3° Domingo de Lucas

Icono-moderno-bizantino-griego

Brillemos en la virtud y así veremos dos hombres de pie
y vestidos de la luz resplandeciente dentro del sepulcro dador de la vida,
los que se le aparecieron a las Mirróforas con sus rostros
vueltos hacia el suelo para entender la Resurrección del Señor del cielo,
y corramos con Pedro  hacia el sepulcro maravillándonos
del acontecimiento esperado ver a Cristo vida.                   
                                                                                  Exapostelario

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

audio24Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol  San Pablo a los Corintios (4: 6-15)

Hermanos: Dios que mandó que de las tinieblas brillase la  luz, ha brillado en nuestros  corazones, para iluminación  del conocimiento de la gloria de Dios, en la faz de Jesucristo. Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que la    sobreabundancia de la fuerza sea atribuida a Dios y no a  nosotros: atribulados en todo, mas no angustiados; perplejos,  mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados;  derribados, mas no aniquilados; llevamos siempre en el cuerpo  el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se  manifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque vivimos, estamos  siempre entregados a la muerte por amor a Jesús, a fin de que  también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne  mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en  ustedes la vida.

Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está  escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y por  eso hablamos, sabiendo que Quien resucitó al Señor Jesús,  también nos resucitará por medio de Jesús y nos presentará  juntamente con ustedes. Pues todo esto es para bien de ustedes, a fin de que la Gracia que ha abundado, por el agradecimiento de muchos, redunde en gloria de Dios

Evangelio según  San Lucas (7: 11-16)

En aquel tiempo, sucedió que  Jesús se fue a una ciudad  llamada Naím, e iban con Él  sus discípulos y una gran  muchedumbre. Cuando se acercaba  a la puerta de la ciudad, sacaban a  enterrar a un muerto, hijo único de su  madre, que era viuda, a la que  acompañaba mucha gente de la  ciudad. Al verla el Señor, tuvo  compasión de ella, y le dijo: «No  llores.» Y, acercándose, tocó el  féretro. Los que lo llevaban se  pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo:  Levántate.» El muerto se incorporó y  se puso a hablar, y Él se lo dio a su  madre. El temor se apoderó de todos,  y glorificaban a Dios, diciendo: «Un  gran profeta se ha levantado entre  nosotros», y «Dios ha visitado a su  pueblo.»

Mensaje Pastoral

Cristiana beneficencia

“Mayor felicidad hay en dar que en recibir.”

En la Epístola, san Pablo define el profundo sentido cristiano de la beneficencia y de la generosidad para con los necesitados, con tres claves: siembra, corazón y agradecimiento.

Labeneficenciaes semejante a la siembra. Cuando el sembrador esparce la semilla, aunque le dé la sensación de que esté dispersando, él sabe que “si siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; y si siembra en abundancia, cosechará también en abundancia.” Esta misma experiencia que la vida cotidiana enseña al sembrador, la experimenta el bienhechor también: cuanto más esparzamos aquí, más bienes cosecharemos, primero espirituales y, a menudo, también materiales; compramos con lo que dispersamos relaciones fraternales y amor que es, incomparablemente, más precioso que cualquier tenencia. Conciente de todo ello, el bienhechor cristiano da con júbilo y sonrisa  interior.

El corazón es el verdadero criterio que nos indica qué y cuánto deberíamos distribuir de lo que tenemos en las manos. El motivo no será la vergüenza ni la vanagloria ni el miedo, sino todo lo que el corazón nos estimula. Hemos de instruir nuestro corazón en el amor a la generosidad con alegría: “Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría”,  dice san Pablo. Es entonces cuando las obras de caridad se vuelven medio de purificación del corazón, sin la cual “nadie verá a Dios”.

El agradecimiento es la auténtica reacción por todo lo que Dios propone  en nuestro camino y deposita en nuestras manos. “¿Qué es lo que tienes sin que Dios te lo haya dado?” Dios nos lo da todo: nosotros, ¿lo consumimos eucarística o egoístamente? Cuando recibimos el pan nuestro de cada día, ¿damos lo sobrante con júbilo, o lo acumulamos lejos de Dios y del prójimo?

San Pablo cree sinceramente, según la Carta, que cuando compartimos con los demás, Dios jamás nos dejará en escasez. La causa de la miseria en el mundo no es escasez de bienes sino de amor.

No se apodere de nosotros el miedo; que nos llene el corazón la sencillez que da con generosidad y alegría; con esta manera viviremos dentro del bienestar en una vida agradecida, concientes de que Dios es el que distribuye y quien recibe: de Él todo nos ha sido dado para que provoque sincera y efectiva “gratitud”. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Servicios Especiales y Bendiciones

sth_america_day17-01Además de la Eucaristía y los Sacramentos Mayores, existen en la Iglesia Ortodoxa un número de Servicios Especiales y  Bendiciones que están  asociados con las necesidades, acontecimientos y tareas de la vida humana. Al celebrar estos varios Servicios y Bendiciones, la iglesia constantemente da testimonio de la presencia y acción de Dios en nuestras vidas.

Nuestro Dios nos ama, nos cuida y está siempre cerca de nosotros. Los Servicios y Bendiciones litúrgicas también sirven para recordarnos que toda nuestra vida es importante, y que los muchos acontecimientos y dones de la vida pueden ser dirigidos hacia Dios y recibir su cumplimiento en Él.

