San Teodoro de Tiro (Gran Mártir)

17/02

febrero17-teodoro_tiroEn la provincia de Panonia, en tiempos de las persecuciones por el emperador Maximiano (años 286-305), un grupo de guerreros cristianos fue obligado a negar a Cristo y a hacer un sacrificio a los ídolos. (El sobrenombre Tiro significa en latín “recluta”). Teodoro, uno de los soldados, se negó a rendir culto a los dioses paganos por lo que fue sometido a crueles martirios y encerrado en la cárcel.  Ahí, durante la oración él fue consolado con la milagrosa aparición de nuestro Señor Jesucristo.

Poco tiempo después lo sacaron de la cárcel  y con diferentes torturas lo quería obligar nuevamente a negar a Dios. Finalmente, viendo su firmeza, el gobernador lo condenó a la hoguera. Sin ningún temor san Teodoro subió a la hoguera y orando y glorificando a Dios entregó su alma. Fue cerca del año 305.

Sus restos  fueron sepultados en la ciudad de Eujaita (actualmente Marcivan en Asia Menor). Más tarde sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla a la Iglesia consagrada a su nombre. Su cabeza se encuentra en la ciudad Gaeta, Italia. 

50 años después de la muerte de San Teodoro, el emperador Juliano, el Apóstata (años 361-363) queriendo profanar la Gran Cuaresma Cristiana, ordenó al gobernador de la ciudad de Constantinopla rociar con la sangre de los sacrificios que se hacían a los ídolos, todos los alimentos que se venderían en la feria durante todos los días de la primer semana de la Cuaresma. En una visión, San Teodoro se presentó al arzobispo de Constantinopla y le ordenó avisar a todos los cristianos que no compraran los alimentos profanados y que comieran solamente el trigo cocido con miel. En memoria de esto la Iglesia Ortodoxa celebra, hasta el día de hoy, todos los años el día del Gran Mártir Teodoro de Tiro cada primer sábado de la Gran Cuaresma.

Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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San Pánfilo (Mártir)

16/02

Pánfilo  fue uno de los mártires que sufrieron durante la persecución contra los cristianos, iniciada por el emperador Diocleciano en los años 308-309 en Cesarea de Palestina.

El santo mártir Pánfilo, nativo de la ciudad de Beirut, fue educado en Alejandría  y ordenado sacerdote en Cesárea. Dedicó mucho trabajo a la recopilación de manuscritos y a corregir los errores de los copistas en los textos del Nuevo Testamento. Los textos corregidos de San Pánfilo se copiaban  y se distribuían a todo el que quería. Muchos paganos se convirtieron a Cristo a través de ellos.

San Pánfilo fue muy respetado, por lo que se consideraba afortunado a aquel que localizara o adquiriera  alguno de sus manuscritos. Describió su martirio Eusabio, Obispo de Cesarea, quien se considera su discípulo.

Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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San Onésimo (Apóstol)

02/15

febrero15_San_OnesimoSan Onésimo, Apóstol de los Setenta; en su juventud era un siervo de Filemón, un cristiano de linaje que vivía en la ciudad de Colosas, Frigia.

Culpable de un delito contra su amo y temiendo el castigo, San Onésimo huyó a Roma y siendo  un esclavo fugitivo  terminó en la cárcel. Ahí se encontró con el apóstol Pablo y  fue iluminado  y bautizado por él.

En la cárcel San Onésimo se sintió como un hijo del apóstol Pablo. San Pablo, que conocía personalmente a Filemón,  le escribió una carta llena de amor  pidiéndole que perdonara al esclavo fugitivo y lo aceptara como a un hermano. Envió a Onésimo con esta carta a su maestro.

Después de haber recibido la carta, San Filemón, obispo de la  ciudad, lo perdonó, lo acogió en su casa y le enseñba a vivir en Dios.

Después de la muerte del Apóstol Pablo, San Onésimo sirvió a los apóstoles, hasta su fin, y fue nombrado también  obispo.

Posterior a la muerte de los santos Apóstoles,  predicó el Evangelio en muchos países y ciudades: en España, Carpetania, Colosas, Patras. En su vejez, San Onésimo ocupó el trono del obispo de Efeso.

