Boletín Alfa y Omega 02/12/2018
14° Domingo de Lucas
Venid a reuniros con los Discípulos en el Monte de Galilea para que veáis a Cristo, diciendo con fe. He recibido el poder de lo que está arriba y lo que está abajo. Aprendamos como enseña a bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, prometiéndonos permanecer con nosotros hasta el fin del mundo.
Exapostelario
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 2
Cuando descendiste a la muerte, ohVida Inmortal, mataste al Hades con el
rayo de tu divinidad, y cuando levantaste
a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!
Condaquio de la Pre-Navidad
Tono 3
Hoy la Virgen viene a dar a luz inefablemente, en humilde gruta, al sempiterno Verbo. Alégrate, oh universo, al escucharlo; alaba, con las potestades y pastores, a Quien por voluntad se revela, al nuevo Niño, al eterno Dios.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses: (1: 12-18)
Hermanos: Den gracias con alegría al Padre que nos ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz. El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en Quien tenemos la redención: el perdón de los pecados; Quien es la Imagen de Dios, el invisible, Primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, sean Tronos o Dominaciones, sean Principados o Potestades: todo fue creado por Él y para Él, Él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en Él su consistencia. Él es también la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia: Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea Él el primero en todo.
Evangelio según San Lucas (18: 35-43)
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna, al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno, y empezó a gritar diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Los que iban delante lo increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo, y mandó que lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?» Él dijo: «¡Que vea, Señor!» Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.» Y al instante recobró la vista, y lo seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
Mensaje Pastoral
¡Señor, ten piedad!
El ciego «empezó a gritar diciendo: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”»
El grito es una fuerte reacción natural que surge de la necesidad, la incapacidad y el dolor. Aún es más fuerte la expresión «ten piedad» que goza de un lugar muy privilegiado en la tradición cristiana y la repetimos frecuentemente durante los Servicios litúrgicos, tres, doce o cuarenta veces. No se trata de una repetición hueca, sino de un tocar insistente, de una espera confiada y de una encomienda constante de nuestra vida –con sus aflicciones y alegrías– en las manos de Cristo nuestro Dios.
Sería propio mencionar el gran vigor que esta expresión tiene en el idioma árabe: irjam, verbo derivado de rájem que significa «matriz». En este sentido, «piedad» es lo que la madre le da de vida al embrión. Entonces, el «apiadarse» no es un estado de solidaridad que le pedimos a Dios que tenga por nosotros, sino una acción vivificadora. No es que pidamos a Dios tenga mera compasión o lástima por nuestras miserias, sino que actúe en nosotros y nos revivifique, santificando, iluminando y divinizando nuestra vida. Ésta es la esencia del clamor.
El libro de los Salmos está lleno de la súplica: «Apiádate de mí, oh Dios». La santidad del rey David, quien los compuso, no se debe a su estado exento de pecado –ya que su vida, en ciertos momentos, había sido manchada con sangre y con actuaciones indebidas–, sino más bien a su preocupación e iniciativa para advertir sus propias transgresiones, confesarlas y exclamar con fuerza: «ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia» (Sal 50:1). El que grita es porque tiene dolor, pero quienes no sienten dolor alguno, no necesariamente están sanos, y la anestesia sólo hace olvidar el dolor pero no cura la enfermedad. «Si decimos: “No tenemos pecado”, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.» (1Jn 1:8-9)
El pecado mayor consiste en que a menudo nos distraemos de la vigilia de nuestra vida y nos anestesiamos con la indeferencia y el olvido. Quizás fuera mejor, en todo caso, que caigamos delante de Dios, que nos postremos ante Él pidiéndole misericordia: «Señor, ten piedad». Es entonces cuando Él, a través del cordón umbilical de nuestra confesión, nos da de su propia vida, vida verdadera, luz fulgurante que penetra nuestra oscuridad y abre los ojos de nuestro corazón. Amén.
Nuestra Fe y Tradición
La Oración al Espíritu Santo
“Rey celestial, Consolador, Espíritu de verdad, que estás en todo lugar llenándolo todo, tesoro de bienes y dador de vida, ven a habitar en nosotros purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno nuestras almas.”
Con esta oración la Iglesia inicia todos los servicios: vísperas, completas, maitines… también el sacerdote antes de iniciar la Divina Liturgia la recita pidiendo el auxilio divino. Nunca se comienza una acción importante, tanto en la Iglesia como en el mundo, sin pronunciarla; es la oración que introduce toda oración, pues toda auténtica oración se despliega gracias al soplo del Espíritu como dice san Pablo: “Nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.” (Rom. 8, 26)
Vida de Santos
San Juan Damasceno
4 de Diciembre
Nació en Damasco, hacia el año 675, hijo de padres ricos y piadosos, de la familia Mansur. Fue un gran filósofo honrado por el califa con la dignidad de consejero.
Cuando el emperador León el Isaurian (reinó 717- 741) comenzó su guerra contra los santos iconos, Juan escribió epístolas que defendían su veneración.
Estando San Juan bajo la jurisdicción del Califa, sus enemigos falsificaron una carta haciéndola aparecer como si la hubiese escrito Juan, dicha carta decía que la guardia de la ciudad era débil, e invitaba a Leo a atacar Damasco. Al enterarse el Califa, en su furia castigó la supuesta traición cortándole la mano derecha a San Juan.
El Santo obtuvo permiso del califa para tener su mano cortada, esa noche rezó con fervor a la Santísima Madre de Dios antes de su icono. Ella se le apareció en sueños y le curó la mano, cuando Juan despertó, se encontró que estaba curado. Este milagro convenció al califa de su inocencia, y restauró a Juan en su cargo de consejero.
Luchó valientemente contra los iconoclastas León Isauro y su hijo Constantino Coprónimo a través de sus escritos.
Fue el primero en escribir una refutación del Islam. El tiempo que había pasado como consejero en los tribunales de los musulmanes de Damasco le dio la oportunidad de aprender sus enseñanzas de primera mano, y escribió en contra de sus errores con una sólida comprensión de su esencia.
En sus escritos expone la fe ortodoxa con exactitud y orden. Fue ordenado presbítero por el Patriarca de Jerusalén. Después de haber vivido ochenta y cuatro años, descansó en paz en el año 760.
Además de sus escritos teológicos, adornó la Iglesia con la métrica e himnos en prosa, y compuso muchos de los prosomia, que se utilizan como modelos para las melodías del canto litúrgico de la Iglesia; compuso también muchos de los himnos sagrados para las fiestas del Señor y la Madre de Dios. La vida de San Juan de Damasco fue escrito por Juan, Patriarca de Jerusalén.
Proverbios Bíblicos
- Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor remuneración por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!(Ecl 4:9-10)
- Mejor es oír la reprensión del sabio que oír la canción de los necios.(Ecl 7:5)
- Las palabras del sabio oídas en quietud son mejores que los gritos del gobernante entre los necios.(Ecl 9:17)
Boletín Alfa y Omega 25/11/2018
13° Domingo de San Lucas
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 1
Cuando la piedra fue sellada por los judíos y tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias, resucitaste al tercer día, oh Salvador, concediendo al mundo la vida. Por lo tanto, los poderes celestiales clamaron a Ti: Oh Dador de Vida, Gloria a tu Resurrección, oh Cristo, Gloria a tu Reino, Gloria a tu plan de salvación, oh Único, Amante de la humanidad.Condaquio de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo
Tono 4
Sagrado Templo del Señor y purísimo, preciosa cámara nupcial y santísima, cofre venerable de la Gloria de Dios, en la casa del Señor, la Virgen hoy es presentada y con ella la gracia del Espíritu Divino. Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (3: 23 – 4: 5)
Hermanos: Antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse. De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe. Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo. Pues todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, ustedes que han sido bautizados en Cristo, se han revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si son de Cristo, ya son descendencia de Abraham, herederos según la Promesa.
Pues yo digo: Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo; sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el Padre. De igual manera, también nosotros, cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo. Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la filiación adoptiva.
Evangelio según San Lucas (18: 18-27)
En aquel tiempo, uno de los principales preguntó a Jesús: «Maestro bondadoso, ¿qué he de hacer para heredar vida eterna?» Le dijo Jesús: «¿Por qué me llamas “bondadoso”? Nadie es bondadoso sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.» Él dijo: «Todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Oyendo esto Jesús le dijo: «Aún te falta una cosa: Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.» Al oír esto se puso muy triste, porque era muy rico. Viéndolo Jesús, dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Los que lo oyeron dijeron: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Respondió: «Lo imposible para los hombres, es posible para Dios.»
Mensaje Pastoral
Dura es la palabra de Dios
En la lectura evangélica de hoy, un joven vino a donde Jesús buscando «la vida eterna». Cristo le dijo con el corazón en la mano: «Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.» Se lo dijo porque supo que la riqueza fue para este joven –como lo es para muchos– un tropiezo en el camino. Luego dice Jesús a sus discípulos: «Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Ellos se escandalizaron por la dureza de la palabra del Señor y, extrañados –al igual que nosotros–, dijeron: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Y en otra ocasión, los discípulos le reclamaron: «Dura es esta doctrina, ¿quién puede escucharla?» (Jn 6:60).
Cuando el joven le respondió a Jesús: «Todo eso (los diez mandamientos) lo he guardado desde mi juventud», Jesús no lo justificó, como hubiera hecho cualquier maestro de la Ley, ni lo alabó, sino que «lo amó» –nos informa exclusivamente el Evangelista Marcos (Mc 10:21)–, y «al que ama el Señor, disciplina» (Heb 12:7). Cristo amó al Joven rico y, por eso, le ofreció esta vocación, que no era tanto el «vende todo y repártelo a los pobres», sino el «ven y sígueme». Jesús, en su plena sabiduría, supo que el apego a lo material le impedía seguir la vocación.
