Boletín del 29/04/2012

Domingo de las Mirróforas

Mujeres, escuchen la voz de la alegría, que dice:
“¡Pisoteando al Hades tirano,
he levantado de la corrupción al mundo!”
Apresúrense y avisen a mis amados la Buena Nueva,
pues deseo que mi creación sea iluminada con la alegría
emanada de donde antes surgía la tristeza.
                                                                             Exapostelario
 

Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Tropario de las Mujeres Mirróforas

Tono 2

El virtuoso José, al bajar tu Purísimo Cuerpo del  Madero,
lo envolvió en un sudario limpio,
lo embalsamó con aromas y lo colocó en un  sepulcro nuevo;
pero tú resucitaste al tercer día, oh Señor,
otorgando al mundo la gran misericordia.

Condaquio de Pascua

Tono 8

Cuando descendiste al Sepulcro, oh Inmortal,
destruiste el poder del hades; y al resucitar vencedor,
oh Cristo Dios, dijiste a las mujeres Mirróforas:
“¡Regocíjense!” y a tus discípulos otorgaste la paz,
¡Oh Tú que concedes a los caídos la resurrección!

Lecturas Bíblicas

Hechos de los Apóstoles (6: 1-7)

En aquellos días: al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, busquen de entre ustedes a siete hombres, de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.» Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.

La Palabra de Dios iba creciendo; en Jerusalén se multiplicó considerablemente el número de los discípulos, y muchos de los sacerdotes iban sometiéndose a la fe.

 Evangelio según San Marcos (15: 43 – 16:8)

En aquel tiempo, vino José de Arimatea, miembro respetable del Sanedrín que esperaba también el Reino de Dios, y entró audazmente donde Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Se extraño Pilato de que hubiese muerto tan pronto, e hizo llamar al centurión; le preguntó si había muerto hacía tiempo. Enterado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien compró una sábana, bajó a Jesús de la cruz, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca, e hizo rodar una gran piedra contra la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, madre de José, observaban dónde quedaba puesto. Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para ir a embalsamarlo; y muy de madrugada el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos rodará la piedra de la entrada del sepulcro?» Y levantando los ojos ven que la piedra, que era muy grande, había sido retirada. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se sorprendieron. Él les dijo: «No se asusten; ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el crucificado: ha resucitado, no está aquí. Éste es el lugar donde lo pusieron. Pero vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro, que va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, como les dijo.» Ellas, saliendo del sepulcro, huyeron, pues el temblor y el asombro se habían apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.

Mensaje Pastoral

La valentía: indicio de amor

Todos queremos a alguien; pero pocos nos atrevemos a amar al prójimo más que a nosotros mismos. De tal modo era el amor en Cristo de las mujeres mirróforas, que madrugaron el primer día de la semana, apenas «pasado el sábado», y emprendieron el camino hacia el Sepulcro para embalsamar al Señor a Quien sirvieron y quisieron, sin miedo a quienes lo juzgaron y pusieron sobre su Sepultura una piedra «muy grande», y a los guardias.

¿Quién muestra valor como el de las Mirróforas o como José de Arimatea, el cual «tuvo la valentía de entrar donde Pilatos y pedirle el cuerpo de Jesús»? ¿Quién, amando, se atreve a enfrentar a los poderosos de este siglo y a servir y acoger a los marginados? Es más común encontrar un cariño aparente y pasivo que abandona ante la cruz, que el amor verdadero y audaz que asiste al amado, más aún, en los momentos de la debilidad como la muerte y el sepulcro. Sin este amor valiente, jamás se podría cambiar cualquier realidad dolorosa del tiempo presente. ¿Cómo la cristiandad conquistó el mundo romano, pagano y subyugador, si no con la audacia de las mirróforas? El libro de los Hechos de los apóstoles nos habla de las multitudes que cada vez se incorporaban al Camino, no a través de la espada ni del poderío: pescadores echaron la red en la palabra del Señor, se abandonaron en las manos del Todopoderoso, y así transformaron el rostro de la humanidad.

En nuestra era, se han puesto sellos de autenticidad sobre principios corruptos e ideales falsos, a tal grado que se ha considerado natural lo que ninguna conciencia sincera acepta: aborto, familias destrozadas, decadencia moral (y todo en el nombre de la libertad)… Pero, ¿quién tiene el amor que se atreve a «rodar la piedra» para saltar hacia la vida sin advertir estos sellos irreales?

Nuestras comunidades, inclusive las cristianas, admiten la fe superficial: ciertas apariencias confesionales o sociales que se agrupan alrededor de fiestas y tradiciones, y reducen la religión a estas prácticas; para ellas, todo lo que esté más allá de estas fronteras es exageración, pérdida de tiempo e ignorancia. ¿Quién tiene el amor que se atreve a enfrentar, en su interior y ambiente, el dominio de lo social vacío y el terrorismo de la vida light para pedir el cuerpo de Jesús, que aparenta estar muerto pero, en realidad, es la Vida?

La valentía examina la credibilidad del amor y de la fe: valentía de iniciativa, valentía de sacrificio, de paciencia y de perdón. Hay amor que busca el propio interés y otro que accede a la aventura del sacrificio. El primero se conforma con lo disponible que satisface, mientras el segundo no retrocede ante una realidad impuesta y muestra viable lo que parecería imposible: «Todo lo puedo en Aquél que me conforta» (Flp 4:13).

Un cariño apático jamás buscará vida en el Sepulcro y, en consecuencia, nunca le será anunciada la Resurrección como a las discípulas; porque el amor con valentía es digno de recibir la Buena Noticia de la Resurrección, y gustará del gozo del Día del Señor que no conoce ocaso.

Nuestra fe y Tradición

 El Símbolo de la Fe

  El credo es una oración en la cual están presentadas, con breves pero exactas palabras, las verdades fundamentales de la fe ortodoxa.

Desde los antiguos tiempos apostólicos, los cristianos utilizaban los llamados “símbolos de la fe” (o credos) para recordar las mas importantes verdades de la fe cristiana. En la antigua Iglesia existían varios símbolos de fe sucintos. En el siglo IV, cuando aparecieron las falsas doctrinas acerca de Dios Hijo y el Espíritu Santo, se suscitó la necesidad de completar los símbolos de antaño.

El Símbolo de la fe que estamos tratando fue compuesto por los Padres del Primer y Segundo Concilio Ecuménico (universal). En el Primer Concilio Ecuménico fueron redactados los siete primeros artículos de este Símbolo, y en el segundo, los cinco restantes. El Primer Concilio Ecuménico tuvo lugar en Nicea en el año 325 de la era cristiana, con el fin de afirmar la verdadera doctrina acerca del Hijo de Dios en contraposición a la falsa doctrina de Arrio, que sostenía que el Hijo de Dios fue creado por Dios Padre. El Segundo Concilio Ecuménico fue celebrado en el año 381 en Constantinopla para afirmar la doctrina verdadera del Espíritu Santo en contraposición a la falsa doctrina de Macedonio, que había rechazado la divina dignidad del Espíritu Santo. De acuerdo con los nombres de las dos ciudades en las cuales se reunieron los Padres del Primer y Segundo Concilio Ecuménico, el Símbolo lleva en nombre de Niceo-Constantinopolitano.

El Símbolo de la fe se divide en 12 artículos. En el primer artículo se habla de Dios Padre; desde el segundo hasta el séptimo artículo se habla de Dios Hijo; en el octavo artículo, de Dios Espíritu Santo; en el noveno, de la Iglesia; en el décimo, del bautismo y finalmente, los artículos undécimo y duodécimo expresan la resurrección de los muertos y la vida eterna.

Vida de Santos

Santo Apóstol Santiago, hermano de Juan, el Teólogo

30 Abril

El Santo Apóstol Santiago, el hijo de Zebedeo, era el hermano de San Juan el Teólogo, y uno de los Doce Apóstoles. Él y su hermano, San Juan, fueron llamados a ser apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, Quién los llamó los “Hijos del trueno” (Marcos 3:17). Fue este Jacobo, con Juan y Pedro, que fueron testigos de la resurrección de la hija de Jairo, de la Transfiguración del Señor en el monte Tabor y de la agonía en el Huerto de Getsemaní.

 Santiago, después de la Venida del Espíritu Santo, predicó en España y en otras tierras, y luego regresó a Jerusalén. Él predicó abiertamente y con valentía a Jesucristo como el Salvador del mundo, y denunció a los Fariseos y a los Escribas con las palabras de la Sagrada Escritura, reprochándoles su malicia de corazón y la incredulidad.

 Los judíos no pudieron prevalecer contra Santiago, y por eso contrataron al mago Germógenes para disputar con el apóstol y rebatir sus argumentos de que Cristo era el Mesías prometido que había venido al mundo. El hechicero envió al apóstol su discípulo Felipe, que se convirtió a creer en Cristo. Entonces el mismo Germógenes fue convencido del poder de Dios, quemó sus libros de magia, aceptó el santo Bautismo y se convirtió en un verdadero seguidor de Cristo.

Los Judíos convencieron a  Herodes Agripa (40-44) arrestar el apóstol Santiago y condenarlo a la muerte (Hechos 12:1-2). Eusebio nos presenta algunos de los detalles de la ejecución del santo (HISTORIA DE LA IGLESIA II, 9). Santiago escuchó con calma la condenación a la muerte y continuaba dando testimonio de Cristo. Uno de los testigos, que se llamaba Josiah, quedó impresionado por el valor de Santiago. Él llegó a creer en Jesucristo como el Mesías. Cuando llevaron el apóstol a la ejecución, Josiah se echó a sus pies, arrepintiéndose de sus pecados y pidiendo perdón. El apóstol lo abrazó, le dio un beso y le dijo: “La paz y el perdón sean con usted.” Entonces Josiah confesó su fe en Cristo ante todos, y fue decapitado con Santiago en el año 44 en Jerusalén.

Santiago fue el primero de los Apóstoles que murió  como un mártir.

 Frases sobre la Resurrección

  • Vosotras, no temáis; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.  No está aquí, porque ha resucitado, tal como dijo. Venid, ved el lugar donde yacía. (Mt 28:5-6)
  • No está aquí, sino que ha resucitado. (Lc 24:6)
  • Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre. (Jn 20:31)

Boletín del 22/04/2012

Domingo Nuevo

Domingo de Santo Tomás

La primavera exhala su perfume
y la nueva creación se regocija;
los cerrojos de las puertas, hoy,
se quitan junto con la desconfianza,
y el querido Tomás exclama:
“Tú eres Señor mío y Dios mío.”
                                                               Exapostelario
 

Himnos de la Liturgia

Tropario Del Domingo del Apóstol Tomás

Tono 7

Oh Cristo nuestro Dios, estando sellado el sepulcro,
de él saliste esplendoroso, oh Vida.
Y mientras las puertas estaban cerradas,
viniste a los discípulos, oh Resurrección de todos, y por ellos,
nos renovaste a nosotros con recto Espíritu según tu gran misericordia.

Condaquio de Pascua

Tono 8

Cuando descendiste al Sepulcro, oh Inmortal,
destruiste el poder del hades; y al resucitar vencedor,
oh Cristo Dios, dijiste a las mujeres Mirróforas:
“¡Regocíjense!” y a tus discípulos otorgaste la paz,
¡Oh Tú que concedes a los caídos la resurrección!
 

Lecturas Bíblicas

Hechos de los Apóstoles  (5: 12-20)

En aquellos días: por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios en el pueblo…

Solían estar todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón, pero nadie de los otros se atrevía a juntarse a ellos, aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio. Se aumentaba más y más el número de los que creían en el Señor, una multitud así de hombres como de mujeres.

…hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos. También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados.

Entonces se levantó el sumo sacerdote, y todos los suyos, los de la secta de los saduceos, y llenos de envidia, echaron mano a los apóstoles y les metieron en la cárcel pública. Pero el Ángel del Señor, por la noche, abrió las puertas de la prisión, les sacó y les dijo: «Vayan, preséntense en el Templo y digan al pueblo todo lo referente a esta Vida».

