Gran Mártir Teodoro Estrateleta (el Comandante)

8 de Febrero

San Teodoro era originario de la ciudad Eujarita (en Asia Menor, actualmente Turquía) y gobernaba la ciudad Heraclea, cerca del Mar Negro. Con su vida devota y bondadoso gobierno se ganó a los ciudadanos y muchos paganos, viendo su vida ejemplar, se convertían en cristianos. Cuando los rumores sobre su vida llegaron hasta el emperador Licinio (años 308-323), que era corregente de Constantino, él vino a Heraclea y trató de obligar a Teodoro a inclinarse ante los ídolos. Viendo que san Teodoro era muy firme en sus convicciones, ordenó someter al confesor de Cristo a crueles tormentos.
Primero lo estiraron en el suelo y lo golpearon con varas de hierro, cepillaban su cuerpo con hierro puntiagudo, lo quemaban con el fuego y finalmente lo crucificaron y le sacaron los ojos. Por la noche vino un ángel, lo desmontó de la cruz y sanó todas sus heridas. Cuando en la mañana llegaron los sirvientes de Licinio, para tirar el cuerpo de san Teodoro al mar y lo vieron totalmente sano, creyeron en Cristo. Ese día viendo este milagro de Dios, muchos paganos se hicieron cristianos. Cuando Licinio se enteró, ordenó decapitar a san Teodoro, quien murió en el año 319. Todos sus tormentos y martirio fueron escritos por su servidor y escriba Uar, quien fue el testigo ocular.

Tropario, tono 4
En verdad alistado por el Rey de los Cielos, te convertiste en un noble comandante para Él, oh victorioso y gran mártir Teodoro. Con la armadura de la fe te armaste sabiamente y destruiste por completo a todas las hordas de los demonios, como un victorioso atleta del Señor; por eso los fieles siempre te llamamos Bendito.

Condaquio, tono 2
Con valentía de alma y provisto de las armas de la fe, tomaste la palabra de Dios como una lanza e hiciste huir a tu enemigo, oh Teodoro, Orgullo de los Mártires. No dejes ahora, oh santo, de suplicar con ellos, ante Cristo Dios por todos nosotros.

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Padre Juan R. Méndez ()

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