Boletín del 03/03/2013

Domingo del Hijo Prodigo

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 La riqueza de la gracia que me has dado, oh Salvador, 
la he derrochado vanamente, yo miserable, en mi pésima partida.
Pues, viviendo en el despilfarro con los demonios,
la dilapidé en la malicia. Por eso a Ti regreso, oh Padre compasivo:
acéptame como al hijo pródigo y sálvame.
                                                                                               Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

audio1Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti
 

Condaquio del Hijo Prodigo

 Tono 3

 Al dejar tu gloria paterna con ignorancia,
derroché vanamente la riqueza que me otorgaste.
Clamo a Ti como el pródigo, oh Compasivo:
“He pecado contra el cielo y ante Ti, oh Padre;
acéptame como arrepentido, y admítame como uno de tus jornaleros.

Lecturas Bíblicas

 Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6: 12-20)

 Hermanos: Todo me es lícito, mas no todo me conviene. Todo me es lícito, mas no me dejaré dominar por nada. La comida para el vientre y el vientre para la comida, mas Dios destruirá aquél y ésta. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

 ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no saben que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él.

 ¡Huyan de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

 ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios, y que no se pertenecen, pues han sido comprados? Glorifiquen, por tanto, a Dios en su cuerpo y en su espíritu que pertenecen a Dios.

 Evangelio según San Lucas (15: 11-32)

 Dijo el Señor esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y volviendo en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: “Padre pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traigan aprisa el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; llamó a uno de los criados y le preguntó qué era aquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba. Pero él replicó: “Hace tantos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tu siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.

Mensaje Pastoral

Ejemplo de penitencia

«Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.»

¡Cómo se parece la mentalidad del hijo menor a la nuestra! Pues, ¡cuántas veces nos expresamos rebeldemente –«Es mifilsprodigue vida, la paso a mi modo; haré lo que yo quiera y cuando quiera», etc.– y rechazamos ser obedientes en cualquier cosa como si la obediencia limitara y lastimara nuestro ser! También, respecto a la ética y la doctrina cristianas, a menudo se escuchan objeciones insubordinadas: «Y, ¿quiénes son los Santos Padres para que me expliquen la Biblia? Yo también tengo el Espíritu Santo que me enseña directamente.» Es la «libertad» que el joven de la parábola pide y que Dios nunca se niega a dar: porque el amor paterno es incapaz de forzarnos y de impedirnos la partida a un «país lejano»; se queda siempre a la espera de nuestra permanencia y regreso a la sombra del cuidado paterno.

La Iglesia, estando a los umbrales de  la Cuaresma, nos plantea esta parábola como un ejemplo de arrepentimiento de tal rebeldía. Pues el arrepentimiento no consiste en contar pocas o muchas faltas que se han cometido –aunque éste es un ejercicio necesario en nuestra vida espiritual– sino en cambiar el criterio o la filosofía de vivir, y obtener lo que san Pablo denomina «el pensamiento de Cristo» (1Cor 2:16). De hecho, la palabra griega «μετανοία» Metania –traducida como arrepentimiento o penitencia– significa literalmente cambiar la mente y la vida.

Este cambio lo podemos observar, en la parábola del Hijo Pródigo, en la transformación de la filosofía de quien «se marchó a un país lejano» en una actitud penitencial: «me levantaré, iré a mi padre».

«Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió…» Pues aunque el hijo se marchó, estaba «todavía lejos»: el encuentro se hizo porque el padre «corrió»; si el arrepentimiento es algo que comienza con una reacción nuestra «volviendo en sí mismo», no obstante es una Gracia de Dios, un rayo de luz que penetra en nuestro corazón deleitándolo con gozo infinito, siempre y cuando lo busquemos.

Nuestra Fe y Tradición

El Icono

562589_2987702687433_354511643_nLa palabra icono proviene del griego: “Eikon” que significa imagen. En la historia del arte se reserva éste término para una clase de pintura, de género sagrado, hecha sobre una plancha de madera con una técnica especial y de acuerdo con una tradición secular. En él se representan histórica y fidedignamente los acontecimientos sagrados. Se pinta a Cristo, a la Virgen María, ángeles, santos y otros temas religiosos. En ellos se refleja la imagen de un hombre purificado, deificado, revestido de la belleza incorruptible del Reino de Dios, de una persona humana que ha llegado a ser un icono viviente de Dios.

El icono es la Palabra de Dios plasmada en pintura; hace misteriosamente presente a la persona que representa y la realidad de esta presencia se basa en el parecido con su prototipo.

El icono significa para nosotros una guía para una comprensión mas profunda del Misterio cristiano y para la oración mediante la contemplación. “Belleza divina”, “Canal de gracia”, “Visión de lo invisible”, “Ventana a la eternidad”, el icono deja una luz: la de un Reino a tener siempre en el corazón.

Para los ortodoxos, la función fundamental de un icono no es la didáctica, es decir, la enseñanza religiosa global fácilmente comprensible para todos, sino que el icono es un sacramental, es decir, un signo de gracia, no como los sacramentos que son eficaces en virtud de la institución de Cristo, sino por el poder y la oración de la Iglesia. Por lo tanto es una ayuda para la vida espiritual del cristiano que los usa con fe y respeto. La Iglesia bendice la imagen para que tenga una fuerza expresiva en la Gracia y la presencia que comunica. Si la imagen es auténtica, tiene que ser bella, expresiva y teológicamente exacta para que pueda representar el misterio o la imagen de una persona.

 Es casi imposible entender el icono fuera del medio en que fue creado, o sea, el ámbito de la Iglesia. El punto de partida para comprender el icono se encuentra en el fundamento de la Iglesia. Ese fundamento es la Santísima Trinidad. La Santísima Trinidad es el fundamento para la vida de la Iglesia, para su orden canónico, para el carácter de su pensamiento teológico, para su espiritualidad y para su creación artística.

Vida de Santos

San Gerásimos del Jordán

4 de Marzo

San Gerásimos nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algúnGerasimosJordan tiempo cayó en los errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas, de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una Monasterio de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes. Sus monjes guardaban silencio casi completo, dormían en lechos de juncos y jamás encendían fuego dentro de las celdas, a pesar de que las puertas tenían que estar siempre abiertas. Se alimentaban ordinariamente de pan, dátiles y agua y dividían el tiempo entre la oración y el trabajo manual. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa, San Gerásimos la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. La fama de San Gerásimos sólo cedía a la de San Sabas. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. El Monasterio que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

En el “Prado Espiritual” Juan Mosco nos ha dejado una anécdota encantadora. Un día en que el santo se hallaba a orillas del Jordán, se le acercó cojeando penosamente un león. Gerásimos examinó la zarpa herida, extrajo de ella una aguda espina y lavó y vendó la pata de la fiera. El león se quedó desde entonces con el santo y fue tan manso como cualquier otro animal doméstico. En el monasterio había un asno, que los monjes utilizaban para ir a traer agua, y éstos hacían que el león cuidara del asno cuando iba a pastar; pero un día, unos mercaderes árabes se lo robaron y el león volvió sólo y muy deprimido al convento. A las preguntas de los monjes, el león respondía con miradas lastimeras. El abad le dijo: “Tú te comiste al asno. Bendito sea Dios por ello. Pero de ahora en adelante tú harás el trabajo del asno.” El león tuvo que acarrear agua para la comunidad. Poco tiempo después, los mercaderes árabes pasaron de regreso con el asno y tres camellos; el león les puso en fuga, cogió entre los dientes la brida del asno y lo llevó triunfalmente al monasterio, junto con los camellos. San Gerásimos reconoció su error y dio al león el nombre de Jordán. Cuando murió el anciano abad, el león estaba desconsolado. El nuevo abad le dijo: “Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo.” Pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se llamaba Sabacio, condujo al león a la tumba de Gerásimos y, arrodillándose junto a ella, le dijo: “Aquí está enterrado tu amo.” El león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le encontraron muerto. Según algunos autores, el león que se ha convertido en el símbolo de San Jerónimo era en realidad el de San Gerásimos. La confusión se originó probablemente de la grafía “Geronimus” de ciertos documentos.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • El abad Jacobo dijo: «Así como una lámpara ilumina una habitación oscura, así el temor de Dios, cuando irrumpe en el corazón del hombre, le ilumina y le enseña todas las virtudes y mandamientos divinos».
  • Dijo un anciano: «Así como siempre llevamos con nosotros, dondequiera que vayamos, la sombra de nuestros cuerpos, del mismo modo debemos, en todo lugar, tener con nosotros las lágrimas y la compunción».
  • Sinclética, de santa memoria, dijo: «A los pecadores que se convierten les esperan primero trabajos y un duro combate y luego una inefable alegría.

Boletín del 24/02/2013

Domingo del Fariseo y el Publicano

TELONOS , FARISEOS

 

Cristo que es el camino y la vida,
después de su Resurrección de entre los muertos,
acompañando a Lucas y Cleofás, quienes lo reconocieron en Emaús al partir el pan;
por quienes sus corazones temblaban cuando les hablaba por el camino,
explicándoles los libros de todo lo que se ha escrito acerca de su sufrimiento.
Exclamemos con ellos: En verdad,
el Señor a Resucitado y se ha aparecido a Simón Pedro.
Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario del Resurrección

Tono 5

audio1Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz
y soportar la muerte, y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Condaquio  del fariseo y el publicano

Tono 4

Escapemos de la soberbia del fariseo
y aprendamos de la humildad del publicano
exclamando con gemidos al Salvador:
“¡Oh único Compasivo, ten piedad de nosotros!”

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo (3: 10-15)

Hijo mío, Timoteo: Tú me has seguido asiduamente en mis enseñanzas, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, en mis persecuciones y sufrimientos, como los que soporté en Antioquía, en Iconio, en Listra. ¡Qué persecuciones he sufrido! Y de todas me ha librado el Señor. Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones. En cambio los malos y embaucadores irán de mal en peor, errando y haciendo errar a los demás.

Tú, en cambio, persevera en lo que has aprendido y en lo que has creído, teniendo presente de quién lo has aprendido, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que te pueden instruir para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.

Evangelio según San Lucas (18: 10-14)

Dijo el Señor esta parábola a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al Templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.” En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Les digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»

Mensaje Pastoral

Humildad y justicia

fariseo-y-el-publicanoHoy se inicia el período preparatorio a la Gran Cuaresma, que consiste en cuatro domingos. El primero de ellos es precisamente el del Fariseo y el Publicano.

Como una introducción a este ciclo, en los últimos domingos hemos oído hablar a los padres del deseo intenso de Zaqueo por ver al Señor, y de la actitud de la mujer cananea que busca sin desmayos, humilde y pacientemente, la gracia de Dios. En verdad, este tiempo es muy propicio para llevar adelante un mayor esfuerzo y disponer nuestro cuerpo y alma a virtudes y anhelos semejantes a los de estos dos personajes bíblicos.

Es por eso que mediante el relato del fariseo y el publicano que suben al templo a hacer oración, la lectura evangélica de hoy nos muestra claramente el camino correcto para acercarse a Dios y establecer con él una relación sincera y profunda.

