Santa Virgen y Mártir Juliana, y con ella 630 santos mártires de Nicomedia

Santa Virgen y Mártir Juliana, y con ella 630 santos mártires de Nicomedia

21 de Diciembre

Esta gloriosa mártir nació en Nicomedia de padres paganos. Al escuchar la predicación del Evangelio, se convirtió a Cristo con todo su corazón y comenzó a vivir en estricta observancia de los mandamientos del Señor. Un cierto senador, llamado Eleusio, era su prometido. Para librarse del pecado [cfr. II Corintios 6:14-7:1], Juliana le dijo que no se casaría con él a menos que se convirtiese en eparca de esa ciudad. Le dijo esto pensando que no sería probable que el joven alcanzase tan alta posición, pero él comenzó a trabajar en el asunto, y a través de adulaciones y sobornos consiguió el puesto de eparca de Nicomedia. Juliana entonces le reveló que era cristiana, y que no podía casarse con él a menos que aceptase su fe, diciendo: «¿De qué nos aprovecharía estar unidos en el cuerpo, pero separados en el espíritu?» Eleusio estaba exasperado, y la denunció ante el padre de la joven. Su enfurecido padre se mofó de ella y la azotó, entregándola entonces al eparca para que la torturase. El eparca ordenó que fuese golpeada cruelmente, y entonces fue arrojada a la cárcel toda herida y desangrándose. El Señor la sanó en la prisión, y Juliana se presentó ante el eparca sana y sin heridas. Luego fue echada dentro de un horno ardiente, pero el fuego no la consumió. Viendo esta maravilla, muchos creyeron en Cristo el Señor: 500 hombres y 130 mujeres se convirtieron. El eparca los condenó a muerte a todos, ordenando que fuesen degollados con espada; y sus almas entraron al Paraíso. Regocijándose en espíritu, Juliana se dirigió al cadalso, oró a Dios de rodillas, y puso su cabeza sobre el bloque. Fue degollada, y su alma entró al reino de luz de Cristo en el año 304. El juicio de Dios pronto cayó sobre Eleusio: mientras navegaba, naufragó y cayó a las aguas. No halló su muerte en ellas, sino que nadó hasta una isla donde fue atacado y devorado por los perros.

Tropario, tono 4
Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz: “Te extraño, oh Novio mío, y lucho buscándote; me crucifico y me entierro contigo por el bautismo; sufro por ti para contigo reinar, y muero por ti para que viva en ti”. Acepta como ofrenda inmaculada a quien se sacrificó con anhelo por ti, por cuyas intercesiones, oh Compasivo, salva nuestras almas.

Hieromártir Ignacio el Portador de Dios, obispo de Antioquía

Hieromártir Ignacio el Portador de Dios, obispo de Antioquía

20 de Diciembre

Este santo hombre era llamado el «portador de Dios» porque siempre llevaba el nombre del Dios vivo en su corazón y en sus labios; y como alguien que dio a luz a Dios dentro de sí mismo incendiando su corazón de amor por él.
Fue discípulo de san Juan el Teólogo, junto con Policarpo, obispo de Esmirna. Como obispo en Antioquía, gobernó la Iglesia de Dios como buen pastor, y fue el primero en introducir el canto antifonal en la Iglesia, en el que dos coros alternan.
Cuando el emperador Trajano pasó por Antioquía de camino a una batalla con los persas, escucho acerca de Ignacio, lo mandó a llamar, y le urgió que ofreciera sacrificio a los ídolos para poder hacerle senador. Ya que las exhortaciones y amenazas de Emperador fueron en vano, san Ignacio fue encadenado y enviado a Roma, escoltado por diez despiadados soldados, para ser arrojado a las bestias salvajes hacia el año 107.
Ignacio se regocijaba por estar sufriendo por su Señor, y rogaba a Dios que las bestias salvajes fuesen la tumba de su cuerpo, y que nadie impidiese su muerte. A propósito escribió en su Carta a los Romanos (cap. 4) implorando su amor para que no intentaran liberarlo de su tan deseado martirio: “Yo soy el trigo de Dios, y he de ser molido por los dientes de las bestias salvajes, para que pueda ser encontrado como el pan puro de Dios”.
Tras un largo y difícil viaje desde Asia a través de Tracia, Macedonia, y Epiro, Ignacio llegó a Roma, donde fue arrojado a los leones en el circo. Estos lo destrozaron y lo devoraron, dejando sólo unos cuantos de los huesos más grandes y su corazón. Los restos de sus huesos fueron cuidadosamente reunidos por los fieles y llevados a Antioquía.

