Fiesta de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo 

Memoria de San Basilio Magno

¡Feliz Año Nuevo!

Como Niño de ocho días, el Creador de los siglos, Quien es la plenitud de la Ley,
es circuncidado como hombre y envuelto en pañales; Y se alimenta con leche,
Quien administra todas las cosas con Su Poder Ilimitado,
porque Él es Dios y en un instante inició a todas.
                                                                                                                                          Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audioLas discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron
y se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios
y concedió al mundo la gran misericordia!

Tropario de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 1

“Oh Señor todo piedad, Tú, que eres Dios en esencia,
tomaste imagen humana sin mutación; cumpliste con la Ley
y aceptaste voluntariamente la Circuncisión en el cuerpo para quitar la oscuridad de la Ley
y aniquilar el velo de las pasiones.  ¡Gloria a tu bondad!  ¡Gloria a tu compasión!
 ¡Gloria a tu incomprensible condescendencia, oh Verbo!”

Tropario de San Basilio

Tono 1

“En toda la tierra en donde fueron aceptadas tus palabras,
surgió tu melodía, oh Padre Justo, con ellas legislaste
y aclaraste la naturaleza de las criaturas como algo digno de Dios;
y enseñaste la moral a los hombres.  Oh Basilio, portador del sacerdocio real,
intercede ante Cristo Dios para que salve nuestras almas”.

Condaquio de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

 Tono 3

audioEl Señor de todo, hoy, al someterse a la ley antigua, circuncida,
el Bondadoso, las transgresiones de los mortales,
otorgándole la salvación al universo,
y Basilio en las alturas se alegra,
el iluminado obispo del Creador,
el iniciado divino de Cristo, Basilio Magno.

Lectura bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (2: 8-12)

Hermanos: Miren que nadie los esclavice mediante la filosofía y la vana falacia, fundada en la tradición de los hombres, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Porque en Él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y ustedes en Él han sido perfeccionados, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en Él también fueron circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo de los pecados de la carne, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también han resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Evangelio según San Lucas (2: 20 -21; 40 – 52)

En aquel tiempo, los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre Él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse ellos, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supiesen su madre y José. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en lo de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos; y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

 Mensaje pastoral

¡Próspero Año Nuevo!

Al inicio de cada año, nos encontramos para felicitarnos unos a otros diciendo: «¡Próspero año nuevo!», y muchas veces pasa el año sin sentir novedad alguna, pues se parece en todo a los anteriores: tuvimos momentos tanto de alegría como de tristeza;  de hambre,  y comimos; había algunos ricos y otros pobres; unos murieron y otros nacieron. Y sacamos la conclusión de que «nada nuevo hay bajo el sol» (Ecl 1:9).

Entre tanto, leemos lo que san Pablo escribe a los corintios: «Todas las cosas son hechas nuevas» (2Cor 5:17). El Señor mismo nos dice en el Libro del Apocalipsis: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21:5). ¿En que consiste esta novedad?

Un día preguntaron a un monje acerca de cómo se protegía a sí mismo del fracaso. Él contestó que cada día, al levantarse, se decía: «Éste es mi primer día de monje.»

Pues, la novedad no surge del ambiente exterior, ya que «nada nuevo hay bajo el sol», sino de nuestra visión hacia el mundo que nos rodea. En Cristo «todo es nuevo» porque los sentidos y las preguntas cambian:

Sobre la felicidad: ¿cómo descanso?, se cambia por ¿para quién y con qué fin me canso?

Sobre el dinero: ¿cómo lo aumento en la bolsa?, a ¿en qué lo estoy gastando?

Frente a la muerte: ¿cómo alejo a este desconocido?, a ¿cómo me he preparado para enfrentar a este vencido?

Preguntarme de tal manera no es sino el arrepentimiento, «el bautismo de las lágrimas» que me devuelve, como le hacía al mencionado monje, a mi primer día de ser cristiano, a mi bautismo donde, revestido de Cristo, me he vuelto «la nueva creación.»

Anécdota

Las cuatro velas

Cuatro velas encendidas suavemente hablaban entre ellos.

Dijo la primera: “Soy la vela de la paz; nadie en este mundo quiere que mi flama siga.” Y he aquí que su luz se apaga.

Dijo la segunda vela: “Yo soy la de la fe; en estos días parece que ya no soy de las cosas indispensables.” Y se empezó a sofocar.

Con tristeza, la tercera vela decía: “Soy la del amor; ya no tengo fuerza más para seguir iluminando; los hombres me han puesto a un lado y ya no reconocen mi valor; se han olvidado del amor aun a los más cercanos.” Al terminar su palabras, se extinguió completamente.

De repente, un niño entró en el cuarto y encontró sofocadas las tres velas. Empezó a llorar y decía: “¿Acaso no debían permanecer encendidas hasta el fin?”

Y al instante, el niño escuchó una voz suave –era la de la cuarta vela– que le decía blandamente: “¡No tengas miedo!, yo soy la vela de la esperanza. Mientras estoy encendida, puedes inflamar a mis hermanas.”

Con ojos brillantes, el niño agarró la vela de la esperanza y encendió las demás.

No dejes que la flama de la esperanza en la misericordia del Señor muera en tu corazón. Con la esperanza y la confianza en Dios, por más incómodas que sean las circunstancias, el amor, la fe y la paz volverán a iluminar tu vida esplendorosamente.

