Boletín del 02/08/2015

9° Domingo de Mateo

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

audio129Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días para
librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.
 

Condaquio de la Transfiguración

Tono 7

Te transfiguraste en el monte, oh Cristo Dios,
y tus discípulos contemplaron tu Gloria según pudieron soportarla;
para que, cuando te viesen crucificado,
percibieran que tu Pasión fue voluntaria
y proclamaran al mundo que Tú eres verdaderamente el Resplandor del Padre.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (3:9-17)

Hermanos: Nosotros somos colaboradores de Dios, entonces ustedes, labranza de Dios, edificación de Él. Conforme a la Gracia de Dios que me fue dada, yo, como hábil arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye! Pues nadie puede poner otro  cimiento que el ya está puesto: Jesucristo. Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la  recompensa; mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá la  pérdida. Él, no obstante, se salvará, pero como a través del  fuego.

¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios  mora en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo  destruirá a él; porque sagrado es el templo de Dios, que lo son  ustedes.

Evangelio según San Mateo (Mt. 14: 22-34)

En aquel tiempo, Jesús obligó a  los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la  gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba allí solo. La  barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios,  zarandeada  por las olas, pues el viento era  contrario. Y en la madrugada vino Él  hacia ellos, caminando sobre el mar.  Los discípulos viéndolo caminar  sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se  pusieron a gritar. Pero al instante les  habló Jesús diciendo: «¡Ánimo, que  soy Yo! No teman.» Pedro le  respondió: «Señor, si eres Tú,  mándame que vaya hacia Ti sobre  las aguas.» «¡Ven!», le dijo. Bajó  Pedro de la barca y se puso a  caminar sobre las aguas yendo hacia  Jesús. Pero, viendo la violencia del  viento, le entró miedo y, como  comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor,  sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo  la mano, lo agarró y le dijo: «Hombre  de poca fe, ¿por qué dudaste?»  Subieron a la barca y amainó el  viento. Y los que estaban en la barca  se postraron ante Él diciendo: «Verdaderamente eres el Hijo de  Dios.» Terminada la travesía,  llegaron a tierra en Genesaret.

Mensaje Pastoral

Fe dinámica

 En la lectura evangélica de este día, Jesús ratifica a sus discípulos lo que les había mostrado en la multiplicación de los panes. Dios, Quien proveyó  awalking_on_waterl Israel en el Antiguo Testamento y envió el maná para sostenerlo, una vez más da de comer a su nuevo pueblo; y he aquí que viene caminando sobre las aguas, «y quería pasarles de largo», dice san Marcos (Mc 6:48); una imagen que recuerda el paso de la Gloria de Dios ante Moisés y Elías (Ex 33:19, 1Re 19:11). Cuando los discípulos lo vieron, se asustaron; entonces Jesús les dijo: «¡Yo Soy!, no tengan miedo.» (Jn 6:20). «¡Yo Soy» es el Nombre con el que Moisés identificó a Dios en el Monte Horeb (Ex 3:14) y con el que Jesús, cada vez más, se mostraba a sus discípulos y, por medio de ellos, a toda la Iglesia. No cabe duda que Éste que provee a su pueblo y muestra su Gloria es «verdaderamente el Hijo de Dios», tal como los Doce en el barco exclamaron.

El recuadro del milagro nos coloca intensamente ante la realidad de la fe en Cristo Dios: la fe de los discípulos que luchan en el mar, la fe de Pedro que camina sobre las aguas, y la fe de él mismo, que duda y se arrepiente:

•             Lucha: Cristo envió a los discípulos delante de Él. Quería que estuvieran solos, y «el viento era contrario». Ellos tenían que seguir luchando para llegar al otro lado. Algunas veces, el Señor dispone que estemos solos, o nos lo da a entender o sentir, y con ello nos instruye en la fe. San Siluan de Athos tuvo una experiencia parecida del abandono divino; llegó a sentir que la Gracia divina lo dejó y que estaba solo en un abismo de perdición; en medio de su grito y plegaria escuchó la voz divina diciéndole: «Guarda tu mente en el Hades y no te desesperes.» La soledad en los apuros y el abandono forman parte de la instrucción del Padre compasivo para con sus hijos, que no permite «seáis tentados sobre vuestra fuerza» (1Cor 10:13). Por lo que la lucha constante y la paciencia forman la primera piedra de la fe en Cristo.

•             Consuelo: en la marcha espiritual, Dios no deja a sus amados sin consuelo. Que Jesús camine sobre el agua es natural para la fe primigenia de los discípulos que han visto muchas señales; pero que Pedro lo haga (caminar sobre el agua), con el mandato del Señor, ya es un consuelo que los confirma –a él y a sus compañeros– en la lucha: «quien crea en Mí, ése hará también las obras que Yo hago y hará mayores aún»           (Jn 14:12). Si Dios nos educa con cierto castigo o abandono, también suele asistirnos con su dulce mirada, confortación e intervención poderosa que nos hace advertir la virtud de la fe. ¿Qué es lo que ha impulsado a millares de testigos hacia el martirio de sangre y de vida diaria –«por amor de Ti estamos muriendo todo el día» (Rom 8:36)–, si no es la certeza del consuelo presente que se tiene a lo largo de la «vida en Cristo»?

•             Penitencia: Pedro caminó sobre las aguas, más bien, sobre las olas de la fe; pero, «viendo la violencia del viento, le entró miedo». ¿Cuántas veces la fuerza de las preocupaciones nos distrae de Aquél en quien hemos puesto nuestra confianza? ¿Cuántas veces la violencia de las tentaciones nos hace olvidar las promesas y las esperanzas?, y nos caemos. Pero el mérito de Pedro se encuentra en que, ahogado, supo exclamar: «¡Señor, sálvame!». En uno de los relatos monásticos, el demonio se quejaba amargamente: todo el trabajo que elaboraba con perfección y constancia se echaba a perder con la humildad y el arrepentimiento sinceros del monje.

La fe no es un ejercicio racional o ideológico: es una marcha de ahínco y esfuerzo. La marcha implica tropiezos y caídas; las caídas provocan penitencia («¡Señor, sálvame!»); la penitencia y la confesión atraen al corazón consuelo y Gracia. Un caminar paciente y progresivo hasta que «el viento amaine» y la barca llegue al puerto de la Salvación.

Nuestra Fe y Tradición

La Transfiguración y la Cruz

Si contemplamos el icono que está en la parte oriental de la Catedral Bizantina de San Apolinario en Ravinna, Italia del Norte, podemos admirar el icono de la Transfiguración que se remonta al siglo XI donde la iconografía todavía se prestaba del simbolismo que dominaba en los primeros Siglos del arte cristiano. En presentación del Cristo Transfigurado podemos ver una Cruz adornada, con una medalla en medio con el Rostro de Jesús, acompaña la Cruz del lado superior la escritura griega ΗΧΘΥΣ (pez) cuyas letras son las iniciales de (Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador) y de lado inferior la frase latina “Salusmundi” (Salvación del mundo). Abajo podemos ver tres ovejas que simbolizan a los tres discípulos que participaron en el evento divino: Pedro, Juan y Santiago; y a los dos lados de la cruz están presentados de un modo iconográfico Moisés y Elías tal como el texto bíblico lo ilustra.

Es digna de reflexión la presentación de Cristo Transfigurado como una Cruz. En realidad la Transfiguración ocurrió durante la última subida de Jesús a Jerusalén, eso es, previamente a la Pasión. (De hecho en la Tradición de la Iglesia Católica Romana la lectura evangélica de la Transfiguración se ubica en el Segundo Domingo de la Cuaresma, o sea, previamente a la Semana Santa). Además hay interesantes elementos de similitud entre lo sucedido en el monte y lo sucedido en Getsemaní: en ambas situación Jesús llevó consigo a los mismos tres discípulos y en la noche. Los mismos que “contemplaron su gloria” tenían que presenciar su agonía. La Cruz y la Transfiguración forman un camino único.

El contexto bíblico confirma este sentido espiritual esencial de la Transfiguración. Al iniciar los el Evangelistas el relato de la Transfiguración diciendo “Seis días después” (Lucas dice: “Ocho días después”), ilustran una relación estrecha con lo acontecido previamente. Pedro confiesa que Jesús es “el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, luego Jesús anuncia la Pasión y la crucifixión, además exhorta a sus seguidores a la negación de sí mismo: “Si alguno quiere venir atrás de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” Y la consecuencia final es hablarles de “algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.”

“Seis días después”… la Transfiguración. Pues, “algunos” (Pedro, Santiago y Juan) apreciaron en la Transfiguración “al Hijo del hombre venir en su Reino”. Este Reino no es alcanzado sino por asumir la Cruz. Durante la Transfiguración aparecieron Moisés y Elías y, según San Lucas, hablaban con Él sobre “su partida que iba a cumplir en Jerusalén”. Entonces no podemos entender la Transfiguración sino a la luz de la Pasión y viceversa. Dice el Condaquio de la Fiesta: “Te transfiguraste en el monte… para que, cuando te viesen crucificado, percibieran que tu Pasión fue voluntaria.”

Efectuada la Transfiguración, como experiencia dulce y gloriosa, los discípulos querían extender su estancia más tiempo –o todo el tiempo– sobre el monte de Tabor: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Mc 9: 5). Pero el Señor ignoró su propuesta y decidió bajar del monte de la Transfiguración con ellos para encontrarse con el epiléptico, con el hombre y sus angustias. La Gloria de Cristo, que se manifestó entre los discípulos –y por ellos sobre toda la Iglesia–, no es una ilusión pasiva y apática que satisface los sentimientos y emociones del hombre sino una Luz activa que enfrenta al mundo: enfrenta al dolor y lo transforma en consuelo y curación, enfrenta a la tristeza y la convierte en esperanza, enfrenta a la pasión y la transmuta en amor a Dios y al prójimo.

Cristo no pretende con llevarlos a Tabor a  que se aíslen del sufrimiento del mundo, más bien, que se involucren en él. No se trata entonces de un escape de la realidad de este mundo sino de un acompañamiento salvador “Aunque ande en medio de la sombra de la muerte, miedo no tendré, porque conmigo estás (Salmo 22). Entonces, “cualquier visión de una transfiguración cósmica que no viene a través de la asunción de la cruz, de la negación propia y de una compasión práctica es mero sentimentalismo”, dice el obispo Kallistos Waire.

Los iconos vistos desde la Transfiguración

Al hablar de los iconos, es necesario hacerlo de “una gracia que lleva la luz de Cristo”. En la iconografía ha encontrado su expresión una ciencia ortodoxa, el hesicasmo: Dios es desconocido en su esencia. Pero este Dios se manifiesta con su gracia a través de una energía divina que Él infunde en el mundo. Dios emana luz en el mundo.

Como enseñaba San Gregorio Palamas (1296-1359), Jesucristo es la Luz, y su enseñanza es la iluminación de los hombres. De una forma aceptable para los hombres, esta luz divina fue manifestada por Jesucristo a sus discípulos más próximos sobre el monte Tabor: “… Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él” (Mt 17,1-3).