Dice el Señor, por la boca del profeta Jeremías: «¿No es así mi palabra, como el fuego, y como un martillo golpea la peña?» (Jr 23:29). También dice: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra […] ¿Creen que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, se lo aseguro, sino división.» (Lc 12:49-51). El camino que Cristo ofrece no se identifica con una religiosidad ligera que busca «paz» que acaricia nuestras emociones religiosas; Él no adorna las dificultades para que aparezcan atractivas, sino que llama a las cosas por su propio nombre.
La verdad es que una persona rica en su dinero, a menudo se preocupa por éste a tal grado que llega a considerarlo como el «salvador»; y sin darse cuenta, la abundancia de riquezas lo va empujando hacia la idolatría, de donde caerá. Jesús dispone como salida de esta trampa repartir y compartir la riqueza con los necesitados. Es cierto que uno solo no puede resolver los problemas de la pobreza en el mundo, pero sí todos –estemos donde estemos– nos topamos con pobreza. Entonces compartamos con los que necesitan de nosotros, en cuyo camino Dios nos ha puesto; que nuestra ayuda sea verdadera y efectiva y no simbólica. La virtud de esta acción es doble: quema la adhesión al dinero que está en mi interior, y con la caridad afirma el amor hacia mis hermanos.
Quizás esta práctica turba a uno si las riquezas lo tienen sometido, pero recordemos que la bondad y la salvación cristianas requieren de fatigas, esfuerzo, sacrificio y dominio de sí, porque la palabra de Dios es «como fuego, como un martillo que golpea la peña.»
Nuestra Fe y Tradición
Los templos de Dios (Sobre la Presentación de la Virgen María)
La segunda gran fiesta de la Virgen María es la celebración de su presentación en el Templo de Jerusalén, que se festeja el día 21 de noviembre.
Los textos de la celebración cuentan cómo María de pequeña fue llevada al templo por sus padres a fin de continuar allí su educación con las vírgenes consagradas al servicio del Señor hasta que fuera desposada en matrimonio. La Virgen fue recibida solemnemente por el sacerdote Zacarías, quien más adelante sería el padre de San Juan Bautista. Fue luego conducida al “Santo de los Santos” para ser alimentada allí por los ángeles, y volverse santa y bendita entre todas por Dios, para llegar a ser el santuario y templo vivo del Divino Niño que habría de nacer de ella.
El tema se repite varias veces en esta fiesta: ella entra al Templo para llegar a ser ella misma el templo viviente de Dios. De esta manera se inaugura el Nuevo Testamento en que se cumplen las profecías antiguas de que “la morada de Dios está con el hombre” y que el ser humano es la única morada posible de la Presencia Divina. (Ez 37: 27, Jn 14: 15-23, Hch 7: 47, II Cor 6: 11, Ef 2: 18-22; I Pe 2: 4, Ap 22: 1-4)
En el oficio de Vísperas, se lee el libro del Éxodo acerca de la edificación del templo, junto con pasajes del Primer Libro de Reyes y del Profeta Ezequiel. Cada una de estas lecturas finaliza con las mismas palabras: “pues la gloria del Señor ha llenado la morada del Señor Dios Todopoderoso.”
Esta Gloria del Señor es lo que llena a la Madre de Dios y a todos aquellos que “oyen la palabra de Dios y la guardan”, como proclaman el Evangelio y la Epístola de la Divina Liturgia de la fiesta.
San Gregorio Palamás dice: Todos los que conocen a Dios sabrán que la Virgen sirvió de lugar a Quien lugar alguno no podía albergar, y todos los que alaben a Dios la alabarán después de Dios.
Lo que Dios realiza en María de una manera única y perfecta, lo realiza para todos los hombres. Es decir que cada fiel está llamado a ser templo de Dios guardando su Palabra.
Así, la fiesta de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo es la que celebra el fin del Templo de Jerusalén como morada de Dios. Cuando la niña María entra al Templo, la época del Templo llega a su fin, es la primicia del anuncio de la salvación. En este día celebramos, en la persona de la Madre de Cristo Dios, que nosotros también somos templo y morada del Señor.
Vida de Santos
Gran Mártir Catalina
25 de noviembre
Santa Catalina nació en Alejandría en la segunda mitad del tercer siglo. Descendía de una familia de abolengo y se distinguía por su inteligencia, erudición y belleza. Muchos ricos y nobles pretendientes pedían su mano. La madre y los parientes trataban de convencerla para que se case, pero Catalina no se decidía y decía a sus allegados: “Si quieren que me case entonces encuéntrenme alguien quien me igualare en la hermosura y erudición.”
Dios hizo que Catalina conozca a un anacoreta, hombre inteligente y de vida ejemplar. Examinando con Catalina los méritos de sus pretendientes el anacoreta dijo: “Yo conozco al Novio que es superior en todo a ti. No hay nadie igual.” Después él le dio el icono de la Santísima Virgen, prometiendo que Ella ayudaría a Catalina a ver al Singular Novio”. Durante la próxima noche, adormecida Catalina vio a la Theotokos rodeada de ángeles parada delante de ella con el Niño que resplandecía como el Sol. Fueron vanos los esfuerzos de Catalina para ver Su rostro. El se daba vuelta. “No desprecies a Tu creación — pedía la Madre de Dios a Su Hijo — dile lo que tiene que hacer para ver Tu imagen brillante, Tu Rostro.” “Que ella regrese y pregunte al anacoreta” — contestó el Niño.
Este singular sueño asombró a la joven. Ni bien amaneció, ella fue a ver al anacoreta. Se arrodillo a sus pies pidiendo consejo. El anacoreta le explico detalladamente sobre la verdadera fe, sobre el paraíso y la vida en el paraíso de los justos y sobre la perdición de los pecadores. La sabia joven comprendió la superioridad de la fe cristiana sobre la pagana. Creyó en Jesucristo como el Hijo de Dios y se bautizó. Y entonces la luz divina entró en ella y la llenó con una gran alegría.
Cuando Catalina regreso a su casa con su alma renovada, ella rezó durante mucho tiempo agradeciendo a Dios por la Gracia otorgada. Durante la oración se quedó dormida y vio nuevamente a la Madre de Dios. Ahora el Niño Divino la miraba con benevolencia. La Santísima Virgen tomó la mano derecha de la joven y el Niño le puso un maravilloso anillo, diciendo: “No tengas otro novio terrenal” Catalina comprendió que a partir de este momento ella estaba comprometida con el Cristo y se despertó con mayor alegría en su corazón. A partir de este sueño ella cambió completamente. Se hizo humilde, benévola y amable. Empezó a rezar a Dios frecuentemente pidiendo Su Guía y la ayuda. Única meta que la entusiasmaba: era vivir para Cristo.
Poco tiempo después vino a Alejandría Maximiano (años 286-305) codirigente del emperador Diocleciano. El envió mensajeros a las ciudades de Egipto para invitar al pueblo a la fiesta en honor a los dioses paganos. Catalina estaba muy triste porque el emperador, en vez de ayudar a instruir al pueblo, extendía la superstición pagana. Cuando llegó el día de la fiesta ella fue al templo pagano, donde estaban reunidos los sacerdotes paganos, la nobleza y el pueblo y dijo sin miedo al emperador: “¡Emperador, no te da vergüenza orar a los repugnantes ídolos! Conozca al verdadero Dios eterno e infinito. Con Él los reyes reinan y esta el universo. El bajó a la tierra y se hizo hombre para nuestra salvación.”
Maximiano se enojo con Catalina por la falta de respeto hacia la dignidad imperial y ordenó encarcelarla. Después, él ordenó a la gente erudita convencer a Catalina de la autenticidad de la religión pagana. Durante varios días ellos exponían diferentes argumentos en pro de la religión pagana, pero Catalina los vencía con su lógica y sus razonamientos, les demostraba que no tenían razón. Sin embargo, al sufrir la derrota sobre el campo intelectual, Maximiano no dejó su intención de convencer a Catalina. La llamó y trato de seducirla con regalos, promesas de favores y gloria. Pero Catalina no se dejó seducir.
Maximiano tuvo que ausentarse de la ciudad por un corto período. Al otro día Maximiano llamó a Catalina por última vez y le ofreció ser su esposa, prometiendo todos los bienes materiales. Pero Santa Catalina no quiso saber nada. Viendo la inutilidad de todos sus esfuerzos el emperador ordenó matarla y un guerrero la decapitó en el año 304.
Más tarde las Santas Reliquias de la mega mártir Catalina fueron llevadas al monte Sinaí y allí están en el monasterio que lleva su nombre.
Proverbios Bíblicos
-
- Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades mejor que el oro fino. (Prov 3:13-14)
- Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Prov 4:7)
- Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro, y adquirir inteligencia es preferible a la plata. (Prov 16:16)
Boletín del 18/11/2018
9° Domingo de Lucas
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 8
Descendiste de las alturas, oh Piadoso, y aceptaste el entierro de tres días para librarnos de los sufrimientos. Vida y Resurrección nuestra, oh Señor: ¡Gloria a Ti!Condaquio de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo
Tono 4
Sagrado Templo del Señor y purísimo, preciosa cámara nupcial y santísima, cofre venerable de la Gloria de Dios, en la casa del Señor, la Virgen hoy es presentada y con ella la gracia del Espíritu Divino. Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios (4: 1-7)
Hermanos: Les ruego yo, preso en el Señor, a que vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándose unos a otros en el amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que han sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia a la medida del don de Cristo.
