El profeta Oseas, hijo de Berí de la tribu de Isacar, vivió y predicó en el reino de Israel en el tiempo cercano a su destrucción. El comienzo de su servicio profético corresponde al final del reinado de Jeroboam II (782-752), aproximadamente en el 740 750 a.C. y continúa hasta la caída de Samaría en 722. Eran tiempos de decaimiento espiritual del pueblo de Israel, de aumento de la idolatría y de disolución moral. La presión de la Asiria guerrera provocaba la inestabilidad política de Israel y frecuentes golpes palaciegos.

Acusaba enérgicamente a sus contemporáneos por sus vicios, y en particular, por las repelentes costumbres paganas copiadas de los pueblos vecinos. Oseas profetizaba los desastres futuros. De su vida personal se sabe que se casó con Gomer, que le era abiertamente infiel. El profeta tuvo que divorciarse formalmente de ella, pero continuó amándola y sentía pena por ella. Este drama personal le mostró al profeta cuán pesada era la traición espiritual del pueblo de Israel a Dios.. Los hebreos constantemente quebrantaron la Alianza, la profanaron y cayeron en libertinaje espiritual. Por eso el Señor predijo a través de Su profeta que los hebreos serían rechazados y los paganos llamados al Reino de Dios.

Ante la proximidad de la destrucción de Israel el profeta usó todas sus fuerzas para despertar el sentimiento de arrepentimiento. Pero él vio también lo que vendría después de los desastres y lo referido al final de los tiempos, cuando se va a producir la renovación completa del pueblo de Dios, cuando todos los desastres y la misma muerte sean aniquilados, anunciando la promesa de salvación para los justos.

Tropario tono 2, del común de los Profetas

Celebramos la memoria del profeta Oseas, * por quien te suplicamos, Señor, * que salves nuestras almas.

 

Santo Mártir Andrés de Creta

 

El mártir Andrés era originario de Creta. Vivió durante el reinado del emperador iconoclasta Constantino Coprón (741-775), que ordenó a los cristianos, bajo pena de muerte, retirar los iconos sagrados de sus iglesias y hogares. Los creyentes, que resistieron sin miedo al impío iconoclasta y se adhirieron firmemente a las tradiciones de los santos Padres, fueron encerrados en prisión. Cuando el venerable Andrés se enteró de que el emperador estaba arrojando a la cárcel a los cristianos virtuosos y piadosos en lugar de a los ladrones y salteadores, fue a la iglesia del Gran Mártir Mamas en Constantinopla y, delante de todos, denunció al hereje por perseguir la verdadera fe.

En un intento de justificarse, el emperador dijo que era una locura otorgar veneración a la madera y la pintura. A esto el monje respondió que quien sufre por los iconos sagrados sufre por Cristo, pero quien insulta el icono en el que está representado Cristo, ofrece un insulto a Cristo mismo. El iconoclasta enfurecido dio órdenes de torturar a san Andrés sin piedad.

Mientras lo arrastraban por las calles hacia el lugar de la ejecución, alguien le cortó los pies. Como resultado, san Andrés se libró de sus tormentos con la muerte. Cien años después, san José el Himnógrafo escribió un Canon en honor del santo a quien se recurre para pedir por quienes sufren convulsiones.

Tropario tono 4

En la montaña te entrenaste en la lucha, * y así a ejército espiritual sujetaste * con la armadura de la cruz, * luego te entregaste a luchar con valentía * contra el emperador iconoclasta con la espada de la fe. * En ambos casos, fuiste coronado por Dios, * siempre recordado Andrés mártir.

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