La luz de la Trasfiguración sobre el Tabor no era ni sensual ni material, y los apóstoles iluminados por ella eran dignos de ver la no carnal “luz sobrenatural”.

La luz en la ortodoxia, bajo la influencia del hesicasmo, ha adquirido un significado especial y un sentido específico. Todo lo que hay que hacer con Dios está penetrado por un esplendor divino y lleva a la luz. El mismo Dios en su inaccesibilidad e incomprensibilidad es una “oscuridad sumamente clara”.

¿Cómo mostrarlo, aunque podamos usar el lenguaje de los símbolos? ¿Cómo podemos representar este “esplendor blanco como la luz” en la escena de la Trasfiguración? Los pintores de los iconos han intentado hacer lo imposible. Si han tenido éxito, podemos juzgarlo por las imágenes de la “Trasfiguración” que han llegado hasta nosotros.

Las energías divinas han agitado la tierra, y más sutilmente se hacen evidentes los bordes de las colinas del icono, “…una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle”. Y los apóstoles cayeron por tierra llenos de miedo, tapándose los ojos con las manos.

La figura de Cristo emana una luz increible, que lleva al mundo la gracia y la iluminación espiritual. Sus rayos están diseñados en el icono con pinceladas doradas, que se propagan radialmente desde su Fuente inexplicable.

Vida de Santos

La Transfiguración de Nuestro Salvador

6 de agosto

Los Evangelistas Mateo, Marco y Lucas relatan la Transfiguración de Jesucristo sobre el monte Tabor, cuando Su aspecto cambió y se hizo luminoso. He aquí, como relata el Evangelista Mateo la Transfiguración del Salvador:

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien he mostrado mi complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se echaron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó, los tocó y dijo: Levantaos y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista” (Mat. 17:1-12).

Sentencias de los Padres Desierto

Virtud
  • El abad Zenón, discípulo del abad Silvano, decía: «No habites en un lugar famoso, ni vivas con un hombre de gran reputación, ni pongas cimientos a la habitación que te construyas».
  • Dijo abad Pastor: «Enseña a tu corazón a cumplir lo que a otros enseñas con tus palabras». Y añadió: «Los hombres cuando hablan parecen perfectos. Al cumplir lo que dicen no lo son tanto».
  • Se decía del abad Arsenio y del abad Teodoro de Fermo que por encima de todo aborrecían la vanagloria. El abad Arsenio no acudía fácilmente a las llamadas de sus visitantes. El abad Teodoro sí acudía, pero era como una espada para él.

Boletín del 26/07/2015

80 Domingo de San Mateo

Santa Paraskeva 

Piadosa_Parascheva1

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

audio27

Destruiste la muerte con tu cruz
y abriste al ladrón el Paraíso;  
a las Mirróforas los lamentos trocaste
y  a tus Apóstoles ordenaste predicar
que resucitaste,  oh Cristo Dios,
otorgando al mundo la gran misericordia.
 

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir
y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios   (1: 10-17)

Hermanos: Les ruego, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengan todos un mismo hablar, y no haya entre ustedes divisiones; antes bien, estén unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. Porque, hermanos míos, estoy informado de ustedes, por los de Cloe, que existen discordias entre ustedes. Me refiero a que cada uno de ustedes dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo.» ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O han sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de ustedes fuera de Crispo y Gayo! Así, nadie puede decir que han sido bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.
Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio; y no con sabiduría de palabras, para no desvirtuar la cruz de Cristo.

Evangelio según San Mateo (14: 14-22)

En aquel tiempo, vio Jesús mucha gente y sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «Éste es un lugar desierto y se hace tarde. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen porqué marcharse; denles ustedes de comer.» Ellos le dijeron: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.» Él dijo: «Tráiganmelos acá.» Y ordenó a la gente sentarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente.

Mensaje Pastoral

Eucaristía

Parece que el milagro de la multiplicación de los panes tuvo una importancia excepcional en la conciencia de la Iglesia primitiva, que los multiplicación-de-los-panescuatro Evangelistas lo mencionan y, más aún, Mateo y Marcos nos cuentan que el acontecimiento sucedió dos veces: en la primera, Jesús dio de comer a cinco mil hombres (Mt 14:13-21, Mc 6:31-44) y en la segunda, a cuatro mil hombres (Mt 15:32-38, Mc 8:1-10). Además, la multiplicación de los panes es una de las siete señales que san Juan expone en su Evangelio y que siempre las tiene vinculadas a cierta enseñanza; en el presente caso, el relato de san Juan (6:1-15) está ligado estrechamente con el Sermón de Jesús acerca del Pan de la vida (Jn 6:22-66): «Yo soy el Pan vivo, bajado del cielo», «el que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna». Entonces el lugar privilegiado que esta señal obtiene en la tradición bíblica se debe a su sentido eucarístico, y lo confirma el hecho de que los cuatro evangelistas describen la acción milagrosa del Señor –«levantando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes, se los dio a los discípulos»– de una manera casi igual a lo sucedido en la Última Cena ((Mt 26:26).

La lectura profunda del milagro, a la luz de su referencia eucarística, nos proporciona tres observaciones importantes:

Antes de efectuar el milagro, Jesús pidió a sus discípulos: «Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6:31). Como si les estuviera preparando antes del evento sublime que seguiría: cierto aislamiento del ruido del mundo; descanso para el alma «con Él», lejos de la agitación de las responsabilidades cotidianas; un «alto» para examinar lo que se ha hecho. Esta actitud preparatoria (serenidad, examen de conciencia profundo y penitencia) es indispensable para todo feligrés que se aproxima al santo Cáliz. La comunión frecuente, como una práctica propicia, no debe conducir a negligencia, ligereza y, en consecuencia, a menosprecio ante el «terrible Misterio». Parte de esta preparación es también el ayuno eucarístico: la multitud siguió a Cristo sin importarle las necesidades del cuerpo; sabían que ya la noche llegaba y que no tenían comida; sin embargo, la palabra de Jesús les hizo dejar de lado el pan de cada día, a semejanza de David: «Me olvidé de comer mi pan» (Sal 102:4). El ayuno antes de la Comunión es este olvido que provoca en el alma sed de la palabra de Dios, hambre del Pan de vida.

Podemos observar también que la muchedumbre ofreció todo lo poco que tenía (cinco panes y dos pescados) y recibió mucho más de lo que esperaba (sobraron doce canastos llenos). Así la Gracia sobreabunda en nuestra vida que la ofrecemos sinceramente en el santo Altar junto con el pan y el vino. ¡Es indigna y miserable! No importa: a partir de la penitencia, confesión y santa Comunión será injertada con la vida de Cristo.

Y el tercer punto digno de reflexión es que Cristo pretendió que los discípulos participaran en el milagro cuando «les mandó que acomodaran a todos por grupos sobre la verde hierba, y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta» (Mc 6:39). «Hágase todo con decoro y orden», dice san Pablo (1Cor 14:40). Y por medio de ellos, repartió el pan a todos los presentes: «los iba dando a los discípulos para que se les fueran sirviendo» (Mc 6:41); sin embargo, Él fue Quien efectuó el milagro. No es el sacerdote quien «da misa» sino que es meramente el «ministro del Misterio» tal como los discípulos lo fueron: Cristo mismo es el Sumo Sacerdote «que ofrece y es ofrecido». La Divina Liturgia, en su totalidad –gestos litúrgicos, vestimenta sacerdotal, cánticos y rúbricas–, procura colocarnos en esta realidad del gran milagro de la Eucaristía.

La preparación, el ayuno, el servicio y la ofrenda personal es lo que nos toca hacer ante la Cena milagrosa, Cristo se encarga de la multiplicación: de su Presencia desborda la Gracia en abundancia que el alma, jubilosa, exclama con lágrimas las palabras de san Isaac el Sirio: «Calma en mi las olas de tu Gracia.»

Vida de Santos

Santa Paraskeva

Nació en el pueblo Epibatos de la antigua Tracia (lugar actualmente conocido como Boiados, Bulgaria), a la orilla del Mar de Marmara, hija de ricos terratenientes.1

Aún desde muy joven, Parascheva se acostumbra a ayudar a los pobres de aquel lugar, decidiéndose pronto a iniciarse en la vida monástica, en Constantinopla. Sus padres, que no estaban de acuerdo con aquella decisión, la buscan durante algún tiempo en distintas ciudades de los alrededores, sin éxito.2 Mientras tanto, Parascheva se dirige a Calcedonia para luego empezar a residir en la iglesia dedicada a Theotokos en Heraclea Pontica. Debido a su ascetismo profundo, experimenta visiones con la Virgen María. En una de esas visiones recibe la orden de dirigirse a Jerusalem y conocer los Lugares Sagrados. Ahí permanece algún tiempo retraída en un monasterio del desierto de Jordania. Casi dos años después, regresa a Constantinopla, en Katikratia, haciendo su residencia en la Iglesia de los Santos Apóstoles y muriendo en aquel lugar a la edad de 27 años.

Sentencias de los Padres Desierto

Virtud
  • El abad Zenón, discípulo del abad Silvano, decía: «No habites en un lugar famoso, ni vivas con un hombre de gran reputación, ni pongas cimientos a la habitación que te construyas».
  • Dijo abad Pastor: «Enseña a tu corazón a cumplir lo que a otros enseñas con tus palabras». Y añadió: «Los hombres cuando hablan parecen perfectos. Al cumplir lo que dicen no lo son tanto».
  • Se decía del abad Arsenio y del abad Teodoro de Fermo que por encima de todo aborrecían la vanagloria. El abad Arsenio no acudía fácilmente a las llamadas de sus visitantes. El abad Teodoro sí acudía, pero era como una espada para él.

Boletin del 19/07/2015

Memoria de los Stos. Padres

del 4° Concilio Ecuménico

Chalcedon-icon

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario los Santos padres de Cuarto concilio

Tono 8

audio27¡Glorificado eres Tú oh Cristo Dios nuestro,
que cimentaste a los santo padres en la tierra como astros, 
por los cuales nos dirigiste a la verdadera fe! 
¡oh Misericordioso, gloria a Ti!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable; 
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, 
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir 
y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, 
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a Tito (3:8-15)

Hijo mío, Tito: Cierta es la Palabra, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios procuren sobresalir en la práctica de las obras de bondad; éstas son las obras buenas y provechosas para los hombres. En cambio, las discusiones necias, genealogías, contiendas y disputas sobre la Ley, evítalas, porque son inútiles y vanas. Al desviado en la fe, después de una y otra amonestación, rehúyelo; ya sabes que tal hombre se ha pervertido y peca condenándose a sí mismo.

Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir donde mí a Nicópolis, porque he pensado pasar allí el invierno. Cuida de proveer de todo lo necesario para el viaje a Zenas, el perito en la Ley, y a Apolo, de modo que nada les falte.

Que aprendan también los nuestros a sobresalir en la práctica de las buenas obras, atendiendo a las necesidades urgentes, para que no queden sin fruto.

Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La Gracia sea con todos ustedes.

Santo Evangelio según San Mateo (5:14-19)

Dijo el Señor a sus discípulos: «Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos… No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. En verdad les digo, el cielo y la tierra pasarán antes que pase una “i” o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que transgreda uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los cielos.»

