Boletín del 06/07/2014

4o. Domingo de Mateo

Jesús-centurión

Brillemos en la virtud y así veremos dos hombres de pie
y  vestidos de la luz resplandeciente dentro del sepulcro dador de la vida, 
los que se le aparecieron a las Mirróforas  con sus rostros vueltos
hacia el suelo para entender la Resurrección  del Señor del cielo,
y corramos con Pedro  hacia el sepulcro  maravillándonos del
acontecimiento esperado ver a Cristo vida.     
                                                                                                        Exapostelario

 Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

audio27Que se alegren los celestiales,  y que se regocijen los terrenales; 
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo, 
pisoteando la muerte con su muerte. 
y Siendo el primogénito de entre los muertos, 
nos salvó de las entrañas del Hades 
y concedió al mundo la gran misericordia.

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;  Mediadora,
ante el Creador, irrechazable:  no desprecies las súplicas de nosotros, 
pecadores, sino acude a auxiliarnos,  como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir
y apresúrate con la súplica,  oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (6:18-23)

Hermanos: Ustedes, liberados del pecado, se han hecho esclavos de la justicia. —Hablo en términos humanos, en atención a la flaqueza de su carne—. Pues si en otros tiempos ofrecieron sus miembros como esclavos a la impureza y a la injusticia para la iniquidad, ofrézcanlos igualmente ahora a la justicia para la santidad.

Pues cuando eran esclavos del pecado, eran libres respecto de la justicia. ¿Qué frutos cosecharon entonces de aquellas cosas de las cuales al presente se avergüenzan? Pues su fin es la muerte. Pero ahora, habiendo sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, fructifican para santidad; y el fin, la vida eterna. Pues el salario del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Evangelio según San Mateo (8: 5-13)

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.» Jesús le dijo: «Yo iré a curarlo.» Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.» Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; ahí será el llanto y el rechinar de dientes.» Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora el criado quedó sano.

Mensaje Pastoral

Humildad y confianza

«Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.» ¿Qué es lo que hizo que el Señor elogiara, a tal grado, la fe de esteJesusAndTheCenturion1 centurión?

Es que su fe era protegida por dos virtudes que conservaban el equilibrio y producían en él un «camino real», el cual no se desvía a la derecha ni a la izquierda:

Por un lado, tenía la humildad y examinaba y observaba su maldad: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo»; y por otro lado tenía la absoluta confianza en el poder de Dios y en su misericordia: «basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.» Las dos virtudes, cuando obraron en conjunto, hicieron grande su fe.

El camino real requiere de conservar el equilibrio entre el conocimiento de nuestras debilidades y caídas, y la entrega sincera a la misericordia de Dios. Pues si uno exagera con dejadez hacia la derecha: «¡Dios perdona! ¡Él es misericordioso! ¡Él nos rescata!», se desvía hacia la negligencia y una vida superficial; por otro lado, si exagera hacia la izquierda: «mis pecados son imperdonables… no me  puedo corregir… no tengo carácter, etc.», llegará hasta el otro extremo que se llama «desesperanza» y que, de alguna manera, es blasfemia contra la misericordia de Dios.

Dicen los santos padres que, ante cualquier tentación, el demonio nos enfrenta con dos pensamientos: antes de caer, que «Dios es Todo misericordia y me perdonará»; y al caer, que «¿cómo lo hice yo?, ¿cómo podré estar en la iglesia?, ¿cómo me atreveré a leer su palabra?» Tomándolo en cuenta, el cristiano se defiende con lo contrario; así pues el que se goza estando de pie (centurión con poder) tiene que recordar que puede caer y así se humillará; y el que ha caído (soy indigno), se anima y confía en la bondad del Señor: «con mi Dios, brincaré sobre el muro».

Ni a la derecha ni a la izquierda: éste es el camino real cuando marchamos en el cual, llegaremos a escuchar la voz del Señor: «Anda; que te suceda como has creído.» Amén.

Nuestra Fe y Tradición

La Astrología y Nuestra Fe

imagesUno de los sucesos más característicos que tiene lugar hoy en día en nuestro país es el resurgimiento de todo tipo de visiones y planteamientos a la vida que habían sido en un tiempo rechazadas como “Tonterías poco Científicas” Todos nosotros hemos notado un gran auge de crecimiento en la astrología y varias formas de ciencias ocultas, como el satanismo, la brujería, el espiritismo, etc.

Como Cristianos Ortodoxos podemos responder a éste tipo de desarrollo en una de éstas tres formas, al menos: Nosotros lo podemos vernavidad-ortodoxa1 como un signo positivo de que la gente está buscando una realidad que va más allá de lo meramente físico; o lo podemos ver como un fenómeno indiferente de poco o nulo interés o consideración a nosotros; o podemos ver éste desarrollo como una amenaza a la Fe Ortodoxa, una negación delo tipo de vida Cristiano, y una forma destructiva de creencia, pensamiento y actitud.

En orden para llegar a una de éstas conclusiones es necesario preguntarnos a nosotros mismos qué enseña la Fe Ortodoxa sobre la naturaleza de Dios y del hombre, luego ver como encaja con las visiones que componen la astrología y movimientos de ciencias ocultas. Si tu piensas en tu Fe Ortodoxa por un momento, tu notarás que como Cristianos Ortodoxos sostenemos que Dios es creador y soberano del Universo y todo lo que hay en él.

La diferencia depende sobre nuestra relación con Dios. Y eso depende sobre nuestro deseo de elegir a Dios o Negarlo. Los Cristianos Ortodoxos sostienen la creencia de4 que el hombre el libre de hacer su elección.

Ahora, si vemos a éstas dos creencias (que Dios es amo del mundo, y que nosotros somos, sin embargo, libres de Elegirlo o Negarlo) entonces nosotros veremos muy fácilmente cual debiera ser nuestra actitud cuando comparamos esta creencia Cristiana con las Ciencias Ocultas y la Astrología.

La astrología niega la libertad de nuestro amante y gracioso Padre Celestial, y la gloria así también como la responsabilidad de nuestra libertad. Aunque la astrología pretende apuntar a lo que es presentado como una fuerza más allá del mero materialismo, no hace eso. Es una negación de las verdades fundamentales de la Fe Cristiana.

Como tal no podemos permanecer indiferentes a ello, tampoco debieran los Cristianos compartir en esto o fomentar a otros a compartir en esto. ¡Los horóscopos en periódicos debieran ser ignorados como negaciones del amor de Dios y la libertad moral y espiritual del hombre! Los Cristianos deberían persuadir a otros Cristianos a no tener nada que ver con la astrología. De las tres opciones mencionadas anteriormente, la astrología es definitivamente una negación del tipo de vida Cristiano. ¡Algo que debe ser rechazado como anticristiano!

Sentencia de los Padres del Desierto

  • Decía el abad Pastor:: «El mal nunca ha expulsado al mal. Si alguno te hace algún mal, hazle tú un bien, para destruir su mal con tu buena acción».
  • Un hermano preguntó al abad Sisoés: «¿Por qué no me dejan en paz las pasiones?».  Y le contestó el anciano: «Porque sus instrumentos están dentro de ti. Devuélveles sus  herramientas y se irán»
  • Decía un anciano: «Las palabras solas no bastan. Hoy hay mucha palabrería en los hombres de nuestro tiempo. Pero se necesitan obras. Estas son lo que Dios busca, no palabras  que no dan fruto. »

San Siluan del Monte Athos sobre la oración

icono de todos los santos

El que ama al Señor se acuerda siempre de Él, y el recuerdo de Dios hace brotar la oración. Si no te acuerdas del Señor, tampoco orarás. Sin la oración, el alma deja el amor de Dios, pues es a través del canal de oración como llega la gracia del Espíritu Santo.
El que pretende llevar una vida de oración sin tener un guía y piensa, en su orgullo, poder instruirse solamente mediante los libros sin dirigirse a un Padre Espiritual, ya ha sucumbido a medias a la ilusión. En cuanto al hombre humilde, el Señor le ayudará.
Dios da la oración al que ora; pero la oración que realizamos únicamente por rutina, sin tener el corazón arrepentido por los propios pecados, no es aceptada por el Señor.
La oración protege al hombre del pecado, porque el que reza piensa en Dios y humildemente está ante Dios, a quien conoce el alma del que reza.
Muchos rezan oralmente y les gusta rezar de acuerdo a los libros y el Señor recibe la oración y los perdona. Pero si alguien reza y piensa en otra cosa, tal oración el Señor no la escucha. Quien reza por costumbre no tiene cambios en el modo de rezar, pero el que reza con devoción tiene muchas variedades de rezo: puede ser la lucha con el enemigo, la lucha consigo mismo, la lucha con las pasiones, la lucha con la gente y en todo hay que ser valiente. A muchos les gusta leer libros buenos, esto está bien. Pero mejor de todo es rezar.

San Siluán del Monte Athos sobre la voluntad de Dios y la libertad:

¿Cómo saber si vives según la voluntad de Dios? — La señal es: Si estás afligido por alguna cosa eso demuestra que no sigues totalmente la voluntad Divina. Quien vive en la voluntad de Dios no se preocupa por nada. Y si necesita algo se entrega a Su voluntad. Si recibe lo necesario o no lo recibe, igualmente se queda tranquilo. El alma entregada a Dios no teme a nada: ni a la tormenta, ni a los ladrones, a nada.
Para todo lo que pasa — ella dice: “es la voluntad de Dios.” Si está enfermo, piensa: “Es señal de que esta enfermedad me es necesaria, de lo contrario Dios no me la hubiese enviado.” Y así se conocerá la paz en el alma y en el cuerpo.
La obra más excelsa es abandonarse a la voluntad de Dios y soportar las pruebas con esperanza. El Señor, viendo nuestras penas, no nos cargará nunca más allá de nuestras fuerzas. Si nuestros sufrimientos nos parecen excesivos, es señal de que no nos hemos abandonado a la voluntad de Dios.
Si hablas o escribes acerca de Dios, reza pidiendo ayuda y sabiduría y Dios te ayudará e iluminará, Y si tienes dudas, haz tres inclinaciones y dí: “Señor Benevolente, mi alma está confusa y tengo miedo de pecar, aclara mi alma Señor.” Y el Señor te ayudará sin duda porque está siempre cerca de nosotros. Pero si dudas no recibirás lo pedido. Así, el Señor le dijo a Pedro: “¡hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mat. 14:31), cuando Pedro empezó a hundirse en el agua. Así pasa con el alma, las dudas la hacen ahogarse en los malos pensamientos.
En cuando a nosotros, debemos rezar a Dios que nos de Su comprensión, y también consultar al padre espiritual, para no cometer errores.

R.P. Jesús Ruíz Munilla Catedral de San Jorge México D.F.