Tropario, tono 1
Al volar en alturas divinas, oh gran mártir de los jerarcas, fuiste digno del nombre “El revestido de Dios”; y emprendiste en Antioquía el camino del martirio, hacia la Luz que no conoce ocaso. ¡Intercede ante Cristo Dios, oh san Ignacio, para que nos otorgue la gran misericordia

Santo mártir Bonifacio de Tarso en Cilicia y sus compañeros, Probo, Ares, Timoteo, Poliucto, Eutiquio y Tesalonica

Santo mártir Bonifacio de Tarso en Cilicia y sus compañeros, Probo, Ares, Timoteo, Poliucto, Eutiquio y Tesalonica

19 de Diciembre

Este santo, que vivió durante el reinado de Diocleciano, era el sirviente de cierta mujer romana de rango senatorial llamada Aglais. La mujer y el sirviente vivían juntos en una unión ilegítima, y Bonifacio se dedicaba además a la embriaguez y la vida desenfrenada. Sin embargo, fue generoso con los pobres, hospitalario con los extraños y compasivo con los que estaban en desgracia.
Finalmente, Aglais, movido al escuchar los relatos de los Mártires, y creyendo en el poder de sus intercesiones para obtener la misericordia de Dios, envió a Bonifacio a Tarso para obtener reliquias de los Santos Mártires. Antes de partir, le preguntó en broma: “¿Y si me devuelven el cuerpo como reliquias sagradas?” Luego partió con algunos de sus compañeros esclavos hacia Cilicia, donde los santos estaban enfrentando el martirio. Mientras iba entre los Mártires y los alentaba con todas sus fuerzas, fue arrestado por el gobernante y confesó a Cristo con valentía, y sufrió la muerte como mártir en el año 290. Así, lo que le había dicho en broma a su amante se cumplió cuando él mismo fue traído a ella como reliquias sagradas por sus compañeros de servicio.
Santa Aglais dedicó el resto de su vida a la oración y a las obras de virtud, y reposó en santidad. San Bonifacio es especialmente invocado para ayudar contra la pasión de beber.
Tropario, tono 4
Tus mártires, oh Señor Dios nuestro, por sus luchas recibieron de Ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribaron a los tiranos y destruyeron la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.

Santo mártir Sebastián de Roma y compañeros mártires

Santo mártir Sebastián de Roma y compañeros mártires

18 de Diciembre

Este glorioso mártir de Cristo nació en Italia, y se crio en la ciudad de Milán. Fue destinado en su juventud a ser soldado, y como varón educado, bien parecido y valiente, ganó la simpatía del emperador Diocleciano. Este lo hizo capitán de la guardia imperial. Confesaba secretamente la fe cristiana, y oraba al Dios vivo. Siempre que le era posible salvaba a los cristianos de la tortura y la muerte, y cuando esto no era posible, los fortalecía para morir por Cristo, el Dios viviente, sin mirar atrás. Dos hermanos, Marcos y Marcelino, que estaban en la prisión por Cristo, pero a punto de negarle y adorar ídolos, fueron confirmados en la fe y fortalecidos en su martirio por Sebastián. Mientras hablaba con ellos, exhortándoles a no temer el morir por Cristo, su rostro resplandecía como el de un ángel de Dios. Sebastián probaba sus palabras con milagros: sanó a Zoé, esposa del carcelero Nicóstrato, que había estado muda por seis años, y trajo al bautismo a Nicóstrato junto a toda su casa; sanó a los dos hijos del comandante Claudio, y también lo trajo al bautismo junto a toda su casa; sanó a Tranquiliano, padre de Marcos y Marcelino, de gota y dolores en sus piernas que le habían atormentado por once años, y lo trajo al bautismo junto a toda su casa; y sanó al eparca romano Cromacio de la misma enfermedad y lo trajo al bautismo junto a su hijo Tiburcio. De todos estos santos, que más adelante confesarían con su vida su fe en Cristo con diversos sufrimientos, Zoé fue la primera en sufrir por Cristo, siendo aprehendida mientras oraba junto a la tumba del apóstol Pedro. Después de ser torturada, fue arrojada al río Tíber.
Entonces Sebastián fue llevado ante el emperador Diocleciano. El Emperador le reprendió por su traición, pero Sebastián dijo: «Siempre oro a mi Cristo por tu salud, y por la paz del Imperio romano». El Emperador ordenó que fuese desnudado y que le dispararan flechas. Los soldados entonces le dispararon flechas, hasta que todo el cuerpo del mártir estaba tan cubierto de flechas que no podía verse bajo ellas. Cuando pensaron que había muerto, Sebastián mostró estar vivo y todas sus heridas fueron sanadas. Los paganos le golpearon con duelas hasta matarle. Sufrió gloriosamente por Cristo, su Señor, y entró al Reino celestial en el 287, siendo Cayo obispo de Roma.