 Evangelio según San Juan (20: 19-31)

Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban reunidos los discípulos por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «¡La paz sea con ustedes!» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de gozo al ver al Señor, el cual les repitió: «¡La paz sea con ustedes! Como el Padre me envió, así los envío también a ustedes.» Dichas estas palabras, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo: a quienes perdonen sus pecados, les serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.» Tomás, uno de los doce, llamado el mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Le dijeron después los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Mas él les respondió: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y no meto mi dedo en el agujero de los clavos, y mi mano en la llaga de su costado, no lo creeré.» Ocho días después, estaban otra vez los discípulos reunidos y Tomás con ellos; vino Jesús estando cerradas las puertas, y se puso en medio y dijo: «¡La paz sea con ustedes!» Luego dijo a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y examina mis manos, luego trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente.» Tomás exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús replicó: «Porque me has visto has creído. Bienaventurados aquellos que sin haberme visto han creído.»

Muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida en su Nombre.

Mensaje Pastoral

Creer para ver

«Bienaventurados aquellos que sin haberme visto han creído.»

Lo dijo el Señor a Tomás amonestándole por su desconfianza. Y san Pablo en la carta a los Hebreos notifica: «La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven» (Heb 11:1). Una de las inquietudes que pudieran turbar nuestra fe –más aún, en medio de la apatía del mundo que nos rodea– es el porqué creer. ¿Por qué creer lo que dijo Tomás y lo que dijo san Juan Evangelista sobre la Resurrección? ¿Por qué no creer a los soldados que, desde un principio, dijeron que «sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos» (Mt 28:13)? A cada rato y en diferentes formas se nos plantea este cuestionamiento, por lo que debemos estar «dispuestos a dar respuesta a todo el que os pide razón de vuestra esperanza» (1Pe 3:15).

En realidad, la base de la prédica cristiana es el martirio; hasta lógico y razonable es creer a Tomás y a los demás discípulos, quienes ofrecieron su vida por precio del testimonio que quisieron dar, una muerte constante: «por Ti, somos entregados a muerte todo el día» (Rom 8:36). Nadie muere por una mentira; con mucho más razón, si este martirio se ha perpetuado de generación en generación. Los apóstoles dieron testimonio de «lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos» (1Jn 1:1), mientras los guardas del Sepulcro dieron suposiciones de lo que no habían visto: «mientras dormíamos», decían.

En el fondo, la disputa sobre la Resurrección de Jesús no se ha detenido con lo de Tomás y los soldados; pues, de un lado, la experiencia de «acerca aquí tu dedo y examina» no ha cesado en la Iglesia, y los santos en todo tiempo son también testigos oculares; la Resurrección no es una anécdota sino una realidad presente en la Iglesia. Y del otro lado, las ideologías, los medios de comunicación y los iluminados tratan, día tras día, con más agresividad y una sonrisa ficticia (lobos rapaces con disfraces de ovejas), alumbrar nuestra ignorancia con sus suposiciones: una película por aquí, otro documental por allá, gnosticismo, evangelios apócrifos, etc., atestiguando lo que no han visto y encapsulándose lejos de la alegría de la esperanza, lejos de la bienaventuranza de los que «sin haberme visto han creído». Durante los veintes del siglo pasado, en la Unión Soviética, luego de que el Régimen Bolchevique fundara el Comité Los que no tienen dios, uno de sus miembros daba una conferencia atea. Después de exponer sus pruebas definitivas y contundentes de que Dios no existe, pidió a la audiencia plantear sus dudas o comentarios. Un sacerdote, vestido de civil, se puso de pie y nada más dijo: «¡Cristo ha resucitado!»; una voz unánime del pueblo contestó: «¡En verdad ha resucitado!»

¡Cristo ha resucitado! Quienes lo han creído lo han visto.

¡Cristo ha resucitado! Y las puertas del Hades no podrán contra su Iglesia.

¡Cristo ha resucitado! Venid tomemos del nuevo fruto de la Vid, de las primicias del Reino.

¡En verdad ha resucitado el Señor!

Nuestra Fe y Tradición

Primero, la Resurrección

La Resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra Fe. La Resurrección de Cristo es la primera, la más importante y la más grande Verdad, con la proclamación de la cual los apóstoles empezaron su evangelización. Así como la muerte de Cristo en la Cruz limpió nuestros pecados, así su Resurrección nos da la Vida Eterna. Por esa razón la Resurrección de Cristo es una fuente de alegría, de inagotable regocijo que llega a su punto más alto durante la celebración de la Pascua Cristiana.

Una semana después de su Resurrección, el Señor de nuevo apareció ante los apóstoles y entre ellos al apóstol Tomás, que no había estado durante la primera aparición del Salvador. Para disipar las dudas de Tomás acerca de su resurrección, el Señor le permitió tocar sus heridas y habiendo creído Tomás cayó a sus pies exclamando: “¡Señor Mío y Dios Mío!” Como narran los Evangelistas, después de su Resurrección durante un periodo de cuarenta días varias veces más se apareció ante sus apóstoles, conversaba con ellos y les daba las últimas exhortaciones. Un poco antes de su Ascensión, el Señor se les apareció a más de quinientos creyentes.

Vida de Santos

San Jorge, Gran Mártir

23 de abril

La Iglesia Ortodoxa ha enfatizado siempre que el reconocimiento de un santo, antes de ser confirmado como tal por las Autoridades Eclesiásticas, surge de la conciencia del pueblo de Dios, que venera, aún en vida, a una persona por su santidad, y mucho más después de su muerte.

En este sentido el pueblo ortodoxo, a lo largo de la historia, ha venerado a San Jorge y agradecido su eficaz intercesión, a tal grado que es impresionante el número de iglesias construidas, desde el Siglo IV hasta la fecha, dedicadas a este Gran Mártir de Cristo y puestas bajo su patrocino; y todavía más, que casi no haya familia en la que alguno de sus miembros no lleve el nombre de “Jorge.”

Jorge nació en la ciudad de Al-Led, Palestina, de una familia distinguida por su posición social, en el año 280. Al cumplir los 17 años, se incorporó al ejército; su notable entrega y valor impresionó de tal manera al emperador Diocleciano que rápidamente lo ingresó a su guardia real.

Poco después, Diocleciano emprendió su encarnizada persecución en contra de los cristianos, y los ríos de sangre desbordaron como nunca antes. Sin embargo, la fe de Jorge, antes que nada, soldado de Cristo, ni siquiera se tambaleó, sino que fortalecida, se enfrentó con toda valentía al emperador, proclamó su cristianismo y defendió su fe, la fe en Jesucristo, Dios verdadero.

Diocleciano, encolerizado, ordenó torturar a Jorge, pero todos los dolores no pudieron vencer la Gracia de Dios que apoyó al Mártir en su testimonio.  Entonces, el emperador, frustrado por su impotencia de hacer vacilar la sólida fe de Jorge, mandó decapitarlo. El soldado de Cristo lleno de alegría, con esa valentía que lo caracterizaba y con la luz de la Gracia Divina resplandeciendo en su rostro, inclinó la cabeza ante el verdugo. Su cabeza cayó, su alma se elevó al Cielo, su fama se difundió por todo el imperio, y su amor conquistó los corazones de los fieles que han gozado y gozan de su intercesión, manifestada en milagros, curaciones, consuelos y fortalecimiento de su fe, hasta el día de hoy.

Este cariño del pueblo de Dios hacia San Jorge le hizo aplicar al Soldado de Cristo, un antiguo mito referente a un guerrero que, defendiendo a su pueblo, mata al dragón que quiere comer a la bellísima princesa. La Iglesia aceptó esta aplicación y pintó a San Jorge como el soldado que con la lanza de su intercesión ha vencido al demonio y rescatado a la Iglesia, la Novia Inmaculada de Cristo, de cuantiosos peligros que la han rodeado. Que sus intercesiones sean para con todos nosotros. Amén.

San Tomás el Apóstol

Era uno de los doce discípulos del Señor perteneciente a una familia de pescadores. Luego de la resurrección de Cristo, y en su primera aparición a los discípulos Tomas no estuvo presente y desconfiaba de que fuera verdad esta aparición; en él Evangelio de San Juan dice: “Tomás, al que apodaban el Gemelo, y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús. Así que los otros discípulos le dijeron: –¡Hemos visto al Señor! –Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré –repuso Tomás. Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. –¡La paz sea con ustedes! Luego le dijo a Tomás: –Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y ponla en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe. -¡Señor mío y Dios mío! –exclamó Tomás. –Porque me has visto, has creído –le dijo Jesús–; dichosos los que no han visto y sin embargo creen”(Juan 20:24-29). La tradición nos dice que él Santo luego de la iluminación del Espíritu Santo fue a Persia Midia e India, a enseñar el Evangelio, en esta última zona fue martirizado y acecinado con unas lanzas.

Frases del Resucitado

  • Vosotros sois testigos de estas cosas. Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros. (Lc 24:48-49)
  •  Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. (Mt 28:18)
  • Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Mc 16:15)

Felicitación

El día 23 de abril, Memoria de San Jorge el Gran Mártir, felicitamos a la Comunidad de San Jorge en México D.F. y a la de San Jorge en Valencia Venezuela, y a la de San Jorge en San Juan, Puerto Rico, también a los Reverendos Padres Jorge el Dahr (Puerto Rico), Jorge Farah (Honduras), y el Diácono Jorge Noreña (México) y a todos nuestros fiesles que llevan el nombre de San Jorge. ¡Dios llene su vida y la de todos nosotros con el ánimo y la paz de la Pascua por la intercesión del Gran Mártir! Amén.

Boletín de Pascua

Pascua de Resurrección

 

  

Himnos de la Liturgia 

Tropario de Pascua

Tono 5

Cristo Resucitó de entre los muertos,
pisoteando la muerte con su muerte,
y otorgando la vida a los que yacían en los sepulcros.

Condaquio de Pascua

Tono 8

Cuando descendiste al Sepulcro, oh Inmortal,
destruiste el poder del hades; y al resucitar vencedor,
oh Cristo Dios, dijiste a las mujeres Mirróforas:
“¡Regocíjense!” y a tus discípulos otorgaste la paz,
¡Oh Tú que concedes a los caídos la resurrección!

Lecturas Bíblicas

Libro de los Hechos de los Apóstoles (1: 1-8)

El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo. A esos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesadel Padre, «que oyeron de mí: Que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.»

Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?» Él les contestó: «A ustedes no les toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y en Samaria, y hasta los confines de la tierra.»

Evangelio según San Juan (1: 1-17)

En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por Él fueron hechas todas las cosas, y sin Él no se ha hecho cosa alguna de cuantas han sido hechas. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz resplandece en medio de las tinieblas, y las tinieblas no pudieron retenerla. Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Éste vino como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran. No era él la luz, sino quien daría testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue por Él hecho, pero el mundo no lo conoció. Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron, que son los que creen en su Nombre, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios. Los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de voluntad de hombre, sino que de Dios nacieron. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros; y nosotros hemos visto su gloria, gloria que tiene del Padre como el Unigénito, lleno de gracia y de verdad. De Él da testimonio Juan, y clama diciendo: «He aquí Aquél de quien yo les decía: el que viene detrás de mí, se ha puesto delante de mí, por cuanto era antes que yo.» Así pues de la plenitud de Él hemos participado todos nosotros y recibido gracia sobre gracia. Porque la Ley fue dada por Moisés; mas la Gracia y la Verdad fueron traídas por Jesucristo.

Mensaje Pastoral

¿Quién nos rodará la piedra?

Cuando las mujeres estaban en camino hacia el sepulcro para embalsamar el cuerpo del Señor, se preguntaban entre sí: «¿Quién nos rodará la piedra de la entrada del sepulcro?» (Mc 16:3); pero Él había resucitado y había salido. La Vida supera las limitaciones de la corruptibilidad.