A veces se denominan los Servicios Especiales como Servicios No-Sacramentales, en el sentido de que son Oficios del Culto Comunitario  que usualmente no se cuentan entre los Sacramentos Mayores. Sin Embargo Claramente tienen una cualidad sacramental en el sentido de que revelan la presencia de la Santísima Trinidad. Muchos de este servicio como el Funeral, la Bendición del agua y la Entrada a la vida Monástica, para nombrar solo uno pocos, son muy significativo en la vida de la Iglesia.

La varias Bendiciones son ceremonias breves, ocasionales, y no necesariamente incorporan a la comunidad parroquial entera. La Iglesia bendice individuos, acontecimientos, como viajes y objetos, como iconos, iglesia, campos, y alimentos. Al hacerlo la Iglesia expresa nuestro agradecimiento, y también afirma que ningún regalo, acontecimiento o responsabilidad humana es seglar o apartado de Dios. Para el Cristiano Ortodoxo, todo lo bueno tiene su origen y su fin en Dios. No hay nada que exista alejado o fuera del amor y cuidado de Dios.

Vida de Santos

Santa Pelagia la Penitente.

8 de octubre

 Pelagia nació en la ciudad de Antioquia. La belleza distinta, que Dios le había otorgado, la utilizó en satisfacer sus pasiones provocando la

8-10_0perdición de muchos. Era una de las prostitutas más famosas de la ciudad; usaba lo más que pudo de ropas, joyas y aromas para atraer a los hombre y, andando en el pecado, hizo una fortuna.

Un día, Pelagia pasó cerca de la iglesia. Allí platicaba Nono, obispo de Baalbek, con otros obispos. Mientras los presentes al verla, y por vergüenza, miraron hacia abajo, Nono mirándola les dijo: “¿Acaso bajaron la vista por miedo a esta belleza? me alegra la belleza de esta mujer porque Dios la ha escogido para adorno en su corona, mientras a nosotros quizás nos va a condenar…”

En la noche del domingo, aquella semana, el obispo Nono vio un sueño: una paloma negra vuela en la iglesia alrededor del altar, él, al agarrarla, la sumerge en la pila, así que sale blanca, resplandeciente y esplendorosa.

El día siguiente, se le ocurrió a Pelagia venir a la iglesia. Después del Evangelio, el obispo, en la homilía, empezó a hablar sobre el día del juicio, sobre la fatiga venidera de los pecadores, especial los que escandalizan a “los pequeños hermanos de Cristo.” Sus palabras penetraron como una espada en el alma de Pelagia; La Gracia rompió la dureza de su corazón y realizó el milagro.

Se marchó a su casa confundida, aquella noche la pasó llorando. Al día siguiente envió al obispo una carta llena de arrepentimiento y lágrimas pidiéndole permitirle presentarse ante él. El obispo Nono la recibió y viendo las señales de su arrepentimiento, la encargó a una diaconiza, llamada Romana, que le enseñó los caminos de la contrición y de la virtud a fin de ser bautizada. Tal como, durante los días del mal, tuvo el celo de embellecer su cuerpo, en el tiempo de la visitación divina se volvió celosa a la palabra de Dios. Unos día después de su Bautizo, Pelagia quitó la túnica blanca y se puso el sayal y salió hacia Jerusalén. Allá después de prosternarse ante la Santa Cruz, se dirigió a una cueva en el Monte de los Olivos donde se consagró al ascetismo vistiéndose de hombre y tomando el nombre de Pelagio.

Unos años después, un Diácono de Baalbek, llamado Jacob, que conocía a Pelagia y sabía de su conversión, salió hacia Jerusalén. Allá escuchó sobre un asceta “Pelagio” que estaba en boca de todos, y deseó conocerlo y tomar su bendición. Llegó Jacob a la cueva y tocó en la ventana pero nadie contestaba; lo repitió muchas veces pero sin responderse. Al asomarse por la ventana, vio un cadáver extendido sobre la tierra: el monje Pelagio  se había dormido en el Señor.

Vinieron los padre y monjes que moraban por allá para embalsamar el cuerpo del hermano difunto; aquí descubrieron que se trataba no de un hombre sino de una mujer; se movió el corazón del diácono Jacob y reconoció a Pelagia. Él es quién escribió su maravillosa vida.

Ésta es la historia de Pelagia, la arrepentida que se le llama la tercera Magdalena después de María Magdalena y la Egipcíaca. En verdad, lo predicho por el obispo Nono se realizó exactamente: “Dios la ha escogido para  adorno en su corona.”

Sentencias de los padres de Desierto

  • El abad Geroncio de Petra dijo: «Muchos de los que son tentados de deleites corporales, aunque no pequen corporalmente, pecan de pensamiento. Y aunque conserven la  virginidad corporal, fornican en su alma. Por eso, carísimos, bueno es hacer lo que está escrito: “Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón”». (Prov. 5).
  • Decía el abad Pastor: «Como el guardaespaldas está junto al príncipe, preparado para cualquier eventualidad, así también conviene que el alma esté siempre preparada contra el demonio de la impureza».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios».

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Padre Juan R. Méndez ()

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