San Hieroteo era amigo de san Dionisio el Areopagita, y recibió la fe cristiana del Apóstol Pablo. El Apóstol luego lo hizo obispo de Atenas, y él en cambio instruyó en los más profundos misterios a san Dionisio.

Al ocurrir la Dormición de la Madre de Dios, también fue trasladado de manera milagrosa a Jerusalén y participó en su funeral. Con sus himnos, trajo profundo gozo a muchos y mostró estar grandemente inspirado por Dios.  El mismo san Dionisio en su obra “De los nombres divinos” (3:2) escribe al referirse a san Hieroteo: “Estaba completamente transportado, completamente fuera de sí mismo y estaba tan absorto en la comunión con las cosas sagradas que celebraba en la himnología, que a todos los que lo escucharon y lo vieron y lo conocieron, y aun a los que no lo conocieron, les parecía que Dios mismo lo revelaba como un himnógrafo divino”.

Trabajó incansablemente por el Evangelio, trajo a muchos paganos a la verdad, gobernó bien a su rebaño, y finalmente terminó siendo un mártir por Cristo, quien le dio una doble corona: de jerarca, y de mártir.

Tropario, tono 4

Has aprendido la bondad * y conservado la sobriedad; * revestido de la buena conciencia debidamente, * has recibido de Pablo, vaso electo, lo indescriptible, * conservando la fe * y concluyendo, como él, la carrera. * Hieróteo, obispo mártir, * intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

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