En realidad, los obstáculos verdaderos ante la Resurrección son los muros constituidos por el hombre, muros que Dios no mueve sino que aguarda a que nosotros lo hagamos por propia voluntad, porque el amor divino implica libertad.

El primer muro consiste en reducir la Resurrección a unos cultos, es decir, que celebremos la Resurrección en servicios y cánticos sin que estos ritos reintegren algo en nuestro interior, en nuestro modo de vivir. Cuando san Pablo se convirtió, «cayeron de sus ojos unas como escamas» (Hch 9:18); y la adoración litúrgica ha de tener tal función: destruir el muro de la frialdad acumulada por circunstancias, negligencia, olvido o pecados. Sin esta conversión, la Vida quedará dormida en mi propio sepulcro.

El segundo muro está en que minimizamos la Resurrección a unas rutinas o tradiciones; cambiamos en la vida lo superficial: ropa, comida, relaciones, etc., y de esta manera, probamos de la fiesta sus costumbres, las cuales, supuestamente, son colores que expresan la novedad de la vida; pero he aquí que estas expresiones huelen a muerte cuando las vaciamos de su esencia. Las costumbres han de reflejar en la vida cotidiana la luz del Resucitado. Tal reflejo se manifiesta en la comunidad con visitas familiares, eventos sociales y gestos cariñosos, y nuestra ropa expresa la blancura y la novedad bautismales. Toda costumbre será bendita siempre y cuando forme una expresión de la nueva Vida en Cristo.

El tercer muro es reducir la fiesta a un recuerdo de un acontecimiento histórico, es decir, festejar la Resurrección que tuvo lugar hace casi 2000 años como si estuviéramos recordando a un héroe o una revolución. En el Tropario de Pascua cantamos: «Cristo resucitó de entre los muertos pisoteando la muerte con su muerte y otorgando la vida a los que yacían en los sepulcros.» El gerundio del texto original en griego, traducido como «pisoteando» y «otorgando», no se refiere a un momento del pasado sino, más bien, a una acción cuya vigencia continúa hasta el presente: «He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo», dijo el Señor a sus discípulos después de la Resurrección (Mt 28:20). La Resurrección de Cristo es un acontecimiento ontológico que supera los límites del tiempo y del espacio, y sumerge nuestra vida –aquí y ahora– en la presencia del Resucitado.

«¿Quién nos rodará la piedra de la entrada del sepulcro?» Nosotros mismos somos quienes tenemos que retirar la piedra de la insensibilidad en la adoración para obtener de ella vida, en lugar de enterrar la vida en costumbres; tenemos que destruir la superficialidad de las fiestas y el muro del tiempo para hacer de lo que sucedió en el pasado el criterio principal de nuestra vida y un hecho de cada momento; porque «si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe» (1Cor 15:14).

¡Cristo ha resucitado!, y la Vida ha surgido del sepulcro.

¡Cristo ha resucitado!, y nosotros hemos sido revivificados.

¡En verdad ha resucitado el Señor!

Nuestra Fe y Tradición

Huevo de Pascua

Existe una antigua tradición cristiana de pintar huevos de Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a Cristo emergiendo de la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la consigna: «¡Cristo ha resucitado!».

Una tradición ortodoxa relata que tras la Ascensión, María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romano Tiberio, y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó:«¡Cristo ha resucitado!». El emperador se rio y le dijo que eso era tan probable como que el huevo se volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había vuelto rojo.

El rito de bendecir los huevos es de las costumbres muy cercanas al corazón del pueblo ortodoxo; la salida del pollito del huevo es una imagen que simboliza la salida esplendorosa de la Vida, desde las obscuras profundidades del sepulcro “la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” (Jn.1,5). Así como el mismo pollito con su pico rompe la cáscara cuando se cumplen sus días para salir a la existencia, así Cristo, salió resplandeciente al tercer día por su propio Divino Poder. Respeto a la coloración de los huevos, inicialmente se usaba el color rojo que simboliza la sangre derramada de Cristo. posteriormente se difundió el uso de muchos colores, primero por expresar la alegría y segundo porque la Pascua cae en la primavera donde las flores brillan con sus colores.

¡Cristo ha resucitado!

Después de la Resurrección el Señor se presentó con dos de los discípulos que iban a Emaús (Lc. 24, 13-32), y cuando lo reconocieron “en la fracción del pan”, regresaron a Jerusalén para anunciar que “Cristo ha resucitado”, los doce apóstoles los recibieron diciéndoles: “En verdad ha resucitado el Señor y se ha manifestado a Simón.” Este anuncio y certeza son el corazón del Evangelio y el eje central de la predicación. Esta comprensión, que la Tradición eclesiástica ha guardado, es la que lleva a los fieles a saludarse durante la temporada pascual (hasta la ascensión del Señor) con el saludo propio “Cristo ha resucitado” (en árabe “Al-Masih Kam”), al que se contesta “en verdad ha resucitado” (“Hakkan Kam”).

 El Sepulcro Vacío

Los primeros testigos de la realidad del sepulcro vacío –según los cuatro evangelios– son María Magdalena y las otras mujeres; Juan menciona solamente a Magdalena, pero esto no descarta la posibilidad de que las otras mujeres se hallaran con ella; y ratifica a esta posibilidad el uso de plural en las palabras de Magdalena: “No sabemos donde lo pusieron” (Jn 20: 2). Aunque los evangelios eran redactados en un contexto que no validaba el testimonio de la mujer, sin embargo, los cuatro evangelistas registraron los nombres de estas mujeres y documentaron su testimonio, a tal grado que su importancia superó la de la llegada de Pedro y Juan al sepulcro vacío. Pues si su testimonio no hubiera sido sincero y auténtico, los evangelistas no lo hubieran subrayado de tal manera.

En el evangelio según san Marcos, el Ángel anuncia a las mujeres que el hecho de la Resurrección se ha consumado: “Ha resucitado”; pero no hay, absolutamente ninguna referencia al momento de la Resurrección. En el evangelio según san Mateo, el Ángel baja del cielo y retira la piedra, no para que ayude a Cristo a salir de su sepulcro, sino para que facilite a las mujeres el acceso al sepulcro vacío ya, a fin de que ellas verifiquen que el Salvador “ha resucitado” (Mt 28: 2). Esto es lo que el icono bizantino ilustra: jamás expone el acontecimiento de la salida de Cristo del sepulcro –como sí ha prevalecido en el Occidente–, sino que conserva dos ilustraciones tradicionales de la Resurrección:

  • El icono del descenso al Hades: un testimonio teológico de lo sucedido.
  • El icono del Sepulcro vacío: un testimonio histórico de lo sucedido.

Frases del Resucitado

  • Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!   ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? (Lc 24:25-26)
  • Y les dijo: Esto es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. (Lc 24:44)
  • Ve a mis hermanos, y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” (Jn 20:17)

Boletín del 08/04/2012

Domingo de Ramos

“Hoy la Gracia del Espíritu Santo nos ha reunido. 
Y todos, juntos, elevamos Tu Cruz diciendo:
“Hosanna en las Alturas,
Bendito Él que viene en el Nombre del Señor”.
                                                                Exaposteilario

Himnos de la Liturgia

Troparios de Domingo de Ramos

Tono 1

Oh Cristo nuestro Dios,
cuando resucitaste a Lázaro de entre los muertos antes de tu Pasión,
confirmaste la resurrección universal.
Por lo tanto, nosotros, como los niños,
llevamos los símbolos de la victoria y del triunfo clamando a ti,
oh vencedor de la muerte: ¡hosanna en las alturas!
¡bendito el que viene en el nombre del Señor!

Tono 4

Oh Cristo nuestro Dios:
a nosotros que fuimos sepultados contigo por medio del Bautismo,
por tu Resurrección nos hiciste dignos de la vida eterna;
por eso te alabamos diciendo: «¡Hosanna en las alturas!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!»

Condaquio de Domingo de Ramos

 Tono 6

¡Oh Cristo Dios, sentado en los cielos en el Trono,
y en la tierra sobre un pollino!,
acepta las alabanzas de los ángeles
y el cántico de los niños que te exclaman: 
“¡Bendito eres Tú, que vienes a renovar la vocación de Adán!”

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses  (4: 4-9)

Hermanos: Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito: ¡Estén alegres! Que su bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No se inquieten por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presenten a Dios sus peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo entendimiento, custodiará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, en esto piensen. Todo cuanto han aprendido y recibido y oído y visto en mí, pónganlo por obra y el Dios de la paz estará con ustedes.

Evangelio según San Juan (12: 1-18)

Seis días antes de la Pascua, vino Jesús a Betania donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaba con Él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de olor de perfume. Dijo Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» Decía esto no porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Dijo Jesús: «Déjala, para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque pobres siempre tendrán con ustedes, pero a Mí no siempre me tendrán.» Gran número de judíos supo que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús. Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre -que había llegado para la fiesta- de que Jesús se dirigía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor, el Rey de Israel!» Jesús, habiendo encontrado un borriquillo, se montó en él, según está escrito: No temas hija de Sión; he aquí que tu Rey viene montado en un pollino de asna. Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; pero cuando Jesús fue glorificado, se acordaron de que esto estaba escrito sobre Él, y que era lo que le habían hecho. La gente que estaba con Él cuando llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó de entre los muertos, daba testimonio. Por eso también salió la gente a su encuentro, porque había oído que Él había realizado aquella señal.

Mensaje Pastoral

El Rey de la gloria

Seis días antes de la Pascua, Jesús entró con sus discípulos a Jerusalén. Los habitantes de la ciudad y los visitantes que llegaron para celebrar la Pascua salieron a su encuentro; muchos de ellos querían ver al que resucitó a Lázaro, muerto de cuatro días, pensando y planeando que éste había de ser el «Rey de los Judíos» que iba a librarlos del yugo de los romanos, y le decían «¡Hosanna! (expresión hebrea que significa “da salvación”). Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel.» Pilatos, el gobernante de la región, estaba en Jerusalén, en una medida rutinaria para aportar más control en la ciudad de los judíos durante la temporada festiva; y se enteró de la recepción real que Jesús tuvo. Por eso, en un momento dado, colocó en la Cruz la inscripción «el Rey de los Judíos».

Los Evangelios no relatan mucho sobre lo acontecido durante los cuatro días que Jesús pasó en Jerusalén después de la Entrada triunfal y antes de la Última Cena. Pero parece que Cristo en ellos intensificó su enseñanza sobre el juicio: la parábola de las diez vírgenes, la del juez que separa las ovejas de los cabritos conforme a las obras, la expulsión de los comerciantes del templo –«mi casa será casa de oración. ¡Pero ustedes la han hecho una cueva de bandidos!» (Mt 21:13)–, además de haber entrado sobre un asno, señal de humildad y de mansedumbre inesperadas –«Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18:36)–. Todo ello provocó que esta fe superficial e interesada de la gente en Jerusalén se transformase tan pronto en blasfemia: «¡Crucifícalo!» ¡Cuélgalo lejos de nuestra vida! (fuera de la ciudad). Y alzaban la voz para tapar cualquier memoria bondadosa de Él, para callar cualquier gemido verídico de la conciencia.