El fariseo comienza su oración enumerando todas sus virtudes y ensalzándose: «No soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.» Como si dijera: «Yo no soy pecador.» Una persona que se considera a sí misma lejana de todo pecado y dueña de toda obra buena: «Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.» ¿Qué circunstancia lo empujaría a buscar la misericordia de Dios? En realidad, ninguna: se complace plenamente consigo mismo. Ciertamente no pide misericordia, más bien reclama que se le reconozcan los méritos de su propia justicia. ¡Qué arrogancia y que ceguera! Arrogante porque en lugar de clamar: «Te alabaré, Señor, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre» (Sal 86:12), prefiere alabarse a sí mismo y hasta felicitarse. Y ciego porque no alcanza ver que en su corazón no hay sitio para Dios, porque su lugar está ocupado por el egoísmo, la soberbia, la ingratitud y el menosprecio a los demás.

Todo lo contrario es la disposición espiritual del publicano. Se humilla, reconoce sus pecados y pide misericordia. Está insatisfecho consigo mismo y descontento con sus obras: se abaja y lo confiesa. Quiere transformarse interiormente y en sus acciones exteriores. Volverse a Dios y darle la espalda a su vida de pecado. Tiene arrepentimiento. Es pobre de espíritu. Dios lo escucha y lo hace partícipe de su justicia divina.

Los Padres del Desierto lo sintetizan todo en un Apotegma: «Es preferible un hombre que ha pecado y reconoce sus faltas y se arrepiente, que otro que no ha pecado y piensa de sí mismo que es justo.»

No nos tengamos por justos ni despreciemos a los demás, mejor clamemos con el publicano: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!», y el Señor nos hará partícipes de su justicia. Amén

Nuestra Fe y Tradición

Los domingos preparatorios a la cuaresma

La Iglesia nos prepara para la cuaresma de la Santa Pascua durante cuatro domingos, los anteriores al inicio de la misma, en los cuales nos plantea  virtudes y sentimientos muy importantes para la cuaresma que es, en sí, la preparación adecuada para la Fiesta de las fiestas, para la base de toda nuestra fe y en consecuencia de toda nuestra vida, es decir, la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Estos domingos preparatorios toman su nombre del Evangelio que se lee:

1- El Domingo del Fariseo y el Publicano (Lc.18,10-14): cuyo evangelio leímos hoy. Pues todas las buenas obras y ejercicios320590_237790712928861_100000938038554_644666_4632100_n espirituales que el cristiano brinda en toda su vida, pero intensamente en la temporada cuaresmal, no son “la factura” de su justificación ante Dios, como lo pensó el fariseo de hoy, sino la reacción natural de quien con humildad inclina todo su ser ante Dios, como el publicano: : “¡Oh Dios!  ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”

2- El Domingo del Hijo Pródigo (Lc.15, 11-32): que nos plantea a la Cuaresma como una marcha de regreso hacia el Padre que nos espera siempre. “ábreme las puertas del arrepentimiento,…”; el arrepentimiento no es contar algunos pecados o desviaciones que he cometido sino confesar que he escogido ir “a un país lejano” en lugar de vivir en la bella casa paternal; dicha confesión me impulsará, como al pródigo de la parábola, a regresar a la belleza inicial que me fue otorgada en el Bautizo.

3- El Domingo del Juicio (Mt.25, 31-46): en el cual se lee el Evangelio del Juicio final que se basará en el amor manifestado en las obras de cada uno “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”  Pues si las obras en sí, como hemos visto en el Evangelio del fariseo y el publicano, no formaron el criterio para la justificación, sí son una emanación abundante de una alma que ama a Dios; si no, su piedad será falsa y digna de juicio “Si alguno dice: ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un mentiroso” (1Jn.4,20). La devoción que buscamos no es egoísta sino que busca ser manifestada en el amor a los demás.

4- El Domingo del Perdón (Mt.6, 14-21): a partir del cual se inicia la Cuaresma. Pues como podemos decir a Dios Padre: “perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” si, en realidad no estamos dispuestos a perdonar a los demás. Así la Iglesia nos estimula a que ofrezcamos nuestra ofrenda cuaresmal con un corazón limpio de cualquier sentimiento rencoroso.

Vida de Santos

1º y 2º hallazgo de la cabeza del precursor Juan Bautista.

24 de Febrero

St.JohntheBaptistEggTemperaEl primer hallazgo fue en Majerunda, cerca del pueblo donde era el Palacio de Herodes, donde, Herodia, tuvo el honor de ver la cabeza del valioso divulgador de la moralidad y la veracidad, sobre un plato. Luego ordeno enterrar la cabeza en un lugar cercano con el propósito de poder ir ahí de noche para profanar la tumba del santo, satisfaciendo así su odio inagotable. En aquel sitio quedo enterrada la cabeza sagrada hasta el momento que fue descubierta por dos monjes, en quienes antes, se les había aparecido en sueno el Precursor. Después de la muerte de esos monjes fue traspasada de fiel en fiel hasta que se perdió, pero fue hallada de nuevo por el emperador Hualentino. Así podemos ver que el Señor no deja que se pierdan no solo las almas de los hombres santos que divulgaron con todo su ser el Evangelio, sino tampoco, los huesos de ellos deja que se pierdan porque con su vida santa fue santificada hasta la materia de su cuerpo, el cual debe ser como recipiente puro del alma.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».
  • Decía el abad Pastor: «La humildad es la tierra pedida por el Señor para ofrecerle el sacrificio».
  • Sinclética, de santa memoria, dijo: «Es tan imposible salvarse sin humildad como construir un barco sin clavos».

Boletín del 17/02/2013

17° Domingo de Mateo

BuenPastor

 

Brillemos en la virtud y así veremos dos hombres de pie
y vestidos de la luz resplandeciente dentro del sepulcro
dador de la vida, los que se le aparecieron a las Mirróforas
con sus rostros vueltos hacia el suelo para entender
la Resurrección del Señor del cielo,
y corramos con Pedro  hacia el sepulcro
maravillándonos del acontecimiento esperado ver a Cristo vida.
                                                                                                                    Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audio1Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron y
se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios
y concedió al mundo la gran misericordia!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir
y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo (4: 9-15)

Hijo mío, Timoteo: Cierta es la palabra y digna de toda  aceptación: que por eso sufrimos fatigas y oprobios,  porque tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el  Salvador de todos los hombres, principalmente de los fieles.  Predica y enseña estas cosas.

Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser  para los creyentes modelo en la palabra, en el  comportamiento, en el amor, en la fe, en la pureza. Hasta que  yo llegue, dedícate a la lectura, a la exhortación, a la   enseñanza. No descuides el carisma que hay en ti, que se te   comunicó por intervención profética mediante la imposición  de las manos de los presbíteros. Medita en estas cosas; vive  entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.

Evangelio según  San Mateo (15: 21-28)

En aquel tiempo, Jesús se retiró  hacia la región de Tiro y de  Sidón. En esto, una mujer  cananea, que había salido de aquel  territorio, gritaba diciendo: «¡Ten  piedad de mí, Señor, Hijo de David!  Mi hija está malamente  endemoniada.» Pero Él no le  respondió palabra. Sus discípulos,  acercándose, le rogaban:  «Concédeselo, que viene gritando  detrás de nosotros.» Respondió Él:  «No he sido enviado más que a las  ovejas perdidas de la casa de Israel.»  Ella, no obstante, vino a postrarse  ante Él y le dijo: «¡Señor,  socórreme!» Él respondió: «No está  bien tomar el pan de los hijos y  echárselo a los perritos.» Ella dijo:  «Sí, Señor, pero también los perritos  comen de las migajas que caen de la  mesa de sus amos.» Entonces  Jesús le respondió: «Mujer, grande  es tu fe: que te suceda como  deseas.» Y desde aquel momento  quedó curada su hija.

Mensaje Pastoral

La humildad: pilar de la fe

«¡Mujer, grande es tu fe!»

Previamente a su encuentro con la cananea, Jesús estaba hablando a los fariseos y escribas en presencia de los Doce; parece que sujesusmujercananitaateismo_thumb1 discurso no les cayó del todo bien puesto que los discípulos le reclamaron: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?» Y Él les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz» (Mt 15:13). Y al instante, Jesús salió de allí y se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón, tierra de gentiles que no conocen a Dios, donde una mujer lo buscaría para que curase a su hija. ¿Cómo compatibilizar la posición tajante de Cristo ante los fariseos, hijos de la promesa, y su apertura hacia la tierra de los gentiles, con su respuesta a la petición de la mujer cananea: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel»?

Una mujer cananea, dolida por el malestar de su hija «endemoniada» se entera de que pasaba por su tierra Jesús –de Quien seguramente había escuchado–; lo sigue o, más bien, lo persigue con insistencia para que cure a su hija, pero Él no le respondió palabra. Los discípulos –no porque tuvieran compasión de ella sino molestos por el ruido que ocasionaba– piden a Jesús que le atienda para que les deje en paz. El Señor les da una respuesta que realmente les satisface el orgullo, palabras   que   para   ellos   en   aquel   momento  –hubiéralas dicho o no– formaban un asunto resuelto e indispensable: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» El Mesías pertenece a los judíos y punto.

Sin embargo, la mujer a pesar de toda la humillación que encontró –y Dios no permite «seáis tentados sobre vuestras fuerzas» (1Cor 10:13)–  todavía se acerca más, se postra y ruega con fervor: «¡Señor, socórreme!» De nuevo Jesús la rechaza, pero ahora con palabras aún más duras: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» El calificativo de «perros» no era extraño al glosario de los discípulos (como judíos) respecto a los cananeos. Sus prácticas inhumanas, adoración y baja moralidad a tal grado que llegaban a sacrificar a sus hijos –cosa que ni los animales hacen– dieron de ellos una imagen digna de menosprecio y baja estima. Entonces Cristo utilizó esta misma imagen fuerte para despertar la penitencia de la mujer, pero sobre todo para advertir a los discípulos la esencia auténtica de la fe: «No anden diciendo en su interior: “Tenemos por padre a Abraham”; porque les digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham» (Lc 3:8). Aunque el Evangelio no lo dice, es lícito imaginar que Jesús acompañó estas palabras duras con un gesto benévolo hacia la mujer que la movió al arrepentimiento y a mostrar una fe verdadera enraizada en la humildad: «Sí, Señor, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» En su Homilía sobre este pasaje evangélico, san Gregorio Palamás concluye que «la humildad pertenece a los fieles, y la fe a los humildes.» El creyente distingue en los apuros la mano sanadora de Dios, como nos podría decir la cananea: «Con castigo me ha corregido el Señor, más a la muerte no me ha entregado» (Sal 117:18).

Con esta escena de la vida real, Cristo mostró a sus discípulos y a nosotros un ejemplo efectivo de la fe que complace al Señor: «¡Mujer, grande es tu fe: que te suceda como deseas!» No le concedió su petición para aliviar los oídos de los discípulos, sino porque grande fue su humildad, grande su arrepentimiento: ¡grande su fe!

Una religiosidad soberbia y superficial jamás acata a la divina Voluntad, y ante cualquier ocasión no al gusto reclama a Dios rogándole que «se aleje de su término» (Mc 5:17), mientras la fe verdadera frente a las pruebas, por más duras y humillantes que sean, saca un gemido penitencial: «¡Señor, socórreme!» y experimenta qué es desplegar las montañas (Mt 17:20).