Boletín del 29/06/2014

Conmemoración de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

miroforas

Mujeres, escuchen la voz de la alegría,
que dice: “¡Pisoteando al Hades tirano, 
he levantado de la corrupción al mundo!”
Apresúrense y avisen a mis amados la Buena Nueva,
pues deseo que mi creación sea iluminada con la alegría
emanada de donde antes surgía la tristeza.
                                                                             Exapostelario

Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

audio27Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu  divinidad, 
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra, 
todos los poderes Celestiales clamaron: 
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!
 

Tropario de San Pedro y San Pablo

Tono 4

Oh Primados entre los Apóstoles y Maestros del universo:
interceded ante el  Señor de todo para que otorgue la paz al mundo,
y a nuestras almas la gran  misericordia.
 

Condaquio general

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable; 
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, 
pecadores, sino acude a auxiliarnos, 
como bondadosa, a los que te invocamos con fe. 
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (11:21 – 12:9)

Hermanos: En cualquier cosa en que alguien presumiere —es una locura lo que digo— también presumo yo. ¿Qué son hebreos? También yo lo soy. ¿Qué son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abraham? ¡También yo! ¿Ministros de Cristo? — ¡Digo una locura!— ¡Yo más que ellos! Más en trabajo; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos una. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?

 Evangelio según San Mateo  (16:13-19)

En aquel tiempo, al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»  Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Les dijo Él: «Y ustedes ¿quién dicen que soy Yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y Yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

Mensaje Pastoral

El abrazo de las virtudes de San Pedro y San Pablo

Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo

El icono clásico de esta fiesta muestra a los dos apóstoles, Pedro y Pablo, abrazándose y besándose. Existen varias interpretaciones que explican este ícono: para algunos, se trata del abrazo de los dos apóstoles al reconciliarse después de la diferencia que tuvieron en Antioquía (Hech 15); para otros, el abrazo representa al encuentro de Oriente (en la persona de Pablo) con Occidente (en la persona de Pedro); y para otros también, es el símbolo del final común que ambos tuvieron al ser martirizados en Roma, el primero decapitado y el segundo crucificado como el Maestro.
Todas estas interpretaciones ofrecen soluciones válidas y constructivas, en especial la última. De todos modos, es evidente que ambos apóstoles representan dos mundos distintos, y nos revelan dos figuras bíblicas muy importantes, cada una gratificada de virtudes que le dieron un relieve particular.
En efecto, un trío de virtudes caracterizan al apóstol Pablo, mientras que un trío paralelo caracterizan al apóstol Pedro.
Empezando con el apóstol Pablo, observamos fácilmente en los textos del Nuevo Testamento que san Pablo aprovechó tres aspectos que le ayudaron, sin lugar a dudas, a llevar a cabo su duro apostolado.
1- El apóstol Pablo era un ciudadano romano, lo que conllevaba tener derechos civiles únicos. Él los aprovechó cada vez que surgía la necesidad. Por ejemplo, él fue liberado de la prisión de los Filipenses, cuando reveló que era ciudadano romano (Hech 16:37). También, rechazó ser juzgado en una colonia judía y pidió ser enviado a Roma para ser juzgado ante el propio César (Hech 25:10). Aquí aparece la manera con la que el apóstol Pablo manejó la autoridad en su vida.
2- El apóstol Pablo era versado en el idioma y la filosofía griegas. Por ello, Dios vio en él “un vaso escogido” (Hech 9:15) y lo envió a las naciones. Por el griego, el apóstol Pablo fue capaz de pescar para Cristo el gran mundo griego civilizado. Él puso la capacidad de la filosofía y el conocimiento del idioma como herramientas para establecer el diálogo, el encuentro y la comunicación, todo ello al servicio de la palabra divina. Aquí aparece el rol de la ciencia y de la filosofía en su vida.
3- El apóstol Pablo poseyó una tercera singularidad: su origen hebreo israelita (II Cor 11:22). Era de los judíos de la diáspora. Se enorgullecía de que era un fariseo educado bajo Gamaliel (Hech 22:3). Aquí aparece el papel de la religión en su vida.
Por otro lado se observa un trío de virtudes que caracterizan al apóstol Pedro.
1- Jesús llamó a Pedro “pastor”, cuando éste Le respondió afirmativamente a la pregunta: “¿Me amas?” (Jn 21:15). Entonces, Jesús lo mandó a pastorear las ovejas. Pues el amor es servicio pastoral. Ahí, aparece el asunto del servicio y de la pastoral en su vida.
2- Pedro es quien confesó la verdad más importante. Pues el acontecimiento más importante en su vida fue su notable confesión: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16:16). Es esta confesión la que el Señor consideró como roca sobre la cual establecer Su iglesia.
3- Pedro se caracterizó por su celo en amar a Cristo. Es fácil observar en los textos del Nuevo Testamento que Pedro quiso siempre mostrar un celo que superara el de todos los apóstoles, por amor a Jesús. Esto celo lo llevó a prometer a Jesús que Lo iba a seguir hasta la muerte (Jn 13:37), a cortar la oreja del siervo del sumo sacerdote (Mt 26:51), y a tirarse de inmediato en el lago Tiberíades para ser el primero en encontrarse con Cristo resucitado de entre los muertos (Jn 21:7). Así que Pedro se caracterizó por un celo benéfico.
En verdad, estos dos “tríos” de virtudes se complementan cuando uno abraza al otro. Sí, la autoridad ha de ser servicio y pastoral; la filosofía, verdad; y la religión, celo ardiente.
En verdad, el verdadero sentido de la autoridad es pastorear al rebaño: “Cualquiera de ustedes que desee llegar a ser grande será su servidor, y cualquiera de ustedes que desee ser el primero será siervo de todos” (Mc 10:43-44). Y también, la verdadera filosofía es la verdad cristiana, y la ciencia verdadera se encuentra con la fe cristiana. Asimismo, la religión sin la chispa del amor celoso pierde su vitalidad y se convierte simplemente en un esquema farisaico estático mortal.
Sí, el “camino” es la porción de la pastoral y del servicio en la autoridad, y la porción de la “verdad” en la filosofía, y la porción de la “vida” en la religión. Esto es lo que simboliza el abrazo de Pedro y Pablo. Es decir que la autoridad de Pablo abraza el servicio y la pastoral de Pedro, las ciencias de Pablo se abrazan con la verdad de Pedro, y finalmente, es la religión de Pablo la que se abraza con el celo amoroso de Pedro.
El abrazo de las virtudes de Pedro con las virtudes de Pablo, la intersección de estos dos mundos como así también la convergencia de los dones de cada uno de ellos, son realmente una realización de la proclamación de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14:6). Amén

Nuestra Fe y Tradición

El Nuevo Testamento

5El corazón del Nuevo Testamento está conformado por los cuatro Evangelios: el de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan, quienes se llaman los Evangelistas, que quiere decir los que escribieron los Evangelios. La palabra Evangelio proviene del Griego, -Evangelion- y, como ya hemos visto, significa “Buena Nueva”.

El Nuevo Testamento contiene también el Libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por San Lucas. Además encontramos catorce Epístolas (que simplemente significa “cartas”) atribuidas al Apóstol San Pablo. No obstante, es posible que algunas, como la Epístola a los Hebreos, no fueran escritas directamente por él. También se encuentran en el Nuevo Testamento tres epístolas  escritas por el Apóstol Juan; dos por el Apóstol Pedro; una atribuida al Apóstol Santiago y otra al Apóstol Tadeo (Judas). Finalmente se encuentra el Libros de la Revelación, que también se conoce como el Apocalipsis, atribuido a San Juan.

Para el Cristiano Ortodoxo, la Biblia es la principal fuente escrita de la Doctrina Divina, ya que Dios Mismo inspiró su escritura por su Santo Espíritu. (Véase II Timoteo 3, 16 y II Pedro 1, 20.) Esta es la doctrina de la inspiración de la Biblia; es decir, que hombres inspirados por Dios escribieron las palabras que son verdaderamente sus propios palabras humanas (¡toda palabra es humana!), pero que sin embargo se puedan llamar, en su conjunto, la Palabra de Dios. Así la Biblia es la Palabra de Dios en forma escrita pues contiene no solamente los pensamientos y experiencias de los hombres, sino la Revelación de Dios Mismo.

El corazón de la Biblia, Palabra de Dios escrita a la manera de los hombres, es la persona del Verbo Viviente de Dios bajo el aspecto de hombre, Jesucristo. Todas las partes de la Biblia se interpretan en la Iglesia Ortodoxa a la luz de Cristo, pues todo lo que está en la Biblia conduce a Cristo y habla acerca de Él. (Lucas 24, 44) Se simboliza esto en la Iglesia Ortodoxa por el hecho de que es solamente el Libro de los Cuatro Evangelios el que se encuentra entronizado en el Altar, y no la Biblia entera. Esto es así porque todo lo que está en la Biblia se cumple en Cristo.

Vida de Santos

Santos Pedro y Pablo, apóstoles

29 de junio

La tradición enseña que la Iglesia de Antioquía fue fundada por San Pedro el Apóstol en el año 34 (Hechos 2:26) y por Pablo acompañado
Ortodoxos Apóstoles San Pedro y San Pablo 001 de Barnabas que predicaron allí a los Gentiles y a judíos que eran numerosos en la ciudad.

En Antioquía se desarrollo un conflicto dentro de la Iglesia entre Pedro y Pablo. Era sobre la necesidad o no de circuncisión de los Gentiles conversos a la Cristiandad. La resolución de este conflicto fue en el Concilio de Jerusalén bajo Santiago el Apóstol, se determinó la importancia de la misión de Antioquía a los Gentiles y la naturaleza dinámica de esa comunidad en su trabajo misionero. De Antioquía Pablo y Barnabas partieron para sus grandes jornadas misioneras a las tierras Gentiles. (Hechos 13:1). Y en Antioquía se les llama por primera vez cristianos a los seguidores de Jesús. (Hechos 11:26)

Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza y Pablo, degollado En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • El abad Agatón dijo: «El hombre irascible, aunque resucite muertos, no agrada a Dios por causa de su ira».
  • El abad Teodoro decía: «Muchos eligen descansar aquí abajo, antes de que Dios le conceda el descanso».
  • Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud.

Celebración y Comida en la Catedral de San Pedro y San Pablo

icono de todos los santos

El pasado domingo 22 de Junio con la Bendición de Su Eminencia Antonio se celebró  la Divina Liturgia y posteriormente se realizó  la  comida y la convivencia en la Catedral  San Pedro y San Pablo en honor a la fiesta patronal de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. La celebración de la Divina Liturgia fue precedida por  el  R. Archimandrita Adrés Marcos (Vicario Episcopal)  quien  tuvo el honor de concelebrar con el R. P. Mario Lara de la Catedral de San Jorge y   los Sacerdotes y Diáconos de la Catedral de San Pedro y San Pablo. A la celebración acudieron mas de 300 personas de la comunidad quienes compartieron una tarde agradable con los miembros del clero y sus familiares.