Domingo de Ramos, un día en que la feligresía –aun la que no es asidua en su práctica eclesiástica– acude con intensidad a la Iglesia y trae a los niños, como si la celebración perteneciera exclusivamente a la niñez. En realidad sí, la fiesta es un llamado a imitarlos, como dice el Tropario: «Nosotros, como los niños, llevamos los símbolos de la victoria y del triunfo». El niño no impone condiciones de vigencia a la paternidad de su padre; antes bien, reconoce a su papá tal como es, se tira en sus brazos y le ofrece el respeto y el cariño correspondientes. Con esta entrega, el cristiano levanta los Ramos de la virtud y de la lucha que ha ofrecido a lo largo de la Cuaresma y de toda su vida para recibir a Dios, no como su mente limitada se lo podría plantear (poder, autoridad, descanso, placer) sino tal como es Él: «He aquí que viene a ti tu Rey: justo él y victorioso,  humilde  y  montado  en  un  asno»  (Zac 9:9). Y a lo largo de los días de la Semana Santa va contemplando más y más a este Amado del alma, el Novio, que «no tenía apariencia ni presencia […], no tenía aspecto que pudiésemos estimar […], fue oprimido y se humilló y no abrió la boca», y quien «nuestras dolencias llevó y nuestros dolores soportó […], herido por nuestras rebeldías […], por sus llagas hemos sido curados» (Is 53). No le causaría tropiezo el ver al Señor sobre la Cruz; más bien, con la mirada contrita del ladrón, lee la inscripción, no la de la burla sino la del triunfo «el Rey de la gloria»; y en medio del murmullo que anuncia «la muerte de Dios», saca un suspiro esperanzador: «¡Acuérdate de mí, Señor, en tu Reino!», probando de antemano el día tercero.

Nuestra fe y Tradición

La celebración del Domingo de Ramos

Los cristianos ortodoxos celebran el Día de san Lázaro de Betania y el Domingo de Ramos, respectivamente. Estas fiestas cambian de fecha cada año pero siempre se celebran una semana antes de la Pascua de Resurrección. En estos dos días consecutivos los cristianos ortodoxos se acuerdan de dos acontecimientos de gran importancia de la vida terrenal de Nuestro Señor Jesucristo.

El día que precede el Domingo de Ramos, Cristo reanimó a uno de sus seguidores, san Lázaro, de la aldea de Betania, que se encuentra cerca de Jerusalén. El Domingo de Ramos se conmemora la entrada de Jesucristo en Jerusalén, o como se denomina popularmente Día del sauce o Día de las flores. El pueblo hebreo recibió a Jesucristo llevando en la mano ramas de palma y olivo y formando una alfombra sobre el camino por el cual el Salvador venía montando un burrito.

El Domingo de Ramos solemos ir a la iglesia y cada devoto lleva a su casa ramas de surco santificadas que simbolizan las ramas de palma y olivo con las que el pueblo saludaba a Jesucristo a su entrada en Jerusalén. Las ramas se colocan en la puerta de entrada del hogar y delante de los iconos.

A pesar de encontrarnos todavía en Cuaresma, en Domingo de Ramos, al igual que en la Anunciación, se permite comer pescado. El regocijo es general pero es especialmente importante para las personas que celebran sus onomásticas llevando tiernos nombres de flores. Tras el Domingo de Ramos se inician las jornadas de la Semana Santa marcada por la impronta del sufrimiento del Redentor para terminar el sábado a medianoche con solemne repique de las campanas que anuncian la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

La Semana Santa

Es la semana de la profunda vigilia donde el alma anhela al Novio Jesús; “He aquí que el Novio viene a medianoche…” cantamos en los primeros tres días de la Semana. Viene y entra en la oscuridad de tu alma a fin de que ella pueda recibir la Luz Pascual. lo recordamos como “el Novio” para cuyo encuentro tendremos que adornar “nuestra cámara nupcial.”

Será conveniente que, aparte de los servicios, dediquemos tiempo, según se pueda, para leer en los Evangelios, para alimentar nuestra contrición, así que, ungidos el miércoles con el Santo Óleo “para la curación del cuerpo y del alma”, podamos participar en la Cena Mística del Jueves Santo (en la mañana). En la noche del día mencionado y con las doce lecturas evangélicas que la Iglesia nos lee, penetremos en la Pasión de Cristo y nos suavicen el corazón las palabras del Señor sobre su voluntaria entrega, sobre la promesa del paráclito, y sobre la Iglesia surgida de su herido Costado.

Gran bendición nos otorga la participación en “las horas reales” de la mañana del Viernes: Salmos, profecías, evangelios, epístolas y cantos que se refieren a la Pasión; aquí comprendemos la Cruz como la fuerza de Dios y su sabiduría. El corazón de nuestras lecturas es lo que había predicho el profeta Isaías: “No hay parecer en él, ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo como para que lo deseáramos. Fue despreciado y desechado por los hombres… él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores… fue herido por nuestras transgresiones…” Al terminar el Servicio ponemos el Epitafio (el icono del Entierro Divino) en el medio de la Iglesia, besándolo, y regresamos en la tarde para cantar adecuadamente ante el misterio “!Al Dador de vida, le contuvo el sepulcro…!”; con la procesión del Epitafio contemplamos “la Providencia cumplida con la Muerte.”

En el Sábado de la Luz los catecúmenos recibían el Bautismo, donde se muere por el pecado y se surge para una vida nueva. En esta Liturgia, por ya no soportar más que el Señor permanece en el sepulcro, le exclamamos: “Levántate, oh Señor, Juzga la tierra,” mientras los sacerdotes echan, a los fieles, el laurel anunciando que nuestro Salvador ha vencido y que, por su Cruz, ya somos vencedores.

 La Semana es santa no por sí sino por consagrarla al Santo Acontecimiento; “venid, hermanos, acompañémoslo con conciencia pura, crucifiquémonos con Él por los deseos de la vida…” Para que, concluyéndose la Semana, podamos clamar desde el fondo del ser: “Cristo ha resucitado.”

Himno de la resurrección de Lázaro

 
 Regocíjate, Betania,  /   hacia ti hoy vino Dios,
Quien al muerto vivifica. /  ¡Cómo no, si la Vida es Él!
 
Marta Lo ha recibido  /   con lamentos y dolor:
«¡Ay de mí, Jesús amigo, /   me derriba un gran pesar!»
 
Exclamó: «¡Rabí, oh Cristo /  compasivo, ayúdame!
Al perder a mi hermano, /  se rompió mi corazón.»
 
«Cesa el llanto —Él le dijo—  /     y de lado  déjalo,
ten presente que el hermano /    a la vida va a volver.»
 
Se acercó, pues, al sepulcro   /    el Amigo Redentor
 y llamó al sepultado:  /    «¡Sal afuera, oh Lázaro!»
 
Marta y María, vengan  /   a mirar la gran acción:
Revivió hoy su hermano,  /    den las gracias a Jesús.
 
Ante Ti, Oh Dios de todo, /  nos postramos con fervor;
muertos somos del pecado, /  resurgimos en Ti, oh Jesús

Sentencias de los Padres del desierto

Paciencia y  Fortaleza

  • El abad Besarión decía: «He estado de pie sobre espinas cuarenta días y cuarenta  noches sin dormir».
  • Decía el abad Hiperequio«Conviene que nos armemos contra las tentaciones, porque vienen de muchas clases. Así, cuando vengan demostraremos que estamos preparados para la lucha».
  • Un anciano enfermaba a menudo. Pero un año no tuvo enfermedad alguna. Y él estaba muy afligido y lloraba diciendo: «Dios me ha abandonado, no me ha visitado este año».

Boletín del 01/04/2012

Quinto Domingo de Cuaresma

Santa María Egipcíaca

                                                                    

Puesto que te tenemos como ejemplo del arrepen­timiento,
 oh piadosa María,  suplica a Cristo que nos lo otorgue
en este tiempo de ayuno, para que con anhelo y fe,
 con himnos, te alabemos.

                                                                          Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audioCuando la piedra fue sellada por los judíos
 y tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador,
concediendo al mundo la vida.
Por lo tanto, los poderes celestiales clamaron a Ti:
 Oh Dador de Vida, Gloria a tu Resurrección,
 oh Cristo, gloria a tu Reino, gloria a tu plan de salvación,
oh Único, Amante de la humanidad.

Tropario de Santa María Egipcíaca

Tono 8

audioEn ti fue conservada la imagen de Dios fielmente,
oh justa María, pues tomando la cruz seguiste a Cristo
 y, practicando, enseñaste a despreocuparse de la carne
 que es efímera y a cuidar, en cambio, el alma inmortal.
Por eso hoy tu espíritu se alegra junto con los ángeles.

Condaquio de la Cuaresma

Tono 8

audioA ti, María, te cantamos como victoriosa;
 tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado.
 Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza,
de los múltiples peligros libéranos.
 Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia y Virgen!

Lecturas Bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos: Heb 9: 11-14

Hermanos: Cristo, habiéndose presentado como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través del Tabernáculo óptimo y más perfecto, no fabricado por mano de hombre —es decir, que no pertenece a esta creación—, y no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre: penetró en el santuario una vez para siempre, habiendo obtenido una redención eterna. Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca santifica con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo!

Evangelio según San Marcos (Mc. 10: 32-45)

En aquel tiempo, Jesús Tomó a los Doce aparte y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: «He aquí que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo  condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, y se burlarán de Él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán, y a los tres días resucitará.» Se acercaron a Él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te pidamos.» Él les dijo: «¿Qué quieren que les conceda?» Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús les dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que Yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que Yo voy a ser bautizado?» Ellos dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que Yo voy a beber, sí, la beberán y también serán bautizados con el bautismo con el que Yo voy a ser bautizado; pero sentarse a mi diestra o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.» Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: «Saben que los jefes de las naciones las señorean, y los grandes avasallan sobre ellas. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser primero entre ustedes, será esclavo de todos; porque tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos.»

Mensaje Pastoral

 El grande será servidor

Mientras estamos a las puertas de la Semana Santa, la Iglesia nos lee este pasaje evangélico en el que Cristo prepara a sus discípulos por tercera vez: «He aquí que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte.» Cristo se dirigía hacia su Pasión por su propia voluntad.

Pero los discípulos aún pensaban que el reinado de Cristo es una autoridad política y mundana; esperaban que Cristo, el Mesías, en su momento, gobernara al pueblo de Israel. Así que Juan y Santiago pidieron una porción en esta autoridad: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Los otros diez se enojaron con ellos, no porque tenían una visión mejor acerca de la misión de Cristo sino porque lo habían pedido sólo para ellos dos sin incluir a los demás discípulos. Cristo aclara cuál es la esencia de su reinado, cómo se ejerce su autoridad y por qué medio se logra obtener: «¿Pueden beber la copa que Yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que Yo voy a ser bautizado?» Les instruye (y a nosotros también) que el trono de su gloria es logrado a través de la cruz. Ellos contestaron positivamente «Si, podemos», sin entender lo que estaban diciendo; lo único que les importaba era conseguir aquella gloria mundana, de la manera que sea.

En aquel momento Cristo les respondió: «La copa que Yo voy a beber, sí, la beberán […], pero sentarse a mi diestra o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo sino que es para quienes está preparado.» En verdad, Cristo no pretende reducir su carga divina del juicio –pues Él es Quien «vendrá segunda vez […] para juzgar a los vivos y a los muertos», como confesamos en el Credo– sino enseñarles que Él ha encarnado y venido al mundo para mostrar que el Reino se conquista y no para repartir porciones de éste, pues está preparado para quienes saben conquistarlo: «El Reino de los cielos se alcanza con esfuerzo, y son los esforzados los que lo arrebatan» (Mt11:12).

Los conquistadores –continúa Cristo– no son los jefes de las naciones que «avasallan sobre ellas» sino los grandes quienes, por la cruz, se vuelven servidores; los nobles quienes, por el amor divino, lavan los pies del prójimo; los fuertes quienes ven a Cristo en el rostro de los débiles. ¡Cuán lejos está el pensamiento de Cristo del correspondiente a la civilización de este mundo! El que, un día, lo había comprendido dijo: «efectivamente, siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda.» (1Cor 9: 19).

Nuestra fe y Tradición

Acerca de la apariencia física de nuestro Señor Jesucristo

Los santos apóstoles que escribieron sobre la vida y enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo no mencionan nada acerca de su apariencia física. Lo más importante para ellos era registrar su apariencia espiritual y su doctrina.