Nuestra Fe y Tradición

La conciencia

imagesUna pobre mujer hurtó algo en un negocio y se retiró. Nadie la vio. Pero desde aquel momento una sensación desagradable le quitó la serenidad. No tuvo otro remedio que volver al negocio y colocar el objeto hurtado en su lugar. Luego volvió a su casa aliviada. Ejemplos similares, cuando los hombres se ven en la necesidad de actuar en contra de su propio provecho o placer, son innumerables.

Cada hombre tiene conocimiento de su voz interior que ora le reprocha agobiándolo, ora lo alienta y lo alegra. Este fino sentido moral innato se llama conciencia. La misma es una especie de instinto espiritual que distingue con más prontitud y nitidez que la mente entre el bien y el mal. El que sigue la voz de la conciencia no se arrepentirá de sus actos.

En las Sagradas Escrituras la conciencia también se denomina el corazón. En el Sermón de la Montaña, Nuestro Señor Jesucristo comparó la conciencia con el ojo, por medio del cual el hombre puede ver su propio estado moral (San Mateo 6:22). También el Señor estableció una similitud entre la conciencia y un adversario, con quien el hombre debe conciliarse antes de comparecer ante el Juez (San Mateo 5:25). Este último término acusa la propiedad particular de la conciencia: oponerse a nuestros malos actos e intenciones.

Nuestra experiencia personal también nos convence de que esta voz interior, llamada conciencia, está fuera de nuestro control y se expresa directamente sin depender de nuestro deseo. Del mismo modo que no podemos convencemos de que estamos saciados cuando tenemos hambre, o de que estamos descansados cuando estamos cansados, tampoco podemos convencernos de que procedimos bien cuando nos acusa nuestra conciencia.

Algunos ven en las palabras de Cristo referentes al “gusano que no se muere” que torturará a los pecadores en la otra vida, una indicación relacionada con los remordimientos de la conciencia (San Marcos 9:44).

Vida de Santos

Santo y Gran Mártir Teodoro de Tiro

En la ciudad Amasea, en la provincia Panonia, en los tiempos de las persecuciones por el emperador Maximiano (años 286-305), unteodoro_tyro guerrero llamado Teodoro, junto con los otros cristianos fue obligado a abjurar al Cristo y hacer un sacrificio a los ídolos. (El sobrenombre Tiro significa en latín “recluta”). Al negarse a hacerlo, Teodoro fue sometido a crueles martirios y encerrado en la cárcel. Ahí, durante la oración él fue consolado con la milagrosa aparición del Señor Jesús Cristo. Poco tiempo después lo sacaron de la cárcel y con diferentes torturas lo obligaban nuevamente a abjurar al Cristo. Finalmente, viendo su firmeza, el gobernador lo condenó a la hoguera. Sin ningún temor, San Teodoro subió a la hoguera y orando y glorificando a Dios entregó su alma. Fue cerca del año 305. Su cuerpo fue sepultado en la ciudad de Eujaita (actualmente Marcivan en Asia Menor) Más tarde sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla a la Iglesia consagrada a su nombre. Su cabeza se encuentra en la ciudad Gaeta, Italia.

50 años después de la muerte de San Teodoro, el emperador Juliano, el Apóstata (años 361-363) queriendo profanar la Gran Cuaresma Cristiana, ordenó al gobernador de la ciudad de Constantinopla rociar con la sangre de los sacrificios que se hacían a los ídolos a todos los alimentos que se venden en la feria durante todo los días de la primer semana de la Cuaresma. En una visión, San Teodoro se presentó al arzobispo de Constantinopla y le ordenó avisar a todos los cristianos que no compren los alimentos profanados y que coman solamente kutia, el trigo cocido con miel. En memoria de esto la Iglesia Ortodoxa celebra, hasta el día de hoy, todos los años el día del Mega Mártir Teodoro — Tiro cada primer sábado de la Gran Cuaresma.

Sentencia de los Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «No te dejes enredar por las preocupaciones».
  • Decía un anciano: «La humildad no se enfada, ni enfada a nadie».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y  orar continuamente a Dios».

Boletín del 10/02/2013

16° Domingo de Mateo 

Memoria de San Caralampio

febrero10_S.Caralampio

Cristo ha Resucitado. Nadie puede dudarlo
porque se ha aparecido a María:
después se dejo ver por los que iban a pescar:
y se manifestó a los once discípulos sentados a quienes envió a Bautizar,
y subió al cielo de donde descendió.
Probando sus enseñanzas con muchos milagros.
                                                                                                              Exapostelario.

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

audio1Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte.
y Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades
y concedió al mundo la gran misericordia.

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir
y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo (2: 1-10)

Hijo mío, Timoteo: Mantente fuerte en la Gracia de Cristo Jesús; y cuanto me has oído en presencia de muchos  testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez,  a instruir a otros. Soporta las fatigas como un buen soldado de  Cristo Jesús. Nadie que se dedica a la milicia se enrede en los  negocios de la vida, si quiere complacer al que le ha alistado. Y  lo mismo el atleta; no recibe la corona si no ha competido  según el reglamento. Y el labrador que trabaja es el primero  que tiene derecho a percibir los frutos. Entiende lo que quiero  decirte, pues el Señor te dará la inteligencia de todo.

Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos,  descendiente de David, según mi Evangelio; por Él estoy  sufriendo hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la  palabra de Dios no está encadenada. Por eso, todo lo soporto  por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación  que está en Cristo Jesús con la gloria eterna.

Evangelio según San Mateo (25: 14-30)

Dijo el Señor esta parábola: «El Reino de los cielos es semejante a un hombre que,al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a un odio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad;y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos,presentó otros cinco, diciendo:“Señor, cinco talentos me entregaste:aquí tienes otros cinco que he ganado.” Su señor le dijo: “¡Bien,siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.”Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos me entregaste: aquí tienes otros dos que he ganado.” Su señor le dijo: “¡Bien,siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.”Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí entierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.” Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso:sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quítenle, por tanto, su talento y dénselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene,se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Ya ese siervo inútil, échenlo a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

Mensaje Pastoral

Lo Tuyo de lo Tuyo…

“Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.”
Las palabras del buen siervo presentan el concepto cristiano del mundo y de todo lo que le pertenece; pues éste confesó que todo el “capital” que tenía era un don de su amo “cinco talentos me entregaste”, mientras el siervo malagradecido negó la generosidad de su señor: “sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste…”
Si el capital es la buena creación que Dios puso en las manos de Adán “para que la labrase y cuidase”, Adán tenía que ser el sacerdote que ofreciese labrado el paraíso a su Creador, pero él prefirió consumirlo para sí mismo y cayó del gozo de su Señor, es decir, perdió su sacerdocio.
Pero de nuevo san Pedro nos dice: “vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real…” (1Ped.2,16) lo que significa que, en Cristo, recuperamos el primer privilegio de labrar el mundo y ofrecerlo a Dios. En la Liturgia, el presbítero, elevando la oración de todos los fieles, dice: “Lo tuyo de lo tuyo, te ofrecemos por todo y para todo.” Pues el pan que ofrecemos no es sino el trigo que Dios nos has dado, pero trabajado con nuestro esfuerzo, con nuestra vida.
El sacerdocio real, que todos reobtenemos en el Bautismo, nos retorna al destino principal: Acción de gracias, en la que devolvemos a Dios lo que es suyo. Los distintos talentos que tenemos (virtudes, riquezas, bellaza, fuerza, inteligencia…) son gracia de Dios, que no merece ser escondida en la tierra más baja de nuestra vida, sino que, con empeño y constancia, trabajarlos por la gloria de Dios:

“¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”

Nuestra Fe y Tradición

Sobre el lugar de oración en la casa

“Era hermoso el tiempo en el que las casas eran iglesias, no como ahora, que las iglesias son casas” (San Juan Crisóstomo)

La casa del cristiano debe ser una iglesia pequeña, como manda muchos de los Santos Padres. En familia debefeb9317d91a462fbf7ff81bcf97b0fa7.wix_mp_256 multiplicarse la paz, la armonía, el entendimiento, y la casa debe arreglarse también espiritualmente, no sólo siguiendo las tendencias modernas en cuanto a diseño y adorno, que cada vez son más extrañas, más frías y más lejanas al auténtico espíritu cristiano.

Entonces, en cada casa debe haber “una esquina para la oración”, un lugar en el que todo ayude a la mente y al corazón a elevarse en oración. Este debe ser un lugar cuidado, limpio, en la parte más tranquila de la casa, más lejana del ruido cotidiano o de aparatos como el televisor, que inducen al desasosiego y que impiden centrar los pensamientos y los sentimientos en un solo punto.

Si viviendo en un apartamento, reservar un cuarto para orar y guardar objetos religiosos es difícil, teniendo una casa completa, el asunto es mucho más sencillo. No cuesta nada dedicar un espacio para ahí alejarnos de lo que nos preocupa y dedicarnos a conversar con Dios.

Es conveniente recordar que, antiguamente, en algunas regiones geográficas las familias cristianas pudientes construían pequeñas capillas en los jardines de sus casas, o en algún terreno propio, capillas a las que eran llamados sacerdotes para oficiar alguna ceremonia cuando había necesidad, permaneciendo dichos lugares como refugios permanentes para el descanso espiritual.

Sin embargo, actualmente las personas ya no suelen orar como lo hacían, por ejemplo, nuestros padres o abuelos. En nuestros días, aquellos que tienen alguna posibilidad financiera buscan construir casas grandes, con espacios grandes para vehículos y áreas reservadas exclusivamente para recrearse, olvidándose de guardar aún una esquina pequeña para hacer un altar familiar.

En nuestra esquina de oración no debe haber nada que nos pueda distraer de nuestras meditaciones, nuestras reflexiones y de nuestra comunicación con nuestro Creador. Ahí, en nuestro altarcito, debe haber sólo los íconos que elijamos, cuidadosamente puestos en la pared. También ahí debemos guardar la Anáfora y el Agua Bendita que traigamos de la Iglesia; además, las ramitas de albahaca y las flores bendecidas de los distintos servicios litúrgicos; también, el incienso que debemos recordarnos encender al menos semanalmente. Asimismo, es ahí donde debemos mantener permanentemente ardiendo nuestra veladora: es ahí, en ese rinconcito, a donde debe acudir cada miembro de la familia o la familia entera, buscando paz y serenidad cuando haya momentos de tentación.

¿Cuántas casas tienen un espacio así? Tristemente, pocas. Aquellos que puedan utilizar un cuarto completo para esto, que lo hagan. Si no, al menos busquemos una esquina de la casa, en la habitación menos bulliciosa y con esto, el Señor bendecirá toda la casa y la familia que en ella habita.

Aun cuando la oración puede elevarse en cualquier lugar y en cualquier momento, incluso en aquellos lugares más ruidosos o en circunstancias que no dependen de nosotros, es importante tener un lugar especial para orar, para refugiarnos en él y buscar paz espiritual, en nuestra propia casa.

Vida de Santos

San Caralampio

10 de febrero

febrero10_S.CaralampioFue martirizado en el tiempo del emperador Sauiro (194-211), en la ciudad de Efeso. Era sacerdote por mucho tiempo cuando recibió el martirio. Tenía 107 años, y parece que ha sido el mártir mayor, por edad, de toda la historia.