Mensaje Pastoral

¡Ustedes son la luz del mundo!

Hoy celebramos a los Padres del Cuarto Concilio Ecuménico, Concilio que definió la fe de la Iglesia al respecto de la Persona de Cristo, Quien es Diosimages Perfecto y hombre Perfecto. En su honor, leemos el pasaje del Evangelio según San Mateo en el que el Señor dice a sus discípulos: “Ustedes son la luz del mundo”. En otro lugar Jesús había dicho de Sí mismo: “Como luz he venido al mundo”, y San Juan Evangelista lo llama “la Luz verdadera”, la cual los verdaderos discípulos reciben y reflejan. Entonces al decirles “ustedes son la luz del mundo”, Jesús se refiere a Sí mismo como la Luz entregada a ellos para ser trasmitida al mundo. El hombre cuando enciende un antorcha no la esconde en el rincón sino que coloca en lo alto para iluminar a todos los que están en la casa.

Esto nos inspira a los que leemos el presente pasaje evangélico a aspirar una postura ajena a cualquier vergüenza de Cristo; no nos dejemos intimidar en nuestra fe ni tengamos miedo de incorporarnos a nuestra Iglesia. Hemos sido bautizados en Cristo: tengamos el valor de sentirlo, de confesarlo y de vivirlo. Sépalo que el cercano que el lejano: somos heraldos de la Luz, así que no seamos pusilánimes sino portemos la luz con valentía porque ningún hombre enciende un candil en su casa para guardarlo bajo la cama.

La luz que prendes te posibilita verlo todo —subráyese la palabra “todo”—: entonces lo esencial, lo importante y aun lo insignificante. A la luz de la lámpara ves lo que tenías olvidado y lo que tienes en mente; ves a tu hijo y a tu hija, pero también las herramientas de la cocina y de la oficina y todo lo que está en tu casa.

Tengo la impresión de que cuando hablamos de la luz —tema de reflexión muy común en los ambientes eruditos—, solamos considerarlo como algo que ilumina el cielo y los lejanos horizontes pero no a nuestro íntimo entorno. Por ejemplo, el orden de nuestro mismo hogar, ¿lo contemplamos a la Luz de Cristo? ¿Nuestra comida se prepara o se come a la luz de Cristo? ¿Nuestros trabajos se consuman a la luz de Cristo, o como si ésta iluminara de nubes para arriba lejos de los aspectos prácticos de nuestra vida? En una interrogación resumida: ¿la luz de Cristo penetra a todos los rincones de la casa?

Temo a que la respuesta negativa sea la causa principal de los pensamientos dudosos, de las mentes desconcertadas y de las almas turbadas con ansiedad. La agitación en muchos hogares, la impotencia en la educación de nuestros hijos y la incertidumbre en nuestro mundo evidencian que ciertamente no caminamos guiados por la única “verdadera Luz”. ¡Cuán muchas son las luces artificiales que conducen al precipicio!

La luz de Cristo no ha de limitarse a los muros del templo ni a los vocablos de la divina inspiración; más bien ha de penetrar en todo mi ser: en mis manos en mis pies, en mis articulaciones, mente y corazón, en mis quehaceres, anhelos y educación. El que está incierto en sus relaciones con su entorno, sin duda está incierto en su pertenencia a la Luz.

En su lugar, en su hogar, en su pueblo y en su país; por más importante que consideren su ubicación o por más insignificante que el momento se les haga, por más nublado que el cielo se vea o más obscura que la noche se perciba: en Cristo, ¡ustedes son la luz del mundo!, y la luz alumbra todo y a todos los que están en la casa, dice el Señor. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Cuarto Concilio Ecuménico

4093__444434e665b8dApenas había terminado la condenación de Nestorio por los santos padres del Concilio Ecuménico III de Efeso, se celebró en Calcedonia el IV Concilio Ecuménico en el año 451 presidido por el obispo Anatoli de Constantinopla. El papa León el Grande fue representado por 2 obispos.

Este Concilio fue convocado por el emperador marciano y la emperatriz Pulquería contra las falsas enseñanzas de Eutiques, archimandrita de Constantinopla, quien rechazaba la naturaleza humana de nuestro Señor Jesucristo; inventando una especie de absorción de la naturaleza humana en la naturaleza divina de Cristo (como si después de la encarnación solo subsistía en el salvador una sola naturaleza). Esta enseñanza se llama monofisita y sus seguidores monofisitas.

Después de condenar las herejías de Eutiques, la asamblea decretó, como verdadera, la enseñanza que en nuestro Señor Jesucristo existen dos naturalezas, una divina, porque es Dios verdadero que ha nacido en la eternidad del Padre; y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en el cuerpo de la Virgen María, sin confusión, sin cambio, sin división ni separación unidas en una sola persona y en una sola hipóstasis, cada uno de las cuales se conserva entera y sin alteración después de la unión, con sus propiedades respectivas.

En resumen, podemos decir que en Él, existe una naturaleza divina porque es Dios verdadero nacido en la eternidad del Padre y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en la Virgen María, y semejante en todo a nosotros, salvo nuestro pecado, porque él es purísimo.

Vida de Santos

El Profeta Elías

20 de julio

El Profeta Elías nació en la región sureste de la Tierra Santa nueve siglos antes de Cristo. Provenía de la tribu de Leví, de la generación de Aarón. Un tiempo antes de su nacimiento, el reino hebreo se dividió en dos partes: El reino de Judá y el reino de Israel. El primero lo integraron las tribus de Judá y de Benjamín, siendo su capital Jerusalén. Ocupaba la región del medio oriente de la Tierra Santa. El reino de Israel se situaba en la región septentrional y lo constituían las otras 10 tribus, siendo su capital Samaria.

En los tiempos del Profeta Elías, el pueblo hebreo que habitaba en el reino de Israel, comenzó a apartarse de la fe y a venerar a los dioses paganos, como Baal y otros más. Durante el reinado de Ajab (877-854 antes de Cristo), Elías sintió el llamado a servir a Dios como su Profeta y se convirtió en un ferviente defensor de la verdadera Fe.

Así, el profeta Elías trató de convencer al impío rey Ajab a rechazar a los ídolos y dirigirse al verdadero Dios, pero el rey no lo escuchó. Entonces el profeta predijo que durante tres años en Israel no habría ni lluvia, ni rocío. La sequía y la hambruna azotaron a Israel. El profeta se retiró a un lugar apartado en las cercanías de un arroyo donde un cuervo le traía el alimento. Al cabo de un año, el arroyo se secó y entonces Elías se dirigió al norte de la Tierra Santa, a Sarepta de Sidón y se estableció en la casa de una pobre viuda. A pesar de carecer de alimentos, la viuda con la última harina y aceite le cocinó una tortilla y se la dio de comer. Después de esta acción, gracias a la petición del profeta Elías en sus oraciones a Dios, nunca mas faltó harina y aceite en la casa de la viuda y ésta durante mucho tiempo pudo alimentar a su hijo y a su huésped. Cuando la viuda repentinamente enfermó y murió, el profeta Elías la resucitó (3 Rey.17).

El lugar principal donde se adoraba a Baal en el reino de Israel, era el monte Carmelo. Al cabo de tres años y medio del inicio de la sequía, el profeta Elías reunió allí al rey Ajab, al pueblo y a los sacerdotes de Baal y les dijo: “¿Hasta cuando estaréis rengos de las dos piernas? Si el Señor es Dios, síganlo a Él, y si lo es Baal, entonces sigan a Baal!” Para saber quien era el verdadero Dios, Elías propuso levantar un altar a cada uno de ellos, poner sobre tales al novillo sacrificado, pero no encenderían las leñas. Cada uno invocaría a su dios para que el fuego cayera del cielo. El Dios que hiciera encender el fuego, sería considerado como El Verdadero! Todos aprobaron la propuesta del Profeta. Primeramente los sacerdotes del Baal invocaron a su dios, pidiéndole el fuego. Gritaron y bailaron alrededor del altar durante todo el día. Elías comenzó a burlarse de ellos diciéndoles que Baal se había quedado dormido y que deberían gritar mas fuerte. Al anochecer, el profeta Elías ordenó reunir a todos frente a su altar. Luego, según su indicación, alrededor del altar dedicado al verdadero Dios, cavaron una fosa y arrojaron abundante cantidad de agua sobre la leña para mojarla completamente. Hicieron así para que nadie dudara del milagro que ocurriría. Después de todo esto, el Profeta Elías comenzó a rezar: “Escúchame Señor, haz que el pueblo tuyo sepa hoy día, que Tú eres el único Dios en Israel y que yo soy Tu siervo.” Y cayó fuego del cielo, y quemó todo, la leña, las piedras del altar y el polvo alrededor, evaporando el agua que se juntó en la fosa. Al ver todo esto el pueblo aterrorizado cayó de rodillas exclamando: “¡El Señor, es el Dios, El Señor, es el Dios!” Entonces, el pueblo capturó a todos los sacerdotes de Baal y los mató, debido a que durante tantos años, los sacerdotes los habían inducido al engaño. Presionado por lo sucedido, el rey Ajab y el pueblo empezaron a descender del monte. En ese momento se nubló el cielo y comenzó a llover. ¡La primera lluvia después de tres años! De esta manera, el profeta Elías convirtió a muchos israelitas a Dios (1 Reyes 18, 1-46).

Después de este milagro, Jezabel, la esposa de Ajab, comenzó a perseguir al profeta Elías, el cual tuvo que esconderse en el desierto y finalmente llegar hasta el monte Horeb, cerca del Sinaí. Aquí Elías tuvo una visión: primero sintió una suave brisa y luego vio a Dios. El Señor le ordenó ungir como profeta a Elíseo quien sería su sucesor (2 Reyes 2, 9-10). La vida de profeta de Elías finalizó de una manera extraordinaria: fue llevado al cielo en una carroza de fuego,(2 Reyes 2,11). El profeta Elíseo presenció este hecho y recibió la capa de Elías con la cuál realizó el primer milagro. El profeta Elías permanece ahora en el cielo, en alma y cuerpo, igual que el patriarca antediluviano Henoc quien también fue llevado vivo al cielo en alma y cuerpo,(Génesis 5:24).Y se considera que tanto el profeta Elías como Henoc volverán a la tierra antes del fin del mundo, para acusar al anticristo y sufrirán martirios a manos de este último.