Tropario, tono 4
Tus mártires, oh Señor Dios nuestro, por sus luchas recibieron de Ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribaron a los tiranos y destruyeron la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.

Santo Profeta Daniel y los Tres Santos Jóvenes: Ananías, Azarías y Misael

Santo Profeta Daniel y los Tres Santos Jóvenes: Ananías, Azarías y Misael

17 de Diciembre

El profeta Daniel pertenecía a una noble estirpe. Cuando fue conquistada Jerusalén por Nabucodonosor, en el año 606 a. C. el joven Daniel, junto con otros judíos cayeron en cautiverio en Babilonia, ahí, los más jóvenes más dotados eran educados en la corte.
Con Daniel estudiaban tres amigos, Ananías, Azarías y Misael. Durante varios años aprendieron la lengua local y diferentes estudios caldeos. Al comenzar sus estudiar les cambiaron los nombres: a Daniel: Baltasar; a Ananías: Sidrac; a Misael: Misac y a Azarías: Abednego. A pesar de tener nombres paganos los jóvenes no traicionaron la fe de sus antepasados. No queriendo comer comida pagana, ellos pidieron a su instructor que no les diera la comida de la mesa imperial, que se rociaba con la sangre de las ofrendas, sino vegetales. El instructor estaba de acuerdo, pero puso la condición: pasados los 10 días con el régimen vegetal el verificaría el estado de su salud física y anímica. Cuando terminó el tiempo de prueba, estos jóvenes fueron más saludables que los otros que comían carne de la mesa imperial. Y el instructor les permitió seguir comiendo lo que querían. Por la devoción a la fe verdadera, el Señor los premió en sus estudios. El rey de Babilonia, presente en los exámenes, encontró que ellos eran más inteligentes que sus sabios babilónicos.
Después de terminar los estudios, Daniel con sus tres amigos, empezaron a trabajar en la corte. Daniel trabajó como alto funcionario durante el reinado de Nabucodonosor y sus cinco sucesores. Después de la calda de Babilonia, él fue consejero de los reyes Darío I (rey de los Medos) y Ciro de Persia. Dios le había dado a Daniel el don de comprender el significado de las visiones y sueños.
En su libro el profeta Daniel narra sobre la hazaña de sus tres amigos, quienes se negaron a adorar al ídolo de oro (Marduk) y fueron tirados al horno encendido por orden de Nabucodonosor. Pero el ángel del Señor les protegió y quedaron intactos, de la misma manera que él fue librado en el foso de los leones.
En su libro el profeta Daniel anotó algunas visiones proféticas que tratan sobre el fin del mundo y sobre la segunda llegada de Cristo. Su libro tiene mucho en común con las Revelaciones (Apocalipsis) del evangelista Juan El Teólogo, que está al final de la Biblia; y sus profecías sobre las persecuciones por la fe se refieren al mismo tiempo a las persecuciones de Antíoco Epifanes y al anticristo.
Sobre el destino posterior del profeta Daniel no se sabe nada, solamente que el murió siendo un anciano, posiblemente en la ciudad de Susa (Ecbatana). Su libro profético tiene 14 capítulos. El Señor Jesucristo, en sus pláticas con los judíos, se refirió dos veces a las profecías de Daniel.