Le acusaron de haber formado un peligro para la seguridad del emperio porque provocaba rebelión en el pueblo. Cuando lo condujeron  ante la presencia del gobernador Luciano, estaba revestido del ornamento sacerdotal. El gobernador lo amonestó y él contestó: “Tú no sabes lo que es conveniente para mí. Te digo: no hay más dulce a mi corazón que ser perseguido por el amor de Cristo. Te suplico apliques las torturas, lo más pronto posible, sobre este viejo cuerpo, todo lo que piensas que es insoportable, para que aprendas la fuerza invencible de mi Cristo.”

Le desvistieron y lastimaron su cuerpo con garras de hierro. Sin embargo, ni un gemido, más bien decía: “Les agradezco, hermanos, porque al desgarrar mi cuerpo viejo, renuevan mi espíritu y lo aprontan para la bienaventuranza.”

Varias torturas, pero como si se hubieran aplicado al cuerpo de otro. La escena provocó la conversión de muchos. Se menciona que el santo compareció ante el mismo Emperador en Antioquía, y que en su presencia curó a un hombre endemoniado por treinta y cinco años. El demonio cuando percibió el perfume de santidad que surgía del hombre de Dios, gritó: “Te suplico, siervo de Dios, no me castigues antes de tiempo. Ordéname y yo saldré del hombre.” El santo, con la valentía de su Señor, le increpó y el hombre quedó curado.

Se agotó la paciencia del Emperador y mandó decapitarlo. La hija del emperador misma, Galina, creyó y acogió su cuerpo para enterrarlo debidamente. Su cráneo es guardado en el monasterio de san Esteban, Metéora; también hay reliquias de su cuerpo en el Monte Atos, Palestina, Chipre, las islas griegas. En Grecia, la  veneración y la devoción a san Caralampio es difundida de una manera vigorosa. La Iglesia entera, en Oriente y Occidente, lo conmemora el 10 de febrero. Sus oraciones sean con nosotros. Amén.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • San Isaac el Sirio: “El hombre verdaderamente misericordioso no sólo da la ayuda a que está obligado, sino que soporta con alegría la injusticia que los otros le infligen y les perdona. Es verdaderamente misericordioso aquel que sacrifica su alma por su hermano y no aquel que, por medio de la limosna, es caritativo con él”.
  • San Efrén el Sirio: “Preocupémonos por adquirir los bienes eternos que nos han sido prometidos. Preocupémonos antes de que llegue la noche y se cierre el mercado. Busquemos entre los pobres y los indigentes amigos para la vida de arriba…”.
  • Uno de los Padres decía: «Es imposible que uno vea su rostro en un agua turbia.Tampoco el alma, si no se purifica de pensamientos extraños, puede contemplar a Dios en la oración»

Boletín del 03/02/2013

15° Domingo de Lucas

Memoria de la Presentación del Señor en el Templo 

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Cuando las Mirróforas vieron la piedra removida,
se alegraron porque vieron a un joven sentado
en el sepulcro que les dijo: Cristo resucitó;
decid a los Apóstoles y a Pedro: Corran al monte de Galilea,
allá donde se les aparecerá a vosotros,
oh amados, tal como antes lo había dicho.
                                                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

audio1Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Tropario de la Presentación del Señor

Tono 1

Regocíjate, oh Llena de gracia, Virgen Madre de Dios;
porque por ti resplandece el Sol de Justicia,
Cristo nuestro Dios, Quien ilumina a los que han
estado en las tinieblas. Alégrate también tú,
oh justo Anciano, que recibiste en tus brazos
al Redentor de nuestras almas, Quien nos otorga la Resurrección.

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.
Conserva a tus fieles en la paz y auxilia a los que amas
porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (7:7-17)

Hermanos: No cabe duda que el inferior recibe la bendición del superior. Y mientras aquí reciben el  diezmo hombres mortales, allí, uno de quien se atestigua que  vive (Melquisadec). Y, por decirlo así, hasta el mismo Leví, que  recibe los diezmos, los pagó en la persona de Abraham, pues  ya estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le  salió al encuentro.

Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio  levítico —bajo cuyo ministerio el pueblo recibió la ley—, ¿qué  necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a semejanza  de Melquisedec, y no dice «a semejanza de Aarón»? Pues,  cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambia la ley. Y el  hecho es que aquél de quien se dice estas cosas, pertenecía a  otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Y es bien manifiesto  que nuestro Señor procedía de Judá, y a esa tribu para nada se  refirió Moisés al hablar del sacerdocio.

Todo esto es mucho más evidente aún si surge otro sacerdote  a semejanza de Melquisedec, que lo sea, no por ley de  prescripción carnal, sino según la fuerza de una vida  indestructible. De hecho, está atestiguado: Tú eres sacerdote  para siempre, a semejanza de Melquisadec.

Evangelio según San Lucas (Lc. 19: 1-10)

En aquel tiempo, Jesús  atravesaba Jericó; Había un  hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba  de ver quién era Jesús, pero no  podía a causa de la gente, porque  era de pequeña estatura. Se adelantó  corriendo y se subió a un sicómoro  para verlo, pues iba a pasar por ahí.  Y cuando Jesús llegó a aquel sitio,  alzó la vista y lo vio, y dijo: «Zaqueo,  baja pronto; porque conviene que hoy  me quede Yo en tu casa.» Se  apresuró a bajar y le recibió con  alegría. Al verlo, todos murmuraban  diciendo: «Ha ido a hospedarse a  casa de un hombre pecador.»  Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes  a los pobres; y si en algo defraudé a  alguien, le devolveré el cuádruplo.»  Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la  salvación a esta casa, porque  también éste es hijo de Abraham,  pues el Hijo del hombre ha venido a  buscar y salvar lo que estaba  perdido.»

Mensaje Pastoral

Elementos de conversión

En el icono del pasaje que leemos hoy del evangelio según san Lucas, contemplamos cuatro componentes:

Zaqueo: un hombre pecador que tiene el anhelo para ver a Jesús, para contemplar a Aquél cuya Presencia ha de reprochar su vida; unimages anhelo de lo que jamás ha experimentado; una curiosidad para ver al que cura las dolencias, al que se digna convivir con los pecadores y conoce lo oculto del corazón. Sin lugar a duda, este publicano huía siempre de las multitudes para evitar que sus actos saliesen a la luz; sin embargo, he aquí que comparece por su propia iniciativa y, más aún, sobresale su presencia, atraído por el anhelo que venció su orgullo y sus defectos, que era de pequeña estatura.

El sicómoro: o podemos decir «el santo sicómoro», ya que «santo» es un calificativo que indica un modo de usar las cosas de nuestro mundo: todo lo que nos induce en la Presencia del Señor y nos une a Él es santo. Santa lectura, santos iconos, santa palabra, santa oración, santo templo… todos no son sino sicómoros que transforman el anhelo de Zaqueo en certeza de la Presencia del Señor, y en contemplación de su Rostro.

Jesús: mientras que Zaqueo sube al sicómoro para conocer a Jesús, resulta que el Señor lo conoce a él y le llama por su nombre: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy Yo me quede en tu casa.» Como si lo estuviera esperando desde antes. El esfuerzo necesario que Zaqueo ofrece, le permite recibir la Gracia del Señor siempre otorgada. No es que cuando subió al árbol vio a Jesús nada más, sino que también palpó y apreció que era conocido por Él desde siempre. La penitencia de Zaqueo consiste en reconocer que, con todo lo pecaminoso que su vida es, el Señor lo conoce y pide estar en su casa.

La muchedumbre: estaba presente y murmuraban en su corazón en torno a Jesús: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Ellos, aunque estaban en contacto físico con Cristo, sin embargo, en sus juicios y pensamientos andaban lejos de Él. Y como no han querido tener el contacto personal que Zaqueo tuvo, seguirán murmurando a Dios, criticando sus decisiones, y excluyéndose ellos mismos, de la salvación.

Separémonos de esta muchedumbre, y busquemos los propios sicómoros que nos posibiliten ver, como Zaqueo, que «Dios con nosotros está.»

Nuestra Fe y Tradición

La procedencia del Espíritu Santo

img2[1]“En un único Dios, son tres Personas y un solo ser. Estas tres Personas tienen asimismo algo en común y algo particular. Lo que tienen en común es la esencia; lo que tiene cada una en particular es lo personal. El atributo personal y particular del Padre es que Él es padre u origen; el atributo personal y particular del Hijo es que Él es hijo o nace; el atributo personal y particular del Espíritu Santo es que Él procede o proviene. ¿De quién procede? San Juan, en su Evangelio, dice que “Él procede del Padre” (Juan 15:26). Él no podría, ciertamente, proceder del Hijo, sin que éste fuera también origen como el Padre. Si el Hijo fuera origen en cualquier medida, sería partícipe del atributo personal y distintivo del Padre; Su persona se asemejaría al Padre y el dogma trinitario no existiría más, porque éste subsiste sólo cuando cada atributo personal permanece diferenciado y propio para cada una de las partes de la Trinidad…”

Vida de Santos

Presentación del Señor al Templo.

2 de febrero

La ley de Moisés disponía que todo niño primogénito de sexo masculino fuera llevado al templo en el día 40 después del nacimiento IC090073para ser presentado y ofrecer por él el rescate que estaba establecido. En cumplimiento de esta ley, la Santa Familia, al día 40 desde el nacimiento del Divino Niño, se dirigió al templo de Jerusalén. La Madre de Dios, por causa de su pobreza, solo pudo traer dos jóvenes tórtolas. En este tiempo, por la inspiración del Espíritu Santo, vino al templo cierto piadoso anciano, de nombre Simón. A él le había sido prometido por el Espíritu Santo, que no iba a morir hasta que no viera a Cristo Salvador.

Acercándose a la Virgen María, Quien sostenía al Divino Niño, el Justo Simón Lo tomó en sus brazos y en la abundancia de su alegría agradeció a Dios con las siguientes palabras: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos Tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles y gloria de Tu pueblo Israel.” Luego, dirigiéndose a la Madre, dijo: “He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel y para señal, que será contradicha,… para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.” Con estas palabras Simón profetizó que el Divino Niño traerá a muchos a la salvación, pero también habrá no pocos, tales, que se endurecerán y abandonarán por completo a Dios. Y que según cual sea la actitud de los hombres para con el Salvador del mundo y Su enseñanza, en los hechos revelarán su propia disposición espiritual. El que se apesadumbra por sus pecados y ansía la Verdad Divina, ese encontrará en Él al guía y sanador de su alma, pero el que ama este mundo con sus deleites pecaminosos, el que está contento consigo mismo, o que a semejanza de los letrados hebreos, transformó a la religión en una fuente de prosperidad, para ese las enseñanzas de Jesucristo le serán inadmisibles. Para tales personas, que rechazan conscientemente el llamado a la salvación, la palabra de Cristo solo les servirá para mayor condena.

Previendo los muchos sufrimientos que debía padecer el Salvador, el justo Simón predice también los sufrimientos de Su Madre: “¡Y una espada traspasará tu misma alma!” — es decir, Tus dolores maternales, a semejanza de una espada traspasarán Tu corazón, pues Sus padecimientos recibirás como Tuyos propios.