Nuestros Santos

San Basilio Magno

1 de enero

San Basilio el Grande, arzobispo de Cesarea de Capadocia, recibió su educación primaria en una familia muy piadosa. Su abuela, su hermana, su madre y su hermano fueron canonizados. Su padre era profesor de oratoria y abogado. Al terminar sus estudios en Cesarea, Basilio estudió en famosas escuelas de Atenas. Al regresar a su patria fue bautizado y asignado al clero como lector. Después, durante mucho tiempo vive con los ermitaños en Siria, Mesopotamia, Palestina y Egipto. La vida en el desierto le agradaba a Basilio. Él encontró un lugar donde instaló su refugio. Con él estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo). El arzobispo de Cesarea, Eusebio, hizo regresar a San Basilio del desierto y lo ordenó presbítero. En el puesto del presbiterado, siendo el ayudante más cercano al arzobispo en los asuntos de la dirección de la Iglesia, San Basilio trabajaba mucho hasta el agotamiento. Él predicaba todos los días, a veces dos veces por día. En Cesarea y sus alrededores organizó hospitales, asilos y casas para los peregrinos

Tras la muerte de Eusebio (año 370), San Basilio fue ascendido a la cátedra de Cesarea. Casi todo el tiempo durante su servicio como arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos, los cuales tenían gran fuerza en los tiempos del emperador Constancio y más todavía en los tiempos del emperador Valente (los arrianos negaban la Divina naturaleza del Señor Jesús Cristo). En su lucha contra los arrianos San Basilio continuaba la labor de San Atanasio, e igual que él, era el irrompible pilar de la Ortodoxia. Le decían al emperador Valente que si Basilio se rendía al arrianismo triunfaría definitivamente. Entonces Valente envió a Cesarea al prefecto llamado Modesto, famoso por su crueldad en la persecución de los ortodoxos. Muy arrogante, Modesto llegó a Cesarea e hizo llamar a San Basilio. Al principio trataba de convencerlo, tentándolo con las promesas de diferentes favores del emperador si San Basilio se relaciona con los obispos inclinados al arrianismo. Luego, viendo su firmeza comenzó a amenazarlo con el secuestro de bienes, con destierro perpetuo y con la muerte. Con coraje, San Basilio le contestaba: “No tengo miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor, es imposible quitar los bienes al quien no tiene nada, la muerte es para mi un bien porque me unirá con el Cristo para quien yo vivo y trabajo.” La grandeza de San Basilio sorprendió al prefecto. “Hasta este momento nadie se animó a hablar conmigo de esta forma” le dijo. “Tal vez tu nunca tuviste la oportunidad de hablar con obispo” le contestó modestamente San Basilio.

En este tiempo, el mismo emperador llegó a Cesarea. El emperador fue a la iglesia (en el día de Epifanía) donde oficiaba San Basilio. Su piadoso santo oficio y la gran multitud de la gente rezando enternecidamente sorprendieron al emperador. Sin embargo, tomó todas las medidas para que San Basilio acepte algún arreglo con los arrianos. Al encontrarse con la resuelta negativa, lo condenó al destierro. La inesperada enfermedad de su hijo hizo que suspendiera la sentencia y pidiera al Santo sus oraciones. Entonces los arrianos lograron que por lo menos fuese reducida la zona del arzobispo. (Anoimo — el obispo de la nueva zona de la ciudad de Tiana se convirtió en su rival y enemigo).

Para preservar a su diócesis de las intrigas de los arrianos, San Basilio organizó una diócesis especial en la ciudad de Sasima, ubicada justo en el limite de las zonas divididas. Para esta cátedra tan importante en la lucha con los arrianos él puso al frente a su amigo San Gregorio, al cual hace poco tiempo había ordenado como obispo. Pero San Gregorio no quiso ocupar este inquieto puesto porque no respondía a su estado espiritual.

Además de abnegada defensa de la Ortodoxia contra el arrianismo, el arzobispo Basilio había prestado otros grandes servicios a la Iglesia. Toda su vida y especialmente los nueve años de su servicio como arzobispo estaban llenos de una imparable labor. Sus numerosas cartas muestran su preocupación y el dolor de su alma relacionados con los desordenes en la Iglesia. También muestran como se preocupaba para que hubiese paz en el ambiente episcopal. Los refugios para los pobres, organizados por él que fueron pagados por una parte con el dinero que había heredado de sus padres y por otra parte con las donaciones. Estas obras eran tan grandes que parecía una ciudad. Durante las épocas de hambre en Cesarea, lo ciudadanos encontraron en él un generoso bienhechor. Fue fundador de alguno famosos conventos para los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los monjes, las cuales siguen vigentes.

El piadoso santo oficio de San Basilio sorprendió mucho a Valente. Pero nosotros tenemos otro testimonio por parte del otro y más importante apreciador de la belleza espiritual :San Efrén de Siria. Guiado por inspiración divina, San Efrén llegó a la iglesia donde oficiaba San Basilio y quedó tan impresionado y motivado por todo lo visto y escuchado allí que expresó sus sentimientos en voz alta en su idioma sirio, llamando la atención de la gente. Esto sirvió para que entre San Basilio y San Efrén se estableciera una amistosa relación, lo que está demostrado en sus cartas. San Basilio se preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y en algunos otros días. También él compuso numerosas oraciones de uso en la iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de Pentecostés.

Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos de San Basilio, especialmente “El Hexamerón” (sobre los 6 días de la creación del Mundo) en los cuales se manifiesta no solo como un gran teólogo, sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También llegaron a nosotros: trece homilías sobre los Salmos, veinticinco homilías para distintas ocasiones, cinco libros contra los arrianos y “Los Ascéticos” sobre la Divinidad del Espíritu Santo.

La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas terminando su vida a los 50 años el 1 de enero del año 379.

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Padre Juan R. Méndez ()

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