Mediante los grandes milagros que realizó, Elías ayudó al restablecimiento de la fe en Dios y destruyó la idolatría. Por medio de estos hechos, preparó la llegada del Salvador del mundo. La ferviente defensa de la verdadera fe, la absoluta obediencia a la voluntad de Dios, la pureza y la castidad de su vida, la dedicación a la oración y a la contemplación de los misterios divinos, son las cualidades que distinguen a este gran profeta. Sus contemporáneos, viendo sobre él la bendición de Dios, lo llamaban “El hombre de Dios”

Santa Cristina Mártir

24 de Julio

Santa Cristina fue la hija de un gobernante de la ciudad de Tira. Sus padres eran paganos, pero, por la providencia de Dios la llamaron con un nombre que predecía su futuro, el de ser cristiana. No había en la ciudad, entre las doncellas, persona mas bella que ella. Su padre, deseando de que conserve su virginidad, construyó una vivienda especial para ella, colocando allí unos ídolos y ordenándole que ella los venere. Viviendo en la soledad, Cristina admiraba el cielo estrellado, e igual que santa Bárbara, llegó a la conclusión que tiene que existir un solo Creador. Dios hizo que ella conociera a unos cristianos, los cuales le explicaron sobre la fe cristiana, y ella creyó en Jesucristo. Después de esto, Cristina, con gran indignación destruyó a los ídolos en su casa y por esta razón, por orden de su padre, fue sometida a diferentes torturas. Ella fue golpeada sin compasión, su cuerpo era cortado con cuchillos filosos, la quemaban con fuego, la tiraron en un hoyo con serpientes venenosas, etc. Finalmente los verdugos la traspasaron con lanzas y espadas. Esta fue la forma como la santa mártir Cristina sufrió por Cristo en el año 300.

Sentencias de los Padres del Desierto

Sobre la Humildad

  • Decía un anciano: «Si consigues guardar silencio, no lo consideres como mérito tuyo. Cuando te venga esa consideración, di: “Es que soy indigno de hablar”».
  • Un hermano preguntó a un anciano: «¿En qué consiste el progreso de un hombre?». Y el anciano le contestó: «En la humildad. Cuanto más se abaja un hombre más se eleva a la perfección».
  • Decían los ancianos: «Aunque se te aparezca de verdad un ángel, no le acojas fácilmente, sino humíllate, diciendo: “No soy digno de ver un ángel yo que vivo en el pecado”».
Felicitación:

El día 20 de julio celebramos la fiesta del Profeta Elías. Felicitamos a todos los que llevan el nombre “Elías” y buscan la intercesión del gran Profeta celoso en su amor a Dios, felicitamos a la comunidad del Profeta Elías en Maturín, Venezuela.

Boletín del 08/03/2015

2° Domingo de la Cuaresma

Domingo de Gregorio Palamás

 

1GP111

¡Alégrate, oh orgullo de los Padres, boca de los teólogos,
morada de paz interior, casa de sabiduría,
cumbre de los maestros y profundidad de la palabra!
¡Alégrate, instrumento de obra, cima de contemplación,
y sanador de las enfermedades! ¡Alégrate, oh padre Gregorio,
que has sido arca del Espíritu en tu vida y después de la muerte!
                                                                                                 Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

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Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti

Tropario de San Gregorio Palamás

Tono 8

¡Oh Astro de la Ortodoxia, firmeza de la Iglesia y maestro;
hermosura de los ascetas, irrefutable campeón de los teólogos,
Gregorio el milagroso, orgullo de Tesalónica y predicador de la Gracia:
intercede por la salvación de nuestras almas!

Condaquio de la Gran  Cuaresma

Tono 8

audio132A ti, María, te cantamos como victoriosa;
tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado.
Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza,
de los múltiples peligros libéranos.
Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia y Virgen!

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (1:10 – 2:3)

Hermanos: Las Santas Escrituras dicen del Hijo: Tú, oh Señor, en el principio pusiste los cimientos de la tierra, y obras de tu mano son los cielos. Ellos perecerán, más Tú permaneces; todos como un vestido envejecerán; como un manto los enrollarás y serán cambiados. Pero Tú eres el mismo y tus años no tendrán fin. Y ¿a cuál de los ángeles dijo alguna vez: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies? Es que, ¿no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?

Por tanto, es preciso que prestemos mayor atención a lo que hemos oído, para que no nos extraviemos. Pues si la palabra promulgada por medio de los ángeles obtuvo tal firmeza, y  toda trasgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos tan gran salvación? La cual comenzó a ser anunciada por el Señor, y nos fue luego confirmada por quienes la oyeron.

Evangelio según San Marcos ( 2: 1-12)

En aquel tiempo, Jesús entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo, había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra. Y le vinieron a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dijo: «¿Por qué piensan así en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados –dice al paralítico-: “A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que todos quedaban asombrados, y glorificaban a Dios diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»

Mensaje Pastoral

La Doctrina en nuestra vida cotidiana

El domingo pasado festejamos la victoria de la doctrina de venerar los sagrados íconos, y hoy, el segundo domingo de cuaresma, celebramos la memoria de San Gregorio Palamás, quien confirmó la doctrina de la luz divina increada. Esta doctrina enseña que los creyentes después de una lucha espiritual, pueden llegar a contemplar la luz increada de Dios y que pueden también participar de las energías increadas de Dios aquí en la tierra y en este cuerpo. Entonces, los primeros dos domingos de cuaresma celebramos la victoria de la doctrina y fe rectas.

Festejar la victoria de la Fe recta en los primeros dos domingos de cuaresma tiene un sentido muy profundo; la Iglesia quiere enseñarnos la importancia de la doctrina recta, mediante un  discurso de la vida espiritual. Por lo tanto en los primeros dos domingos del periodo más esencial en la vida espiritual, es decir, de la cuaresma, celebramos la victoria de dos doctrinas: la de los santos íconos en el primer domingo, el domingo de la Ortodoxia “la Fe Recta”, y en el segundo domingo festejamos la victoria de una doctrina que la tiene únicamente la Iglesia Ortodoxa.

La Verdadera Ortodoxia es unir la doctrina recta con la vida espiritual sana. Esta doctrina se refiere a conocer la verdad de la Fe cristiana, y la vida espiritual es vivir esta Fe. Quien logra la fe recta, vive una vida espiritual sana; así que  debemos conocer bien a Dios para saber cómo convivir con Él. Es necesario conocer a Dios los que queramos llegar a su semejanza. Por lo mismo podemos decir que para que la doctrina se convierta en Fe deberá reflejarse en la vida. Nosotros los cristianos tenemos dos doctrinas esenciales que son: la  de la Santísima Trinidad, y la de la Encarnación de Cristo, su Muerte y su Resurrección. ¿Cómo se pueden reflejar en nuestra vida cotidiana?

La doctrina de la Santísima Trinidad enseña que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios; estas tres personas están unidas, consubstanciales, y además, viven en una unión de amor y trabajan como si fueran una sola persona. Nosotros los cristianos, para convertir esta doctrina en vida, debemos como nuestro Dios, vivir la unión en amor. Tenemos que trabajar y luchar juntos como si fuéramos un solo cuerpo. La Ortodoxia nos enseña  a amar a todo el mundo, nos predica amar a todo el género humano y a la creación entera, por lo tanto, rogamos por la paz del mundo entero, rezamos por los vivos y por los difuntos, pedimos por la templanza de los aires y la abundancia de los frutos de la tierra, por tiempos de paz, por el país que habitamos y por su presidente, su ejército y sus fuerzas armadas, para que actúen según lo que agrada a Dios. Nuestra fe nos mueve para rezar por todos y para amarlos porque nuestro Dios es Amor. Nuestra fe nos anima para vivir en comunión con todos porque La Santísima Trinidad así vive, en comunión y unión entre sí.

La Doctrina de la Encarnación de Cristo, su Muerte y su Resurrección deben reflejarse con más intención en nuestra vida. La Encarnación de Cristo nos enseña que lo material nos está esperando para que lo santifiquemos, lo purifiquemos y lo usemos para el bien. Mi cuerpo en este sentido, no es mi enemigo, sino mi compañero en la lucha espiritual acá en la tierra y del mismo modo es copartícipe en la gloria en la vida venidera. Por lo tanto, en estos días, estamos en abstinencia no para castigar nuestro cuerpo ni mucho menos para mortificarlo, sino que ayunamos para que el cuerpo rece en esta forma una oración corporal, a la que llamamos “Ayuno” porque el cuerpo desea rezar con su alma.

La Encarnación de Cristo nos enseña a usar este mundo de la mejor manera; igual como el ayuno hoy nos educa enseñándonos a respetar la comida, a apreciarla y a usarla en ahorrar dinero para ayudar a quien lo necesite.

Al final, la Muerte del Señor y su Resurrección, nos enseñan cómo vivir aquí y cómo prepararnos para la vida eterna, y nos explican una cosa importante: que la fuerza no nos es dada para matar, sino para dar una vida buena, la fuerza es tener Fe en Dios, es dar ánimo a los débiles, es enseñar la doctrina recta, es predicar la única verdad en este mundo, y esta única verdad dice: DIOS ES AMOR Y PAZ.

Quien pide llegar a la semejanza de Dios, quien quiere ver la luz increada de Dios en esta vida, como enseña San Gregorio Palamás, éste debe practicar el amor cristiano y sembrar la paz en todo tiempo y en todo lugar. Amén

Rev. Archimandrita Andrés Marcos

Nuestra Fe y Tradición

El Akathistos a la Madre de Dios

35656_124886317552635_8332392_nEl Akáthistos (a veces pasa al español como “acátisto”) es un gran himno de la liturgia oriental griega que medita sobre el misterio de la Maternidad Divina.

Akáthistos quiere decir “no sentado”. Se le llama así porque, a diferencia de otros himnos en la liturgia bizantina, se canta y escucha de pie como el Evangelio en señal de especial reverencia.  La Iglesia oriental lo considera como expresión de su doctrina y piedad hacia la Madre de Dios.

En el rito bizantino ocupa un lugar privilegiado y goza de su propia fiesta: el quinto sábado de cuaresma, llamado precisamente por eso sábado de Akáthistos.

Es un himno de acción de gracias. La ciudad de Constantinopla, consagrada a María, cuando se veía asediada por los bárbaros recurría a su protección; y le daba gracias con vigilias y cánticos en su honor. Según el relato del Sinaxario, el Akáthistos habría tomado su nombre de las celebraciones nocturnas de agradecimiento a María: “Celebramos esta fiesta en recuerdo de las prodigiosas intervenciones de la Inmaculada Madre de Dios.

Cuando en 1453 el imperio bizantino cayó bajo los turcos, no se derrumbó esta confianza, sino que se elevó al orden de la gracia: el patriarca Jorge Scholarios decía a María que ya no la importunarían para que salvase a la ciudad, pero que les conservase siempre en la fe de los padres. El Akáthistos sigue siendo el testimonio seguro de la fe.

La vasta tradición manuscrita transmite casi siempre el Akáthistos como anónimo; los libros litúrgicos lo recogen siempre anónimo. Solamente algún códice, debido quizá a los acontecimientos históricos que recuerda el Sinaxario sobre las noches que el pueblo pasó en vela dando gracias a la Madre de Dios, lo atribuye al patriarca Sergio(s. VII) o al patriarca Germán(s. VIII). Pero un himno tan elaborado no se compuso ciertamente en una noche; más que un momento y un arte, expresa una vida.

Algunos estudiosos han propuesto como autor probable a Román el Melode, príncipe de los himnógrafos del s. VI. Pero Román y ningún otro himnógrafo sagrado alcanza la sublimidad y la profundidad del Akáthistos . Su autor fue ciertamente un gran poeta, un insigne teólogo, un contemplativo consumado, tan grande, que supo traducir en síntesis orante lo que la fe profesa; tan humilde que desapareció su nombre. Dios conoce su nombre, pero el mundo lo ignora. Conviene que así sea; de esa forma el himno es de todos porque es de la Iglesia.

