Boletín del 10/01/2016

Domingo posterior a Epifanía

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Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

audio1

Destruiste la muerte con tu Cruz y abriste al ladrón el Paraíso; a las Mirróforas los lamentos trocaste, y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audio1Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán
se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti
nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma,
confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo,
oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audio1Te has revelado hoy al universo,
y tu luz, oh Cristo Dios, ha fulgurado
sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (4:7-13)

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que había bajado primero a las partes más bajas de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para perfeccionar a los santos en orden a las funciones del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Evangelio según San Mateo (4: 12-17)

En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliese el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte, una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.»

Mensaje Pastoral

Epifanía: la divina manifestación

El día 6 de enero, la Iglesia celebra el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán por las manos de Juan el Bautista. A estateofania fiesta se le llama Epifanía o Teofanía, palabra griega que significa la Divina Manifestación.Es la manifestación de Dios, Trino y Uno, ante los hombres como lo ilustra el Tropario: «Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su “Hijo amado”; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra […]»

El hombre habría sido incapaz de conocer a Dios si Él mismo no se le hubiera revelado. Pero Dios, por su infinito amor, aceptó ser como nosotros para que «el Igual atrajera a su igual» (Acatisto, Estrofa XVIII). En el cristianismo, el conocimiento de Dios nos ha sido otorgado por Gracia, por Revelación.

Hasta el siglo IV, el Nacimiento de Cristo y su Bautismo se celebraban juntos en este mismo día (tradición que sigue vigente en la IglesiaArmenia). En la Navidad se ha realizado la Presenciade Dios entre los hombres, y en el Bautismo, dicha Presencia fue anunciada y manifiesta ante toda la creación. La adherencia entre las dos celebraciones nos confirma en la fe ortodoxa que refuta rotundamente la desviación de algunos que hablan de que Jesús recibió la Divinidad en el Bautismo. Pues Cristo, desde el seno virginal, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, perfecto Dios y perfecto Hombre; eso es lo que el Arcángel anunció a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios.» (Lc 1:35). Entonces, si la Navidad presenta el Nacimiento de Cristo dela Virgen en el cuerpo, el Bautismo anuncia su Nacimiento sempiterno del Padre.

Los cantos y el icono de la Fiesta ilustran la alegría universal: Los ángeles están sorprendidos, y los cielos inclinados, porque donde esté el Señor, allá el cielo estará; Juan coloca su mano sobre la cabeza de Cristo con temor y devoción como si estuviera diciendo: «¿Cómo bautizarle a Quien, de la nada, hizo la creación entera?»; Cristo, sumergido en las aguas del Jordán, pisotea «las cabezas de las hidras anidadas en ellas». Mientras el mar, después de la caída, se volvió símbolo de la corrupción y lugar dominado por los poderes de la oscuridad, Cristo lo bendice devolviendo a la naturaleza su función original: morada de la presencia de Dios. Desnudo en el agua está el Nuevo Adán, en Quien el Padre se complace; es el Hijo amado no nada más en referencia a que el Padre lo ama, sino que Él también ama al Padre «hasta la muerte, y muerte de cruz»  (Flp 2:8)

Según este Prototipo, nosotros también hemos sido sumergidos en el agua bautismal, muriendo al pecado,  luego arrancados de ella para participar de la vida del nuevo Adán que ama a Dios y bendice todo lo que encuentra devolviéndole su primer destino: lugar de la Presencia del Señor.

Nuestra Fe y Tradición

El Bautismo de los niños

163734_126086424120320_1096746_nLa tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

Vida de Santos

San Antonio el Grande (Abad)

17 de enero

Ya pasaron cerca de 70 años desde que San Antonio empezó a vivir en el desierto. Contra su voluntad, un pensamiento arrogante empezó a turbarlo. Pensaba que él era el más antiguo ermitaño que vivía en el desierto. Él pedía a Dios poder alejar este pensamiento y tuvo una revelación que un ermitaño se había instalado en el desierto antes que él y estaba sirviendo a Dios. A la mañana siguiente, bien temprano se levantó Antonio y salió en busca de este desconocido ermitaño. Caminó durante todo el día sin encontrar a nadie,548233_409357255772394_147820824_n salvo algunos animales que viven en el desierto. Delante de él se extendía la grandeza infinita del desierto, pero él no perdía las esperanzas. A la mañana siguiente, bien temprano, él siguió su camino. De repente vio a una loba que corría hacia un arroyo. San Antonio se acercó al arroyo y vio una cueva al costado del mismo. Mientras él se acercaba, la puerta de la cueva se cerró. Mediodía pasó San Antonio frente a la puerta suplicando al anciano que le muestre su rostro. Finalmente la puerta se abrió y salió un anciano canoso. Este anciano era San Pablo de Tebaida. Él vivía en el desierto cerca de 90 años. Después de un saludo fraternal, Pablo le preguntó a Antonio cómo estaba la humanidad. ¿Quién estaba gobernando? ¿Si todavía existían los idólatras? El fin de las persecuciones y el triunfo del Cristianismo en el imperio romano fueron las noticias muy gratas para Pablo. En cambio, la aparición del arrianismo fue una noticia amarga. Mientras que ellos conversaban, llegó un cuervo y dejó un pan. “¡Qué generoso y misericordioso es el Señor!” Exclamó Pablo: “durante muchos años Él me manda la mitad de un pan y hoy, gracias a tu visita, Él me mandó un pan entero.” A la mañana siguiente Pablo confesó a Antonio que muy pronto él se irá de este mundo. Por eso pidió a Antonio traerle la túnica del obispo Atanasio (el famoso luchador contra el arrianismo) para cubrir con ella sus restos. Antonio se apuró a cumplir el deseo de este Santo anciano. Él regresó a su desierto muy emocionado y cuando los hermanos — monjes le preguntaban, la única contestación era: “soy un pecador y yo me consideraba un monje! “¡Yo vi a Elías, yo vi a Juan, yo vi a Pablo en el paraíso!” Cuando él estaba llegando al lugar donde habitaba San Pablo, el vio como este estaba ascendiendo al cielo entre muchos ángeles, profetas y apóstoles.

“¿Pablo, por qué no me esperaste?” Gritó Antonio. “¡Tan tarde te conocí y tan temprano te vas!” Sin embargo, al entrar a la cueva él encontró a Pablo arrodillado, rezando. Antonio también se arrodilló y comenzó a rezar. Recién después de varias horas de rezar se dio cuenta que Pablo no se movía porque estaba muerto. Entonces Antonio lavó piadosamente el cuerpo y lo envolvió en la túnica de San Atanasio. De repente aparecieron dos leones y excavaron con sus garras una tumba bastante profunda, donde Antonio sepultó al Santo ermitaño.

San Antonio falleció a una edad muy avanzada (106 años en el año 356) y por sus esfuerzos espirituales mereció llamarse El Grande.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «El que lleva con paciencia los desprecios, las injurias y las injusticias, puede salvarse».
  • Un anciano decía: «Prefiero ser enseñado que enseñar». Y añadió: «No enseñes antes de tiempo; si no tendrás toda tu vida una inteligencia disminuida».
  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».

Boletín de la Epifanía

La Epifanía del Señor 

Himnos de la Liturgia 

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo, oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

Te has revelado hoy al universo, y tu luz, oh Cristo Dios,
ha fulgurado sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!
 

Lecturas Bíblicas  

Carta del Apóstol San Pablo a Tito  (2:11-14 y 3:4-7)

Hijo mío, Tito: Se ha manifestado la Gracia salvadora de Dios a todos los hombres, que nos educa en que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos  con castidad, justicia y piedad en el siglo presente,  aguardando la dichosa esperanza y la manifestación de la  gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo; el cual se  entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y  purificar para sí un pueblo que fuese suyo, celoso de obras  buenas.

Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador; para que, justificados por su Gracia, viniéramos a ser herederos, conforme a la esperanza, de la vida eterna.

Evangelio según San Mateo ( 3:13-17)

En aquel tiempo, vino Jesús de  Galilea al Jordán donde Juan,  para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo:  «Soy yo el que necesita ser  bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «Deja ahora;  pues conviene que así cumplamos  toda justicia.» Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del  agua; y en esto se abrieron los cielos  y vio el Espíritu de Dios que bajaba  en forma de paloma y venía sobre él.  Y una voz que salía de los cielos  decía: «Éste es mi Hijo amado, en  quien me complazco.»

Mensaje Pastoral 

El Bautismo de Jesús y el nuestro

La Epifanía, fiesta del Bautismo del Señor por las manos de Juan el Bautista en el Río Jordán, es una de las celebraciones más antiguas y más importantes de la Iglesia. Basta resaltar que, mientras únicamente san Mateo y san Lucas describieron detalles del Nacimiento de Jesús, los cuatro Evangelios relatan el acontecimiento del Bautismo.

En realidad, el nombre de Epifanía o Teofanía (Divina Manifestación) se debe a las dos siguientes razones:

Primero, la manifestación de Dios, Trino y Uno, al hombre: el Hijo es bautizado, el Padre anuncia el nacimiento eterno del «Hijo amado», y el Espíritu Santo en forma de paloma lo confirma con su Presencia (Tropario de la fiesta).

Segundo, la manifestación del hombre ante Dios: Cristo es «el Hijo del hombre»; su obediencia, humildad y amor forman el icono del Hombre en quien Dios Padre «se complace». Cuando Jesús llegó donde Juan y le pidió que le bautizara, en un principio Juan resistió: «Soy yo el que necesita ser bautizado por Ti.» Pero Jesús le insistió: «Conviene que así cumplamos toda justicia». Con ello no se refería a que su justicia antes del Bautismo era mengua sino a que en éste se mostraría la justicia perfecta, no en el sentido legal de la palabra, más bien, en su sentido bíblico: la justicia de Dios es su amor y misericordia, y la justicia del hombre es su santidad. Entonces el bautismo de Cristo lo anuncia como el cumplimiento y la perfección de la justicia procurada: la santidad.

Tomando en cuenta lo anterior, comprendemos qué es nuestro Bautismo: es la participación de la vida del Hijo, recibir en nuestro ser al Espíritu a través del Santo Crisma, Quien exclama en nosotros: «Abbá, oh Padre»  (Gal 4:6), confirmando nuestra vocación de ser «hijos amados en quienes Dios se complace».

Pero, la mayoría de las veces, ensuciamos la túnica bautismal con el olvido, negligencia y tibieza. Sin embargo, los Padres dela Iglesia–considerando que el Bautismo es único e irrepetible– hablan alegóricamente del «bautismo de las lágrimas»: la penitencia como un modo de vivir constante, que devuelve al alma su dignidad y a la túnica su brillo original.

El recuerdo del Bautismo de Señor, la bendición del agua, la unción y la aspersión de las casas y pertenencias con ella nos estimulan a la penitencia, sin la cual todo se hubiera tornado un ritual insignificante o, más aún, una acción de estilo mágico.

Al inicio de este año rociamos nuestro mundo con el agua bendita, y con ella abrimos nuestra vida a la acción dela Gracia de Dios que, conforme a las palabras de san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta, «nos educa en que vivamos con castidad,  justicia  y  piedad  en  el  siglo  presente» (Tit 2:12). Amén.

