Estos mártires, hombres de alto rango en el ejército romano (bizantino), fueron tomados cautivos cuando la ciudad de Amorion en Frigia cayó ante los musulmanes en 838, durante el reinado de Teófilo el iconoclasta. Entre ellos estaban Aecio y Meliseno, los generales; Teodoro, el jefe del guardaespaldas ceremonial imperial; Crateros, el eunuco; Calixto, Constantino, Basoes y Teófilo, que eran oficiales militares; y otros que ocuparon cargos importantes.
Debido a su experiencia en la guerra y su virtud, los musulmanes no los mataron, sino que intentaron por todos los medios convertirlos al Islam y hacer que pelearan en sus propias campañas. Mantuvieron a los santos Mártires encerrados en un oscuro calabozo en la ciudad de Samarra en Siria, amenazándolos, haciendo promesas de rango glorioso y riquezas magníficas, manteniéndolos en hambre, opresión y oscuridad, no por unas pocas semanas, o unos pocos meses, sino durante siete años completos. Finalmente, incapaces de romper el coraje y la fe de sus cautivos, los decapitaron en el año 845.
Tropario tono 4, del común de Santos Mártires
Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.