Emitida el lunes, 27 de junio de 2016

Al finalizar la séptima Sesión Extraordinaria, sesión que se inició el 25 de mayo de 2016, el Santo Sínodo de Antioquía realizó su última reunión el 27 de junio de 2016, en la residencia patriarcal en Balamand (Líbano). Dicha reunión fue presidida por Su Beatitud el Patriarca Juan X, contando con la participación de los jerarcas de la Santa Sede de Antioquía.

Los jerarcas felicitaron a sus hijos con motivo de la fiesta de los Santos Pedro y Pablo, los corifeos y gloriosos Apóstoles y cofundadores del Patriarcado de Antioquía. Esta Sede es el lugar donde a los discípulos se los llamó cristianos por primera vez, y donde sus hijos siguen siendo testigos del Señor resucitado, especialmente en nuestra querida Antioquía, en la martirizada Siria, en el sufriente Líbano, en el herido Irak, y en todos los países del Golfo árabe, como así también en todas las Arquidiócesis del continente americano, de Australia y de Europa. Los jerarcas recordaron a su hermano el Metropolita Pablo (Yazigi) y al Arzobispo de Alepo el Metropolita Youhanna (Ibrahim) secuestrados desde hace más de tres años, en medio del desinterés explícito de todo el mundo. Tanto ellos como el resto de los secuestrados, permanecen constantemente presentes en las oraciones y en las súplicas de los fieles y del testimonio diario de la Iglesia. Los jerarcas ruegan por el descanso en paz de las almas de todos los mártires, por ser llamados cristianos, pidiéndoles a su vez sus oraciones ante el trono divino, para que Dios fortalezca a su Iglesia y dé a sus hijos la fuerza y la sabiduría para dar un testimonio pleno, aquí y ahora, del Señor resucitado de entre los muertos.

Los jerarcas debatieron el tema del Gran Concilio Ortodoxo, que la Iglesia Ortodoxa estaba preparando desde hace más de cincuenta años. La Iglesia de Antioquía pidió postergar la convocatoria de este Concilio, con el fin de fortalecer la unidad Pan-ortodoxa, de asegurar la unanimidad en las cuestiones discutibles de su orden del día, y que las condiciones eclesiológicas permitan la participación de todas las Iglesias ortodoxas autocéfalas.

Considerando que la solicitud de Antioquía de postergar el Concilio, junto con las solicitudes de las Iglesias de Rusia, de Bulgaria y de Georgia, no fueron aceptadas, y que, contrariamente a lo que estaba previsto desde el inicio de que el Concilio sea un Concilio Pan-ortodoxo, fue convocado en ausencia de cuatro Iglesias Autocéfalas que representan más de la mitad de los fieles ortodoxos en el mundo;

Considerando que la convocatoria a esta reunión ignoró la necesidad de asentar la conciliaridad ortodoxa sobre la base de la comunión eucarística total entre las Iglesias, la cual es la base para la realización de esta conciliaridad, especialmente al hacer caso omiso de buscar una solución a la agresión del Patriarcado de Jerusalén sobre la jurisdicción canónica del Patriarcado de Antioquía antes de la convocatoria del Concilio, debido a una decisión tomada por el Patriarcado Ecuménico de postergar la negociación hasta después del Concilio;

Considerando que los anuncios y declaraciones emitidos por los participantes, injustamente culparon a las Iglesias ausentes, en vez de culpar la parte que lideraba la etapa preparatoria,
Y después de examinar la atmósfera, las declaraciones y las posiciones formuladas en la reunión en la isla de Creta, y todas las falacias que circularon recientemente, los jerarcas hicieron las siguientes observaciones:

Primero: Los jerarcas afirman que el trabajo ortodoxo común se basa en la participación y la unanimidad de todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas. Quieren recordar que este principio no es una posición novedosa de Antioquía, sino que es un principio ortodoxo fijo, establecido por el Patriarca Ecuménico Atenágoras, de bienaventurada y eterna memoria, al comenzar los trabajos preparatorios para el Concilio. Fue seguido por su sucesor el Patriarca Dimitrios, de bienaventurada y eterna memoria, en cuya época se formularon los reglamentos para las reuniones pre-conciliares preparatorias. Los artículos de este reglamento muestran claramente que la convocatoria a cualquier trabajo conciliar, aunque fuera sólo de una reunión preparatoria, debe realizarse a través del Patriarca Ecuménico, después de la aprobación de los Primados de todas las Iglesias, y que la toma de decisiones debe realizarse por unanimidad, por todas las Iglesias Autocéfalas antes de ser sometidas al Gran Concilio.

Segundo: Los padres recordaron que Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé había subrayado también este principio durante las reuniones preparatorias pre-conciliares. En particular, él decidió suspender los trabajos del comité preparatorio en 1999, debido a la retirada de una de las iglesias de la reunión antes mencionada. Este asunto dio lugar a que los trabajos preparatorios del Gran Concilio fueran suspendidos por un período de diez años. ¡Los jerarcas se preguntaban cómo era posible que la ausencia de una Iglesia haya llevado a la suspensión de los trabajos preparatorios del Concilio, mientras que hoy en día algunos consideran que es permisible que el “Gran Concilio” sea convocado y tenga lugar a pesar de la ausencia de cuatro Iglesias Ortodoxas Autocéfalas!