Evangelio según San Lucas (12: 16-21)
Dijo el Señor esta parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba para sí diciendo: “¿Qué haré, pues no tengo dónde reunir mi cosecha?” Y dijo: “Voy a hacer esto: Demoleré mis graneros y edificaré otros más grandes, y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, goza.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?” Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.»
Mensaje Pastoral
El Paraíso: ¿verdad o ilusión? «¡Descansa, come, bebe y goza!»
Con estas palabras el rico de la parábola se felicitaba a sí mismo. ¿Acaso dicho estado no es «el paraíso perdido» del lenguaje mitológico –descanso, satisfacción y placer–, paraíso anhelado por muchos? El hombre de hoy planea: trabajaré fuertemente en la juventud para descansar y disfrutar de mis últimos años (¡como si supiera el momento preciso de su partida!). Sinceramente nuestro modo de pensar a menudo es muy parecido al del rico de la parábola.
¿Por qué las palabras de Jesús califican de ignorante nuestra actitud respecto a la búsqueda de este paraíso: «¡Necio!»?
Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, «el paraíso perdido» es una añoranza –que se ubica en la subconciencia– hacia el estado del feto en la matriz, donde la creatura come, bebe y descansa incesablemente. La hipótesis del psicoanalista logra, en cierto modo, trazar un perfil de la verdad: los anhelos religiosos no son obra de la civilización sino reacción genuina de la naturaleza humana; pero lo añorado no es el seno materno sino «el regazo de Dios», del cual el hombre ha abortado a sí mismo. Lo que Freud llama «subconciencia» la Biblia denomina «corazón» y la filosofía griega, adoptada por los padres de la Iglesia, le designa como νοός «Noos»: el ojo espiritual del ser humano por cuyo medio se comunica con su Creador y lo busca; es lo que le privilegia como la creación amada de Dios. El hombre, en la comprensión cristiana, no es un animal social ni racional sino un ser litúrgico. La etimología da este sentido a la palabra griega άνθρωπος «ántropo»: el que puede mirar hacia arriba. Físicamente su constitución –ya que puede estar de pie– le posibilita observar cómodamente el cielo; así también su «memoria paradisíaca» le permite añorar lo alto y lo divino. Si bien la mitología de la antigüedad ha adulterado esta nostalgia con las pasiones carnales del mundo caído, la revelación bíblica –culminada con la Encarnación del Hijo de Dios– ha purificado la añoranza y ha devuelto al paraíso su sentido esencial como estado de convivencia con el Señor: «el Reino de Dios ya está entre (en) ustedes» (Lc 17:21). La necedad del rico de la parábola consiste en que desactivó esta memoria. Sus graneros gigantescos le taparon la vista y ya no advertía más allá de su vida mundana.
Un placer –dice un filósofo– se vuelve dolor cuando te adviertes de que acabará pronto: ahora comes, al rato tendrás hambre; descansas, luego te cansarás o padecerás enfermedad. No era así con Adán en el Paraíso. Su permanencia con Dios garantizaba su permanencia en la dicha.
La Iglesia, como voz que clama en el desierto, no cesa de reavivar en nosotros la memoria del «Reino de Dios» como anhelo constante y criterio básico de nuestro pensamiento, sentimiento y actitud. Cuando el cristiano llena sus sentidos y los espacios de su vida con la Palabra de Dios, la Gracia obra en él mística e imperceptiblemente, transformando su subconciencia añorante en una conciencia verídica, y he aquí que se vuelve iniciado del Paraíso restaurado. Amén.
Nuestra Fe y Tradición
Cuaresmales
Hay dos formas o modos del ayuno:
El ayuno total: eso es una abstinencia total de comer y de beber por un tiempo determinado. Desde el inicio del cristianismo, este ayuno ha sido practicado como un estado de preparación o de espera; un estado espiritual que enfoca toda la atención en “el que viene”. Por lo que encontramos este ayuno total en la tradición litúrgica de la Iglesia, en la preparación final de una fiesta grande o antes de un acontecimiento espiritual importante y, sobre todo, es aplicado en el ayuno eucarístico, que precede la comunión formando una densificación espiritual en el Don que recibiremos, en “el que viene”, aquél por quien valdría la pena que el hombre dejase todos los demás dones. A este ayuno la primera Iglesia le llamó Vigilia, un término militar que implica estar en alerta: La iglesia permanece en vigilia en espera a su Novio; lo espera con alegría y serenidad.
El ayuno ascético: que consiste en la abstinencia de ciertos alimentos y en disminuir, en general, el consumo alimental. Aquí, el objetivo es librar al hombre de la esclavitud de la carne. Él, sólo con la lucha constante y paciente, descubre que “no sólo por el pan vive el hombre” y recupera la primacía del Espíritu. Este ayuno, necesariamente y por su naturaleza, implica una lucha larga y constante, y el factor tiempo es esencial, porque desarraigar la enfermedad general del hombre y curarlo requiere de tiempo y esfuerzo. El arte del ayuno ascético ha sido purificado y madurado dentro de la tradición monástica y luego fue aceptado por la Iglesia entera. Es la aplicación de las palabras del Señor, de que los espíritus malignos no serán vencidos sino “con oración y ayuno”. La Iglesia ha consignado para el ascético ayuno cuatro temporadas: Antes de Pascua, Antes de Navidad, antes de la fiesta de los santos Apóstoles, y antes de la Dormición de la Madre de Dios.
Durante este ayuno, vivimos constantemente cierta hambre que conserva la memoria de Dios en nosotros y clava nuestro pensamiento en Él. Quien lo ha practicado, conoce que éste no nos debilita, más bien, nos vuelve alertas, complacientes, resplandecientes, puros y alegres. En él, el hombre recibe la comida como verdadera dádiva de Dios, y enfoca su pensar en el mundo interior que inexplicablemente se le vuelve, a su vez, un modo de alimentarse
Proverbios Bíblicos
- Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades mejor que el oro fino. (Prov 3:13-14)
- Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Prov 4:7)
- Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro, y adquirir inteligencia es preferible a la plata. (Prov 16:16)
Boletín del 11/11/2018
8° Domingo de Lucas
Oh Señor, cuando entraste estando las puertas cerradas, llenaste de tu Santísimo Espíritu a tus discípulos, soplando sobre ellos diciéndoles: “Atad y desatad los pecados” y después de ocho días a Tomás mostraste tus manos y costado. Nosotros junto con él te clamamos: Tú eres el Señor y Dios. Exapostelario
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 7
Destruiste la muerte con tu Cruz, y abriste al ladrón el Paraíso, a las Mirróforas los lamentos trocaste, y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.Condaquio de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo
Tono 4
Sagrado Templo del Señor y purísimo, preciosa cámara nupcial y santísima, cofre venerable de la Gloria de Dios, en la casa del Señor, la Virgen hoy es presentada y con ella la gracia del Espíritu Divino. Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo Efesios (2: 14-22)
Hermanos: Cristo es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en Sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en Sí mismo muerte a la enemistad. Vino a anunciarles la paz: a los que estaban lejos y a los que estaban cerca. Pues por Él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu.
Así pues, ustedes ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en Quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en Quien también ustedes están siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu.
Evangelio según San Lucas (10: 25-37)
En aquel tiempo, se levantó un legista y le dijo a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para heredar vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió aquél: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Entonces le dijo: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús le respondió y dijo: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores que, después de despojarlo y golpearlo, se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, dio un rodeo. De igual modo un levita que pasaba por aquel sitio lo vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al ver lo tuvo compasión; se acercó y vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino; y haciéndolo montar su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.”… ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Entonces Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»
Mensaje Pastoral
¿Quién es mi prójimo?
La personalidad del hombre se define conforme a su reacción a su entorno, es decir, según su relación con el prójimo que Dios le pone en el camino. Estas relaciones sociales no forman meramente una parte de la vida sino que instituyen el sentido real de la misma; es menester enfatizarlo hoy en día, que el individualismo se ha vuelto la dignidad principal de la sociedad.
La pregunta que le preocupaba al legista de la lectura evangélica no es fácil de contestar: «¿Quién es mi prójimo?», al que tengo que amar como a mí mismo y cuya vida ocuparía de mi reinado un espacio significativo tanto cuanto la mía.
Para el judío de aquel entonces, merece este calificativo el hermano, el familiar o el judío, tomando en cuenta que en su concepto la religión equivale a la raza. El hombre contemporáneo también define «el prójimo» conforme a la ideología religiosa, política o nacional y, sobre todo, conforme al interés común.
La parábola de Cristo «el Buen samaritano», en cambio, establece la respuesta concluyente del Cristianismo sobre «el prójimo» en el siguiente término: ¡Amor!
Amor comprometido y expresado en misericordia; amor práctico incapaz de encerrarse insensiblemente lejos del entorno. ¿Qué significa la familia y la hermandad cuando el amor se opaca? ¿Qué figura la patria si el sentido de la responsabilidad se desvanece? Todas las relaciones en ausencia de amor vuelven redes que cautivan lastimosamente la individualidad de hombre a escapar. «Vete (hacia el prójimo) y haz tú lo mismo (que el buen samaritano)», dijo el Señor al legista. El prójimo es aquel hacia quien me dirijo. Cada hombre que se encuentra en mi ruta es mi prójimo: o me dirijo hacia él con misericordia o lo ignoro y así lastimo la proximidad.
Las garantías de la vida no se consiguen ignorando al prójimo sino sirviéndolo, porque la garantía está en Dios y no en el hombre. No hay comunión con Dios sin el amor al prójimo. No hay comunión con Dios en un corazón que no se apiada.