Durante el reinado del emperador Trajano (89-117), San Onésimo fue arrestado y llevado a juicio por lo que permaneció en la cárcel durante dieciocho días y posteriormente fue apedreado y decapitado. Una mujer ilustre tomó el cuerpo del Mártir y lo colocó en un ataúd de plata. Esto tuvo lugar en el año 109. 

Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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San Marón Anacoreta (Justo)

14/02

febrero14_San_MaronSan Marón eligió una morada solitaria no lejos de la ciudad de Cirrus al norte de Siria, y allí, por espíritu de mortificación, vivía casi siempre a la intemperie. Cierto es que tenía una pequeña cabaña cubierta con pieles de cabra para taparse en caso de necesidad, pero rara vez la utilizaba. Encontró las ruinas de un templo pagano, lo dedicó al verdadero Dios  y lo convirtió en casa de oración. San Juan Crisóstomo, quien lo estimaba mucho, le escribía desde Cucusus, donde estaba desterrado y se encomendaba a sus oraciones, rogándole le diera noticias suyas con la mayor frecuencia posible.

San Marón había tenido por maestro a San Zebino, de quien había heredado la virtud de la oración constante. Se dice que pasaba días y noches enteras orando  sin experimentar cansancio. Generalmente rezaba de pie, aunque cuando ya era muy anciano tenía que sostenerse con un báculo. A los que iban a consultarle les respondía con la mayor brevedad posible pues deseaba pasar todo su tiempo en conversación con Dios.

Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

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San Euxencio (Justo)

14/02

San Euxencio, de origen sirio, sirvió en la corte del emperador Teodosio el Joven (418-450). Fue conocido como un virtuoso sabio y prudente. Y era, además, amigo de muchos de los hombres piadosos de su época.

Perturbado por la vanidad mundana, San Euxencio fue ordenado al sacerdocio santo y luego recibió la tonsura monástica. Después de esto se fue a Bitinia y encontró un lugar solitario en el monte Oxia, no lejos de Calcedonia  y allí comenzó la vida de un ermitaño (Esta montaña fue llamada después  monte  Ausencio).  El lugar de los esfuerzos del santo fue descubierto por los pastores en busca de su oveja perdida. Se dijo a los demás acerca de él  y la gente comenzó a acercarce a él para sanar. San Euxencio sanó a muchos de los enfermos en el nombre del Señor.

En el año 451 San Euxencio fue invitado al  IV Concilio Ecuménico de Calcedonia, que denunció las herejías eutiquiana y nestoriana. Con estudios  teológicos y  familiarizado con la Sagrada Escritura, San Euxencio superó fácilmente a los oponentes que le debatieron en el concilio. Tras el final del Consejo, San Euxencio regresó a su celda solitaria en la montaña. Con su visión espiritual supo del reposo de San Simeón el Estilita (459) desde una gran distancia.

San Euxencio murió alrededor del año 470, dejando tras de sí discípulos y muchos monasterios en la región de Bitinia. Fue enterrado en un monasterio de Siria. Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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Áquila y Priscila (Mártires)

13/02

Febrero13_aquila_y_priscila

Áquila era un judío que se convirtió al cristianismo junto con su esposa Priscila. leemos de él en Hechos de los Apóstoles, capítulo 18. Estaba con su esposa en Italia cuando Claudio César oredenó que todos los judíos fueran expulsados de Roma; así que se diriguieron a Corinto y en ella permanecieron. En aquel entonces Corinto era un centro de comercio entre Italia y Asia Menor. Es allí donde San Pablo encontró a la pareja ya que practicaba el mismo trabajo que ellos: elaborar tiendas. Les predicó y les llevó con él en su viaje a Siria; luego los dejó en Éfeso. En esta ciudad conocieron a Apolo, un señor muy elocuente, conocedor de las Escrituras, iniciado en los caminos del Señor y fervoroso; pero no había conocido más que el bautismo de Juan. Enseñaba en la Senagoga cuando Áquila y Priscila lo escucharon; lo llevaron a su casa y “le explicaron con más exactitud el Camino” (Hch 18:26).

