A CERCA DEL “EVANGELIO DE JUDAS”
EL ABUSO DE LAS VERDADES DEL EVANGELIO PARA CREAR UN EVENTO MEDIÁTICO
Por Dr. Daniel Ayuch
Profesor Asociado de Sagradas Escrituras
Instituto de Teología San Juan Damasceno
Universidad del Balamand
www.danielayuch.com
Durante el mes de Abril de 2006 el canal de televisión National Geographic emite asiduamente (dos veces por semana) un documental titulado “El evangelio de Judas.” El tema de este programa ha sido ampliamente difundido en las revistas y diarios nacionales e internacionales y pone en tela de juicio la historicidad del Nuevo Testamento y la credibilidad de la doctrina de la Iglesia. En el período en que los cristianos del Oriente y Occidente festejan la fiesta más importante del año, la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, una vez más los medios de comunicación se interponen para distraer la atención hacia temas que intentan poner en duda el valor de los tesoros tradicionales del Cristianismo. Esta vez, a diferencia del best seller de Dan Brown o del taquillero film de Mel Gibson, la atención recae sobre la persona de Judas y lo que se dio a llamar como “El evangelio de Judas.” Cuál es el origen de este documento, cuándo y dónde fue escrito, qué contiene y qué relevancia tiene para el Cristianismo y para la comunidad científica, son algunas de las preguntas que trataremos en este artículo. Por otra parte discutiremos algunas de las especulaciones más defendidas por el programa televisivo.
La única copia del “evangelio de Judas” que conocemos hasta ahora fue encontrada en una gruta cercana a la ciudad de Minia (Egipto) en los años setenta del siglo pasado. Un anticuario de Zurich la compró en el año 2000. El manuscrito se compone de 31 páginas escritas en copto, que es una lengua egipcia antigua del tiempo del imperio romano y con grandes influencias del griego clásico. Un equipo de investigadores bajo la dirección del profesor Rudolf Kasser, profesor de copto y emérito de la Universidad de Ginebra, trabajaron en la restauración y traducción del mismo. A través de la prueba del Carbono 14 pudieron ubicar el manuscrito en el período que va de la segunda mitad del siglo tres hasta la primera mitad del siglo cuatro después de Cristo. Existe un número importante de manuscritos descubiertos en Egipto, tales como el evangelio de Tomás, el evangelio de los egipcios, el evangelio de Felipe, el evangelio de María Magdalena, el evangelio de la verdad. Estos documentos que se dieron a llamar “evangelios” forman parte de la famosa biblioteca de Nag Hammadi que fue descubierta en 1945 y cuyos textos fueron publicados en traducciones completas por primera vez a partir de 1978.
Todos estos escritos coptos descubiertos en la modernidad pertenecen a las comunidades gnósticas que eran particularmente importantes en Egipto antiguo. El término gnóstico proviene del griego gnosis que significa conocimiento. Los gnósticos creían en la existencia de una fuente superior de la bondad llamada la Mente Divina. Cada ser humano lleva consigo una chispa de esta mente divina pero el mundo material le imposibilita reconocerla. Para los gnósticos no era suficiente afirmar que el mundo material es inferior, tal como enseñaban la mayoría de los sistemas filosóficos griegos, sino que iban mas allá y señalaban que este mundo material es malo, sea cual fuera la causa de su existencia: Satanás, un dios creador, un demiurgo o un dios malo. Todas las cosas en relación con la materia, tales como el cuerpo, el matrimonio y las relaciones sexuales, son intrínsicamente malas.
Una de las mayores diferencias entre el Cristianismo y el gnosticismo radica en la doctrina del origen del mal en el mundo. Los cristianos creen que Dios es bueno y que creó un mundo bueno. El hombre ha abusado de la libertad otorgada y ha introducido el pecado y la corrupción al mundo; lo que causó el sufrimiento y el desorden. Los gnósticos, sin embargo, atribuían la existencia del mal al dios creador, quien tuvo la intención de establecer un mundo corrupto. Así, éstos entendían que algunos de los personajes del Antiguo Testamento eran realmente modelos a pesar de los malos actos que cometieron en sus vidas. Mencionemos por ejemplo a Caín que mató a su hermano Abel y a Esaú que cambio su primogenitura por un plato de lentejas y persiguió por años a Jacob. Por lo tanto, la persona de Judas y su rol desfavorable en contra de Jesús cuadra perfectamente en el pensamiento gnóstico que enseña el consentimiento divino a la existencia del mal en el mundo. Esto explica porqué la iglesia primitiva rechazó estas doctrinas que disienten por completo con la visión cristiana de la creación. Cualquier conclusión que intente explicar este rechazo de otra manera es muy probablemente una lectura ficticia y tendenciosa de los hechos.