En la iglesia del oriente existe la leyenda acerca de la Imagen Sagrada del Salvador (no hecha a mano), que dice que el rey Avgar de Edesa mandó a un pintor que intentó varias veces dibujar el rostro del Salvador sin éxito. Entonces Cristo llamó al pintor y colocó el lienzo contra su cara y quedó impreso el rostro de Jesús en ese lienzo. Cuando el rey Avgar recibió esa imagen del pintor se curó de lepra. Desde entonces esta imagen milagrosa del Salvador es muy bien conocida en la iglesia del oriente y de ella se hicieron íconoscopias. Acerca de la Imagen Sagrada no hecha a mano del Salvador han escrito: el historiador antiguo de Armenia, Moisés Jorenski; el historiador griego Evargi y San Juan de Damasco.

En la iglesia occidental existe la leyenda de la Imagen Sagrada de Santa Verónica, que entregó un manto para que Jesús, quien iba camino al Gólgota, se secara el rostro. En ese manto quedó la impresión de su rostro, que luego llegaría a occidente.

En la Iglesia Ortodoxa se acepta representar al Salvador en íconos y frescos. Estas imágenes no buscan transmitir con exactitud su apariencia sino que son más bien recordatorios, símbolos, que elevan nuestro pensamiento hacia Aquel, que está ahí representado. Viendo la representación del Salvador recordamos su vida y su amor, su compasión, sus milagros y su doctrina; recordamos que El como es omnipresente, está con nosotros, ve nuestras dificultades y nos brinda ayuda. eso nos motiva a dirigirle una oración a Jesús: “Hijo de Dios, ten piedad de nosotros. “

Historia de Santos

Santa María Egipcíaca

María era cristiana de nacimiento; huyó de su familia y fue a Alejandría para vivir según sus deseos inmundos. Su biografía muestra que no se había separado totalmente de la Iglesia y de la religión ya que, un día, se le ocurrió la idea de peregrinar a Jerusalén. Su alma, entonces, era una mezcla de descendencia cristiana y conducta miserable y pagana.

Mientras estaba en Alejandría, en una de sus locuras, decidió peregrinar a la Tierra Santa, y planeaba que, vendiendo su cuerpo en el barco, pagaría el boleto y los gastos. ¡Qué esquizofrenia tan grande!

En la Ciudad Santa, María marchó con las multitudes hacia la iglesia de la Resurrección. Al llegar al umbral, cierta fuerza le impidió entrar; trató una y otra vez pero no podía tener acceso. En aquel momento, se dio cuenta de que la impureza de su vida era lo que le obstruía el paso para abrazar la Santa Cruz. A la sazón, la pecadora oraba con mucho llanto a la Virgen y dio la promesa de que, si lograba entrar, abandonaría el mundo y sus deseos. Y así se hizo.

Saliendo de aquella iglesia, se dirigió hacia el Río Jordán, se lavó en él y más tarde comulgó. Al día siguiente cruzó el Río y vivió en el desierto durante 47 años sin ver a ninguna persona. Soportaba el calor del día y el frío de la noche; comía de lo que encontraba de las hierbas silvestres. María cambió el fuego de los deseos carnales por el rocío del amor divino. Se volvió una estatua de luz.

Muchos años después, un anciano, Zósimo, salió al desierto para pasar la gran Cuaresma, conforme a la costumbre monástica. Mientras estaba caminando, le pareció ver de lejos un fantasma de cuerpo quemado por el sol, de cabello blanco. Al darse cuenta de que era un asceta, lo siguió y cuando lo alcanzó, descubrió que se trataba de una mujer.

María le confesó al monje toda su historia, le pidió comulgar. El Jueves Santo, el padre Zósimo le trajo la Comunión. Un Año después, al volver nuevamente Zósimo, la encontró tendida en el suelo, con el rostro hacia el Oriente, y cerca de ella estas palabras grabadas en la arena: «Padre Zósimo, entierra aquí el cuerpo de María, la miserable. Morí el mismo día en que comulgué los Dones místicos. Ora por mí.»

Desde que su corazón había quedado extasiado por el Señor en la iglesia de la Resurrección, no volvió a ver el rostro de sus pecados, y sus ojos ya pertenecían nada más a Jesús.

La Iglesia recuerda, en el quinto domingo de la Gran Cuaresma, a la Santa, precisamente cuando se acerca el fin de la Cuaresma, para alentar a los pecadores y negligentes al arrepentimiento, para que sea la Santa festejada un ejemplo a seguir.

Sentencia de los Padres del desierto

Sobre la Caridad

  • Decía el abad Pastor: «Intenta con todas tus fuerzas no hacer mal a nadie y guarda tu corazón casto para con todos».
  • Decía un anciano: «Nunca he deseado una cosa que fuese útil para mí si ello entraña algún perjuicio para mi hermano, porque espero que la ganancia de mi hermano es para mi aumento de fruto».
  •  Decía el abad Antonio: «La vida y la muerte nos viene del prójimo. Si ganamos a nuestro hermano, ganaremos a Dios. Si le escandalizamos pecamos contra Cristo».

NOTICIAS

Visita pastoral de S.E. a Maturín زيارة صاحب السيادة إلى رعية ماتورين

En su gira pastoral por Venezuela, Su Eminencia Arzobispo Antonio visitó la parroquia de San Elías en Maturín el día 29 de marzo … (más)

 

Visita pastoral en el Caribe زيارة للرعايا في جزر الكاريبي

في الفترة الواقعة بين ال 19 و ال 28 من شهر آذار زار صاحب السيادة المتروبوليت أنطونيوس برفقة سيادة الأسقف إغناطيوس سمعان رعايا الأبرشية الموجودة في جزر الكاريبي. ابتدأا الزيارة في جزيرة أنتيغوا، ثم في سانتالوسيا، فالمارتينيك ثم الغواادلوب وأنهيا الرحلة في بويرتوريكو. في كل الجزر اشتركا في الخدمات والصلوات مع الرعية كما وفي لقاءات المحبة … الخبر الكامل

 

Comunicado por la situación en Siria

Dios ve todo:
“Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia” (Salmos 142:2)

 

Boletín del 25/03/2012

Cuarto Domingo de Cuaresma 

y Fiesta de la Anunciación

Alégrate, oh Honorable Madre de Dios,
Liberación de Adán de la maldición;
 Alégrate, Zarza Viva; alégrate, oh Lámpara,
oh Trono, Escala y Puerta; alégrate Carro divino;
alégrate Nube ligera, Santuario y
Recipiente todo dorado; alégrate Monte,
Tienda y Mesa; alégrate rescate de Eva.
                                                                          Exapostolario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.

Tropario de la Anunciación

Tono 4

Hoy es el principio de nuestra Salvación,
la revelación del Misterio sempiterno:
El Hijo de Dios se hace Hijo de la Virgen,
y Gabriel anuncia la Gracia; por lo que,
nosotros también con él, clamemos a la Madre de Dios:
« ¡Alégrate, oh Llena de gracia, el Señor está contigo!»

Condaquio de Cuaresma

 Tono 8

A ti, María, te cantamos como victoriosa;
tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado.
Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza,
de los múltiples peligros libéranos.
Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia, sin novio!

 Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos  (2: 11-18)

Hermanos: Tanto el santificador como los santificados tienen todos el mismo origen. Por eso no se avergüenza de llamarles hermanos cuando dice: Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la asamblea te cantaré himnos. Y también: Pondré en él mi confianza. Y nuevamente: Henos aquí, a mí y a los hijos que Dios me dio.

Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó Él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al que tiene el imperio de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no se ocupa de los ángeles, sino de la descendencia de Abraham. Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en lo que toca a Dios, en orden a expirar los pecados del pueblo. Pues, habiendo sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los que se ven probados.

 Santo Evangelio según San Lucas (1:24-38)

En aquel tiempo, concibió Isabel, mujer de Zacarías; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres.» Al sexto mes, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, oh Llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El Ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al Ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El Ángel le respondió: «El Espíritu vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que ha de nacer de ti será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquélla que llamaba estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el Ángel dejándola se fue.

 Nuestra Fe y Tradición

la veneración a la Madre de Dios

La Iglesia Ortodoxa honra y venera a la Virgen María como “más honorable que los querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines.” En todos los servicios se menciona su nombre, y se pide su intercesión ante el trono de Dios. Se le da los títulos de Theotokos  “Madre de Dios”. Ella tiene un papel definitivo en la teología cristiana y de ningún modo se la puede considerar como un instrumento que, una vez utilizada, fuera desechado y olvidado.

La Santísima Virgen no es corodentora ni mediatriz sino intercesora y protectora de los fieles. El contenido de la oración dirigida a ella es una petición por su intercesión. El concepto ortodoxo de la Iglesia explica la invocación de la Theotokos y de todos los Santos. La Iglesia militante en la tierra y la Iglesia victoriosa en 108 cielos están íntimamente ligadas por amor. Sí conviene que un pecador pida que otro pecador que rece por él, ¿no será aún más conveniente pedir a los santos del cielo ya glorificados cerca del trono de Dios que rueguen por nosotros? Seguramente ellos saben algo de lo que pasa aquí en la tierra. Si no, ¿cómo es que hay gozo delante de los Ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente? (Lucas 15:10) Los santos del cielo “son iguales a los ángeles” (Lucas 20:36), a quienes utiliza Dios para el cumplimiento de sus propósitos. (Hechos 12:7).

Hay suficiente evidencia escritural para confirmar la veneración e invocación ortodoxas de la Santísima Virgen y de los Santos. Aunque no la hubiera, las otras fuentes igualmente válidas de la Tradición ofrecen abundante evidencia de su rectitud e importancia.

Vida de Santos

La Anunciación de la Santísima Virgen María.

25 de marzo

Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella —que debía permanecer virgen— un Hijo, y al Hijo de Dios una nueva naturaleza, una naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, a fin de que El pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones. El Espíritu Santo, que para la Virgen estaba en el lugar del esposo, no se contentó con hacer que su cuerpo fuera capaz de dar la vida al Dios Hombre, sino que enriqueció su alma con la plenitud de la gracia, de suerte que pudiera haber una especie de proporción entre la causa y el efecto y, para que ella pudiera ser la criatura más cualificada para cooperar en este misterio de santidad; por lo tanto, el ángel se dirigió a ella, diciéndole: “Dios te salve María, llena eres de gracia.” Si María no hubiese estado profundamente arraigada en la humildad, esta forma de salutación y el significado del gran designio para el que se pedía su cooperación, fácilmente la habrían envanecido, pero en su humildad, Ella sabía que la gloria de cualquier gracia que poseyera pertenecía a Dios. Su modestia había sugerido una duda, pero una vez que ésta fue disipada, sin más investigación, dio su asentimiento para esa su misión celestial. “He aquí la sierva del Señor, hágase en Mí según Su palabra.” El mundo no iba a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su ¡Fiat! En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra. En ese instante, el Verbo de Dios quedó para siempre unido a la raza humana: el alma de Jesucristo, producida de la nada, empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es escogida para cooperar con su libre consentimiento.

Frases Bíblicas

  •  He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. (Isaías 7:14)
  • El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. (Lucas 1:30-31)
  •  «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» (Lucas 1:38)
  • «Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, santo es su Nombre.» (Lucas 1:49)

NOTICIAS

Visita pastoral en el Caribe زيارة للرعايا في جزر الكاريبي

Álbum de fotos   ألبوم صور

 

 

 

 

Comunicado por la situación en Siria

Dios ve todo:
“Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia” (Salmos 142:2)

 

 

 

 

Comunicado por el fallecimiento de Su Santidad

Comunicado de los Arzobispos y obispos Ortodoxos
del Patriarcado de Antioquía en Latinoamérica
Por el fallecimiento de Su Santidad el Papa Shenouda III

Boletín del 18/03/2012

3er. Domingo de  la Cuaresma

La postración ante la vivificadora Cruz

Hoy, al ver puesta la preciosa Cruz de Cristo,
prosternémonos con fe y alegría y abracémosla con ansia,
implorando al Señor que fue crucificado sobre ella voluntariamente
para que nos haga dignos a todos de prosternarnos ante la preciosa Cruz
y de alcanzar el día de la Resurrección, libres de toda condenación.
                                                                                                        Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso;
a las Mirróforas los lamentos trocaste y 
a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios,
otorgando al mundo la gran misericordia.