Nuestra Fe y Tradición

La bendición del agua. (Agiasma)

Agiasma en griego significa “cosa sagrada.” Así llaman el agua, bendecida según la ceremonia especial. La bendición del agua puede ser menor y grande; la menor se practica durante el año varias veces, la grande — sólo en la fiesta de Teofanía.

¿Y por qué reza la gente en los días de la bendición de agua? Porque el agua se consagró con la fuerza, y con la acción, y con la llegada de Espíritu Santo. Para que se haga el don de bendición, de liberación de los pecados, de curación del alma y del cuerpo y que esta agua reciba la bendición del río Jordán. Esta agua espantará todas las tentaciones de los enemigos visibles e invisibles. Porque nos llevará a la vida eterna. Para que también nosotros, tomando el agua, seamos partícipes de la bendición y revelación de Espíritu Santo. Grande es la oración, grande también es lo que se consagra. El bautismo de Jesucristo consagró la misma esencia del agua.

El agua bendita debe ser tomada en ayunas, por la mañana, pero en el caso de una especial necesidad de la ayuda divina, se puede tomar a cualquier hora del día o de la noche. Se debe conservar en un lugar separado, mejor junto a los iconos de la casa, mas nunca en la refrigeradora. Observando un trato digno y respetuoso, el agua bendita queda fresca y de gusto agradable durante mucho tiempo. Se puede retocarse con ella, agregarla en pocas cantidades a la comida, esparcirla en la habitación. Personas que se encuentran bajo penitencia y no pueden recibir la Eucaristía, toman agua bendita como consolación espiritual.

Es una pena que el milagro de la magna bendición se presenta sólo una vez por año y tan pocas veces podemos escuchar los troparios conmovedores: “La voz del Señor…” etc.

Vida de Santos 

El glorioso profeta y precursor: Juan Bautista

7 de enero

“Juan” en Hebreo significa “la ternura de Dios”. Él era familiar del Señor. Desde que fue concebido en el vientre de su Madre Elizabet reconoció al Señor cuando la Virgen María recién embarazada por el Espíritu Santo visitó a su prima.

Juan vivió en el desierto abstrayéndose del mundo y enseñando a la gente la conversión “porque ha llegado el reino de los cielos” (Mt.3:2). Al ver su estricta conducta toda la gente se acercaba a él aunque fuesen reprendidos por su hipocresía.

Y cuando le preguntaron al Bautista que si él era el Mesías, contestó con toda claridad y humildad: “No soy el Cristo… yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor” (Jn.1: 20-24). Así, En el Bautista se realizó lo dicho por el Señor a través del profeta Malaquías: “he aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí” (Mal.3:1), eso es lo que da al profeta Juan el título de “Precursor”, pues, él precedió a Cristo para prepararle el camino por el arrepentimiento, arrepentimiento verdadero y profundo.

Juan reprendía a los fariseos y saduceos quienes enseñaban sin obras congruentes y los exhortaba a  dar “frutos dignos de conversión” (Mt.3:8), porque la conversión no es un mero remordimiento sino un cambio en el corazón que se traduce en obras. Antes de que el pecador obtenga su absolución tiene que cambiar su postura, conducta y visión sobre las cosas.

El glorioso profeta sigue siendo el precursor de Cristo en la vida de los fieles de generación en generación; pues él es el ejemplo de la abstinencia, castidad y de la vida del arrepentimiento. Él es el patrón de los monjes. No deja de preparar la venida del Señor en nuestros corazones exclamando: “preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” (Mt 3:3).

Frases  Bíblicas

  • He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Jn 1: 29)
  • Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. (Mt 3: 15)
  • Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. (Lc 3: 4)

Boletín del 03/01/2016

Domingo anterior a la Divina Epifanía

bautismo

 

Tropario de la Resurrección

Tono 6

audio1

Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro; y los guardias quedaron como muertos; María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo; sometiste al hades sin ser tentado por él; y encontraste a la Virgen otorgándole la vida. ¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario del Domingo Anterior a la Epifanía

 Tono 4

Prepárate, Zabulón, disponte, oh Neftalí,
 y tú, río Jordán, detén tu curso
y recibe con alegría al Señor que viene para ser bautizado.
Regocíjate, Adán, con la primera madre,
y ya no se escondan, como actuaron antes en el paraíso.
Pues Él, al verlos desnudos, se reveló para que les recubriera con el primer vestido
¡Cristo se ha revelado, para renovar toda la creación!

Condaquio de Pre-Epifanía

Tono 4

El Señor de todo, hoy, en el Jordán se presenta,
y a Juan Bautista le pide que deje el temor:
“No temas bautizarme, pues vine a salvar a Adán, el primer creado.”

Segunda Epístola del Apóstol San Pablo a Timoteo   (4:5-8)

Hijo mío, Timoteo: Pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio. Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He luchado el buen combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que aman su Manifestación.

Evangelio según San Marcos (1:1-8)

Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: He aquí, Yo envío mi mensajero delante de tu faz, el que preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas. Juan bautizaba en el desierto y proclamaba un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de pelo de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y predicaba diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.»

La Buena Nueva del Reino

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, así inicia el evangelio según San Marcos. Este comienzo contiene pocas palabras, pero estas palabras lo contienen todo. Proclaman la Buena Nueva, que es lo que significa en griego evangelion; pregonan el Reino de Dios, la presencia del Ungido entre los hombres, del Emanuel, del Salvador. Anuncian la intervención divina, la intervención del enviado por el Padre para reconciliar en Él, al hombre con Dios. Comienza la vida de todos, la vida sin fin. Porque contienen el Nombre salvador de nuestro Dios, el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, pues “no existe otro nombre bajo el cielo que haya sido dado a los hombres, por el cual podamos ser salvados” (Hechos 4:12).

Antiguamente, antes de su uso en los libros del Nuevo Testamento, el vocablo evangelio fue utilizado para comunicar algún gran acontecimiento profano como por ejemplo el parte de guerra favorable, y también para significar el sacrificio que se ofrecía en ocasión de la buena noticia. En la traducción griega del Antiguo Testamento, (denominada de los 70) esta palabra aparece como verbo aproximadamente veinte veces y como sustantivo seis. El profeta Isaías la utiliza en el sentido de Buena Nueva, de anuncio de salvación, de alegría y júbilo por el advenimiento de un reino divino (52: 7-9). San Juan el Bautista, es enviado por Dios como mensajero para preparar el camino del Señor y proclamar la Buena Nueva de su inminente llegada; llamando al arrepentimiento, a volverse a Dios e iniciar una vida nueva sin pecado, “porque ha llegado el Reino de los Cielos”. Ya está el hacha puesta sobre la raíz de los árboles,  dice el Precursor en el evangelio según San Lucas, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Con esta y otras muchas exhortaciones, el Bautista anunciaba al pueblo la Buena Nueva: Detrás de mi viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo.

Nuestro Señor Jesucristo proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba “toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”; curaciones milagrosas todas ellas que indican con precisión el advenimiento mesiánico. Cuando San Juan Bautista envía a sus discípulos a decirle  al Señor: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” Jesús respondió: “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mt 4:23, 11:4). Esta Buena Nueva, primero anunciada, trasmitida, recibida, predicada y conservada, con posterioridad escrita paulatinamente, ha quedado plasmada en los cuatro evangelios canónicos.

“Ah si rompieras los cielos y descendieras” clama el profeta Isaías con profunda esperanza y vehemencia;  “Venga a nosotros tu Reino” nos enseña a orar al Padre el Hijo de Dios. Ésta es la esperanza y el deseo colmados, la oración respondida: el Reino de los cielos y con él la salvación de los hombres han llegado en la persona de nuestro Señor Jesucristo; Ésta es la Buena Nueva, el Evangelio del Reino. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed la Buena Nueva.

Bendición de las Aguas

El 6 de enero, fiesta de la Divina Epifanía,  celebramos el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán; después de la Divina Liturgia, se lleva a cabo el Servicio de la bendición del agua. ¿Que significa? y ¿qué relación tiene con el Bautismo del Señor?

El agua, por su importancia –ya que sin agua no hay vida– es un elemento que resume en sí todo lo creado por Dios que el libro de Génesis lo describe así: «Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno.» En un principio, toda la creación incitaba al hombre (su rey) a glorificar al Creador, y de esta manera formaba un lugar de la presencia de Dios.

Pero el hombre, por su propia voluntad, se alejó del amor de Dios; así que con la caída que provocó, la misma naturaleza se corrompió también y empezó a ocupar una función catastrófica. El agua siguió representando la esencia de lo material creado mas ya no como lugar de presencia de Dios, sino como símbolo del dominio del Maligno sobre este mundo: miedo, diluvio, muerte.

Cristo vino al mundo y se manifestó para redimir a todo. En el icono del bautismo del Señor, podemos contemplarlo bendiciendo el agua y pisoteando los demonios ocultos en ella. Con esta acción el Señor  re-crea las aguas devolviéndolas  su vocación inicial: Lugar de su Presencia.

El Agua Bendita no es un instrumento mágico que nos da satisfacción y tranquilidad sino como todo objeto sagrado cristianamente es canal de la Gracia divina, cuya función es encauzar nuestra vida hacia Dios. Finalmente sería nuestra decisión recibir habilitarla o no.

Al inicio de este año rociamos nuestro mundo con el agua bendita, y con ella abrimos nuestra vida a la acción de la Gracia de Dios que, conforme a las palabras de san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta, «nos educa en que vivamos con castidad,  justicia  y  piedad  en  el  siglo  presente» (Tit 2:12). Amén.

 

Boletín del 01/01/2016

Fiesta de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo 

Memoria de San Basilio Magno

¡Feliz Año Nuevo!

 Como Niño de ocho días, el Creador de los siglos,
Quien es la plenitud de la Ley,
es circuncidado como hombre
y envuelto en pañales; Y se alimenta con leche,
Quien administra todas las cosas con Su Poder Ilimitado,
porque Él es Dios y en un instante inició a todas.
                                                                                Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 1

“Oh Señor todo piedad, Tú, que eres Dios en esencia,
tomaste imagen humana sin mutación;
cumpliste con la Ley y aceptaste voluntariamente
la Circuncisión en el cuerpo para quitar la oscuridad de la Ley
y aniquilar el velo de las pasiones.  ¡Gloria a tu bondad! 
¡Gloria a tu compasión!  ¡Gloria a tu incomprensible condescendencia, oh Verbo!”

Tropario de San Basilio

Tono 1

“En toda la tierra en donde fueron aceptadas tus palabras,
surgió tu melodía, oh Padre Justo, con ellas legislaste
y aclaraste la naturaleza de las criaturas como algo digno de Dios;
y enseñaste la moral a los hombres.  Oh Basilio,
portador del sacerdocio real
intercede ante Cristo Dios para que salve nuestras almas”.

Condaquio de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 3

El Señor de todo, hoy, al someterse a la ley antigua,
circuncida, el Bondadoso, las transgresiones de los mortales,
otorgándole la salvación al universo, y Basilio en las alturas se alegra,
el iluminado obispo del Creador, el iniciado divino de Cristo, Basilio Magno.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (2: 8-12)

Hermanos: Miren que nadie los esclavice mediante la filosofía y la vana falacia, fundada en la tradición de los hombres, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Porque en Él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y ustedes en Él han sido perfeccionados, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en Él también fueron circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo de los pecados de la carne, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también han resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Evangelio según San Lucas (2: 20 -21; 40 – 52)

En aquel tiempo, los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre Él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse ellos, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supiesen su madre y José. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: « ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en lo de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos; y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Mensaje Pastoral

¡Próspero Año Nuevo!