Al finalizar el diálogo del Justo Simón con la Madre de Dios, se les acercó la anciana Anna-profetiza, quien durante muchos años vivía y trabajaba en el templo, y con sus oraciones y ayunos alcanzó gran virtuosidad. También ella, por la intuición del Espíritu Santo, reconoció en el Niño Divino al Mesías tan largamente esperado, y en un arrebato de alegría comenzó a glorificar en alta voz a Dios. Después de esto comenzó a anunciar a los habitantes de Jerusalén, que el esperado Salvador ya había nacido. Esto llegó también a los oídos de Herodes, quien entonces dispuso que se matara a todos los niños nacidos en Belén y sus alrededores.

Habiendo cumplido todo lo ordenado por la ley acerca del Primogénito recién nacido, la Santa Familia regresó a Nazaret.

Sentencia de los Padres del Desierto

  • El anciano Porfirio decía: “La vida sin Cristo no es vida. Si no lo ves a Él en todos tus pensamientos y en todos tus hechos, es que estás viviendo sin Él “.
  • Antimo, anciano de Chios (Grecia), decía: “Sin la voluntad de Dios, ninguna piedra puede moverse, ninguna hoja se desprende para caer al suelo”.
  • San Efrén el Sirio “El signo de un espíritu humilde es satisfacer a manos llenas las necesidades del hermano, como si fueras tú mismo quien recibiera ayuda”.

Boletín del 27/01/2013

14° Domingo de Lucas

Memoria Traslado del cuerpo de San Juan Crisóstomo

Icono-griego

Venid a reuniros con los discípulos en el monte
de Galilea para que veáis a Cristo, diciendo con fe:                 
He recibido el poder de lo que está arriba y lo que esta abajo.
Aprendamos como enseña a bautizar a todas las naciones
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
prometiéndonos permanecer con nosotros hasta el fin del mundo.
                                                                                                                  Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audio1Cuando la piedra fue sellada por los judíos
y tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador, concediendo al mundo la vida.
Por lo tanto, los poderes celestiales clamaron a Ti:
Oh Dador de Vida, Gloria a tu Resurrección, oh Cristo,
gloria a tu Reino, gloria a tu plan de salvación,
oh Único, Amante de la humanidad.

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.
Conserva a tus fieles en la paz y auxilia a los que amas porque
Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (7: 26-8:2)

Hermanos: Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores,  encumbrado por encima de los cielos, que no tiene necesidad  de ofrecer sacrificios cada día como aquellos sumos  sacerdotes, primero por sus pecados propios, luego por los del  pueblo: esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a  sí mismo. Es que la Ley instituye como sumos sacerdotes a  hombres frágiles; pero la palabra del juramento —posterior a  la Ley— instituye al Hijo perfecto para siempre.

Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo: tenemos  un Sumo Sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de  la Majestad en los cielos, ministro del santuario y del  Tabernáculo verdadero, erigido por el Señor, no por un  hombre.

Evangelio según San Lucas (18: 35-43)

En aquel tiempo, al acercarse  Jesús a Jericó, estaba un  ciego sentado junto al camino  pidiendo limosna, al oír que pasaba  gente, preguntó qué era aquello. Le  informaron que pasaba Jesús el  Nazareno, y empezó a gritar  diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten  compasión de mí!» Los que iban  delante lo increpaban para que se  callara, pero él gritaba mucho más:  «¡Hijo de David, ten compasión de  mí!» Jesús se detuvo, y mandó que lo  trajeran y, cuando se hubo acercado,  le preguntó: «¿Qué quieres que te  haga?» Él dijo: «¡Que vea, Señor!»  Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha  salvado.» Y al instante recobró la  vista, y lo seguía glorificando a Dios.  Y todo el pueblo, al verlo, alabó a  Dios.

Mensaje Pastoral

¡Señor, ten piedad!

El ciego «empezó a gritar diciendo: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”»

bartimeoEl grito es una fuerte reacción natural que surge de la necesidad, la incapacidad y el dolor. Aún es más fuerte la expresión «ten piedad» que goza de un lugar muy privilegiado en la tradición cristiana y la repetimos frecuentemente durante los Servicios litúrgicos, tres, doce o cuarenta veces. No se trata de una repetición hueca, sino de un tocar insistente, de una espera confiada y de una encomienda constante de nuestra vida –con sus aflicciones y alegrías– en las manos de Cristo nuestro Dios.

Sería propio mencionar el gran vigor que esta expresión tiene en el idioma árabe: irjam, verbo derivado de rájem que significa «matriz». En este sentido, «piedad» es lo que la madre le da de vida al embrión. Entonces, el «apiadarse» no es un estado de solidaridad que le pedimos a Dios que tenga por nosotros, sino una acción vivificadora. No es que pidamos a Dios tenga mera compasión o lástima por nuestras miserias, sino que actúe en nosotros y nos revivifique, santificando, iluminando y divinizando nuestra vida. Ésta es la esencia del clamor.

El libro de los Salmos está lleno de la súplica: «Apiádate de mí, oh Dios». La santidad del rey David, quien los compuso, no se debe a su estado exento de pecado –ya que su vida, en ciertos momentos, había sido manchada con sangre y con actuaciones indebidas–, sino más bien a su preocupación e iniciativa para advertir sus propias transgresiones, confesarlas y exclamar con fuerza: «ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia» (Sal 50:1). El que grita es porque tiene dolor, pero quienes no sienten dolor alguno, no necesariamente están sanos, y la anestesia sólo hace olvidar el dolor pero no cura la enfermedad. «Si decimos: “No tenemos pecado”, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.» (1Jn 1:8-9)

El pecado mayor consiste en que a menudo nos distraemos de la vigilia de nuestra vida y nos anestesiamos con la indiferencia y el olvido. Quizás fuera mejor, en todo caso, que caigamos delante de Dios, que nos postremos ante Él pidiéndole misericordia: «Señor, ten piedad».  Es entonces cuando Él, a través del cordón umbilical de nuestra confesión, nos da de su propia vida, vida verdadera, luz fulgurante que penetra nuestra oscuridad y abre los ojos de nuestro corazón. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Sobre esta piedra edificare mi Iglesia

Dijo el Señor a Simón Pedro: “Tú eres Pedro (Petros) y sobre esta piedra (petra), edificaré mi Iglesia.” El apóstol acababa de confesar al Señor: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” y es esta fe confesada por el apóstol la que constituye el fundamento de la Iglesia. La piedra angular de la edificación  no es otra sino Cristo: “..nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo” (1ª.Cor 3,11). Sobre esa piedra: la fe en Cristo, se edificaron también los propios  pilares de la iglesia: Pedro y Pablo y todo el cuerpo apostólico.

Hacia el año 427, escribe el Doctor de la Iglesia de Occidente San Agustino a este respecto: “No le dijo, en efecto, tú eres piedra (petra) sino “Tu eres Pedro” (Petrus). Así pues, la piedra, (petra) era Cristo, confesado por Simón, como lo confiesa toda la Iglesia, el cual recibió el nombre de Pedro (Petrus)”.

Vida de Santos

Traslado del cuerpo de San Juan Crisóstomo

27 de enero

crisostomo_1Este incomparable maestro recibió después de su muerte el nombre de Crisóstomo o Boca de Oro, en recuerdo de sus maravillosos dones de oratoria. Pero su piedad y su indomable valor son títulos todavía más gloriosos que hacen de él uno de los más grandes pastores de la Iglesia. Las reliquias del santo pasaron 30 años en una iglesia de Capadocia, de un pueblo llamado Komana, donde el Gran maestro y santo había pasado tantas pruebas en el exilio. En el año 438, el 27 de enero son exhumación y trasladadas las reliquias de San Juan Crisóstomo a Constantinopla. El emperador Teodosio II y su hermana Santa Pulquería acompañaron la procesión junto al Patriarca Proclos, quien había sido su discípulo, pidiendo perdón por el pecado de sus antecesores, que tan ciegamente habían perseguido al siervo de Dios. El cuerpo del santo fue depositado en la iglesia de los Apóstoles. En nuestra Santa Iglesia Ortodoxa, San Juan Crisóstomo es uno de los tres Santos Patriarcas y Doctores Universales; los otros dos son San Basilio y San Gregorio Nazianceno.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «Nunca he deseado una cosa que fuese útil para mí si ello entraña algún perjuicio para mi hermano, porque espero que la ganancia de mi hermano es para mi aumento de fruto».
  • Decían del abad Hor: «Nunca ha mentido, jamás hizo ningún juramento, nunca maldijo a nadie, jamás habló a nadie si no era necesario».
  • Dijo el abad Pastor: «En el Evangelio está escrito: “El que no tenga espada que venda su manto y compre una” (Lc. 22,36). Esto significa: “El que tenga paz que la deje y se prepare para la lucha”». Se refería a la lucha contra el diablo.

Boletín del 20/01/2013

12° Domingo de Lucas

Memoria de San Eutimio Magno

San_Eutimio_el_Grande_276x395

Cuando el Señor pregunto a Pedro por tres veces:
“¿me amas?”, lo constituyo pastor de sus ovejas:
y este, al ver al otro discípulo que amaba Cristo,
siguiéndole, pregunto al Señor, diciendo:
y ¿Qué de este? Y el contesto:
Si yo quiero que este esté hasta mi llegada,
¿Qué a ti, querido Pedro?
                                                                      Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

audio1Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días
para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.
Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo
 

Condaquio de la Presentación

Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.
Conserva a tus fieles en la paz y
auxilia a los que amas porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol  San Pablo a los Corintios (4:6-15)

Hermanos: Dios que mandó que de las tinieblas brillase la luz, ha brillado en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios, en la faz de Jesucristo.

Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que lasobreabundancia de la fuerza sea atribuida a Dios y no anosotros: atribulados en todo, mas no angustiados; perplejos,mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados;derribados, mas no aniquilados; llevamos siempre en el cuerpoel morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús semanifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque vivimos, estamossiempre entregados a la muerte por amor a Jesús, a fin de quetambién la vida de Jesús se manifieste en nuestra carnemortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas enustedes la vida.

Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que estáescrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y poreso hablamos, sabiendo que Quien resucitó al Señor Jesús,también nos resucitará por medio de Jesús y nos presentarájuntamente con ustedes. Pues todo esto es para bien deustedes, a fin de que la Gracia que ha abundado, por elagradecimiento de muchos, redunde en gloria de Dios.

Evangelio según San Lucas (17: 12-19)

En aquel tiempo, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Al verlos, les dijo: «Vayan y muéstrense a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro entierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quién volviera a dar gloria a Dios sino éste extranjero?» Y le dijo:«Levántate y anda; tu fe te ha salvado.»

Mensaje Pastoral

Grande es su Misericordia

Jesús, camina hacia Jerusalén, pasa entre Samaria y Galilea… Recordemos que para los judíos, Samaria es un lugar impuro, tierra de 23Curaciones18leprososmenospreciados, de no elegidos; y justamente es ahí a donde el Señor decide llegar: poniéndose al alcance de los rechazados, de los paganos, de nosotros. Bajó del cielo para estar al alcance de todo hombre, para que todos pudieran relacionarse con Él. Y así como decide pasar por aquella frontera de pueblos en discordia, también decide entrar en nuestras vidas y hacer su morada en nosotros para salvarnos, decide entrar en el hogar del enfermo, para sanarlo, consolarlo y darle esperanza. Allí, en esos caminos, es donde nos encuentra… ¡Es Él quien propicia el encuentro! ¡Cuán grande es Su misericordia!