Tropario de la postración ante la Santa Cruz

Tono 1

Salva, oh Señor, a tu pueblo y bendice tu heredad;
concede a los fieles la victoria sobre el enemigo y
a los tuyos guarda por el poder de tu Santa Cruz.

Condaquio de Cuaresma

 Tono 8

A ti, María, te cantamos como victoriosa;
tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado.
Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza,
de los múltiples peligros libéranos.
Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia y Virgen!

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos  (4:14 – 5:6)

Hermanos: Teniendo tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos —Jesús, el Hijo de Dios— mantengamos firme la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de Gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar Gracia para una ayuda oportuna.

Porque todo Sumo Sacerdote tomado de entre los hombres está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; el cual puede sentir compasión hacia los que andan en la ignorancia y en el extravío, por estar también él envuelto en flaqueza. Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por sus propios pecados igual que por los del pueblo.

Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdote, sino que la tuvo de Quien le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.

Evangelio según San Marcos (8: 34- 9: 1)

En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente, a la vez que a sus discípulos, y les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda  su vida por Mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? O, ¿qué recompensa dará el hombre por su vida? Porque quien se avergüence de Mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.» Les decía también: «En verdad les digo, que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.»

Mensaje Pastoral

«Tome su cruz» y «sígame»

Nuestra Iglesia Ortodoxa dedicó el tercer domingo de la Cuaresma a la Postración ante la vivificadora Cruz. Los cantos del día son prolongación de los de la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz (14 de septiembre), con la observación de que, en la presente ocasión, un énfasis especial se efectúa sobre la cruz personal de cada cristiano. Así que, mientras el 14 de septiembre la lectura evangélica es sobre la crucifixión de nuestro Señor, en el pasaje que leemos hoy, Jesús llamó a la gente, a la vez que a sus discípulos, y les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.»

«Tome su cruz» no tiene sentido sin el «sígame». Pues todos –cristianos o no, comprometidos o no, queramos o no– nos enfrentamos con cruces que son parte de la naturaleza de esta vida corrupta: cansancio, enfermedades, muertes, etc.; y la experiencia de perder a un ser querido es un ejemplo vivo de la cruz que todo hombre tiene en la vida. En este sentido la cruz es dolor y tristeza. Pero la cruz cristiana está acompañada con el imperativo «sígame»; ella ha de ser a la imagen y semejanza de la del Señor, lo que implica dos particularidades:

Primera, Cristo, exento de todo pecado y culpa, fue crucificado por nosotros; y el amor del cristiano, a Dios y al prójimo, le hace asumir la cruz no por obligación sino por convicción, no por realismo pasivo sino por iniciativa esperanzadora. Sin esta comprensión, el sacrificio, la humildad y la propia negación se hubieran vuelto unos conceptos irrazonables, pero el ejemplo de Jesús los muestra como actitudes necesarias y congruentes con la vida del que «quiere venir en pos de Mí».

Y la segunda particularidad es que la Cruz de Cristo y su Resurrección forman dos caras de la misma moneda (la portada del Evangelio litúrgico que se coloca sobre el altar en el templo ortodoxo tiene de cada lado uno de estos dos iconos). Cruz sin resurrección es muerte; dolor sin esperanza es blasfemia; arrepentimiento sin frutos es melancolía; ayuno sin sed de Dios es una mera dieta. La alegría, entonces, es un elemento básico en nuestra postración ante la preciosa Cruz: «Cantemos jubilosos y engrandezcamos con alabanzas la preciosa Cruz», dice un canto de los Maitines. En la lectura evangélica, la vocación del discípulo «tome su cruz y sígame» está acompañada con la alegría del objeto esperado: «En verdad les digo, que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.»

El feligrés, cruzando el desierto de la Cuaresma lleno de tentaciones y dificultades, se cansa, se aburre y quizás pierde el sentido; entonces, los Padres de la Iglesia plantan en medio de los días cuaresmales la Cruz, el Madero vivificador, reafirmándonos en el camino de la lucha. Los peregrinos atraviesan un camino escabroso; al cansarse, se sientan abajo de un árbol frondoso para descansar y, fortalecidos, completar lo que les falta.

Abrasémosla con fe: «Ante tu Cruz, oh Señor, nos prosternamos; y tu santa Resurrección glorificamos.»

Nuestra  Fe y Tradición

La cruz en el Nuevo Testamento

Por Cristo, la cruz pasó de ser un instrumento de muerte vergonzosa a símbolo de la victoria de nuestro Señor sobre la muerte: la señal de nuestra Salvación. Para aquellos desorientados que nos acusan de honrar “el arma que mató al Maestro”, les aconsejamos que, con obediencia y lealtad, lean bien la fuente de nuestra fe, puesla Tradicióndela Iglesiaes un anciano sabio que renueva siempre su juventud alimentándose porla Verdadevangélica que es “ayer como hoy y para siempre.” (Heb. 13, 8).

Que lean a san Pablo cuando dice:

“¡Dios me libre gloriarme si no es enla Cruzde nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!” (Gal. 6, 14)

“La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salven -para nosotros- es fuerza de Dios.” (1Cor. 1, 18).

“Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles.” (1Cor. 1, 23).

El mismo Señor advierte: “El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.” (Mt.10, 38).

Tengamos confianza en nuestra auténtica fe: nosotros, que veneramos la Cruz de Cristo debidamente, seguimos los pasos de san Pablo y de los Santos de Dios que son los verdaderos testigos del Señor, que sellaron su testimonio no con falsedades e histerias sino con su sangre, imitando al Maestro: el verdadero Dios.

Vida de Santos

 Los 40 Mártires de Sebaste Valerio, Claudio, Leoncio, Teófilo y Otros…

22 mar. (9 mar. según calendario religioso)

En el año 313 el emperador Constantino El Grande firmó la ley sobre la libertad de cultos. Su coregente el emperador Licinio también firmó esta ley, pero en las regiones bajo su dominio se seguía la persecución a los cristianos. Cerca del año 320, en la ciudad de Sebaste, en Armenia, estaban estacionadas las tropas romanas. En el ejército había 40 guerreros cristianos, nativos de Capadocia (actualmente Turquía). El general romano Agrícola los obligaba a hacer ofrendas a los ídolos, pero los guerreros se negaron.

Entonces encarcelaron a los guerreros y los llevaron atados al lago cerca de la ciudad de Sebaste. Era invierno, atardecía. Desnudaron a los guerreros y los ubicaron sobre el hielo, que cubría el lago. El frío inmovilizó las articulaciones de los santos mártires y ellos empezaron a helarse. Para ellos esta tortura fue especialmente penosa porque sobre la orilla del lago pusieron una casilla caldeada. Quien quería salvar su vida tenía que decir al carcelero que él abjuraba al Cristo y entonces él podría entrar a la casilla y calentarse. Durante toda la noche los guerreros soportaron con coraje el frío intenso, alentándose unos a otros y cantando los himnos sagrados a Dios.

Cuando amaneció uno de los guerreros no soportó la tortura. Él salió del lago y se apuró a llegar a la casilla. Pero ni bien él sintió el aire caliente, cayó muerto. Al rato el carcelero Aglayo vio como sobre los mártires que quedaron sobre el lago empezó a brillar una luz sobrenatural. Aglayo fue tan conmovido con este milagro, que dijo que era cristiano y sacándose la ropa se puso al lado de los 39 mártires. Los torturadores, que llegaron poco tiempo después, vieron que los guerreros cristianos no se helaron, parecía que se habían calentado. Entonces los torturadores les rompieron las piernas con el martillo y los echaron al fuego. Los huesos carbonizados tiraron al río.

Tres días después, el obispo de Sebaste, en una visión vio a los mártires, quienes le contaron sobre su hazaña. El obispo Pedro juntó sus huesos y los sepultó solemnemente.

Los nombres de los mártires son: Kiurión, Cándido, Domno, Valente, Claudio, Prisco, Próspero, Juan, Aggay, Flavio, Acaeto, Eudecio, Alejandro, Domiciano, Leoncio, Atanasio, Cirilo, Nicolás, Melitón, Aglayo Valerio, Teófilo y otros.

Sentencias de los padres del Desierto

  • abad Pastor contaba que el presbítero Isidoro de Scitia dijo un día a la asamblea de los hermanos: «Hermanos, ¿no hemos venido aquí para trabajar? Y ahora veo que aquí no hay trabajo. Por tanto, cojo mi tienda y voy a donde haya trabajo. Así encontraré la paz».
  • Decía el abad Hiperequio: «Que broten siempre de tu boca himnos espirituales y que lameditación asidua alivie el peso de las tentaciones que te vengan. Un ejemplo claro de esto es el caminante cargado con un pesado equipaje: cantando, olvida el cansancio del camino».
  •  Dijo también: «Conviene que nos armemos contra las tentaciones, porque vienen de muchas clases. Así, cuando vengan demostraremos que estamos preparados para la lucha».

NOTICIA

Recepción a Su Eminencia en Caracas

El Jueves 15 de marzo arribó al areopuerto de Caracas Su Eminencia Monseñor Antonio Chedraoui, arzobispo de nuestra Arquidiócesis en una visita pastoral durante 20 días a Venezuela y las Islas del Caribe … (Más)

Boletín del 11/03/2012

2° Domingo de la Cuaresma

Memoria de San  Gregorio Palamás

¡Alégrate, oh orgullo de los Padres, boca de los teólogos,
morada de paz interior, casa de sabiduría,
cumbre de los maestros y profundidad de la palabra!
¡Alégrate, instrumento de obra, cima de contemplación,
y sanador de las enfermedades! ¡Alégrate, oh padre Gregorio,
que has sido arca del Espíritu en tu vida y después de la muerte!
                                                                                                      Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario  de la Resurrección

Tono 6

audioLos poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario de San Gregorio Palamás

Tono 8

¡Oh Astro de la Ortodoxia, firmeza de la Iglesia y maestro;
hermosura de los ascetas, irrefutable campeón de los teólogos,
Gregorio el milagroso, orgullo de Tesalónica y predicador de la Gracia:
intercede por la salvación de nuestras almas!

Condaquio de la Gran  Cuaresma

 Tono 8

audioA ti, María, te cantamos como victoriosa;
tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado.
Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza,
de los múltiples peligros libéranos.
Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia y Virgen!

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (1:10 – 2:3)

Hermanos: Las Santas Escrituras dicen del Hijo: Tú, oh Señor, en el principio pusiste los cimientos de la tierra, y obras de tu mano son los cielos. Ellos perecerán, más Tú permaneces; todos como un vestido envejecerán; como un manto los enrollarás y serán cambiados. Pero Tú eres el mismo y tus años no tendrán fin. Y ¿a cuál de los ángeles dijo alguna vez: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies? Es que, ¿no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?

Por tanto, es preciso que prestemos mayor atención a lo que hemos oído, para que no nos extraviemos. Pues si la palabra promulgada por medio de los ángeles obtuvo tal firmeza, y  toda trasgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos tan gran salvación? La cual comenzó a ser anunciada por el Señor, y nos fue luego confirmada por quienes la oyeron.

Evangelio según San Marcos ( 2: 1-12)

En aquel tiempo, Jesús entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo, había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra. Y le vinieron a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dijo: «¿Por qué piensan así en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados –dice al paralítico-: “A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que todos quedaban asombrados, y glorificaban a Dios diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»

Mensaje Pastoral

¿Razón o corazón?

