Mártir Aquilina de Biblos en Líbano

En las primeras épocas del cristianismo los fieles de oriente profesaron gran veneración a santa Aquilina, y su nombre aparece en casi todos los martirologios. San José el Himnógrafo compuso un oficio especial en su honor, con un himno en acróstico, es decir que la letra inicial de cada verso forma, en sucesión vertical, una loa a la santa, a la que el autor llama su madre espiritual.

Aquilina era natural de Biblos, en Fenicia, hija de padres cristianos y bautizada por Eutalio, el obispo de aquella diócesis. Al cumplir los doce años, estalló la persecución de Diocleciano y la niña fue detenida y conducida ante el magistrado Volusiano. Ahí confesó abiertamente su fe y, cuando los halagos y las amenazas resultaron inútiles para doblegar su constancia, fue abofeteada por los soldados, azotada con látigos y, al fin, decapitada. La cabeza y el cuerpo de la pequeña mártir fueron arrojados a unos campos, lejos de la ciudad, y entonces apareció un ángel que volvió a reunirlos y devolvió la vida a Aquilina quien regresó a la ciudad y, al día siguiente, se presentó ante el juez Volusiano. Este, al ver viva a su víctima, se quedó paralizado y mundo de asombro, pero en cuanto se repuso de la sorpresa, mandó que metieran en prisión a la niña y volviesen a decapitarla. Sin embargo, al otro día, cuando los soldados entraron a la celda para cumplir con la sentencia, encontraron a Aquilina muerta. El juez insistió en que se llevase a cabo la ejecución y, cuando cortaron la cabeza al cadáver, de la herida salió leche en vez de sangre.

Tropario tono 4, del común de Santas Vírgenes

Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz: * «Te extraño, Novio mío, y lucho buscándote; * me crucifico y me entierro contigo por el bautismo; * sufro por ti para contigo reinar * y muero por ti para que viva en ti.» * Acepta, como ofrenda inmaculada, * a Aquilina, sacrificada con anhelo por ti. * Por sus intercesiones, oh Compasivo, * salva nuestras almas.

Santos Apóstoles Bartolomé y Bernabé/ San Lucas médico, arzobispo de Simferoópol.

San Bartolomé fue uno de los Doce Apóstoles, y era originario de Galilea; esto es todo lo que se sabe con certeza de él según la historia de los Evangelios. De su labor apostólica, algunos dicen que predicó en Arabia y Persia, y especialmente en la India, llevándoles el Evangelio escrito por san Mateo, que había sido escrito originalmente en hebreo, y que allí fue encontrado cien años después por Panteno, anteriormente un filósofo estoico y más tarde un ilustre maestro de la escuela cristiana en Alejandría (ver Eusebio, Eccl. Hist., 5: 10). Otros relatos dicen que fue a Armenia, donde, según algunos, acabó su vida siendo crucificado, o desollado vivo, en Albanopolis de Armenia. La mayoría de los autores coinciden en que Bartolomé y Natanael son la misma persona, porque los evangelistas que mencionan a Bartolomé no mencionan a Natanael; y Juan, que es el único que menciona a Natanael como uno de los Doce, no dice nada de Bartolomé. De hecho, Bartolomé es un patronímico, “hijo de Tolomeo”, que significa “audaz, enérgico” y Natanael podría haber tenido este apellido.

San Bernabé, uno de los Setenta, era de Chipre, de la tribu de Leví, y compañero discípulo de Pablo bajo Gamaliel. Se llamaba José, pero pasó a llamarse Bernabé, que significa “hijo de consolación.

Antes de la conversión de Saulo a Pablo, Bernabé era el líder de los Setenta Apóstoles, el primero en la predicación y el principal portavoz. Después de la visión de Saulo en el camino a Damasco, fue Bernabé quien lo unió a los Apóstoles cuando los demás, a causa de la reputación de Saulo como perseguidor de la Iglesia, todavía le temían (Hechos 9:26-27); nuevamente fue san Bernabé quien reclutó a Pablo como predicador, llevándolo de Tarso a Antioquía después de la lapidación de Esteban, para ayudar a difundir el Evangelio (Hechos 11:25-26). San Bernabé predicó el Evangelio en muchos lugares, viajó junto con Pablo y finalmente fue apedreado por los judíos en su Chipre natal. Durante el reinado de Zenón, en el año 478, fueron encontradas sus sagradas reliquias, teniendo sobre su pecho el Evangelio según Mateo escrito en griego por el propio puño de Bernabé.

