milagros. Expulsó a un espíritu maligno del criado de un conde y detuvo un incendio terrible en Esmirna. Al ver esto, muchos paganos lo consideraban uno de sus dioses. Con sus oraciones llovía en tiempo de sequía, curaba enfermedades, tenía el don del discernimiento, profetizaba, etc. Sufrió en tiempos de Marco Aurelio.

Tres días antes de su muerte, san Policarpo dijo: “En tres días, estaré quemándome en el fuego por el Señor Jesucristo”. Al tercer día los soldados lo capturaron y lo trajeron para ser juzgado, y cuando el juez le aconsejó que negara a Cristo y reconociera a los dioses romanos, Policarpo exclamó: ”No puedo cambiar lo mejor por lo peor”. Los judíos odiaban particularmente a Policarpo y hacían lo posible para que fuera enviado a la hoguera. Él oraba mucho a Dios aun cuando fue puesto en el fuego y aunque era ya muy anciano, estaba radiante como un ángel. Toda la gente veía como el fuego lo rodeaba, pero no lo tocaba. Espantados de este fenómeno, los jueces ordenaron al verdugo que traspasara su cuerpo con una lanza a través del fuego. Y después de haber sido traspasado, salió de él tanta sangre que apagó el fuego mientras que su cuerpo quedó intacto. Por último, a sugerencia de los judíos, el juez ordenó quemar el cadáver de Policarpo según la costumbre griega. Y así los malvados quemaron muerto a aquel que no pudieron quemar vivo. Era el día Sábado Santo del año 167.

Tropario tono 4, del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Policarpo obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

Sábado de los Difuntos; San Mauricio y sus 70 Compañeros Mártires; Hallazgo de las reliquias de los Mártires de Constantinopla

En este día que es el sábado anterior al Domingo del Juicio Final (tercero del Triodio, hacemos una conmemoración especial de todos los fieles ortodoxos que han fallecido en la fe y que esperan la resurrección del Último Día.

Condaquio, tono 8

Con los santos, haz descansar las almas de tus siervos, oh Cristo, donde no hay dolor ni tristeza sino vida eterna.

 

San Mauricio y sus 70 Compañeros Mártires

San Mauricio un comandante del ejército de la ciudad de Apamea en Siria, sufrió en el año 305 bajo el emperador Maximiano Galerio (305- 311) junto a su hijo Fotinos y setenta de sus soldados (solo los nombres de dos soldados se conocen, Teodoro y Felipe).

Durante la persecución, un sacerdote pagano le informo al emperador que San Mauricio estaba propagando la fe en Cristo. Al traerlos al juicio, San Mauricio, su hijo y sus soldados, fueron interrogados y amenazados, pero ninguna tortura ni amenazas pudo lograr que ellos abandonaran su fe. Fueron golpeados sin misericordia, quemados en las llamas y sus cuerpos rastrillados con ganchos de acero. El joven Fotinos al final de sus severas torturas fue decapitado por la espada ante los ojos de su padre, cuyo espíritu a pesar de tan duro tormento, no se debilitó, antes bien se alegró de que a su hijo le hubiera sido otorgada la corona de mártir.

Las torturas continuaron con más intensidad. Los mártires fueron llevados a un pantano lleno de mosquitos, avispas y jejenes, atados a los árboles y sus cuerpos embarrados con miel. Los insectos picaron a los mártires quienes además se encontraban débiles por hambre y sed.

Los Santos toleraron estos tormentos por diez días sin dejar de orar y glorificar a Dios hasta que el Señor le puso fin a sus sufrimientos. Los malvados verdugos dieron órdenes que los mártires fueran decapitados y que dejaran sus cuerpos sin enterrar, pero la comunidad cristiana en secreto sepultó los restos de los Santos esa misma noche en el lugar donde fueron ejecutados.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

 

El hallazgo de las reliquias de los mártires en Constantinopla

 

Durante las persecuciones contra los cristianos, las reliquias de estos santos mártires eran enterradas por los fieles en lugares ocultos. Así, en Constantinopla, cerca de la Puerta y la Torre de Eugenio, se encontraron las reliquias incorruptas de varios mártires. No se conocen sus nombres, pero están escritos en el Libro de la Vida.