Tercero: Los jerarcas observaron que el principio de unanimidad fue reafirmado al retomar los trabajos preparatorios del Concilio en 2009. Durante la Cuarta Conferencia preparatoria celebrada en ese mismo año, el asesor de la delegación antioquena, el Sr. Albert Laham, de eterna memoria, hizo hincapié en la necesidad de este principio en el proceso de toma de decisiones, recordando que si no hay unanimidad en un tema, el tema se devuelve al comité preparatorio para mayor estudio, como estipulan las Reglas de Procedimiento de las Conferencias Pan-ortodoxas Pre-Conciliares. En ese momento, esta propuesta fue bien recibida por todas las Iglesias participantes, incluyendo al presidente de la Conferencia. Esta propuesta condujo a tomar una decisión sobre la cuestión de la Diáspora y de las Asambleas episcopales.

Cuarto: Los jerarcas reiteran que la posición antioqueña de llamar a construir el consenso asegurando la unanimidad de todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas en cuanto a los temas de la agenda, tenía como objetivo reforzar la unidad ortodoxa en la fase de preparación, según la tradición ortodoxa. La Iglesia de Antioquía no esperaba que este principio estable, lo cual sólo mencionaba para recordar, se convertiría en un tema controvertido, y que sería desafiado por los que originalmente lo establecieron y lo defendieron como una garantía de la unidad ortodoxa. Esta unidad no puede lograrse si alguna de las Iglesias queda excluida del proceso de toma de decisiones, o si sus proposiciones quedan ignoradas. Aquí, nos gustaría mencionar el hecho de que la Reunión de los Primados de las Iglesias, celebrada en enero de 2014 afirmó este principio cuando se decidió que todas las decisiones tomadas durante el Concilio y el período de preparación deberán ser tomadas por consenso. Los jerarcas se preguntan ¿cómo se puede lograr este consenso con la no aceptación de la Iglesia de Antioquía de las decisiones tomadas en la mencionada Reunión (2014) y en la Reunión en Chambésy (2016)? ¿Cómo se podría lograr este consenso en Creta, en ausencia de cuatro Iglesias Ortodoxas?

Quinto: Los jerarcas reafirman que la posición antioqueña de solicitar la postergación de la convocatoria del Gran Concilio, en caso de falta de unanimidad sobre sus temas, no era una nueva posición. La Iglesia de Antioquía ha expresado con claridad su posición a lo largo de todas las fases del trabajo de preparación del Concilio durante los últimos dos años. Esta posición estaba de acuerdo con el rol que Antioquía tenía, de no ignorar a ninguna Iglesia Ortodoxa Autocéfala en el trabajo ortodoxo común. Por lo tanto, todo lo que fue publicado en los medios de comunicación acerca de la aceptación implícita de la Iglesia de Antioquía de participar en el Concilio era incorrecto, y todos los análisis sobre las dimensiones políticas de la ausencia de Antioquía de la reunión de Creta permanecen como un análisis político totalmente falso. La aceptación de Antioquía por “economía” a participar en los trabajos preparatorios no significa una concesión por parte de ella, acerca de las posiciones mencionadas anteriormente. Más bien, su participación fue un esfuerzo para eliminar todos los obstáculos que interferían, y siguen interfiriendo, en la convocatoria del Concilio.

Sexto: Los jerarcas fueron sorprendidos por las posiciones de algunas Iglesias que recientemente han llamado a eludir el principio de unanimidad, o a cambiar la interpretación de este principio de una manera diferente a la establecida por las reglas de Procedimiento de las Conferencias Pan-ortodoxas Pre-Conciliares, adoptadas en 1986, y firmadas por todos los representantes, y que fueron utilizadas por consiguiente, durante la Quinta Conferencia preparatoria celebrada en octubre de 2015. También se quedaron sorprendidos por todas las declaraciones recientes acerca de que la convocatoria del Concilio en la fecha especificada es más importante que la conciliaridad de la Iglesia y Su unidad. En este sentido, la Iglesia de Antioquía quiere agradecer a todas las Iglesias que avalaron su posición legítima, especialmente a las Iglesias de Rusia, de Georgia, de Bulgaria y de Serbia.