Tropario, tono 2
Grandes son los cumplimientos de la fe, porque los tres santos varones se regocijaron en la fuente de las llamas de fuego como si estuviesen en aguas de reposo. Mas, Daniel el Profeta se mostró un pastor de leones como si estos fueran ovejas. Por sus súplicas, Cristo Dios, ten piedad de nosotros.

Santo Profeta Ageo

Santo Profeta Ageo

16 de Diciembre

El profeta Ageo es el décimo entre los profetas menores y profetizó en Judá, en los tiempos del rey persa Darío I (522-486 a.C.). En aquel tiempo muchos judíos bajo el liderazgo de Zorobabel volvieron del cautiverio babilonio a Judá. El sumo sacerdote se llamaba Josué. En el segundo año después del regreso del cautiverio de Babilonia, los judíos comenzaron a reconstruir en Jerusalén un Templo en el mismo lugar del destruido Templo de Salomón. Pero debido al desacuerdo con samaritanos y otros opositores la construcción se interrumpió por quince años hasta que el rey Darío ordenó volver a la construcción.
El pueblo era pobre. pero tenía la idea de que el nuevo templo no debía ser menos magnífico que el de Salomón destruido por Nabucodonosor. Por eso, algunos trataban de convencer que el tiempo para la reconstrucción del nuevo Templo todavía no había llegado. Todo esto enfriaba el entusiasmo de los constructores. Para animar al pueblo y terminar la obra del segundo templo, Dios envió a Ageo, cuyo servicio profético duro cerca de un año. El profeta Ageo trataba de convencer a la gente de continuar la construcción del templo: “Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no os quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho el Señor. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice el Señor de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos”(Ag. 1:6-10).
La Profecía de Ageo, compuesta de dos capítulos, contiene la promesa de la venida del Mesías a este nuevo Templo. Esta visita de Nuestro Señor al nuevo Templo, le dará mayor gloria que la gloria del primero, que estuvo adornado con tanta riqueza (Ag. 2:5-9).
Tropario, tono 2
Celebrando la memoria de tu Profeta Ageo, oh Señor, por él te suplicamos que salves nuestras almas.

Hieromártir Eleuterio, obispo de Illiria

Hieromártir Eleuterio, obispo de Illiria

15 de Diciembre

Este santo romano, habiendo quedado huérfano de padre desde la infancia, fue llevado por su madre Anicia a Aniceto (Anacleto) obispo de Roma, por quien fue instruido en las Sagradas Escrituras.
Aunque todavía era muy joven en años, fue nombrado Obispo de Illiria debido a su virtud superior, y por sus enseñanzas convirtió a muchos incrédulos a Cristo. Sin embargo, durante la persecución más dura que se levantó contra los cristianos bajo Adriano (117-138), el santo fue arrestado por los tiranos. Soportando muchos tormentos por Cristo, finalmente fue asesinado por dos soldados alrededor del año 126. En cuanto a su madre Anicia que también amaba a Cristo, también fue decapitada mientras abrazaba los restos de su hijo y los besaba con afecto maternal.

Tropario, tono 4
Adornado con una vestimenta sacerdotal que destila corrientes de sangre, marchaste a prisa hacia Cristo tu Señor, oh bendito sabio Eleuterio, aniquilador de Satanás. Por lo tanto, no dejes de interceder por aquellos que honran tus luchas benditas por la fe.