Deseando glorificar a sus siervos, Dios comenzó a curar a las personas de sus enfermedades en el lugar donde se encontraron las reliquias de los mártires. Un cierto jerarca las trasladó a una iglesia con gran honor. Después de que se revelaron las fragantes reliquias, hubo más milagros de curación y los demonios fueron expulsados ​​de los poseídos.

A un piadoso clérigo, Nicolás el Calígrafo, le fue revelado que entre las reliquias descubiertas en la Puerta de Eugenio se encontraban las reliquias del santo apóstol Andrónico de los Setenta y de su ayudante Junia (17 de mayo), a quienes el apóstol Pablo menciona en su Epístola a los Romanos (Romanos 16:7).

En el siglo XII, en el lugar donde se descubrieron las reliquias de los Santos Mártires se construyó una gran iglesia abovedada. Esta obra fue realizada por el emperador Andrónico (1183-1185), cuyo santo patrono era el santo apóstol Andrónico.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

San Timoteo de Símbola; San Eustacio, patriarca de Antioquía

San Timoteo de Símbola, quien era descendiente de italianos fue monje desde muy joven. El Santo buscó la vida ascética en un monasterio llamado “Símbolo” en Asia Menor cerca del monte Olimpo. San Timoteo era discípulo de Teoctisto que en aquellos tiempos era abad del monasterio, y también de San Platón del monasterio Studion (5 de abril).

Recibiendo un grado alto de perfección espiritual, Dios le dio la gracia de sanar enfermos y expulsar espíritus malignos. El paso muchos años como ermitaño rodeando los bosques salvajes, las montañas y las selvas de día y de noche, ofreciendo sus oraciones a Dios.

San Timoteo falleció a una edad avanzada en el año 795.

Tropario tono 4, del común de Varios Santos Justos

Oh Dios de nuestros Padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no retires de nosotros tu misericordia, mas por sus oraciones, guía nuestra vida en paz.

San Eustacio, Patriarca de Antioquía.

 

San Eustacio, arzobispo de Antioquía (323-331) nació en Side, Panfilia, en el año 324. Fue obispo de Berea (actual Alepo), y gozó del amor y la estima del pueblo, y a petición de su rebaño fue elevado por los Padres del Primer Concilio Ecuménico (325) a la Sede de Antioquía.

Fue un erudito teólogo, y se distinguió también por su amplio conocimiento en ciencias seculares. Cuando la herejía de Arrio comenzó a extenderse en Oriente (el arrianismo negaba la consustancialidad del Hijo de Dios con el Padre), san Eustacio luchó celosamente por la pureza de la fe ortodoxa a través de sus palabras y sus escritos.

El Primer Concilio Ecuménico fue convocado en el año 325 por el santo emperador coronado por Dios Constantino el Grande (306-337). El primero en presidir este Concilio fue san Eustacio. El Concilio condenó las enseñanzas heréticas de Arrio e incorporó la confesión ortodoxa al Símbolo de la Fe (el Credo Niceno).

Pero el loco Arrio, como lo llamó san Eustacio, se negó a renunciar a sus errores. Él y aquellos que compartían su opinión fueron excomulgados de la Iglesia por el Concilio. Entre los obispos que firmaron el Símbolo Niceno de la Fe había algunos que simpatizaban con la herejía de Arrio, pero firmaron las Actas del Concilio por temor a la excomunión.

Después del Concilio, sus enemigos conspiraron contra san Eustacio. Con gran astucia obtuvieron su consentimiento para convocar un Concilio local en Antioquía. Habiendo sobornado a cierta mujer libertina, la persuadieron para que se presentara al Concilio con un niño de pecho y declarara falsamente que san Eustacio era el padre del niño.

Los arrianos declararon depuesto a San Eustacio, violando la Regla Apostólica que establece que las acusaciones contra el clero deben ser corroboradas por dos testigos. Sin juicio previo, fue enviado al exilio en Tracia. Pero la mentira pronto fue desenmascarada: la mujer se arrepintió tras caer gravemente enferma. Convocó al clero y, en presencia de mucha gente, confesó su pecado.

San Constantino el Grande murió en esa época y su hijo Constancio (337-361), que compartía las ideas heréticas de Arrio y favorecía a los obispos arrianos, sucedió a su padre en el trono.

Incluso en el exilio, San Eustacio luchó por la ortodoxia con el mismo celo. Murió en el exilio, en la ciudad de Filipos o Trajanópolis, en el año 337.