Séptimo: Los jerarcas quieren recordar, a sus hermanos reunidos en Creta, el artículo 17 del Reglamento interno de las Conferencias Pan-ortodoxas Pre-Conciliares adoptado en 1986, que considera que, “en caso de que un asunto específico, discutido durante la conferencia, no sea aceptado por unanimidad, la decisión al respecto se abandona y se transfiere a la Secretaría de la reunión preparatoria pre-conciliar para su estudio y preparación de acuerdo con el procedimiento conocido a nivel pan-ortodoxo”. Asimismo, el contenido del artículo 4 de las mismas reglas de Procedimiento establece que “no se permite quitar ni añadir ningún tema que no se encuentre en el listado de temas que fueron preparados y acordados a nivel Pan-ortodoxo, por lo menos hasta después de que termine su estudio. Después de esto, se convoca el Gran y Santo Concilio”. Los jerarcas se preguntan cómo se pudo emitir el llamado a convocar al Gran Concilio antes de completar el trabajo preparatorio sobre los temas del orden del día: dos Iglesias que tienen reservas sobre el documento “El matrimonio y sus impedimentos”, y ante la negativa de la Iglesia antioqueña de sacar tres temas principales de la Agenda: el Calendario eclesiástico; el orden de las Iglesias (Díptica); y la Autocefalía (de una Iglesia) y el modo de su proclamación.

Octavo: Los jerarcas hacen hincapié en que, frente a la realidad conocida que vive el mundo ortodoxo, como resultado de la reunión de Creta, la unanimidad de las Iglesias Ortodoxas sigue siendo el fundamento de oro para asegurar la unidad del mundo ortodoxo. Los jerarcas consideran que este fundamento es, y seguirá siendo, la base sólida sobre la cual las repercusiones de la reunión de Creta podrían superarse.

Noveno: En cuanto a algunas de las voces que han considerado a la reunión de Creta como a un Concilio Ecuménico celebrado de acuerdo a sus propios principios, los jerarcas quisieran recordarles que, desde principios del siglo XX, las Iglesias Ortodoxas decidieron sustituir el título de “Concilio Ecuménico” por el título de “Concilio Pan-ortodoxo”. La agenda y los reglamentos de trabajo de este último fueron establecidos por la reunión celebrada en Rodas en 1961. El trabajo preparatorio se ha mantenido durante casi cinco décadas y media. Las Iglesias se pusieron de acuerdo, debido al carácter extraordinario de este Concilio Pan-ortodoxo, que todos los obispos en el mundo ortodoxo estén presentes en él, como la tradición ortodoxa requiere, y que todas sus decisiones se tomen con el consenso de todas las Iglesias Autocéfalas sobre la base de un voto por cada Iglesia Autocéfala. Este proceso refuta cualquier pretensión de considerar a la reunión de Creta como Concilio Ecuménico, regida por los reglamentos de un Concilio Ecuménico. También este proceso obliga a sus participantes a respetar las reglas apropiadas de Procedimiento, en caso de querer considerarlo como Concilio Pan-ortodoxo. Este asunto no se realizó por las razones antes mencionadas.

Por lo tanto, los jerarcas del Santo Sínodo de Antioquía señalaron que la reunión de Creta ni siquiera tiene las condiciones necesarias para convocar a la conferencia pre-conciliar del Gran Concilio, y esto de acuerdo con las Reglas de Procedimiento de las Conferencias Pan-ortodoxas Pre-Conciliares, aprobadas en 1986, y que siguen siendo válidas hasta la fecha. Estas Reglas de Procedimiento establecen que la convocatoria a esta conferencia requiere la aprobación de los Primates de todas las Iglesias locales Ortodoxas (artículo segundo), y que la toma de decisiones durante la misma debe llevarse a cabo por la unanimidad de todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas (artículo dieciséis), condiciones que no se han cumplido en la reunión de Creta.

Los jerarcas del Santo Sínodo decidieron, por unanimidad, lo siguiente:

1. Considerar la reunión de Creta como una reunión preliminar hacia el Concilio Pan-ortodoxo, por lo tanto, considerar sus documentos como no definitivos, pero abiertos a la discusión y a la modificación al convocar el Gran Concilio Pan-ortodoxo, en presencia y participación de todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas.

2. Rechazar la asignación de carácter conciliar a cualquier reunión ortodoxa que no involucre a todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas, y subrayar que el principio de la unanimidad sigue siendo la base fundamental para las relaciones ortodoxas en común. Por lo tanto, la Iglesia de Antioquía rechaza que la reunión de Creta se llame “Gran Concilio Ortodoxo” o “Gran y Santo Concilio”.

3. Afirmar que todo lo que se publicó en la reunión de Creta, sean decisiones u otros aspectos, no vinculan, de ninguna manera, al Patriarcado de Antioquía y todo Oriente.

4. Encomendar al “Comité de seguimiento de los asuntos del Concilio” la tarea de estudiar los resultados y las consecuencias de la reunión de Creta y elevar un informe detallado al Santo Sínodo de Antioquía en su próxima reunión.

5. Enviar una carta sobre la decisión del Santo Sínodo de Antioquía a todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas, como así también a las autoridades civiles y religiosas en el extranjero.

6. Hacer un llamado a todos los fieles a acompañar a los jerarcas del Santo Sínodo de Antioquía a orar por la preservación y la manifestación total de la unidad del testimonio cristiano ortodoxo en el mundo de hoy.

N.B.: El texto original en árabe es el único texto vinculante en cualquier caso (http://antiochpatriarchate.org/…/%D8%A8%D9%8A%D8%A7%D…/1448/)

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Padre Juan R. Méndez ()

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