La familia, la raza y la patria son relaciones establecidas que ayudan pero lo que crea a una «prójimo» es el salir hacia él con misericordia.
«Vete (salte) y haz tú lo mismo».
Nuestra Fe y Tradición
“Lo Santo para los Santos”
El sacerdote, con mucha reverencia, eleva con ambas manos el cordero, que es el Cuerpo de Cristo, y exclama: “Lo Santo para los santos.” “Lo Santo”, Cristo, quien es la fuente de toda santidad, es ofrecido para “los santos” es decir, para los que tienen la santidad como el objeto de su vida: “seréis santos- dice el Señor- porque Santo soy yo.” (1Pe 1:16)
San Pablo, en sus cartas, se dirigía hacia lo cristianos con dicho calificativo, p.e.“a todos los santos que están en Filipos…” (Flp 1:1) ya que la santidad era el nuevo sentido de su vida en Cristo. Pues la santidad no es sólo las buenas obras que hacemos, ya que éstas son frutos de la vida en Cristo (como una vasija de perfume que huele según lo que tiene); la santidad no es fruto adquirido por un solo esfuerzo humano, sino que principalmente es don de Dios. Por eso el pueblo contesta a la invitación del sacerdote con la confesión: “Un solo Santo, un solo Señor, Jesucristo…”, pues Él es el único Sol y nosotros, conforme a la pureza de nuestra vida, reflejamos la Luz de su Santidad.
“Lo Santo para los santos.”
De nuestra parte, ofrecemos todo el esfuerzo: arrepentimiento, reconciliación, amor y virtud y, al mismo tiempo, confesamos nuestras debilidades y así nos acercamos con temor, no como quien menosprecia los temibles Misterios, sino como enfermos que buscan al médico y la medicina: “Que mi participación no me sea causa de condenación sino santificación del cuerpo y del alma.”
Vida de Santos
San Juan Crisóstomo
13 de Noviembre
El más grande y amado entre todos los oradores cristianos, San Juan Crisóstomo, nació en Antioquia la Grande entre los años 344-347.Después de terminar sus estudios, Juan ocupó el puesto de abogado y se hizo muy famoso por su elocuencia. Pero muy pronto la vida mundana lo aburrió. Al recibir el bautismo a la edad adulta, según las costumbres de aquellos tiempos, quiso alejarse al desierto, pero se quedó en la ciudad por petición de su madre. Mientras tanto el obispo de Antioquia, Meletio, se enteró de su extraordinaria inteligencia y lo ordenó lector en el año 370. En este tiempo Juan estaba estudiando las Sagradas Escrituras y otras ciencias relacionadas con la teología. Al fallecer su madre, pudo cumplir su más gran deseo. Del año 374 al 381 vivió vida monástica en una ermita cerca de Antioquía; su extremo ascetismo minó su salud obligándolo a regresar a Antioquía, donde San Meletio lo ordenó diácono en el año 381.
En el año 386 el obispo Flaviano ordena a Juan presbítero de la Iglesia de Antioquía. Los doce años de su servicio en Antioquia fueron los años más felices de su vida. Predicaba sin parar y participaba de manera muy activa en las alegrías y tristezas de sus parroquianos. Muchas veces sus sermones eran interrumpidos por fuertes aplausos. Juan calmaba al público diciendo: “¿Para qué me sirven sus aplausos? Arrepentimiento y conversión de vida hacia Dios, son los mejores elogios para mí de parte de ustedes.” Especialmente Juan se hizo famoso por sus palabras referidas a las desgracias que amenazaban a la gente de Antioquia por derrumbar las estatuas de los emperadores. Muy pronto, en todo el mundo cristiano Juan se hizo famoso como “El Crisóstomo” (Boca de oro) (este nombre le fue dado por su gran elocuencia). Dada su fama, fue elegido por el pueblo como sucesor de San Nectario –quien a su vez había sucedido a San Gregorio el Teólogo-; y fue consagrado obispo de Constantinopla el 28 de febrero de 398 por Teófilo, Patriarca de Alejandría.
El Crisóstomo hizo exhaustivos comentarios sobre las Sagradas Escrituras y es el autor con más número de obras entre los Padres de la Iglesia.
Por las intercesiones de San Juan Crisóstomo, Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.
Sentencia de los Padres del desierto
Sobre la Caridad
- Decía el abad Pastor: «Intenta con todas tus fuerzas no hacer mal a nadie y guarda tu corazón casto para con todos».
- Decía un anciano: «Nunca he deseado una cosa que fuese útil para mí si ello entraña algún perjuicio para mi hermano, porque espero que la ganancia de mi hermano es para mi aumento de fruto».
- Decía el abad Antonio: «La vida y la muerte nos viene del prójimo. Si ganamos a nuestro hermano, ganaremos a Dios. Si le escandalizamos pecamos contra Cristo».
Boletín del 4/11/2018
5° Domingo de San Lucas
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 6
Los poderes celestiales aparecieron sobretu sepulcro; y los guardias quedaron
como muertos; María se plantó en
el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado
por él; y encontraste a la Virgen
otorgándole la vida. ¡Oh Resucitado
de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!
Condaquio
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios (2: 4-10)
Hermanos: Dios, rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos por los pecados, nos vivificó juntamente con Cristo —por la Gracia han sido salvados— y con Él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su Gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la Gracia han sido salvados, mediante la fe; y esto no viene de ustedes, sino que es un don de Dios; no viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano para que en ellas anduviéramos.
Evangelio según San Lucas (16: 19-31)
Dijo el Señor esta parábola: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su puerta, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.” Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y ustedes se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a ustedes, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros.” Replicó: “Con todo, te ruego, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento.” Abraham le respondió: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan.” Él dijo: “No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán.” Le contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite.”»
Mensaje Pastoral
Necesitado y bienhechor
Nuestra Iglesia Ortodoxa dispuso que la parábola del rico y Lázaro fuera leída el domingo de la primera semana de noviembre en honor a los santos Cosme y Damián (1 de noviembre), conocidos en griego como anarguirios, que significa «quienes no poseen plata», ya que ellos vendieron todas sus pertenencias y dedicaron su vida al servicio de los necesitados. Generalmente, el Evangelio según san Lucas se considera como «el Evangelio de la misericordia». No ahorra oportunidad alguna sin que muestre la preocupación de Jesús por los menesterosos, las viudas, los pecadores, los publicanos y los samaritanos, en una palabra, por los marginados y, sobre todo, por su salvación. La parábola en cuestión viene dentro de este contexto.
Aunque la tragedia del rico y Lázaro aparenta ser dividida en dos escenas análogas en tamaño y opuestas respecto a la condición de sus personajes, una comparación sencilla entre lo eterno y lo efímero rompe con el paralelismo imaginado y descubre la realidad: el rico era el pobre y Lázaro, el rico: «él es aquí consolado y tú atormentado». Esta comprensión escatológica (escatología es la teología que observa todo lo existente a la luz de la Vida eterna) estimula a san Juan Crisóstomo a concluir que «no hay más pobre que el pecador ni más rico que el justo». Entonces no son las pertenencias las que condenan al rico sino su insensibilidad y rudeza. En la parábola, la imagen del Reino celestial se figuró paradójicamente con el «seno de Abraham», quien era un hombre rico pero, a la vez, espléndido y justo; administró su fortuna material de una manera inteligente y se mostró enriquecido en Dios. Al mismo tiempo, el consuelo que Lázaro recibió no fue debido a la indigencia de su vida, sino a su confianza en el Señor (nótese que la parábola, mientras ignora el nombre del rico, designa al pobre con el nombre «Lázaro» que, en hebreo, significa «Dios auxilia» e implica esperanza en Dios). Judas, por ejemplo, era pobre; sin embargo, la codicia le mostró cautivado por el dinero y mezquino en esperanza.
Entonces las riquezas en sí, aunque forman cierta tentación, no son perversas, el uso es lo que las califica como malas o bondadosas. La instrucción bíblica, partiendo de la realidad del entorno y mirando siempre hacia la salvación de todos, no ha sugerido una igualdad social basada en la posesión común, sino una administración benévola y paciencia esperanzadora que van enriqueciendo al uno y al otro en Dios, y la caridad se vuelve una alianza amorosa: el rico considera al pobre como su bienhechor espiritual, y el necesitado será saciado y alabará al Señor. San Juan Misericordioso, obispo de Alejandría, dice que los pobres son «nuestros soberanos» porque ellos «son los únicos que nos pueden ayudar y nos otorgan el Reino de los cielos».
¿Cómo el cristiano, fiel al dogma de su vida, puede protegerse de la atracción del dinero y superar la pasión del poder? Por la vigilia: contrariamente al rico de la parábola que celebraba todos los días espléndidas fiestas. Si bien el descanso y la alegría son parte de una marcha sana en la vida, la diversión prolongada –que la modernidad promueve constantemente a «los que tienen y pueden»– les va despojando de su sensibilidad espiritual y anestesiando su conciencia. El rey David experimentó la pobreza voluntaria dentro de su palacio. Fuera de este «camino angosto», el hombre soberano se vuelve esclavo de sus fortunas y placeres. La abstinencia total no es mandamiento pero la liberación del apego material es el objeto principal de toda lucha cristiana.
La realidad escatológica que la parábola presenta nos apunta a la sensibilidad y al amor: amor que, esparciendo, ahuyenta la indigencia material y sana la pobreza espiritual. Amén.
Nuestra Fe y Tradición
La Preparación para la Comunión
Es muy importante prepararse para la comunión: “Quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.” (1Cor.11,27-29).