En su homilía el Archimandrita Andrés agradeció a los miembros de la comunidad que se complacieron en acompañarnos al evento con las siguientes palabras: Hoy celebramos la fiesta de San Pedro y San Pablo, la fiesta es el día 29 de junio, pero la adelantamos para hoy porque muchos de la comunidad empiezan a salir de viaje en esta semana. El día 30 de este mes es la fiesta de los apóstoles. Los apóstoles son las personas que siguieron a Jesús, y después de Pentecostés predicaron en todo el mundo la buena nueva: “El Evangelio”. El santoral nombra a muchos santos con el título de “Iguales a los Apóstoles” esos son los santos que predicaron el cristianismo en países nuevos. Hoy en día no existe ningún país que no haya escuchado hablar acerca del Evangelio o sobre el cristianismo, pero alrededor de nosotros hay muchos corazones que buscan con anhelo la luz, la paz y el amor de Cristo. Estos corazones están esperando nuestra labor apostólica. Pero ¿quiénes son los apóstoles que deben abrir estos corazones cerrados y adoloridos? ¿Acaso son los sacerdotes nada más quienes tienen que hacer esto? Pues no. No podemos limitar la labor apostólica únicamente al sacerdocio, porque cada cristiano que tiene la oportunidad y el poder para lograr esto, es también un apóstol. Los papás que eduquen a sus hijos con las enseñanzas del Evangelio y con el ejemplo del buen cristiano, son apóstoles; el médico que con la medicina anima al enfermo a rezar, es un apóstol; el patrón de un negocio que expresa su confianza en Dios enfrente de sus empleados, es un apóstol; el empleado que con su honestidad da gracias a Dios es un apóstol. Ser apóstol en pocas palabras, es confesar tu fe en Dios al cuidar a tu hermano, y mostrar tu amor hacia tu prójimo en tu relación con Dios. Todos somos apóstoles, cada uno según su nivel, conforme a su poder y dependiendo de su lugar en la sociedad. Por un lado, el apóstol no puede existir sin comunidad, ¿eres apóstol? Entonces debes actuar predicando, rezando y ayudando; tienes que ejercerlo conviviendo con la gente. Por otro lado, ¿eres cristiano? Entonces no puedes vivir en una comunidad sin ser apóstol, dice San Pablo: “Ay de mí, si no predico el Evangelio”. Repito: ser apóstol no está limitado solamente al sacerdocio, o al monacato. Hoy, por ejemplo, tenemos esta fiesta, la cual, es una labor apostólica: la Iglesia tomó la iniciativa, pero hay quien corrió la voz, otros organizaron la fiesta, otros ayudaron y ofrecieron la comida, los pasteles y los refrescos. Todos ellos hicieron un trabajo importante, pero sin la respuesta de la comunidad, no hubiera sido posible cumplir esta misión apostólica. Hoy no quise dar la homilía como siempre; quiero nada más recordarles la invitación de Dios hacia nosotros para ser Sus apóstoles y Sus discípulos; también quiero darles las gracias: les agradezco porque ustedes siempre al abrir la puerta de su casa, abren también sus corazones. Su amor y su buena respuesta hoy me animan a pedirles a ustedes la oportunidad de darles catecismo a sus hijos y a sus nietos. Estamos dispuestos a ir a sus casas para cumplir con esta labor. Estamos listos para ir a reunirnos con sus familias, ustedes nada más, si así lo desean, pueden juntar dos o tres familias y nos ponemos de acuerdo sobre la fecha y el tema que deseen. Ustedes nunca han dejado de contribuir con la iglesia, la única cosa que nos falta es: el otorgarnos la oportunidad de ofrecer y dar el catecismo a los niños y a sus familias. También quiero dar las gracias, primero a Sayedna, quien nos da su confianza y siempre nos anima para trabajar; luego agradezco a todos los que vienen cada domingo a la Liturgia, sus caras son una parte de esta iglesia, igual que estos iconos que adornan este templo. Agradezco a todos aquellos que vienen tan pronto pueden, para cumplir con la promesa que han dado; a ellos los recibo con alegría como el patriarca Abraham recibió los tres ángeles en su casa. Hoy doy las gracias a muchos que nos ayudaron en esta fiesta, no digo qué han donado, porque cuando uno da a su familia no lo considera como donativo, sino ayuda o participación. Tampoco voy a mencionar nombres, agradezco a los que ofrecieron la comida, a los que vienen a esta iglesia cada domingo y a sus familiares; a los amigos de Toluca que ofrecieron la barbacoa y a los demás que vinieron de Toluca también, a las personas de Guadalajara y de San Luis Potosí que desde ayer nos ayudaron hasta la media noche. Al grupo de señoras que vienen cada miércoles para rezar por los enfermos y los afligidos, estas señoras, quienes también vienen a tomar una plática y al mismo tiempo, dan mucho y cuidan el templo. Agradezco al comité de esta catedral, a quienes molesto siempre en pedir y nunca faltan en dar, nos ayudaron en correr la voz y ofrecieron los pasteles y los refrescos. Muchos de ellos no pudieron estar hoy con nosotros, pero sí, están en nuestros corazones y en nuestras oraciones. Doy las gracias a la hermandad del monasterio de San Antonio el Grande, que pasaron varios días preparando la comida y ayudándonos. Agradezco a muchos, a quienes a la hora de llamarles para invitarlos, estaban dispuestos para ayudar al ofrecer comida o en dar una participación para los gastos del evento. Finalmente, les doy las gracias una vez más, por estar siempre cerca de nosotros y les dirijo las palabras del Apóstol Pablo: “Pues, ¿Quién, sino ustedes, pueden ser nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos ante nuestro Señor Jesús en Su venida? Sí, ustedes son nuestra gloria y nuestro gozo” Amen.

El Metodo de Oracion Hesicasta según la enseñanza del padre Serafín del Monte Athos

icono de todos los santos

Cuando un joven filósofo, llegó al Monte Athos, había leído ya un cierto número de libros sobre la espiritualidad ortodoxa, particularmente la pequeña filocalia de la oración del corazón en los relatos del peregrino ruso. Estaba seducido sin estar verdaderamente convencido. Una liturgia vivida en su ciudad le había inspirado el deseo de pasar algunos días en el Monte Athos, con ocasión de sus vacaciones en Grecia, para saber un poco más sobre el método de la oración de los hesicastas, esos silenciosos a la búsqueda de “hesychia”, es decir, de paz interior.

Contar con detalle cómo llegó al padre Serafín, que vivía en un eremitorio próximo a San Pantaleón, sería demasiado largo. Digamos únicamente que el joven filósofo estaba un poco cansado. No encontraba a los monjes a la altura de sus libros. Digamos también que, si bien había leído varios libros sobre la meditación y la oración, no había rezado verdaderamente ni practicado una forma particular de meditación y lo que pedía en el fondo no era un discurso más sobre la oración o la meditación sino una “iniciación” que le permitiera vivirlas y conocerlas desde dentro por experiencia y no sólo de “oídas”.

El padre Serafín tenía una reputación ambigua entre los monjes de su entorno. Algunos le acusaban de levitar, otros de que gritaba y gemía, algunos le consideraban como un campesino ignorante, otros como un venerable staretz inspirado por el Espíritu Santo y capaz de dar profundos consejos así como de leer en los corazones.

Cuando se llegaba a la puerta de su eremitorio, el padre Serafín tenía la costumbre de observar al recién llegado de la manera más impertinente: de la cabeza a los pies, durante cinco largos minutos, sin dirigirle ni una palabra. Aquéllos a quienes ese examen no hacía huir, podían escuchar el áspero diagnóstico del monje:

En usted no ha descendido más abajo del mentón.

De usted, no hablemos. Ni siquiera ha entrado.

Usted… no es posible… que maravilla. Ha bajado hasta sus rodillas…

Hablaba del Espíritu Santo y de su descenso más o menos profundo en el hombre. Algunas veces a la cabeza, pero no siempre al corazón ni a las entrañas… Así es como juzgaba la santidad de alguien, según su grado de encarnación del espíritu. El hombre perfecto, el hombre transfigurado era para él, el habitado todo entero por la presencia del Espíritu Santo de la cabeza a los pies. “Esto no lo he visto sino una vez en el staretz Silvano, decía, era verdaderamente un hombre de Dios, lleno de humildad y de majestad”.

El joven filósofo no estaba aún ahí. El Espíritu Santo sólo había encontrado paso en él “hasta el mentón”. Cuando pidió al padre Serafín que le hablase de la oración del corazón y de la oración pura según Evagiro Póntico, el padre Serafín comenzó a gemir. Esto no desanimó al joven, que insistió. Entonces el padre Serafín le dijo: “Antes de hablar de la oración del corazón, aprende primero a meditar como la montaña…”. Y le mostró una enorme roca: “Pregúntale cómo hace para rezar. Después vuelve a verme”.

MEDITAR COMO UNA MONTAÑA

Así comenzó para el joven una verdadera iniciación al método de oración hesicasta. La primera meditación que le habían propuesto se refería a la estabilidad, al enraizamiento de un buen cimiento.

En efecto, el primer consejo que se puede dar al que quiere meditar no es de orden espiritual sino físico: siéntate. Sentarse como una montaña quiere decir tomar peso, estar grávido de presencia. Los primeros días al joven le costaba mucho quedarse inmóvil, con las piernas cruzadas, con la pelvis ligeramente más alta que las rodillas. Una mañana sintió realmente lo que quería decir meditar como una montaña. Estaba allí con todo su peso, inmóvil. Formaba una sola cosa con ella, silencioso bajo el sol. Su noción del tiempo había cambiado ligeramente. Las montañas tienen un tiempo distinto, otro ritmo. Estar sentado como una montaña es tener la eternidad delante, es la actitud justa para el que quiere entrar en la meditación: saber que está la eternidad detrás, adentro y delante de sí.

Antes de construir una iglesia es necesario ser piedra y sobre esta piedra (esta solidez imperturbable de la roca) Dios podría construir su Iglesia y hacer del cuerpo del hombre su templo. Así comprendía el sentido de la palabra evangélica: “Tú eres piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Se quedó así varias semanas. Lo más duro era pasar varias horas “sin hacer nada”. Era menester volver a aprender a estar, simplemente estar, sin objeto ni motivo. Meditar como una montaña era la meditación misma del Ser, “del simple hecho de Ser”, antes de cualquier pensamiento, cualquier placer o dolor.

El padre Serafín le visitaba cada día, compartía con él sus tomates y algunas aceitunas. A pesar de esta régimen tan frugal, el joven parecía haber ganado peso. Su paso era más tranquilo. La montaña parecía haberle entrado en la piel. Sabía acoger su tiempo, acoger las estaciones, estar silencioso y tranquilo, a veces como la tierra árida y dura, otras veces como el flanco de una colina que espera la cosecha.