La fecha de composición del Akáthistos , según los estudiosos más recientes, oscila entre la segunda mitad del s. V y los primeros años del s. VI. En efecto, es posterior a una homilía de Basilio de Seleucia(S.V), de quien depende verbalmente una estrofa, y anterior al kontakión de Román de Melode sobre el patriarca José, inspirado en el Akáthistos .

Además, desde el punto de vista litúrgico parece anterior a la institución de la fiesta de la Anunciación, instituida bajo el emperador Justiniano en torno al año 535: efectivamente, el himno no sigue el formulario de la Anunciación, sino el de la única fiesta primitiva de la Madre de Dios, que caía el día después de Navidad o en el ciclo natalicio. Así pues, el Akáthistos expresa una situación cultural arcaica; y también en este aspecto tiene un valor inmenso, ya que nos remite a las primeras expresiones del culto a María.

Vida de Santos

San Gregorio Palamás  (1296-1359)

Creció en una familia cristiana piadosa, en un ambiente culto donde estudió la Retórica, pero gregoriopalam1desde pequeño anhelaba la vida monástica, así que, al llegar a la edad de 20 años, se marchó con su hermano hacia el monte Athos donde se dedicó a buscar la divina sabiduría con devoción, humildad y austeridad. Su nombre sobresalió entre los monjes, por tanto, unos años más, fue elegido abad  de un monasterio en Athos. Extrañando la vida de la soledad, no pudo quedarse en su posición más que un año, así que regresó a su ermita.

Desde su celda el monje Gregorio se enfrentó con una persona, llamada Barlaam, griego-italiano culto que estaba enamorado de la filosofía antigua griega, a tal grado que elevaba a los filósofos a la postura de los apóstoles en el conocimiento de Dios. Afectado por el dualismo de la filosofía griega, Barlaam despreció el cuerpo como obstáculo para el alma. San Gregorio le contestó con la experiencia de la Iglesia “vuestros cuerpos son santuarios del Espíritu Santo”, lo que piden los cristianos no es liberarse del cuerpo, sino de los deseos y pasiones carnales.

Gregorio y Barlaam intercambiaron escritos ofensivos durante tres años, hasta que se reunió el concilio (1341) en Constantinopla, donde se confirmó la recta fe de Gregorio y se condenó la enseñanza de Barlaam.

Gregorio fue elegido metropolita de Tesalónica donde permaneció 12 años durante los que predicó con la palabra de Dios, educó las almas y conservó la recta fe, ni siquiera su enfermedad que concluiría con su muerte, sería un obstáculo serio en su ardua labor. En el transcurso de los últimos días de su vida, exclamaba con frecuencia, “lo celestial es para los celestiales” como si estuviera viendo abiertos los cielos. Su muerte era el bienaventurado final de una vida milagrosa en este mundo, e inicio de una eterna, cerca del divino trono.

Su lucha por la ortodoxia era conocida para todos sus contemporáneos, así como su santidad,  sus milagros durante la vida y después de muerte. Todo esto provocó el unánime reconocimiento del pueblo a su santidad la cual fue anunciada no más de 10 años después de su muerte, y determinándose el día de su recuerdo en el segundo domingo de la Cuaresma.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «La oración asidua cura enseguida el alma».
  • Uno de los Padres decía: «Es imposible que uno vea su rostro en un agua turbia. Tampoco el alma, si no se purifica de pensamientos extraños, puede contemplar a Dios en la oración».
  • Saber decir algo sobre Dios no significa haberse encontrado con Él.  (Gregorio Palamás)

Boletín del 22/02/2015

Domingo del Perdón

Abstinencia del Queso

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“Ay de mí, yo miserable, que transgredí tu mandamiento,
oh Señor; pues, fui despojado de tu gloria,  marcado por la vergüenza
y exiliado de la felicidad del Paraíso. Ten piedad de mí,
quien justamente fui privado de tu bondad, oh Misericordioso.”
                                                                                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia 

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audio132Las discípulas del Señor aprendieron
del Ángel el anuncio alegre de la Resurrección:
la sentencia ancestral rechazaron,
y se dirigieron con orgullo a los
apóstoles diciendo: «¡Fue aprisionada
la muerte, resucitó Cristo Dios y concedió
al mundo la gran misericordia!»

Condaquio del Domingo del Perdón
Tono 6

¡Oh Guía hacia la sabiduría, Dador de la
inteligencia, Instructor de los ignorantes y
Protector de los pobres!: fortalece, oh
Señor, mi corazón y dale comprensión, y
concédeme la palabra, oh Palabra del
Padre. Pues heme aquí y mis labios no
vacilan en exclamarte: “Oh Misericordioso,
ten piedad de mí, el caído.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (13:11 – 14:4)

Hermanos: La salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro; nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revístanse más bien del Señor Jesucristo y no se interesen en la carne para satisfacer su concupiscencia.

Acojan bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones. Uno cree poder comer de todo, mientras el débil no come más que verduras. El que come, no desprecie al que no come; y el que no come, tampoco juzgue al que come, pues Dios le ha acogido. ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo.

Evangelio según San Mateo (6: 14-21)

Dijo el Señor: «Si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial; pero si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su Padre perdonará las de ustedes.

Cuando ayunen, no pongan cara triste como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo, que ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.

No acumulen tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Acumulen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde está tu tesoro, ahí está también tu corazón.»

Mensaje Pastoral 

La expulsión de Adán

images12En el domingo presente, último antes de iniciar la Cuaresma, la Iglesia recuerda la expulsión de Adán del paraíso.

El engaño que Satanás planteó ante los ojos de Adán –y no ha dejado de hacerlo– es que el hombre es capaz de vivir sin Dios y de lograr su propia satisfacción. Y mientras la trampa, figurada en el relato bíblico en el fruto, es tan sólo un atractivo externo –«la mujer vio que el árbol era bueno para comer y apetecible a la vista» (Gn 3:6)–, el resultado del acceso a su seducción concluirá sin lugar a duda en amargura: es la amargura de la expatriación del hombre lejos de Dios y su propiaexcomunión.

El ayuno es una marcha de regreso que implica apartarse del egoísmo soberbio y dirigirse hacia Dios y los demás. El ayuno no es una condición requerida para obtener cierta justificación –error común que la parábola del fariseo y el publicano advirtió claramente– sino una invitación para un cambio: cambiar el amor propio (el yo) por el amor a quienes están fuera de mis limitaciones (Dios y los demás). Esto es lo que hace que el ayuno sea hoy más importante que nunca, ya que vivimos en la era del individualismo.

Cuando ayunamos, nos abrimos a los demás y a sus necesidades; cuando ayunamos, sentimos lo que es el hambre y comprendemos que «no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4:4). La esencia del ayuno es obtener esta hambre, no de comidas, sino de Dios; dejar a un lado el interés mundano –siempre justificado y natural– para disponer más espacio a la acción del Espíritu. La Cuaresma es un ambiente espiritual en el que vamos creyendo, más y más, y asimilando  que  «la  necesidad  es  de  uno  solo» (Lc 10:42): de Dios, Quien nos alimenta con su Gracia. Y cuando llega la Pascua, meta de toda la peregrinación cuaresmal, advertimos que, en Él, ya lo tenemos Todo.

El ayuno es más que una obligación, es una necesidad, un ejercicio espiritual que procura sensibilizarnos  y transformar la regla que suele regir nuestra vida «comer, consumir y recibir lo más que se pueda» en «ayunar y dar amor lo más que pueda yo».

Adán que atraído por lo «apetecible a la vista» ha perdido la dulzura del Paraíso, regresa con la vigilia de los sentidos y los deseos a ver la Luz, y su vida vuelve a ser el jardín donde «Dios se paseaba a la hora de la brisa» (Gn 3: 8) y a toda hora. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

La Confesión

¿Qué hacer cuando la conciencia tortura a la persona? ¿Qué hacer, cuando el alma se llena de393920_2894837414714_1373695113_3197864_1135846403_n angustia? La Iglesia Ortodoxa aconseja confesarse. La confesión es la denuncia del pecado, es la decisión de no repetirlo más.

Nosotros pecamos contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos.  Pecamos con los hechos, con palabras, hasta con el pensamiento. Pecamos por inducción del diablo, por influencia del mundo circundante, por propia voluntad. “No hay hombre que viva sobre la tierra y no peque”. Pero tampoco hay un pecado que no sea perdonado por Dios por medio de la confesión. Para la salvación de los pecadores Dios se hizo hombre, ha sido crucificado y resucito de los muertos. Los Santos Padres comparan la misericordia de Dios con el mar que apaga la más fuerte llama de iniquidad de los humanos.

En la confesión no hay que justificarse, quejarse de las condiciones cotidianas, enmascarar los pecados con frases nubladas como “he pecado contra el sexto mandamiento,” o contar sobre temas ajenos. En ningún caso se puede esconder, callar nada: el pecado se puede esconder al sacerdote pero no a Dios Omnisapiente.

En ciertos casos el sacerdote puede indicar a quien  se confiesa una penitencia en cierta forma una cura espiritual dirigida hacia la extirpación del pecado.

El hombre es responsable de sus pecados desde los siete años de edad. El que se bautizó a edad madura, no tiene la necesidad de confesar lo referente a su vida previa al Bautismo, aunque se le recomienda una conversación  con un padre espiritual que le dé luz sobre como encaminar su vida.

 Vida de Santos

San Gerásimos del Jordán

4 de Marzo

GerasimosJordanSan Gerásimos nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algún tiempo cayó en los errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas, de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una Monasterio de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes. Sus monjes guardaban silencio casi completo, dormían en lechos de juncos y jamás encendían fuego dentro de las celdas, a pesar de que las puertas tenían que estar siempre abiertas. Se alimentaban ordinariamente de pan, dátiles y agua y dividían el tiempo entre la oración y el trabajo manual. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa, San Gerásimos la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. La fama de San Gerásimos sólo cedía a la de San Sabas. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. El Monasterio que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

En el “Prado Espiritual” Juan Mosco nos ha dejado una anécdota encantadora. Un día en que el santo se hallaba a orillas del Jordán, se le acercó cojeando penosamente un león. Gerásimos examinó la zarpa herida, extrajo de ella una aguda espina y lavó y vendó la pata de la fiera. El león se quedó desde entonces con el santo y fue tan manso como cualquier otro animal doméstico. En el monasterio había un asno, que los monjes utilizaban para ir a traer agua, y éstos hacían que el león cuidara del asno cuando iba a pastar; pero un día, unos mercaderes árabes se lo robaron y el león volvió sólo y muy deprimido al convento. A las preguntas de los monjes, el león respondía con miradas lastimeras. El abad le dijo: “Tú te comiste al asno. Bendito sea Dios por ello. Pero de ahora en adelante tú harás el trabajo del asno.” El león tuvo que acarrear agua para la comunidad. Poco tiempo después, los mercaderes árabes pasaron de regreso con el asno y tres camellos; el león les puso en fuga, cogió entre los dientes la brida del asno y lo llevó triunfalmente al monasterio, junto con los camellos. San Gerásimos reconoció su error y dio al león el nombre de Jordán. Cuando murió el anciano abad, el león estaba desconsolado. El nuevo abad le dijo: “Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo.” Pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se llamaba Sabacio, condujo al león a la tumba de Gerásimos y, arrodillándose junto a ella, le dijo: “Aquí está enterrado tu amo.” El león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le encontraron muerto. Según algunos autores, el león que se ha convertido en el símbolo de San Jerónimo era en realidad el de San Gerásimos. La confusión se originó probablemente de la grafía “Geronimus” de ciertos documentos.