Reconciliación y comunión: La reconciliación con los hermanos es una condición principal para la participación de la Eucaristía. No es permitido participar en los preciosos cuerpo y sangre del Señor a quien está en disputa con otro: “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano.” (Mt.5,23-24). Por eso en la liturgia el diácono nos llama exclamando: “amémonos los unos a los otros, para que confesemos de unánime acuerdo.” (la divina liturgia).
Arrepentimiento y comunión: Comulga quien busca tener espíritu de humildad y arrepentimiento; así, hay que examinar la conciencia para que, quien ha resbalado o caído en un pecado grave, acuda al sacramento de la Confesión para que, con la disciplina y conducción paternal del sacerdote, y la divina Gracia que la otorga la Iglesia por este mismo, pueda seguir creciendo en el camino de la virtud alimentándose con la maná celestial.
Ayuno y oración: El hombre se prepara a sí mismo, también, por el ayuno eucarístico, la oración y la lectura espiritual. El ayuno eucarístico es una tradición eclesiástica muy antigua, y se hace absteniéndose de comer o beber desde la medianoche del día anterior. En caso de que la divina liturgia se haga por la noche, hay que abstenerse cinco horas antes de la misma.
Modestia y conveniencia: Es muy importante que los fieles acudan a la Divina Liturgia desde su inicio. Los fieles, mujeres y hombres, guardan la modestia del vestido y apariencia; “que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de una alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios.” (1Ped.3,3-4).
Vida de Santos
Santos Cosme y Damián
1 de Noviembre
Los santos Cosme y Damián eran hermanos carnales de la región de Éfeso en la provincia de Asia. Tiempo después de que nacieron su padre, un pagano de la nobleza, abrazó la fe cristiana, pero su muerte temprana dejó a los dos hermanos al cuidado de su devota madre Teodota quien era cristiana desde su niñez. Ella se esforzó para que sus hijos se formaran en la piedad según su virtuoso ejemplo. Cosme y Damián fueron educados en las diversas ramas de la enseñanza de su tiempo, pero se alejaron de todo conocimiento vano para dedicarse al arte de la medicina a fin de librar a sus semejantes de toda enfermedad y dolencia. Así como los Apóstoles fueron enviados por Cristo (Mat. 10), a ellos les fue dado el poder de expulsar demonios y de curar toda clase de enfermedad sin otra forma de remedio más que su oración. Habiendo recibido gratuitamente la gracia del Espíritu Santo, estos nuevos Apóstoles gratuitamente empleaban sus dones. Ellos atendían por igual a ricos y pobres a extraños y familiares sin pedir nada a cambio. Su caridad era tanta que su cuidado se extendía incluso a los animales. Fue tal el vinculo que hicieron entre la predica del Evangelio y la practica de la curación que incluso llegaron a prescindir de remedios, instrumentos o cataplasmas pese a estar calificados en ciencias médicas. Utilizaban exclusivamente el vivificador Nombre de Cristo, para que el mismo Salvador fuera el verdadero médico que, trabajando en ellos, sanara las almas y los cuerpos. San Damián, el hermano menor fue el primero en dormir en paz seguido poco tiempo después por San Cosme; sus reliquias preciosas y sus iconos fueron fuente de abundante sanación para la multitud de enfermos que visitaban la Iglesia construida sobre sus tumbas. El Señor, por la intercesión de los Santos Cosme y Damián, sane nuestras almas y nos salve. Amén
Proverbios Bíblicos
- Rico y el pobre tienen un lazo común: el que hizo a ambos es el SEÑOR. (Prov 22:2)
- El hombre sabio es fuerte, y el hombre de conocimiento aumenta su poder. (Prov 24:5)
- No seas, sin causa, testigo contra tu prójimo, y no engañes con tus labios. (Prov 24:28)
Boletín del 21/10/2018
6° Domingo de Lucas
y Recuerdo de San Demetrio
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 4
Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel el alegre anuncio de la Resurrección, y la sentencia ancestral rechazaron y se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo: ¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios y concedió al mundo la gran misericordia!Condaquio
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (11: 31-12:9)
Hermanos: El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, ¡Quien es bendito por todos los siglos!, sabe que no miento. En Damasco, el etnarca del rey Aretas tenía puesta guardia en la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. Por una ventana y en una espuerta fui descolgado muro abajo. Así escapé de sus manos. Ciertamente no me conviene gloriarme, pero vendré a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, el cual hace catorce años —si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este hombre —en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe— fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. De tal hombre me gloriaré; mas en cuanto a mí, de nada me gloriaré sino de mis flaquezas. Si pretendiera gloriarme no sería insensato, porque diría la verdad. Pero me abstengo de ello.
No sea que alguien forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye de mí. Y para que no me engría por la sublimidad de las revelaciones, fue dado un aguijón en mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que lo alejase de mí. Pero Él me dijo: «Mi Gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza. » Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que haga morada en mí la fuerza de Cristo.
Evangelio según San Lucas ( 8: 26-39)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea. Al saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en casa,sino en los sepulcros. Al ver a Jesús,cayó ante Él, gritando con gran voz:«¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.» Es que Él había man dado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre; pues en muchas ocasiones se había apoderado de él; lo sujetaban concadenas y grilletes para custodiarlo,pero, rompiendo las ligaduras era empujado por el demonio al desierto.Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Él contestó: «Legión»;porque habían entrado en él muchos demonios. Y le suplicaban que no les mandara irse al abismo. Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; y le suplicaron que les permitiera entrar en ellos; y se lo permitió. Salieron los demonios de aquel hombre y entraron en los puercos, y la piara se arrojó al lago de lo alto del precipicio, y se ahogó.Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas. Salieron,pues, a ver lo que había ocurrido y,llegando donde Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido y en susano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor. Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. Entonces toda la gente del país de los gerasenos le rogaron que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de gran temor. Él, subiendo a la barca,regresó. El hombre de quien habían salido los demonios, le pedía estar con Él, pero Jesús le despidió diciendo: «Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo.»Y él fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con él.
Mensaje Pastoral
El pensamiento de Cristo
«Un hombre, poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en una casa, sino en los sepulcros.» Si quisiéramos describirlo con una expresión contemporánea, diríamos que este hombre era incapaz de armonizarse con la sociedad. Pues no vivía entre los hombres «no moraba en una casa, sino en los sepulcros.» El Evangelio según san Marcos nos cuenta también que «andaba por los montes dando gritos e hiriéndose con piedras» (Mc 5:5), como si quisiera tomar una actitud positiva pero no podía controlarse. Así se ve la creación de Dios, la que en un principio, conforme al libro de Génesis, «era muy buena» (Gn 1:31); así de agresiva y confundida se ve después de haberse vuelto presa de Satanás.
En la curación del endemoniado, Jesús permitió que los demonios entraran en los cerdos. ¿Por qué? ¿Acaso era incapaz de echarlos de otra manera?
Con esta licencia Cristo buscó dos objetos para nuestra enseñanza:
Primero, que visiblemente comprendamos el poder invisible del odio del demonio, odio que Dios no le permite ejecutar más allá de la capacidad del hombre: esta presencia, tan odiosa y tan dañina que puede provocar que miles de cerdos se arrojen en el mar, no puede dañar al endemoniado más allá de su propia fuerza.
Y segundo, Cristo quiso confirmar la dignidad del hombre que merece todo sacrificio para su salvación. Si bien toda la creación es «muy buena» a los ojos de Dios, el hombre es la creatura amada que hizo con sus propias manos (figura que ilustra un cariño especial) e «insufló –dice el Génesis– en su nariz aliento de vida»: es el alma digna de todo sacrificio material.
Frente a tal sabiduría celestial de Jesús, nos encontramos con la preocupación mundana del «hombre natural» del cual san Pablo dice en su primera Carta a los Corintios «no capta las cosas del Espíritu; son necedad para él» (1Cor 2:14); pues la gente, al haber sido informada cuando «los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado», en lugar de postrarse ante los pies de Jesús, «le rogaron que se alejara de ellos». La alegría de encontrar al endemoniado «sentado, vestido y en su sano juicio» fue ahogada por la tristeza del apego a los cerdos. En realidad, si bien el demonio moraba visiblemente en esta persona, dominaba también la mente, el interés y la vida de aquella muchedumbre; y mientras ellos le pidieron a Cristo que se alejara, el desendemoniado, curado ya, «se sentó a los pies de Jesús.»
Nuestra vocación, como cristianos, es la ascensión de nuestro hombre natural hacia el espiritual, Jesucristo, quien «lo juzga todo y nadie lo puede juzgar» (1Cor 2:16); en otras palabras, nuestra vocación es obtener el pensamiento de Cristo.
Retirémonos de la muchedumbre que, día a día, demanda a Dios por los cerdos; sentémonos con el liberado a los pies de Cristo, y sigámosle al barco de la salvación desde donde Él nos envía a proclamar «todo lo que Jesús ha hecho con nosotros.» Amén.
Pensamientos de la Filocalia
A propósito del discernimiento de las pasiones y de los pensamientos
Entre los demonios que se oponen a la práctica de las virtudes, los primeros que adoptan una actitud de guerra son aquellos que ostentan las pasiones por el buen comer, los que nos insinúan el amor por el dinero, y los que nos estimulan a buscar la gloria que proviene de los hombres. Todos los demás vienen detrás de éstos y reciben a los que han sido heridos por ellos.
Efectivamente, es poco probable que se caiga en manos del espíritu de la fornicación si no se cayó antes por gula. Y no hay quien, habiendo sido turbado por la ira, no se haya previamente encendido por los placeres de la buena mesa, por las riquezas o por la gloria. Y no hay modo de huir del demonio de la tristeza, si no se soporta la privación de todas estas cosas. Así como nadie puede huir del orgullo, primera camada del diablo; si no se ha erradicado antes la raíz de todos los males, que es el amor por el dinero, si es verdad, como dice Salomón, que la indigencia hace al hombre humilde (Pr 10:4).