Y justo ahí, en ese encuentro, aquellos diez hombres enfermos alzaron la voz: “¡Apiádate de nosotros!”. Tal vez resulte difícil entender lo que estas palabras significan y el profundo dolor impregnado en ellas. Quizá nos representen sólo el recuerdo de una exclamación litúrgica: “Señor, ten piedad”. Sin embargo ¡Cuánto sufrimiento y tristeza encierran, cuando se desprenden de las entrañas de un alma atribulada! ¡Cuánta angustia desbordan, cuando un corazón quebrantado pide al Señor un poco de piedad por su miseria e iniquidad! Y, al mismo tiempo, ¡Cuánta esperanza se contiene en ellas!

A los leprosos les bastó alzar la voz y la misericordia de Nuestro Señor les alcanzó. Nadie que haya acudido a Él, humilde y mansamente, ha sido defraudado. Los limpios de corazón verán a Dios

Hasta aquí encontramos en el Evangelio un solo hecho bendito y glorioso: la infinita misericordia de Dios y la obra de Nuestro Señor Jesucristo a favor de los leprosos, los rechazados, de nosotros… Ellos clamaron, Él los acogió; ellos pidieron piedad, el Señor les dio su misericordia: ellos ansiaban ser acogidos, el Señor los amó tiernamente.

¿Y, nosotros, los enfermos y desvalidos, qué hemos hecho después de haber sido sanados? Solo uno volvió a dar gracias aunque eran diez los que habían suplicado la compasión del Señor. Diez fueron los curados y bendecidos por la acción divina y solo uno reconoció quien era Aquel que lo había curado. Nueve, probablemente aturdidos y eufóricos, por la gracia recibida rápidamente se olvidaron de la lastimosa situación en que poco antes se encontraban y absortos solo en su propio bienestar repentino, se olvidaron por completo del Señor y su misericordia.

El Señor no sólo espera que atendamos su palabra y nos sirvamos de su gracia, sino que espera que reconozcamos el deseo íntimo de Su corazón. Él no nos manda que seamos agradecidos, pero si le agrada que volvamos a Él con gratitud reconociendo su infinita misericordia y amor por nosotros. Volver al Señor y postrarse ante Él, como el samaritano, no es obligación, es un acto de amor, de entrega, de fe.

“Tu fe te ha salvado.” Le dice al único que agradecido vuelve a Él reconociéndole como Señor, al único que se atreve a establecer una relación con Él. “La fe nos pertenece en tanto la vivimos” (Metropolita Filarete). Es la fe la que desencadena en nosotros los hechos de Dios.

Ser sanados, ser objetos de la Misericordia Divina es sólo la mitad del camino. La otra mitad es la vivencia de nuestra fe en Cristo Jesús

Nuestra Fe y Tradición

La Confesión

confessionEn el orden espiritual no sólo existen males sino también remedios. El dolor, el arrepentimiento por la falta cometida, sustentan la absolución. Asimismo debe haber una búsqueda por parte del Confesor sobre las causas, sobre todo en los pecados reiterados, para así poder guiar al fiel, a fin de que no vuelva a caer. La confesión no se debe transformar en un interrogatorio. Se recomienda adoptar a un padre espiritual y volver siempre a él, estableciendo una relación paterno-filial, basada en el respeto y en el amor. La confesión se realiza siempre en un clima distendido y en una relación personal cara a cara. Este Sacramento puede ser celebrado solamente por el Obispo y por los Presbíteros autorizados.

Vida de Santos

Eutimio el Grande

20 de enero

El nacimiento de este santo el año 377, fue el fruto de las oraciones de sus padres, Pablo y Dionisia, y de laSEutimio-elGrande intercesión del mártir Polyeucto. El padre de Eutimio era un rico ciudadano de Melitene de Armenia. Ahí se inició Eutimio en las ciencias sagradas, bajo la dirección del obispo, quien le ordenó sacerdote y le encargó la supervisión de los monasterios. Eutimio visitaba con frecuencia el monasterio de San Polyeucto, y pasaba noches enteras orando en el monte vecino. Asimismo, se retiraba a orar todos los años, desde la octava de la Epifanía hasta el fin de la Cuaresma. Como su deseo de soledad no se satisfacía con esto, Eutimio abandonó secretamente su ciudad natal, a los veintinueve años de edad. Después de orar en los santos lugares de Jerusalén, se refugió en una celda, a diez kilómetros de la ciudad, cerca de la “laura” de Farán. Tejiendo canastas, ganaba lo suficiente para vivir y aun repartía algunas limosnas entre los pobres. Cinco años más tarde, se retiró con un tal Teoctisto a una cueva situada a unos quince kilómetros de su celda anterior, en el camino a Jericó. Ahí empezó a reunir algunos discípulos hacia el año 411. Confiando a Teoctisto el cuidado de la comunidad, el santo volvió a retirarse a una remota ermita. Sólo los sábados y domingos recibía a quienes iban en busca de consejo. Eutimio exhortaba a sus monjes a no comer nunca más de lo necesario para satisfacer el hambre, y les prohibía toda especie de singularidad en el ayuno y otras austeridades, porque tales cosas favorecen la vanidad y desarrollan la voluntad propia. Siguiendo el ejemplo de su maestro, todos los monjes se retiraban a la soledad desde la Epifanía hasta el Domingo de Ramos, fecha en que se reunían en el monasterio para celebrar los oficios de la Semana Santa. Eutimio recomendaba el silencio y el trabajo manual, con suerte sus monjes ganaban para comer, y un poco más para ayudar a los pobres.

Con la señal de la cruz y una corta oración, San Autimio curó de una parálisis de medio cuerpo a un joven árabe. El padre de

éste, que había recurrido en vano a las famosas artes físicas y mágicas de los persas, se convirtió al cristianismo. Esto desató una oleada de conversiones entre los árabes, debido a esto el patriarca de Jerusalén, Juvenal, consagró obispo a Eutimio para que atendiese a las necesidades espirituales de los convertidos. El santo estuvo presente en el Concilio de Efeso, en 431. Juvenal construyó a San Aufimio una “laura” en el camino de Jerusalén a Jericó. No por ello abandonó el santo su regla de estricta soledad, sino que gobernó a sus monjes por medio de vicarios a quienes daba sus instrucciones los domingos. La humildad y caridad de Eutimio le permitía ganar los corazones de cuantos se le acercaban. Su don de lágrimas parece haber sido todavía más notable que el del gran Arsenio. San Cirilo de Escitópolis relata muchos de los milagros obrados por el santo con sólo hacer la señal de la cruz. En un periodo de sequía, Eutimio exhortó al pueblo a la penitencia para apartar esa plaga, las multitudes acudían en procesión a su celda llevando cruces, cantando el “Kirie eleison,” y suplicándole que ofreciere a Dios sus oraciones por ellos. Eutimio respondía: “Yo soy un pecador. ¿Cómo queréis que me presente ante Dios, que está airado por nuestras culpas? Postrémonos todos juntos en su presencia, y Él nos escuchará.” La multitud obedeció, y el santo, dirigiéndose a su capilla, se postró también en oración. El cielo se oscureció repentinamente, la lluvia cayó en abundancia, y las cosechas fueron notablemente buenas.

Cuando la emperatriz Eudoxia, viuda de Teodosio II, consultó a San Simeón el Estilista sobre las penas que afligían a su familia, dicho santo remitió a la hereje a San Eutimio. Este no recibía a ninguna mujer en su “laura.” La emperatriz se construyó un refugio a cierta distancia y le rogó que fuese a verla ahí. San Autimio le aconsejó renunciar a la herejía de Eutiques y suscribir el credo del Concilio de Calcedonia. Eudoxia siguió el consejo, como si fuera la voz de Dios, y volcó su fe a la ortodoxia. Gran parte del pueblo siguió su ejemplo. El año 459, la emperatriz pidió de nuevo al santo que fuese a verla a su refugio, pues tenía el plan de dotar la “laura” con rentas suficientes para su manutención. Eutimio le mandó decir que no pensara en la dotación y que se preparara a morir. La emperatriz admiró el desinterés de Eutimio, volvió a Jerusalén, y murió poco después. Uno de los últimos discípulos de San Eutimio fue el joven San Sabas, a quien el primero amó tiernamente. El 13 de enero del año 473, Martirio y Elías, a quienes el santo había predicho que llegarían a ser patriarcas de Jerusalén, fueron con algunos otros a acompañar a Eutemio a su retiro cuaresmal; pero éste les dijo que iba a quedarse con ellos toda la semana, hasta el sábado siguiente, dándoles a entender que su muerte estaba próxima. Tres días después, ordenó que se observase una vigilia general, la víspera de la fiesta de San Antonio, y en tal ocasión hizo a sus hijos espirituales una exhortación a la humildad y la caridad. Nombró a Elías por sucesor suyo y predijo a Domiciano, uno de sus discípulos predilectos, que le seguiría al sepulcro a los ocho días de su muerte como sucedió en efecto. Eutimio murió el sábado 20 de enero, a los noventa y cinco años, después de haber pasado sesenta y ocho en el desierto. Cirilo cuenta que apareció varias veces después de su muerte, y habla de los milagros obrados por su intersección, de uno de los cuales él mismo fue testigo ocular. El nombre de San Eutimio aparece en la preparación de la misa bizantina.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • El abad Pambo preguntó al abad Antonio: «¿Qué debo hacer?». El anciano contestó:«No confíes en tu justicia; no te lamentes del pasado y domina tu lengua y tu gula.
  • Dijo Antonio al Abba Poemén: “Este es el gran quehacer del hombre: reconocer su pecado en presencia de Dios y esperar la tentación hasta el último respiro.”
  • Otro día dijo: “Quien no ha sufrido la tentación no puede entrar en el Reino de los Cielos. En efecto, dijo, suprime las tentaciones y nadie se salvará.”

Felicitación

Saydna2Clero y pueblo de la Arquidiócesis enviamos a su Eminencia, nuestro Padre, el señor Arzobispo Antonio, los saludos más calurosos con motivo de su onomástico y cumpleaños este 17 de enero, rogando a Dios que nos lo conserve por muchos años en salud, paz y oración predicando rectamente la Palabra de la Verdad; por la intercesión de su patrono San Antonio el Grande. También felicitamos a la hermandad monástica de San Antonio el Grande en Jilotepec, México, y a la comunidad de San Antonio Abad en Caracas, Venezuela, y al Rev. Padre Antonio Martinez y a todos los que llevan el nombre de San Antonio de nuestra feligresía amada en el Señor.   ¡Por muchos años!, en salud, fe y paz!