 San Gregorio Palamás, un monje del Monte Athos y luego arzobispo de Tesalónica (Siglo XIV), se encargó de refutar el filosofismo de Barlaam, un italiano de origen griego cautivado por la filosofía griega. Así se enfrentó la espiritualidad ortodoxa con el racionalismo occidental:

•             Barlaam exageró en venerar a los filósofos al grado de considerarlos iguales a los apóstoles; identificaba o, más bien, confundía la sabiduría divina con la mundana; para él, ambas, tienen el mismo objeto, esto es, encontrar la verdad que, mientras a los apóstoles fue otorgada por revelación, a nosotros nos ha sido dada por el estudio y la investigación (según Barlaam). San Gregorio Palamás rechazó rotundamente esta identificación entre las dos sabidurías apoyándose en las palabras de san Pablo: «Como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina Sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación» (1 Cor 1:21). Mientras el rango de la filosofía es conocer la creación, el de la fe es el conocimiento de Dios que «se nos ha revelado».

•             El hombre, según Barlaam, es materia (cuerpo) y espíritu, que son elementos independientes pegados frágilmente; un día serán separados de modo definitivo, y antes de que este enlace sea disuelto, es imposible conocer a Dios. En cambio, Palamás enfatizaba que el ser humano es una unión absoluta de cuerpo y alma, y Dios se ha revelado a esta unión. La Esencia de Dios es incomprensible a los hombres, sea en esta vida o en la venidera, aunque sí es alcanzable a nuestro ser, y desde la vida presente, el conocimiento de Dios por la Gracia divina y no Creada; «para que os hicierais partícipes de la naturaleza divina» (1Pe 1:4).

•             Barlaam decía: La iluminación que se llevó a cabo en el monte Tabor (durante la Transfiguración del Salvador) y todas las demás iluminaciones efectuadas en este mundo y perceptibles a nuestros sentidos, son luces creadas o ilusión, mientras que el conocimiento supera los sentidos. Palamás le contestó: la divina Luz es eterna y no creada, y nosotros los hombres, tal como somos en nuestra limitación, hemos sido dignos, por la infinita misericordia de Dios, de participar de esta Luz.

•             La oración, según Barlaam, es una práctica ajena al cuerpo y pertenece únicamente al alma; así que la óptima oración es efectuada cuando la mente abandona el cuerpo. En cambio, la visión cristiana (la de Palamás) defiende el cuerpo como morada de la divina Luz: «¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?» (1Cor 7:19). Lo que el cristiano busca no es librarse del cuerpo sino de «las obras de la carne»  (Gal 5:19).

Los escritos de Palamás fueron fruto de todo lo que había vivido y experimentado; en cambio, la ideología de Barlaam fue resultado de un estudio racional, cuyo rango seguramente no es lo divino. La Iglesia conserva la memoria de san Gregorio Palamás en el segundo domingo de la Cuaresma, enfatizando que la vida virtuosa, la oración sencilla, la humilde postración y la purificación de los sentidos forman la puerta que abrimos para que la Gracia de Dios ilumine nuestra noche racional.

Nuestra fe y Tradición

Utilidad de la Cuerda de Oración (Komboskini o Chotki)

La razón principal para la cual se utiliza el Komboskini, es para ayudarnos en nuestras oraciones a Dios. Las mejores horas para la oración, son en la noche antes de dormirnos o temprano en las mañanas antes de salir a trabajar alguien podría decir que aún sin el Komboskini podemos elevar nuestras oraciones y es cierto. Pero muchas veces, tenemos tantas preocupaciones y problemas, que hasta olvidamos darnos tiempo para la oración. Es entonces cuando el Komboskini de muñeca o de bolsillo nos pueden ayudar, mientras caminamos, vamos en bus o metro, esperamos que nos atiendan o en los momentos de oración en nuestra casa. Llevando la cuerda de oración en su mano, el monje recuerda su tarea principal continuamente: orar incesantemente, algo que el Apóstol Pablo no sólo requirió de los monjes, sino de todo cristiano en general (ITes. 5:17). Esto explica porqué a un monje recientemente tonsurado, se le confía inmediatamente por el abad el cordón de oración con las siguientes palabras: “Acepta, hermano ……, la espada espiritual que es la palabra de Dios en el Jesús eterno, ora por que debes tener el nombre del Señor en tu alma, tus pensamientos, y tu corazón, y di siempre: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador.”  Todos aquéllos que buscan su salvación están invitados a este recuerdo incesante del nombre salvador de Jesús, tanto las personas comunes, como los monjes o monjas.

Vida de Santos

San Gregorio Palamás  (1296-1359)

Creció en una familia cristiana piadosa, en un ambiente culto donde estudió la Retórica, pero desde pequeño anhelaba la vida monástica, así que, al llegar a la edad de 20 años, se marchó con su hermano hacia el monte Athos donde se dedicó a buscar la divina sabiduría con devoción, humildad y austeridad. Su nombre sobresalió entre los monjes, por tanto, unos años más, fue elegido abad  de un monasterio en Athos. Extrañando la vida de la soledad, no pudo quedarse en su posición más que un año, así que regresó a su ermita.

Desde su celda el monje Gregorio se enfrentó con una persona, llamada Barlaam, griego-italiano culto que estaba enamorado de la filosofía antigua griega, a tal grado que elevaba a los filósofos a la postura de los apóstoles en el conocimiento de Dios. Afectado por el dualismo de la filosofía griega, Barlaam despreció el cuerpo como obstáculo para el alma. San Gregorio le contestó con la experiencia de la Iglesia “vuestros cuerpos son santuarios del Espíritu Santo”, lo que piden los cristianos no es liberarse del cuerpo, sino de los deseos y pasiones carnales.

Gregorio y Barlaam intercambiaron escritos ofensivos durante tres años, hasta que se reunió el concilio (1341) en Constantinopla, donde se confirmó la recta fe de Gregorio y se condenó la enseñanza de Barlaam.

Gregorio fue elegido metropolita de Tesalónica donde permaneció 12 años durante los que predicó con la palabra de Dios, educó las almas y conservó la recta fe, ni siquiera su enfermedad que concluiría con su muerte, sería un obstáculo serio en su ardua labor. En el transcurso de los últimos días de su vida, exclamaba con frecuencia, “lo celestial es para los celestiales” como si estuviera viendo abiertos los cielos. Su muerte era el bienaventurado final de una vida milagrosa en este mundo, e inicio de una eterna, cerca del divino trono.

Su lucha por la ortodoxia era conocida para todos sus contemporáneos, así como su santidad,  sus milagros durante la vida y después de muerte. Todo esto provocó el unánime reconocimiento del pueblo a su santidad la cual fue anunciada no más de 10 años después de su muerte, y determinándose el día de su recuerdo en el segundo domingo de la Cuaresma.

Oración, unión con Dios

  • Saber decir algo sobre Dios no significa haberse encontrado con Él.  (Gregorio Palamás)
  • Dios es el bien en sí, la misericordia misma, un abismo de bondad y, al mismo tiempo, él abraza ese abismo y excede todo nombre y todo concepto posible. No hay otro medio para obtener su misericordia que la unión. Uno se une a Dios compartiendo, en la medida de lo posible, las mismas virtudes, por ese comercio de súplica y de unión que se establece en la oración.  (Gregorio Palamás)
  • «Desde la mañana siembra tu semilla» -la oración- y «por la tarde que tu mano no se detenga» para no interrumpir su continuidad arriesgándote a faltar a la hora de la satisfacción «pues tú no sabes cuál de las dos te traerá la prosperidad» (Ecl 11, 6).

NOTICIAS

Visita pastoral de S. E. a Venezuela y al Caribe

arzobispo2Su Emiencia Arzobispo Antonio, Metropolita de nuestra Arquidiócesis, estará en visita pastoral a Venezuela y el Caribe, del 15 de marzo al 2 de abril, acompañado por Se Exelencia Monseñor Ignacio Samaán, Obispo Auxiliar. Lo comunicamos a nuestra feligresía en las parroquias concernientes para que estén al tanto, para darle la merecida bienvenida como nuestro Padre y Pastor, rezar juntos, y recibir de él las palabras y los consejos sabios que nos acompañen en nuestra labor eclesiástica, familiar y personal. ¡Bienvenido Sayedna!

 

Nuevo curso de S.O.F.I.A.

A partir del próximo jueves 15 de marzo comenzamos un nuevo curso en S.O.F.I.A. (Seminario Ortodoxo de Formación para IberoAmérica) … (más)

Boletín del 04/03/2012

Domingo de la Ortodoxia

La Restauración de los Santos Iconos

Ahora las lanzas de la herejía adversaria han sido aniquiladas
y su memoria, desaparecida como el eco;
pues contemplando tu templo, oh Purísima,
adornado con esplendor por los venerables iconos,
todos nos llenamos de júbilo.
                                                                                                           Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 5

Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz
y soportar la muerte, y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario Domingo de la Ortodoxia

Tono 2

Nos prosternamos ante Tu Purísima Imagen, oh Bondadoso,
suplicándote el perdón de nuestras faltas, oh Cristo Dios.
Porque, por tu propia voluntad, aceptaste ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz
para salvar de la esclavitud del adversario a los que Tú creaste.
Por lo tanto, agradecidos, exclamamos:
“Has llenado todo de alegría, oh Salvador, al venir para salvar al mundo.”

Condaquio de Cuaresma

 Tono 8

A ti, María, te cantamos como victoriosa;
tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado.
Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza,
de los múltiples peligros libéranos.
Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia, sin novio!

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (11: 24-26, 32-40)

Hermanos: Por la fe, Moisés, ya adulto, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar el efímero goce del pecado, estimando como riqueza mayor que los tesoros de Egipto el oprobio de Cristo, porque tenía los ojos puestos en la recompensa.

Y, ¿a qué continuar? Pues me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Estos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron la promesa. Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.

Evangelio según San Juan (1: 43-51)

En aquel tiempo, Jesús determinó encaminarse a Galilea, y en el camino encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme.» Era Felipe de Betsaida, patria de Andrés y de Pedro. Felipe halló a Natanael, y le dijo: «Hemos encontrado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley y anunciaron los profetas: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.» Le respondió Natanael: «¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?» Le dijo Felipe: «Ven y verás.» Vio Jesús venir hacia sí a Natanael, y dijo de él: «He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.» Le dijo Natanael: «¿De dónde me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Al oír esto Natanael, le dijo: « Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel.» Le replicó Jesús: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás.» Y le añadió: «En verdad, en verdad les digo: verán abierto el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sirviendo al Hijo del hombre.»

Mensaje Pastoral 

La visión de Dios

En la lectura evangélica de hoy Felipe le dice a Natanael: «Hemos encontrado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley y anunciaron los profetas: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.»

El primer domingo de la Cuaresma, llamado el domingo de la Ortodoxia, recordamos el triunfo de la recta fe cuando, en el año 843, la emperatriz Teodora salió acompañada por el clero devoto y el pueblo piadoso en una procesión, levantando de nuevo los iconos después de una guerra tensa cuyo objeto incumplido era destruir todos los iconos y prohibir su uso en la devoción cristiana.

Aunque los iconoclastas eran apoyados por emperadores, no obstante, los fieles –monjes y casados, clero y pueblo– conservaron la veneración de los iconos como un tesoro precioso y los defendieron: algunos con palabras y refutaciones, y otros con  sangre y martirio.

¿Qué relación une el pasaje evangélico de hoy (el llamado a Natanael) con el recuerdo de la Restauración de los santos Iconos que hoy celebramos?

Si observamos el tema de la discusión entre los dos discípulos («Hemos encontrado a Cristo») y la frecuencia con la que aparece el verbo «ver» y sus sinónimos en el texto (siete veces), entendemos cómo la Iglesia relaciona la lectura de hoy con los iconos: ¡es un pasaje que santifica la visión!