Meditar como una montaña había modificado igualmente el ritmo de sus pensamientos. Había aprendido a “ver” sin juzgar, como si diese a todo lo que crece en la montaña “el derecho de existir”.

Un día, unos peregrinos, impresionados por la calidad de su presencia, le tomaron por un monje y le pidieron la bendición. Al enterarse de esto, el padre Serafín comenzó a molerle a golpes… El joven empezó a gemir.

“Menos mal, creía que te habías hecho tan estúpido como los guijarros del camino… La meditación hesicasta tiene el enraizamiento, la estabilidad de las montañas, pero su objetivo no es hacer de ti un tocho muerto sino un hombre vivo”.

Tomó al joven del brazo y le condujo hasta el fondo del jardín donde, entre las hierbas salvajes, se podían ver algunas flores.

“Ahora ya no se trata de meditar como una montaña estéril. Aprende a meditar como una amapola, aunque no olvides por eso la montaña”.

MEDITAR COMO UNA AMAPOLA

Así fue como el joven aprendió a florecer.

La meditación es ante todo un cimiento y eso es lo que le había enseñado la montaña. Pero la meditación es también una “orientación” y es lo que ahora le enseñaba la amapola: volverse hacia el sol, volverse desde lo más profundo de sí mismo hacia la luz. Hacer de ello la aspiración de toda su sangre, de toda su savia.

Esta orientación hacia lo bello, hacia la luz, le hacía a veces enrojecer como una amapola. Aprendió también que para permanecer bien orientada, la flor debía tener el tallo erguido. Comenzó, pues, a enderezar su columna vertebral.

Esto le planteaba algunas dificultades porque había leído en ciertos textos de la filocalia que el monje debía estar ligeramente curvado, con la mirada vuelta al corazón y las entrañas.

Cuando pidió una explicación al padre Serafín, los ojos del staretz le miraron con malicia. “Eso era para los forzudos de otros tiempos. Estaban llenos de energía y había que recordarles la humildad de la condición humana. Doblarse un poco el tiempo de la meditación no les hacía ningún daño… pero tú más bien tienes necesidad de energía y por tanto, en el tiempo de la meditación, enderézate, estáte vigilante, ponte derecho vuelto hacia la luz, pero sin orgullo… por otro lado, si observas bien la amapola, te enseñará no sólo el enderezamiento del tallo sino además una cierta flexibilidad bajo las inspiraciones del viento y también una gran humildad”.

En efecto la enseñanza de la amapola consistía también en su fugacidad, en su fragilidad. Había que aprender a florecer pero también a marchitarse. El joven comprendía mejor las palabras del profeta: “Toda carne es como la hierba y su delicadeza es la de la flor de los campos. La hierba se seca, la flor se marchita… Las naciones son como una gota de agua de rocío en el borde de un cubo… Los jueces de la tierra apenas plantados, apenas arraigados…, se secan y la tempestad se los lleva como paja” (Is 40).

La montaña le había enseñado el sentido de la eternidad, la amapola le enseñaba la fragilidad del tiempo: meditar es conocer lo Eterno en la fragilidad del instante, un instante recto, bien orientado. Es florecer el tiempo en que se nos ha dado florecer, amar en el tiempo en que se nos ha dado amar, gratuitamente, sin por qué; puesto que ¿por qué florecen las amapolas?

Aprendía así a meditar “sin objeto ni beneficio”, por el placer de ser y de amar la luz. “El amor tiene en sí mismo su propia recompensa”, decía San Bernardo. “La rosa florece porque florece, sin por qué”, decía también Angelus Silesius. La montaña florece en la amapola, pensaba el joven, todo el universo medita en mí. Ojal pueda enrojecer de alegría todo el tiempo que dure mi vida”. Este pensamiento era sin duda excesivo. El padre Serafín comenzó a sacudir a nuestro filósofo y de nuevo le cogió por el brazo.

Lo llevó por un camino abrupto hasta el borde del mar, a una pequeña cala desierta. “Deja ya de rumiar como una vaca el sentido de las amapolas. Adquiere también el corazón marino. Aprende a meditar como el océano”.

MEDITAR COMO EL OCÉANO

El joven se acercó al mar. Había adquirido un buen cimiento y una orientación recta; estaba en buena postura. ¿Qué le faltaba? ¿Qué podía enseñarle el chapoteo de las olas?. El viento se levantó. El flujo y reflujo del mar se hizo más profundo y eso despertó en él el recuerdo del océano. En efecto, el viejo monje le había aconsejado meditar “como el océano” y no como el mar. Cómo había adivinado que el joven había pasado largas horas al borde del Atlántico, sobre todo de noche, y que conocía ya el arte de poner de acuerdo su respiración con la gran respiración de las olas. Inspiro, expiro… y luego soy inspirado, soy expirado. Me dejo llevar por el soplo como alguien que se deja llevar por las olas. Hacía el muerto, llevado por el ritmo de las respiraciones del océano. Eso le había conducido a veces al borde de extraños desvanecimientos. Pero la gota de agua, que en otro tiempo “se desvanecía en el mar” guardaba hoy su forma, su consciencia. ¿Era efecto de su postura?, ¿de su enraizamiento en la tierra?. Ya no era el ritmo profundizado de su respiración quién le llevaba. La gota de agua conservaba su identidad y sin embargo sabía “ser una” con el océano. De este modo el joven aprendió que meditar es respirar profundamente, dejar ir el flujo y reflujo del aliento.

Aprendió igualmente que aunque hubiese olas en la superficie, el fondo del océano seguía estando tranquilo. Los pensamientos van y vienen, nos llenan de espuma, pero el fondo del ser permanece inmóvil. Meditar a partir de las olas que somos para perder pie y echar raíces en el fondo del océano. Todo esto se hacía cada día un poco más vivo en él y se acordaba de las palabras de un poeta que le habían impresionado en su adolescencia: “La existencia es un mar lleno de olas que no cesan. De este mar la gente normal sólo percibe las olas. Mira cómo de las profundidades del mar aparecen en la superficie innumerables olas mientras que el mar queda oculto en ellas”.

Hoy el mar le parecía menos “oculto en la olas”, la unidad de las cosas parecía más evidente sin que esto aboliera la multiplicidad. Tenía menos necesidad de oponer el fondo y la forma, lo visible y lo invisible. Todo constituía el océano único de su vida.

En el fondo de su alma, ¿no estaba el ruah, el pneuma, el gran soplo de Dios?

“El que escucha atentamente su respiración, le dijo entonces el monje Serafín, no está lejos de Dios. Escucha quién est ahí, al final de tu expiración, quién está en el origen de tu inspiración”. En efecto, había momentos de silencio más profundos entre el flujo y reflujo de las olas, había allí algo que parecía llevar en sí el océano.

MEDITAR COMO UN PÁJARO

Estar sobre un buen cimiento, estar orientado hacia la luz, respirar como un océano no es todavía la meditación hesicasta, le dijo el padre Serafín; ahora debes aprender a meditar como un pájaro. Y le llevó a una pequeña celda cercana a su eremitorio donde vivían dos tórtolas. El arrullo de los dos animalitos le pareció de momento encantador pero no tardó en ponerle nervioso. Parece que escogían el momento en que caía dormido para arrullarse con las palabras más tiernas. Preguntó al viejo monje que significaba todo aquello y si esa comedia iba a durar mucho. La montaña, la amapola, el océano, podían pasar (aunque uno pueda preguntarse qué hay de cristiano en todo ello), pero proponerle ahora este pájaro lánguido como maestro de meditación era demasiado.

El padre Serafín le explico que en el Antiguo Testamento la meditación se expresa con la raíz traducida en general al griego por m‚l‚t‚ -meletan- y en latín por meditari-meditatio. En su forma primitiva la raíz significa “murmurar a media voz”. Igualmente se emplea para designar gritos de animales, por ejemplo el rugido del león (Is 31,4), el piar de la golondrina y el canto de la paloma (Is 38,14), pero también el gruñido del oso.

“En el monte Athos no hay osos. Por eso te he traído junto a una tórtola, pero la enseñanza es la misma. Hay que meditar con la garganta, no sólo para acoger el aliento, sino para murmurar el nombre de Dios día y noche… Cuando eres feliz, casi sin darte cuenta canturreas, murmuras a veces palabras sin significado y ese murmullo hace vibrar todo tu cuerpo con una alegría sencilla y serena. Meditar es murmurar como una tórtola, dejar subir ese canto que viene del corazón, como tú has aprendido a dejar que suba a ti el perfume de la flor… Meditar es respirar cantando. Sin quedarnos mucho en su significado, te propongo que repitas, murmures, canturrees lo que está en el corazón de todos los monjes del monte Athos: “Kyrie eleison, Kyrie eleison… “

Esto no le gustaba mucho al joven filósofo. En algunas bodas o entierros lo había oído traducido por: “Señor, ten piedad”.

El monje se puso a sonreir: “Sí, es uno de los significados de esta invocación, pero hay otros muchos. Quiere decir también “Señor, envía tu Espíritu”, que tu ternura esté sobre mi y sobre todos”, “que tu nombre sea bendito”, etc, pero no busques demasiado el sentido de la invocación. Ella se te revelar por sí misma. De momento sé sensible y estáte atento a la vibración que despierta en tu cuerpo y en tu corazón. Procura armonizarla apaciblemente con el ritmo de tu respiración. Cuando te atormenten tus pensamientos recurre suavemente a esta invocación, respira más profundamente, manténte erguido y conocerás el comienzo de la hesiquia, la paz que da Dios sin engaño a los que le aman”.

Al cabo de algunos días el “Kyrie eleison” se le hizo más familiar. Le acompañaba como el zumbido acompaña a la abeja cuando hace la miel. No lo repetía siempre con los labios. El zumbido se hacía entonces más interior y su vibración más profunda.

El “Kyrie eleison” cuyo sentido había renunciado a “pensar” le conducía a veces al silencio desconocido y se encontraba en la actitud del apóstol Tomás cuando descubrió a Cristo resucitado: “Kyrie eleison”, mi Señor es mi Dios.

La invocación le llevaba poco a poco a un clima de intenso respeto por todo lo que existe. Pero también de adoración por lo que está oculto en la raíz de toda existencia.

El padre Serafín le dijo entonces: “Ya no estás lejos de meditar como un hombre. Tengo que enseñarte la meditación de Abraham”.

