Hieromártires Nicolás y Habib Kheshe, los Damascenos

 

Nació en la ciudad de Damasco el 31 de agosto de 1856, de padres piadosos. Recibió su educación en la Escuela Ortodoxa (Al Assyea) y luego, en su juventud, se involucró en el comercio de la seda, ya que, en el siglo pasado, el comercio y tejido de la seda estaba en manos de la parroquia cristiana de Damasco. Debido a la perturbación laboral que sufrió, se trasladó a Egipto, que era, en aquella época, lugar de reunión de la élite ilustrada levantina (damascena) que huía del acoso de la policía turca, y allí permaneció ocho meses intentando desarrollar su trabajo, especialmente en el comercio. Sin embargo, no tuvo éxito; por lo que decidió regresar a su tierra natal, Damasco, y se enteró de que la parroquia había acordado por unanimidad elegirlo su sacerdote y pastor. El patriarca de aquel tiempo Meletios (Al-Doumani) aceptó inmediatamente esto, dadas sus cualidades, por lo que lo ordenó diácono en la Catedral Mariamyah el 25 de marzo de 1900 y sacerdote el 3 de junio de 1900. Se había casado y tenido un hijo, Habib y sus hermanos. El padre Nicolás, con toda determinación y sabiduría, se dedicó al servicio de la parroquia.

El padre Nicolás era muy respetado por los dirigentes oficiales y espirituales, y muy querido por la parroquia de Damasco. Por tanto, siempre lograba resolver las disputas. Ocupó también el cargo del delegado del patriarca Meletios ante el gobierno y su representante durante el periodo de su ausencia, mostró valentía en su trabajo y ocupó una gran posición entre los gobernantes. Su papel apareció más claramente cuando el patriarca Meletios le asignó el vicariato patriarcal en Damasco y en 1900, visitó algunas de las diócesis de la Sede de Antioquía en el Líbano, Alejandreta y Antioquía. Por otra parte, mostró gran capacidad para defender los intereses de la Iglesia ante las autoridades otomanas, lo que exigía el respeto de éstas hacia su persona. También asumió, durante un largo periodo, la administración del Monasterio Patriarcal de Nuestra Señora de Saydnaya.

Fue un brillante predicador y orador, y e todas las partes de la parroquia dan testimonio de sus sermones, que atraían almas a Dios. Fue, al mismo tiempo, un pastor sabio y valiente a la hora de resolver problemas difíciles siempre que surgían entre los miembros de la parroquia.

En el año 1908, el obispo Alexandros Tahan fue relevado de su diócesis de Cilicia, que incluía las ciudades de Mersin, Tartous y Adana, debido a las dificultades de la vida allí y al escaso ingreso de las mismas. Hecho que llevó al patriarca Gregorio Haddad a enviar a padre Nicolás a esta diócesis como delegado y agente patriarcal, y estableció su sede en la provincia de Mersin.

También tuvo un papel eficaz en la elección de un patriarca local de Antioquía, uno del pueblo y que hablaba su idioma, después de que los obispos habían sido griegos y elegidos por la sede de Constantinopla durante un periodo de tiempo.

Durante su mandato a cargo de la Diócesis Ortodoxa de Mersin, este santo se destacó por su diligencia y actividad, hasta el punto de que, gracias a su celo, el trabajo de la comunidad ortodoxa en general y sus proyectos caritativos florecieron, y se ganó el cariño y el respeto de todos.

El destino llevó a uno de los tiranos más crueles, que selló la historia del gobierno de este país con el sello de la vergüenza, a la provincia de Mersin el comandante Bahaa al-Din en Mersin. Sucedió que la pobreza impulsó a un tal  Jorge a huir de una muerte violenta a la isla de Chipre, donde conoció al Khawaja (Maestro) Abella, el cónsul inglés en Mersin, quien le proporcionó cartas para varias personas. Inmediatamente, Jorge fue a casa del padre Nicolás y le consultó sobre el asunto, pero éste lo disuadió, le quitó las cartas que tenía, las destruyó y ocultó la noticia. Sin embargo, el demonio de la codicia tentó al mencionado Jorge; por lo que regresó de Chipre nuevamente armado con dinero, y fue arrestado. Confesó, después de haber sido sometido a severas torturas, que había espiado a favor de los ingleses y que el padre Nicolás supo por primera vez de su llegada y había recibido varias cartas suyas.

El comandante Bahaa el-Din quedó encantado con este resultado y consideró que era la mejor oportunidad para saciar su miserable fanatismo contra los cristianos, por lo que ordenó que llevaran al padre Nicolás y a algunos de los notables religiosos al centro de Tabor en las afueras de la ciudad. Y de allí se los entregó a un organismo de investigación al que dictó orden para castigar a los acusados con las medidas más terroríficas que la mente humana puede imaginar, llegando a condenarlos por el delito de traición a la patria, de modo que pudiera satisfacer su astuto deseo, embriagándose con el placer de la venganza.