La visión de Dios era siempre el deseo fervoroso del hombre del Antiguo Testamento, aunque este anhelo no se le cumplía aún. Las revelaciones divinas más claras en el Antiguo Testamento han sido otorgadas a Moisés y a Elías. Cuando Moisés pidió ver la divina gloria, Dios le dijo: «Al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado […] pero mi Rostro no se puede ver.» (Ex 33:21-23). Elías, por su parte, nada más escuchó su voz «en el susurro de una brisa suave», y «cubrió su rostro con el manto» (1Re 19:12-13). Es así como Dios comenzó a revelarse, cada vez más, hasta llegar la plenitud de los tiempos.

En el Antiguo Testamento, Dios no fue visto sino que se reveló al hombre por medio de sus acciones, intervenciones y orientaciones en la historia de la Salvación. Y con la prohibición del Decálogo: «No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra […] No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20:4-5), procuraba impedir que el hombre se hiciera víctima de la idolatría al querer hacer la representación de lo que no había visto ni conocido. Pero con la Encarnación del Hijo, Dios se  nos  ha  revelado  en cuerpo; lo hemos visto, «lo hemos encontrado», como lo dijo Felipe a Natanael; entonces, conforme a las palabras de san Juan Damasceno: «Esta prohibición no pertenece a la Iglesia del Nuevo Testamento ya que Dios ha aceptado la naturaleza humana y ha vivido en la tierra como hombre […] Ya que el Invisible se hizo visible por su encarnación, pueden pintar a quien se ha contemplado: pueden pintar a mi Salvador, su Nacimiento, Pasión, Crucifixión, Resurrección.»

El icono es un instrumento que nos enlaza con Dios, a Quien solemos olvidar durante la mayor parte del día. El icono nos coloca en la Presencia de Él y nos recuerda su llamado: «Estoy a la puerta y llamo» (Ap 3:20). Entonces, ¡cómo no venerarlo y exaltar su lugar en nuestra vida!

¡Ante Ti, oh santo Icono del Padre, Jesucristo, nos postramos en adoración!, pues «al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo servirás.»

Nuestra fe y Tradición

La veneración de los santos iconos

La veneración de los santos iconos ocupa un lugar importante en la piedad ortodoxa. Los iconos representan a Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen, los ángeles y los santos, mas la Cruz y el Evangelio reciben la misma veneración. Las iglesias ortodoxas están cubiertas, en el interior, con murales y muy ornamentadas con iconos, colocados en el iconostasio (la partición que separa el santuario de la nave) y sobre los muros. Dichas pinturas están usualmente pintadas en paneles de madera o en cualquier otra superficie plana. Estatuas y escultura en general, en contraste con la costumbre de la iglesias occidentales, son raras en los templos ortodoxos.

Desde el punto de vista canónico, el culto de los iconos está basado en la definición del Séptimo Concilio Ecuménico, que tiene fuerza de ley para la Iglesia. Tiene su base, asimismo, en la psicología religiosa, una base tan profunda que el icono parece indispensable a la piedad ortodoxa. En la “edad dorada” de la Ortodoxia  –tanto en Bizancio como en Rusia- los iconos llenaban las iglesias; estaban puestos en todas partes, en la casas, en las calles, en las plazas, en los edificios públicos. Una vivienda sin iconos a menudo parece a un ortodoxo como vacía. De viaje, cuando visita lugares desconocidos, el ortodoxo a veces lleva un icono, ante el cual dice sus oraciones. También lleva puesta sobre su cuello la pequeña cruz que recibió en el bautismo.

El icono ofrece la sensación real de la presencia de Dios.

Vida de Santos

San Gerásimo, Abad

4 de marzo

San Gerásimo nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algún tiempo cayó en los errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas, de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una “laura” de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes. Sus monjes guardaban silencio casi completo, dormían en lechos de juncos y jamás encendían fuego dentro de las celdas, a pesar de que las puertas tenían que estar siempre abiertas. Se alimentaban ordinariamente de pan, dátiles y agua y dividían el tiempo entre la oración y el trabajo manual. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa, San Gerásimo la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. La fama de San Gerásimo sólo cedía a la de San Sabas. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. La “laura” que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

Felicitamos: al Rev. Archimandrita Gerásimo Hazim, parroco de la Iglesia de San Jorge en Valencia, Venezuela, por su onomástico, deseándole muchos años de salud, alegría, paz y un servicio bendito y agradable a los ojos del Señor.

Nuestro propio ayuno según los Santos Padres

Abba Juan Colobos decía: “Si un rey quisiera apoderarse de una  ciudad de sus enemigos, comenzaría por cortar, el agua y los víveres y, de este modo, los enemigos, muertos de hambre, se le someterían. Lo mismo ocurre con las pasiones de la carne; si un hombre vive en el ayuno y el hambre, los enemigos de su alma se debilitan”.

Un día, Silvano y su discípulo Zacarías fueron a visitar un monasterio. Al despedirse, se les hizo comer un poco. Una vez que estuvieron en marcha, el discípulo halló agua en el camino y quiso beber: El Anciano le dijo: “Zacarías, hoy es día de ayuno”. Este preguntó: “Pero, ¿no hemos comido, padre?” Y el Anciano respondió: “Lo que comimos provenía de la caridad; pero nosotros, hijo mío, guardamos nuestro propio ayuno.”

Boletín del 26/02/2012

Domingo del perdón

“Ay de mí, yo miserable, que transgredí tu mandamiento, oh Señor;
pues, fui despojado de tu gloria,
marcado por la vergüenza y exiliado de la felicidad del Paraíso.
Ten piedad de mí, quien justamente fui privado de tu bondad, oh Misericordioso.”
                                                                  Exapostelario
 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron y
se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios y
concedió al mundo la gran misericordia!

Condaquio del Domingo de la abstinencia del queso

 Tono 6

¡Oh Guía hacia la sabiduría, Dador de la inteligencia,
Instructor de los ignorantes y Protector de los pobres!,
fortalece, oh Señor, mi corazón y dale comprensión,
y concédeme la palabra, oh Palabra del Padre.
Pues heme aquí y mis labios no vacilan en exclamarte:
“Oh Misericordioso, ten piedad de mí, el caído.”

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (13:11 – 14:4)

Hermanos: La salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro; nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revístanse más bien del Señor Jesucristo y no se interesen en la carne para satisfacer su concupiscencia.

Acojan bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones. Uno cree poder comer de todo, mientras el débil no come más que verduras. El que come, no desprecie al que no come; y el que no come, tampoco juzgue al que come, pues Dios le ha acogido. ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo.

Evangelio según San Mateo (6: 14-21)

Dijo el Señor: «Si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial; pero si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su Padre perdonará las de ustedes.

Cuando ayunen, no pongan cara triste como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo, que ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.

No acumulen tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Acumulen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde está tu tesoro, ahí está también tu corazón.»

Mensaje Pastoral

Mañana ayunamos

La Iglesia nos ha preparado en los tres domingos anteriores para la Cuaresma, exponiéndonos la humildad del publicano, la penitencia del hijo pródigo y el recuerdo del Día Final. En este último domingo antes de la Cuaresma que mañana iniciará, la lectura evangélica –tomada del Sermón de la Montaña– nos plantea tres bases indispensables del ayuno que garantizan mantenerlo firme:

El perdón. Después de enseñar a las multitudes como orar «Padrenuestro», el Señor enfatiza la condición «como nosotros perdonamos a nuestros deudores»: «si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial». La Iglesia, contemplando en el perdón la visa hacia cualquier labor espiritual, lo plantea en este día que anuncia la Cuaresma como actitud vital: «Si al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda» (Mt 5:23). La expresión «¡Perdóname, hermano!» es la clave de la Cuaresma, y la respuesta amorosa «¡Dios es quien perdona!» es la cifra de la paz interior. En una charla de san Casiano con un monje, le decía éste: «Padre, tengo cuarenta años que el sol no me ha visto comer.» Le contestó el santo: «Yo tengo los mismos cuarenta sin que el sol me haya visto enfurecerme.»

Una actitud radiante. Si bien el ayuno en sí lleva cierto sentido de arrepentimiento y tristeza por un estado pecaminoso, los Padre de la Iglesia lo identifican con una «tristeza resplandeciente». Todo el que ha participado sinceramente en la experiencia de la Cuaresma conoce el júbilo específico que brilla en el alma durante estos días. Y la apariencia exterior debería reflejar esta naturaleza primaveral de la Cuaresma: «Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro», como dice la lectura evangélica. Un aspecto miserable y descuidado llamaría la atención de la muchedumbre que reconocería el esfuerzo humano y lo alabaría; pero un ayuno verdadero es el ejercicio espiritual que atrae la luz a la vida de uno, y la luz se refleja en todo el ser, alma y cuerpo; esto es lo que Dios, «que ve en lo secreto», observa y recompensa con Gracia abundante.

La caridad. La práctica primitiva del ayuno en el Cristianismo tuvo un sentido comunitario predominante. Un testimonio del Siglo IV señala que en Roma no había ni un solo pobre, ya cristiano ya pagano, porque «los cristianos ayunaban y daban de sus ahorros a los menesterosos». Entonces el ayuno abre nuestra mente a un negocio nuevo y próspero: «Acumulen tesoros en los cielos». Cuando ayudas a tu prójimo, dice san Juan Crisóstomo, resulta que le debes el favor porque te ha permitido acumular «tesoros en los cielos». Entonces, parte esencial de la Cuaresma consiste en voltear la mirada a los «hermanos más pequeños del Señor» (Mt 25:40).

Con el perdón accedemos, con la caridad acumulamos, y con la luz irradiamos el tesoro adquirido: «¡Donde está tu tesoro, ahí está también tu corazón!»

Nuestra fe y Tradición

Alimentos de la vigilia

Unos fieles preguntaron al anciano: “¿Padre, cuáles alimentos se nos permite comer en la Cuaresma, y cuáles no?”.

 Él comprendió que su preocupación se apegaba al “menú” cuaresmal y descuidaba el espíritu del ayuno que supera meros alimentos de vigilia. Les contestó así:

la Iglesia recomienda, en esta temporada, tres tipos de alimento que Jesús ha mencionado en su Evangelio. En realidad son alimentos adecuados para cualquier tiempo, pero en la cuaresma, con mucha más concentración:

1- Dijo el Señor: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4). Eso es el primer alimento. Sabemos que “toda palabra que sale de la boca de Dios” ha sido escrita en la Biblia. Y por ello nos dedicamos a estudiar la santa Escritura con anhelo y asiduidad.

2- Dijo el Señor: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (Jn 4:34). El mismo Jesús se ha alimentado de “hacer la voluntad de Dios Padre”, y a nosotros que llevamos su nombre, nos ha enseñado a gustar lo mismo, cada vez que clamemos desde el fondo del corazón: “hágase tu voluntad así la tierra como en el cielo”. Este alimento consiste en llevar a cabo lo que hemos leído en la Biblia.

3- Dijo el Señor: “mi Carne es verdadera comida, y mi Sangre es verdadera bebida, el que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en Mí y Yo en él.” (Jn 6:55). El tercer tipo de alimento lo buscamos cuando nos reunimos como una familia para comulgar a Aquél, a Quien hemos conocido en la santas Escrituras, y hemos luchado para obrar cuya Voluntad.”

Sobre el ayuno

San Isaac el Sirio
  • El hambre es una óptima manera para instruir los sentidos.
  • En un estómago lleno de comida no habrá lugar para conocer los misterios de Dios.
  • Apenas el hombre inicia el ayuno, la mente anhela convivir con Dios.
  • Se dice de los mártires que, cuando eran enterados del día de su martirio, en la noche anterior a éste, no probaban nada; más bien, se mantenían de pie desde el atardecer hasta el amanecer observando la vigilia con oración, y dando gracias a Dios con espirituales alabanzas y dulces cánticos, alegres y excitados, con el ansia de recibir este momento, tal como anhela el novio la cámara nupcial.  Pues con abstinencia, ellos anhelan el filo de la espada que realizará su coronación con el martirio. También nosotros, hermanos, debemos vigilar atentos, buscando el martirio oculto: eso es la corona de la pureza.
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