Las agrupaciones gnósticas eran de carácter elitista, cerradas al mundo y sólo dispuestas a adoctrinar a sus iniciados. Se consideraban elegidos y diferentes de cualquier otro tipo de grupo religioso. Ésa es la razón principal por la que la literatura gnóstica permaneció secreta y oculta. Resultaría impreciso clasificar a los documentos gnósticos como escritos meramente “cristianos” puesto que el gnosticismo era un movimiento sincretista, es decir que combinaba las creencias de diferentes religiones y escuelas filosóficas tales como el Cristianismo, el Judaísmo, las religiones romanas y la filosofía griega. El “evangelio de Judas” pertenece a esta categoría de documentos y tiene un gran valor histórico para aquellos que investigan las creencias gnósticas pero no suponen ningún desafío para el cristianismo tal como lo enseña la iglesia.
Lo que el documental anteriormente mencionado afirma a cerca del “evangelio de Judas” es más que afín a las creencias del gnosticismo. En este escrito, Judas es el único que sabe y conoce. Por ello, es él quien recibe de Cristo la orden de “sacrificarás el hombre que me reviste.” Efectivamente, este texto gnóstico muestra un Jesús que está lejos de ser un verdadero hombre, sino que más bien se reviste de un cuerpo humano del cual Judas habrá de liberarlo. Además, Judas sabe que toda la humanidad lo rechazará para siempre, a excepción de los gnósticos que lo conocen y saben el contenido de su evangelio.
San Ireneo de Lyon (mártir en el 200 d.C.) mencionó la existencia de las agrupaciones gnósticas en su libro “contra las herejías.” Allí escribió a cerca de una secta llamada de los cainitas. En el libro 1, capítulo 31 San Ireneo menciona que los cainitas insistían en el conocimiento especial de Judas y que este último cumplió una misión secreta cuando entregó a Jesús a las autoridades judías y que todo esto estaría mencionado en un relato ficticio que ellos dieron el nombre de evangelio de Judas. Sin embargo, nosotros no podemos afirmar con certeza que “el evangelio de Judas” mencionado por Ireneo sea el mismo documento que tenemos ahora y que es estudiado por el documental de la National Geographic. Todavía se desconoce la fuente de este documento: ¿fue escrito en griego primeramente y luego traducido al copto o es que se trata de un texto copto auténtico?
¿Qué veracidad histórica tendría entonces “el evangelio de Judas”? Si consultamos los Evangelios canónicos veremos que los mismos están en desacuerdo respecto a la causa que llevó a Judas a entregar a Jesús. Mateo relata que Judas entregó a Cristo por dinero (Mt 26:14-15), mientras que Marcos no menciona la razón. Lucas y Juan afirman que Satanás entró en él y lo llevó a entregar a Cristo (Lc 22:3; Jn 13:27). Tampoco encontramos un relato unificado a cerca de la muerte de Judas. Según el Evangelio de Mateo, Judas se ahorcó (Mt 27:5). Por otra parte, Hechos de los Apóstoles menciona que Judas “adquirió un terreno, y cayendo de cabeza se reventó por el medio, y todas sus entrañas se derramaron” (Hch 1:18). Las diferencias de detalle en estos relatos se deben sobre todo al hecho de que el Nuevo Testamento no se preocupa tanto por demostrar la veracidad histórica de lo que narra, sino que más bien le interesa remarcar su sentido teológico. En los relatos es común denominador que fue Judas quien lo entregó y que Judas después se separó del grupo de los 12 apóstoles. Estos dos puntos toman aún mayor veracidad histórica gracias al contenido de las divergencias del detalle porque confirman tradiciones diferentes que dan un testimonio común. Esto es lo que la historiografía moderna llama el principio del testimonio múltiple. Finalmente, los autores del Nuevo Testamento presentan en todos los casos una lectura “creyente” más que meramente histórica. Esta lectura creyente se completa en la totalidad del canon bíblico y no en una lectura tendenciosa de un solo pasaje.
Aquí llegamos a un punto delicado en las deducciones del documental publicado: el Nuevo Testamento y especialmente el Evangelio de San Juan serían responsables de las diferentes acciones antisemitas cometidas contra el pueblo judío a lo largo de la historia. Y se deduce que el Evangelio de Judas podría ahora aportar un cambio puesto que este personaje (cuyo nombre en hebreo es muy similar al de “judío”) rescataría su rol positivo entre los discípulos. Este tipo de análisis está completamente fuera de contexto y se entiende solamente si se aplica un método de interpretación literal a las Escrituras. Además, si aplicásemos el mismo método exegético literal en el Antiguo Testamento, se podría llegar a deducir que el Antiguo Testamento enseña el odio contra las naciones no judías, o que justifica matar para conseguir una tierra supuestamente otorgada por derecho divino. Es por ello que los textos de la Biblia no pueden ser leídos sino dentro de su contexto canónico según lo ha dispuesto la Tradición de la Iglesia y haciendo uso de la razón y el espíritu crítico. Ni el Nuevo Testamento ni ningún texto bíblico permiten el odio contra el ser humano, ni enseñan el racismo ni la discriminación. Basta con decir la síntesis de la interpretación de las Escrituras que Jesús nos presenta en Mateo:
Pero al oír los fariseos que Jesús había dejado callados a los saduceos, se agruparon; y uno de ellos, intérprete de la ley, para ponerle a prueba le preguntó: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y Él le dijo: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Éste es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. (Mt 22:34-40)
Aquí vemos un Jesús que enseña que la relación del ser humano con Dios y con el prójimo está basada principalmente en el amor tal como lo entienden las Sagradas Escrituras. Sin duda, el Evangelio de Judas presenta una interpretación muy diferente de Jesús. Una interpretación que el evento mediático de hoy intenta llamar “auténtica”. Sobre todo el documental del que todo el mundo habla hoy, se vale de la polisemia de la palabra “auténtico” para confundir más y más al espectador. ¿Que significado tiene decir que el manuscrito sea auténtico? ¿Es que acaso se insinúa que fue Judas quien lo escribió? ¿O que el relato a cerca de quién es Jesús es auténtico? ¿O simplemente significa que el manuscrito es auténticamente un escrito gnóstico de la antigüedad, y mas precisamente de los siglos III o IV d.C.? Los especialistas saben que es éste el único grado de autenticidad que se le puede otorgar al manuscrito y que pensar en una autoría auténtica o en un relato auténtico de la persona de Jesucristo o de los apóstoles está muy lejos de ser probable.