La santa pareja regresó a Roma y abrió su casa para la Iglesia. San Pablo en su Epístola a los Romanos les envía sus saludos “Saludos a Priscila y Áquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salavame” (Rom 16:3-4). La Tradición confirme que recibieron el santo maritrio siendo decapitados. Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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San Martiniano (Justo)

13/02

Febrero13_San_Martiniano_de_PalestinaSan Martiniano se fue a vivir al desierto de Palestina a la edad de dieciocho años. Durante veinticinco años se dedicó a obras ascéticas y al silencio, y se le concedió el don de curación de enfermedades y del exorcismo, sin embargo, enfrentó diversas tentaciones.

Una vez que una mujer libertina apostó con sus amigos a que podría seducir a Martiniano quien tenía fama de virtuoso. Vino a él una noche fingiendo que se había perdido en la tormenta y le pidió refugio. El santo la dejó entrar. Ella se cambió de ropa por otra muy bonita y comenzó a tentar al asceta. Por poco cae en la tentación, pero de repente salio de la celda y sintió el infierno al que se iba a meter, entonces encendió una fogata y la lisaba con los pies descalzos; la mujer salió al escuchar sus gritos y la escena la movió al arrepentimiento; así que pidió al santo que le guiara por el camino de la salvación y él, entonces le pidió que fuera a Belén, a Santa Paula (26 de enero). Allí vivió como una monja durante doce años en el ascetismo riguroso hasta su fin feliz. El nombre de la mujer era Zoe.

El santo, confundida por la tentación que tuvo, decidió ir a vivir a una isla rocosa deshabitada. Ahí  vivió a cielo abierto por muchos años. Se alimentaba de lo que encontraba en la isla a su vez que un marinero amigo suyo le traía alimento y agua cada dos meses.  Como pago a cambio del favor recibido, el monje tejía canastas para él.

Cierto día, una fuerte tormenta destruyó un buque  y una mujer llamada Fotina llegó como sobreviviente a la isla de San Martiniano. San Martiniano le dio auxilio y le enseñó cómo sobrevivir en la isla y le dijo:   “Quédate aquí porque aquí hay  pan y agua. En dos meses, un barco va a venir, entonces te regresas en él.” Y para rehuir la tentación a la que siempre le tuvo miedo, se tiró al mar, como si fuera en las manos de Dios; se acercaron a él unos delfines que lo llevaron a tierra firme. A partir de entonces, San Martiniano llevó la vida de un vagabundo; durante dos años peregrinó a más de 200 ciudades hasta que llegó a Atenas donde durmió en el Señor el año 422.

Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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Sam Melecio, Patriarca de Antioquía

12/02

Febrero12_MelecioMelecio nació en Melitene alrededor del año 310. Pertenecía a una de las familias más distinguidas de Asia Menor y se se le reconocía por ser muy inteligente y piadoso. En el año 357 fue ordenado obispo de Sebastes. Durante todo el tiempo que fungió como obispo luchó contra los arrianos para defender la Ortodoxia. Enfrentó a mucha gente que le tendió trampas, que se opuso a su cargo, que le mandó exiliar y finalmente, cansado, abandonó su cargo y se retiró a Siria.

Aún en Siria, enfrentó a muchos enemigos de la Ortodoxia. Realizó grandes escritos y vivió en oración.

En 381, se reunió en Constantinopla el segundo Concilio Ecuménico y San Melecio lo presidió. Estando el Concilio en sesiones, murió.

Melecio se había hecho querer por todos los que lo conocieron. San Juan Crisóstomo nos dice que su nombre era tan venerado, que la gente en Antioquía escogía este nombre para sus hijos;  grababan su imagen en sus sellos y en su vajilla y lo esculpían sobre sus casas. Todos los Padres del Concilio y los fieles de la ciudad asistieron a sus funerales en Constantinopla. Uno de los prelados más eminentes, San Gregorio de Nissa, pronunció la oración fúnebre; en ella hizo referencia a “la dulce y tranquila mirada, radiante sonrisa y bondadosa mano que secundaba a su apacible voz”;  y terminó con las palabras: “Ahora Dios lo eleva cara a cara. Ruega por nosotros y por la ignorancia del pueblo.” Cinco años más tarde, San Juan Crisóstomo, a quien San Melecio había ordenado diácono, pronunció un panegírico el 12 de febrero, el día de su muerte o de su traslación a Antioquia.

Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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Santa Teodora (Reina)

11/02

febrero11_teodoraLa Santa emperatriz Teodora (829-842) era la esposa del emperador bizantino Teófilo, iconoclasta y héreje.  Ella,  en secreto veneraba a los santos iconos. Después de la muerte de su marido, Santa Teodora, gobernó el reino, porque su hijo Miguel era menor de edad.

Aprovechando  su poder, Teodora permitió a su pueblo nuevamente  la veneración de los iconos.  Santa Teodora también estableció como señal del triunfo de la ortodoxia, la celebración anual de este evento el primer domingo de la Gran  Cuaresma.

Cuando  su hijo Michael cumplió la mayoría de edad, Teodora se retiró de la Administración y pasó ocho años en el monasterio de Santa Eufrosina, donde se dedicó a la lucha ascética  y a la lectura de libros que nutrieron su alma.

Existe una copia de los Evangelios hecha de  su propia mano. Ella murió en paz en torno al año 867.

En 1460, sus reliquias fueron trasladados a la isla de Kerkyra (Korfú), donde reposan al lado de las reliquias de San Espiridión.

Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

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San Blasio (Obispo y Mártir)

11/02

febrero11_BlasioSan Blasio, obispo y mártir, fue celebre en todo el mundo cristiano por el don de los milagros con que Dios lo honró.

Nació en Sebaste, cuidad de Armenia. La pureza de sus costumbres, la dulzura de su naturaleza, su humildad y prudencia, y sobre todo, su eminente misericordia, criaron en él la estimación de todo lo bueno.

Los primeros años de su vida se desempeñó en el estudio de la filosofía y un tiempo hizo grandes progresos. Los bellos descubrimientos que hizo en el estudio de la naturaleza excitaron su inclinación a la medicina, la cual practicó con perfección. Esta profesión le dio motivo para conocer más de cerca las enfermedades y la miseria de esta vida. Pensaba retirarse al desierto, pero cuando falleció el obispo de Sebaste, lo eligieron en su reemplazo con los aplausos de toda la ciudad.

El nuevo cargo lo obligó a iniciar una vida más santa. Cuanto más se ocupaba de la salvación de sus ovejas, más aumentaba esa despreocupación por su propia vida. Se dedicó entonces a instruir al pueblo; más con su ejemplo que con su palabra.

Era tan grande la predisposición que tenía al retiro y tan ardiente el deseo de perfeccionarse cada día más y más, que tuvo la necesidad de esconderse en una gruta, situada en la punta de una montaña llamada “el monte Argeo”, poco distante de la ciudad.

A pocos días de estar allí, Dios manifestó la eminente santidad de su fiel siervo con varios milagros. No solamente venían de todas partes hombres para que los curara de las dolencias de su alma y cuerpo, sino que hasta los mismos animales salvajes salían de sus cuevas y venían a manadas a que el santo Obispo les diera su bendición y para ser sanador. Si sucedía que lo encontraban en oración cuando llegaban, esperaban mansamente en la puerta de la gruta sin interrumpirlo, pero no se retiraban hasta lograr que el Santo los bendijera.

Hacía el año 315 por mandado del emperador Licinio, se ordenó exterminar a todos los cristianos. El plan para exterminarlos consistía en juntarlos en un gran patio y echarles unos leones para que los mataran, de tal suerte que mandaron a la selva a un grupo de soldados para capturar a algunos leones.