Convocado en el año 381 en Constantinopla, el Segundo Concilio Ecuménico confirmó el Símbolo Ortodoxo de la Fe, que san Eustacio había defendido con tanto vigor. La herejía arriana fue nuevamente avergonzada.

En el año 482 las reliquias de San Eustacio fueron trasladadas con reverencia desde Filipos a Antioquía, para gran alegría del pueblo de Antioquía, que no había dejado de honrar y amar a su patriarca.

Tropario, tono 4

Oh Dios de nuestros Padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no retires de nosotros tu misericordia, mas por sus oraciones, guía nuestra vida en paz.

San León de Catania

San León, obispo de Catania, en Sicilia, había nacido en Rávena, hacia la mitad del siglo VIII. Sus padres le educaron para las glorias humanas. Pero eran distintas las aspiraciones de León. Se puso bajo la dirección del obispo de Rávena, quien, viendo su pureza de costumbres y su celo apostólico, decidió conferirle la ordenación sacerdotal.

Pudo disfrutar de él poco tiempo, pues muerto Sabino, obispo de Catania, se decidieron los electores por León, no sin antes haber pedido a Dios acierto en la elección. León se oponía, pero le obligaron a aceptar. Después de su resistencia, puso todo su empeño en cumplir su misión apostólica.

De todas partes acudían a verle y oírle. Todos querían tocar su manto para ser curados. Se preocupaba grandemente por los enfermos y los pobres. Su celo por la fe era tan grande como su compasión por los necesitados. Cierto día apareció en Catania un mago llamado Heliodoro, que engañó al pueblo con varias ilusiones y desmoralizó mucho la juventud. Este entró una vez a la iglesia durante los Servicios Divinos, y comenzó a hacer sus trucos. San León se le acercó, lo ató a un extremo de su omoforio y lo llevó al mercado de la ciudad. Allí, León ordenó que se encendiese un gran fuego, y cuando este ya ardía, se paró en medio del fuego y haló a Heliodoro a las llamas. Heliodoro fue consumido por completo, pero León quedó vivo e ileso. Todos los que fueron engañados por Heliodoro, y que lo consideraban como un ser divino, fueron avergonzados.

El compasivo y celoso León se hizo famoso a través del reino entero como un gran taumaturgo que ayudaba al pueblo con sus radiantes milagros.

gobernó la diócesis como un verdadero sucesor de los apóstoles durante 16 años y hacia finales del siglo VIII, lleno de merecimientos, se durmió en el Señor. El pueblo lloró su muerte como la de un padre y celoso pastor. Fue sepultado en un monasterio que él mismo había hecho construir fuera de las murallas de Catania. Su sepulcro fue muy venerado, pues se asegura que de su cuerpo emanaba mirra sanadora.

Tropario tono 4 del común de Santos Jerarcas

La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas * y por la pobreza, riquezas. * ¡León, santo obispo, intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Apóstoles Arquipo, Filemón de los Setenta y Apia; Mártir Filotea de Atenas

Arquipo era uno de los Setenta (cfr. San Lucas 10:1-20). El Apóstol Pablo lo menciona en sus epístolas a los Colosenses (cfr. 4:17) y a Filemón, en la cual le llama su compañero de milicia (cfr. v. 2). La casa de Filemón era el centro del cristianismo en Colosas; allí los cristianos se reunían para orar. Escribiendo a Filemón, el Apóstol Pablo la llama «la iglesia que está en tu casa» (cfr. Filemón v. 2). En aquel tiempo, los apóstoles ordenaban a sus discípulos como obispos, unos a sedes permanentes y otros como misioneros para viajar a diferentes lugares. Filemón era uno de estos últimos. Apia, la esposa de Filemón, permaneció en Colosas para recibir y servir a la «iglesia en su casa». Sucedió que durante un festival de la diosa Artemisa, todos los fieles en Colosas estaban reunidos orando en casa de Filemón, según era su costumbre. Enterándose de esto, los paganos se apresuraron a capturar a todos los cristianos. Azotaron a Filemón, Apia y Arquipo como los líderes; y luego los enterraron hasta la cintura y los apedrearon. Así murieron Filemón y Apia, pero a Arquipo lo sacaron casi muerto y lo dejaron para que los niños se divirtieran. Estos lo hirieron con cuchillos por todos lados, y así este «compañero de milicia» de Pablo terminó bien su camino terrenal.