MEDITAR COMO ABRAHAM

Hasta aquí la enseñanza del staretz era de orden natural y terapéutico. Según el testimonio de Filón de Alejandría, los antiguos monjes eran “terapeutas”. Más que conducir a la iluminación, su papel consistía en curar la naturaleza; ponerla en las mejores condiciones para que pudiera recibir la gracia, que no contradecía la naturaleza sino que la restauraba y cumplía. Es lo que hacía el monje con el joven filósofo enseñándole un método de meditación que algunos podrían llamar “puramente natural”. La montaña, la amapola, el océano, el pájaro, eran otros tantos elementos de la naturaleza que recuerdan al hombre que debe ir más lejos, recapitular, los diferentes niveles del ser o incluso los diferentes reinos que componen el macrocosmos: el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal… A menudo el hombre ha perdido el contacto con el cosmos, con la roca, con los animales y esto ha provocado en él desazones, enfermedades, inseguridades, ansiedad. La persona humana se siente “de más”, extranjera en el mundo. Meditar era comenzar a entrar en la meditación y la alabanza del universo porque, como dicen los Padres, “todas las cosas saben rezar entes que nosotros”. El hombre es el lugar en que la oración del mundo toma consciencia de ella misma; está para nombrar lo que balbucean las criaturas. Con la meditación de Abraham entramos en una consciencia nueva y más alta que se llama fe, es decir, la adhesión de la inteligencia y del corazón en ese “tú” que se transparenta en el tuteo múltiple de todos los seres.

Esa es la experiencia de Abraham: detrás del titilar de las estrellas hay algo más que estrellas, una presencia difícil de nombrar, que nada puede nombrar y que sin embargo posee todos los nombres.

Es algo más que el universo y que sin embargo no puede ser aprehendido fuera del universo. La diferencia que hay entre el azul del cielo y el azul de una mirada, más allá de todos los azules. Abraham iba a la búsqueda de esa mirada.

Después de haber aprendido el cimiento, el enraizamiento, la orientación positiva hacia la luz, la respiración apacible de los océanos, el canto interior, el joven estaba invitado a despertar el corazón. “He aquí que de repente tú eres alguien”. Lo propio del corazón es, en efecto, personalizarlo todo y en este caso, personalizar al Absoluto, la fuente de todo lo que es y respira, nombrarlo, llamarle “mi Dios, mi Creador” e ir en su Presencia. Para Abraham meditar es mantener bajo las apariencias más variadas el contacto con esta Presencia. Esta forma de meditación entra en los detalles concretos de la vida cotidiana. El episodio de la encina de Mambr nos muestra a Abraham “sentado a la entrada de la tienda, en lo más cálido del día”; allí acoger a tres extranjeros que van a revelarse como enviados de Dios. Meditar como Abraham, decía el padre Serafín, es “practicar la hospitalidad: el vaso de agua que das al que tiene sed, no te aleja del silencio son que te acerca a la fuente. Meditar como Abraham, ya lo entiendes, no sólo despierta en ti paz y luz sino también el amor por todos los hombres”. El padre Serafín leyó al joven el famoso pasaje del libro del Génesis en que se trata de la intercesión de Abraham.

“Abraham estaba delante de Yahvé… se acercó y le dijo: ¿Vas a suprimir al justo con el pecador? ¿Acaso hay cincuenta justos en la ciudad y no perdonarás a la ciudad por los cincuenta justos que hay en su seno…?” Poco a poco Abraham fue reduciendo el número de los justos para que Gomorra no fuera destruida. “Que mi Señor no se irrite y hablaré una vez más: ¿Acaso se encontrarán Diez?” (Gen 18,16)

Meditar como Abraham es interceder por la vida de los hombres, no ignorar su corrupción pero sin embargo no desesperar jamás de la misericordia de Dios.

Este estilo de meditación libera el corazón de cualquier juicio y condena, en todo tiempo y lugar. Aunque sean muchos los horrores que pueda contemplar, llama al perdón y a la bendición.

Meditar como Abraham lleva aún más lejos. Las palabras pugnaban por salir de la garganta del padre Serafín, como si quisiera ahorrar al joven una experiencia por la que él mismo había debido pasar y que despertaba en su memoria un temblor casi sutil… esto puede llevar hasta el sacrificio… y le citó el pasaje del Génesis en que Abraham se muestra dispuesto a sacrificar a su propio hijo Isaac: “Todo es de Dios, murmuró el padre Serafín, Todo es de El, por El y para El. Meditar como Abraham te lleva a una total desposesión de ti mismo y de lo que te es más querido… Busca lo que valoras más, lo que identifica tu yo… para Abraham era su hijo único. Si eres capaz de esta donación, de ese abandono moral, de esa confianza infinita en lo que trasciende toda razón y todo sentido común, todo te será devuelto centuplicado. “Dios proveerá”. Meditar como Abraham es adherirse por la fe a lo que trasciende el universo, es practicar la hospitalidad, interceder por la salvación de todos los hombres. Es olvidarse de uno mismo y romper los lazos más legítimos para descubrirnos a nosotros mismos, a nuestros prójimos y al universo habitado por la infinita presencia del “Unico que es”.

MEDITAR COMO JESÚS

El padre Serafín se mostraba cada vez más discreto. Notaba los progresos que hacía el joven en su meditación y oración. Varias veces le había sorprendido con el rostro bañado en lágrimas, meditando como Abraham e intercediendo por los hombres: “Dios mío, misericordia. ¿Que será de los pecadores?”. Un Día, el joven fue hacia él y le preguntó: padre ¿por qué no me hablas nunca de Jesús? ¿Cómo era su oración, su forma de meditar?. En la liturgia y en los sermones sólo se habla de él. En la oración del corazón, tal como se describe en la filocalia, hay que invocar su nombre. ¿Por qué no me dices nada de eso?”.

El padre Serafín pareció turbarse; como si el joven le preguntara algo indecente, como si tuviera que revelar su propio secreto. Cuanto más grande es la revelación recibida, más grande debe ser nuestra humildad para transmitirla. Sin duda no se sentía tan humilde: “Eso sólo el Espíritu Santo te lo puede enseñar. “Quién es el Hijo lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre, lo sabe sólo el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Lc 10, 22). Tienes que hacerte hijo para rezar como el Hijo y tener con quién él llama su Padre, las mismas relaciones de intimidad que él y esto es obra del Espíritu Santo. El te recordar todo lo que Jesús ha dicho. El evangelio se hará vivo en ti y te enseñará a rezar como hay que hacerlo”.

El joven insistió: “Pero dime algo más”. El viejo sonrió: “Ahora, lo que mejor podría hacer sería gemir, pero tú lo tomarías como un signo de santidad; por lo tanto mejor ser decirte las cosas con sencillez. Meditar como Jesús recapitula todas las formas de meditación que te he transmitido hasta ahora. Jesús es el hombre cósmico… sabía meditar como la montaña, como la amapola, como el océano, como la paloma. Sabía meditar como Abraham. Su corazón no tenía límites, amando hasta a sus enemigos, sus verdugos: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Practicando la hospitalidad con los que se llamaban enfermos y pecadores, los paralíticos, las prostitutas, los colaboracionistas… Por la noche se retiraba a orar en secreto y allí murmuraba como un niño “abba”, que quiere decir “papá”… Esto puede parecer insignificante, llamar “papá” al Dios transcendente, infinito, innombrable, más allá de todo. El cielo y la tierra se acercan terriblemente. Dios y el hombre se hacen una sola cosa… quizás hace falta que alguien te haya llamado “papá” en la oscuridad para comprenderlo… Pero tal vez hoy estas relaciones íntimas de un padre y una madre con su hijo ya no signifiquen nada. Quizás sea una mala imagen. Por eso yo prefería no decirte nada, no usar imágenes y esperar a que el Espíritu Santo pusiera en ti los sentimientos y el conocimiento de Jesucristo para que ese “abba” no saliera de la punta de los labios sino del fondo de tu corazón. Ese día empezar s a comprender lo que es la oración, la meditación de los hesicastas”.

AHORA VETE

El joven se quedó algunos días más en el monte Athos. La oración de Jesús le llevaba a los abismos, a veces al borde de una cierta “locura”. “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”, podía decir con san Pablo. Delirio de humildad, de intercesión, de deseo de que “todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad”. Se hacía amor, se hacía fuego. La zarza ardiente ya no era para él una metéfora sino una realidad: “Ardía pero sin consumirse”. Fenómenos extraños de luz visitaban su cuerpo. Algunos decía que le había visto andar sobre el agua o estar inmóvil a treinta centímetros del suelo…

Esta vez el padre Serafín se puso a gemir: “­Ya está bien! Ahora vete”. Y le pidió que dejara Athos, que volviera a su casa y que viese allí lo que quedaba de esas bellas meditaciones hesicastas.

El joven se fué. Volvió a su país. Lo encontraron más delgado y no vieron nada espiritual en su barba más bien sucia ni en su aspecto más bien descuidado… Pero la vista de su ciudad no le hizo olvidar la enseñanza de su staretz.

Cuando estaba muy agobiado, sin nada de tiempo, se sentaba como una montaña en la terraza del café.

Cuando sentía en él orgullo o vanidad, se acordaba de la amapola (“toda flor se marchita”) y de nuevo su corazón se volvía hacia la luz que no pasa nunca.

Cuando la tristeza, la cólera, el disgusto, invadía su alma, respiraba profundamente, como un océano, volvía a tomar aliento en el soplo de Dios, invocaba su nombre y murmuraba: “Kyrie Eleison”.

Cuando veía el sufrimiento de los seres humanos, su maldad y su impotencia para cambiar nada, se acordaba de la meditación de Abraham.

Cuando le calumniaban, cuando decían de él todo tipo de infamias, era feliz meditando con Cristo…

Exteriormente era un hombre como los demás. No intentaba tener “aire de santo”…

Había olvidado incluso que practicaba el método de oración hesicasta; simplemente intentaba amar a Dios cada momento y caminar en su presencia.

FUENTE:

JEAN-YVES LELOUP. Questions de: “Meditation” nº 67. Ed. Albin Michel

Artículo Publicado por el Padre Elías Carrillo

Boletín del 22/06/2014

2°. Domingo después de Pentecostés

duccio081

Cuando las Mirróforas vieron la piedra removida, 
se alegraron porque vieron a un joven sentado
en el sepulcro que les dijo:  Cristo resucitó;
decid a los Apóstoles y a Pedro:  Corran al monte de Galilea,
allá donde se les aparecerá a vosotros, 
oh amados, tal como antes lo había dicho.
                                                                                      Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audio27Cuando la piedra fue sellada por los judíos y
tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador,
concediendo al mundo la vida. Por lo tanto,
los poderes celestiales clamaron a Ti:  Oh Dador de Vida,
Gloria a tu Resurrección, oh Cristo, gloria a tu Reino,
gloria a tu plan de salvación, oh Único, Amante de la humanidad.

Condaquio general

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable; 
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, 
pecadores, sino acude a auxiliarnos, 
como bondadosa, a los que te invocamos con fe. 
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (2: 10-16)

Hermanos: Gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego; que no hay acepción de personas en Dios.

Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados; que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados (pues cuando los gentiles que no tienen ley cumplen naturalmente la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos; los cuales muestran la obra de la ley escrita en su corazón, como se lo atestigua su conciencia y sus diferentes juicios que ya los acusan, ya los defienden), en el día en que Dios juzgará los secretos de los hombres por Cristo Jesús, según mi Evangelio.

Evangelio según San Mateo (4: 18-23)

En aquel tiempo, mientras Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dijo: «Vengan conmigo, y los haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, lo siguieron. Más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Ellos, al instante, dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Recorría Jesús toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo.

Mensaje Pastoral

Dejándolo todo lo siguieron

«Recorría Jesús toda Galilea, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo.»

Proclamando el Reino = curando toda enfermedad.

Como si la curación fuera la «propaganda» del Reino de los cielos. en realidad la salud es el contenido de la promesa proclamada; en latín el vocablojesus-llama-a-sus-discipulos-300x211 «salud» se refiere a la salvación, y esta última en el concepto bíblico no es más que un sinónimo de la sanación, «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento», dijo el Señor (Lc 5:32).

Cualquier trato médico pasa por tres etapas: el diagnóstico, el proceso y el cuidado posterior.

El diagnóstico empieza cuando el enfermo nota cierta anomalía. Aunque la rutina de su vida humana marcha de un modo normal, no está conforme en su sentir; se percibe incapaz de resolverlo solo y busca al médico para saber de qué se trata. La calidad del diagnóstico se basaría en dos condiciones: la sinceridad del paciente y la habilidad del médico.

Para pasar al proceso de la curación, el  médico primero tiene que capturar la convicción del paciente, trasmitir la confianza, la fe; si no, el proceso es detenido. Una vez dado este rayo inicial, se pone en marcha el tratamiento —inmediato, a largo plazo u operación, no importa—, le tocaría al paciente entonces tres cuidados: paciencia, esperanza y obediencia. ¡Primeramente el Médico, todo va a salir muy bien!

Cuando el proceso es concluido y el ambiente está lleno de alegría por el éxito obtenido, el paciente tiene dos sentimientos: humildad por considerar lo frágil que su cuerpo lo es (él sabe que en cualquier momento podría someterse de nuevo al mismo dolor) y gratitud para con el médico a quien se lo debe todo.

¡Bendito sea este paciente! observó su anomalía, tuvo la iniciativa, entró a la Iglesia, clínica de la Gracia, se dejó diagnosticar a la luz de la palabra de Dios, avanzó en el proceso del arrepentimiento y la conversión con paciencia, esperanza y obediencia; finalmente, la flaqueza de su vida se mostró solemne y grandiosa por la gratitud.

Aquellos que pescaban en la barca de Galilea admiraron este Reino de salud, de tal modo que «dejando todo, lo siguieron».

Nuestra Fe y Tradición

Ángeles (Todas las cosas visibles e invisibles).

descargaAdemás de la creación física y visible, existe también un mundo invisible creado por Dios. A veces la Biblia se refiere a él como “los cielos” y a veces como aquello que está “arriba de los cielos”. Sea lo que sea su descripción simbólica en la Sagrada Escritura, el mundo invisible definitivamente no forma parte del universo material, físico. No está situado en el espacio; no tiene dimensiones físicas. Y entonces no puede ser localizado, y no ocupa ningún “lugar” que pueda ser alcanzado después de un viaje  entre las galaxias  del universo físicamente creado.

Sin embargo, el hecho de que el mundo invisible y creado sea puramente espiritual y no pueda ser encontrado en un mapa del mundo material creado, no hace que sea menos real o que no exista  verdaderamente. La creación invisible existe como algo diferente, distinto al mundo creado visible y, por supuesto, totalmente diferente a la existencia absolutamente super-divina y no-creada del Dios no-creado.

La realidad creada invisible está constituida de  los ejércitos de los poderes incorpóreos, que generalmente se llaman (y más bien incorrectamente) los Ángeles.

Los ángeles (que literalmente significa “mensajeros”), son, estrictamente hablando, solo una de las órdenes entre los poderes incorpóreos del mundo invisible.

Según las Sagradas Escrituras y la Tradición Ortodoxa, existen nueve órdenes de los poderes incorpóreos o Ejércitos (Sabaoth significa “ejércitos” o “coros” u “órdenes” ). Existen ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominios, tronos, querubines y serafines. Estos dos últimos son descritos como ofreciendo gloria y adoración continua a Dios con la incesante y eterna proclamación: Santo!, Santo!, Santo! (Isaias 6, 3; Apocalipsis 4, 8). Los dominios, tronos, virtudes, potestades y principados, no son muy conocidos de los hombres, mientras que los ángeles y arcángeles se conocen como trabajadores activos, guerreros y mensajeros del Señor en el mundo. Así, los ángeles y arcángeles luchan contra el mal espiritual, y median entre Dios y el mundo. Aparecen a los hombres en variadas formas en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, tanto como en la Vida de la Iglesia. Los ángeles son portadores del poder y la presencia de Dios, y son mensajeros de Su palabra para la salvación del mundo. Los ángeles que son mejor conocidos son Gabriel (cuyo nombre significa “hombre de Dios”), que es el portador de la buena nueva del Nacimiento de Cristo (Daniel 8, 16; 9, 12; Lucas 1, 19, 26), y Miguel (que quiere decir “aquel que es semejante a Dios”) cabeza de los ejércitos espirituales de Dios (Daniel 11, 13; 12, 1; Judas 9; Apocalipsis 12, 7).

Generalmente las apariencias de los poderes incorpóreos  se describen a los hombres de una manera física (“de seis alas e innumerables ojos”; o en la “forma de un hombre”). Sin embargo, se debe entender claramente que estas  son descripciones simbólicas solamente. Por naturaleza y definición los ángeles no tienen cuerpos y no poseen propiedad material de ningún tipo. Son seres estrictamente espirituales.

Vida de Santos

Santos Pedro y Pablo, apóstoles

29 de junio

La tradición enseña que la Iglesia de Antioquía fue fundada por San Pedro el Apóstol en el año 34 (Hechos 2:26) y por Pablo acompañado
Ortodoxos Apóstoles San Pedro y San Pablo 001 de Barnabas que predicaron allí a los Gentiles y a judíos que eran numerosos en la ciudad.

En Antioquía se desarrollo un conflicto dentro de la Iglesia entre Pedro y Pablo. Era sobre la necesidad o no de circuncisión de los Gentiles conversos a la Cristiandad. La resolución de este conflicto fue en el Concilio de Jerusalén bajo Santiago el Apóstol, se determinó la importancia de la misión de Antioquía a los Gentiles y la naturaleza dinámica de esa comunidad en su trabajo misionero. De Antioquía Pablo y Barnabas partieron para sus grandes jornadas misioneras a las tierras Gentiles. (Hechos 13:1). Y en Antioquía se les llama por primera vez cristianos a los seguidores de Jesús. (Hechos 11:26)

Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza y Pablo, degollado En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • El abad Agatón dijo: «El hombre irascible, aunque resucite muertos, no agrada a Dios por causa de su ira».
  • El abad Teodoro decía: «Muchos eligen descansar aquí abajo, antes de que Dios le conceda el descanso».
  • Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud.

Fiesta Patronal de la Catedral de San Pedro y San Pablo

icono de todos los santos

  Queridos hermanos. Les hacemos la mas cordial invitación para celebrar la fiesta patronal de la Catedral de San Pedro y San Pablo en Bosque Real, Huixquilucan Edo. de Mex.el próximo domingo 22 de junio se celebrará la Misa a las 12 hrs y la comida al termino de la misa será en el jardín de la Iglesia, la entrada será libre. Los esperamos.

Boletín del 15/06/2014

Domingo de Todos los Santos

icono de todos los santos

Coronemos con cánticos al Bautista y Precursor,
a los Apóstoles, Profetas y Mártires;   Archisacerdotes,
Ascetas, mujeres amantes de Dios 
y a todos los justos junto con los coros angélicos,
pidiendo que, por sus ruegos,
alcancemos la gloria que han obtenido,
gloria que brota de Cristo Salvador.
                                                                                         Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de Resurrección

Tono 8

audio27Descendiste de las alturas, oh Piadoso, 
y aceptaste el entierro de tres días
para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.

Tropario Domingo de todos los Santos

Tono 4

audio27Oh Cristo Dios, tu Iglesia, adornada
con la sangre de tus mártires de todo el mundo,
como si fuera con fino lino y púrpura,  por ellos,
te ruega diciendo: envía tu piedad sobre tu pueblo,
otorga al mundo la paz, y a nuestras almas la gran misericordia.

Condaquio del Domingo de todos los Santos

Tono 8

Oh Sembrador de la creación, el universo te ofrece,
como primicias de la naturaleza, a los Mártires,
Portadores de Dios;  por cuyas súplicas y
las de la Madre de Dios, conserva a tu Iglesia
en profunda paz, oh Señor Todo Misericordia.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (11: 33 – 12:2)

Hermanos: Los Santos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron la promesa. Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.

Por tanto, también nosotros, ya que tenemos en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe.

Evangelio según San Mateo (10:32-33;37-38;19:27-30)

Dijo el Señor a sus discípulos: «Por todo aquél que se declare por Mí ante los hombres, Yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás, no es digno de Mí.»

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «He aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo les aseguro, que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su Trono de gloria, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquél que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi Nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros.»

Mensaje Pastoral

Alas de santidad

La semana pasada hemos celebrado Pentecostés, hemos inclinado la cabeza y doblado las rodillas ante la acción del Espíritu Santo que desciende sobre los Apóstoles y sobre toda la Iglesia. Hoy, el primer domingo después de Pentecostés, celebramos la reacción del hombre ante dicha acción, celebramos la santidad como el fruto del descenso del Espíritu Santo sobre los fieles: es el Domingo de Todos los Santos.

La Santidad es la meta de la vida cristiana y la voluntad de Dios para con nosotros (1Tes 4:3), por lo que las lecturas bíblicas que la Iglesia establece para el día de hoy nos enseñan dos alas indispensables para elevarnos en esta dignidad.

