Conmemoración de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo
Mujeres, escuchen la voz de la alegría, que dice: “¡Pisoteando al Hades tirano, he levantado de la corrupción al mundo!” Apresúrense y avisen a mis amados la Buena Nueva, pues deseo que mi creación sea iluminada con la alegría emanada de donde antes surgía la tristeza. Exapostelario
Himnos de la liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 2
Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal, mataste al Hades con el rayo de tu divinidad, y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra, todos los poderes Celestiales clamaron: ¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!Tropario de San Pedro y San Pablo
Tono 4
Oh Primados entre los Apóstoles y Maestros del universo: interceded ante el Señor de todo para que otorgue la paz al mundo, y a nuestras almas la gran misericordia.Condaquio general
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (11:21 – 12:9)
Hermanos: En cualquier cosa en que alguien presumiere —es una locura lo que digo— también presumo yo. ¿Qué son hebreos? También yo lo soy. ¿Qué son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abraham? ¡También yo! ¿Ministros de Cristo? — ¡Digo una locura!— ¡Yo más que ellos! Más en trabajo; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos una. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?
Evangelio según San Mateo (16:13-19)
En aquel tiempo, al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Les dijo Él: «Y ustedes ¿quién dicen que soy Yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y Yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»
Mensaje Pastoral
El abrazo de las virtudes de San Pedro y San Pablo
Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo
El icono clásico de esta fiesta muestra a los dos apóstoles, Pedro y Pablo, abrazándose y besándose. Existen varias interpretaciones que explican este ícono: para algunos, se trata del abrazo de los dos apóstoles al reconciliarse después de la diferencia que tuvieron en Antioquía (Hech 15); para otros, el abrazo representa al encuentro de Oriente (en la persona de Pablo) con Occidente (en la persona de Pedro); y para otros también, es el símbolo del final común que ambos tuvieron al ser martirizados en Roma, el primero decapitado y el segundo crucificado como el Maestro.
Todas estas interpretaciones ofrecen soluciones válidas y constructivas, en especial la última. De todos modos, es evidente que ambos apóstoles representan dos mundos distintos, y nos revelan dos figuras bíblicas muy importantes, cada una gratificada de virtudes que le dieron un relieve particular.
En efecto, un trío de virtudes caracterizan al apóstol Pablo, mientras que un trío paralelo caracterizan al apóstol Pedro.
Empezando con el apóstol Pablo, observamos fácilmente en los textos del Nuevo Testamento que san Pablo aprovechó tres aspectos que le ayudaron, sin lugar a dudas, a llevar a cabo su duro apostolado.
1- El apóstol Pablo era un ciudadano romano, lo que conllevaba tener derechos civiles únicos. Él los aprovechó cada vez que surgía la necesidad. Por ejemplo, él fue liberado de la prisión de los Filipenses, cuando reveló que era ciudadano romano (Hech 16:37). También, rechazó ser juzgado en una colonia judía y pidió ser enviado a Roma para ser juzgado ante el propio César (Hech 25:10). Aquí aparece la manera con la que el apóstol Pablo manejó la autoridad en su vida.
2- El apóstol Pablo era versado en el idioma y la filosofía griegas. Por ello, Dios vio en él “un vaso escogido” (Hech 9:15) y lo envió a las naciones. Por el griego, el apóstol Pablo fue capaz de pescar para Cristo el gran mundo griego civilizado. Él puso la capacidad de la filosofía y el conocimiento del idioma como herramientas para establecer el diálogo, el encuentro y la comunicación, todo ello al servicio de la palabra divina. Aquí aparece el rol de la ciencia y de la filosofía en su vida.
3- El apóstol Pablo poseyó una tercera singularidad: su origen hebreo israelita (II Cor 11:22). Era de los judíos de la diáspora. Se enorgullecía de que era un fariseo educado bajo Gamaliel (Hech 22:3). Aquí aparece el papel de la religión en su vida.
Por otro lado se observa un trío de virtudes que caracterizan al apóstol Pedro.
1- Jesús llamó a Pedro “pastor”, cuando éste Le respondió afirmativamente a la pregunta: “¿Me amas?” (Jn 21:15). Entonces, Jesús lo mandó a pastorear las ovejas. Pues el amor es servicio pastoral. Ahí, aparece el asunto del servicio y de la pastoral en su vida.
2- Pedro es quien confesó la verdad más importante. Pues el acontecimiento más importante en su vida fue su notable confesión: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16:16). Es esta confesión la que el Señor consideró como roca sobre la cual establecer Su iglesia.
3- Pedro se caracterizó por su celo en amar a Cristo. Es fácil observar en los textos del Nuevo Testamento que Pedro quiso siempre mostrar un celo que superara el de todos los apóstoles, por amor a Jesús. Esto celo lo llevó a prometer a Jesús que Lo iba a seguir hasta la muerte (Jn 13:37), a cortar la oreja del siervo del sumo sacerdote (Mt 26:51), y a tirarse de inmediato en el lago Tiberíades para ser el primero en encontrarse con Cristo resucitado de entre los muertos (Jn 21:7). Así que Pedro se caracterizó por un celo benéfico.
