El Santo Apóstol Jacobo fue hijo de Alfeo y, según la tradición, hermano del Apóstol y evangelista Mateo, quien anteriormente era publicano. Cuando nuestro Señor Jesucristo, durante su permanencia física en la tierra, escogió a hombres sencillos y piadosos para la dignidad del apostolado, a fin de enviarlos a predicar el Evangelio por el mundo entero, también escogió a Jacobo y lo incluyó en el coro de los Apóstoles como digno de ello. Jacobo se convirtió en uno de los doce Apóstoles, testigo y ministro de Cristo, predicador de sus misterios y su seguidor.

Luego de recibir junto con los demás Apóstoles el Espíritu Santo, que descendió sobre ellos en forma de lenguas de fuego, fue donde los gentiles a predicar a Cristo y guiar a los descarriados en el camino de la salvación. Inflamado por la llama del celo divino, destruyó quemando las espinas de la impiedad, destrozó en pedazos los ídolos, derribó sus templos, sanó diversas enfermedades, expulso de la gente espíritus malignos y convirtió a una gran cantidad de personas a Cristo.

Al visitar muchas tierras, sembró la semilla del cielo, juntó la cosecha de salvación de los hombres y concluyó su tarea terrenal siguiendo los pasos de Cristo; emulando los sufrimientos de Cristo, entregó su espíritu en manos de Dios al ser clavado en una cruz en Egipto.

Su nombre y memoria no debe confundirse con la de san Jacobo el Hermano del Señor y Primer obispo de Jerusalén (23 de octubre).

Tropario tono 3, del común de los santos Apóstoles

Oh santo apóstol Santiago, * intercede ante Dios misericordioso, * para que otorgue el perdón de las transgresiones a nuestras almas.

Santos Andrónico y Atanasia

San Andrónico y su esposa Atanasia de Egipto vivieron en Antioquía en el siglo V. San Andrónico era un artesano que dividía sus ganancias en tres partes: una parte la daba a la Iglesia, la segunda a los pobres y la tercera la utilizaba para su familia. Cuando el Señor se llevó a sus dos hijos, la piadosa pareja decidió dedicarse plenamente al servicio de Dios, ayudando a los pobres y a los enfermos. Pronto los santos esposos partieron hacia Alejandría, donde Andrónico ingresó en un monasterio y Atanasia en el monasterio femenino de Tabennisiota.

Después de doce años de vida ascética, san Andrónico fue a Jerusalén para rezar en los lugares santos. Se encontró con un compañero de peregrinación, santa Atanasia, que, previendo las dificultades del viaje, se había puesto un atuendo masculino. No se reconocieron, ya que el largo esfuerzo ascético había alterado su apariencia. Cuando regresaron de Jerusalén, ambos monjes se instalaron en una celda individual y durante muchos años vivieron la vida ascética en silencio. Santa Atanasia escribió una nota para que fuera leída después de su muerte, revelando su secreto. san Andrónico murió poco tiempo después.

Tropario tono 5

Adornaron la túnica de pureza * con los matices preciosos de la sagrada virtud * y eligieron, en acuerdo, vida ascética. * Así que su silencio sonó; * en las alturas, valió * como el himno del trisagio, * oh Andrónico y Atanasia, * esposos justos y en Dios sabios.

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