Tropario tono 3, del común de los Santos Apóstoles

Oh santos apóstoles, * interceded ante Dios misericordioso * para que otorgue el perdón de las transgresiones a nuestras almas.

San Lucas, Arzobispo de Simferópol

 

Valentin Felixovich (Voyno-Yasenetsky), nació el 14 de abril de 1877 en Kerch y fue el tercero de cinco hijos. El padre de Valentín, Félix Stanislavovich, era católico y farmacéutico de profesión. Su madre, María Dmitrievna, era cristiana ortodoxa. Según las costumbres de la época en Rusia sobre la crianza de los hijos de matrimonios mixtos, la personalidad de Valentín se formó de acuerdo con las tradiciones ortodoxas.

En 1889, su familia se mudó a Kiev. A la hora de elegir una carrera, decidió dedicar sus energías a la medicina. Se graduó en la Universidad en 1903 y, para sorpresa de todos, anunció que quería ser médico para los pobres.

Al comienzo de la Guerra Ruso-Japonesa, Valentín viajó al Lejano Oriente con otros médicos para servir en las actividades del destacamento de la Cruz Roja. Allí dirigió el Departamento de Cirugía del hospital de la Cruz Roja de Kiev y estuvo destinado en Chitá. Durante el mismo período, conoció y se sintió atraído por una cristiana amable y gentil, Anna Lanskaya. En 1904, la joven pareja se casó en la iglesia local de Chita.

En 1908, Valentin llegó a Moscú y consiguió un trabajo en la clínica quirúrgica de P. Dyakonov como estudiante. En 1916 escribió y defendió con éxito su tesis doctoral.

Los primeros años después de la Revolución de Octubre fueron muy sangrientos. Durante ese momento difícil, el estado tenía una necesidad especial de trabajadores médicos. Entonces, a pesar de su compromiso con su fe, Valentín no fue perseguido.

En 1919 su amada esposa murió de tuberculosis, dejando a sus cuatro hijos sin el cuidado de su madre, lo que fue una dura prueba para él, pero nunca volvió a casarse.

En 1921 fue ordenado diácono y pocos días después fue ordenado sacerdote. El padre Valentin fue asignado a una iglesia en Tashkent, donde sirvió y agradó a Dios. Al mismo tiempo, no abandonó su práctica médica ni su docencia.

En 1923, el padre Valentín, fue tonsurado monje, recibiendo el nombre de  Lucas, en honor del santo Apóstol Médico y Evangelista.

Fue consagrado en secreto como obispo de Penjikent y, unos días después, fue arrestado por su apoyo al patriarca Tikhon. Padeció durante algún tiempo en el calabozo de la GPU de Tashkent y luego fue llevado a Moscú. Pronto le permitieron vivir en un apartamento privado, pero luego lo detuvieron nuevamente: primero en la prisión de Butyrka y luego en Taganskaya. Luego, la víctima fue enviada al exilio a Yeniseisk.

En 1934, al regresar de prisión, visitó la ciudad de Tashkent y luego se instaló en Andijan. Allí desempeñó sus funciones como obispo y médico. Una fiebre le provocó la pérdida de la vista. El Santo fue a cirugía (como paciente) y como resultado quedó ciego de un ojo.

En mayo de 1946, san Lucas fue nombrado arzobispo de Crimea y Simferópol. En ese momento su enfermedad ocular progresó y en 1958 quedó completamente ciego. El 11 de junio de 1961, descansó en el Señor llam. Fue enterrado en el cementerio de Simferópol. Y, en el año 2000, fue glorificado como uno de los Santos Nuevos Mártires y Confesores de Rusia para la veneración de toda la Iglesia.

Tropario tono 5

Veneremos a Lucas, pastor y médico, * jerarca de Simferópol, brillante y lleno de Dios, * que llevó en sí «las marcas del Señor Jesús»: * penas, exilios y peligros; *campo de concentración, calumnias e ignominia, * santo nuevo en Rusia * que intercede por nuestra salvación.

Los Santos Mártires Alejandro y la Virgen Antonina.

Santa Antonina era originaria de la ciudad de Krodamos (Asia Menor). Fue arrestada por ser cristiana y llevada ante el gobernador Festo. Este la instó a adorar a los dioses paganos, prometiéndole convertirla en sacerdotisa de la diosa Artemisa. Pero la santa confesó valientemente a Cristo, y ella instó al gobernador a renunciar a la adoración de demonios en forma de ídolos. Festo ordenó golpear a la santa en el rostro y encerrarla en prisión.