San Arquipo y sus compañeros, también son conmemorados el 22 de noviembre

Tropario tono 3, del común de Santos Apóstoles

Oh santo apóstol Arquipo, * intercede ante Dios miseri­cordioso, * para que otorgue el perdón de las transgre­siones a nuestras almas.

 

Santa Mártir Filotea

 

La mártir monástica Filotea nació en Atenas en 1522. Sus padres, Syriga y Angelos Benizelos, eran famosos no sólo por ser eminentes y ricos, sino también por ser profundamente devotos. La bondadosa Syriga había implorado a menudo a la Santísima Theotokos por un hijo. Sus fervientes oraciones fueron escuchadas, y el matrimonio tuvo una hija a la que llamaron Revoula.

Los padres criaron a su hija en una profunda piedad y una fe recta, y cuando tenía doce años la dieron en matrimonio. Su marido resultó ser un hombre impío y grosero, que a menudo golpeaba y atormentaba a su esposa. Revoula soportó pacientemente el abuso y rezó a Dios para que hiciera entrar en razón a su marido.

Después de tres años, el marido de Revoula murió, y ella comenzó a trabajar en ayuno, vigilia y oración. La santa fundó un monasterio de mujeres en nombre del apóstol Andrés el Primer Llamado (30 de noviembre). Cuando se terminó el monasterio, la santa fue la primera en aceptar la tonsura monástica, con el nombre de Filotea.

Durante este tiempo Grecia sufría bajo el yugo turco, y muchos atenienses habían sido convertidos en esclavos por sus conquistadores turcos. Santa Filotea utilizó todos sus medios para liberar a sus compatriotas, rescatando a muchas de la servidumbre. Una vez, cuatro mujeres huyeron de sus amos turcos, quienes exigieron que renunciaran a su cristianismo, y se refugiaron en el monasterio de Santa Filotea.

Los turcos, al enterarse de dónde habían ido las mujeres griegas, irrumpieron en la celda de la santa y la golpearon. La llevaron ante el gobernador, quien arrojó a la santa asceta a la cárcel. Por la mañana, una multitud de turcos se había reunido y la sacaron de la prisión. El gobernador dijo que si no renunciaba a Cristo, sería descuartizada.

Justo cuando santa Filotea estaba lista para aceptar la corona de mártir, una multitud de cristianos se reunió por la gracia de Dios. Los turcos apaciguaron a los jueces y liberaron a la santa asceta. Al regresar a su monasterio, santa Filotea continuó con sus esfuerzos de abstinencia, oración y vigilia, por los cuales se le concedió el don de hacer milagros. En Patesia, un suburbio de Atenas, fundó un nuevo monasterio, donde luchó en el ascetismo con las hermanas.

Durante la Vigilia de San Dionisio el Areopagita (3 de octubre), los turcos capturaron a santa Filotea y la torturaron. Finalmente, la arrojaron al suelo medio muerta. Las hermanas llevaron entre lágrimas a la santa mártir, que fluía de sangre, a Kalogreza, donde murió el 19 de febrero de 1589. Poco después, las reliquias de la santa mártir monástica Filotea fueron llevadas a la iglesia catedral de Atenas.

Tropario tono 5

La ilustre ciudad de Atenas honra hoy * a Filotea, gran mártir, con regocijo y paz * y abraza sus reliquias honorables. * Ella en decoro transitó * y se negó de sí por la batalla y el sacrificio. * Ahora ruega a Cristo * que nos otorgue su divina compasión.

San León Magno, Papa de Roma

Nació en Italia, hijo de padres devotos. En sus comienzos fue archidiácono del papa Sixto III, y tras la muerte de este, fue elevado contra su voluntad, al trono papal de Roma.

Cuando Atila, junto a los hunos, llegaron a las cercanías de Roma, con el propósito de destruir y quemar la ciudad, fueron recibidos por León quien se presentó vestido con su ornamento episcopal y calmó la ira del jefe de los hunos salvando a Roma de la destrucción.

Pero no solamente salvó Roma, sino que ayudó mucho a la salvación de la fe ortodoxa de la herejía de Eutiquio y Dióscoro. Esta herejía confundía las dos naturalezas de Cristo (divina y humana) en una sola, negando las dos voluntades en una misma persona, la de Jesucristo. Por esta razón se convocó al IV Concilio Ecuménico en Calcedonia, en el que se leyó la epístola que León había escrito.