Al inicio de cada año, nos encontramos para felicitarnos unos a otros diciendo: «¡Próspero año nuevo!», y muchas veces pasa el año sin sentir novedad alguna, pues se parece en todo a los anteriores: tuvimos momentos tanto de alegría como de tristeza;  de hambre,  y comimos; había algunos ricos y otros pobres; unos murieron y otros nacieron. Y sacamos la conclusión de que «nada nuevo hay bajo el sol» (Ecl 1:9).

Entre tanto, leemos lo que san Pablo escribe a los corintios: «Todas las cosas son hechas nuevas» (2Cor 5:17). El Señor mismo nos dice en el Libro del Apocalipsis: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21:5). ¿En que consiste esta novedad?

Un día preguntaron a un monje acerca de cómo se protegía a sí mismo del fracaso. Él contestó que cada día, al levantarse, se decía: «Éste es mi primer día de monje.»

Pues, la novedad no surge del ambiente exterior, ya que «nada nuevo hay bajo el sol», sino de nuestra visión hacia el mundo que nos rodea. En Cristo «todo es nuevo» porque los sentidos y las preguntas cambian:

Sobre la felicidad: ¿cómo descanso?, se cambia por ¿para quién y con qué fin me canso?

Sobre el dinero: ¿cómo lo aumento en la bolsa?, a ¿en qué lo estoy gastando?

Frente a la muerte: ¿cómo alejo a este desconocido?, a ¿cómo me he preparado para enfrentar a este vencido?

Preguntarme de tal manera no es sino el arrepentimiento, «el bautismo de las lágrimas» que me devuelve, como le hacía al mencionado monje, a mi primer día de ser cristiano, a mi bautismo donde, revestido de Cristo, me he vuelto «la nueva creación.»

Nuestra Fe y Tradición

“Ortodoxia”

La palabra “Ortodoxia” es de origen griego, formada de “orthós” y “doxa”, es decir, doctrina correcta, credo verdadero, universal, enseñanza que se sitúa en continuidad directa e ininterrumpida con la Tradición apostólica, por medio de la teología patrística y neo-patrística, y que constituye la fe común de las iglesias indivisas del primer milenio. La Ortodoxia se identifica con la misma tradición apostólica, así como fue confirmada, interpretada y desarrollada por el consenso de la Iglesia Universal. De hecho, la didascalia (apostolorum) – es decir, la norma de la fe apostólica – fue el criterio de base de la Ortodoxia.

Por esto, cualquier ruptura de continuidad con la Tradición apostólica ha sido considerada una corrupción o abandono de la Ortodoxia, que puede tomar forma, sea de una herejía, sea de una “confesión” separada.

La Santa y correcta Fe de la Iglesia de Cristo (Ortodoxia) se ha mantenido intacta, a lo largo de los siglos, a través de los dictados de las Santas Escrituras y de la Santa Tradición apostólica; a través de las decisiones de los cinco Sínodos Apostólicos; a través de lo que enseñan los cánones de los siete Sínodos Ecuménicos y de los sínodos locales , porque, en palabras de San Juan Crisóstomo, “El timón de la Iglesia de Cristo son los divinos cánones”

Vida de Santos

San Basilio Magno

1 de enero

San Basilio, El Grande, arzobispo de Cesárea en Capadocia. fue bautizado y fue asignado al clero como lector. durante mucho tiempo fue a vivir con los ermitaños en Siria. La vida en el desierto le agradaba a Basilio. Con él estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo).

El arzobispo de Cesárea Eusebio lo ordenó como presbítero.

Tras la muerte de Eusebio, San Basilio fue ascendido a la cátedra de Cesarea. como arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos y decía san Basilio al emperador: “No tengo miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor; es imposible quitar los bienes a quien no tiene nada; la muerte es para mi un bien porque me unirá con Cristo por Quien vivo y trabajo.”

Él fue fundador de alguno famosos conventos para los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los monjes.

San Basilio se preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y en algunos otros días.

También él compuso numerosas oraciones de uso en la iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de Pentecostés.

Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos de San Basilio, especialmente “El Hexamerón” (sobre los 6 días de la creación del Mundo) en los cuales él se manifiesta no solo como un gran teólogo sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También llegaron a nosotros: 13 homilías sobre los salmos, 25 homilías para distintas ocasiones, 5 libros contra los arrianos y “Los Ascéticos” sobre la Divinidad del Espíritu Santo.

La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas y él terminó su vida a los 50 años. El 1 de enero del año 379. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

Sentencias de lo Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios»
  • Decía el abad Evagrio: «Si estás desanimado, ora. Ora con temor y temblor, con ardor, sobriedad y vigilancia. Así es preciso orar,  especialmente a causa de nuestros enemigos invisibles, que son malos y se aplican a todo mal, pues sobre todo en este punto de la oración  se esfuerzan en ponernos dificultades»

Boletín del 27/12/2015

Domingo Posterior a la Navidad

 

Himnos de la liturgia

 Tropario de Navidad

Tropario de la Resurrección

Tono 5

audio1

Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación, alabemos,
oh fieles, y prosternémonos. Porque se complació en ser elevado
en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.
 

Tropario del Domingo Posterior a la Navidad

 Tono 2

¡José! Anuncia a David el antepasado de Cristo,las esplendorosas maravillas.
Porque Tú habías contemplado en cinta a una virgen. 
Por lo tanto, con los pastores, glorificaste; con los Magos adoraste; 
y por el ángel fuiste inspirado. Suplica, pues, a Cristo Dios, que Salve nuestras almas.

Tropario de la Navidad

 Tono 4

Tu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios,
iluminó al mundo con la luz de la sabiduría,
pues los que adoraban a los astros,
por la estrella aprendieron a adorarte, 
oh Sol de Justicia, y a conocerte,  Oriente de lo alto.  ¡Señor, gloria a Ti! 

Condaquio de Navidad

Tono 3

Hoy la Virgen da a luz al inefable verbo; 
y la tierra ofrece al inasequible la gruta; 
los ángeles con los pastores lo glorifican; 
los magos con la luz del astro se encaminan. 
Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.

Lecturas Bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (1: 11-19)

Hermanos: Les hago saber que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Pues ya están enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres.

Mas, cuando Aquél que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su Gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol más que a Santiago, el hermano del Señor.

 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo  ( 2: 13-23)

En aquel tiempo, cuando los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y quédate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes (para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo). Entonces Herodes, al ver que había sido burlado, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto, lamento y gemido: Raquel llora a sus hijos y no quiere consolarse, porque ya no existen… Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró de Galilea y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno.

Mensaje Pastoral 

 Huida a Egipto    Los roles de los hombres en el plan de Dios

   “Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto…
porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para matarlo”

Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo

Este evangelio se lee el domingo posterior a la Navidad. En él aparece amenazada la vida de Cristo inmediatamente después de su nacimiento. Desde el inicio, se ve la hostilidad y los intentos humanos para detener el plan salvífico de Dios. Si bien la vida del Señor culminó con su crucifixión, sin embargo ésta empezó en la Navidad: desde la cuna, el Señor es obligado a huir a Egipto junto a su madre y a José. El curso de la verdad no siempre se realiza en forma amena. Si bien la luz vence a las tinieblas, esto no es gratuito.

En este evangelio aparecen tres actitudes diferentes ante el nacimiento de Jesús, la de la Virgen, la de José y la de Herodes. Estas actitudes reflejan las distintas posturas ante el plan salvífico de Dios.

Al novio José, hombre justo de avanzada edad, se le apareció el ángel para comunicarle que no tuviera miedo de tomar a María en su casa pues el Nacido de ella era del Espíritu Santo. Vuelve a aparecer aquí para avisarle: “Toma al niño y a su madre, y huye a Egipto…”. Esta persona silenciosa representa el modelo de quien obedece a la Palabra de Dios. Representa a aquellos que siempre están al servicio de la voluntad divina cuando se les solicita, escuchan la Palabra y la practican con amor y obediencia. Estos conocen la justicia a partir de la obediencia. Así disponen de toda su vida para cuántas veces se lo pidan a ellos; y la Palabra de Dios y la verdad siempre encuentran en estos protección y buena tierra.

Otras personas viven la justicia no sólo aceptándola, protegiéndola u obedeciéndola, sino creándola y anunciándola, como la Virgen María que dio toda su vida por la Palabra. Hay un grado de fe que no basta con la obediencia, sino que solicita antes de estar solicitada, y busca antes de estar buscada. Este tipo de fe no sólo guarda la verdad, sino la da a luz. A muchos les complace predicar y no sólo aceptar. No sólo defienden la verdad cuando es perseguida, sino que se dedican a la verdad hasta que amanezca. No sólo son recipientes que guardan, sino que son el vaso elegido que lleva el perfume de Cristo a todas las naciones. Estos contribuyen más en la difusión de la Palabra.

En cuanto a Herodes, él representa a las corrientes hostiles cuyos intereses no aceptan la luz sino que permanecen en las tinieblas; no les conviene la verdad porque reprende sus obras. Estos buscan, cada uno a su manera, aniquilar la imagen de amor y sacrificio en ellos y en el mundo para que se justifiquen las obras de las tinieblas. Y los tipos de Herodes abundan; ninguna época careció de ellos. El Evangelista Juan dice: “Porque ya está obrando el misterio de iniquidad” (II Tes 2:7).

La pregunta que viene a la mente es: ¿cuál es el destino del plan salvífico de Dios ante las diversas posturas de los hombres? Si en la época de Herodes había un José, ¿acaso su ausencia en otra época conlleva la pérdida de la verdad?

El libro del Apocalipsis describe esta situación y responde a la pregunta: Se habla de una mujer que, al dar a luz a su hijo, vino un dragón para matarlo, pero la tierra la ayudó. Ella se fue al desierto para criar a su hijo. Se habla también del hijo como cordero inmolado y vencedor. Además, este libro nos explica dos aspectos: primero que se trata del fin de la historia, lo que expresó Jesús cuando dijo: “Confíen, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33); y segundo que, por un lado, la presencia del Señor Jesús en el mundo y, por otro lado, la libertad y la vida de toda persona, son acontecimientos que separan a las ovejas de los cabritos. La marcha de la presencia divina en la historia se ha convertido en una línea divisoria entre los que están a la derecha y los que están a la izquierda.

Está claro a partir del texto del Evangelio que la Virgen y Herodes se encontraron en la misma época. Dios interviene sin violar la libertad de nadie, sin obligar a la Virgen ni presionar a Herodes. Así la concreción del plan salvífico de Dios queda en marcha, pero se vuelve condenación para este, y justificación y santificación para José y María. Sin eliminar la libertad de nadie, la historia salvífica continúa su marcha hacia la victoria del cordero y del nacido en el pesebre. Todo ello se realiza sin forzar a nadie. De hecho, el Señor esperó en Egipto hasta que muriera aquel que buscaba matarlo.

