13/02
Áquila era un judío que se convirtió al cristianismo junto con su esposa Priscila. leemos de él en Hechos de los Apóstoles, capítulo 18. Estaba con su esposa en Italia cuando Claudio César oredenó que todos los judíos fueran expulsados de Roma; así que se diriguieron a Corinto y en ella permanecieron. En aquel entonces Corinto era un centro de comercio entre Italia y Asia Menor. Es allí donde San Pablo encontró a la pareja ya que practicaba el mismo trabajo que ellos: elaborar tiendas. Les predicó y les llevó con él en su viaje a Siria; luego los dejó en Éfeso. En esta ciudad conocieron a Apolo, un señor muy elocuente, conocedor de las Escrituras, iniciado en los caminos del Señor y fervoroso; pero no había conocido más que el bautismo de Juan. Enseñaba en la Senagoga cuando Áquila y Priscila lo escucharon; lo llevaron a su casa y “le explicaron con más exactitud el Camino” (Hch 18:26).
La santa pareja regresó a Roma y abrió su casa para la Iglesia. San Pablo en su Epístola a los Romanos les envía sus saludos “Saludos a Priscila y Áquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salavame” (Rom 16:3-4). La Tradición confirme que recibieron el santo maritrio siendo decapitados. Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.
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