La mártir pasaba todo el tiempo en oración, sin comer ni beber nada, pero entonces escuchó la voz de Dios: «Antonina, fortifica tu alimentación y sé valiente, porque yo estoy contigo». Cuando la llevaron de nuevo ante el gobernador, la mártir continuó defendiendo la fe cristiana y denunciando a los paganos.

El gobernador decidió entregar a la santa virgen para que la profanaran los soldados, pero el Señor inspiró a uno de ellos, san Alejandro, para salvarla. Pidió permiso para acercarse a ella con el pretexto de convencerla de obedecer la voluntad del gobernador. San Alejandro le sugirió entonces que se pusiera su uniforme militar y huyera. Santa Antonina tuvo miedo, pero el Señor le ordenó que accediera.

Nadie la reconoció vestida de soldado, y salió de la prisión. Los soldados enviados por Festo encontraron a Alejandro solo en la celda. No respondió a las preguntas del gobernador, por lo que fue torturado y golpeado sin piedad. Por inspiración de Jesucristo, santa Antonina también compareció ante Festo.

Los soldados les cortaron las manos, las untaron con brea y las arrojaron a un pozo donde ardía fuego. Cuando el fuego se apagó, arrojaron serpientes al pozo para que los cristianos no pudieran recoger los huesos de los mártires. Al regresar a casa, Festo quedó entumecido y no pudo comer ni beber. Murió tras siete días de terrible tormento.

Los santos Alejandro y Antonina fueron martirizados el 3 de mayo del año 313, aunque su memoria aparece mencionada el 10 de junio. Las reliquias de los santos fueron trasladadas a Constantinopla y colocadas en el monasterio de Maximov.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

San Cirilo, arzobispo de Alejandría

Cirilo era de origen noble y familiar cercano de Teófilo, patriarca de Alejandría, después de la muerte del cual fue consagrado Patriarca. Durante su vida lucho tres feroces batallas: contra los herejes novacianos, contra el hereje Nestorio y contra los judíos de Alejandría. Los novacianos tuvieron su origen en Roma y tomaron su nombre del presbítero hereje Novaciano. Estos se gloriaban de sus virtudes, andaban en público vestidos de blanco, prohibían las segundas nupcias, sostenían que no podía orarse por aquellos que habían cometido pecado mortal, y que no podía recibirse en la Iglesia a aquellos que, en otro tiempo, habían apostatado de ella, sin importar cuán profundamente se arrepintiesen. Cirilo los venció y los echó de Alejandría junto con su obispo. La lucha con los judíos fue más difícil y sangrienta. Los judíos tuvieron gran influencia en Alejandría desde que Alejandro Magno fundó esa ciudad. Su odio contra los cristianos era vicioso y desaforado. Asesinaban cristianos mediante traición, envenenamiento y crucifixión. Tras una larga y difícil lucha, Cirilo logró que el emperador Teodosio el Joven los expulsara de Alejandría. Su lucha contra Nestorio, patriarca de Constantinopla, fue resuelta por el Tercer Concilio Ecuménico en Éfeso (431 d. C.). Cirilo mismo presidió este Concilio y, al mismo tiempo, representó al Papa Celestino de Roma a petición suya, pues este no pudo asistir al Concilio a causa de su avanzada edad. Nestorio fue condenado, anatematizado, y fue exiliado por el Emperador a la frontera oriental del Imperio, donde murió una horrible muerte (pues gusanos consumieron la lengua con la que blasfemó a la Madre de Dios). Después del final de esta lucha, Cirilo vivió en paz y cuidó celosamente del rebaño de Cristo. Se presentó a sí mismo al Señor en el año 444 d. C.

Tropario tono 8

Oh guía de la recta fe, * maestro de la devoción y dignidad, * astro del universo, belleza de los jerarcas * inspirada por Dios, Cirilo, * que has iluminado a todos con tus enseñanzas, oh lira del Espíritu: * ¡intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Domingo de Pentecostés/ Traslado de las reliquias de san Teodoro el Jefe Militar

EL SANTO PENTECOSTÉS

En el ciclo litúrgico anual de la Iglesia, Pentecostés es «el último y gran día». Es la gran fiesta, cincuenta días después de la Pascua, que la Iglesia celebra de la venida del Espíritu Santo como fin —la culminación y el cumplimiento— de toda la historia de la salvación. Sin embargo, por la misma razón, es también la celebración del comienzo: es el «nacimiento» de la Iglesia como presencia entre nosotros del Espíritu Santo, de la nueva vida en Cristo, de la gracia, el conocimiento, la adopción por Dios y la santidad.