En breve: no sucede que el hombre tropiece con el Demonio, si antes no ha sido herido por esos tres males principales. Y también delante del Salvador, el Diablo antepuso estos tres pensamientos: primeramente exhortándolo a convertir las piedras en panes, luego prometiéndole el mundo si se postraba a sus pies, adorándolo, y como tercera cosa, lo tienta con la posibilidad de que la gloria lo cubriría si, cayendo de las almenas del templo, los ángeles lo recogen y lo salvan, como Hijo de Dios que es. Pero nuestro Señor, mostrándose superior a todo esto, ordenó al Diablo que se alejara de Él, enseñándonos así que no es posible rechazar al Diablo si no se desprecian estos tres pensamientos.
Todos los pensamientos demoníacos introducen en el alma conceptos relativos a objetos sensibles, y el intelecto, compenetrándose de ellos, imprime en sí mismo las formas de esos objetos. El alma reconoce, entonces, al demonio que se asocia al objeto mismo. Por ejemplo: si en mi mente se presenta la fisonomía de quien me ha agraviado u ofendido, es evidente que surgirán en mí pensamientos de rencor. Si surgiera el recuerdo de las riquezas o de la gloria, recordaré claramente por el objeto, cuál es el motivo de mi angustia. Lo mismo sucede con los otros pensamientos: por el objeto descubrirás quién es el que viene a insinuarlos. Sin embargo, no quiero decir que todo recuerdo de tales objetos provenga de los demonios. Porque es el intelecto mismo, accionado por el hombre, el que produce las imágenes de los acontecimientos. Provienen de los demonios aquellos recuerdos que suscitan la ira o la concupiscencia contra natura.
Con motivo de la turbación que causan estas potencias, el intelecto, mediante el pensamiento, comete adulterios y se embarca en guerras, porque no puede acoger la imagen de Dios, su legislador. En efecto, esa luminosidad se manifiesta al principio fundamental del alma en el tiempo de la plegaria, en la medida en que ésta se despoje de los conceptos relativos a los objetos.
El hombre no puede rechazar los recuerdos pasionales si no presta atención a la concupiscencia y a la cólera, disipando a la primera con ayunos, velando y durmiendo en el suelo, y calmando a la segunda con actos de soportación, de paciencia, de perdón y de misericordia. De las pasiones antedichas surgen casi todos los pensamientos demoníacos que empujan al intelecto a la ruina y a la perdición. Pero es imposible superar estas pasiones si no se desprecian totalmente los manjares, las riquezas y la gloria y aun el propio cuerpo, con motivo de aquellos pensamientos que tan a menudo lo flagelan. Es absolutamente necesario, pues, imitar a aquellos que se encuentran en el mar, en peligro, y que echan por la borda los aparejos a causa de la violencia de los vientos y de las olas. Pero llegados a este punto, debemos guardarnos de desprendernos de los aparejos para ser mirados por los hombres, o habremos ya recibido nuestra merced, ya que otro naufragio más terrible que el primero nos afligirá, y entonces soplará el viento contrario, el del demonio de la vanagloria.
Por tanto, también el Señor nuestro de los Evangelios, impulsando a nuestro intelecto que es el capitán del barco, nos dice: Mirad que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser visto por ellos: de otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los Cielos (Mt 6:1). Y dice además: Y cuando recéis, no seáis como los hipócritas; porque ellos gustan de orar en las sinagogas y en los cantones de las calles, de pie para ser vistos por los hombres: por cierto os digo, que ya tienen su pago (Mt 6:5-16).
Pero en este punto debemos prestar atención al médico de las almas y observar como él cura la cólera con la limosna, y con la oración purifica el intelecto, y aún más, diseca con el ayuno la concupiscencia: de este modo surge el nuevo Adán, quien se renueva a imagen de Aquel que lo ha creado, en el cual no existe – con motivo de la impasibilidad – ni macho ni hembra, y – basados en la única fe – ni griego ni judío, ni circunciso ni incircunciso, ni bárbaro ni escita, ni esclavo ni liberto, sino que todo está en Cristo.
Evagrio el Monje
Vida de Santos
“San Demetrio el emanador de mirra”
26 de Octubre
El día de hoy celebramos a uno de los grandes mártires de la Iglesia Ortodoxa: San Demetrio. La ciudad griega de Tesalónica festeja el día de su santo patrono quien nació y fue martirizado allí mismo. La tradición de nuestra Iglesia dice que de la misma manera que los arcángeles Miguel y Gabriel son los grandes defensores de la Iglesia en los cielos, San Demetrio y San Jorge son los grandes soldados de Cristo en la tierra. Siempre vemos a San Demetrio sobre un caballo: la iconografía suele representar a San Jorge sobre un caballo blanco y a San Demetrio sobre uno rojo.
Sentencias de los Padres del Desierto
- Dijo el Padre Jacobo: “No hay necesidad de palabras solamente. ¡Hay tantas palabras entre los hombres!. En cambio hay necesidad de acciones: éstas hay que buscar y no sólo las palabras, que no dan fruto”.
- El Padre Macario dijo: “Si, reprendiendo a alguien tú te dejas llevar por la cólera, satisfaces tu propia pasión. Por lo tanto no te pierdas a ti mismo para salvar a los otros”.
- También decía el Padre Macario:”No hay necesidad de hacer largos discursos, es suficiente extender las manos y decir: “Señor, como tú quieres y sabes, ten piedad de mí! .” Y si el combate prosigue: “Señor, socórreme! .”El sabe bien qué nos hace falta y nos hace misericordia”.
Boletín del 14/10/2018
Memoria de los Stos. Padres del 7° Concilio Ecuménico
Celebrando la conmemoración de los divinos Padres, a Ti suplicamos, Oh Muy Compasivo Señor, para que salves a Tu pueblo del perjuicio de todos los herejes; Y haznos dignos a todos de glorificar al Padre, al Verbo y al Espíritu Santísimo. Exapostelario
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 3
Que se alegren los celestiales, y que seregocijen los terrenales; Porque el Señor
desplegó la fuerza de su brazo, pisoteando
la muerte con su muerte. y
Siendo el primogénito de entre los
muertos, nos salvó de las entrañas del
Hades y concedió al mundo la gran
misericordia.
Tropario de Santos padres del 7° concilio
Tono 8
¡Glorificado eres Tú oh Cristo Dios nuestro, que cimentaste a los santo padres en la tierra como astros , por los cuales nos dirigiste a la verdadera fe! ¡oh Misericordioso, gloria a Ti!Condaquio
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a Tito (3: 8-15)
Hijo mío, Tito: Cierta es la Palabra, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios procuren sobresalir en la práctica de las obras de bondad; éstas son las obras buenas y provechosas para los hombres. En cambio, las discusiones necias, genealogías, contiendas y disputas sobre la Ley, evítalas, porque son inútiles y vanas. Al desviado en la fe, después de una y otra amonestación, rehúyelo; ya sabes que tal hombre se ha pervertido y peca condenándose a sí mismo.
Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir donde mí a Nicópolis, porque he pensado pasar allí el invierno. Cuida de proveer de todo lo necesario para el viaje a Zenas, el perito en la Ley, y a Apolo, de modo que nada les falte.
Que aprendan también los nuestros a sobresalir en la práctica de las buenas obras, atendiendo a las necesidades urgentes, para que no queden sin fruto. Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La Gracia sea con todos ustedes.
Evangelio según San Lucas (Lc. 8: 5-15)
Dijo el Señor esta parábola: «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.» Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y Él dijo: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que: viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. La parábola del sembrador quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la palabra, no sea que crean y se salven. Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.»
Mensaje Pastoral
La tierra buena
«Y otra cayó en tierra buena y, creciendo, dio fruto centuplicado.»
En esta parábola, Cristo no pretendía clasificar a la gente entre recipientes buenos y otros inoportunos, sino describir los obstáculos que impiden que la palabra de Dios actúe en nosotros; a fin de que, identificándolos, los superemos y lleguemos a formar una tierra buena.
La tierra buena es virgen y oculta a la vista, que sabe cómo guardar la semilla, y cobijándola, la hace parte de ella, así que los pájaros no la pueden hurtar. En cambio, cuando la palabra nos agrada superficial y emocionalmente sin que la hagamos parte de nuestro ser, parte de nuestro modo de vivir, se vuelve como la semilla que cayó en la superficie del camino, la cual fue fácil para el Maligno robar.
La tierra buena, siendo profunda y flexible, facilita que la semilla tenga raíces robustas e inseparables que resisten a cualquier tormenta. Se podría pensar que la era de la persecución terminó a principios del siglo IV con el reconocimiento oficial del cristianismo y la libertad religiosa; pero, en realidad, la persecución jamás se ha detenido y el martirio nunca ha cesado de dar su testimonio. Mientras los mártires sacrifican su vida rechazando la adoración a dioses ajenos, he aquí que nosotros, cada día, nos prosternamos ante millares de esos dioses. Llegamos al templo para ofrecer a Dios nuestras superficialidades y al salir nos mostramos ajenos a Él. ¿Acaso en nuestros proyectos buscamos agradar a Dios? En la educación de nuestros hijos, ¿sembramos la virtud evangélica: perdón, sacrificio, oración y sensibilidad? ¿La palabra de Dios juzga sobriamente nuestro modo de vivir o es superficial? La profundidad es una vida comprometida y la flexibilidad es la penitencia que va moldeando el alma, y el resultado es fe inamovible, como la de san Pablo: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?» (Rom 8:35).
