Fiesta de la Presentación de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo en el Templo
2 de Febrero
Esta fiesta, lleva también el nombre de «Encuentro» (griego, Hypapantē; eslavo, Srétenie) – esto es, el encuentro de Cristo con su pueblo.
Es una de las doce grandes fiestas del año y celebra a nuestro Señor, traído al Templo por su Madre y por José, cuarenta días después de su nacimiento; ahora encuentra a su pueblo escogido representado en las personas del anciano Simeón y la profetisa Ana. Con esta fiesta concluye la secuencia de la Natividad, que comenzó unos ochenta días antes con el inicio del ayuno de la Natividad.
En la Presentación, como en la Natividad y en la Teofanía, la Iglesia medita sobre la kenosis, «anonadación» del Verbo encarnado. Aquel quien es el Dador de la Ley «se somete hoy a las ordenanzas de la Ley, en su compasión haciéndose como nosotros por nuestra causa» (Lytia de las Vísperas). Los textos para este día se basan en el cántico de Simeón «Ahora Señor deja a tu siervo ir en paz…» (cfr. San Lucas 2:29-32), y hablan de la salvación que Cristo ha venido a otorgar, de la gloria y luz de la revelación que han sido concedidas mediante su Encarnación.
Tropario, tono 1
Regocíjate, oh Llena de Gracia, Virgen Madre de Dios; porque por ti resplandece el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios, Quien ilumina a los que han estado en las tinieblas. Alégrate también tú, oh justo Anciano, que recibiste en tus brazos al Redentor de nuestras almas, Quien nos otorga la Resurrección
Condaquio, tono 1
Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen, oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente y a nosotros nos alcanzaste y salvaste. Conserva a tus fieles en la paz y auxilia a los que amas porque Tú eres el único Amante de la humanidad.