Cuando la mayoría de los acusados estaban hartos de soportar el dolor, se vieron obligados a firmar, exhaustos por las voces bestiales, los informes y las acusaciones falsas. En cuanto al padre Nicolás, ni el hambre ni el dolor lo hicieron desistir de su decisión; no le importó el impacto de los látigos, que le arrancaran las uñas o le rompieran las costillas: soportó con suma paciencia los duros golpes de un enorme guardia que pasó todo el día y toda la noche arrojando su pesado cuerpo sobre su delgado pecho. No encontró consuelo en su aflicción, excepto recitando capítulos de la santa Biblia. Continuaron torturándolo de esta manera hasta que su alma pura quedó agotada bajo los fuertes golpes, después de que le fracturaran el cráneo.

San Habib Kheshe

Habib Nicolas Kheshe nació en la ciudad de Damasco, Siria, en 1894, y era el mayor de una familia conformada por ocho hijos. Su padre es el mártir en el sacerdocio san Nicolás Kheshe. Habib recibió sus estudios de primaria y secundaria en la escuela Ayntura, luego continuó sus estudios universitarios en la Universidad Americana de Beirut y se graduó en 1914 con una licenciatura en Literatura.

Antes de la Primera Guerra Mundial, se mudó con su familia, junto a los desplazados de la ciudad de Damasco, a la ciudad de Mersin, donde su padre sirvió como sacerdote en la parroquia ortodoxa de allí. En 1916, durante la persecución que sufrían los cristianos en Mersin, los turcos mataron a su padre después de torturarlo, coronando su vida dando testimonio de Cristo. La familia emigró a la ciudad de Port Said en Egipto en 1917, donde Habib se casó con la joven Wadia Touma, quien provenía de una familia siria.

Habib trabajó en Port Said como contador y traductor entre 1922 y 1924, y durante este periodo tuvo una hija a la que llamó Juliet; luego fue destinado a la sucursal de la empresa en Beirut, Líbano. Después de obtener el pasaporte egipcio en el año 1924, en junio de ese año viajó con su familia a Beirut para ocupar su nuevo cargo, y permaneció como empleado hasta 1931. Durante este periodo tuvo tres hijos: Marcel, Fadua y Nicolás.

En enero de 1931 presentó su renuncia a la empresa, con la intención de entrar en el sacerdocio, y se trasladó con su familia desde Beirut a Damasco, en donde su esposa se opuso a la decisión de su ordenación, por lo que permaneció en Damasco durante un año completo hasta que su esposa cambió su postura. Luego fue ordenado sacerdote en 1932, en la Catedral del Mariamyeh, en la sede del Patriarcado de Antioquía, en la ciudad de Damasco, donde sirvió hasta 1935.

A lo largo de su vida, el padre Habib anheló que Dios lo glorificara mediante el martirio, por lo que Dios le concedió el deseo de su corazón. Salió de Damasco la tarde del jueves 15 de julio hacia Arnah, donde pasó la noche en casa del señor José Saliba. A las cinco de la mañana del viernes 16 de julio, emprendió un viaje en busca de ejercicios espirituales y meditación, hasta los pies del monte Hermón, donde se encuentran antiguas ruinas romanas y griegas. El padre Jacob Samia, su contemporáneo, dice que el padre pidió subir a la cima del monte, pero la familia Saliba no se lo permitió porque en ese momento no había nadie que lo acompañara. Entonces dijo: “Voy a hablar con los ingenieros del gobierno que están allí y son del departamento de planificación de la ciudad, y con ellos está José Saliba”. Así que fue hasta ellos a Ain al- Sunnou, que está a un cuarto de hora del pueblo (Arnah) al sur en la montaña. Allí permanecieron los ingenieros mientras él subía a Ain Jifna, que está a un cuarto de hora de Ain al-Sununu, y de allí, tras un segundo descanso, subió a un lugar llamado Warat al-Shaarna, que está a cinco minutos al oeste, y entre todas esas zonas hay una carretera privada, no tan famosa, utilizada por leñadores y contrabandistas, llamada Al-Warah. Allí se sentó para un tercer descanso y luego comenzó su ejercicio espiritual. Estaba leyendo la santa Biblia, y su ubicación era dos tercios del camino hacia el pueblo de Shebaa, en el sur del Líbano.