Este doble significado y doble alegría se nos revela, en primer lugar, en el nombre mismo de la fiesta. Pentecostés en griego significa cincuenta, y en el sagrado simbolismo bíblico de los números, el número cincuenta simboliza tanto la plenitud de los tiempos como aquello que está más allá del tiempo: el Reino de Dios mismo. Simboliza la plenitud de los tiempos con su primer componente: 49, que es la plenitud de siete (7 x 7): el número del tiempo. Y simboliza lo que está más allá del tiempo mediante su segundo componente: 49 + 1, siendo este el nuevo día, el «día sin ocaso» del Reino eterno de Dios.

 Con el descenso del Espíritu Santo sobre los discípulos de Cristo, el tiempo de la salvación, la obra divina de redención, se ha completado, la plenitud se ha revelado, todos los dones han sido otorgados; por esta razón Pentecostés es en la Iglesia la Fiesta grande de la Santísima Trinidad.

¡FELIZ FIESTA A TODOS!

Tropario, tono 8 

Bendito eres Tú, oh Cristo Dios nuestro, * que mostraste a los pescadores sapientísimos * cuando enviaste sobre ellos el Espíritu Santo. * Y, por ellos, el universo capturaste: * ¡Tú que amas a la humanidad, gloria a ti!

Condaquio, tono 8

Cuando el Altísimo descendió en Babel, * confundió las lenguas y dispersó las naciones; * mas cuando repartió las lenguas de fuego, * llamó a todos a la unidad. * Por lo cual, glorificamos con una sola voz * al Santísimo Espíritu.

Traslado de las reliquias de san Teodoro el Jefe Militar

 

El Santo Mártir Teodoro Stratelates sufrió por Cristo en Heraclea el 8 de febrero del año 319. Durante sus sufrimientos, el santo Mártir Teodoro ordenó a su siervo Varo que enterrara su cuerpo en la finca de sus padres en Euchaita. El traslado de las reliquias del Gran Mártir Teodoro tuvo lugar el 8 de junio del año 319.

En este día también recordamos el milagro del icono del Gran Mártir Teodoro en una iglesia dedicada a él en Karsat, cerca de Damasco. Un grupo de sarracenos había convertido esta iglesia en su residencia. Había un fresco en la pared que representaba a Teodoro. Uno de los sarracenos disparó una flecha al icono del Gran Mártir. Del rostro del santo, donde la flecha se había clavado en la pared, brotó sangre ante los ojos de todos. Poco después, los sarracenos que se habían asentado en la iglesia se mataron entre sí. Relatos de este milagro los dan los santos Anastasio del Monte Sinaí (20 de abril) y Juan Damasceno (4 de diciembre).

Tropario, tono 4

Te has mostrado cual soldado glorioso * de la milicia real, oh gran Teodoro, * obedeciendo firmemente al Rey celestial; * y el arma de la fe cuerdamente has llevado *extirpando a tropas de violentos demonios. * Así que, combatiente triunfador, * te bendecimos * con fe para siempre.

Sábado de las Almas/ Hieromártir Teodoto de Ancira (hoy Ankara)

Al igual que antes de comenzar la santa Cuaresma, en este día sábado cuando nos disponemos a celebrar mañana el descenso del Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida, en la fiesta de Pentecostés; la santa Iglesia hace una especial conmemoración de todos los fieles que se han dormido en el Señor con la esperanza de la Resurrección y la Vida Eterna.

¡Que su Memoria sea Eterna!

Tropario de los difuntos tono 8 

Tú que provees todo con insondable sabiduría, * y por tu amor a la humanidad * concedes a todos lo que les conviene, * oh único Creador, * haz descansar las almas de tus siervos * que depositaron su esperanza en ti, * oh Creador y Dios nuestro.

Condaquio de los difuntos tono 8 

Con los santos * haz descansar las almas de tus siervos, oh Cristo, * donde no hay dolor ni tristeza, * sino vida eterna.

Hieromártir Teodoto de Ancira

 

El Santo Mártir Teodoto vivió en Ancira de Galacia en el siglo III. Fue distinguido por su cariño y preocupación por todos especialmente los más pobres y perseguidos. En la altura de la persecución bajo Diocleciano (284-305) él proveía a los cristianos todo lo que necesitaban, y hasta los refugiaba en su casa. Allí celebraban en secreto los servicios de la iglesia.