Sobre el Ayuno

                                                                                                               San Isaac el Sirio

  • El hambre es una óptima manera para instruir los sentidos.
  • En un estómago lleno de comida no habrá lugar para conocer los misterios de Dios.
  • Apenas el hombre inicia el ayuno, la mente anhela convivir con Dios.

Boletín del 15/02/2015

Domingo de la abstinencia de la carne

Memoria del Juicio Final

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Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

audio1Que se alegren los celestiales, y que se
regocijen los terrenales, porque el Señor
desplegó la fuerza de su brazo, pisoteando
la muerte con su muerte; y
siendo el primogénito de entre los
muertos, nos salvó de las entrañas del
Hades y concedió al mundo la gran
misericordia.

Condaquio del Domingo del Juicio final

Tono 1

Cuando vengas con gloria a la Tierra,
oh Dios, temblará toda la creación:
el río de fuego fluirá  ante el Estrado,
los libros serán abiertos y lo secreto revelado.
Entonces, libérame del fuego inextinguible
y hazme digno de estar a tu Diestra, oh justo Juez.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  (8:8 – 9:2)

Hermanos: No es la comida lo que nos acercará a Dios: ni somos menos porque no comamos, ni somos más porque comamos. Pero tengan cuidado que esa su libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el hermano débil, por quien Cristo murió. Y pecando así contra los hermanos, hiriendo su conciencia, que es débil, pecan contra Cristo. Por tanto, si un alimento causa tropiezo a mi hermano, nunca comeré carne para no escandalizar a mi hermano.

¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? Si para otros no soy yo apóstol, para ustedes sí que lo soy; pues, ¡el sello de mi apostolado son ustedes en el Señor!

Evangelio según San Mateo (25: 31-46)

Dijo el Señor: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme.” Entonces los justos responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad les digo, que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron.”

 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apártense de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me acogieron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron.” Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y Él entonces les responderá: “En verdad les digo, que cuanto dejaron de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejaron de hacerlo.” E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la Vida Eterna.»

Mensaje Pastoral

La báscula del juicio

Estando a las puertas de la Cuaresma, nuestra Iglesia conmemora el Día del Juicio, es decir, la segunda venida de nuestro Señorjuicioicon25 Jesucristo. La lectura del Evangelio enfatiza el criterio del Juicio Final, y lo que leemos está claro: seremos juzgados según la medida de nuestra misericordia, es decir, la medida de nuestro amor.

La palabra «amor» a menudo es manipulada o malentendida. El pasaje bíblico destaca las palabras de nuestro Señor Jesús cuando dice: «cuanto hicieron a uno de estos hermanos…» Entonces no se trata de un término abstracto ni de emociones y sentimientos sino de acción. Nosotros, pues, seremos separados entre ovejas y cabritos –como lo ilustra la imagen de la parábola– según nuestras obras de amor.

Erróneamente, el amor es limitado a tan sólo un afecto pasivo. Quizás podamos tener sentimientos de antipatía y rechazo hacia cierta persona, pero si nos comportamos con ella con delicadeza y amor, transformamos, a través de la lucha, nuestro odio en caridad y clemencia. Por otro lado, podemos tener en nuestro interior el sentimiento más delicado hacia alguien y sentirnos emocionalmente dependientes de él, pero a la vez tratarlo con hostilidad.

El amor significa, sin duda alguna, ceder a los demás el primer lugar, y el egoísmo es exactamente lo contrario, es decir, tomar para mí la primacía y dejar al prójimo lo último. Que yo ame a alguien equivale a que quiera y desee darle a él el primer lugar, amarle más de lo que me quiero a mí mismo y desearle el bien a él antes que a mí.

La Cuaresma, cuando va de la mano con las obras de la misericordia, constituye un gesto de abstinencia que nos lleva a abandonar nuestro egoísmo y nos estimula a despojarnos del hombre viejo y a proclamar al nuevo. En ella, dejamos atrás todos nuestros malos deseos, nos abstenemos de los intereses que nos llevan a la perdición, y aprendemos a ver y considerar a «los hermanos más pequeños» del Señor y apreciar en ellos su Presencia. Y así se inclina la balanza favorablemente: «Conviene que Él crezca, y que yo mengüe» (Jn 3:30).

Nuestra Fe y Tradición

Alimentos de la Vigilia

ayuno0Unos fieles preguntaron al anciano: “¿Padre, cuáles alimentos se nos permite comer en la Cuaresma, y cuáles no?”.

 Él comprendió que su preocupación se apegaba al “menú” cuaresmal y descuidaba el espíritu del ayuno que supera meros alimentos de vigilia. Les contestó así:

la Iglesia recomienda, en esta temporada, tres tipos de alimento que Jesús ha mencionado en su Evangelio. En realidad son alimentos adecuados para cualquier tiempo, pero en la cuaresma, con mucha más concentración:

1- Dijo el Señor: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4). Eso es el primer alimento. Sabemos que “toda palabra que sale de la boca de Dios” ha sido escrita en la Biblia. Y por ello nos dedicamos a estudiar la santa Escritura con anhelo y asiduidad.

2- Dijo el Señor: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (Jn 4:34). El mismo Jesús se ha alimentado de “hacer la voluntad de Dios Padre”, y a nosotros que llevamos su nombre, nos ha enseñado a gustar lo mismo, cada vez que clamemos desde el fondo del corazón: “hágase tu voluntad así la tierra como en el cielo”. Este alimento consiste en llevar a cabo lo que hemos leído en la Biblia.

3- Dijo el Señor: “mi Carne es verdadera comida, y mi Sangre es verdadera bebida, el que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en Mí y Yo en él.” (Jn 6:55). El tercer tipo de alimento lo buscamos cuando nos reunimos como una familia para comulgar a Aquél, a Quien hemos conocido en la santas Escrituras, y hemos luchado para obrar cuya Voluntad.”

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «El cuidado por agradar a los hombres hace perder todo el aprovechamiento espiritual y deja al alma seca y descarnada».
  • Dijo el abad Pastor: «Enseña a tu corazón a cumplir lo que a otros enseñas con tus palabras». Y  añadió: «Los hombres cuando hablan parecen perfectos. Al cumplir lo que dicen no lo son tanto».
  • Un  hermano se llegó al abad Teodoro y empezó a hablar e inventar cosas de las que no tenía ninguna experiencia. El anciano le dijo: «Todavía no has encontrado barco, ni has colocado en él tu equipaje, ni has empezado a navegar, y he aquí que ya has llegado a la ciudad de destino. Cuando hayas puesto por obra todo eso de lo que me has estado hablando, entonces podrás empezar a hablar de ello».

Boletín del 08/02/2015

Domingo del Hijo Pródigo

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

audio1Cuando descendiste a la muerte, oh Vida
inmortal, mataste al Hades con el rayo de
tu Divinidad, y cuando levantaste a los
muertos del fondo de la tierra, todos los
poderes celestiales clamaron: ¡Oh Dador
de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!
 

Condaquio de la Presentación
del Señor en el Templo
Tono 1

Por Tu nacimiento, oh Cristo Dios, santificaste
las entrañas de la Virgen, las manos
de Simeón bendijiste debidamente y a
nosotros, hoy, nos rescataste y salvaste.
Protege a Tus fieles con la paz en las guerras
y ayuda a aquellos que amas, porque
Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6: 12-20)

Hermanos: Todo me es lícito, mas no todo me conviene. Todo me es lícito, mas no me dejaré dominar por nada. La comida para el vientre y el vientre para la comida, mas Dios destruirá aquél y ésta. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no saben que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él.

¡Huyan de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios, y que no se pertenecen, pues han sido comprados? Glorifiquen, por tanto, a Dios en su cuerpo y en su espíritu que pertenecen a Dios.

Evangelio según San Lucas (15: 11-32)

Dijo el Señor esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y volviendo en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: “Padre pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traigan aprisa el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; llamó a uno de los criados y le preguntó qué era aquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba. Pero él replicó: “Hace tantos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tu siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.

Mensaje Pastoral

Eucaristía de penitencia

La Cuaresma es, por excelencia, la temporada penitencial en la que la Iglesia nos incita a ingresar por «las puertas de la contrición» y gustar la dulzura de este modo de vivir. Parte de la preparación para la Cuaresma es la lectura de la parábola del Hijo Pródigo que nos expone los sentidos positivos de la penitencia y del retorno hacia una vida sujeta, por propia voluntad, al cuidado paternal.

En la parábola, Jesús enfatiza el alimento que el hijo comía en ambos estados, pecaminoso y penitencial; pues en su partida come algarrobas con pasiones, y he aquí que regresa y come el novillo cebado con alegrías. El placer que el sabor de las algarrobas dejaba, terminaba en amargura de soledad y de vacío, mientras la participación en el banquete de la casa paternal anunciaba una alegría que mira hacia el futuro con los ojos de la gratitud.

El encuentro con el Padre clemente y la experiencia de la reconciliación y del perdón gratuito son efectuados en medio de la Eucaristía.

Nuestra penitencia es examinada, a cada día, a la luz del llamado temible de la Eucaristía «Tomad y comed […] Bebed de él todos […]»: es el llamado del Padre compasivo y amoroso, Quien busca perpetuamente a su rebaño. El mundo exhibe ante nuestra vista todos sus engaños y redes, mientras el Señor nos extiende su banquete: divino Cuerpo y Sangre. El pecado y el arrepentimiento consisten en  prevalecer uno u otro de los dos ofrecimientos.

«Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta»; el santo Cáliz, y la exclamación del Cantor «¡Gustad y ved, qué dulce es el Señor!» –durante la Cuaresma– son capaces de estimularnos a decir la antigua frase litúrgica «váyase el mundo y venga la Gracia», que inclinemos la balanza a favor del «Pan esencial» en vez de las pasiones. El Cáliz de la Eucaristía, cuando lo contemplamos elevado, alza en nosotros la decisión: «Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante Ti […], trátame como a uno de tus jornaleros.» Él entonces ofrece su banquete generosamente: comemos y nos regocijamos.

Nuestra fe y Tradición

La Confesión

¿Qué hacer cuando la conciencia tortura a la persona? ¿Qué hacer, cuando el alma se llena de angustia? La Iglesia Ortodoxa aconseja confesarse. La confesión es la denuncia del pecado, es la decisión de no repetirlo más.

Nosotros pecamos contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos.  Pecamos con los hechos, con palabras, hasta con el pensamiento. Pecamos por inducción del diablo, por influencia del mundo circundante, por propia voluntad. “No hay hombre que viva sobre la tierra y no peque”. Pero tampoco hay un pecado que no sea perdonado por Dios por medio de la confesión. Para la salvación de los pecadores Dios se hizo hombre, ha sido crucificado y resucito de los muertos. Los Santos Padres comparan la misericordia de Dios con el mar que apaga la más fuerte llama de iniquidad de los humanos.