En cumplimento de su misión, salieron a las selvas cercanas en caza de leones y tigres. Los enviados del gobernador entraron por el monte Argeo y se encontraron con la cueva, en la cual San Blasio estaba retirado. La entrada a la cueva estaba rodeada de muchos animales salvajes viendo al Santo que estaba rezando en medio de ellos con la mayor tranquilidad. Fascinados del suceso tan extraordinario, comunicaron al Gobernador lo que acababan de ver y él, sorprendido de esta noticia, ordenó a los soldados que trajeran a su presencia al santo Obispo. Nuestro Santo, bañado de una dulcísima alegría les dijo: “Vamos, hijos míos, vamos a derramar nuestra sangre por mi Señor Jesucristo. Hace mucho tiempo que suspiro por el martirio, y esta noche el Señor me ha honrado aceptando mi sacrificio”.

Luego que se extendió la noticia que a nuestro Santo lo llevaban a la ciudad de Sebaste, los caminos se llenaron de gente —concurriendo hasta los mismos paganos— que deseaban recibir su bendición y el alivio de sus males. Una pobre mujer, desesperada y afligida, pasó como pudo por medio de la muchedumbre y llena de confianza se arrojó a los pies del Santo, presentándole a un hijo suyo que estaba sufriendo por una espina que le había atravesado la garganta y que lo ahogaba sin remedio humano. Compadecido el piadoso Obispo del triste estado de su hijo y del dolor de la madre, levantó los ojos y las manos al cielo y empezó a rezar fervorosamente: “Señor mío, Padre de las Misericordias y Dios de todo consuelo, dígnate de oír la humilde petición de tu siervo y concédele a este niño la salud para que a través de éste milagro todo el mundo sepa que Tú eres el Señor de los vivos y de los muertos pues Tú eres el Dueño y soberano de todos, misericordiosamente liberal, y te suplico humildemente, que todos los que recurran a mí para conseguir la curación con fe y temor de ti, sean benignamente oídos y favorablemente atendidos.” Apenas terminó el Santo su oración, cuando el muchacho arrojó la espina de su garganta y quedo totalmente sano. (Actualmente ésta es la principal veneración que tiene San Blasio, por la ayuda con todos los males de la garganta, y los milagros que aparecen cada día demuestran la eficacia de su poderosa protección).

Cuando llegaron a la ciudad, San Blasio fue presentado al Gobernador, quien le ordenó que allí mismo, sin ninguna réplica y demora, sacrificase a los dioses inmortales. ¡Oh Dios! — exclamó el Santo — ¿Para qué diste ese nombre a los demonios, que sólo tienen el poder para hacernos mal? No hay más dios que un sólo Dios Inmortal, Todopoderoso y Eterno y ese es el Dios que yo adoro!”

Irritado con esta respuesta, Agricolao al instante ordenó que le pegaran con toda la crueldad posible hasta que muriera, pero San Blasio demostró alegría en su semblante y obtuvo una fuerza sobrenatural que lo sostuvo con vida. Después lo llevaron a la cárcel, en la cual obró tantos milagros que cuando entró enfurecido el Gobernador, ordenó que le despedazasen el cuerpo con uñas de acero, herida tras herida.

Corrían arroyos de sangre por todas partes. Siete devotas mujeres, se preocuparon de recogerla cuidadosamente y por ese acto fueron llevadas ante el gobernador acompañadas de dos pequeños niños. Él las mandó a honrar a los dioses bajo pena de su vida. Ellas pidieron que les entregaran los ídolos, y cuando todos creían que iban a venerarlos, los arrojaron a una laguna. Por esa demostración ganaron la corona del martirio siendo degolladas junto con los dos niños.

San Blasio, seguía vivo, entonces avergonzado el gobernador de verse siempre vencido, mandó que lo ahogaran en la misma laguna donde habían sido arrojados los ídolos. Protegiéndose el Santo Mártir con la señal de la cruz, comenzó a caminar sobre las aguas sin hundirse. Como si fuera por tierra firme, llegó a la mitad de la laguna y se sentó serenamente demostrando a los infieles que sus dioses no tenían ningún poder. Hubo algunos tan necios o corajudos, que quisieron hacer la prueba por su cuenta, pero todos se ahogaron. En ese momento San Blasio escuchó una voz que lo llamaba a salir de la laguna para recibir el martirio. Al salir, el gobernador de inmediato le mandó a cortar la cabeza. Esto sucedió en el año 316.

Sus intecrcesiones sean con nosotros. Amén.

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