Mientras estaba a la sombra de una gran roca, pasó un convoy de contrabandistas formado por diez. Cuando lo vieron, le preguntaron sobre su identidad y él les respondió con todas las aclaraciones, por lo que pensaron que era un espía judío. Sin embargo, les llamó la atención con su vestimenta sacerdotal y le dijeron: “No estamos convencidos de eso”. Les pidió que lo llevaran a la comisaría de policía siria o libanesa más cercana para verificar su identidad, pero no quisieron y lo llevaron a un valle profundo, luego le quitaron la ropa y lo llevaron desnudo. Cuando ya no podía caminar más, lo golpearon y lo arrastraron hasta llegar a territorio libanés y continuaron torturándolo durante cuatro horas, hasta que no quedó ningún lugar en su cuerpo que no estuviera lastimado. Después de eso, lo castraron vivo, lo ataron a un burro y comenzaron a arrastrarlo desde la cima hasta el pie del monte. Algunos de ellos testificaron que, mientras lo torturaban, le pedían que negara a Cristo, pero él no respondió a su petición, negándose a hacerlo, lo que aumentó su ira y las torturas. Y cuanto más se negaba, más lo torturaban. Continuaron torturándolo hasta que le fallaron las fuerzas y ya no pudo hablar. Su deteriorado estado no los detuvo, y continuaron insistiendo en preguntarle y torturarlo. En cuanto a él, y mientras estaba en este estado, colocaba uno de los dedos de su mano derecha sobre otro de la mano izquierda en forma de cruz y los besaba, resistiéndose a negar a su Señor, Jesucristo. Cuando se desesperaron de él y se dieron cuenta de que no cumpliría su deseo, lo subieron a una roca alta y lo arrojaron al valle. Su columna se quebró y su alma pura se desbordó hacia su creador, por lo que murió como mártir de Cristo.

Mientras torturaban al padre Habib, pasó por el lugar un joven cristiano de Arnahde, de trece años de edad, llamado Salim Ibrahim Shaheen; eran las tres de la tarde y vio a alguien cargando al padre Habib, desnudo, boca abajo. Les preguntó por él y le dijeron que era judío. Se apresuró a ir a Arnah y llegó allí a las cinco en punto, vio que la ciudad estaba alborotada debido a la larga ausencia del padre Habib, así que les contó lo que había visto. Todos estaban convencidos de que se trataba del padre Habib y de que, sin lugar a duda, lo habían matado, por lo que se apresuraron e informaron a la comisaría de la zona, que a su vez se puso en contacto con la comisaría de Shebaa, desde donde una fuerza conjunta sirio-libanesa se dirigió a la zona y encontró el cuerpo desnudo del padre Habib, cubierto de sangre y con fracturas visibles, especialmente en la columna vertebral. El cuerpo fue transportado a Damasco, donde Su Beatitud el patriarca Alexandro realizó el servicio de las oraciones sobre él y elogió al padre Habib con palabra paternal, describiéndolo como un santo. Luego fue enterrado en el cementerio de los sacerdotes, en el santuario de San Jorge, en el cementerio ortodoxo al este del muro de Damasco.

Tropario, tono 3

Honremos, fieles, al padre Nicolás * junto a su hijo, Habib, gloriosos mártires, * intercesores ante Dios por nosotros, los pecadores; * pues sobre el altar alzaban, cual ofrenda, a Jesús, * mientras se ofrecen hoy cual  corderos sacrificados; * así que consiguen ante Cristo * gracia y valor en abundancia.

Santos Quirico y Julita su madre, mártires

Santa Julita era de la ciudad de Iconio. Temiendo la persecución de Diocleciano, tomó a su hijo Quirico, que tenía tres años, y se fue a Seleucia; pero al encontrar el mismo mal allí, fue a Tarso en Cilicia, donde el gobernante la arrestó. Retiró su hijo de ella y trató con halagos de atraerlo hacia sí. Pero el pequeño, con su voz infantil, invocó el Nombre de Cristo y pateó al gobernante con tanta fuerza que el tirano se enfureció y lo arrojó por las escaleras del tribunal. De esta manera, la cabeza del niño fue aplastada, y él entregó su espíritu. En cuanto a su bendita madre, ella sufrió muchos tormentos y finalmente fue decapitada en el año 296.

Tropario, tono 4

Julita, madre bella, mártir de Cristo, * y el tresañero cordero, hijo Quirico, * de pie comparecieron ante el tribunal * y, con valerosa fe, proclamaron a Cristo, * sin intimidarse por los chantajes tiránicos. * Ahora, coronados en el cielo, * se regocijan al estar ante Cristo.

San Nicodemo de Athos

 

San Niodemo de la Montaña Sagrada nació en la isla griega de Naxos en el año 1748, y fue nombrado Nicolás en el Santo Bautismo. A la edad de veintiséis años llegó al Monte Athos y fue tonsurado en el monasterio de Dionisio con el nombre de Nicodemo.