«Ya que tenemos en torno nuestro tan gran nube de testigos (los santos), sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos PadresdelaIglesia01 con  fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús», dice san Pablo en la Epístola de hoy (Heb 12:1-2). Entonces la lucha es la primera ala. Los santos no han logrado la vida virtuosa sin fatigas y sudor, sin caídas y penitencia, sin dolores y consuelos. San Antonio el Grande enfatiza: «Nadie entra el Reino de los Cielos sin pruebas». Esto es opuesto a la religiosidad Light que la era nos sugiere, según la cual no hay necesidad más allá de unas fantasías de tendencia psíquica que acarician nuestro sistema emocional, mientras nos dejamos llevar por lo natural de la vida mundana descuidando la caridad y desenfrenando la rebeldía del instinto. San Pablo nos advierte del peso del pecado (sacudamos todo lastre); entonces la dejadez descrita arriba necesariamente nos llevaría conforme a la gravedad del siglo presente. En cambio, la vigilia y la lucha constantes son capaces de crear en nosotros una gravedad nueva y celestial, y ésta es la segunda ala de la santidad:

«El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí», dice la lectura evangélica de hoy. Cuando observamos estas palabras del Señor, quizás opinamos que son duras, como si nos estuviera proponiendo escoger uno de dos afectos; sin embargo, Pedro, quien dijo «he aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido», no se apartó de su familia ni descuidó a su suegra cuando ésta se enfermó (Lc4: 38-39); el Señor mismo, en la boda de Caná de Galilea, obedeció a su madre y efectuó el milagro aunque no era un momento oportuno –«aún no ha llegado mi hora» (Jn 2:4)–;  y con todo y la grandeza de su Pasión, no dejó de preocuparse por su Madre y se la encargó a su discípulo amado (Jn 19:26). Cuado el Señor dice: «El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí», nos ilustra una imagen según cuya semejanza debe ser nuestra relación con Dios, nuestra religiosidad. Cuando la madre padece algún malestar, la atención de sus hijos no es un deber familiar o social sino una reacción de un amor filial sincero; y cuando el hijo está feliz, los sentimientos de los padres no se explican con ninguna regla secular. Del mismo modo, la relación con Dios, Padre nuestro, no se identifica con deberes u obligaciones sino con amor verdadero que crece día a día y supera aun el cariño natural hacia los de la casa. Este amor progresivo e ilimitado no se logra sino con la convivencia: ¿cómo amarlo sin convivir con Él? La lectura bíblica y la vida espiritual y sacramental procuran, en el fondo, estar en una convivencia tal que produce amor sincero hacia Dios; es la nueva gravedad que hace suave el yugo y ligera la carga (Mt 11:30).

Una vez el Señor platicaba con la muchedumbre acerca del camino de la vida cristiana, la mayoría se escandalizó por la dureza de sus palabras y lo dejó, entonces Él preguntó a sus discípulos más allegados si querían ellos también retirarse. Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.» (Jn 6:68)

La lucha sin amor activo a Dios se vuelve una rutina agobiante y sin sentido, y la devoción y la emoción sin lucha que nos preserva en la vigilia se entibian y desvanecen; pero cuando las dos alas se acompañan, atraen al hombre hacia la nube luminosa de los santos. Entonces ninguna fuerza o dificultad sería capaz de llevarlo por otro camino, porque diría con Pedro y con todos los santos: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.» Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Los Santos

icono de todos los santos“Los Santos” La doctrina de la Iglesia se encarna en la vida de los creyentes verdaderos, los santos. Los Santos son aquellos que literalmente comparten la Santidad de Dios. “Sed Santos, porque Yo, vuestro Dios,  soy Santo” (Levítico 11, 44; I Pedro 1, 16) Las vidas de los Santos atestiguan la autenticidad y la verdad del Evangelio Cristiano, don verdadero de la Santidad de Dios a los hombres.

En la Iglesia existen diferentes clases de Santos. Además de los Santos padres quienes son glorificados específica y especialmente por sus enseñanzas, hay otros tipos de santos según los aspectos particulares de su santidad.

 Así es que se encuentran los apóstoles quienes son enviados para proclamar la fe cristiana, los evangelistas quienes específicamente anuncian y escriben los evangelios, y los profetas que son directamente inspirados para hablar la Palabra de Dios a los hombres. Están los confesores quienes han sufrido por la fe y los mártires quienes mueren por la fe. Están las llamadas “personas santas”, santos que fueron monjes o monjas; y los “justos”, santos de entre los laicos.

Además, los libros litúrgicos tienen un  titulo especial para los santos que eran del clero y otro título especial para los que fueron monarcas o jefes de estado. También hay una clasificación extraña que se denomina a los “locos o insensatos por causa de Cristo”. Estos son aquellos santos que atestiguaron al Evangelio Cristiano del Reino de los Cielos mediante su total despreocupación  por aquellas cosas que generalmente las personas consideran necesarias: ropa, comida, dinero, casa, seguridad, reputación pública, etc. Reciben su nombre de la frase del Apóstol Pablo:”Nosotros somos insensatos por Amor de Cristo” (I Cor. 4, 10; 3, 18)

Por lo general, no es difícil distinguir en las vidas de los Santos entre los elementos definitivamente verdaderos,  y los detalles y adornos que fueron agregados en el espíritu de piedad y entusiasmo en épocas posteriores.  Se debe hacer el esfuerzo necesario para discernir cuál es la verdad esencial en las vidas de los santos. Sin embargo, el hecho de que elementos naturales de la naturaleza milagrosa fueran agregados a las vidas de los santos durante la Edad Media con el objetivo de educar, entretener e incluso hasta divertir, no debe llevarnos a la conclusión que todo lo milagroso que encontramos en las vidas de los santos es inventado por algún motivo literario o moralizante. Por el contrario, se debe insistir que una lectura atenta de las vidas de los santos casi siempre revelará lo que es auténtico y verdadero en lo milagroso. Además, como ya hemos dicho, y con razón, podemos también aprender casi tanto acerca del verdadero significado del cristianismo de las leyendas de los santos producidas dentro de la Tradición de la Iglesia como de las mismas vidas auténticas.

Frases Bíblicas

  • Sed santos como el Padre celestial es santo.  (Mt. 5: 48)
  • Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.  (1 Tes 4: 3)
  • Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. (Ef 1: 3-4)

La Creación de la Iglesia

PENTECOSTES

 

         El día de Pentecostés fue una gran fiesta en Israel: siete semanas, es decir, 49 días ( 7 x 7 = 49 ), en hebreo ” Chavouth ” significa “semanas” – separados de la Pascua – el día en que los Judíos sacrifican el cordero de la Pascua para conmemorar su éxodo de Egipto guiados por Moisés.  En griego la palabra” Pentecostés ” significa el 50 º día, entonces 50 días después de la Pascua, los Judíos celebran para recuadrar cuando Dios, en Sinaí, dio a Moisés las Tablas de la Ley, estas losas de piedra donde había tallado sus 10 mandamientos.

         En el mismo día (según la cronología del Evangelio de San Juan) cuando los Judíos sacrificaban el cordero pascual, en preparación para la Pascua (“preparación”  en griego “Paraskeví” significa Viernes), el Cordero de Dios, Jesucristo, fue inmolado sobre la cruz para resucitar al  tercer día  para nosotros.

         El mismo día los Judíos celebran la recepción de la Ley (o Torá), los cristianos celebran la recepción de la gracia, el don del Espíritu Santo. También, podemos decir que el Antiguo Testamento prefigura y prepara el Nuevo, que la Pascua y Pentecostés judía anuncian la Pascua y Pentecostés cristiano. Esto es lo que resume San Juan Evangelista, cuando dijo: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Juan 1:17).

         La Creación de la iglesia:

Así que en el día de Pentecostés judía, los Apóstoles, los discípulos de Jesucristo y la Virgen María, estaban unidos con un solo corazón por la fe en Jesucristo, la fe “Pascual”. Fue entonces que “Así que, Jesús exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. ” (Hch 2, 31-32) El Espíritu Santo, el Consolador , el Espíritu de la Verdad “que procede del Padre” (Juan 15 , 26 ), el Hijo le envió ” el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre  “(Juan 15 , 26 ) y le da ” a  los que creen en su nombre” (Juan 1 : 12 ) . Él ha enviándolo “en forma de lenguas de fuego ” (Hch 2, 3) Nosotros hablamos con la lengua, y con una lengua de fuego decimos las Palabra de Dios, las palabras divinas del Hijo unigénito de Dios Padre, el verbo divino. Él se encarna en ella, ella se convierte Cuerpo de  Cristo: Iglesia… Eso es la creación de la Iglesia.

         La Iglesia: Pentecostés actualizado

         La Iglesia no es principalmente una institución, es decir, una organización con los estatutos y los leyes de funcionamiento pero es la presencia misteriosa del Hijo de Dios que encarnó por el poder del Espíritu Santo en una asamblea de pecadores que creen en la resurrección de su Señor y maestro y que proclaman esta realidad a todo el mundo. Tomando cuerpo, el cuerpo de la Palabra, el cuerpo del Hijo, y el de Dios, es para nosotros.” Él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia ” (Col 1, 18 – Edit… 1,22). ” El templo de Dios es santo , y ese templo son ustedes ” ( 1 Cor 3, 17) .

         Estamos ese cuerpo cuando hacemos ” un solo corazón ” para comer ” el pan del cielo ” (Juan 6: 51) y beber la “sangre de la nueva alianza ” (1 Cor 11, 25 ) , decimos a Dios el Padre “te suplicamos oh Dios , envíe sobre nosotros y sobre estos dones  tu Espíritu Santo” ( lit. San Juan Crisóstomo ) ” y hacer este pan el cuerpo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y lo que es en esta cáliz la misma sangre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, para que todos … estamos unidos por nuestro Espíritu Santo único ” ( lit. San Basilio).

         Fue allí, durante la Asamblea Eucarística, el Espíritu Santo une en un solo cuerpo, el Cuerpo de Cristo, aquellos que comparten este pan como una confirmación de la Palabra del Hijo para cambiarnosa miembros del mismo Cuerpo. La Asamblea eucarística, o más bien el Espíritu Santo en el misterio eucarístico, hace la Iglesia: aquí es donde se construye la Iglesia, se identifica como cuerpo de Cristo resucitado; como cuerpo pascual, es decir que, la iglesia a causa de la fuerza del Espíritu Santo se convierte en la realidad actual.

         Nosotros, como Cristianos ortodoxos, creemos que la iglesia es realmente la obra del Espíritu Santo, del Cuerpo Resucitado, creemos “en” la Iglesia como “Una Iglesia Santa, Católica y Apostólica”… Creemos en la Iglesia como creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

         El objeto de nuestra fe no son los patriarcas, ni el cuerpo sacerdotal en general … pero la acción del Espíritu Santo, la acción de Cristo en una asamblea de los pecadores, los creyentes que unen en su cuerpo y en su Sangre. Los fieles están esperando, con la gracia y el don del Santo Espíritu, Jerusalén celestial que va a llegar el fin del mundo, para ruñirse, eternamente, con el Rey de Jerusalén, el Rey de la gloria.