Santos mártires Tirso, Lucio, and Calínico de Asia Menor, y Filemón, Apolonio, y Ariano de Alejandría

Santos mártires Tirso, Lucio, and Calínico de Asia Menor, y Filemón, Apolonio, y Ariano de Alejandría

14 de Diciembre

Estos santos mártires de Asia Menor sufrieron durante el reinado de Decio, en 250. San Leucio, al ver la matanza de los cristianos, le reprochó al gobernador Cumbricio, por lo que fue colgado y luego decapitado. San Tirso, por declararse cristiano y reprender al gobernador por adorar a las piedras como dioses, después de muchas horribles torturas, fue condenado a ser cortado en pedazos, pero la sierra no logró cortarlo y se hizo tan pesada en las manos de los verdugos que no podían moverlo, pero por los tormentos sufridos entregó su espíritu en las manos del Señor. San Calinico, un antiguo sacerdote de los ídolos, se convirtió a través del martirio y los milagros de San Tirso, y fue decapitado.
Durante el reinado de Diocleciano (284-305), el gobernador de Antinoe en Tebaida del Alto Egipto fue Ariano, un feroz perseguidor que había enviado a muchos cristianos a una muerte violenta, entre ellos los santos Timoteo y Maura (3 de mayo) y San Sabino (16 de marzo). Cuando encarceló a los cristianos por su confesión de fe, uno de ellos, llamado Apolonio, lector de la Iglesia, perdió el coraje al ver los instrumentos de tortura y pensó en cómo podría escapar de los tormentos sin negar a Cristo. Le dio dinero a Filemón, un flautista y un pagano, para que se pusiera su ropa y ofreciera sacrificios ante Ariano, para que todos pensaran que Apolonio había hecho la voluntad del gobernador, y pudiera librarse. Filemón estuvo de acuerdo con esto, pero cuando llegó el momento de ofrecer sacrificios, iluminado por la gracia divina, se declaró cristiano. Él y Apolonio, quien también confesó a Cristo cuando se descubrió el fraude, fueron decapitados. Antes de decapitarlos, Ariano había ordenado que los dispararan con flechas, pero mientras permanecían ilesos, el propio Ariano fue herido por una de las flechas; San Filemón predijo que después de su martirio, Ariano sería sanado en su tumba. Cuando esto sucedió, Ariano, el perseguidor que había matado a tantos siervos de Cristo, creyó en Cristo y fue bautizado con cuatro de sus guardaespaldas. Diocleciano se enteró de esto e hizo que fueran traídos Ariano y sus guardaespaldas. Por su confesión de Cristo, fueron arrojados al mar y recibieron la corona de la vida eterna.

Tropario, tono 4
Tus mártires, oh Señor Dios nuestro, por sus luchas recibieron de Ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribaron a los tiranos y destruyeron la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.

San Germán de Alaska, iluminador de los Aleutas / Santos mártires Eustracio, Auxencio, Eugenio, Mardario, Oreste de Sebaste / Santa Virgen Mártir Lucía de Siracusa

San Germán de Alaska, iluminador de los Aleutas

13 de Diciembre

 