En la confesión no hay que justificarse, quejarse de las condiciones cotidianas, enmascarar los pecados con frases nubladas como “he pecado contra el sexto mandamiento,” o contar sobre temas ajenos. En ningún caso se puede esconder, callar nada: el pecado se puede esconder al sacerdote pero no a Dios Omnisapiente.

En ciertos casos el sacerdote puede indicar a quien  se confiesa una penitencia en cierta forma una cura espiritual dirigida hacia la extirpación del pecado.

El hombre es responsable de sus pecados desde los siete años de edad. El que se bautizó a edad madura, no tiene la necesidad de confesar lo referente a su vida previa al Bautismo, aunque se le recomienda una conversación  con un padre espiritual que le dé luz sobre como encaminar su vida.

 

Aromas monásticos

  • Uno preguntó a un anciano: “¿Por qué me desanimo continuamente?”. Y respondió: “porque no has visto todavía la meta.”
  • El alma es una fuente: si profundizas se hace más limpia; si arrojas en ella estiércol, se ensucia.
  • Uno preguntó al anciano: “¿cómo el alma adquiere la humildad?”. Y respondió: “Estando atenta tan sólo a sus propias faltas.”
  • No empieces a hacer nada sin que antes hayas examinado tu conciencia, para saber si lo que vas a hacer es según Dios.
  • Decía el Abad Antonio: “La vida y la muerte nos viene del prójimo; si ganamos a nuestro hermano, ganaremos a Dios, si le escandalizamos, pecamos contra Cristo.”

Boletín del 11/01/2015

Domingo posterior a Epifanía

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Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

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Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro; y los guardias quedaron como muertos; María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo; sometiste al hades sin ser tentado por él; y encontraste a la Virgen otorgándole la vida. ¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audio1Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán
se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti
nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma,
confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo,
oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audio1Te has revelado hoy al universo,
y tu luz, oh Cristo Dios, ha fulgurado
sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (4:7-13)

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que había bajado primero a las partes más bajas de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para perfeccionar a los santos en orden a las funciones del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Evangelio según San Mateo (4: 12-17)

En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliese el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte, una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.»

Mensaje Pastoral

Epifanía: la divina manifestación

El día 6 de enero, la Iglesia celebra el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán por las manos de Juan el Bautista. A estateofania fiesta se le llama Epifanía o Teofanía, palabra griega que significa la Divina Manifestación.Es la manifestación de Dios, Trino y Uno, ante los hombres como lo ilustra el Tropario: «Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su “Hijo amado”; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra […]»

El hombre habría sido incapaz de conocer a Dios si Él mismo no se le hubiera revelado. Pero Dios, por su infinito amor, aceptó ser como nosotros para que «el Igual atrajera a su igual» (Acatisto, Estrofa XVIII). En el cristianismo, el conocimiento de Dios nos ha sido otorgado por Gracia, por Revelación.

Hasta el siglo IV, el Nacimiento de Cristo y su Bautismo se celebraban juntos en este mismo día (tradición que sigue vigente en la IglesiaArmenia). En la Navidad se ha realizado la Presenciade Dios entre los hombres, y en el Bautismo, dicha Presencia fue anunciada y manifiesta ante toda la creación. La adherencia entre las dos celebraciones nos confirma en la fe ortodoxa que refuta rotundamente la desviación de algunos que hablan de que Jesús recibió la Divinidad en el Bautismo. Pues Cristo, desde el seno virginal, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, perfecto Dios y perfecto Hombre; eso es lo que el Arcángel anunció a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios.» (Lc 1:35). Entonces, si la Navidad presenta el Nacimiento de Cristo dela Virgen en el cuerpo, el Bautismo anuncia su Nacimiento sempiterno del Padre.

Los cantos y el icono de la Fiesta ilustran la alegría universal: Los ángeles están sorprendidos, y los cielos inclinados, porque donde esté el Señor, allá el cielo estará; Juan coloca su mano sobre la cabeza de Cristo con temor y devoción como si estuviera diciendo: «¿Cómo bautizarle a Quien, de la nada, hizo la creación entera?»; Cristo, sumergido en las aguas del Jordán, pisotea «las cabezas de las hidras anidadas en ellas». Mientras el mar, después de la caída, se volvió símbolo de la corrupción y lugar dominado por los poderes de la oscuridad, Cristo lo bendice devolviendo a la naturaleza su función original: morada de la presencia de Dios. Desnudo en el agua está el Nuevo Adán, en Quien el Padre se complace; es el Hijo amado no nada más en referencia a que el Padre lo ama, sino que Él también ama al Padre «hasta la muerte, y muerte de cruz»  (Flp 2:8)

Según este Prototipo, nosotros también hemos sido sumergidos en el agua bautismal, muriendo al pecado,  luego arrancados de ella para participar de la vida del nuevo Adán que ama a Dios y bendice todo lo que encuentra devolviéndole su primer destino: lugar de la Presencia del Señor.

Nuestra Fe y Tradición

El Bautismo de los niños

163734_126086424120320_1096746_nLa tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

Vida de Santos

San Antonio el Grande (Abad)

17 de enero

Ya pasaron cerca de 70 años desde que San Antonio empezó a vivir en el desierto. Contra su voluntad, un pensamiento arrogante empezó a turbarlo. Pensaba que él era el más antiguo ermitaño que vivía en el desierto. Él pedía a Dios poder alejar este pensamiento y tuvo una revelación que un ermitaño se había instalado en el desierto antes que él y estaba sirviendo a Dios. A la mañana siguiente, bien temprano se levantó Antonio y salió en busca de este desconocido ermitaño. Caminó durante todo el día sin encontrar a nadie,548233_409357255772394_147820824_n salvo algunos animales que viven en el desierto. Delante de él se extendía la grandeza infinita del desierto, pero él no perdía las esperanzas. A la mañana siguiente, bien temprano, él siguió su camino. De repente vio a una loba que corría hacia un arroyo. San Antonio se acercó al arroyo y vio una cueva al costado del mismo. Mientras él se acercaba, la puerta de la cueva se cerró. Mediodía pasó San Antonio frente a la puerta suplicando al anciano que le muestre su rostro. Finalmente la puerta se abrió y salió un anciano canoso. Este anciano era San Pablo de Tebaida. Él vivía en el desierto cerca de 90 años. Después de un saludo fraternal, Pablo le preguntó a Antonio cómo estaba la humanidad. ¿Quién estaba gobernando? ¿Si todavía existían los idólatras? El fin de las persecuciones y el triunfo del Cristianismo en el imperio romano fueron las noticias muy gratas para Pablo. En cambio, la aparición del arrianismo fue una noticia amarga. Mientras que ellos conversaban, llegó un cuervo y dejó un pan. “¡Qué generoso y misericordioso es el Señor!” Exclamó Pablo: “durante muchos años Él me manda la mitad de un pan y hoy, gracias a tu visita, Él me mandó un pan entero.” A la mañana siguiente Pablo confesó a Antonio que muy pronto él se irá de este mundo. Por eso pidió a Antonio traerle la túnica del obispo Atanasio (el famoso luchador contra el arrianismo) para cubrir con ella sus restos. Antonio se apuró a cumplir el deseo de este Santo anciano. Él regresó a su desierto muy emocionado y cuando los hermanos — monjes le preguntaban, la única contestación era: “soy un pecador y yo me consideraba un monje! “¡Yo vi a Elías, yo vi a Juan, yo vi a Pablo en el paraíso!” Cuando él estaba llegando al lugar donde habitaba San Pablo, el vio como este estaba ascendiendo al cielo entre muchos ángeles, profetas y apóstoles.

“¿Pablo, por qué no me esperaste?” Gritó Antonio. “¡Tan tarde te conocí y tan temprano te vas!” Sin embargo, al entrar a la cueva él encontró a Pablo arrodillado, rezando. Antonio también se arrodilló y comenzó a rezar. Recién después de varias horas de rezar se dio cuenta que Pablo no se movía porque estaba muerto. Entonces Antonio lavó piadosamente el cuerpo y lo envolvió en la túnica de San Atanasio. De repente aparecieron dos leones y excavaron con sus garras una tumba bastante profunda, donde Antonio sepultó al Santo ermitaño.

San Antonio falleció a una edad muy avanzada (106 años en el año 356) y por sus esfuerzos espirituales mereció llamarse El Grande.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «El que lleva con paciencia los desprecios, las injurias y las injusticias, puede salvarse».
  • Un anciano decía: «Prefiero ser enseñado que enseñar». Y añadió: «No enseñes antes de tiempo; si no tendrás toda tu vida una inteligencia disminuida».
  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».

Felicitación

Saydna2Clero y pueblo de la Arquidiócesis enviamos a su Eminencia, nuestro Padre, el señor Arzobispo Antonio, los saludos más calurosos con motivo de su onomástico y cumpleaños este 17 de enero, rogando a Dios que nos lo conserve por muchos años en salud, paz y oración predicando rectamente la Palabra de la Verdad; por la intercesión de su patrono San Antonio el Grande. También felicitamos a la hermandad monástica de San Antonio el Grande en Jilotepec, México, y a la comunidad de San Antonio Abad en Caracas, Venezuela, y al Rev. Padre Antonio Martinez y a todos los que llevan el nombre de San Antonio de nuestra feligresía amada en el Señor.

 ¡Por muchos años!, en salud, fe y paz!

Boletín del 04/01/2015

Domingo anterior a la Divina Epifanía

bautismo

 

Tropario de la Resurrección

Tono 5

audio130Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,

Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa

Tropario del Domingo Anterior a la Epifanía

 Tono 4

Prepárate, Zabulón, disponte, oh Neftalí,
 y tú, río Jordán, detén tu curso
y recibe con alegría al Señor que viene para ser bautizado.
Regocíjate, Adán, con la primera madre,
y ya no se escondan, como actuaron antes en el paraíso.
Pues Él, al verlos desnudos, se reveló para que les recubriera con el primer vestido
¡Cristo se ha revelado, para renovar toda la creación!

Condaquio de Pre-Epifanía

Tono 4

El Señor de todo, hoy, en el Jordán se presenta,
y a Juan Bautista le pide que deje el temor:
“No temas bautizarme, pues vine a salvar a Adán, el primer creado.”

Segunda Epístola del Apóstol San Pablo a Timoteo   (4:5-8)

Hijo mío, Timoteo: Pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio. Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He luchado el buen combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que aman su Manifestación.

Evangelio según San Marcos (1:1-8)

Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: He aquí, Yo envío mi mensajero delante de tu faz, el que preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas. Juan bautizaba en el desierto y proclamaba un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de pelo de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y predicaba diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.»