Si bien la sabiduría de Dios y su amor al hombre no pueden ser vencidos por las equivocaciones humanas, tampoco pueden vencer cualquier deseo humano. Si bien Dios es todopoderoso y su plan de salvación sigue su curso hasta su término final y bueno, pero todo se realizará en forma escatológica, sin obligar a nadie: “La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron” (Jn 1:5).

Todos vacilamos entre estos tres grados de la fe: existen servidores que anuncian la Palabra; existen otros que la reciben o guardan con obediencia; y hay otros que la rechazan. La sabiduría divina circula en todas estas posturas hasta el cumplimiento final del plan de amor de Dios. Por un lado, nace Jesús, y por otro lado, muere Herodes. La cruz aparece ya en el nacimiento de Jesús, pero la resurrección viene apareciendo.

Esta verdad hoy la Navidad nos empuja con gran esperanza a no ser neutrales ante la llegada del Señor al mundo. No temamos la aspereza de las corrientes o factores en contra de la fe. Vivamos moviéndonos hacia los eventos salvíficos. La Navidad merece nuestra respuesta y no acepta una actitud fría o neutral, porque el que viene será perseguido y cada uno tiene un papel en protegerlo o anunciarlo. De lo contrario, estará tomando postura a favor de sus asesinos.

“Toma al niño y a su madre…” es una expresión que si, al oírla, no la meditamos con nuestra libertad, hemos ahora, al haberla leído, de obedecerla. Amén.

Navideñas

Oro, incienso y mirra

La adoración de Jesús por parte de los sabios de oriente es parte de la celebración de la Navidad en la Iglesia Ortodoxa. Cualquiera hayan sido las circunstancias históricas de este evento, y la tradición ortodoxa los toma casi literalmente, el significado espiritual y teológico de la venida de estos reyes con sus presentes es de primordial importancia.

Nuestra Iglesia hace un especial énfasis en el hecho que todo el orden de la naturaleza participa en el anuncio del nacimiento de Cristo, así revelándola como la creación de Dios. Pues, como el tropario de la fiesta lo proclama,“aquellos que adoraban las estrellas aprendieron por una estrella” a adorar a Jesús el Señor.

Los acertijos de los adivinos

Y del divino Balaam se cumplen ahora.

Porque una estrella ha brillado de Jacob,

Guiando a los Magos, reyes persas, que traen sus presentes,

Al Sol de la Gloria.

El error de Persia ha dejado de existir,

Porque los que observaban estrellas, reyes del Oriente,

Traen regalos a Cristo el rey de todo en su nacimiento:

Oro, incienso y mirra.

Bendíganlo, pueblos y alábenlo, sacerdotes,

Exaltadlo, naciones, por todos los siglos.

(Oraciones antes de dormir del último día de la preparación de la Navidad, 24 de diciembre)

La venida de los sabios también atestigua el hecho que Jesús ha venido como Rey y Señor de toda la gente, y no solo de los judíos. En las personas de los reyes persas la Iglesia ve a todas las naciones de la tierra y todos los reinos de los hombres.

La hija de Babilonia

Una vez llevó cautivo a los hijos de David desde Sión,

A quien había llevado con su espada.

Pero ahora ella envía a sus propios hijos,

A los magos que traen sus presentes,

A pedirle a la hija de David en quien Dios ha venido a morar.

Por lo tanto digamos todos este himno:

Que toda la creación bendiga al Señor,

Y lo exalte sobre todo por siempre.

(Matutinos de la fiesta de la Navidad)

Los magos, reyes de Persia,

Supieron que Tú, el rey celestial,

Ibas a nacer ciertamente en la tierra.

Vinieron a Belén

Guiados por la luz de una estrella,

Y ofrecieron sus elegidos presentes:

Oro, incienso y mirra.

Y arrodillándose ante ti te adoraron,

Pues te vieron a ti que eres eterno

Descansando como un niño en un pesebre.

(Oraciones antes de dormir de la fiesta de Navidad)

La tierra extiende sus extensos espacios

Y recibe al Creador,

Y Él recibe gloria de los ángeles

Y la estrella de los cielos,

Presentes de los magos

Y reconocimiento de todo el mundo.

(Oraciones antes de dormir del día final de la preparación de la Navidad, 24 de diciembre)

Los presentes de los magos tienen un significado particular. Los mismos son interpretados simbólicamente en la liturgia de la fiesta. El presente de oro es tomado como el signo que Jesús es el rey de Israel, del mundo entero, y del reino de Dios por venir. Esta es una parte crucial de la historia de Navidad en los evangelios. Esto provocó que Herodes matara a “todos los niños en Belén y en toda la región a los menores de dos años de acuerdo al tiempo que había inquirido de los sabios” (Mt 2:16).

“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”. En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: “En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel” (Mt 2:1-6).

El presente del incienso es tomado por la Liturgia significando el hecho que Jesús es Dios, desde el momento en que el incienso sirve para la adoración y solo Dios puede ser adorado.

Y el presente de la mirra es porque el Señor Jesús ha venido a morir como el perfecto sacrificio por el pueblo. Los muertos eran ungidos con mirra, como el mismo Jesús fue ungido, de acuerdo a las escrituras, en el tiempo de su muerte (Jn 19:39-40).

En los presentes de los magos, por lo tanto, están contenidos todos los misterios de la venida de Cristo. Ellos apuntan al propósito de su manifestación en la tierra. Él es el Rey, el hijo de David, cuyo reino no tendrá fin. Él es la víctima, el Cordero de Dios, quien por su muerte quita los pecados del mundo. Y Él es Dios mismo, el Divino Hijo del Padre: “Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; nacido, no creado; consubstancial al Padre por quien todo fue hecho; quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos…” como lo declara el credo niceno.

La contemplación de estos sabios hombres y sus presentes son una parte integral y eterna de la celebración de la Iglesia en Navidad.

Los reyes, los primeros frutos de los gentiles,

Te traen presentes para tu nacimiento en Belén

De una madre que no conoció hombre alguno.

Con mirra ellos anuncian tu muerte,

Con oro, hablan de tu poder real,

Con incienso, de la preeminencia de tu divinidad.

(Oraciones antes de dormir del último día de la preparación a la Navidad, 24 de diciembre)

Cuando el Señor Jesús nació en Belén de Judá,

Los magos vinieron de oriente

Y adoraron a Dios hecho hombre.

Y alegremente abrieron sus tesoros,

Ofreciéndole preciosos regalos:

Fino oro, puesto que es el Rey de los siglos;

Incienso, puesto que es el Dios de todos;

Mirra, que ofrecen al inmortal que estará tres días muerto.

¡Venid todas las naciones, adorémoslo

Porque ha nacido para salvar nuestras almas!

(Oraciones antes de dormir de la fiesta de Navidad)

Boletín de Navidad 2015

El Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo

Nos ha buscado el Salvador, Oriente de lo Alto;
quienes andábamos sin luz, en sombra de la oscuridad,
hemos hallado la Verdad, pues de la Virgen hoy ha nacido nuestro Dios.         
                                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la liturgia

 Tropario de Navidad

 Tono 4

Tu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios,
iluminó al mundo con la luz de la sabiduría,
pues los que adoraban a los astros,
por la estrella aprendieron a adorarte, 
oh Sol de Justicia, y a conocerte,  Oriente de lo alto.  ¡Señor, gloria a Ti! 

Condaquio de Navidad

Tono 3

Hoy la Virgen da a luz al inefable verbo; 
y la tierra ofrece al inasequible la gruta; 
los ángeles con los pastores lo glorifican; 
los magos con la luz del astro se encaminan. 
Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.

Lecturas Bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas ( 4:4-7)

Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la filiación adoptiva. Y por cuanto son hijos, Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo  (2:1-12)

Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.» Oyéndolo el rey Herodes, se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un Caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, les envió a Belén diciéndoles: «Vayan e indaguen cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encuentren, comuníquenmelo, para ir también yo a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, lo adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron por otro camino a su país.

Mensaje Pastoral 

Dios está con nosotros

 La Natividad del Señor es una de las fiestas más importantes dela Iglesia, por lo que se le prepara con el ayuno durante cuarenta días, y desde hace casi un mes se empieza a cantar el Condaquio navideño que dice: «Hoy la Virgen viene a dar a luz […] al sempiterno verbo.»

¿Por qué el «Hoy» de este himno si, cuando lo cantábamos, ni siquiera estábamos en el día del 25?

La fiesta de Navidad es mucho más que un recuerdo de un acontecimiento que tuvo lugar desde hace más de 2000 años –como si se festejara el descubrimiento de América o la independencia de México–, es decir, es más que un día célebre del calendario humano. Es el Día desde el cual miramos a toda la historia; y si bien pertenece al pasado, se extiende a lo largo del presente: «Dios está con y entre nosotros».

Todo lo anterior añoraba este día de «Hoy»; pues, la historia del Antiguo Testamento es el desarrollo de un diálogo entre la intervención de Dios en su creación, y la reacción del hombre ante dicha intervención. Dios hablaba a través de sus profetas, milagros y maravillas preparando la creación para tal día; y la Virgen es el fruto de toda esta preparación; como dice san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta: «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Gal 4:4). Es el momento desde el cual vivimos, los cristianos, no en la era d.C. (después de Cristo) sino la era «en Cristo.»

Dios ha encarnado, a saber, «se hizo carne y puso su morada entre nosotros» (Jn 1:14); Aquél a quien los antiguos buscaban con inquietud, se nos ha revelado realizando la Profecía de Isaías: «¡He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán de nombre Emmanuel que significa “Dios con nosotros”!»

Dios está con nosotros: ¡qué vergüenza, si seguimos buscándolo entre las ruinas de Egipto o los tesoros del Faraón!

¡Dios está entre nosotros, y nosotros andamos consultando filosofías e ideologías para saber si existe!

¡Dios está entre nosotros, y henos aquí actuando como si la vida estuviera en el poder y en el dominio, mientras la tierra se agitó y el sol ocultó su luz al ver al Señor en su gloria!

«Hoy la Virgen Vienea dar a luz […] al sempiterno Verbo»: confesamos que todos los tesoros, filosofías, ideologías y poderes ya son inútiles si no nos hacen prosternarnos ante Él, con los magos, con los pastores y los Ángeles que festejaban aquel día.

Que nuestros ojos lo vean, que nuestros oídos escuchen sus palabras; tanto con nosotros está al grado que lo comemos y lo asimilamos a fin de que, conforme a las palabras de san Pablo, en Él vivamos y nos movamos y existamos (Hch 17:28). Sólo así será nuestra vida «Noche Buena», Pero si el Bondadoso es ausentado de nuestras fiestas, la bondad será exclusiva del nombre nada más.

Que el Señor nos haga dignos de la alegría verdadera de su Nacimiento. Amén.

Navideñas

Nacimiento Virginal

El decir que José “No la conoció (a María) hasta que dio a luz a su hijo”, no indica que la conoció después del parto. La palabra hasta, en sí, señala lo que sucedió durante todo el tiempo anterior al parto, pero no dice nada respecto al posterior. Es como cuando uno dice: “Estuve en la casa en la mañana”, pues esto no quiere decir que en la tarde estuvo fuera. Leamos este ejemplo del libro de Génesis: en la historia del diluvio, Noé despidió un cuervo para examinar si la tierra había secado; el relato dice: “El cuervo no volvió hasta que se secó la tierra” (Gén. 8: 7). Pero sabiendo que el cuervo nunca regresó, entendemos que la palabra hasta procuraba mostrar el abandono del cuervo antes de que la tierra se secase, sin importar lo acaecido después. Lo mismo sucede con san Mateo cuando dice que José “No la conoció hasta que dio a luz a su hijo”, pues lo que le importaba es enfatizar el nacimiento virginal, o sea, que lo concebido en la Virgen es del Espíritu Santo, sin decir nada de lo que después pasó o no con María y José.