La tierra buena ha de estar limpia de los abrojos. Quizás el más miserable sea el que ha probado la dulzura de la palabra divina, pero las espinas de la vida no la dejan crecer. Judas, por ejemplo, gustó junto con los demás discípulos de la Presencia de Cristo, pero el amor a la plata y los intereses inmundos ahogaron todo anhelo divino sembrado en su corazón. Nuestras energías, deseos y tiempo son espacios en los que la palabra de Dios tiene que crecer; mas si los abrojos consumen todo el oxígeno en estos espacios, sobrará nada para las semillas de la vida y éstas se ahogarán.
La Iglesia lee este pasaje evangélico en el recuerdo de los santos Padres del Séptimo Concilio Ecuménico. Para nuestra Iglesia los santos Concilios no son congresos eclesiásticos ni conferencias dogmáticas, sino la reunión de los santos, hombres de Dios que han aceptado la palabra divina profundamente en sus vidas: «y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2:20), y la han guardado lejos de cualquier pensamiento maligno, pisoteando por ella las preocupaciones del mundo presente: «que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro.» (Heb 13:14).
Nuestras Fe y Tradición
El séptimo concilio ecuménico
En el año 787, bajo el amparo de la emperatriz Irene, se reunió en la ciudad de Nicea el Séptimo Concilio Ecuménico con la participación de 367 obispos de todas partes con el objeto principal de determinar la posición de la Iglesia universal sobre la veneración a los iconos de acuerdo a la doctrina de los anteriores seis concilios y a las enseñanzas de los santos padres.
El concilio condenó a los iconoclastas y veneró a los santos que habían soportado persecuciones y exilios defendiendo y muriendo por la veneración a los iconos como san Juan damasceno quien dijo: “yo muestro al Dios invisible no del lado que es invisible, sino del que se hizo visible para nosotros participando en la carne y en la sangre. No honro a la materia, sino al creador de la materia que se hizo materia para mí, viviendo en la materia y por ella realizando mi salvación”.
Así, el Séptimo Concilio Ecuménico expuso la teología del icono. Sin embargo, aunque la definió y presentó en forma acabada, la guerra de los iconos volvió a presentarse en el año 813 y continuó, por períodos cortos, hasta el año 843, en el que la emperatriz Teodora puso fin a esta guerra estableciendo las definiciones del séptimo santo concilio.
Cristo libera a los hombres de la idolatría no de un modo negativo, suprimiendo cualquier imagen, sino positivamente, revelando la verdadera figura humana de Dios. Si la divinidad sola de Cristo escapa a todo medio de representación y si la humanidad sola, separada de lo divino ya no significa nada, el genio de los padres del séptimo concilio proclaman que “su misma humanidad es la imagen de la divinidad.” “ quien me ha visto, ha visto al Padre.” Lo visible es afirmado en su función iconográfica: imagen de lo invisible.
Vida de Santos
Mártir Luciano.
15 de Octubre
Nació en Samosata Siria (235-312), de padres creyentes, como lo fue el desde muy pequeño. Luego de la muerte de sus padres, repartió su fortuna entre los pobres y se dedico al estudio de la Sagrada Escritura, porque en su mente guardaba las palabras del Apóstol Pablo: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien”. Es decir, toda la Santa Escritura ha sido inspirada por Dios. ¡Por eso es beneficiosa para enseñar la verdad, comprobar los errores, corrige aquellos que pecan y educar en la virtud. Alcanzado Luciano, un profundo conocimiento de la Santa Escritura, fue ordenado sacerdote de Antioquia. Allí enseño con valor y con precisión la divina palabra, en Antioquia fundo escuelas con mucha concurrencia de estudiantes, donde la doctrina cristiana era enseñada y practicada con gran virtud. Cuando Luciano se entero que en Nicomidia Dioclesiano perseguía y mataba cristianos, dejo Antioquia y se dirigió allí para fortalecer y apoyar a los cristianos en su fe, y en el momento del martirio, pero fue arrestado, llevado a prisión donde murió de hambre.
Sentencias de los Padres del Desierto
Isaías de Escete
- Decía : “Dios quiere usar de misericordia con un alma, pero ésta no tolera las riendas y las rechaza para seguir su propia voluntad. Dios deja que sufra lo que no querría, para que aprenda así a buscarlo”.
- Le preguntaron : “¿Qué es el amor al dinero?”. Respondió : “Es no creer que Dios cuida de tí, desesperar de sus poderes y querer hacerte grande”.
- Solía decir también: “Si alguien quiere devolver mal por mal, puede herir la conciencia del hermano incluso con un solo gesto”.
Boletín del 7/10/2018
3° Domingo de San Lucas
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 2
Cuando descendiste a la muerte, ohVida Inmortal, mataste al Hades con el
rayo de tu divinidad, y cuando levantaste
a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria
a Ti!
Condaquio
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6:16 – 7:1)
Hermanos: Nosotros somos templo de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto, salgan de entre ellos y apártense, dice el Señor. No toquen cosa impura, y Yo los acogeré, y seré para ustedes Padre, y ustedes serán para Mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso.
Ya que tenemos, pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santidad en el temor de Dios.
Evangelio según San Lucas (7: 11-16)
En aquel tiempo, sucedió que Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.» Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.» El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo.»
Mensaje Pastoral
Compartir el duelo
“Al verla el Señor, tuvo compasión de ella”.
Tal como Jesús estaba presente en la boda de Caná de Galilea, he aquí que participa del funeral del hijo de la viuda de Naím.
A pesar de que la comparecencia ante la muerte es la experiencia más palpable y real, el hombre trata con lo más que pueda olvidarse de ella y rehuir su memoria. Cuando por obligación tiene que detenerse ante un féretro, se perturba cómo escapar o qué decir para arrancar al afligido de su triste realidad. ¿Pará qué son los velatorios? ¿Qué aprovecho hay en asistir a los afligidos?
El acontecimiento que nuestro pasaje evangélico narra el día de hoy aproxima la postura de la Iglesia para con los enlutados, una labor pastoral muy dócil y significativa de la Iglesia en el mundo. Si la resurrección de Cristo es el fundamento de la prédica cristiana, eso se debe a que su efecto procura primero abolir nuestra muerte espiritual y luego afirmar nuestra fe en la resurrección de los cuerpos. Entonces no se trata de distraer a los afligidos lejos de la amarga memoria embriagándolos con conversaciones vanas y seglares ni de darles sermones sobre la paciencia y el aguante ante los sufrimientos de la vida, sino de acompañarlos con espíritu de fe y misericordia “el Señor tuvo compasión de ella”, a fin de que se sensibilicen junto con nosotros a la victoria del Cristo resucitado sobre la muerte, no solamente la victoria al respecto del difunto que lloramos, sino además referente a ellos mismos que cruzan con su pena “el valle de la sombra de la muerte”.
“No llores”, le dijo Jesús a la viuda. El llanto es una reacción genuina que apacigua y cura el alma afligida. Cuando Jesús le dice “no llores”, es porque levantaría a su muerto, es decir, anularía la razón de su tristeza. Las palabras y la acción de Jesús que detuvieron las lágrimas de la viuda transforman hoy las lágrimas de los que tienen fe en lo sucedido en lágrimas de esperanza. El velatorio es una oportunidad para colocar ante los ojos de nuestros queridos dolidos el icono de Cristo el misericordioso que se apiada y llora con nosotros y nos acompaña con un silencio santo que conquista el alboroto de la muerte.
No vuelva nuestro velatorio un acto mundano y sociocultural. Más bien entremos con devoción ante el féretro y abracemos con ternura la tristeza de nuestros hermanos, de un modo que contrito nuestro corazón se sensibilice al misterio de la muerte. Y si nosotros hemos recibido profundamente el consuelo, trasmitamos una palabra sencilla y profunda de vida; si no, guardemos silencio contemplando con los afligidos y orando por el eterno descanso de su difunto y de los nuestros también. Amén.
+Metropolita Ignacio
Nuestra Fe y Tradición
Servicios Especiales y Bendiciones
Además de la Eucaristía y los Sacramentos Mayores, existen en la Iglesia Ortodoxa un número de Servicios Especiales y Bendiciones que están asociados con las necesidades, acontecimientos y tareas de la vida humana. Al celebrar estos varios Servicios y Bendiciones, la iglesia constantemente da testimonio de la presencia y acción de Dios en nuestras vidas.
Nuestro Dios nos ama, nos cuida y está siempre cerca de nosotros. Los Servicios y Bendiciones litúrgicas también sirven para recordarnos que toda nuestra vida es importante, y que los muchos acontecimientos y dones de la vida pueden ser dirigidos hacia Dios y recibir su cumplimiento en Él.
A veces se denominan los Servicios Especiales como Servicios No-Sacramentales, en el sentido de que son Oficios del Culto Comunitario que usualmente no se cuentan entre los Sacramentos Mayores. Sin Embargo Claramente tienen una cualidad sacramental en el sentido de que revelan la presencia de la Santísima Trinidad. Muchos de este servicio como el Funeral, la Bendición del agua y la Entrada a la vida Monástica, para nombrar solo uno pocos, son muy significativo en la vida de la Iglesia.
La varias Bendiciones son ceremonias breves, ocasionales, y no necesariamente incorporan a la comunidad parroquial entera. La Iglesia bendice individuos, acontecimientos, como viajes y objetos, como iconos, iglesia, campos, y alimentos. Al hacerlo la Iglesia expresa nuestro agradecimiento, y también afirma que ningún regalo, acontecimiento o responsabilidad humana es seglar o apartado de Dios. Para el Cristiano Ortodoxo, todo lo bueno tiene su origen y su fin en Dios. No hay nada que exista alejado o fuera del amor y cuidado de Dios.