Nació en Serpujov en la diócesis de Moscú por el año de 1756 y a la edad de 16 años comenzó con su vida monástica en la Gran Lavra de la Santísima Trinidad-San Sergio cerca de San Petersburgo. Cuando estaba en la lavra desarrollo una muy fuerte infección en el lado derecho de su garganta que lo puso a punto de la muerte. Pero después de una oración ferviente frente al Icono de la Santísima Madre de Dios cayó en un profundo sueño, y soñó que era sanado por la Virgen. Al levantarse, se dio cuenta de que se había recuperado totalmente. Permaneció en la Lavra por cinco años más, y después se trasladó al Monasterio de Valaam.
Durante su estancia en Valaam, el Monasterio era visitado por Gregory Shelikov, cabeza de la Compañía de Comercio Golikov-Shelikov, quien solicitó monjes para trabajar en el nuevo campo misionero en Alaska. Y en 1793, el Padre Germán con algunos monjes más, fue enviado por el Santo Sínodo de Rusia al campo misionero de Alaska, arribando a la Isla Kodiak el 24 de septiembre de 1794. Desde la Isla Kodiak, los Monjes comenzaron su esfuerzo para convertir y educar a los nativos del lugar. Y varios miles de los habitantes de Alaska se convirtieron a la Ortodoxia, pero la misión no tenía el éxito esperado. El Archimandrita Joasaph, que era la cabeza de la misión, fue consagrado Obispo, pero murió con otros dos cuando su barco que estaba de regreso a Alaska se hundió, y el Padre Germán, que desde un principio se había distinguido por su humildad, compasión por los nativos y sus habilidades administrativas se convirtió en la cabeza interina de la misión.
Después de una difícil relación con la Compañía de Comercio Ruso-Americana, quienes controlaban la colonia de Alaska, entre los años de 1808 y 1818 el Padre Germán salió de Kodiak y fue a la Isla Spruce, a la que él llamo Nuevo Valaam. Él estuvo el resto de su vida en esta isla, donde el cuidaba huérfanos, fundo una escuela y continuo su trabajo misionero. Construyó una pequeña capilla, una escuela y una casa de huéspedes, y la comida para él y los huérfanos era producida por su pequeña huerta. Llevando muy poco consigo mismo, El Padre Germán vestía la ropa más vieja y humilde que uno se podría imaginar bajo su sotana, y comía muy poco. En su tiempo libre era devoto de orar y cantar el servicio que él podía hacer al ser solamente Monje. Su vida era la de un asceta y era en muchas formas similar a la de los primeros Monjes del desierto en Egipto. Cuando le preguntaban si siempre estaba solitario, el Padre Germán respondía, “No, yo no estoy solo ahí ¡Dios está ahí!, porque Dios está en todas partes. Los Santos Ángeles están ahí. ¿Con quién es mejor hablar, con gente o con Ángeles? Seguramente con Ángeles”.
Como verdadero Padre Espiritual él podía ver dentro de los corazones de sus hijos espirituales y los ayudaba. Los nativos reconocían la santidad del Venerable Padre Germán y acudían a él por ayuda y consejo, viendo en él un intercesor ante Dios. Una vez había un gran maremoto amenazando la isla y la gente fue con el Padre Germán para pedirle ayuda. Entonces tomó un Icono de la Madre Dios, lo puso en la playa y dijo: “no tengan miedo. El agua no subirá al nivel donde está este Santo Icono”; y tal y como dijo el agua no sobrepaso ese nivel.
Antes de su muerte, el Padre Germán dijo a la gente que cuando el muriera no habría sacerdote en el área y ellos tendría que enterrarlo. También dijo que sería olvidado por treinta años y después sería recordado. El Padre Germán durmió en el Señor el 13 de diciembre de 1837, de la forma que había descrito a su rebaño. Ellos continuaron venerando su memoria, pero para el mundo exterior parecía que lo habían olvidado hasta la primera investigación de su vida en 1867, por el Obispo Pedro de Alaska.
Finalmente, el 9 de agosto de 1970, el Santo Monje fue Glorificado (canonizado) por la Iglesia Ortodoxa en América.

Tropario, tono 4
Bienaventurado asceta de las estepas del norte y clemente intercesor por el mundo entero; maestro de la Fe Ortodoxa, buen instructor de piedad; adorno de Alaska y alegría de toda América. Santo Padre German, suplica a Cristo Dios que salve nuestras almas.

Santos mártires Eustracio, Auxencio, Eugenio, Mardario, Oreste de Sebaste

Los cinco mártires eran de la Gran Armenia. Al igual que sus antepasados, adoraban a Cristo en secreto; Durante la persecución de Diocleciano, se presentaron ante las autoridades del Foro, y después de haber sido atormentados de diversas maneras, por Lisio el procónsul, tres de ellos terminaron sus vidas en tormentos. En cuanto a los santos Eustracio y Oreste, sobrevivieron y fueron enviados a Sebaste con Agricolao, que gobernó todo el Este; Por su orden, estos santos recibieron su fin como mártires por fuego en el 296. San Auxencio era sacerdote y San Eustracio fue un hombre educado y orador; Era el principal de los dignatarios de Lisio y el archivero de la provincia.

Tropario, tono 4
Tus mártires, oh Señor Dios nuestro, por sus luchas recibieron de Ti la corona incorruptible, porque, habiendo conseguido tu fuerza, derribaron a los tiranos y destruyeron la presunción impotente de los demonios. Por sus oraciones, oh Cristo Dios, salva nuestras almas.