Quizás alguien se pregunta: “¿Por qué san Mateo no atestiguó la virginidad de María también después del parto?”

El centro de atención del Evangelista era el Mesía, en quien se han realizado las profecías del Antiguo Testamento; su narración sobre el Nacimiento no busca describir la devoción de la Iglesia hacia la Virgen María, sino el acontecimiento salvífico de la Encarnación. Pero la Iglesia, desde sus primicias, ha sostenido que María permaneció Virgen antes, durante y después del parto, como parte de la auténtica devoción hacia la Madre de Dios. No es ni razonable ni recto pensar en que las entrañas que Dios ha consagrado con su presencia fueron dispuestos a otra preocupación; ella se quedó siempre al lado de su hijo “guardando todo en su corazón.” Permaneció siempre Virgen, “Betulah”, palabra hebrea que significa “morada de Dios”, de Dios y nada más de Él.

Frases de la sobre la Natividad

  • Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mt 1:21)
  • …os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo;  11 porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lc 2:10-11)
  • Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace.  (Lc 2:14)

Boletín del 20/12/2015

Domingo anterior a Navidad

Memoria de San Ignacio de Antioquía 

Alégrate, Belén, y prepárate, oh Éfrata,
porque la Virgen viene a la cueva
para dar a luz a Dios inefablemente.
¡Qué temible misterio es! Abraham, Isaac y Jacob,
los patriarcas y todos los profetas,
los hombres con los ángeles festejan
con júbilo este Nacimiento divino.
                                                                     Exapostelario

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de Resurrección

Tono 4

audio1

Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron
y se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios
y concedió al mundo la gran misericordia!

Tropario Previo a Navidad

Tono 4

audio¡Belén, prepárate que ya, ha sido abierto el Edén!
¡Que te dispongas, Éfrata: porque la vida floreció
de la Virgen en la gruta!
Su vientre se mostró paraíso espiritual,
en él se plantó el madero celestial,
del cual comemos y vivimos,
jamás como Adán moriremos.
¡Cristo ha nacido y ha restaurado
la imagen antes caída!
 

Tropario de San Ignacio de Antioquía

Tono 3

Al volar en alturas divinas, oh gran mártir entre los jerarcas,
fuiste digno del nombre «el Revestido de Dios»;
y emprendiste de Antioquía el camino del martirio, hacia la Luz que no conoce ocaso.
¡Intercede ante Cristo Dios, oh san Ignacio, para que nos otorgue la gran misericordia!
 

Condaquio antes de la Navidad

Tono 3

audioHoy la Virgen viene a dar a luz inefablemente,
en humilde gruta, al sempiterno Verbo.
Gózate, oh universo, al escucharlo;
alaba, con las potestades y pastores,
a quien por voluntad se revela, al nuevo niño,
al eterno Dios.

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (11:9-11;32-40)

Hermanos: Por la fe, Abraham peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. Pues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

Y, ¿a qué continuar? Pues me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Estos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron la promesa. Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.

Evangeio según San Mateo (1: 1-25)

Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David.

David engendró, de la que fue mujer de Urías a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequias, Ezequias engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos cuando la deportación a Babilonia.

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.

Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de juntarse ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Mientras estaba pensando en esto, he aquí que el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa “Dios con nosotros”. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz a su hijo y le puso por nombre Jesús.

Mensaje pastoral

¡Nos ha buscado el Salvador!

«Le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.»

Fue el mandato del Ángel a José el comprometido de María. El nombre Jesús significa en hebreo «Dios salva». También el Ángel que se presentó a los pastores, como nos cuenta el Evangelio según san Lucas, les anunció que «les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador». En nuestras oraciones, no cesamos de exclamar: «¡Sálvanos, oh Hijo de Dios!» «Por las intercesiones de la Madre de Dios, oh Salvador, ¡sálvanos!»; y concluimos todos nuestros rezos con la frase «¡Por las oraciones de nuestros padres, oh Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos!» Término que ocupa un lugar preponderante en nuestro culto y que muchas veces lo repetimos con inercia automática: ¿a qué se refiere la “Salvación”? ¿Que nos salve de qué?

Los judíos esperaban un Mesías que les salvara del yugo de los romanos y que les diera la liberación política y restaurara el reino de David. Por eso les decepcionó el aspecto de Jesús el Nazareno, manso y humilde desde el pesebre. Esperaban —como muchos se limitan a hacer— tan solo una salvación de los peligros y males que pudieran cercar su existencia: enemigos, enfermedades, accidentes, Etc. A éstos Cristo no les satisface como salvador, y ante cualquier malestar se quejan y hasta blasfeman.

Otros piensan que la salvación es un estado que tiene que ver con la vida venidera, de tal modo que en esta vida sufrimos y aguantamos a fin de conseguir la salvación en la eternidad. Eso contradice a lo que el Señor anunció a Zaqueo, la persona de pequeña estatura que le recibió: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (Lc 19:10). Entonces no se trata de algo futuro sino de una gracia que se recibe hoy y aquí.

San Pablo describe la salvación de esta manera: «[…] ustedes que se han despojado del hombre viejo con sus obras y se han revestido del hombre nuevo que se va renovando hacia el conocimiento, según la imagen de su Creador» (Col 3:9-10). Entonces no se trata ni de protección externa ni de paz futura sino de una restauración presente de mi naturaleza corrupta —el hombre viejo con sus defectos y vicios: ira, envidia, distracción, egoísmo, soberbia, concupiscencia— hacia el hombre nuevo, Jesucristo. Este cambio procurado, llámese salvación, conversión o curación es la Gracia a la que el cristiano tiene acceso en la Iglesia: confesión, lectura espiritual, vigilia, oración, vida comunitaria y acercamiento al santo Cáliz. Por eso, los santos Padres frecuentemente se refieren a la Iglesia como hospital salvífico: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal» (Lc 5:31).

¡Cree y serás salvado!, una frase que suele malinterpretarse como si la salvación fuera una acción estática condicionada con cierta confesión dogmática. En realidad, esta comprensión es muy lejana al concepto bíblico. La salvación es un proceso permanente, una renovación constante en el Señor; como una línea gráfica de ondas variadas pero finalmente ascendente sinfín ante la vista de Dios. Cuando esta renovación-salvación empieza a tocar el corazón de nuestra vida, los peligros por más severos que sean se muestran a final de cuentas como tentaciones beneficiosas que nos acercan al cuidado paterno de Dios, y la promesa de la paz futura vuelve una certeza y anticipación consoladoras.

La celebración navideña —luces, ropa nueva, árbol, obra benéfica y, sobre todo, participación litúrgica y sacramental intensificada— precisamente nos debe colocar alegremente en la memoria de esta renovación que nos ha sido dada con la Encarnación de Verbo que «habitó entre nosotros», y fortalecer nuestra «buena voluntad» con respecto a la iniciativa divina que los ángeles anunciaron una vez y para siempre: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz (salvación) a los hombres de buena voluntad!» Amén.

Nuestra Fe y Tradición

El Icono de la Natividad

El icono nos describe, con colores, la reunión del cielo y la tierra al festejar “la llegada de la plenitud de los tiempos”.

El ángel se inclina hacia los pastores, gente humilde y marginada,  anunciándoles el suceso, mientras los magos se dirigen hacia el Rey representando la participación de los páganos que no se habían preparado por ninguna historia profética, mientras los judíos si.

Se acercan al niño nacido un buey y un asno que, participando en esta celebración universal, nos recuerdan la profecía de Isaías: “conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne.” (Is.1:3).

Un hombre vestido de lana está platicando con José; ha de ser el tentador (Satanás) tratando de alentar las dudas de José sobre este inefable parto: “¿Qué es este suceso, oh María, el cual veo en ti? … En lugar de honor me has traído vergüenza; en lugar de alegría, tristeza; …”. Mas Dios, quien no permite tentaciones que sobrepasen nuestros esfuerzos, iluminó al justo José, enseñándole la pureza de la Virgen.

He aquí que la Madre de Dios está acostada en la entrada de la gruta, rodeada con un nimbo que parece grano de trigo, ¡cómo no, ella es la madre de la Vida! La Virgen “guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lu.2:19). También, está mirando a cada uno de nosotros invitándole a que, por su parte, dé a luz a Cristo.

En medio del esplendor de este festejo sobresales, oh Señor, con tu divina quietud, y tu pesebre nos parece como un sepulcro: el primero lleva a la Vida para que del segundo nos brote la vida.

“nos prosternamos ante tu Nacimiento, oh Cristo, muéstranos tu divina Epifanía”

San Ignacio de Antioquía

(20 de diciembre)

“Te doy gracias, Señor mío, por que me has hecho digno de tal honor otorgándome la arras del completo amor, y por que, por ti, me encadenarán con hierro, como a tu apóstol Pablo.” Ésta fue la primera impresión que tuvo San Ignacio, segundo obispo de Antioquia, cuando supo el juicio del emperador: “ordenamos que Ignacio, el que se llama a sí mismo llevador al crucificado, se encadene y se dirija hacia Roma donde las fieras lo devoren para diversión del pueblo.”

Así, San Ignacio coronó su santa vida con el martirio que esperaba con mucho anhelo. Mientras estaba en camino hacia Roma, San Ignacio supo que los cristianos de aquella ciudad buscaban una manera para salvarlo. Inmediatamente les escribió una carta afectuosa en la que les rogaba no quitarle la oportunidad de tal “vida”. Quizás, al mencionar unas palabras de esta carta, se reavive en nuestro ser el sentido de la vida como lo veía san Ignacio: dar testimonio a Dios, es decir, “martirio”.

“Dejadme como una presa de las fieras, ellas me llevan a Dios rápido. Trigo soy de Dios y por los dientes de las fieras he de ser molido, a fin de ser presentado como limpio pan de Cristo…

De nada me aprovecharán los confines del mundo ni los reinos todos de este siglo. Para mí, mejor es morir en Jesucristo que ser rey de los términos de la tierra… se acerca la hora en la cual naceré… perdonadme hermanos: no me impidáis vivir; no os empeñéis en que yo muera… dejadme contemplar la Luz pura. Llegado allí, seré de verdad hombre…

Bello es que nos pongamos con el mundo como ocaso para que amanezcamos en el Señor.”

Por sus intercesiones, Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.

Felicitamos de manera especial a nuestro querido Obispo Ignacio, Obispo Auxiliar de la Arquidócesis de México, Venezuela, Centroamérica y el Caribe en su Onomástico. ¡Por muchos años!

Frases Bíblicas

  • Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. (Miq 5:2)
  • El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. (Is 9: 2)
  • Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas  y en sombra de muerte,  para guiar nuestros pasos  por el camino de la paz. (Lc 1, 78-79)

 

Boletín del 13/12/2015

11° Domingo de San Lucas

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte. Y
Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades
y concedió al mundo la gran misericordia.