Según el testimonio de sus contemporáneos, San Nicodemo era un hombre sencillo, sin malicia alguna, modesto y que se distinguía por su profunda concentración. Poseía notables habilidades mentales: se sabía las Sagradas Escrituras de memoria e incluso recordaba capítulos, versículos y páginas. Además, podía recitar de memoria largos pasajes de los escritos de los Santos Padres.

En 1783, San Nicodemo fue tonsurado en el Gran Esquema y pasó los siguientes seis años en completo silencio. En su siguiente visita al Monte Athos, San Macario de Corinto (17 de abril) que años antes le había encomendado hacer una nueva edición de la Filocalia, le dio a san Nicodemo la obediencia de editar los escritos de San Simeón el Nuevo Teólogo (impresos en tres volúmenes: Syros, 1790). Esto significó abandonar su silencio y ocuparse una vez más de la obra literaria. Desde ese momento hasta su muerte, continuó dedicándose a tales empresas.

San Nicodemo también es conocido como compositor e intérprete de himnos. Su Canon en honor al Icono “Rápido de Oír” de la Madre de Dios (9 de noviembre) y su “Servicio y Encomio en Honor de los Padres que brillaron en la Santa Montaña de Athos” se utilizan incluso más allá de la Santa Montaña. Otros de sus libros incluyen el Heortodromion, una interpretación de los Cánones que se cantan en las Fiestas del Señor y de la Madre de Dios (Venecia, 1836), y La Nueva Escalera, una interpretación de los 75 Himnos de Grados (Anabathmoi) del libro litúrgico llamado Oktoekhos (Constantinopla, 1844).

Es evidente que la obra literaria de San Nicodemo fue multifacética y representó más de media docena de campos de la teología: teología ascético-mística, ética, derecho canónico, exégesis, hagiología, liturgia e himnografía. Escribió el prefacio de la Filocalia y breves Vidas de los ascetas cuyos escritos se incluyen en él. Entre las obras ascéticas del santo, es bien conocida su traducción del libro de Lorenzo Scupoli, La guerra invisible (1796), que ha sido traducida al ruso, al inglés y a otros idiomas.

En 1799 Nicodemo editó el Nuevo Martyrologion, que él y San Macario de Corinto parecen haber preparado juntos para demostrar que la Iglesia Ortodoxa continúa produciendo santos, particularmente mártires, que fueron sometidos a las mismas pruebas, tormentos y muerte que los antiguos mártires. El ejemplo de los santos cuyas vidas aparecen en este libro fortaleció y animó a los ortodoxos a permanecer fieles a Cristo y a no convertirse a la religión de sus opresores.

El día antes de acudir al Señor pudo confesarse, recibir la Santa Unción y luego la Sagrada Comunión. Reposó pacíficamente a la edad de sesenta años el 14 de julio de 1809 y fue glorificado por la Iglesia de Constantinopla en 1955.

Tropario, tono 3

Engalanado con el don de la sapiencia, * te has mostrado cual clarín del Espíritu * e instructor de la virtud, * intérprete Nicodemo. * Tú has ofrecido a todos enseñanzas salvíficas * y forma de vivir purísima * esparciendo luz fúlgida, * por medio de tus ricos sermones * brillas en el mundo en abundancia.

 

Sinaxis del Santo Arcángel Gabriel

La celebración del Santo Arcángel Gabriel es el 26 de marzo, es decir, al día siguiente de la Anunciación a la Santísima Madre de Dios. Sin embargo se ha establecido esta segunda celebración para honrarlo con mayor alegría, ya que la primera fiesta generalmente ocurre dentro del período de la Gran Cuaresma. Además se instituyó esta fiesta desde el siglo IX para conmemorar la dedicación de una iglesia en su honor en Constantinopla.

El Santo Arcángel Gabriel, es considerado junto con san Miguel, comandante de los Ejércitos Celestiales, por lo que también es conmemorado juntos con todas las Potestades Incorpóreas el 8 de noviembre.

Por los relatos del Evangelio de san Lucas, sabemos que al santo Arcángel Gabriel le correspondió ser el mensajero y anunciador de la concepción del santo Profeta y Precursor Juan Bautista a su padre san Zacarías, mientras ofrecía el incienso en el servicio vespertino del templo. Y seis meses después anunció a la Santísima Madre de Dios la encarnación del Hijo de Dios.

Muchos son los milagros que a través de los siglos se han obtenido por las intercesiones del Arcángel Gabriel por lo que en todo el mundo los fieles lo honran con fervor.