Santa Virgen Mártir Lucía de Siracusa

Santa Lucia cuyos padres eran nobles y ricos, había nacido en Siracusa de Sicilia. La niña fue educada en la fe cristiana. Perdió a su padre durante la infancia y se consagró a Dios siendo muy joven. Sin embargo mantuvo en secreto su voto de virginidad, mientras que su madre Eutiquia la exhortaba a contraer matrimonio con un joven pagano.
Lucia persuadió a su madre de que fuese a Catania a orar ante la tumba de Santa Ágata para obtener la curación de unas hemorragias. Ella misma acompaño a su madre y Dios escuchó sus oraciones. Entonces, la santa dijo a su madre que deseaba consagrarse a Dios y repartir su fortuna entre los pobres. Llena de gratitud a Dios Eutiquia le dio permiso de hacer lo que quisiese. El pretendiente de Lucía se indignó profundamente y delató a la joven como cristiana ante el gobernador. La persecución de Diocleciano estaba entonces en todo su furor. Como Lucía no cedía, el gobernador la condenó a perder la virginidad en una casa de prostitución; pero Dios impidió que los guardias pudiesen mover a la joven del sitio en que se hallaba. Entonces, los guardias trataron de quemarla en la hoguera, pero también fracasaron. Finalmente, la decapitaron.

Tropario, tono 3
Exaltamos con ferviente amor tu más ilustre batalla, y te alabamos y honramos como una casta y´virgen vencedora; porque buscando la belleza de Cristo y nada más, aborreciste todas las cosas corruptibles oh sabia Lucía. Por lo tanto, cuando fuiste decapitada, fuiste adornada con una corona incorruptible.

 

San Espiridión el Milagroso, obispo de Trimitunte

San Espiridión el Milagroso, obispo de Trimitunte

12 de Diciembre

La isla de Chipre fue tanto el lugar de nacimiento de este famoso santo como el lugar donde pasó su vida en servicio a la Iglesia. Venía de una simple familia de agricultores, y permaneció simple y humilde hasta el final de su vida. Se casó joven y tuvo hijos, pero al morir su esposa, se dedicó completamente al servicio de Dios. A causa de su fervor, fue escogido como obispo de Trimitunte, y aun siendo obispo no cambió su simple estilo de vida, sino que continuó cuidando su ganado y arando la tierra él mismo. Consumía muy pocos de sus productos, y daba la mayor parte de estos a los pobres. Obró grandes milagros por el poder de Dios, haciendo que lloviera durante una sequía, levantando a muchos muertos, sanando al emperador Constancio de una grave enfermedad, viendo y oyendo ángeles, previendo eventos futuros, y escrutando los secretos del corazón humano. Convirtió a muchos a la verdadera Fe e hizo muchas otras cosas. Estuvo presente en el Primer Concilio Ecuménico celebrado en Nicea en el 325 d. C., y mediante sus claras y sencillas, además de sus convincentes milagros, trajo a muchos herejes de regreso a la Ortodoxia. Vestía tan simplemente que cierta vez, habiendo sido invitado por el Emperador a su corte, un soldado le confundió con un mendigo y le pegó un golpe. El manso y sencillo Espiridión volvió la otra mejilla.
Glorificó a Dios con muchos milagros, y fue de gran ayuda tanto a individuos como a toda la Iglesia de Dios. Entró a su descanso en el Señor en el 348 d. C., y sus reliquias, que obran maravillas, reposan en la isla de Corfú, donde continúan glorificando a Dios con muchos milagros.
Tropario, tono 1
Te has manifestado cual defensor del Primer Concilio, y obrador de los milagros, oh Espiridión, nuestro padre lleno de Dios; hablaste con la difunta en el sepulcro, transformaste en oro la serpiente, y cuando oficiabas, tuviste a los ángeles por concelebrantes, oh Santísimo: ¡Gloria a Cristo que te ha glorificado! ¡Gloria al que te ha coronado! ¡Gloria a Él, Quien a través de ti ha brindado curación a todos!

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