La Buena Nueva del Reino

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, así inicia el evangelio según San Marcos. Este comienzo contiene pocas palabras, pero estas palabras lo contienen todo. Proclaman la Buena Nueva, que es lo que significa en griego evangelion; pregonan el Reino de Dios, la presencia del Ungido entre los hombres, del Emanuel, del Salvador. Anuncian la intervención divina, la intervención del enviado por el Padre para reconciliar en Él, al hombre con Dios. Comienza la vida de todos, la vida sin fin. Porque contienen el Nombre salvador de nuestro Dios, el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, pues “no existe otro nombre bajo el cielo que haya sido dado a los hombres, por el cual podamos ser salvados” (Hechos 4:12).

Antiguamente, antes de su uso en los libros del Nuevo Testamento, el vocablo evangelio fue utilizado para comunicar algún gran acontecimiento profano como por ejemplo el parte de guerra favorable, y también para significar el sacrificio que se ofrecía en ocasión de la buena noticia. En la traducción griega del Antiguo Testamento, (denominada de los 70) esta palabra aparece como verbo aproximadamente veinte veces y como sustantivo seis. El profeta Isaías la utiliza en el sentido de Buena Nueva, de anuncio de salvación, de alegría y júbilo por el advenimiento de un reino divino (52: 7-9). San Juan el Bautista, es enviado por Dios como mensajero para preparar el camino del Señor y proclamar la Buena Nueva de su inminente llegada; llamando al arrepentimiento, a volverse a Dios e iniciar una vida nueva sin pecado, “porque ha llegado el Reino de los Cielos”. Ya está el hacha puesta sobre la raíz de los árboles,  dice el Precursor en el evangelio según San Lucas, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Con esta y otras muchas exhortaciones, el Bautista anunciaba al pueblo la Buena Nueva: Detrás de mi viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo.

Nuestro Señor Jesucristo proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba “toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”; curaciones milagrosas todas ellas que indican con precisión el advenimiento mesiánico. Cuando San Juan Bautista envía a sus discípulos a decirle  al Señor: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” Jesús respondió: “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mt 4:23, 11:4). Esta Buena Nueva, primero anunciada, trasmitida, recibida, predicada y conservada, con posterioridad escrita paulatinamente, ha quedado plasmada en los cuatro evangelios canónicos.

“Ah si rompieras los cielos y descendieras” clama el profeta Isaías con profunda esperanza y vehemencia;  “Venga a nosotros tu Reino” nos enseña a orar al Padre el Hijo de Dios. Ésta es la esperanza y el deseo colmados, la oración respondida: el Reino de los cielos y con él la salvación de los hombres han llegado en la persona de nuestro Señor Jesucristo; Ésta es la Buena Nueva, el Evangelio del Reino. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed la Buena Nueva.

Bendición de las Aguas

El 6 de enero, fiesta de la Divina Epifanía,  celebramos el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán; después de la Divina Liturgia, se lleva a cabo el Servicio de la bendición del agua. ¿Que significa? y ¿qué relación tiene con el Bautismo del Señor?

El agua, por su importancia –ya que sin agua no hay vida– es un elemento que resume en sí todo lo creado por Dios que el libro de Génesis lo describe así: «Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno.» En un principio, toda la creación incitaba al hombre (su rey) a glorificar al Creador, y de esta manera formaba un lugar de la presencia de Dios.

Pero el hombre, por su propia voluntad, se alejó del amor de Dios; así que con la caída que provocó, la misma naturaleza se corrompió también y empezó a ocupar una función catastrófica. El agua siguió representando la esencia de lo material creado mas ya no como lugar de presencia de Dios, sino como símbolo del dominio del Maligno sobre este mundo: miedo, diluvio, muerte.

Cristo vino al mundo y se manifestó para redimir a todo. En el icono del bautismo del Señor, podemos contemplarlo bendiciendo el agua y pisoteando los demonios ocultos en ella. Con esta acción el Señor  re-crea las aguas devolviéndolas  su vocación inicial: Lugar de su Presencia.

El Agua Bendita no es un instrumento mágico que nos da satisfacción y tranquilidad sino como todo objeto sagrado cristianamente es canal de la Gracia divina, cuya función es encauzar nuestra vida hacia Dios. Finalmente sería nuestra decisión recibir habilitarla o no.

Al inicio de este año rociamos nuestro mundo con el agua bendita, y con ella abrimos nuestra vida a la acción de la Gracia de Dios que, conforme a las palabras de san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta, «nos educa en que vivamos con castidad,  justicia  y  piedad  en  el  siglo  presente» (Tit 2:12). Amén.

 

Boletín del 01/01/2015

Fiesta de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo 

Memoria de San Basilio Magno

¡Feliz Año Nuevo!

 Como Niño de ocho días, el Creador de los siglos,
Quien es la plenitud de la Ley,
es circuncidado como hombre
y envuelto en pañales; Y se alimenta con leche,
Quien administra todas las cosas con Su Poder Ilimitado,
porque Él es Dios y en un instante inició a todas.
                                                                                Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 1

“Oh Señor todo piedad, Tú, que eres Dios en esencia,
tomaste imagen humana sin mutación;
cumpliste con la Ley y aceptaste voluntariamente
la Circuncisión en el cuerpo para quitar la oscuridad de la Ley
y aniquilar el velo de las pasiones.  ¡Gloria a tu bondad! 
¡Gloria a tu compasión!  ¡Gloria a tu incomprensible condescendencia, oh Verbo!”

Tropario de San Basilio

Tono 1

“En toda la tierra en donde fueron aceptadas tus palabras,
surgió tu melodía, oh Padre Justo, con ellas legislaste
y aclaraste la naturaleza de las criaturas como algo digno de Dios;
y enseñaste la moral a los hombres.  Oh Basilio,
portador del sacerdocio real
intercede ante Cristo Dios para que salve nuestras almas”.

Condaquio de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 3

El Señor de todo, hoy, al someterse a la ley antigua,
circuncida, el Bondadoso, las transgresiones de los mortales,
otorgándole la salvación al universo, y Basilio en las alturas se alegra,
el iluminado obispo del Creador, el iniciado divino de Cristo, Basilio Magno.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (2: 8-12)

Hermanos: Miren que nadie los esclavice mediante la filosofía y la vana falacia, fundada en la tradición de los hombres, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Porque en Él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y ustedes en Él han sido perfeccionados, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en Él también fueron circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo de los pecados de la carne, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también han resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Evangelio según San Lucas (2: 20 -21; 40 – 52)

En aquel tiempo, los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre Él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse ellos, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supiesen su madre y José. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: « ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en lo de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos; y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Mensaje Pastoral

¡Próspero Año Nuevo!

Al inicio de cada año, nos encontramos para felicitarnos unos a otros diciendo: «¡Próspero año nuevo!», y muchas veces pasa el año sin sentir novedad alguna, pues se parece en todo a los anteriores: tuvimos momentos tanto de alegría como de tristeza;  de hambre,  y comimos; había algunos ricos y otros pobres; unos murieron y otros nacieron. Y sacamos la conclusión de que «nada nuevo hay bajo el sol» (Ecl 1:9).

Entre tanto, leemos lo que san Pablo escribe a los corintios: «Todas las cosas son hechas nuevas» (2Cor 5:17). El Señor mismo nos dice en el Libro del Apocalipsis: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21:5). ¿En que consiste esta novedad?

Un día preguntaron a un monje acerca de cómo se protegía a sí mismo del fracaso. Él contestó que cada día, al levantarse, se decía: «Éste es mi primer día de monje.»

Pues, la novedad no surge del ambiente exterior, ya que «nada nuevo hay bajo el sol», sino de nuestra visión hacia el mundo que nos rodea. En Cristo «todo es nuevo» porque los sentidos y las preguntas cambian:

Sobre la felicidad: ¿cómo descanso?, se cambia por ¿para quién y con qué fin me canso?

Sobre el dinero: ¿cómo lo aumento en la bolsa?, a ¿en qué lo estoy gastando?

Frente a la muerte: ¿cómo alejo a este desconocido?, a ¿cómo me he preparado para enfrentar a este vencido?

Preguntarme de tal manera no es sino el arrepentimiento, «el bautismo de las lágrimas» que me devuelve, como le hacía al mencionado monje, a mi primer día de ser cristiano, a mi bautismo donde, revestido de Cristo, me he vuelto «la nueva creación.»

Nuestra Fe y Tradición

“Ortodoxia”

La palabra “Ortodoxia” es de origen griego, formada de “orthós” y “doxa”, es decir, doctrina correcta, credo verdadero, universal, enseñanza que se sitúa en continuidad directa e ininterrumpida con la Tradición apostólica, por medio de la teología patrística y neo-patrística, y que constituye la fe común de las iglesias indivisas del primer milenio. La Ortodoxia se identifica con la misma tradición apostólica, así como fue confirmada, interpretada y desarrollada por el consenso de la Iglesia Universal. De hecho, la didascalia (apostolorum) – es decir, la norma de la fe apostólica – fue el criterio de base de la Ortodoxia.

Por esto, cualquier ruptura de continuidad con la Tradición apostólica ha sido considerada una corrupción o abandono de la Ortodoxia, que puede tomar forma, sea de una herejía, sea de una “confesión” separada.

La Santa y correcta Fe de la Iglesia de Cristo (Ortodoxia) se ha mantenido intacta, a lo largo de los siglos, a través de los dictados de las Santas Escrituras y de la Santa Tradición apostólica; a través de las decisiones de los cinco Sínodos Apostólicos; a través de lo que enseñan los cánones de los siete Sínodos Ecuménicos y de los sínodos locales , porque, en palabras de San Juan Crisóstomo, “El timón de la Iglesia de Cristo son los divinos cánones”

Vida de Santos

San Basilio Magno

1 de enero

San Basilio, El Grande, arzobispo de Cesárea en Capadocia. fue bautizado y fue asignado al clero como lector. durante mucho tiempo fue a vivir con los ermitaños en Siria. La vida en el desierto le agradaba a Basilio. Con él estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo).

El arzobispo de Cesárea Eusebio lo ordenó como presbítero.

Tras la muerte de Eusebio, San Basilio fue ascendido a la cátedra de Cesarea. como arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos y decía san Basilio al emperador: “No tengo miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor; es imposible quitar los bienes a quien no tiene nada; la muerte es para mi un bien porque me unirá con Cristo por Quien vivo y trabajo.”

Él fue fundador de alguno famosos conventos para los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los monjes.

San Basilio se preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y en algunos otros días.

También él compuso numerosas oraciones de uso en la iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de Pentecostés.

Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos de San Basilio, especialmente “El Hexamerón” (sobre los 6 días de la creación del Mundo) en los cuales él se manifiesta no solo como un gran teólogo sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También llegaron a nosotros: 13 homilías sobre los salmos, 25 homilías para distintas ocasiones, 5 libros contra los arrianos y “Los Ascéticos” sobre la Divinidad del Espíritu Santo.

La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas y él terminó su vida a los 50 años. El 1 de enero del año 379. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

Sentencias de lo Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios»
  • Decía el abad Evagrio: «Si estás desanimado, ora. Ora con temor y temblor, con ardor, sobriedad y vigilancia. Así es preciso orar,  especialmente a causa de nuestros enemigos invisibles, que son malos y se aplican a todo mal, pues sobre todo en este punto de la oración  se esfuerzan en ponernos dificultades»
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