Se cuenta que antes de su muerte, León pasó cuarenta días en ayuno y oración ante la que según la tradición es la tumba del Apóstol Pedro, suplicándole que le mostrara sus pecados y que fueran perdonados. El apóstol se le apareció y le dijo que todos sus pecados habían sido perdonados, excepto los pecados de la ordenación de clérigos indignos, cuando era claro cuán grave es ordenar a un clérigo indigno. El santo cayó otra vez en oración, hasta que fue informado que estos pecados también habían sido perdonados. Entonces entregó tranquilamente su alma al Señor en el año 461.

Tropario tono 4, del común de Santos Jerarcas

La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas * y por la pobreza, riquezas. * ¡León, santo papa, * intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Gran Mártir Teodoro de Tiro

En la ciudad Amasea, en la provincia Panonia, en los tiempos de las persecuciones por el emperador Maximiano (años 286-305), un guerrero llamado Teodoro, junto con los otros cristianos fue obligado a abjurar de Cristo y hacer un sacrificio a los ídolos. Al negarse a hacerlo, Teodoro fue sometido a crueles martirios y encerrado en la cárcel. Ahí, durante la oración él fue consolado con la milagrosa aparición del Señor Jesucristo. Poco tiempo después lo sacaron de la cárcel y con diferentes torturas lo obligaban nuevamente a abjurar de Cristo. Finalmente, viendo su firmeza, el gobernador lo condenó a la hoguera. Sin ningún temor, San Teodoro subió a la hoguera y orando y glorificando a Dios entregó su alma cerca del año 305. Su cuerpo fue sepultado en la ciudad de Eujaita (actualmente Marcivan en Asia Menor) Más tarde sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla a la Iglesia consagrada a su nombre.

50 años después de la muerte de San Teodoro, el emperador Juliano, el Apóstata (años 361-363) queriendo profanar la Gran Cuaresma Cristiana, ordenó al gobernador de la ciudad de Constantinopla rociar con la sangre de los sacrificios que se hacían a los ídolos todos los alimentos que se vendían en el mercado durante todos los días de la primera semana de Cuaresma. En una visión, san Teodoro se presentó al arzobispo de Constantinopla y le ordenó avisar a todos los cristianos que no compraran los alimentos profanados y que comieran solamente el trigo cocido con miel (Koliva). En memoria de esto la Iglesia Ortodoxa celebra, hasta el día de hoy, todos los años la memoria del Gran Mártir Teodoro de Tiro el primer sábado de la Gran Cuaresma.

Tropario, tono 2

Grandes son las obras de la fe; * pues san Teodoro, mártir, se regocijó en la fuente de las llamas * como si estuviera en las aguas del descanso * y, abrasado con el fuego, se ofreció a la Trinidad como pan exquisito. * Por sus imploraciones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Segundo domingo del Triodio;Mártir Pánfilo presbítero de Cesarea en Palestina y compañeros mártires

Domingo del Hijo Pródigo

En este día celebramos la conmemoración de la Parábola del Hijo Pródigo, citada en el Honorable Evangelio, así como la han organizado nuestros Santos Padres, para la segunda semana del  Triódion.
+ Tú, que eres pródigo como yo; Acércate con seguridad y confianza.
+Porque la puerta de la Compasión Divina ha sido abierta para todos.
Por Tu Inefable Amor a la humanidad, Oh Cristo Dios, ten piedadde nosotros y sálvanos. Amén.

Condaquio tono 3

Al dejar tu gloria paterna con ignorancia, derroché vanamente la riqueza que me otorgaste. Clamo a ti como el pródigo, oh Compasivo: “He pecado contra el cielo y ante ti, oh Padre; acéptame como arrepentido y admíteme como uno de tus jornaleros”.

 

Mártir Pánfilo presbítero de Cesarea en Palestina y compañeros mártires

 

San Pánfilo era sacerdote en Palestina y sufrió valientemente el martirio junto a sus cinco compañeros.

