Hieromártir Caralampio, obispo de Magnesia

10 de Febrero

Este gran santo fue obispo de Magnesia y sufrió por Cristo cuando tenía 113 años.
Cuando estalló la terrible persecución de los cristianos en tiempos del emperador Séptimo Severo, el anciano Caralampio no se escondió de los perseguidores, sino que libremente y en público predicó la fe en Cristo. Soportó todos los sufrimientos como si se tratara de otro cuerpo y no el propio. Y cuando todavía estaba vivo, le cortaron la piel; el santo, sin malicia, dijo a los soldados del emperador: “Gracias hermanos míos, porque cepillando mi viejo cuerpo, renovaron mi alma para una nueva vida eterna”. Hizo muchos milagros y convirtió a muchos a la fe. Aun la hija del emperador, Galina, dejó la fe pagana de su padre y se hizo cristiana. Condenado a muerte y llevado al lugar de ejecución, san Caralampio elevó las manos hacia el cielo y oró a Dios por toda la gente para que concediera la salud del cuerpo y la salvación del alma y multiplique sus frutos en la tierra. Después de orar, este santo anciano entregó su alma a Dios antes que el verdugo lo decapitara. Murió en el año 202. Su cuerpo se lo llevó Galina y lo enterró honorablemente.
Tropario, tono 4
Oh santo Caralampio, te has mostrado como pilar inquebrantable de la Iglesia de Cristo, lámpara siempre brillante del universo. Brillaste en el mundo por tu martirio. Nos libraste de la noche sin luna de la idolatría, oh bendito. Intercede ahora ante Cristo nuestro Dios para que salve nuestras almas.

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Padre Juan R. Méndez ()

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