Tropario, Tono 4

Oh primado de los poderes celestiales, * te rogamos, nosotros indignos, * que, por tus súplicas, nos cubras* con la sombra de las alas de tu gloria inmaterial * y protejas a quienes te veneramos y exclamamos con tesón: * líbranos de los peligros, porque eres el arcángel.

https://music.youtube.com/watch?v=rIm6FY2cnJk&si=ml_GVoTwNN_ADhEj

 

Santo Padre Paisios del Monte Athos

 

El Venerable Padre Paisios de la Montaña Sagrada nació de padres devotos, Pródromos y Eulampίa Enzepίde , en Farasa en Capadocia el 25 de julio de 1924. Fue bautizado por San Arsenio de Capadocia (10 de noviembre). Su padrino quiso llamar al niño Christos, en honor a su abuelo, pero el Archimandrita Arsenios, el párroco, se negó diciendo: “¡No es así! Se llamará Arsenios; tu tendrás muchos otros hijos, pero yo soy monje no tendré hijos. Quiero que él sea un recordatorio de mí”.

El Archimandrita (san) Arsenio, predijo que dejaría a un monje en su lugar. Le dio al niño una bendición especial y así, como Elías y Eliseo, la gracia pasó del Padre Espiritual a su hijo. También predijo que él mismo no viviría más de cuarenta días después de su llegada a Grecia. Cuarenta días después de llegada del niño con su familia a Grecia, San Arsenio acudió al Señor y fue sepultado en la isla de Cefalonia (Kephaloniá).

En Grecia, la familia del pequeño Arsenios se instaló en Konitsa en Epeiros, donde pasó su infancia y juventud. Alimentado con historias sobre la maravillosa vida de San Arsenio, el niño, a la edad de cinco años, declaró que se convertiría en monje. Terminados sus estudios, Arsenio no quiso continuar con su educación, prefiriendo imitar a Cristo, por lo que aprendió el oficio de carpintero, que ejerció con diligencia y habilidad.

Después de su servicio militar y haber tenido que ir a la guerra dando grandes muestras de caridad por todos, quiso abrazar la vida angelical del monaquismo, Fue a la Montaña Sagrada en busca de una guía para una vida de silencio piadoso. Sin embargo, no logró cumplir su deseo de inmediato. le pidieron ayuda. En 1953, a la edad de 29 años, abandonó el mundo y se fue a la Montaña Sagrada.

El 12 de marzo de 1956 fue tonsurado en el Pequeño Esquema y recibió el nombre de Paisios (que significa “niño”), gracias al metropolitano Paisios II de Cesarea, que también era su compatriota.

En 1966 enfermó gravemente y fue ingresado en el Centro de Enfermedades Torácicas del Norte de Grecia (Hospital Papanikolaou). Tuvo una operación importante, que resultó en la extirpación parcial de sus pulmones.

El 12 de agosto de 1968, San Paisios llegó al Santo Monasterio de Stavronikita y vivió solo en el kelli de la Santa Cruz. Allí fue tonsurado en el Gran Esquema por el anciano ruso Tikhon, que tenía el don de las lágrimas.

San Paisios enfermó poco después y tuvo que abandonar la Montaña Sagrada. Luego vivió durante un tiempo en un monasterio en el norte de Grecia. Como consuelo, llevó consigo las reliquias de San Arsenio, que lo había bautizado. El padre Paisios regresó al Monte Athos y se instaló en una celda.

En 1979 dejó la Santa Cruz y, buscando un kelli, fue al Panagouda kelli del monasterio de Koutloumousίou, cerca de Karyes. Trabajó duro para crear un kelli con un “Confesor”, donde permaneció hasta el final de su vida. Desde que se instaló en Panagouda, lo visitó un gran número de personas. De hecho, estaba tan lleno que había señales especiales que mostraban el camino a su celda, para que los monjes no fueran molestados por tantos visitantes. También recibió demasiadas cartas. Según dijo el Santo, se molestó mucho al leer las cartas, porque sólo aprendió sobre divorcios y enfermedades mentales o físicas. A pesar de su apretada agenda, continuó su intensa vida ascética, deteniéndose para descansar sólo dos o tres horas al día. Pero siguió recibiendo y ayudando a los visitantes. También solía hacer pequeños iconos impresos que les regalaba como bendición.

Después de 1993 comenzó a tener una hemorragia, por lo que fue hospitalizado, diciendo que “se hará todo, me conviene”. En noviembre del mismo año abandonó por última vez la Montaña Santa, y se dirigió a Sourote, al Monasterio de San Juan Teólogo para su fiesta; y posteriormente por la Fiesta de San Arsenios (10 de noviembre). Se quedó unos días, pero cuando se disponía a partir, enfermó y fue llevado a Theageneio, donde le diagnosticaron un tumor en el intestino grueso.

