San León Magno, Papa de Roma

18 de Febrero

Nació en Italia, hijo de padres devotos. En sus comienzos fue archidiácono del papa Sixto III, y tras la muerte de este, fue elevado contra su voluntad, al trono papal de Roma.
Cuando Atila, junto a los hunos, llegaron a las cercanías de Roma, con el propósito de destruir y quemar la ciudad, fueron recibidos por León quien se presentó vestido con su ornamento episcopal y calmó la ira del jefe de los hunos salvando a Roma de la destrucción.
Pero no solamente salvó Roma, sino que ayudó mucho a la salvación de la fe ortodoxa de la herejía de Eutiquio y Dióscoro. Esta herejía confundía las dos naturalezas de Cristo (divina y humana) en una sola, negando las dos voluntades en una misma persona, la de Jesucristo. Por esta razón se convocó al IV Concilio Ecuménico en Calcedonia, en el que se leyó la epístola que León había escrito.
Se cuenta que antes de su muerte, León pasó cuarenta días en ayuno y oración ante la que según la tradición es la tumba del Apóstol Pedro, suplicándole que le mostrara sus pecados y que fueran perdonados. El apóstol se le apareció y le dijo que todos sus pecados habían sido perdonados, excepto los pecados de la ordenación de clérigos indignos, cuando era claro cuán grave es ordenar a un clérigo indigno. El santo cayó otra vez en oración, hasta que fue informado que estos pecados también habían sido perdonados. Entonces entregó tranquilamente su alma al Señor en el año 461.

Tropario, tono 4
La verdad de tus obras te ha mostrado a tu rebaño cual regla de fe, icono de mansedumbre y maestro de abstinencia. Así que alcanzaste, por la humildad, alturas, y por la pobreza, riquezas. ¡Oh santo padre León Magno, intercede ante Cristo Dios, para que salve nuestras almas!

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Padre Juan R. Méndez ()

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