Condaquio de la Pre-Navidad

 Tono 3

Hoy la Virgen viene a dar a luz inefablemente,
en humilde gruta, al sempiterno Verbo.
Alégrate, oh universo, al escucharlo;
alaba, con las potestades y pastores,
a Quien por voluntad se revela,
al nuevo Niño, al eterno Dios.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (3: 4-11)

Hermanos: Cuando aparezca Cristo, vida suya, entonces  también ustedes aparecerán gloriosos con Él.

Por tanto, mortifiquen sus miembros terrenales: fornicación,  impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es idolatría,  cosas que atraen la cólera de Dios sobre los hijos de la  desobediencia, y que también ustedes practicaron en otro  tiempo, cuando vivían en ellas. Mas ahora, desechen también  ustedes todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras  groseras, lejos de su boca.

No se mientan unos a otros, ustedes que se han despojado del  hombre viejo con sus obras y se han revestido del hombre  nuevo que se va renovando hacia el conocimiento, según la  imagen de su Creador, donde no hay griego y judío,  circuncisión e incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo, libre,  sino que Cristo es todo y en todos.

Evangelio según San Lucas (14: 16-24)

Dijo el Señor esta parábola: «Un  hombre dio una gran cena y   convidó a muchos; a la hora de  la cena envió a su siervo a decir a los  invitados: “Vengan, que ya está todo  preparado.” Pero todos a una  empezaron a excusarse. El primero  le dijo: “He comprado un campo y  tengo que ir a verlo; te ruego me  dispenses.” Y otro dijo: “He comprado  cinco yuntas de bueyes y voy a  probarlos; te ruego me dispenses.”  Otro dijo: “Me he casado, y por eso  no puedo ir.” Regresó el siervo y se  lo contó a su señor. Entonces, airado  el dueño de la casa, dijo a su siervo:  “Sal en seguida a las plazas y calles  de la ciudad, y haz entrar aquí a los  pobres y lisiados, a los ciegos y  cojos.” Dijo el siervo: “Señor, se ha  hecho lo que mandaste, y todavía  hay sitios.” Dijo el Señor al siervo:  “Sal a los caminos y cercas, y obliga  a entrar hasta que se llene mi casa.  Porque les digo que ninguno de  aquellos invitados probará mi cena.”»

Mensaje Pastoral

¡Sed o tibieza! ¡Excusas o motivos!

La comida, además de su función de satisfacer la necesidad del cuerpo, es un gesto de generosidad y de amor, de gratitud y alegría por la presencia del invitado o por el regreso de alguien que estaba de viaje (el hijo pródigo). Los paganos ofrecían banquetes místicos en señal de agradecimiento y respeto a sus dioses. Los judíos celebraban la cena pascual en la que confirmaban su Alianza con Dios recordando todo lo que había hecho con sus padres para salvarlos.

Tomando en cuenta todos estos sentidos, uno de los que acompañaban a Jesús exclamó: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de los cielos!» Y Jesús le respondió con la parábola que hemos escuchado el día de hoy.

El Reino de los cielos es como una cena. Los invitados de privilegio se disculparon. Otros marginados y miserables entraron, también unos extranjeros fueron introducidos en la alegría del banquete.

Al contemplar la parábola, es probable que vengan a nuestra mente dos interrogaciones:

¿Por qué el anfitrión de la parábola no aceptó las excusas de los primeros invitados si son lógicas? Quizás la postura de Jesús nos sorprenda y escandalice, porque la mayoría de las veces nosotros tenemos pretextos parecidos: que el negocio, que la familia, que el campo, etc. Por ventura, ¿Cristo no quiere que trabajemos, o le satisface que descuidemos nuestros matrimonios y familias?

Y la segunda pregunta es que, ¿acaso el ser pobre o marginado es suficiente para convertirse en el dichoso que «puede comer en el Reino de los cielos»?

La respuesta a ambas preguntas, nos la proporciona la misma naturaleza de la comida. El hombre no se alimenta cuando le da tiempo, o cuando su familia u ocupaciones le permiten, sino que en medio de todas estas responsabilidades, el comer es una acción automática, una necesidad indispensable. El que tiene hambre es el que conoce la prioridad del alimento. «Mi alma ha tenido sed de Ti. ¡Cuántas veces también mi carne!», exclama el rey David a su Dios (Sal 62:1).

No son los pretextos los que apartan a los privilegiados del Banquete del Reino, sino la tibieza en su relación con Dios. Y jamás la miseria, en sí misma, introducirá a los menesterosos en «el gozo de su Señor», si no se genera en su alma «sed del Dios viviente» (Sal 41: 3).

Estando en las puertas de Navidad, la Iglesia lee esta parábola. Cristo, el nacido de la Virgen es Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros» (Mt 2:23). Entonces el Banquete del Reino celestial está puesto ya; el anhelo hacia Dios o la tibieza en buscarlo determinarán si las circunstancias de la vida son pretextos de nuestra ausencia o motivos para, en medio de ellas, alimentarnos de su Presencia. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Jesús Hijo de David

Estaba profetizado en el antiguo testamento, que  Cristo, el Mesías, sería engendrado del linaje del rey David, y que nacería de una virgen. (2Sam.7:12-13), (Isaías7:14).

Uno de los objetivos del evangelista san Mateo en su evangelio, era demostrar que en Cristo se han realizado las profecías mesiánicas. Por eso principia su evangelio con la genealogía de Cristo, que empieza con Abraham, pasa por el rey David y termina con José el desposado de la Virgen María. Después de exponer la genealogía, san Mateo continúa diciendo, que todo esto aconteció para que se cumpliese  lo  dicho  por  el  Señor  por medio del profeta. Y en todo su evangelio el autor sagrado recurre a las profecías, demostrando que Jesús es el Mesías esperado.

San Mateo, también, recuerda a los lectores de su Evangelio, que en la genealogía de Cristo había pecadores (Rajab, Tamar, y David que engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón). Como si san Mateo estuviera diciendo a los cristianos de origen judío: No se enorgullezcan de que Cristo ha encarnado de su linaje, pues no lo hizo por ser un linaje de justos, sino para señalar a qué ha venido: “a llamar, no a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”

Vida de Santos

San Ignacio de Antioquía

20 de diciembre

San Ignacio Deífero tiene una significación especial para nosotros porque el tenía un estrecho contacto con los apóstoles. Ellos le transmitían directamente la fe cristiana y el fue testigo del desarrollo de las primeras comunidades cristianas. En sus siete cartas el reproduce para nosotros la época de los apóstoles.

 San Ignacio nació en Siria en los últimos años de la vida del Salvador. La leyenda cuenta que el fue el niño a quien el Señor alzo en sus brazos y dijo: “Os aseguro que si no os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos” (Mt.18:3). Lo llaman Deífero (“hombre que lleva a Dios”) porque amaba tanto al Señor como si lo llevaba en su corazón. El fue discípulo del apóstol y evangelista Juan El Teólogo. De la misiva del San Ignacio a los pobladores de Esmirna, se ve que el fue muy allegado al apóstol Pedro y lo acompañaba en algunos de sus viajes apostólicos. Poco antes de la destrucción de Jerusalén en el año 72, falleció Evodio, uno de los primeros discípulos de Cristo y como su sucesor en la cátedra de Antioquía (capital de Siria) fue nombrado San Ignacio.

San Ignacio condujo a la Iglesia de Antioquía durante 40 años. (Años 67-107) En una visión especial le fue concedido de ver la Misa Celestial y escuchar el canto de los ángeles. De acuerdo al mundo de los ángeles el introdujo en los oficios religiosos antífonas, dos coros que se alternan como llamándose entre si. Este canto desde Siria se divulgó rápidamente en la Iglesia en sus comienzos.

En el año 107, durante la expedición contra los armenios, el emperador Trajano pasaba por Antioquía. Le comunicaron que San Ignacio profesa la fe cristiana, enseñaba desdeñar la riqueza, era célibe y no ofrecía ofrendas a los dioses romanos. El emperador llamó al Santo y exigió que el deje de hablar de Cristo. El anciano se negó y lo enviaron a Roma encadenado. En Roma lo echaron a los leones en el Coliseo, para la diversión del pueblo. Durante el viaje a Roma el escribió siete misivas, que se conservan hasta nuestros días. En sus misivas San Ignacio pide que los cristianos no traten de salvarlo de la muerte: “No queráis amarme fuera de tiempo. Dejadme ser pasto de las fieras, por los que me es dado alcanzar al Señor. Soy trigo de Dios y por los dientes de las fieras he de ser molido, a fin de ser presentado como limpio pan de Cristo.” Escuchando sobre el coraje del Santo, Trajano terminó las persecuciones contra los cristianos. Sus reliquias fueron trasladadas a Antioquía y más tarde las llevaron a Roma y sepultaron en la Iglesia de San Clemente, papá de Roma.

Proverbios Bíblicos

  • El que no usa el castigo odia a su hijo, el que lo ama lo corrige a tiempo. (Prov 13:24)
  • Corrige a tu hijo mientras hay esperanza, pero no te enfurezcas hasta matarlo. (Prov 19: 18)
  • Enseña al niño el camino en que debe andar, y aún cuando sea viejo no se apartará de él. (Prov 22:6)

 

Boletín del 06/12/2015

10°Domingo de Lucas

Memoria de San Nicolas de Mira

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

Cuando descendiste a la muerte, oh Vida inmortal, mataste al Hades con el rayo de tu Divinidad; y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra, todos los poderes celestiales clamaron: «¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!»

 

Condaquio de la Pre-Navidad

 Tono 3

Hoy la Virgen viene a dar a luz inefablemente,
en humilde gruta, al sempiterno Verbo. Alégrate,
oh universo, al escucharlo; alaba, con las potestades
y pastores, a Quien por voluntad se revela,
al nuevo Niño, al eterno Dios.

Himnos de la Liturgia 

Carta a los Hebreos (13:17– 21)

Hermanos: Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues velan sobre sus almas como quienes han de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y no lamentándose, cosa que no traería a ustedes ventaja alguna. Rueguen por nosotros, pues estamos seguros de tener recta conciencia, deseosos de proceder en todo con rectitud. Con la mayor insistencia les pido que lo hagan, para que muy pronto les sea yo devuelto. Y el Dios de la paz —que suscitó de entre los muertos al Gran Pastor de las ovejas en virtud de la sangre de la eterna Alianza, nuestro Señor Jesús— les disponga con toda buena obra para cumplir su voluntad, realizando Él en ustedes lo que es agradable a sus ojos, mediante Jesucristo, a Quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio según San Lucas (13: 10-17)

En aquel tiempo, estaba Jesús   un sábado enseñando en una  sinagoga, y había una mujer a  la que un espíritu tenía enferma hacía  dieciocho años; estaba encorvada, y  no podía en modo alguno  enderezarse. Al verla Jesús, la llamó  y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu  enfermedad.» Y le impuso las manos.  Y al instante se enderezó, y  glorificaba a Dios. Pero el jefe de la  sinagoga, indignado de que Jesús  hubiese hecho una curación en  sábado, decía a la gente: «Hay seis  días en que se puede trabajar;  vengan, pues, esos días a curarse y  no en día de sábado.» Le respondió  el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatan  del pesebre todos ustedes en sábado  a su buey o su asno para llevarlos a  abrevar? Y a ésta, que es hija de  Abraham,  a la que ató Satanás hace  ya dieciocho años, ¿no estaba bien  desatarla de esta ligadura en día de  sábado?» Y cuando decía estas  cosas, sus adversarios quedaban  confundidos, mientras que toda la  gente se alegraba con las maravillas  que hacía.