El año 309, cuando los emperadores Galerio Maximiano y Máximo llevaban adelante la persecución comenzada por Diocleciano, cinco egipcios fueron a visitar a los confesores de la fe, condenados a trabajos forzados en las minas de Cilicia. A su regreso les detuvieron los guardias a las puertas de Cesárea, en Palestina. Los cinco confesaron al punto que eran cristianos y declararon el motivo de su viaje. Al día siguiente, comparecieron ante el gobernador Firmiliano, junto con san Pánfilo. El juez, según su costumbre, ordenó que los cinco egipcios fuesen torturados en el potro, antes de ser juzgados. Después de haber sufrido ya muchos suplicios, el gobernador preguntó al que hacía de lider, su nombre y su nacionalidad. El mártir respondió que su nombre de bautismo era Elías, y que sus compañeros se llamaban Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel. Como Firmiliano le preguntase nuevamente por su nacionalidad, Elías contestó que eran ciudadanos de Jerusalén, refiriéndose a la Jerusalén celestial, verdadera patria de todos los cristianos. El gobernador ordenó a los verdugos que torturasen a Elías, quien fue azotado con las manos atadas a la espalda y los pies brutalmente aplastados en yugos de madera. Después el gobernador mandó que los cinco fuesen decapitados. La orden se ejecutó inmediatamente.

Porfirio, joven sirviente de san Pánfilo, juró que los cuerpos de su amo y de los otros mártires no quedarían sin sepultura. Enterado de tal audacia, Firmiliano le hizo arrestar. Como Porfirio confesara que era cristiano y se negara a sacrificar a los dioses, el juez le mandó azotar tan cruelmente, que los huesos y las entrañas del mártir quedaron al descubierto. Porfirio sufrió la tortura sin exhalar un gemido. Entonces el tirano ordenó que se encendiese una hoguera en forma de círculo, en cuyo centro fue colocado Porfirio. Ahí estuvo durante varias horas cantando alabanzas al Señor e invocando el nombre de Jesús, hasta que la muerte puso fin a su lento y glorioso martirio. Los soldados vieron que Seleuco, uno de los testigos del martirio, aplaudía la constancia de Porfirio; le condujeron, pues, ante el gobernador, quien le mandó decapitar inmediatamente.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Apóstol Onésimo de los Setenta

Onésimo era esclavo de Filemón, personaje importante de Colosa de Frigia, convertido por San Pablo.

Cuando huía de la justicia, después de haber robado a su amo, Onésimo entró en contacto con San Pablo, quien se hallaba entonces prisionero en Roma. El Apóstol le convirtió y bautizó y le envió a la casa de Filemón con una carta de recomendación.

Según parece, Filemón perdonó y puso en libertad a su esclavo arrepentido y le mandó reunirse de nuevo con San Pablo.

San Jerónimo y otros autores, dicen que Onésimo y Tiquio, el portador de la epístola a los colosenses, llegaron bajo la dirección del Apóstol, a ser predicadores del Evangelio y obispos.

Onésimo fue consagrado obispo de Éfeso, por San Pablo. Después del episcopado de Timoteo, y se afirma que el antiguo esclavo fue llevado prisionero a Roma, donde murió lapidado, y que sus reliquias fueron más tarde trasladadas a Éfeso.

Tropario tono 3, del común de Santos Apóstoles

Oh santo apóstol Onésimo, * intercede ante Dios misericordioso, * para que otorgue el perdón de las transgresiones a nuestras almas.

San Auxencio, de Bitinia, monje; San Marón, anacoreta; Santo e Igual a los Apóstoles Cirilo, Iluminador de los Eslavos

Parece que Auxencio fue el hijo de una persona llamada Addas. Pasó la mayor parte de su larga vida como ermitaño en Bitinia. En su juventud, fue uno de los guardias ecuestres de Teodosio el Joven, pero sus deberes militares, que cumplía con entera fidelidad, no le impedían hacer del servicio de Dios su principal interés. Todo su tiempo libre lo pasaba en soledad y oración, y frecuentemente visitaba a los santos reclusos que ocupaban ermitas en los alrededores para pedirles albergue y poder pasar la noche con ellos, haciendo ejercicios penitenciales y cantando alabanzas a Dios.

Finalmente, el deseo de una mayor perfección, o el temor de la vanagloria, lo indujeron a adoptar la vida eremítica. Formó su albergue en la montaña desierta de Oxia, a sólo doce kilómetros de Constantinopla, pero al otro lado del Helesponto, en Bitinia. Allí parece ser que fue muy consultado y que ejerció considerable influencia, debido a su fama de santidad.

Entregado a una vida de gran austeridad, instruyó a los discípulos que acudían a él, hasta su muerte, que probablemente tuvo lugar el 14 de febrero del año 473.