San Teodoto visitaba los cristianos encerrados en la cárcel, pagaba su fianza, y enterraba reverentemente los cuerpos de los mártires que habían sido arrojados a las fieras. Una vez enterrando los cuerpos de las siete mujeres santas mártires, que fueron ahogadas en el mar (18 de mayo) fue denunciado ante el gobernador.

Después de negarse a ofrecer sacrificios a los ídolos, y denunciar la locura del paganismo, San Teodoto confesó a Cristo como Dios, y por esta razón lo sometieron a terribles torturas y lo decapitaron con una espada. Querían quemar el cuerpo del santo mártir, pero no pudieron hacerlo debido a una tormenta que había comenzado, así que dieron sus santas reliquias a un cristiano para su entierro.

Tropario tono 4, del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Teodoto, obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

San Hilario el Joven, abad del monasterio de Dalmas.

El Santo nació en Capadocia alrededor del año 775, sus Padres Teodocia y Pedro, prestaban servicios en el palacio, siendo ellos muy devotos, se lo transmitieron a su hijo Hilario, que a temprana edad sintió en su corazón la llama de la Fe, y tomo la decisión de ir al monasterio Xironisu en Constantinopla.

Allí se dedicó al estudio y al ejercicio espiritual, luego se dirigió al monasterio de Dalmas donde lo ordenaron monje y pasó un periodo de unos 10 años donde la humildad, la paciencia y su gran corazón era un ejemplo para todos.

Esto lo llevo a ser elegido abad del monasterio. luego de un breve periodo comenzó el grave problema en la iglesia con los iconoclastas, especialmente el emperador León de Armenia, que trató de interrumpir la tranquilidad de San Hilario.

Pero él con su valor característico, se opuso a esto y con altura mostró su paciencia y su fe ortodoxa. Entonces comenzó la persecución del Santo con restricciones en el monasterio, encarcelamientos, golpes y un exilio de ocho años.

San Hilario luego del triunfo de la Ortodoxia en el séptimo concilio ecuménico, donde se afirmó la legitimidad de los íconos como expresiones verdaderas de la Fe Cristiana, fue restituido por la piadosa emperatriz Teodora, volvió a su monasterio, donde descansó en el Señor tres años después, a los 70 años, en paz y tranquilidad.

Tropario, tono 1

Oh sabio, cultivaste la gracia por tus dichos * y cual olivera brotaste, Hilario venturado, * el óleo de méritos divinos * y de honorable confesión, * deleitándoles el alma y el corazón * a quienes con fe te alaban: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la corona te ha dado! * ¡Gloria, que, por tu medio, * ha brindado curación a todos!

Hieromártir Doroteo de Tiro

El mártir san Doroteo, era un sacerdote de Tiro y obispo de esa diócesis. Durante el reinado de Diocleciano, tras haber sufrido toda suerte de penurias por la causa de la fe en su ciudad natal, fue por fin desterrado. Un alivio en el rigor de la persecución le permitió regresar al seno de su rebaño y asistir al Concilio de Nicea, en 325. Pero en cuanto Juliano el Apóstata ocupó el trono, se reanudó la persecución y entonces Doroteo huyó de nuevo para refugiarse en Odissópolis, en la Tracia. Sin embargo, hasta ahí le acosaron sus perseguidores, que le descubrieron, le aprehendieron y le apalearon tan brutalmente, que murió a consecuencia de los golpes. Se dice que, por entonces, tenía 107 años.

Tropario tono 4, del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Doroteo, obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

San Metrófanes, Primer Patriarca de Constantinopla/ Santas Marta y María, hermanas de Lázaro.

San Metrófanes, era obispo de Bizancio en los días del emperador Constantino; probablemente fue el primer obispo en aquella ciudad, que antes se hallaba comprendida en la diócesis de Heraclea. Gozó de gran reputación de santidad entre los cristianos de oriente, quienes construyeron una iglesia en su honor, poco después de la muerte de Constantino; iglesia ésta que reconstruyó Justiniano en el siglo sexto, cuando ya estaba en ruinas.