Pidió a Dios que le concediera salud corporal y espiritual. El 4 de febrero de 1994 fue operado. La enfermedad no se detuvo, pero hizo metástasis en los pulmones y el hígado. El Santo anunció su deseo de regresar a la Montaña Sagrada el 13 de junio, pero una fiebre alta y dificultad para respirar lo obligaron a permanecer. A finales de junio, sus médicos anunciaron que sólo le quedaban dos o tres semanas de vida como máximo. El lunes 11 de julio de 1994 (fiesta de Santa Eufemia), el Padre Paisios recibió la Sagrada Comunión por última vez, arrodillado junto a su cama. En los últimos días de su vida decidió no tomar medicamentos ni analgésicos, a pesar de los horribles dolores de su enfermedad. Reposó el martes 12 de julio de 1994 a las 11:00 horas y fue enterrado en el Santo Hesychasterion de San Juan el Teólogo en Sourotei, Tesalónica, junto a San Arsenios de Capadocia, cuya Vida fue escrita por San Paisios.

Tropario, tono 1

Orgullo de Athos y retoño de Fárasa, * que a los santos justos de siempre * imitó como émulo: * honremos, oh fieles, a Paisios, * vasija que de Gracia rebosó. * Él protege de las fuentes de aflicción * a los que exclaman con fervor: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la corona te ha dado! * ¡Gloria, que, por tu medio, * ha brindado curación a todos!

Conmemoración del Milagro de la Gran Mártir y Alabadísima Eufemia de Calcedonia

 

La memoria de la Gran Mártir Eufemia, se celebra el 16 de septiembre. Hoy en cambio celebramos el prodigio obrado en favor de la Ortodoxia.

En el año 451, durante el reinado de los Emperadores Marciano y Pulqueria, fue convocado el Cuarto Concilio Ecuménico en Calcedonia contra el hereje Eutiques y los que seguían sus teorías que negaban la doble naturaleza humana y divina en la persona de nuestro Señor Jesucristo. Después de mucho debate, los 630 Padres defensores de la ortodoxia, acordaron entre ellos y con los que tenían una opinión contraria, escribir sus respectivas definiciones de fe en libros separados y pedirle a Dios que confirmara la verdad en este asunto. Cuando prepararon estos textos, colocaron los dos tomos en el cofre que contenía las reliquias de Santa Eufemia, lo sellaron y partieron. Después de tres días de súplicas nocturnas, abrieron el relicario en presencia del Emperador, y encontraron el tomo de los herejes bajo los pies de la Mártir, y el de los ortodoxos en su mano derecha.

Tropario, tono 3

Alegraste a los de la fe recta * y angustiaste, en cambio, a los desviados, * oh Eufemia, bella virgen por Cristo Dios, * pues confirmaste el cuarto concilio, * en el cual los Padres rectamente dogmatizaron. * Intercede ante Cristo Dios, mártir gloriosa, * para que nos otorgue la gran misericordia.

https://music.youtube.com/watch?v=eL4-JvdAIC0&si=Ng5tjFyJtjaWvpem

San José Damasceno, mártir entre los sacerdotes; Los 45 santos mártires de Nicópolis en Armenia

El Padre Yousef El- Hadad, originario de Beirut, damasceno por patria y ortodoxo por religión”, como se presentaba a sí mismo, nació en Damasco en el año 1793 de una familia pobre y piadosa. Desde su infancia gustó del conocimiento y, no obstante las grandes dificultades económicas, aprovechaba toda oportunidad para estudiar, y así continuó durante su juventud. En esta época la enseñanza general se impartía en estrecha relación con el conocimiento de lo divino, de allí que para el joven José, la Biblia era su libro de mayor interés. Mas sus padres carnales, temerosos de su futuro, decidieron casarlo a la edad de 19 años. Sin embargo, este acontecimiento no lo alejó del estudio ni de su vocación por el conocimiento.

La comunidad ortodoxa de Damasco, al tanto de sus virtudes y capacidades, acudieron ante el patriarca para pedirle la ordenación de José como su pastor. De esta manera, en el año 1817, fue ordenado sacerdote mostrando desde un principio fuerza y sabiduría en su predicación, particularmente en las homilías que dio en la iglesia dedicada a Santa María (Al- Mariamíah). Muchos lo consideraban como el segundo Crisóstomo.

El padre José fue pobre piadoso y paciente, tranquilo y humilde. Evitaba hablar sobre sí mismo y aborrecer la soberbia y la vanidad: hasta le daba pena cuando lo alababan. Decía siempre: “ahora yo siembro en la viña verdadera de Cristo en Damasco y espero la cosecha.”