Boletín del 13/01/2013

Domingo posterior a Epifanía

theophany-icon

Los hijos de Zebedeo, Pedro, Natanael, Tomás
y otros dos, se encontraban pescando en el lago de Tiberiades,
a la orden de Cristo, arrojaron sus redes al lado derecho
pescando en abundancia. Cuando Pedro reconoció a Cristo,
se acercó a Él nadando, esta fue la tercera aparición del Señor
al enseñarles el pan y el pescado Sobre las brazas.
                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

audio1Destruiste la muerte con tu cruz
y abriste al ladrón el Paraíso;
a las Mirróforas los lamentos trocaste
y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste,
oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audio1Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán
se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti
nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma,
confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo,
oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audio1Te has revelado hoy al universo,
y tu luz, oh Cristo Dios, ha fulgurado
sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (4:7-13)

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que había bajado primero a las partes más bajas de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para perfeccionar a los santos en orden a las funciones del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Evangelio según San Mateo (4: 12-17)

En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliese el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte, una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.»

Mensaje Pastoral

Epifanía: la divina manifestación

El día 6 de enero, la Iglesia celebra el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán por las manos de Juan el Bautista. A estateofania fiesta se le llama Epifanía o Teofanía, palabra griega que significa la Divina Manifestación.Es la manifestación de Dios, Trino y Uno, ante los hombres como lo ilustra el Tropario: «Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su “Hijo amado”; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra […]»

El hombre habría sido incapaz de conocer a Dios si Él mismo no se le hubiera revelado. Pero Dios, por su infinito amor, aceptó ser como nosotros para que «el Igual atrajera a su igual» (Acatisto, Estrofa XVIII). En el cristianismo, el conocimiento de Dios nos ha sido otorgado por Gracia, por Revelación.

Hasta el siglo IV, el Nacimiento de Cristo y su Bautismo se celebraban juntos en este mismo día (tradición que sigue vigente en la IglesiaArmenia). En la Navidad se ha realizado la Presenciade Dios entre los hombres, y en el Bautismo, dicha Presencia fue anunciada y manifiesta ante toda la creación. La adherencia entre las dos celebraciones nos confirma en la fe ortodoxa que refuta rotundamente la desviación de algunos que hablan de que Jesús recibió la Divinidad en el Bautismo. Pues Cristo, desde el seno virginal, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, perfecto Dios y perfecto Hombre; eso es lo que el Arcángel anunció a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios.» (Lc 1:35). Entonces, si la Navidad presenta el Nacimiento de Cristo dela Virgen en el cuerpo, el Bautismo anuncia su Nacimiento sempiterno del Padre.

Los cantos y el icono de la Fiesta ilustran la alegría universal: Los ángeles están sorprendidos, y los cielos inclinados, porque donde esté el Señor, allá el cielo estará; Juan coloca su mano sobre la cabeza de Cristo con temor y devoción como si estuviera diciendo: «¿Cómo bautizarle a Quien, de la nada, hizo la creación entera?»; Cristo, sumergido en las aguas del Jordán, pisotea «las cabezas de las hidras anidadas en ellas». Mientras el mar, después de la caída, se volvió símbolo de la corrupción y lugar dominado por los poderes de la oscuridad, Cristo lo bendice devolviendo a la naturaleza su función original: morada de la presencia de Dios. Desnudo en el agua está el Nuevo Adán, en Quien el Padre se complace; es el Hijo amado no nada más en referencia a que el Padre lo ama, sino que Él también ama al Padre «hasta la muerte, y muerte de cruz»  (Flp 2:8)

Según este Prototipo, nosotros también hemos sido sumergidos en el agua bautismal, muriendo al pecado,  luego arrancados de ella para participar de la vida del nuevo Adán que ama a Dios y bendice todo lo que encuentra devolviéndole su primer destino: lugar de la Presencia del Señor.

Nuestra Fe y Tradición

El Bautismo de los niños

163734_126086424120320_1096746_nLa tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

Vida de Santos

San Antonio el Grande (Abad)

17 de enero

Ya pasaron cerca de 70 años desde que San Antonio empezó a vivir en el desierto. Contra su voluntad, un pensamiento arrogante empezó a turbarlo. Pensaba que él era el más antiguo ermitaño que vivía en el desierto. Él pedía a Dios poder alejar este pensamiento y tuvo una revelación que un ermitaño se había instalado en el desierto antes que él y estaba sirviendo a Dios. A la mañana siguiente, bien temprano se levantó Antonio y salió en busca de este desconocido ermitaño. Caminó durante todo el día sin encontrar a nadie,548233_409357255772394_147820824_n salvo algunos animales que viven en el desierto. Delante de él se extendía la grandeza infinita del desierto, pero él no perdía las esperanzas. A la mañana siguiente, bien temprano, él siguió su camino. De repente vio a una loba que corría hacia un arroyo. San Antonio se acercó al arroyo y vio una cueva al costado del mismo. Mientras él se acercaba, la puerta de la cueva se cerró. Mediodía pasó San Antonio frente a la puerta suplicando al anciano que le muestre su rostro. Finalmente la puerta se abrió y salió un anciano canoso. Este anciano era San Pablo de Tebaida. Él vivía en el desierto cerca de 90 años. Después de un saludo fraternal, Pablo le preguntó a Antonio cómo estaba la humanidad. ¿Quién estaba gobernando? ¿Si todavía existían los idólatras? El fin de las persecuciones y el triunfo del Cristianismo en el imperio romano fueron las noticias muy gratas para Pablo. En cambio, la aparición del arrianismo fue una noticia amarga. Mientras que ellos conversaban, llegó un cuervo y dejó un pan. “¡Qué generoso y misericordioso es el Señor!” Exclamó Pablo: “durante muchos años Él me manda la mitad de un pan y hoy, gracias a tu visita, Él me mandó un pan entero.” A la mañana siguiente Pablo confesó a Antonio que muy pronto él se irá de este mundo. Por eso pidió a Antonio traerle la túnica del obispo Atanasio (el famoso luchador contra el arrianismo) para cubrir con ella sus restos. Antonio se apuró a cumplir el deseo de este Santo anciano. Él regresó a su desierto muy emocionado y cuando los hermanos — monjes le preguntaban, la única contestación era: “soy un pecador y yo me consideraba un monje! “¡Yo vi a Elías, yo vi a Juan, yo vi a Pablo en el paraíso!” Cuando él estaba llegando al lugar donde habitaba San Pablo, el vio como este estaba ascendiendo al cielo entre muchos ángeles, profetas y apóstoles.

“¿Pablo, por qué no me esperaste?” Gritó Antonio. “¡Tan tarde te conocí y tan temprano te vas!” Sin embargo, al entrar a la cueva él encontró a Pablo arrodillado, rezando. Antonio también se arrodilló y comenzó a rezar. Recién después de varias horas de rezar se dio cuenta que Pablo no se movía porque estaba muerto. Entonces Antonio lavó piadosamente el cuerpo y lo envolvió en la túnica de San Atanasio. De repente aparecieron dos leones y excavaron con sus garras una tumba bastante profunda, donde Antonio sepultó al Santo ermitaño.

San Antonio falleció a una edad muy avanzada (106 años en el año 356) y por sus esfuerzos espirituales mereció llamarse El Grande.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «El que lleva con paciencia los desprecios, las injurias y las injusticias, puede salvarse».
  • Un anciano decía: «Prefiero ser enseñado que enseñar». Y añadió: «No enseñes antes de tiempo; si no tendrás toda tu vida una inteligencia disminuida».
  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».

Felicitación

Saydna2Clero y pueblo de la Arquidiócesis enviamos a su Eminencia, nuestro Padre, el señor Arzobispo Antonio, los saludos más calurosos con motivo de su onomástico y cumpleaños este 17 de enero, rogando a Dios que nos lo conserve por muchos años en salud, paz y oración predicando rectamente la Palabra de la Verdad; por la intercesión de su patrono San Antonio el Grande. También felicitamos a la hermandad monástica de San Antonio el Grande en Jilotepec, México, y a la comunidad de San Antonio Abad en Caracas, Venezuela, y al Rev. Padre Antonio Martinez y a todos los que llevan el nombre de San Antonio de nuestra feligresía amada en el Señor.

 ¡Por muchos años!, en salud, fe y paz!

Boletín de la Epifanía

La Epifanía del Señor 

Himnos de la Liturgia 

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo, oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

Te has revelado hoy al universo, y tu luz, oh Cristo Dios,
ha fulgurado sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!
 

Lecturas Bíblicas  

Carta del Apóstol San Pablo a Tito  (2:11-14 y 3:4-7)

Hijo mío, Tito: Se ha manifestado la Gracia salvadora de Dios a todos los hombres, que nos educa en que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos  con castidad, justicia y piedad en el siglo presente,  aguardando la dichosa esperanza y la manifestación de la  gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo; el cual se  entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y  purificar para sí un pueblo que fuese suyo, celoso de obras  buenas.

Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador; para que, justificados por su Gracia, viniéramos a ser herederos, conforme a la esperanza, de la vida eterna.

Evangelio según San Mateo ( 3:13-17)

En aquel tiempo, vino Jesús de  Galilea al Jordán donde Juan,  para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo:  «Soy yo el que necesita ser  bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «Deja ahora;  pues conviene que así cumplamos  toda justicia.» Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del  agua; y en esto se abrieron los cielos  y vio el Espíritu de Dios que bajaba  en forma de paloma y venía sobre él.  Y una voz que salía de los cielos  decía: «Éste es mi Hijo amado, en  quien me complazco.»

Mensaje Pastoral 

El Bautismo de Jesús y el nuestro

La Epifanía, fiesta del Bautismo del Señor por las manos de Juan el Bautista en el Río Jordán, es una de las celebraciones más antiguas y más importantes de la Iglesia. Basta resaltar que, mientras únicamente san Mateo y san Lucas describieron detalles del Nacimiento de Jesús, los cuatro Evangelios relatan el acontecimiento del Bautismo.

En realidad, el nombre de Epifanía o Teofanía (Divina Manifestación) se debe a las dos siguientes razones:

Primero, la manifestación de Dios, Trino y Uno, al hombre: el Hijo es bautizado, el Padre anuncia el nacimiento eterno del «Hijo amado», y el Espíritu Santo en forma de paloma lo confirma con su Presencia (Tropario de la fiesta).

Segundo, la manifestación del hombre ante Dios: Cristo es «el Hijo del hombre»; su obediencia, humildad y amor forman el icono del Hombre en quien Dios Padre «se complace». Cuando Jesús llegó donde Juan y le pidió que le bautizara, en un principio Juan resistió: «Soy yo el que necesita ser bautizado por Ti.» Pero Jesús le insistió: «Conviene que así cumplamos toda justicia». Con ello no se refería a que su justicia antes del Bautismo era mengua sino a que en éste se mostraría la justicia perfecta, no en el sentido legal de la palabra, más bien, en su sentido bíblico: la justicia de Dios es su amor y misericordia, y la justicia del hombre es su santidad. Entonces el bautismo de Cristo lo anuncia como el cumplimiento y la perfección de la justicia procurada: la santidad.

Tomando en cuenta lo anterior, comprendemos qué es nuestro Bautismo: es la participación de la vida del Hijo, recibir en nuestro ser al Espíritu a través del Santo Crisma, Quien exclama en nosotros: «Abbá, oh Padre»  (Gal 4:6), confirmando nuestra vocación de ser «hijos amados en quienes Dios se complace».