Tropario tono 1, del común de Santos Ascetas

Al morar en desierto cual un ángel en cuerpo, * has rea­lizado milagros, Euxencio, padre teóforo. * Con ayuno, pues, vigilia y oración, * has tomado celestes dádivas, * ya que curas los malestares de las almas * que a ti acuden con fervor: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la co­rona te ha dado! * ¡Gloria, que, por tu medio, * ha brindado curación a todos!

San Marón

 

San Marón nació en el siglo IV cerca de la ciudad de Ciro, en Siria. Pasó casi todo su tiempo al aire libre en oración, vigilia, obras ascéticas y ayuno estricto. Obtuvo de Dios el don de curar a los enfermos y expulsar demonios. Aconsejó a quienes acudían a él en busca de consejo que fueran moderados, se preocuparan por su salvación y se guardaran de la avaricia y la ira.

San Marón, amigo de San Juan Crisóstomo, murió antes del año 423 a una edad avanzada.

Algunos de los discípulos de San Marón fueron Santiago el Ermitaño (26 de noviembre), Limnius (23 de febrero) y Domnina (1 de marzo). San Marón fundó muchos monasterios alrededor de Ciro y convirtió un templo pagano cerca de Antioquía en una iglesia cristiana.

Tropario tono 8, del común de Santos Anacoretas

Con la efusión de tus lágrimas, * regaste el desierto estéril * y, por los suspiros profundos, * tus fatigas dieron frutos cien veces más, * volviéndote un astro del universo, * brillante con los milagros. ¡Oh nuestro justo padre Marón, * intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas!

San Cirilo, Iluminador de los Eslavos

 

San Cirilo, igual a los Apóstoles, maestro de los eslavos (en el esquema Constantino) y su hermano mayor Metodio (6 de abril) eran eslavos, nacidos en Macedonia, en la ciudad de Tesalónica.

San Cirilo recibió la mejor educación y desde los catorce años se crió con el hijo del emperador. Más tarde, fue ordenado sacerdote. A su regreso a Constantinopla, trabajó como bibliotecario de la iglesia catedral y como profesor de filosofía. Mantuvo debates con éxito con herejes iconoclastas y con musulmanes.

Anhelando la soledad, fue al monte Olimpo a ver a su hermano mayor Metodio, pero su soledad duró poco tiempo. Ambos hermanos fueron enviados por el emperador Miguel en un viaje misionero para predicar el cristianismo a los jázaros en el año 857. En el camino se detuvieron en Cherson y descubrieron las reliquias del hieromártir Clemente de Roma (25 de noviembre).

Al llegar al territorio de los Jázaros, los santos hermanos les hablaron de la fe cristiana. Convencido por la predicación de san Cirilo, el príncipe Jázaro, junto con todo su pueblo, aceptó el cristianismo. El agradecido príncipe quiso recompensar a los predicadores con ricos presentes, pero ellos se negaron y en su lugar pidieron al príncipe que liberara y enviara a casa a todos los cautivos griegos. San Cirilo regresó a Constantinopla junto con 200 de estos cautivos liberados.

En el año 862 comenzó la principal hazaña de los santos hermanos. A petición del príncipe Rostislav, el emperador los envió a Moravia para predicar el cristianismo en lengua eslava. Los santos Cirilo y Metodio, por revelación de Dios, compilaron un alfabeto eslavo y tradujeron el Evangelio, las Epístolas, el Salterio y muchos libros de oficios al idioma eslavo. Introdujeron los servicios divinos en eslavo.

Los santos hermanos fueron convocados a Roma por invitación del Papa Adriano quien los recibió con gran honor, ya que trajeron consigo las reliquias del Hieromártir Clemente.

San Cirilo, de naturaleza enfermiza y con mala salud, enfermó pronto a causa de sus muchos trabajos y, después de haber recibido el esquema, murió en el año 869 a la edad de cuarenta y dos años. Antes de morir, expresó su deseo de que su hermano continuara la ilustración cristiana de los eslavos. San Cirilo fue enterrado en la iglesia romana de San Clemente, cuyas reliquias también reposan allí, traídas a Italia desde Cherson por los ilustradores de los eslavos.

Tropario, tono 4

La Sabiduría fue tu hermana desde el nacimiento; / la amabas, oh voz de Dios, como a una virgen pura / que adornaba tu alma y tu mente como una joya preciosa, / revelándote así, oh hombre bendito, como otro Cirilo: / ¡Sabio en nombre y en entendimiento!

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