         La Iglesia es una creación continua, “purificada por el agua (el bautismo) y la palabra”. Dios ha comenzado en el día de Pentecostés y continúa durante cada Divina Liturgia con la colaboración y por la vida de sus apóstoles, sus mártires, sus santos y de todos sus siervos…La obra divina no tienefinalización, nuestro Dios da sentido a la historia de la humanidad y traer la venida del Reino “preparado para ellos antes de la fundación del mundo” (Mt 25, 34).

Amén

    Diácono Rafael BARSEKH ONJI

Boletín del 08/06/2014

Domingo de Pentecostés

PENTECOSTES

 

Oh Santísimo Espíritu que procedes del Padre
y que, por el Hijo, vienes sobre los  iletrados Discípulos:
salva y santifica a todos los que te reconocen como Dios.
                                                                                                              Exapostelario

Himnos del Liturgia

Tropario Domingo de Pentecostés

Tono 8

audio27¡Bendito eres Tú, oh Cristo Dios nuestro, 
que mostraste a los pescadores sapientísimos
cuando enviaste sobre ellos el Espíritu Santo,
y por ellos el universo pescaste!
¡oh Amante de la humanidad, gloria a Ti!

Condaquio Domingo de Pentecostés

Tono 8

audio27Cuando el Altísimo descendió en Babel,
confundiendo las lenguas, dispersó las naciones;
mas cuando repartió las lenguas de fuego,
llamó a todos a la unidad. Por lo cual,
glorificamos unánimemente al Santísimo Espíritu.

Lecturas Bíblicas

Hechos de los Apóstoles (2: 1-11)

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén judíos, hombres piadosos que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: «¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues, ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.»

Evangelio según San Juan (7: 37-52; 8:12)

En el último día de la fiesta, que es el más solemne, Jesús se puso de pie, y alzo la voz diciendo: «Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que crea en Mí, como dice la Escritura, de su interior emanarán ríos de agua viva.» Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu Santo, que iban a recibir los que creyesen en Él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús todavía no había sido glorificado. Muchos entre la gente, al escuchar estas palabras, decían: «Éste ciertamente es el profeta.» Otros decían: «Éste es el Cristo.» Mas algunos replicaban: «¿Por ventura el Cristo va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de Belén, donde David moraba, vendrá el Cristo?» Con esto, se suscitaron disputas entre la gente del pueblo sobre Él. Algunos de ellos querían prenderlo, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: «¿Por qué no lo han traído?» Respondieron los guardias: «Jamás hombre alguno ha hablado como habla este hombre.» Les dijeron los fariseos: «¿También ustedes se han dejado engañar? ¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.» Les respondió Nicodemo, el que había ido antes a ver a Jesús y que era uno de ellos: «¿Acaso nuestra Ley condena a un hombre sin haberle oído primero y sin saber lo que hace?» Le respondieron así: «¿Es que tú también eres de Galileo? Examina bien las Escrituras, y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta.»

Jesús les habló de nuevo y dijo: «Yo soy la Luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.

Mensaje Pastoral

Pentecostés

He aquí a los discípulos reunidos en Jerusalén, tal como lo había mandado el Señor el día de su Ascensión: «que no se ausentasen deSeminarians Icon Jerusalén, sino que aguardasen la promesa del Padre» (Hch 1:4).

«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.» Pentecostés es el nombre de la fiesta judía  –cincuenta días después de Pascua (la palabra es de origen griego y forma un derivado del número «cincuenta»)– en la cual recordaban la entrega de los diez mandamientos a Moisés y también la renovación del templo de Jerusalén en el tercer siglo antes de Cristo. Eso explica la presencia de muchos judíos de todas las naciones en la Ciudad, que darían crédito del acontecimiento divino: «Había en Jerusalén judíos, hombres piadosos que allí residían, venidos de todas la naciones que hay bajo el cielo.»

Entonces, en aquel Pentecostés, los apóstoles estaban reunidos esperando la promesa. Seguramente se encontraban en la misma estancia superior en la que comieron la Pascua con Cristo. En el icono de la fiesta se ve atrás de ellos un edificio elegante que adorna la escena, mas el acontecimiento no ocurre adentro, el lugar no lo contiene; la reunión de los apóstoles está por encima del tiempo y del espacio, y lo que celebramos hoy no es solo un evento que aconteció en aquel Pentecostés sino la realidad de que, a partir de ese día, la Iglesia vive un Pentecostés constante: el descenso del Espíritu Santo sobre los fieles. Él, Quien les otorga la potestad y la posibilidad   de   llamar   a   Dios   «Abba,   Padre»  (Gal 4:6); sin Él «nadie puede decir ¡Jesús es el Señor!» (1Cor 12:3), ya que Él, como Jesús nos ha prometido, «os lo enseñará todo y os recordará todo lo que Yo os he dicho» (Jn 14:26).

«De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban»; viento, ruido y fuego siempre han sido señales de la presencia de Dios: el Espíritu Santo que desciende sobre los apóstoles es Dios, es la tercera Persona de la Santísima Trinidad, a Quien anunciamos en el Credo que «con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado».

«Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.» El icono ilustra las lenguas surgidas de la misma fuente. El mismo Espíritu Santo desciende sobre los reunidos y sobre cada uno de ellos personalmente; se les otorga como un don personal que, aunque obra en ellos a través de diferentes carismas, les une en la fe común, a fin de que formen los miembros diversos pero del mismo cuerpo místico, la Iglesia, cuya Cabeza es el Señor: «Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo» (1Cor 12:4). Y el bautizado, a su vez, al ser ungido con el santo Crisma, recibe su propio Pentecostés: «el sello del don del Espíritu Santo», como exclama el sacerdote mientras sella el cuerpo del ya discípulo con la Unción.

En el icono, los apóstoles que se presentan son, del lado derecho: Pablo, Juan, Lucas, Andrés, Bartolomé y Felipe; y de lado izquierdo: Pedro, Mateo, Marcos, Santiago, Simón y Tomas. Esta presentación, y en el orden mismo, es la que podemos observar en los iconostasios de todos los templos ortodoxos. Nótese que hay tres apóstoles que realmente no forman parte del grupo de los Doce: Pablo, Lucas y Marcos; la importancia de su obra en la Iglesia hizo necesario que se contaran entre los apóstoles en el recuadro de Pentecostés. El iconógrafo, como un teólogo, expresa el significado de «apóstol» en un sentido más amplio pasando por alto la restricción literal del concepto. Pablo es el apóstol de las naciones, y Marcos y Lucas son dos de los cuatro Evangelistas cuya labor ha sido fundamental en la difusión y conservación de la fe.

pentecostes-300x175El icono también ilustra un detalle expresivo: el rey coronado que representa a las naciones, el cosmos que espera «el Don del Espíritu Santo»; encarcelado en una cueva oscura, que todavía no ha sido iluminado con la Luz de Cristo; un viejo cansado que lleva sobre sí el pecado del hombre caído; rehén del jefe de este mundo, Satanás; humilde y tranquilo, que lleva un lienzo con doce manuscritos que simbolizan las voces de los apóstoles. En pocas palabras, el icono nos ilustra dos planes: el del mundo nuevo, el universo divinizado y ardiente por el fuego divino; y el del rey recluido en su oscuridad, no le satisfacen las joyas de este mundo que lo adornan sino que espera la Luz y anhela la lluvia que viene del cielo e inunda con gracia abundante la tierra sedienta.

La lucha del cristiano es brincar del encerramiento de su mundo inferior a la «estancia superior», donde la flama del Espíritu Santo encenderá su corazón, quemando las espinas del pecado e iluminando todo su ser.

Nuestra Fe y Tradición

Postración en Pentecostés

El domingo de Pentecostés, después de la Divina Liturgia, participaremos en el Servicio de la Postración.Doblamos las rodillas ante el Espíritu Santo que desciende sobre los Apóstoles y sobre toda la Iglesia reunida. ¿Qué es lo que ofrecemos al hacerlo?

Dios como misericordioso no forza nuestra libertad, y nos pide siempre correspondencia y consentimiento, lo que nosotros hoy expresamos en postración ante Él y exclamamos: Espíritu de Verdad, «Ven a habitar en nosotros, purifícanos de toda mancha y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas». Amén.

Sobre el Espíritu Santo

El Espíritu Santo recibe el título de Señor al igual que  Dios el Padre y Cristo, Su Hijo. Es el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo. El esTrindad Eterno, No Creado, y Divino; existiendo desde siempre con el Padre y el Hijo; perpetuamente adorado y glorificado con Ellos en la unidad de la Santa Trinidad.

 Tal como el Hijo, nunca hubo un momento cuando el Espíritu Santo no existía. El Espíritu está antes de la creación. Él sale de Dios, como el Hijo, en una procesión eterna, fuera del tiempo. “Procede del Padre”, en la eternidad de un movimiento divinamente instantáneo y perpetuo. (Juan 15, 26).

 La Doctrina Ortodoxa confiesa que Dios el Padre es el origen y fuente eterna del Espíritu, tal como es fuente del Hijo. Sin embargo, la Iglesia afirma también que la manera de la revelación al Padre y de salida del Padre es diferente entre el Hijo y el Espíritu: el Hijo es engendrado, es nacido del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre. Muchos santos varones inspirados por Dios y con una verdadera experiencia de Su Vida Trinitaria han intentado explicar la distinción entre la “procesión” del Espíritu y la “generación” del Hijo. Para nosotros es suficiente reconocer que la diferencia entre las dos está en la distinción entre las personas divinas del Hijo y del Espíritu y sus acciones en relación al Padre, así como en su relación Uno al Otro, y con el Mundo. Es necesario además resaltar que todas las palabras y conceptos acerca de Dios y la divinidad incluyendo a los de “procesión” y “generación”, solo tienen una importancia secundaria ante la visión mística de la Realidad Divina que ellos expresan. Dios puede ser mas o menos comprendido por el hombre puesto que Él ha deseado revelarse a Sí mismo. Sin embargo, la esencia de Su Existencia Trina permanece – y siempre permanecerá- esencialmente inconcebible a nuestras mentes e inexpresable a nuestros labios humanos, creados. Esto no quiere decir que hablar acerca de Dios no tenga sentido. Solo significa que las palabras son inadecuadas para La Realidad que tratan de expresar.

Con la afirmación de la divinidad del Espíritu Santo, y el deber de adorarlo y glorificarlo con el Padre y el Hijo, la Iglesia Ortodoxa afirma que la Realidad Divina, que se llama también la Deidad o la Divinidad en la Tradición Ortodoxa, es la Santísima Trinidad.

 Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «Si uno habita en una región sin dar fruto en ese sitio, el mismo lugar le arrojará porque no ha producido el fruto del país».
  • Decía un hermano a propósito de los malos pensamientos: «Por amor de Dios, hermanos, reprimamos los malos pensamientos como reprimimos las malas obras».
  • Un anciano dijo: «No te agrade todo lo que te digan, ni te prestes a cualquier conversación. Sé tardo para creer y pronto para decir la verdad».
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