Sentencias de los padres de Desierto
- El abad Geroncio de Petra dijo: «Muchos de los que son tentados de deleites corporales, aunque no pequen corporalmente, pecan de pensamiento. Y aunque conserven la virginidad corporal, fornican en su alma. Por eso, carísimos, bueno es hacer lo que está escrito: “Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón”». (Prov. 5).
- Decía el abad Pastor: «Como el guardaespaldas está junto al príncipe, preparado para cualquier eventualidad, así también conviene que el alma esté siempre preparada contra el demonio de la impureza».
- Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios».
Boletín del 30/09/2018
2° Domingo de San Lucas
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 1
Cuando la piedra fue sellada por losjudíos y tu purísimo cuerpo fue custodiado
por los guardias, resucitaste al
tercer día, oh Salvador, concediendo al
mundo la vida. Por lo tanto, los poderes
celestiales clamaron a Ti: Oh Dador
de Vida, Gloria a tu Resurrección, oh
Cristo, gloria a tu Reino, gloria a tu
plan de salvación, oh Único, Amante
de la humanidad.
Condaquio
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
2ª Carta de San Pablo a Los Corintios (6:1-10)
Hermanos: Como cooperadores de Dios que somos, les exhortamos a que no reciban en vano la Gracia de Dios. Pues dice Él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. He aquí ahora el momento favorable; he aquí ahora el día de salvación.
A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio, antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de
Dios: con mucha paciencia en tribulaciones, necesidades, angustias; en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos; en pureza, ciencia, longanimidad, bondad, en el Espíritu
Santo, en amor sincero, en la palabra de verdad, en el poder de Dios; mediante las armas de la justicia, las de la derecha y las de la izquierda: por honra y por deshonra, por calumnia y por buena fama; considerados como impostores, siendo veraces; como desconocidos, aunque bien conocidos; como muertos, he aquí que vivimos; como castigados, pero no entregados a muerte; como afligidos, aunque siempre estamos alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque lo poseemos todo.
Evangelio según San Lucas (6: 31-36)
Dijo el Señor: «Lo que quieran que hagan los hombres a ustedes, háganlo ustedes igualmente. Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman. Si hacen bien a los que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen?También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amen a sus enemigos; hagan el bien, y presten sin esperar nada a cambio; y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los malvados. Sean compasivos, como su Padre es compasivo.»
Mensaje Pastoral
La Regla de Oro
«Lo que quieran que hagan los hombres a ustedes, háganlo ustedes igualmente.»
Este mandamiento llamado la «Ley de oro» nos presenta un resumen de la moralidad cristiana.
“Así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera” (Lc 6:31)
La lectura del Evangelio nos introduce a la regla de oro de la vida, en su aspecto positivo: “Así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera”. El aspecto negativo de la misma es: “Lo que no quieran que la gente les haga a ustedes, no se lo hagan a ellos”. Este aspecto de la regla marca los límites que deben regir las relaciones entre el ser humano y su prójimo. Lo malo que uno no quiere recibir de los demás, no se los debe hacer. Este principio delimita nuestra libertad hasta donde empieza la libertad de los demás. Sobre esta base se organizan todas las ciencias sociales contemporáneas, marcando los límites para que la convivencia no tenga problemas ni abusos.
El Evangelio de hoy presenta las relaciones entre los seres humanos bajo la mejor luz posible: “Así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera”. De hecho, esta regla no separa a un individuo de otro en la sociedad, sino que abre las puertas para relacionarse entre ellos. La perspectiva cristiana con respecto a la vida social se presente así: la vida individual no está basada solamente en el respeto a los demás, sino que es una vida que está por encima del amor a sí mismo y de la mera convivencia. Es una vida donde prevalece el amor que une y la responsabilidad que es solidaria entre todos. Pues mi libertad no sólo termina dónde comienza la libertad de los demás, sino que mi libertad comienza, por mi propia elección, dónde empieza el descanso y el reposo de los demás. No se trata de convivir, sino de tener una relación viva de amor. El amor no necesita de límites para que las personas convivan, sino que aprovecha las oportunidades, debido a la responsabilidad que proviene del amor, para tomar iniciativas sin esperar, para dar sin cuentas y para brindarse sin esperar recompensas.
Jesús no se quedó en el aspecto negativo de la regla de oro, pues considera que “los pecadores” lo hacen, ya que no hay recompensa para aquel que da y aguarda la devolución, ni para aquel que presta y espera recibir otro tanto, tampoco para aquel que ama para que lo amen. Por ello, Jesús comienza su mandamiento con el aspecto positivo de la regla, es decir hacer a los demás lo que deseamos que nos hagan a nosotros.
De acuerdo a este principio, nuestra personalidad se realiza no a través de su separación y preservación de los demás, sino a través de nuestra propia entrega y servicio a los demás. Pues, nos realizamos no en la medida que me encuentro feliz, sino en la medida que el otro se encuentra feliz. Por ello, dar es mejor que recibir, como dice el Apóstol Pablo, refiriéndose a las palabras del Señor (Cf. Hec 20:35).
Y Jesús termina generalizando un nuevo principio que supera a todos los demás. Pues el ser humano puede desear muchas cosas que la gente le haga, ¡pero jamás imaginaría desear que su enemigo lo ame!
“Amen a sus enemigos”, y serán “hijos de su Padre que está en los cielos” (Mt 5: 44; 45).Vivir este mandamiento es puro amor; es el amor perfecto que conduce al amante a no considerar a nadie como enemigo, cualquiera fuera su hostilidad. A cambio, ve en él un hijo del Altísimo. El cristiano no odia a nadie, aún si peca contra él, pero sí, odia el pecado.
Aquel que se llama “mi enemigo” es, en realidad, hijo del Altísimo y mi hermano. Puede ser que tenga una actitud hostil hacia mí, pero nosotros distinguimos entre él y su actitud. El amor se relaciona con la persona y no con la actitud. Es parecido al amor del Señor que “hace que el sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e injustos” (Mt 5:45), porque Él es misericordioso. Este amor, que convierte al ser humano en “misericordioso” como su Señor, no puede considerar a nadie como enemigo, cualquiera sean sus actitudes. “Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso” (Lc 6:36). La vida del cristiano no se realiza tan sólo con la “justicia”, el “respeto” o “el consenso”, entre él y los demás, sino con “misericordia”. Este amor es voluntariamente responsable para con los demás. El otro es querido y prójimo, hijo del Altísimo, llamado a la salvación tal como lo soy. Por lo tanto, “él” es una misión y una responsabilidad; no importa cuánto cambian sus actitudes hacia mí, pero mi responsabilidad hacia él no debe sufrir ninguna alteración. Este principio nos hace misericordiosos como es nuestro Padre celestial.
Este es el “derecho” en el cristianismo: ¡el amor! Por ello, el Salmo dice: “Escucha mis ruegos por tu verdad; respóndeme por tu justicia. Y no entres en juicio con tu siervo” (Sal 143:1-2). Porque la justicia de Dios es Su misericordia, como dice San Nicolás Cabasilas. La justicia social está basada en los principios minimalistas y arriba mencionados, mientras que la justicia cristiana está basada en el “amor” y la “misericordia”.
El cristiano sabe el significado del grano de trigo sembrado para dar más; él es un pequeño grano de amor, que se entrega para ser una viña de amor grande en el mundo. Por ello, el Apóstol Pablo dice: “Queridos hermanos, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles” (Rom 15:1). Pues aquel que peca contra mí es quien necesita que lo apoye con mayor amor, y aquel que me considera su enemigo, necesita también de mayor amor. Amén.
Pensamientos de la Filocalia
Acerca de la oración ininterrumpida
Máximo el Confesor
El hermano dijo: Padre mío, enséñame, os lo ruego, de qué manera la oración extirpa los conceptos en el espíritu.
El anciano respondió: Los conceptos son conceptos de objetos.
Entre tales objetos algunos se dirigen a los sentidos, otros al espíritu. El espíritu que se demora entre ellos queda enredado en esos conceptos, pero la gracia de la oración une al espíritu a Dios y, mediante esa unión, lo separa de todos los conceptos. El espíritu, así desnudo, se hace familiar y semejante a Dios. Como tal, le pide lo que necesita y tal demanda jamás es frustrada. Por ello el apóstol prescribe «orar sin interrupción» para que uniendo asiduamente nuestro espíritu a Dios, lo liberemos poco a poco de las ataduras con los objetos materiales.
El hermano le dijo: ¿Cómo puede el espíritu «orar sin interrupción» puesto que, salmodiando, leyendo, conversando, consagrándonos a nuestros oficios, lo desviamos hacia numerosos pensamientos y consideraciones?
El anciano respondió: La divina Escritura no ordena nada imposible. El apóstol también salmodiaba, leía, servía y, sin embargo, oraba sin interrupción. La oración ininterrumpida consiste en mantener el espíritu sometido a Dios con una gran reverencia y un gran amor, sostenerlo en la esperanza de Dios; realizar en Dios todas nuestras acciones y vivir en él todo lo que nos sucede. El apóstol, puesto que se encontraba en tal disposición, oraba sin tregua.
Sentencias de los Padres de Desierto
- Decía un anciano: “La humildad no se enfada, ni enfada a nadie.”
- A un anciano le preguntaron: “Qué hay que hacer para salvarse?”. El siguió tejiendo las palmas sin levantar los ojos de su trabajo, y contestó: “Lo que está viendo.
- Decía un anciano: “De todas las virtudes la más excelente es la discreción.”