San Auxencio, de Bitinia, monje

14 de Febrero

Parece que Auxencio fue el hijo de una persona llamada Addas. Pasó la mayor parte de su larga vida como ermitaño en Bitinia. En su juventud, fue uno de los guardias ecuestres de Teodosio el Joven, pero sus deberes militares, que cumplía con entera fidelidad, no le impedían hacer del servicio de Dios su principal interés. Todo su tiempo libre lo pasaba en soledad y oración, y frecuentemente visitaba a los santos reclusos que ocupaban ermitas en los alrededores para pedirles albergue y poder pasar la noche con ellos, haciendo ejercicios penitenciales y cantando alabanzas a Dios. Finalmente, el deseo de una mayor perfección, o el temor de la vanagloria, lo indujeron a adoptar la vida eremítica. Formó su albergue en la montaña desierta de Oxia, a sólo doce kilómetros de Constantinopla, pero al otro lado del Helesponto, en Bitinia. Allí parece ser que fue muy consultado y que ejerció considerable influencia, debido a su fama de santidad. Entregado a una vida de gran austeridad, instruyendo a los discípulos que acudían a él, hasta su muerte, que probablemente tuvo lugar el 14 de febrero del año 473.

Tropario, tono 1
Te has mostrado como un ciudadano del desierto, un ángel en la carne y un obrador de maravillas, oh san Auxencio, nuestro Padre Portador de Dios. Con ayuno, vigilia y oración obtuviste dones celestiales, que sanas a los enfermos y las almas de los que acuden a ti con fe. Gloria al que te ha dado la fuerza. Gloria al que te ha coronado. Gloria a Él que a través de ti ha concedido curación a todos.

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Padre Juan R. Méndez ()

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