Sin duda alguna, los resultados de la investigación a cera del “evangelio de Judas” contribuirán con su grano de arena para una mejor comprensión de los movimientos religiosos y filosóficos del imperio romano contemporáneos al Cristianismo antiguo. Por otra parte, el manuscrito difícilmente contribuirá al conocimiento que ya tenemos de Judas Iscariote, puesto que no se fundamenta en hechos históricos creíbles. Además, este documento no afecta en lo más mínimo la esencia de la fe cristiana a pesar de lo sostenido por la propaganda del programa televisivo.
La insistencia permanente de los productores del programa a cerca de una probable conspiración por parte de la Iglesia para impedir la revelación de algunos hechos privados de Jesús y sus discípulos y cuyo iniciador habría sido el mismo San Ireneo, carece por supuesto de todo fundamento científico e histórico; aún cuando las teorías de conspiración resulten tan atractivas para las casas editoriales y para los grandes productores cinematográficos. En realidad, cualquier ciudadano puede comprar una copia de los evangelios gnósticos en una buena librería.
Las teorías de conspiración han resultado ser muy remunerativas en los años noventa cuando el aparato mediático internacional insistió en revelar los “secretos” de los manuscritos de Qumrán, también llamados los manuscritos del Mar Muerto. También el libro de Dan Brown que pretendió revelar “los secretos” de Jesús y la Iglesia, resultó ser un suceso sin precedentes en el mercado. No es casualidad que la fecha elegida para revelar los textos del “evangelio de Judas” coincida con las celebraciones de Pascua y poco antes del lanzamiento mundial de la película “El código Da Vinci” programado para el 19 de Mayo de 2006. Esta estrategia de marketing conduce a la gente a la fiebre del consumo colectivo, lo cual trae consigo grandes ganancias para la industria mediática aún cuando todo esto sea a expensas del Evangelio y la Fe Cristiana.
Cabe agregar finalmente, que este tipo de teorías a cerca de Judas no son nuevas. Son muchas las variantes de Judas que han ido surgiendo en la modernidad ya cansada de la clásica idea de un Judas traidor que fue tan desgastada por las artes y la literatura. Así por ejemplo, tenemos el musical Jesucristo Superstar de 1973 en el que Judas está representado por un hombre negro que dice al entregar a Jesús: “En verdad, no he venido aquí por mi voluntad” insinuado su desacuerdo a la entrega. También se puede mencionar la novela de Nikos Kazantzakis “La última tentación de Cristo” de 1951 que fue llevada al cine por Martin Scorsese en 1988. En ambas obras, Judas es un poco la conciencia de Cristo y le insta a llevar a cabo su misión mesiánica, es decir, organizar una revuelta con el pueblo a partir de Jerusalén. En este contexto podemos mencionar también la famosa novela de Taylor Caldwell titulada “Yo, Judas” de 1977.
Desde hace mucho tiempo que las acusaciones en contra de la Biblia se han ido incrementando. Mas aún, desde fines del siglo pasado los textos que ponen en duda algunos aspectos de la persona de Jesucristo también se han multiplicado. Sin embargo, la Biblia permanecerá siempre inmutable frente a estos desafíos puesto que su mensaje es consistente y coherente en todos sus componentes. El objetivo principal de la Biblia es proclamar el amor divino y las obras que Dios hizo por el hombre a través de Jesucristo y el Espíritu Santo en la Iglesia. Quien haya estudiado científicamente la Biblia sabe muy bien que es imposible considerarla como un libro que falte a la verdad o que lleve a la confusión; muy por el contrario, la Biblia es un libro genuino y auténtico que se dirige a toda la humanidad y que llama a contemplar las buenas cosas que Dios puso en el corazón de los hombres y en toda la Creación.
Dr. Daniel Ayuch
18 Abril 2006