Sin duda, el Padre José fue el primer gran hombre del renacimiento de la Iglesia antioquena en el siglo XIX, período en extremo difícil en todos los órdenes: los melquitas recién habían abandonado la Iglesia, dejando una estela de problemas; los emisarios protestantes se mostraban muy activos en su proselitismo; la pobreza e ignorancia golpeaban a toda la Iglesia. Los patriarcas de Antioquia, desde 1724, eran extranjeros y ajenos al sufrimiento del pueblo. Era la imagen viva de un barco a la deriva, abandonado a la fuerza de los vientos.

En estas circunstancias, el trabajo pastoral del padre José: homilías, traducciones, enseñanza y moral, contribuyó a favorecer un ambiente de resurgimiento, a agitar las almas y a reanimar el espíritu. Comenzó así a brotar una nueva generación.

Dentro de los personajes de gran importancia en la Iglesia revitalizada, más de medio centenar habían estudiado con él, aprendiendo de su celo cristiano: el patriarca Melecio Al- Dumani, primer patriarca árabe desde 1724, fue su discípulo; también el metropolita de Beirut, Gabriel Shatila, quien decía de nuestro Padre: “las estrellas de Damasco son tres: el apóstol Pablo, san Juan Damasceno, y José El- Hadad.”

Coronaría este siervo de Dios su vida con un final (o principio) digno de su gran celo y amor al Señor y a sus semejantes: su martirio.

En Damasco, a mediados del año 1860, tuvo lugar una matanza de cristianos por los turcos musulmanes. En aquel día muchos fieles se refugiaron en la iglesia Al- Mariamíah. El Padre José conservaba en su casa el Viático (del cual da la comunión el sacerdote a los enfermos), después de protegerlo lo colocó sobre su pecho y salió rumbo a la iglesia, corriendo y saltando sobre las azoteas de las casas. Ya en Al- Mariamíah pasó todo el día y la noche animando a los fieles y confortándolos para no temer, pues, los que matan el cuerpo no pueden matar el alma.

Durante la mañana del día siguiente, martes 10 de julio, los atacantes invadieron las instalaciones de la iglesia, golpearon y mataron a numerosos fieles, saquearon, ensuciaron y quemaron parte del templo. Uno de los musulmanes reconoció al padre José y exclamó: “Ese es el presbítero de los nazarenos, matándolo matamos a todos los nazarenos.” Al sentir que su hora había llegado, el padre José tomó el Viático y lo tragó, al tiempo que violentamente era atacado con armas de fuego y hachas por unos, que más que verdugos, parecían leñadores furiosos despedazando un tronco. Le colocaron grilletes en sus tobillos y lo exhibieron por toda la ciudad.

Así, el Padre José, mártir de Cristo, dando testimonio, tanto con sus fatigas y desvelos, como con sus sufrimientos y sangre se hizo ejemplo digno de imitación e intercesor ferviente ante nuestro Señor Jesucristo a quien sea la gloria por los siglos.

El Santo Sínodo Antioqueno, reunido en Damasco en octubre de 1993, proclamó la glorificación del sacerdote José El- Hadad como santo, determinando el día 10 de julio, día de su martirio, para su recuerdo.

Por las oraciones de san José Damasceno mártir entre los sacerdotes, gloria del clero antioqueno; y sus compañeros mártires, oh Señor Jesucristo Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.

Tropario, tono 5

Veneremos, oh fieles, al mártir del Señor, * que ha bautizado en Antioquía al pueblo y las Iglesias, * con la prédica excelsa y su sangre, * José, llamado Damasceno, obrador de la viña del Señor, * con sus compañeros: * ¡intercede ante Cristo * por los que te honramos con fe!

https://music.youtube.com/watch?v=l70wVf-rmuM&si=QgfECnJBL7vxAVmC

 

 

 

 

 

Hieromártir Pancracio, obispo de Taormina en Sicilia

El Hieromártir Pancracio Obispo de Taormina nació cuando todavía nuestro Señor Jesucristo vivía en la tierra. Sus padres eran nativos de Antioquia y al enterarse de las buenas noticias de Jesucristo, el padre de Pancracio decidió ir con su hijo a Jerusalén a fin de ver al Gran Maestro con sus propios ojos. Los milagros sorprendieron al padre de Pancracio y cuando escuchó las Divinas Enseñanzas, se convirtió en creyente a Cristo y llegó a conocer a los discípulos del Señor, especialmente al Apóstol Pedro.

Después de la Ascensión del Salvador, uno de los Apóstoles vino a Antioquia y bautizó a los padres de Pancracio junto con su familia. Cuando sus padres fallecieron, Pancracio abandonó su herencia y se marchó a la región del Ponto donde comenzó su vida solitaria en una gruta pasando sus días en profunda oración y vida espiritual.