 

Mensaje Pastoral

El día del descanso

Cristo cura a una mujer en «sábado» y se enfrenta a la dureza de los fariseos que le reclaman haber trabajado en el día del descanso. Una vez más rompe las reglas sabáticas, para curar a una mujer encorvada y, a la vez, la mentalidad enfermiza que desconoce la voluntad de Dios y malinterpreta el mandamiento divino: «Santifica el día del Shabat (descanso).»

La importancia del «Sábado» en el Antiguo Testamento debe su origen al recuadro de la creación definido en el libro de Génesis. Dios creó el mundo entero en seis días y, viendo que «todo era muy bueno», bendijo el día séptimo y lo consagró como el día del reposo, día en el cual Dios descansó, no de, sino en su buena obra.

A partir de esta comprensión, podremos acceder a la esencia del mandamiento «santifica el día del Sábado» y asimilar su sentido verdadero y profundo: no es un día para que descanse yo, sino principalmente que Dios descanse en mí como su buena creatura, es decir, santa. En la Divina Liturgia, la oración del Trisagio, que el sacerdote recita en voz baja, invoca al Señor: «Oh Dios Santo, que descansas en los santos…»

En nuestro «Shabat», que es el domingo (el día del Señor como lo significa la palabra en latín), nos dedicamos a todo lo santo, preparando el alma cual un tálamo adornado con virtudes: oración, caridad, mansedumbre, penitencia, serenidad, a fin de que sea digna de recibir al Señor de todo.

Cuando hablamos de la consagración de este día, no pretendemos contraponerlo a los demás días de la semana como no santos o inmundos; más bien el domingo será la fuente y el motor de santificación para todo el Cronos (el tiempo), ya que nuestra vocación es encomendar «nuestra vida entera a Cristo Dios», como entona el diácono en todas las letanías. Es una realidad tangible el hecho de que nuestro modo de vivir, intereses, ocupaciones y responsabilidades cotidianas, a menudo, nos hacen olvidar la meta principal; así que el domingo viene a recordarnos y a recalcar en nosotros la verdad que es ayer, hoy y para siempre: «Del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que lo habitan.» (Sal 24:1).

Desafortunadamente este icono sublime del día del descanso es muy ajeno al weekend que las sociedades «cristianas» conocen y practican. Sin embargo, la vida sincera de quienes «tienen oídos» no cesa de ser «voz que clama en el desierto: ¡preparad los caminos del Señor!»

Es el día del descanso: suspendamos las obras que impidan repose en nosotros el Señor. Es el día octavo, el objeto de toda la semana, de toda la vida, en el que el alma no quiere suspender, ni un instante, el clamor de san Juan el Teólogo: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22:20). Amén.

Nuestra Fe y Tradición

¿Santaclos o San Nicolás?

En estos días navideños nos tapamos con frecuencia con esta figura que trae cierta alegría a nuestros hogares y una sonrisa agradable en el rostro de los niños y, ¿por qué no?, en los corazones de los adultos cuya vida se fatiga por la dureza de la vida real. ¿Hemos de aceptar esta imaginación o no? ¿Enfrentamos a nuestros niños con la realidad o no? ¿Es cierto que es un invento de Coca Cola? La respuesta a estas interrogaciones no cambiará nada de la realidad: Santaclos cada año injerta mucha alegría y energía en la vida contemporánea. Si bien no me serviría de nada hablar de la veracidad del personaje de Santaclos, el recuerdo de su prototipo –persona auténtica y verás– ayudará a purificar esta figura del mundanismo que la reviste: San Nicolás Obispo de Mira en Licia. Es uno de los Santos más grandes de la Iglesia, desde Oriente hasta Occidente. Todas las Iglesias: Ortodoxa, Catolico Romana, Siriaca, Maronita, Copta, Armenia conmemoran a este gran Santo el día 6 de diciembre; es el Santo patrono y protector –en un país y otro– de los alumnos, de los niños bien portados, de los marineros, de los pescadores, de los vinateros, de los comerciantes, de los peregrinos, en fin: Es un gran Santo de la Iglesia universal. El Tropario nos plantea tres virtudes del Santo que trazan la vida de cristiano en sus tres dimensiones: “La verdad de tus obras te ha mostrado a tu rebaño cual regla de fe, icono de mansedumbre y maestro de abstinencia”. La fe describe la relación con Dios; la mansedumbre describe el trato con el prójimo; y la abstinencia describe el comportamiento del hombre consigo mismo. “Regla de Fe”. La fe cristiano no acepta cualquier sincretismo. San Nicolás defendió la recta fe y participó en el Primer Concilio Ecuménico y condenó la herejía de Arrio. Su mansedumbre y bondad no significaban relajamiento en la fe entregada “una vez y para siempre”. “Icono de mansedumbre”. Ésta es la expresión del amor, la manifestación externa de la fe. El cristiano expresa su fe, sobre todo, mediante el modo de convivir con el prójimo: “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a Quien no ve” (1Jn 4:20). De esta manera la mansedumbre abrió la vida de Nicolás hacia el prójimo: hacia las jovencitas cuyo padre no podía pagar la dota, hacia los huérfanos y viudas, hacia los tres oficiales condenados injustamente. “Maestro de abstinencia”. Es una palabra ruda y ajena a lo que nuestra era plantea. “Abstinencia”, “continencia”, “castidad” son antónimos de “consumismo”, “distracción”, “libertinaje”. No se trata de una cualidad que pertenece a los monjes y clérigos sino a todo cristiano. En griego la palabra equivalente ενγράτεια significa “control de sí”, tener una autoridad sobre las rebeliones interiores. En árabe la palabra es “Iffa” y es desarrollo de un término que significa “salud”. Entonces la abstinencia no es una actitud negativa que rechaza el consumismo del mundo, sino un ejercicio positivo que inculca al hombre un control y dominio sobre sí y lo conduce en una vida saludable para el cuerpo y, sobre todo, para el alma. Fe, mansedumbre y control de sí son las tres virtudes de san Nicolás que vale la pena contemplemos estando a las puertas de Navidad. Y regresando a Santaclos como caricatura –en el sentido serio y positivo de la palabra– de san Nicolás, podemos contemplar en su sonrisa la mansedumbre del Obispo de Mira, en su bastón la fe recta y en su cíngulo la ceñidura de la abstinencia. Y sí queremos dar figuras a nuestro niños, digámosles que Santaclos es amable y manso con todos los niños del mundo sin discriminación ninguna; que su fe y amor a Dios está por encima de todo y que no acepta celebremos la fiesta, siendo el festejado “Dios con nosotros” ausente de nuestras vidas; y que Santaclos se desvela para dar descanso a los menesterosos, ayuna para dar bocadillo al necesitado, tiene agujeras bajo los ojos para trazar una sonrisa en el rostro de los niños, pero todo ello lo hace cada día más fuerte y más saludable. Es entonces cuando vuelve de veras un símbolo por Navidad. Santaclos no es un escape de nuestra realidad: san Nicolás es nuestro guía hacia una realidad más real basada en la fe, la mansedumbre y el dominio de Sí. Cuyas intercesiones sean por nosotros. Amén.

+ Monseñor Ignacio Samaán

Vida de Santos

Concepción de San Nicolás de Mira

6 de diciembre

San Nicolás, igual a los apóstoles y fervoroso imitador del Señor, es uno de los pilares de la Iglesia, celoso defensor de la fe y modelo verídico y ejemplar de los obispos. Nació en Patara, Licia, hacia finales del siglo III; hijo de padres cristianos. Desde la infancia, mostró amor por la virtud y celo por la observancia de los mandamientos y ritos de la Iglesia.

Piadoso e inclinado al silencio, fue educado en teología y, siendo aún joven, fue ordenado sacerdote por su tío, el Arzobispo Nicolás. Después de la muerte de sus padres entregó la herencia que recibió a los necesitados y de esta manera la caridad se convirtió en su mayor gloria en su marcha hacia lo alto. El se refería a sí mismo simplemente como un sirviente de los bienes que pertenecían a los pobres y tuvo particular preocupación por mantener en secreto sus buenos actos, a fin de no perder la recompensa celestial. En tres ocasiones, en secreto dejó oro suficiente para la dote de matrimonios de tres doncellas, cuyo padre para salir de deudas intentaba darlas en prostitución, cuando el hombre eventualmente descubrió sus buenos actos, Nicolás le hizo prometer, así como apreciaba su salvación, no decir a nadie sobre esto. Dios lo recompensó con carismas y milagros por lo que se hizo famoso a la vista de los hombres. En peregrinación a los lugares santos, por su oración, dos veces calmó los vientos que ponían en peligro a la embarcación en la que navegaba. Un ángel hizo saber al Sínodo de Obispos, reunido para elegir el pastor de la Iglesia de Myra, que debían elegir a Nicolás; lo que se cumplió para regocijo de toda el pueblo. Entre los santos padres reunidos en Nicea en 325 para el primer Concilio Ecuménico, San Nicolás fue uno de los campeones de la Fe Ortodoxa en contra de la herejía de Arrio. Salvó la vida de tres oficiales que injustamente habían sido acusados de conspiración, apareciéndose en un sueño al emperador Constantino y al pérfido prefecto Avladius. Llenos de gratitud al santo por su salvación, los tres soldados se convirtieron en monjes. Durante muchos años el santo obispo se mostró, a semejanza de su Maestro, como buen pastor del rebaño; los feligreses lamentaron la pérdida de su pastor pero se alegraron por tener un gran intercesor en la Gloria de Dios. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén

Proverbios Bíblicos

  • He aquí, cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprende; no desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso. (Job 5:17)
  • He aquí, Dios no rechaza al íntegro, ni sostiene a los malhechores. (Job 8:20)
  • He aquí, Dios es poderoso pero no desprecia a nadie, es poderoso en la fuerza del entendimiento. (Job 36:5)

Boletín del 22/11/2015

9° Domingo de Lucas

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Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

audio130Descendiste de las alturas, oh Piadoso, y aceptaste el entierro de tres días para librarnos de los sufrimientos. Vida y Resurrección nuestra, oh Señor: ¡Gloria a Ti!La Presentación de la Madre de Dios en el templo

Tono 4

Hoy es el preludio del buen deseo de Dios, y la prefiguración de la salvación del hombre.

La Virgen claramente aparece en el Templo de Dios, y nos anuncia a Cristo a todos.
A ella clamemos: ¡Regocíjate, oh Tú, llena de la providencia del Creador

Condaquio de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo

Tono 4

Sagrado Templo del Señor y purísimo, preciosa cámara nupcial
y santísima, cofre venerable de la Gloria de Dios,
en la casa del Señor, la Virgen hoy es presentada
y con ella la gracia del Espíritu Divino.
Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (8: 19)

Hermanos: Vivan como hijos de la luz (pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) discerniendo lo que es agradable al Señor. Y no participen en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, refútenlas. Cierto que ya sólo el mencionar las cosas que ellos hacen ocultamente da vergüenza; pero todo, al ser refutado, se manifiesta por la luz, y todo lo que queda manifiesto es luz. Por eso dice: Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo. Así pues, miren atentamente cómo viven; que no sea como imprudentes sino como prudentes, redimiendo el tiempo porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino comprendan cuál es la voluntad del Señor. No se embriaguen con vino, que es causa de libertinaje; llénense más bien del Espíritu, recitando entre ustedes salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en su corazón.

