Dios ve todo
“Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia” (Salmos 142:2)
Angustia y preocupación ganan terreno en los corazones de los fieles cristianos ortodoxos ante la situación que desde hace un año atraviesa Siria, la querida patria de muchos descendientes que residen y viven en los países Latinoamericanos. Parece que el mal gana terreno, se desvanecen las soluciones al conflicto, se anuncian aún más ciclos de violencia, y por supuesto más odio, fanatismo, divisiones, muertos, heridos e inmigrantes. En los medios se habla de confrontaciones confesionales entre las comunidades religiosas, con la previsión de una posible extensión a otros países de la zona, si una solución no se encuentra de inmediato.
Dios ve todo. Es Él quien es el Soberano de los destinos de los hombres y de todas las naciones. Desde los cielos, Sus ojos que todo lo ven y Su Espíritu todopoderoso nos miran; Su justa sentencia nos espera y ante Él nadie podrá justificar su media-verdad, ni la injusticia como así tampoco la mentira. Somos responsables de nuestras acciones e intenciones delante de Él.
Como Iglesia queremos decir que la situación en Siria – sede de nuestro Patriarcado, así como de otras Iglesias de Medio Oriente – nos preocupa. La historia nos ha enseñado a atravesar toda situación con cautela y sabiduría y, sobre todo, con fe. La Iglesia siempre ha enfrentado toda situación con la mirada puesta en Dios. Nuestros padres y antepasados han reflejado en su vida este testimonio de fe y de esperanza, de lo cual somos deudores por su ejemplo y enseñanza.
Frente a esta situación, la Iglesia quiere hacer hincapié en el poder de la oración y de la misericordia de Dios para con nosotros. Si bien los poderosos de “este mundo” tienen sus intereses, que muchas veces supuran egoísmo, odio y maldad, nuestro interés es apelar a la Gracia de Dios para que ilumine las conciencias y los corazones, en vista al reencuentro, a reconstruir la paz, la solidaridad, la convivencia entre seres humanos que, en fin, siempre han sido hermanos, conciudadanos y compatriotas, con la nobleza de sus personas, la majestad de su historia, y la herencia de una tierra, que es cuna de las civilizaciones y religiones.
El 25 de marzo se aproxima, fecha en la que celebramos la fiesta de la Anunciación a la Virgen, cuando el Arcángel Gabriel Le anunció la concepción del Verbo de Dios. En esto, se manifestó la condescendencia de Dios, Su compasión para con toda la humanidad, Su misericordia y Su humildad, haciéndose uno con nosotros, a fin de mostrarnos el camino de nuestra salvación. Hace dos años, cristianos y musulmanes en el Líbano, acordaron festejar este acontecimiento y el Gobierno Libanés instituyó que fuera feriado nacional. En esta ocasión, nosotros también, queremos afirmar esta dimensión de la fe, y la posibilidad de que, a través de ella, todas las soluciones se pueden encontrar. Por nuestra parte, este día, será un momento donde todos los fieles de nuestras parroquias en Latinoamérica participarán de la Divina Liturgia ofrecida particularmente por la paz en Siria; la sabiduría y discernimiento de todos sus dirigentes, así como de los dirigentes árabes e internacionales; y por el consuelo y fortaleza del pueblo; el descanso en paz de las almas de los difuntos; y la unidad de todos.
Es cierto que nuestra actitud no debe ser la de observar las noticias y lamentarnos, sino más bien una actitud activa, de oración ferviente a Dios, y más en estos momentos cruciales cuando más se necesita.
Rogando a nuestro Señor Jesucristo que conceda la paz, rezamos a diario en nuestro oficio vespertino: “Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia” (Salmos 142:2). Amén.
+ Antonio (Arzobispo de México, Venezuela, el Caribe y todo Centroamérica) + Sergio (Arzobispo de Santiago y todo Chile) + Damaskinos (Arzobispo de San Pablo y todo Brasil) + Siluan (Arzobispo de Buenos Aires y toda Argentina) + Ignacio (Obispo de Cesárea, Auxiliar para la Arquidiócesis de México) + Romanos (Obispo de Edesa, Auxiliar para la Arquidiócesis San Pablo y todo de Brasil) + Marcos (Obispo de Sergiopolis, Auxiliar para la Arquidiócesis de San Pablo y todo Brasil)