Santa Pelagia la Penitente del Monte de los Olivos

08 de Octubre

Santa Pelagia nació en Antioquia, Siria y hasta su conversión a Cristo era una joven de actitudes ligeras y amorales. Siendo muy atractiva físicamente se engalanaba con suntuosas vestimentas, oro y piedras preciosas por lo cual sus admiradores la llamaban Margarita o perla.

Cierta vez se reunieron en Antioquia los sacerdotes de los alrededores. Entre ellos se encontraba Nonn obispo de Heliópolis, conocido por su sabiduría y su vida justa. Durante el descanso los obispos salieron del templo donde se reunían y de pronto ante ellos apareció un bullicioso grupo de jóvenes. Entre ellos sobresalía una joven — con los hombros al desnudo y vestida indecorosamente. Era Pelagia. Ella vociferaba y se reía fuertemente y sus admiradores rondaban en derredor de ella. Absortos los obispos inclinaron sus cabezas pero san Nonn, al contrario comenzó a observar a Pelagia. Cuando la turba ruidosa de gente se alejó, Nonn preguntó a los obispos: ¿Es que no les agradó la belleza de la muchacha y la vestimenta?” Ellos callaban. Entonces Nonn continuó: “Sin embargo ella me enseñó mucho, ella puso su mira en gustarle a la gente, y ¿qué piensan? ¿cuántas horas dedicó para engalanarse, para preocuparse en ser más linda que otras mujeres a los ojos de sus admiradores? En el juicio final, por ella el Señor nos juzgará porque nosotros teniendo en el Cielo al inmortal Prometido, descuidamos el estado de nuestra alma. ¿Con qué hechos nos presentaremos ante Él?

Regresando a las habitaciones, san Nonn, comenzó a rezar por la salvación de Pelagia. Al domingo siguiente cuando Nonn celebraba la Divina Liturgia; Pelagia guiada por una fuerza invisible, por primera vez entró al templo. El servicio religioso y prédica de san Nonn acerca del juicio final le produjo tal efecto que quedó impresionada por su vida pecadora. Acercándose a Nonn, le relató su deseo de ser bautizada, pero no tenía seguridad de que Dios se apiadara de ella: “Mis pecados son más numerosos que las arenas del mar, y no alcanzará el agua del mar para lavar mis pecaminosos procederes.” El buen obispo la consoló con la esperanza de la benevolencia Divina, bautizándola.

Convertida al cristianismo Pelagia juntó sus bienes trayéndoselos a Nonn. El obispo mandó a repartirlos entre los pobres, diciendo: “Qué sea bien repartido lo que fue recogido malamente.” Luego de unos días, Pelagia vistiendo con ropas de hombre, se alejó de la ciudad. Fue a Jerusalén y allí tomó los hábitos de monje. La tomaron como un varón joven. Habitó en una celda en el monte de los Olivos, se enclaustró en él y comenzó una vida monacal estricta de penitencia y oración. Los habitantes de los alrededores la consideraban como el joven Pelagio. Después de varios años alcanzando grandes bondades espirituales, y en olor de santidad, la joven Pelagia falleció cerca del 457. En el sepelio se comprobó que el fallecido joven era mujer. Y su tumba en el monte de los olivos se convirtió en punto de peregrinaciones.

Esta venerable santa Pelagia, no debe confundirse con la Virgen Mártir Pelagia de Antioquía, que también se celebra en esta fecha discípula del Hieromártir Luciano.

 

Tropario, tono 4

En ti fue conservada la imagen de Dios fielmente, oh Madre, pues tomando la cruz seguiste a Cristo; y practicando, enseñaste a despreocuparse de la carne, que es efímera, y a cuidar, en cambio, el alma inmortal. Por eso oh santa Pelagia hoy tu espíritu se regocija junto con los ángeles.

 

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Padre Juan R. Méndez ()

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