Pero, la mayoría de las veces, ensuciamos la túnica bautismal con el olvido, negligencia y tibieza. Sin embargo, los Padres dela Iglesia–considerando que el Bautismo es único e irrepetible– hablan alegóricamente del «bautismo de las lágrimas»: la penitencia como un modo de vivir constante, que devuelve al alma su dignidad y a la túnica su brillo original.

El recuerdo del Bautismo de Señor, la bendición del agua, la unción y la aspersión de las casas y pertenencias con ella nos estimulan a la penitencia, sin la cual todo se hubiera tornado un ritual insignificante o, más aún, una acción de estilo mágico.

Al inicio de este año rociamos nuestro mundo con el agua bendita, y con ella abrimos nuestra vida a la acción dela Gracia de Dios que, conforme a las palabras de san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta, «nos educa en que vivamos con castidad,  justicia  y  piedad  en  el  siglo  presente» (Tit 2:12). Amén.

Nuestra Fe y Tradición

La bendición del agua. (Agiasma)

Agiasma en griego significa “cosa sagrada.” Así llaman el agua, bendecida según la ceremonia especial. La bendición del agua puede ser menor y grande; la menor se practica durante el año varias veces, la grande — sólo en la fiesta de Teofanía.

¿Y por qué reza la gente en los días de la bendición de agua? Porque el agua se consagró con la fuerza, y con la acción, y con la llegada de Espíritu Santo. Para que se haga el don de bendición, de liberación de los pecados, de curación del alma y del cuerpo y que esta agua reciba la bendición del río Jordán. Esta agua espantará todas las tentaciones de los enemigos visibles e invisibles. Porque nos llevará a la vida eterna. Para que también nosotros, tomando el agua, seamos partícipes de la bendición y revelación de Espíritu Santo. Grande es la oración, grande también es lo que se consagra. El bautismo de Jesucristo consagró la misma esencia del agua.

El agua bendita debe ser tomada en ayunas, por la mañana, pero en el caso de una especial necesidad de la ayuda divina, se puede tomar a cualquier hora del día o de la noche. Se debe conservar en un lugar separado, mejor junto a los iconos de la casa, mas nunca en la refrigeradora. Observando un trato digno y respetuoso, el agua bendita queda fresca y de gusto agradable durante mucho tiempo. Se puede retocarse con ella, agregarla en pocas cantidades a la comida, esparcirla en la habitación. Personas que se encuentran bajo penitencia y no pueden recibir la Eucaristía, toman agua bendita como consolación espiritual.

Es una pena que el milagro de la magna bendición se presenta sólo una vez por año y tan pocas veces podemos escuchar los troparios conmovedores: “La voz del Señor…” etc.

Vida de Santos 

El glorioso profeta y precursor: Juan Bautista

7 de enero

“Juan” en Hebreo significa “la ternura de Dios”. Él era familiar del Señor. Desde que fue concebido en el vientre de su Madre Elizabet reconoció al Señor cuando la Virgen María recién embarazada por el Espíritu Santo visitó a su prima.

Juan vivió en el desierto abstrayéndose del mundo y enseñando a la gente la conversión “porque ha llegado el reino de los cielos” (Mt.3:2). Al ver su estricta conducta toda la gente se acercaba a él aunque fuesen reprendidos por su hipocresía.

Y cuando le preguntaron al Bautista que si él era el Mesías, contestó con toda claridad y humildad: “No soy el Cristo… yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor” (Jn.1: 20-24). Así, En el Bautista se realizó lo dicho por el Señor a través del profeta Malaquías: “he aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí” (Mal.3:1), eso es lo que da al profeta Juan el título de “Precursor”, pues, él precedió a Cristo para prepararle el camino por el arrepentimiento, arrepentimiento verdadero y profundo.

Juan reprendía a los fariseos y saduceos quienes enseñaban sin obras congruentes y los exhortaba a  dar “frutos dignos de conversión” (Mt.3:8), porque la conversión no es un mero remordimiento sino un cambio en el corazón que se traduce en obras. Antes de que el pecador obtenga su absolución tiene que cambiar su postura, conducta y visión sobre las cosas.

El glorioso profeta sigue siendo el precursor de Cristo en la vida de los fieles de generación en generación; pues él es el ejemplo de la abstinencia, castidad y de la vida del arrepentimiento. Él es el patrón de los monjes. No deja de preparar la venida del Señor en nuestros corazones exclamando: “preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” (Mt 3:3).

Frases sobre Bíblicas

  • He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Jn 1: 29)
  • Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. (Mt 3: 15)
  • Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. (Lc 3: 4)

Boletín del 01/01/2013

Fiesta de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo 

Memoria de San Basilio Magno

¡Feliz Año Nuevo!

 Como Niño de ocho días, el Creador de los siglos,
Quien es la plenitud de la Ley,
es circuncidado como hombre
y envuelto en pañales; Y se alimenta con leche,
Quien administra todas las cosas con Su Poder Ilimitado,
porque Él es Dios y en un instante inició a todas.
                                                                                Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 5

Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz
y soportar la muerte, y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 1

“Oh Señor todo piedad, Tú, que eres Dios en esencia,
tomaste imagen humana sin mutación;
cumpliste con la Ley y aceptaste voluntariamente
la Circuncisión en el cuerpo para quitar la oscuridad de la Ley
y aniquilar el velo de las pasiones.  ¡Gloria a tu bondad! 
¡Gloria a tu compasión!  ¡Gloria a tu incomprensible condescendencia, oh Verbo!”

Tropario de San Basilio

Tono 1

“En toda la tierra en donde fueron aceptadas tus palabras,
surgió tu melodía, oh Padre Justo, con ellas legislaste
y aclaraste la naturaleza de las criaturas como algo digno de Dios;
y enseñaste la moral a los hombres.  Oh Basilio,
portador del sacerdocio real
intercede ante Cristo Dios para que salve nuestras almas”.

Condaquio de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 3

El Señor de todo, hoy, al someterse a la ley antigua,
circuncida, el Bondadoso, las transgresiones de los mortales,
otorgándole la salvación al universo, y Basilio en las alturas se alegra,
el iluminado obispo del Creador, el iniciado divino de Cristo, Basilio Magno.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (2: 8-12)

Hermanos: Miren que nadie los esclavice mediante la filosofía y la vana falacia, fundada en la tradición de los hombres, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Porque en Él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y ustedes en Él han sido perfeccionados, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en Él también fueron circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo de los pecados de la carne, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también han resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Evangelio según San Lucas (2: 20 -21; 40 – 52)

En aquel tiempo, los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre Él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse ellos, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supiesen su madre y José. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: « ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en lo de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos; y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Mensaje Pastoral

¡Próspero Año Nuevo!

Al inicio de cada año, nos encontramos para felicitarnos unos a otros diciendo: «¡Próspero año nuevo!», y muchas veces pasa el año sin sentir novedad alguna, pues se parece en todo a los anteriores: tuvimos momentos tanto de alegría como de tristeza;  de hambre,  y comimos; había algunos ricos y otros pobres; unos murieron y otros nacieron. Y sacamos la conclusión de que «nada nuevo hay bajo el sol» (Ecl 1:9).

Entre tanto, leemos lo que san Pablo escribe a los corintios: «Todas las cosas son hechas nuevas» (2Cor 5:17). El Señor mismo nos dice en el Libro del Apocalipsis: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21:5). ¿En que consiste esta novedad?

Un día preguntaron a un monje acerca de cómo se protegía a sí mismo del fracaso. Él contestó que cada día, al levantarse, se decía: «Éste es mi primer día de monje.»

Pues, la novedad no surge del ambiente exterior, ya que «nada nuevo hay bajo el sol», sino de nuestra visión hacia el mundo que nos rodea. En Cristo «todo es nuevo» porque los sentidos y las preguntas cambian:

Sobre la felicidad: ¿cómo descanso?, se cambia por ¿para quién y con qué fin me canso?

Sobre el dinero: ¿cómo lo aumento en la bolsa?, a ¿en qué lo estoy gastando?

Frente a la muerte: ¿cómo alejo a este desconocido?, a ¿cómo me he preparado para enfrentar a este vencido?

Preguntarme de tal manera no es sino el arrepentimiento, «el bautismo de las lágrimas» que me devuelve, como le hacía al mencionado monje, a mi primer día de ser cristiano, a mi bautismo donde, revestido de Cristo, me he vuelto «la nueva creación.»

Nuestra Fe y Tradición

“Ortodoxia”

La palabra “Ortodoxia” es de origen griego, formada de “orthós” y “doxa”, es decir, doctrina correcta, credo verdadero, universal, enseñanza que se sitúa en continuidad directa e ininterrumpida con la Tradición apostólica, por medio de la teología patrística y neo-patrística, y que constituye la fe común de las iglesias indivisas del primer milenio. La Ortodoxia se identifica con la misma tradición apostólica, así como fue confirmada, interpretada y desarrollada por el consenso de la Iglesia Universal. De hecho, la didascalia (apostolorum) – es decir, la norma de la fe apostólica – fue el criterio de base de la Ortodoxia.

Por esto, cualquier ruptura de continuidad con la Tradición apostólica ha sido considerada una corrupción o abandono de la Ortodoxia, que puede tomar forma, sea de una herejía, sea de una “confesión” separada.

La Santa y correcta Fe de la Iglesia de Cristo (Ortodoxia) se ha mantenido intacta, a lo largo de los siglos, a través de los dictados de las Santas Escrituras y de la Santa Tradición apostólica; a través de las decisiones de los cinco Sínodos Apostólicos; a través de lo que enseñan los cánones de los siete Sínodos Ecuménicos y de los sínodos locales , porque, en palabras de San Juan Crisóstomo, “El timón de la Iglesia de Cristo son los divinos cánones”

Vida de Santos

San Basilio Magno

1 de enero

San Basilio, El Grande, arzobispo de Cesárea en Capadocia. fue bautizado y fue asignado al clero como lector. durante mucho tiempo fue a vivir con los ermitaños en Siria. La vida en el desierto le agradaba a Basilio. Con él estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo).

El arzobispo de Cesárea Eusebio lo ordenó como presbítero.

Tras la muerte de Eusebio, San Basilio fue ascendido a la cátedra de Cesarea. como arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos y decía san Basilio al emperador: “No tengo miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor; es imposible quitar los bienes a quien no tiene nada; la muerte es para mi un bien porque me unirá con Cristo por Quien vivo y trabajo.”

Él fue fundador de alguno famosos conventos para los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los monjes.

San Basilio se preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y en algunos otros días.

También él compuso numerosas oraciones de uso en la iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de Pentecostés.

Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos de San Basilio, especialmente “El Hexamerón” (sobre los 6 días de la creación del Mundo) en los cuales él se manifiesta no solo como un gran teólogo sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También llegaron a nosotros: 13 homilías sobre los salmos, 25 homilías para distintas ocasiones, 5 libros contra los arrianos y “Los Ascéticos” sobre la Divinidad del Espíritu Santo.

La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas y él terminó su vida a los 50 años. El 1 de enero del año 379. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

Sentencias de lo Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios»
  • Decía el abad Evagrio: «Si estás desanimado, ora. Ora con temor y temblor, con ardor, sobriedad y vigilancia. Así es preciso orar,  especialmente a causa de nuestros enemigos invisibles, que son malos y se aplican a todo mal, pues sobre todo en este punto de la oración  se esfuerzan en ponernos dificultades»
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