Evangelio según San Lucas (12: 16-21)

Dijo el Señor esta parábola: «Los campos de cierto hombre  rico dieron mucho fruto; y  pensaba para sí diciendo: “¿Qué  haré, pues no tengo dónde reunir mi  cosecha?” Y dijo: “Voy a hacer esto: Demoleré mis graneros y edificaré  otros más grandes, y reuniré allí todo  mi trigo y mis bienes; y diré a mi  alma: Alma, tienes muchos bienes en  reserva para muchos años.  Descansa, come, bebe, goza.” Pero  Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma  noche te reclamarán el alma; las  cosas que preparaste, ¿para quién  serán?” Así es el que atesora  riquezas para sí, y no se enriquece  en orden a Dios.»

Mensaje Pastoral

El Paraíso: ¿verdad o ilusión?  «¡Descansa, come, bebe y goza!»

images6Con estas palabras el rico de la parábola se felicitaba a sí mismo. ¿Acaso dicho estado no es «el paraíso perdido» del lenguaje mitológico –descanso, satisfacción y placer–, paraíso anhelado por muchos? El hombre de hoy planea: trabajaré fuertemente en la juventud para descansar y disfrutar de mis últimos años (¡como si supiera el momento preciso de su partida!). Sinceramente nuestro modo de pensar a menudo es muy parecido al del rico de la parábola.

¿Por qué las palabras de Jesús califican de ignorante nuestra actitud respecto a la búsqueda de este paraíso: «¡Necio!»?

Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, «el paraíso perdido» es una añoranza –que se ubica en la subconciencia– hacia el estado del feto en la matriz, donde la creatura come, bebe y descansa incesablemente. La hipótesis del psicoanalista logra, en cierto modo, trazar un perfil de la verdad: los anhelos religiosos no son obra de la civilización sino reacción genuina de la naturaleza humana; pero lo añorado no es el seno materno sino «el regazo de Dios», del cual el hombre ha abortado a sí mismo. Lo que Freud llama «subconciencia» la Biblia denomina «corazón» y la filosofía griega, adoptada por los padres de la Iglesia, le designa como νοός «Noos»: el ojo espiritual del ser humano por cuyo medio se comunica con su Creador y lo busca; es lo que le privilegia como la creación amada de Dios. El hombre, en la comprensión cristiana, no es un animal social ni racional sino un ser litúrgico. La etimología da este sentido a la palabra griega άνθρωπος «ántropo»: el que puede mirar hacia arriba. Físicamente su constitución –ya que puede estar de pie– le posibilita observar cómodamente el cielo; así también su «memoria paradisíaca» le permite añorar lo alto y lo divino. Si bien la mitología de la antigüedad ha adulterado esta nostalgia con las pasiones carnales del mundo caído, la revelación bíblica –culminada con la Encarnación del Hijo de Dios– ha purificado la añoranza y ha devuelto al paraíso su sentido esencial como estado de convivencia con el Señor: «el Reino de Dios ya está entre (en) ustedes» (Lc 17:21). La necedad del rico de la parábola consiste en que desactivó esta memoria. Sus graneros gigantescos le taparon la vista y ya no advertía más allá de su vida mundana.

Un placer –dice un filósofo– se vuelve dolor cuando te adviertes de que acabará pronto: ahora comes, al rato tendrás hambre; descansas, luego te cansarás o padecerás enfermedad. No era así con Adán en el Paraíso. Su permanencia con Dios garantizaba su permanencia en la dicha.

La Iglesia, como voz que clama en el desierto, no cesa de reavivar en nosotros la memoria del «Reino de Dios» como anhelo constante y criterio básico de nuestro pensamiento, sentimiento y actitud. Cuando el cristiano llena sus sentidos y los espacios de su vida con la Palabra de Dios, la Gracia obra en él mística e imperceptiblemente, transformando su subconciencia añorante en una conciencia verídica, y he aquí que se vuelve iniciado del Paraíso restaurado. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Cuaresmales

Hay dos formas o modos del ayuno:

El ayuno total: eso es una abstinencia total de comer y de beber por un tiempo determinado. Desde el inicio del cristianismo, este ayuno ha sido practicado como un estado de preparación o de espera; un estado espiritual que enfoca toda la atención en “el que viene”. Por lo que encontramos este ayuno total en la tradición litúrgica de la Iglesia, en la preparación final de una fiesta grande o antes de un acontecimiento espiritual importante y, sobre todo, es aplicado en el ayuno eucarístico, que precede la comunión formando una densificación espiritual en el Don que recibiremos, en “el que viene”, aquél por quien valdría la pena que el hombre dejase todos los demás dones.  A este ayuno la primera Iglesia le llamó Vigilia, un término militar que implica estar en alerta: La iglesia permanece en vigilia en espera a su Novio; lo espera con alegría y serenidad.

El ayuno ascético: que consiste en la abstinencia de ciertos alimentos y en disminuir, en general, el consumo alimental. Aquí, el objetivo es librar al hombre de la esclavitud de la carne. Él, sólo con la lucha constante y paciente, descubre que “no sólo por el pan vive el hombre” y recupera la primacía del Espíritu. Este ayuno, necesariamente y por su naturaleza, implica una lucha larga y constante, y el factor tiempo es esencial, porque desarraigar la enfermedad general del hombre y curarlo requiere de tiempo y esfuerzo. El arte del ayuno ascético ha sido purificado y madurado dentro de la tradición monástica y luego fue aceptado por la Iglesia entera. Es la aplicación de las palabras del Señor, de que los espíritus malignos no serán vencidos sino “con oración y ayuno”. La Iglesia ha consignado para el ascético ayuno cuatro temporadas: Antes de Pascua, Antes de Navidad, antes de la fiesta de los santos Apóstoles, y antes de la Dormición de la Madre de Dios.

Durante este ayuno, vivimos constantemente cierta hambre que conserva la memoria de Dios en nosotros y clava nuestro pensamiento en Él. Quien lo ha practicado, conoce que éste no nos debilita, más bien, nos vuelve alertas, complacientes, resplandecientes, puros y alegres. En él, el hombre recibe la comida como verdadera dádiva de Dios, y enfoca su pensar en el mundo interior que inexplicablemente se le vuelve, a su vez, un modo de alimentarse

Vida de Santos

Gran Mártir Catalina

25 de noviembre

Santa Catalina nació en Alejandría en la segunda mitad del tercer siglo. Descendía de una familia de abolengo y se distinguía por su inteligencia, erudición y belleza. Muchos ricos y nobles pretendientes pedían su mano. La madre y los parientes trataban de convencerla para que se case, pero Catalina no se decidía y decía a sus allegados: “Si quieren que me case entonces encuéntrenme alguien quien me igualare en la hermosura y erudición.”

Dios hizo que Catalina conozca a un anacoreta, hombre inteligente y de vida ejemplar. Examinando con Catalina los méritos de sus pretendientes el anacoreta dijo: “Yo conozco al Novio que es superior en todo a ti. No hay nadie igual.” Después él le dio el icono de la Santísima Virgen, prometiendo que Ella ayudaría a Catalina a ver al Singular Novio”. Durante la próxima noche, adormecida Catalina vio a la Theotokos rodeada de ángeles parada delante de ella con el Niño que resplandecía como el Sol. Fueron vanos los esfuerzos de Catalina para ver Su rostro. El se daba vuelta. “No desprecies a Tu creación — pedía la Madre de Dios a Su Hijo — dile lo que tiene que hacer para ver Tu imagen brillante, Tu Rostro.” “Que ella regrese y pregunte al anacoreta” — contestó el Niño.

Este singular sueño asombró a la joven. Ni bien amaneció, ella fue a ver al anacoreta. Se arrodillo a sus pies pidiendo consejo. El anacoreta le explico detalladamente sobre la verdadera fe, sobre el paraíso y la vida en el paraíso de los justos y sobre la perdición de los pecadores. La sabia joven comprendió la superioridad de la fe cristiana sobre la pagana. Creyó en Jesucristo como el Hijo de Dios y se bautizó. Y entonces la luz divina entró en ella y la llenó con una gran alegría.

Cuando Catalina regreso a su casa con su alma renovada, ella rezó durante mucho tiempo agradeciendo a Dios por la Gracia otorgada. Durante la oración se quedó dormida y vio nuevamente a la Madre de Dios. Ahora el Niño Divino la miraba con benevolencia. La Santísima Virgen tomó la mano derecha de la joven y el Niño le puso un maravilloso anillo, diciendo: “No tengas otro novio terrenal” Catalina comprendió que a partir de este momento ella estaba comprometida con el Cristo y se despertó con mayor alegría en su corazón. A partir de este sueño ella cambió completamente. Se hizo humilde, benévola y amable. Empezó a rezar a Dios frecuentemente pidiendo Su Guía y la ayuda. Única meta que la entusiasmaba: era vivir para Cristo.

Poco tiempo después vino a Alejandría Maximiano (años 286-305) codirigente del emperador Diocleciano. El envió mensajeros a las ciudades de Egipto para invitar al pueblo a la fiesta en honor a los dioses paganos. Catalina estaba muy triste porque el emperador, en vez de ayudar a instruir al pueblo, extendía la superstición pagana. Cuando llegó el día de la fiesta ella fue al templo pagano, donde estaban reunidos los sacerdotes paganos, la nobleza y el pueblo y dijo sin miedo al emperador: “¡Emperador, no te da vergüenza orar a los repugnantes ídolos! Conozca al verdadero Dios eterno e infinito. Con Él los reyes reinan y esta el universo. El bajó a la tierra y se hizo hombre para nuestra salvación.”

Maximiano se enojo con Catalina por la falta de respeto hacia la dignidad imperial y ordenó encarcelarla. Después, él ordenó a la gente erudita convencer a Catalina de la autenticidad de la religión pagana. Durante varios días ellos exponían diferentes argumentos en pro de la religión pagana, pero Catalina los vencía con su lógica y sus razonamientos, les demostraba que no tenían razón. Sin embargo, al sufrir la derrota sobre el campo intelectual, Maximiano no dejó su intención de convencer a Catalina. La llamó y trato de seducirla con regalos, promesas de favores y gloria. Pero Catalina no se dejó seducir.

Maximiano tuvo que ausentarse de la ciudad por un corto período. Al otro día Maximiano llamó a Catalina por última vez y le ofreció ser su esposa, prometiendo todos los bienes materiales. Pero Santa Catalina no quiso saber nada. Viendo la inutilidad de todos sus esfuerzos el emperador ordenó matarla y un guerrero la decapitó en el año 304.

Más tarde las Santas Reliquias de la mega mártir Catalina fueron llevadas al monte Sinaí y allí están en el monasterio que lleva su nombre.

Proverbios Bíblicos

  • Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento;  porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades mejor que el oro fino. (Prov 3:13-14)
  • Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Prov 4:7)
  • Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro, y adquirir inteligencia es preferible a la plata. (Prov 16:16)

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