Metrófanes era el hijo de Domecio, hermano del emperador Probo. Aquel se convirtió al cristianismo y se fue a vivir a Bizancio, donde cultivó una profunda amistad con el obispo Tito. Este le confirió las órdenes y, al morir, invistió a Domicio con la dignidad episcopal. El obispado pasó a manos de los dos hijos de éste último: Probo, quien ocupó la sede durante quince años y, luego, Metrófanes. La vida de santidad del obispo fue, al parecer, uno de los factores que indujeron a Constantino a elegir la ciudad de Bizancio como su capital; el otro factor fue la inmejorable situación de la ciudad.

La avanzada edad de Metrófanes le impidieron asistir al Concilio de Nicea, pero envió a su presbítero Alejandro para representarle. Al regreso del emperador y los clérigos que habían asistido al Concilio, el obispo Metrófanes anunció a todos, como si hiciera una profecía, que el presbítero Alejandro sería un sucesor y que era su deseo que Pablo, un jovencito, lector del obispo, sucediera a Alejandro. Pocos días más tarde, murió.

Tropario, tono 4, del común de Santos Jerarcas

La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas * y por la pobreza, riquezas. * ¡Oh santo padre Metrófanes, * intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Santas Marta y María, hermanas de Lázaro

 

En el Evangelio según san Lucas, Jesús visita la casa de dos hermanas llamadas Marta y María. Marta, estaba “afanada en muchas cosas” mientras que María había elegido “la mejor parte,” la de escuchar el discurso del maestro. Para María sentarse a los pies de Jesús, y para él para que le permita hacerlo, era algo controversial, María tomó “el lugar de un discípulo sentado a los pies del maestro. Era raro que una mujer en el judaísmo del primer siglo fuera aceptada por un maestro como discípulo”.

En el Evangelio según san Juan, María aparece en el marco de dos incidentes: la resurrección de su hermano Lázaro y la unción de Jesús.  La identificación de que se trata de la misma María en ambos incidentes se da explícitamente por el autor: “Ahora un hombre llamado Lázaro estaba enfermo, que era de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. Esta María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. La mención de su hermana Marta sugiere una conexión con la mujer mencionada en Lucas.

En el relato de la resurrección de Lázaro, Jesús se reúne con las hermanas por separado: Marta seguida de María. Marta va inmediatamente al encuentro de Jesús a su llegada, mientras que María espera hasta que es llamada.

Una narración en la que María de Betania tiene un papel central es la unción de Jesús , un evento reportado por los evangelios sinópticos y el Evangelio de Juan en la que una mujer vierte todo el contenido de un frasco de alabastro de muy caro perfume sobre la cabeza o los pies de Jesús. Sólo en el relato de Juan la mujer es identificada como María, con la referencia anterior en Juan 11:1-2 el establecimiento de ella como la hermana de Marta y Lázaro.

El nombre de la mujer no se da en los Evangelios de Mateo y Marcos , pero el caso es lo mismo colocar en Betania, en concreto en la casa de un Simón el leproso, un hombre cuya importancia no se explica en otra parte de los evangelios. En los relatos de Mateo y Marcos se añade estas palabras de reconocimiento de Jesús: “Yo te digo, dondequiera que se predique este evangelio en todo el mundo, se hablará también de lo que ésta ha hecho, en memoria de ella”.

Tropario, tono 5

Las divinas hermanas del justo Lázaro, * Marta y María, sirvieron con devoción al Señor, * y con las otras valerosas mirróforas * fueron merecedoras de aprender * la verdad de su Resurrección mediante los ángeles. * Ellas, llenas de luz divina, * imploran por la salvación nuestra.

San Luciliano y Compañeros Mártires de Bizancio.

San Luciliano, anteriormente fue sacerdote pagano cerca de Nicomedia, el santo llegó a la fe cristiana en su vejez; Esto fue durante el reinado de Aureliano (270-275). Luciliano fue llevado ante Silvano el Conde; cuando se negó a regresar al servicio de los ídolos, se le rompió la mandíbula, lo golpearon con varillas y lo colgaron boca abajo, luego lo encarcelaron con cuatro niños cristianos, Claudio, Hipario, Pablo y Dionisio. Todos ellos fueron llevados nuevamente ante Silvano, y permaneciendo constantes en su fe, fueran arrojados a un horno ardiente. Preservados ilesos, fueron enviados a Bizancio, donde los niños fueron decapitados, y Luciliano fue crucificado. La virgen cristiana Paula, enterró sus reliquias sagradas. Por esto, fue llevada ante el Conde, y negándose a sacrificar a los ídolos, fue desnudada y golpeada sin piedad; después de otros tormentos, fue decapitada, en 270.

Tropario tono 4, del común de Santo Mártir

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

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