El Santo Apóstol Pedro lo visitó mientras pasaba por esos lugares y lo invitó a acompañarlo a Antioquia y a Sicilia donde se encontraba el Santo Apóstol Pablo y allí fue donde los Santos Apóstoles lo ordenaron obispo de Taormina en Sicilia.

San Pancracio trabajó celosamente por la iluminación cristiana de las personas, logró construir una iglesia donde celebraba los Servicios Divinos. El número de creyentes creció rápidamente y en poco tiempo, casi todas las personas de Taormina y de sus alrededores aceptaron la fe cristiana.

San Pancracio guío su rebano pacíficamente por muchos años, aunque los paganos conspiraron contra el Santo y aprovecharon el momento adecuado cayendo sobre él y matándolo a pedradas.

Las reliquias del Santo se encuentran en una Iglesia que lleva su nombre en Roma.

Tropario, tono 4

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Pancracio, obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

Gran Mártir Procopio

 

El santo mártir Procopio llamado originalmente Neanías, nació de un padre piadoso llamado Cristóbal, pero su madre Teodosia era idólatra. Después de la muerte de Cristóbal, ésta presentó a Neanías a Diocleciano, que estaba en Antioquía en Siria. Diocleciano lo convirtió en duque de Alejandría y lo envió allí para castigar a los cristianos. En el camino a Alejandría, nuestro Señor le habló a Neanías como una vez lo hizo con Saulo, y lo convirtió de perseguidor a creyente en Él. Neanias se volvió hacia Escitópolis y predicó a Cristo. Fue traicionado por su propia madre, y fue arrestado y atormentado en Cesarea de Palestina. Mientras estaba en prisión, el Señor se le apareció nuevamente y le dio el nuevo nombre de Procopio (que se deriva de la palabra griega que significa “progreso, avance”). Fue sacado de prisión y forzado a adorar a los ídolos, pero en su oración, los ídolos fueron derribados; A causa de esto, muchos creyeron en Cristo y sufrieron también el martirio, entre ellos ciertos soldados, doce mujeres de rango senatorial y hasta Teodosia, la propia madre del santo. San Procopio, después de muchos tormentos y encarcelamientos, fue decapitado alrededor del año 290.

Tropario, tono 4

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Santo Tomás del Monte Maleón; Gran Mártir Ciriaca

Santo Tomás fue un comandante militar; hombre fuerte y valiente que participó en muchas batallas, trayendo victorias a sus compatriotas por las cuales obtuvo gloria y estima, pero siempre lucho con todo su corazón hacia Dios. Tomás abandono el mundo y sus honores y tomo adoptó la vida monástica.

Con gran humildad visitó a ancianos monjes pidiéndoles ayuda y dirección en la vida espiritual y después de varios años, recibió la bendición para retirarse a la vida solitaria en el desierto.

Santo Tomás fue dirigido místicamente por el Profeta Elías con una columna de fuego en la noche al Monte Maleón (al este del Monte Athos) donde se instaló y donde vivió en completo aislamiento. Luchó con los enemigos invisibles con el mismo valor con el que luchó con los enemigos visibles en sus tiempos como militar.

La vida y las buenas obras de Santo Tomas no pudieron ser ocultadas en sus alrededores. Las personas comenzaron a llegar a donde el santo buscando la guía espiritual y hasta los enfermos acudían por su ayuda, ya que Santo Tomas recibió del Señor la gracia de obrar sanaciones, las que continuaron aun después de su muerte, pues son muchos los que acuden a su intercesión para ser sanados de pasiones y enfermedades.

Tropario, tono 8

En ti fue conservada la imagen de Dios fielmente, oh padre Tomás, pues tomando la cruz seguiste a Cristo; y practicando, enseñaste a despreocuparse de la carne, que es efímera, y a cuidar, en cambio, el alma inmortal. Por eso hoy tu espíritu se regocija junto con los ángeles.

Santa Ciriaca la Gan Mártir

San Ciriaca, era hija de padres cristianos, Doroteo y Eusebia. Se le dio su nombre porque nació el domingo, el día del Señor (en griego, Kyriake). Ella dio su testimonio en Nicomedia durante el reinado de Diocleciano, en el año 300. Después de muchos tormentos amargos, fue condenada a sufrir decapitación, pero se le otorgó tiempo para rezar primero, hizo su oración y entregó su alma santa en paz.

Tropario, tono 4

Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz: * «Te extraño, Novio mío, y lucho buscándote; * me crucifico y me entierro contigo por el bautismo; * sufro por ti para contigo reinar * y muero por ti para que viva en ti». * Acepta, como ofrenda inmaculada, * a Ciriaca, sacrificada con anhelo por ti. * Por sus intercesiones, oh Compasivo, * salva nuestras almas.

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