3° Domingo de San Lucas

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Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

audio24Cuando descendiste a la muerte, oh
Vida Inmortal, mataste al Hades con el
rayo de tu divinidad, y cuando levantaste
a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria
a Ti!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  (6:16 – 7:1)

Hermanos: Nosotros somos templo de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto, salgan de entre ellos y apártense, dice el Señor. No toquen cosa impura, y Yo los acogeré, y seré para ustedes Padre, y ustedes serán para Mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso.

Ya que tenemos, pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santidad en el temor de Dios.

Evangelio según  San Lucas (7: 11-16)

En aquel tiempo, sucedió que  Jesús se fue a una ciudad  llamada Naím, e iban con Él  sus discípulos y una gran  muchedumbre. Cuando se acercaba  a la puerta de la ciudad, sacaban a  enterrar a un muerto, hijo único de su  madre, que era viuda, a la que  acompañaba mucha gente de la  ciudad. Al verla el Señor, tuvo  compasión de ella, y le dijo: «No  llores.» Y, acercándose, tocó el  féretro. Los que lo llevaban se  pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo:  Levántate.» El muerto se incorporó y  se puso a hablar, y Él se lo dio a su  madre. El temor se apoderó de todos,  y glorificaban a Dios, diciendo: «Un  gran profeta se ha levantado entre  nosotros», y «Dios ha visitado a su  pueblo.»

Mensaje Pastoral

Compartir el duelo

“Al verla el Señor, tuvo compasión de ella”.
Tal como Jesús estaba presente en la boda de Caná de Galilea, he aquí que participa del funeral del hijo de la viuda de Naím.
A pesar de que la comparecencia ante la muerte es la experiencia más palpable y real, el hombre trata con lo más que pueda olvidarse de ella y rehuir su memoria. Cuando por obligación tiene que detenerse ante un féretro, se perturba cómo escapar o qué decir para arrancar al afligido de su triste realidad. ¿Pará qué son los velatorios? ¿Qué aprovecho hay en asistir a los afligidos?
El acontecimiento que nuestro pasaje evangélico narra el día de hoy aproxima la postura de la Iglesia para con los enlutados, una labor pastoral muy dócil y significativa de la Iglesia en el mundo. Si la resurrección de Cristo es el fundamento de la prédica cristiana, eso se debe a que su efecto procura primero abolir nuestra muerte espiritual y luego afirmar nuestra fe en la resurrección de los cuerpos. Entonces no se trata de distraer a los afligidos lejos de la amarga memoria embriagándolos con conversaciones vanas y seglares ni de darles sermones sobre la paciencia y el aguante ante los sufrimientos de la vida, sino de acompañarlos con espíritu de fe y misericordia “el Señor tuvo compasión de ella”, a fin de que se sensibilicen junto con nosotros a la victoria del Cristo resucitado sobre la muerte, no solamente la victoria al respecto del difunto que lloramos, sino además referente a ellos mismos que cruzan con su pena “el valle de la sombra de la muerte”.
“No llores”, le dijo Jesús a la viuda. El llanto es una reacción genuina que apacigua y cura el alma afligida. Cuando Jesús le dice “no llores”, es porque levantaría a su muerto, es decir, anularía la razón de su tristeza. Las palabras y la acción de Jesús que detuvieron las lágrimas de la viuda transforman hoy las lágrimas de los que tienen fe en lo sucedido en lágrimas de esperanza. El velatorio es una oportunidad para colocar ante los ojos de nuestros queridos dolidos el icono de Cristo el misericordioso que se apiada y llora con nosotros y nos acompaña con un silencio santo que conquista el alboroto de la muerte.
No vuelva nuestro velatorio un acto mundano y sociocultural. Más bien entremos con devoción ante el féretro y abracemos con ternura la tristeza de nuestros hermanos, de un modo que contrito nuestro corazón se sensibilice al misterio de la muerte. Y si nosotros hemos recibido profundamente el consuelo, trasmitamos una palabra sencilla y profunda de vida; si no, guardemos silencio contemplando con los afligidos y orando por el eterno descanso de su difunto y de los nuestros también. Amén.

+Metropolita Ignacio

 

Nuestra Fe y Tradición

Servicios Especiales y Bendiciones

sth_america_day17-01Además de la Eucaristía y los Sacramentos Mayores, existen en la Iglesia Ortodoxa un número de Servicios Especiales y  Bendiciones que están  asociados con las necesidades, acontecimientos y tareas de la vida humana. Al celebrar estos varios Servicios y Bendiciones, la iglesia constantemente da testimonio de la presencia y acción de Dios en nuestras vidas.

Nuestro Dios nos ama, nos cuida y está siempre cerca de nosotros. Los Servicios y Bendiciones litúrgicas también sirven para recordarnos que toda nuestra vida es importante, y que los muchos acontecimientos y dones de la vida pueden ser dirigidos hacia Dios y recibir su cumplimiento en Él.

A veces se denominan los Servicios Especiales como Servicios No-Sacramentales, en el sentido de que son Oficios del Culto Comunitario  que usualmente no se cuentan entre los Sacramentos Mayores. Sin Embargo Claramente tienen una cualidad sacramental en el sentido de que revelan la presencia de la Santísima Trinidad. Muchos de este servicio como el Funeral, la Bendición del agua y la Entrada a la vida Monástica, para nombrar solo uno pocos, son muy significativo en la vida de la Iglesia.

La varias Bendiciones son ceremonias breves, ocasionales, y no necesariamente incorporan a la comunidad parroquial entera. La Iglesia bendice individuos, acontecimientos, como viajes y objetos, como iconos, iglesia, campos, y alimentos. Al hacerlo la Iglesia expresa nuestro agradecimiento, y también afirma que ningún regalo, acontecimiento o responsabilidad humana es seglar o apartado de Dios. Para el Cristiano Ortodoxo, todo lo bueno tiene su origen y su fin en Dios. No hay nada que exista alejado o fuera del amor y cuidado de Dios.

Sentencias de los padres de Desierto

  • El abad Geroncio de Petra dijo: «Muchos de los que son tentados de deleites corporales, aunque no pequen corporalmente, pecan de pensamiento. Y aunque conserven la  virginidad corporal, fornican en su alma. Por eso, carísimos, bueno es hacer lo que está escrito: “Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón”». (Prov. 5).
  • Decía el abad Pastor: «Como el guardaespaldas está junto al príncipe, preparado para cualquier eventualidad, así también conviene que el alma esté siempre preparada contra el demonio de la impureza».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios».

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Padre Juan R. Méndez ()

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