En verdad, estos dos “tríos” de virtudes se complementan cuando uno abraza al otro. Sí, la autoridad ha de ser servicio y pastoral; la filosofía, verdad; y la religión, celo ardiente.
En verdad, el verdadero sentido de la autoridad es pastorear al rebaño: “Cualquiera de ustedes que desee llegar a ser grande será su servidor, y cualquiera de ustedes que desee ser el primero será siervo de todos” (Mc 10:43-44). Y también, la verdadera filosofía es la verdad cristiana, y la ciencia verdadera se encuentra con la fe cristiana. Asimismo, la religión sin la chispa del amor celoso pierde su vitalidad y se convierte simplemente en un esquema farisaico estático mortal.
Sí, el “camino” es la porción de la pastoral y del servicio en la autoridad, y la porción de la “verdad” en la filosofía, y la porción de la “vida” en la religión. Esto es lo que simboliza el abrazo de Pedro y Pablo. Es decir que la autoridad de Pablo abraza el servicio y la pastoral de Pedro, las ciencias de Pablo se abrazan con la verdad de Pedro, y finalmente, es la religión de Pablo la que se abraza con el celo amoroso de Pedro.
El abrazo de las virtudes de Pedro con las virtudes de Pablo, la intersección de estos dos mundos como así también la convergencia de los dones de cada uno de ellos, son realmente una realización de la proclamación de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14:6). Amén
Nuestra Fe y Tradición
El Nuevo Testamento
El corazón del Nuevo Testamento está conformado por los cuatro Evangelios: el de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan, quienes se llaman los Evangelistas, que quiere decir los que escribieron los Evangelios. La palabra Evangelio proviene del Griego, -Evangelion- y, como ya hemos visto, significa “Buena Nueva”.
El Nuevo Testamento contiene también el Libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por San Lucas. Además encontramos catorce Epístolas (que simplemente significa “cartas”) atribuidas al Apóstol San Pablo. No obstante, es posible que algunas, como la Epístola a los Hebreos, no fueran escritas directamente por él. También se encuentran en el Nuevo Testamento tres epístolas escritas por el Apóstol Juan; dos por el Apóstol Pedro; una atribuida al Apóstol Santiago y otra al Apóstol Tadeo (Judas). Finalmente se encuentra el Libros de la Revelación, que también se conoce como el Apocalipsis, atribuido a San Juan.
Para el Cristiano Ortodoxo, la Biblia es la principal fuente escrita de la Doctrina Divina, ya que Dios Mismo inspiró su escritura por su Santo Espíritu. (Véase II Timoteo 3, 16 y II Pedro 1, 20.) Esta es la doctrina de la inspiración de la Biblia; es decir, que hombres inspirados por Dios escribieron las palabras que son verdaderamente sus propios palabras humanas (¡toda palabra es humana!), pero que sin embargo se puedan llamar, en su conjunto, la Palabra de Dios. Así la Biblia es la Palabra de Dios en forma escrita pues contiene no solamente los pensamientos y experiencias de los hombres, sino la Revelación de Dios Mismo.
El corazón de la Biblia, Palabra de Dios escrita a la manera de los hombres, es la persona del Verbo Viviente de Dios bajo el aspecto de hombre, Jesucristo. Todas las partes de la Biblia se interpretan en la Iglesia Ortodoxa a la luz de Cristo, pues todo lo que está en la Biblia conduce a Cristo y habla acerca de Él. (Lucas 24, 44) Se simboliza esto en la Iglesia Ortodoxa por el hecho de que es solamente el Libro de los Cuatro Evangelios el que se encuentra entronizado en el Altar, y no la Biblia entera. Esto es así porque todo lo que está en la Biblia se cumple en Cristo.
Vida de Santos
Santos Pedro y Pablo, apóstoles
29 de junio
La tradición enseña que la Iglesia de Antioquía fue fundada por San Pedro el Apóstol en el año 34 (Hechos 2:26) y por Pablo acompañado
de Barnabas que predicaron allí a los Gentiles y a judíos que eran numerosos en la ciudad.
En Antioquía se desarrollo un conflicto dentro de la Iglesia entre Pedro y Pablo. Era sobre la necesidad o no de circuncisión de los Gentiles conversos a la Cristiandad. La resolución de este conflicto fue en el Concilio de Jerusalén bajo Santiago el Apóstol, se determinó la importancia de la misión de Antioquía a los Gentiles y la naturaleza dinámica de esa comunidad en su trabajo misionero. De Antioquía Pablo y Barnabas partieron para sus grandes jornadas misioneras a las tierras Gentiles. (Hechos 13:1). Y en Antioquía se les llama por primera vez cristianos a los seguidores de Jesús. (Hechos 11:26)
Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza y Pablo, degollado En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración.
Sentencias de los Padres del Desierto
- El abad Agatón dijo: «El hombre irascible, aunque resucite muertos, no agrada a Dios por causa de su ira».
- El abad Teodoro decía: «Muchos eligen descansar aquí abajo, antes de que Dios le conceda el descanso».
- Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud.