Mártir Leoncio y compañeros

El santo mártir Leoncio y sus compañeros Hipacio, y Teódulo, durante el imperio de Vespasiano (año 70-79) padecieron en la ciudad de Trípoli, en Fenicia. San Leoncio era griego de nacimiento, y militar de alto grado del ejercito romano, inteligente y listo por naturaleza, conocedor de sabiduría literaria, virtuoso, compasivo con los pobres, y hospitalario. Denunciaron al gobernador que Leoncio, pedía a la gente que no veneren ni ofrezcan sacrificios a los dioses paganos. El gobernante mando al Tribuno Hipacio con una escuadrilla de soldados para que detengan a Leoncio. Hipacio por el camino se enfermó y se encontró ante la muerte. Entonces se le apareció un ángel y le dijo “Si quieres sanarte, ruega tres veces al cielo junto con tus soldados “¡Dios, al que venera Leoncio, ayúdame!” Todos así lo hicieron, y el tribuno se sanó. En la ciudad, Hipacio y el soldado Teódulo, encontraron una persona que los invitó a su casa. Este era el mismo Leoncio; él, los educó en la fe cristiana, y los bautizó. Más tarde el gobernador se presentó en la ciudad. Al enterarse de lo sucedido, entregó al martirio a Leoncio, a Hipacio y a Teódulo. A los santos Hipacio y Teódulo les cortaron la cabeza; san Leoncio falleció mientras lo apaleaban. Los cristianos dieron santa sepultura a los mártires cerca del puerto de Trípoli.

Tropario tono 4, del común de Santo Mártir

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Santos Mártires Manuel, Sabel e Ismael de Persia

Los Santos Mártires Manuel, Sabel e Ismael, hermanos de nacimiento, descendían de una ilustre familia persa. Su padre era pagano, pero su madre era cristiana, quien bautizó a los niños y los crio con una fe firme en Cristo Salvador.

Cuando llegaron a la edad adulta, los hermanos ingresaron al servicio militar. En representación del rey persa Alamundar, fueron sus emisarios para concluir un tratado de paz con el emperador Juliano el Apóstata (361-363). Julián los recibió con los debidos honores y les mostró su favor. Sin embargo, cuando los hermanos se negaron a participar en un sacrificio pagano, Julián se enojó. Anuló el tratado y encarceló a los embajadores de un país extranjero como delincuentes comunes.

Durante el interrogatorio, les dijo que si despreciaban a los “dioses” que él adoraba, sería imposible alcanzar paz o acuerdo entre las dos partes. Los santos hermanos respondieron que fueron enviados como emisarios de su Rey para asuntos de estado, y no para discutir sobre “dioses”. Al ver su firmeza de fe, el Emperador ordenó torturar a los hermanos.

Las manos y los pies de los Santos Mártires fueron clavados en los árboles. Más tarde, les clavaron púas de hierro en la cabeza y les clavaron astillas afiladas debajo de las uñas de las manos y los pies. Durante sus tormentos, los santos glorificaron a Dios y oraron como si no sintieran las torturas.

Finalmente, los Santos Mártires fueron decapitados y Julián ordenó quemar sus cuerpos. De repente, hubo un terremoto. El suelo se abrió y los cuerpos de los santos desaparecieron en el abismo. Después de que los cristianos oraron fervientemente durante dos días, la tierra entregó los cuerpos de los santos hermanos, de los cuales emanaba una dulce fragancia. Muchos de los paganos que habían presenciado el milagro creyeron en Cristo y fueron bautizados. Esto fue en el año 362.

Los cristianos enterraron con reverencia los cuerpos de los Santos Mártires Manuel, Sabel e Ismael. Desde entonces las reliquias de los Portadores de la Santa Pasión han sido glorificadas con milagros.

La conmemoración solemne de estos santos es muy antigua. En 395, treinta y tres años después de su muerte, el emperador Teodosio el Grande construyó una iglesia en honor de los Santos Mártires en Constantinopla, y el Hieromonje Germanos (12 de mayo), que más tarde se convirtió en Patriarca de Constantinopla, compuso un Canon en honor de los santos hermanos.

Tropario tono 4 del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Comienza el Ayuno de los Apóstoles/ San Ticón, obispo de Amato en Chipre

El Ayuno de los Apóstoles

Después de la alegría y el regocijo de los cincuenta días que hay de Pascua a Pentecostés, los Apóstoles se prepararon para salir de Jerusalén con el objetivo de anunciar el mensaje del Evangelio de nuestro Salvador. Según la Tradición de nuestra Iglesia, como parte de su preparación, comenzaron un ayuno para pedir a Dios que les concediera fuerzas para emprender la tarea misionera.

Este ayuno viene anunciado en los Evangelios por el mismo Señor pues cuando los fariseos criticaban a los Apóstoles por no ayunar. Él les dijo que no ayunan los amigos del Novio mientras éste se encuentra entre ellos y que cuando Él se apartara entonces ayunarían. En estas palabras Cristo se refiere a Su crucifixión en el sentido próximo y en un sentido más amplio a su gloriosa Ascensión al cielo en la cual deja a los Apóstoles la misión de anunciar el Evangelio que ha de hacerse con ayuno y oración para que el fruto sea abundante. Esta tradición del ayuno viene atestiguada también en la Tradición en las homilías que recitara el Papa León I ya en el año 461.

El período del ayuno de los Apóstoles varía por la fecha de la Pascua y las fiestas que se derivan de la misma. Comienza siempre el lunes posterior al domingo de Todos los Santos y culmina con la celebración de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo el 29 de junio.

¡Bendito Ayuno para todos!

 

San Ticon, obispo de Amato

 

San Ticón, nació en la ciudad de Amato en la isla de Chipre. Sus padres criaron a su hijo en la piedad cristiana y le enseñaron a leer libros sagrados. Se dice que el don de hacer milagros le fue concedido desde muy joven.

Aceptaron al joven piadoso en el clero de la iglesia y lo convirtieron en lector. Más tarde, el obispo de Amato, lo ordenó diácono. Después de la muerte del obispo Mnemonio, San Ticón por acuerdo general fue elegido obispo de Amato. San Epifanio, obispo de Chipre (12 de mayo), presidió el servicio.

San Ticón trabajó con celo para erradicar los restos del paganismo en Chipre; destruyó un templo pagano y difundió la fe cristiana. El santo obispo fue generoso, sus puertas estaban abiertas a todos, escuchaba y atendía con amor el pedido de cada persona que acudía a él. Sin temer amenazas ni torturas, confesó firme y valientemente su fe ante los paganos.

En el servicio a San Ticón se afirma que él previó el momento de su muerte, que ocurrió en el año 425.

Tropario tono 1, del común de Santos Ascetas

Al morar en desierto cual un ángel en cuerpo, * has realizado milagros, Ticón, padre teóforo. * Con ayuno, pues, vigilia y oración, * has tomado celestes dádivas, * ya que curas los malestares de las almas, * que a ti acuden con fervor: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la corona te ha dado! * ¡Gloria, que, por tu medio, * ha brindado curación a todos!

Domingo de Todos los Santos/ Santo Profeta Amós/San Jerónimo de Estridón/San Agustín de Hipona.

El domingo siguiente a Pentecostés está dedicado a Todos los Santos, tanto a los que conocemos como a los que solo Dios conoce. Ha habido santos en todos los tiempos, provenientes de todos los rincones de la tierra. Fueron apóstoles, mártires, profetas, jerarcas, monjes y justos, pero todos fueron perfeccionados por el mismo Espíritu Santo.

La venida del Espíritu Santo nos permite superar nuestra condición caída y alcanzar la santidad, cumpliendo así el mandato de Dios: «Sed santos, porque yo soy santo» (Levítico 11:44; 1 Pedro 1:16, etc.). Por lo tanto, es apropiado conmemorar a Todos los Santos el primer domingo después de Pentecostés.

Esta fiesta pudo haber tenido su origen en una época temprana, quizás como una celebración de todos los mártires, y luego se amplió para incluir a todos los hombres y mujeres que dieron testimonio de Cristo con sus vidas virtuosas, incluso si no derramaron su sangre por Él. De hecho, la himnología de la festividad de Todos los Santos también enumera seis categorías: “Alégrense, asamblea de los Apóstoles, Profetas del Señor, fieles coros de los Mártires, divinos Jerarcas, Padres Monásticos y los Justos…”

La fiesta de Todos los Santos alcanzó gran relevancia en el siglo IX, durante el reinado del emperador bizantino León VI el Sabio (886-911). Su esposa, la santa emperatriz Teófana (16 de diciembre), Fue una gran benefactora de los pobres y generosa con los monasterios. Fue una verdadera madre para sus súbditos, cuidando de viudas y huérfanos y consolando a los afligidos. Incluso antes de la muerte de Santa Teófana, su esposo comenzó a construir una iglesia con la intención de dedicarla a su memoria, pero ella se lo prohibió. Fue este emperador quien decretó que el domingo después de Pentecostés se dedicara a Todos los Santos. Confiando que su esposa era una de las justas, sabía que ella también sería honrada cada vez que se celebrara esta fiesta en honor deTodos los Santos.

Tropario, tono 4

Oh Cristo Dios, * tu Iglesia, adornada con la sangre de tus mártires de todo el mundo, * como si fuera con fino lino y púrpura, * por ellos, te ruega diciendo: * «Envía tu piedad sobre tu pueblo, * concede al mundo la paz, * y a nuestras almas la gran misericordia».

Condaquio tono 8 

Oh Sembrador de la creación, * el universo te ofrece, como primicias de la naturaleza, * a los mártires, portadores de Dios, * por cuyas súplicas y las de la Madre de Dios * conserva a tu Iglesia en profunda paz, * oh Señor todo misericordia.

Santo Profeta Amós

 

El profeta Amós era de la ciudad de Tecué, en la tierra de Zabulón. Era un hombre con poca instrucción, pastor de cabras y ovejas, como testifica de sí mismo (Amós 7:14-15). Comenzó a profetizar dos años antes del terremoto, que algunos dicen que tuvo lugar en el año veinticinco del reinado de Ozías, rey de Judá, alrededor del año 785 a.C. (Amós 1:1). Sin embargo, más tarde Amasías, el falso sacerdote de Betel, provocó su muerte. Su libro de profecía, dividido en nueve capítulos, ocupa el tercer lugar entre los Profetas Menores. Este Amós es diferente del padre del profeta Isaías, que también se llamaba Amós. Su nombre significa “portador de cargas”.

Tropario tono 2, del común de Santos Profetas

Celebramos la memoria del profeta Amós, * por quien te suplicamos, Señor, * que salves nuestras almas.

San Jerónimo de Estridón

San Jerónimo de Estridón nació en el seno de una familia cristiana en la ciudad de Estridón situada en la frontera entre Dalmacia y Panonia. Su nombre completo es Eusebio Jerónimo Sofronio. Sus padres lo enviaron a Roma, donde estudió ciencias seculares. Al comienzo de su vida en la capital, el joven quedó cautivado por las vanidades mundanas y cayó en la tentación. Al final de su estancia en Roma, Jerónimo decidió cambiar de vida y vivir en bondad y pureza. Cuando el joven tenía unos 20 años, aceptó el santo bautismo. Después de esto visitó la Galia (Francia). Entonces decidió dedicarse totalmente a Dios y hacerse monje.

Hacia el año 372 regresó a su ciudad natal, pero sus padres ya habían partido de esta vida. Sobre él recayó la responsabilidad de criar a sus hermanas menores y a su hermano Paulino. Estas preocupaciones le obligaron a dejar de lado sus planes de ingresar en un monasterio, al menos por un tiempo.

Habiendo hecho arreglos para el cuidado de sus hermanos, viajó al Este con varios de sus amigos. En 374 decidió habitar en el desierto de Calcis, al sureste de Antioquía. Allí permaneció durante unos cinco años, compaginando el trabajo sobre las Sagradas Escrituras con austeras acciones ascéticas.

San Jerónimo visitó Constantinopla y se encontró con los santos jerarcas Gregorio el Teólogo y Gregorio de Nisa. En el año 381 partió hacia Roma, en donde continuó sus estudios. El Papa san Dámaso I (366-384), que también dedicó gran parte de su tiempo al estudio de la Sagrada Escritura, nombró a Jerónimo su secretario.

Pero debido a que el santo denunció la moral de la sociedad cristiana contemporánea, todo un grupo de quienes tenían malicia hacia el santo se acercaron para difundir calumnias contra él. Junto con su hermano Paulino y sus amigos, San Jerónimo visitó Tierra Santa, y también los monjes del monasterio del desierto de Nitria. En el año 386 se instaló en una cueva de Belén, cerca de la cueva donde nació Cristo, y allí comenzó una vida de austero ascetismo.

Este fue el período de florecimiento de su actividad creativa. Atendiendo a los estudios de su época, San Jerónimo dejó a la Iglesia un rico legado escrito: colecciones de obras dogmático-polémicas, obras moral-ascéticas, comentarios a la Escritura y obras históricas. Pero la más importante de sus obras fue una nueva traducción de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento al latín. Esta traducción latina se llama “Vulgata” y pasó a ser de uso general en toda la Iglesia occidental.

Terminó su vida en la cueva de Belén hacia el año 420.

Tropario, tono 1

La sapiencia honraste, oh dichoso Jerónimo, * y te honró, por su parte, * con celestes dádivas; * te volviste, pues, un astro lúcido, * viviendo en tierra vida angélica. * Celebramos, por lo tanto, tu gran mención, * y anunciamos con fervor: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la corona te ha dado! * ¡Gloria, que, por tu medio, nos ha brindado gracia y misericordia!

San Agustín, obispo de Hipona

 

San Agustín nació en la ciudad de Tagaste, en el norte de África. Fue criado por su madre, santa Mónica (4 de mayo), y recibió su educación en Cartago. En calidad de profesor de retórica, Agustín llegó a Milán, Italia, donde san Ambrosio (7 de diciembre) era obispo.

Bajo la dirección de san Ambrosio, Agustín estudió las Sagradas Escrituras. La Palabra de Dios produjo en su alma una crisis radical; aceptó el santo bautismo, entregó todas sus riquezas a los pobres y fue tonsurado como monje.

En el año 391 Valeriano, obispo de Hipona, ordenó sacerdote a san Agustín, y en el 395 lo nombró obispo vicario de la sede de Hipona. Tras la muerte del obispo Valeriano, san Agustín ocupó su lugar.

Durante sus 35 años como obispo, san Agustín escribió numerosas obras dedicadas a combatir las herejías donatistas, maniqueas y pelagianas.

De sus obras las más conocidas son: La ciudad de Dios (De civitate Dei), Las Confesiones, 17 libros contra los pelagianos y Manual del conocimiento cristiano (El Enchiridion). San Agustín se preocupaba por encima de todo de que sus escritos fueran inteligentes y edificantes.

Murió el 28 de agosto del año 430.

Tropario tono 4

Alabemos al gran Agustín, / divino Jerarca de la Iglesia de Cristo y sabio guía; / renombrado teólogo de la ciudad de las alturas, / amante de la oración y columna del arrepentimiento; / “Intercede ante el Señor, para que tenga misericordia de nuestras almas”

Santo Profeta Eliseo/San Metodio el Confesor, patriarca de Constantinopla

El profeta Eliseo, hijo de Safat, era del pueblo de Abel-me-oul y había sido labrador. En el año 908 a.C., por orden de Dios, el profeta Elías lo ungió para ejercer el ministerio en su lugar. Esto sucedió mientras Eliseo estaba arando su tierra, teniendo doce bueyes bajo el yugo. Inmediatamente Eliseo mató los bueyes y los cocinó, utilizando el arado de madera y los demás instrumentos de labranza como leña; Luego dio los bueyes para alimento del pueblo. Despidiéndose de sus padres, siguió a Elías y le sirvió hasta que éste fue llevado al cielo (ver 20 de julio). Cuando Eliseo recibió doblemente el manto de su maestro y la gracia de su espíritu profético, demostró de quién era discípulo a través de los milagros que obró y de todo lo que de él se cuenta en el Libro Segundo de los Reyes. Partió lleno de días y fue sepultado en Samaria, alrededor del año 839 a.C. Pero incluso después de su muerte Dios lo glorificó; porque después de pasar un año, cuando algunos israelitas llevaban un hombre muerto para enterrarlo y de repente vieron un grupo de moabitas, arrojaron el hombre muerto sobre la tumba del Profeta. Tan pronto como el muerto tocó los huesos del Profeta, este volvió a la vida y se puso de pie (II Reyes 13:20-21). Al mencionar esto, Jesús, el Hijo de Sirac, dice: “Hizo maravillas en su vida, y en su muerte sus obras fueron maravillosas” (Ecl. 48:14). Es por tales maravillas que los fieles sienten reverencia por las reliquias de los santos (ver también 16 de enero).

Su nombre significa “Dios es salvador”.

Tropario tono 4

Oh ángel con cuerpo, cimiento de los profetas, * segundo precursor de la venida de Cristo, * oh Elías glorioso, * de lo alto enviaste * a Eliseo la gracia * para que expulsara las enfermedades * y purificara a los leprosos: * brinda la curación a los que te honramos.

San Metodio Patriarca de Constantinopla

 

En cuanto a san Metodio, nació de padres ricos en Siracusa de Sicilia a finales del siglo VIII. Siendo presbítero, fue enviado como embajador a Roma en 815 u 816 en nombre del patriarca Nicéforo de Constantinopla, que había sido exiliado por León el Armenio (ver 2 de junio). Tras la muerte de León, regresó a Constantinopla; pero como era gran defensor de la veneración de los santos iconos, el emperador Miguel el Tartamudo lo exilió inmediatamente a una fortaleza cerca de Bitinia. Cuando Miguel murió, fue liberado por un corto tiempo; pero luego, a causa de su confesión de la fe ortodoxa, fue encarcelado nuevamente por el emperador Teófilo en un sepulcro oscuro y maloliente. Como esto no era suficiente para la inhumanidad del Emperador, ordenó que dos ladrones fueran encerrados con Metodio, y cuando uno de ellos murió, no permitió que se llevaran el cadáver. Mientras el Santo estaba encarcelado allí, cierto pescador pobre atendía sus necesidades.

Finalmente, cuando la Iglesia recibió su libertad bajo santa Teodora Emperatriz, la santa lo impulsó al trono patriarcal de Constantinopla en 842. Junto con la santa emperatriz, san Metodio restauró los santos iconos a su debido honor; esto se conmemora el domingo de la ortodoxia. Gobernó la Iglesia de Constantinopla durante cuatro años y reposó en 846.

Tropario tono 4, del común de Santos Jerarcas

La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas y por la pobreza, riquezas. * ¡Oh santo padre Metodio, * intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas.

Mártir Aquilina de Biblos en Líbano

En las primeras épocas del cristianismo los fieles de oriente profesaron gran veneración a santa Aquilina, y su nombre aparece en casi todos los martirologios. San José el Himnógrafo compuso un oficio especial en su honor, con un himno en acróstico, es decir que la letra inicial de cada verso forma, en sucesión vertical, una loa a la santa, a la que el autor llama su madre espiritual.

Aquilina era natural de Biblos, en Fenicia, hija de padres cristianos y bautizada por Eutalio, el obispo de aquella diócesis. Al cumplir los doce años, estalló la persecución de Diocleciano y la niña fue detenida y conducida ante el magistrado Volusiano. Ahí confesó abiertamente su fe y, cuando los halagos y las amenazas resultaron inútiles para doblegar su constancia, fue abofeteada por los soldados, azotada con látigos y, al fin, decapitada. La cabeza y el cuerpo de la pequeña mártir fueron arrojados a unos campos, lejos de la ciudad, y entonces apareció un ángel que volvió a reunirlos y devolvió la vida a Aquilina quien regresó a la ciudad y, al día siguiente, se presentó ante el juez Volusiano. Este, al ver viva a su víctima, se quedó paralizado y mundo de asombro, pero en cuanto se repuso de la sorpresa, mandó que metieran en prisión a la niña y volviesen a decapitarla. Sin embargo, al otro día, cuando los soldados entraron a la celda para cumplir con la sentencia, encontraron a Aquilina muerta. El juez insistió en que se llevase a cabo la ejecución y, cuando cortaron la cabeza al cadáver, de la herida salió leche en vez de sangre.

Tropario tono 4, del común de Santas Vírgenes

Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz: * «Te extraño, Novio mío, y lucho buscándote; * me crucifico y me entierro contigo por el bautismo; * sufro por ti para contigo reinar * y muero por ti para que viva en ti.» * Acepta, como ofrenda inmaculada, * a Aquilina, sacrificada con anhelo por ti. * Por sus intercesiones, oh Compasivo, * salva nuestras almas.

Santos Apóstoles Bartolomé y Bernabé/ San Lucas médico, arzobispo de Simferoópol.

San Bartolomé fue uno de los Doce Apóstoles, y era originario de Galilea; esto es todo lo que se sabe con certeza de él según la historia de los Evangelios. De su labor apostólica, algunos dicen que predicó en Arabia y Persia, y especialmente en la India, llevándoles el Evangelio escrito por san Mateo, que había sido escrito originalmente en hebreo, y que allí fue encontrado cien años después por Panteno, anteriormente un filósofo estoico y más tarde un ilustre maestro de la escuela cristiana en Alejandría (ver Eusebio, Eccl. Hist., 5: 10). Otros relatos dicen que fue a Armenia, donde, según algunos, acabó su vida siendo crucificado, o desollado vivo, en Albanopolis de Armenia. La mayoría de los autores coinciden en que Bartolomé y Natanael son la misma persona, porque los evangelistas que mencionan a Bartolomé no mencionan a Natanael; y Juan, que es el único que menciona a Natanael como uno de los Doce, no dice nada de Bartolomé. De hecho, Bartolomé es un patronímico, “hijo de Tolomeo”, que significa “audaz, enérgico” y Natanael podría haber tenido este apellido.

San Bernabé, uno de los Setenta, era de Chipre, de la tribu de Leví, y compañero discípulo de Pablo bajo Gamaliel. Se llamaba José, pero pasó a llamarse Bernabé, que significa “hijo de consolación.

Antes de la conversión de Saulo a Pablo, Bernabé era el líder de los Setenta Apóstoles, el primero en la predicación y el principal portavoz. Después de la visión de Saulo en el camino a Damasco, fue Bernabé quien lo unió a los Apóstoles cuando los demás, a causa de la reputación de Saulo como perseguidor de la Iglesia, todavía le temían (Hechos 9:26-27); nuevamente fue san Bernabé quien reclutó a Pablo como predicador, llevándolo de Tarso a Antioquía después de la lapidación de Esteban, para ayudar a difundir el Evangelio (Hechos 11:25-26). San Bernabé predicó el Evangelio en muchos lugares, viajó junto con Pablo y finalmente fue apedreado por los judíos en su Chipre natal. Durante el reinado de Zenón, en el año 478, fueron encontradas sus sagradas reliquias, teniendo sobre su pecho el Evangelio según Mateo escrito en griego por el propio puño de Bernabé.

Tropario tono 3, del común de los Santos Apóstoles

Oh santos apóstoles, * interceded ante Dios misericordioso * para que otorgue el perdón de las transgresiones a nuestras almas.

San Lucas, Arzobispo de Simferópol

 

Valentin Felixovich (Voyno-Yasenetsky), nació el 14 de abril de 1877 en Kerch y fue el tercero de cinco hijos. El padre de Valentín, Félix Stanislavovich, era católico y farmacéutico de profesión. Su madre, María Dmitrievna, era cristiana ortodoxa. Según las costumbres de la época en Rusia sobre la crianza de los hijos de matrimonios mixtos, la personalidad de Valentín se formó de acuerdo con las tradiciones ortodoxas.

En 1889, su familia se mudó a Kiev. A la hora de elegir una carrera, decidió dedicar sus energías a la medicina. Se graduó en la Universidad en 1903 y, para sorpresa de todos, anunció que quería ser médico para los pobres.

Al comienzo de la Guerra Ruso-Japonesa, Valentín viajó al Lejano Oriente con otros médicos para servir en las actividades del destacamento de la Cruz Roja. Allí dirigió el Departamento de Cirugía del hospital de la Cruz Roja de Kiev y estuvo destinado en Chitá. Durante el mismo período, conoció y se sintió atraído por una cristiana amable y gentil, Anna Lanskaya. En 1904, la joven pareja se casó en la iglesia local de Chita.

En 1908, Valentin llegó a Moscú y consiguió un trabajo en la clínica quirúrgica de P. Dyakonov como estudiante. En 1916 escribió y defendió con éxito su tesis doctoral.

Los primeros años después de la Revolución de Octubre fueron muy sangrientos. Durante ese momento difícil, el estado tenía una necesidad especial de trabajadores médicos. Entonces, a pesar de su compromiso con su fe, Valentín no fue perseguido.

En 1919 su amada esposa murió de tuberculosis, dejando a sus cuatro hijos sin el cuidado de su madre, lo que fue una dura prueba para él, pero nunca volvió a casarse.

En 1921 fue ordenado diácono y pocos días después fue ordenado sacerdote. El padre Valentin fue asignado a una iglesia en Tashkent, donde sirvió y agradó a Dios. Al mismo tiempo, no abandonó su práctica médica ni su docencia.

En 1923, el padre Valentín, fue tonsurado monje, recibiendo el nombre de  Lucas, en honor del santo Apóstol Médico y Evangelista.

Fue consagrado en secreto como obispo de Penjikent y, unos días después, fue arrestado por su apoyo al patriarca Tikhon. Padeció durante algún tiempo en el calabozo de la GPU de Tashkent y luego fue llevado a Moscú. Pronto le permitieron vivir en un apartamento privado, pero luego lo detuvieron nuevamente: primero en la prisión de Butyrka y luego en Taganskaya. Luego, la víctima fue enviada al exilio a Yeniseisk.

En 1934, al regresar de prisión, visitó la ciudad de Tashkent y luego se instaló en Andijan. Allí desempeñó sus funciones como obispo y médico. Una fiebre le provocó la pérdida de la vista. El Santo fue a cirugía (como paciente) y como resultado quedó ciego de un ojo.

En mayo de 1946, san Lucas fue nombrado arzobispo de Crimea y Simferópol. En ese momento su enfermedad ocular progresó y en 1958 quedó completamente ciego. El 11 de junio de 1961, descansó en el Señor llam. Fue enterrado en el cementerio de Simferópol. Y, en el año 2000, fue glorificado como uno de los Santos Nuevos Mártires y Confesores de Rusia para la veneración de toda la Iglesia.

Tropario tono 5

Veneremos a Lucas, pastor y médico, * jerarca de Simferópol, brillante y lleno de Dios, * que llevó en sí «las marcas del Señor Jesús»: * penas, exilios y peligros; *campo de concentración, calumnias e ignominia, * santo nuevo en Rusia * que intercede por nuestra salvación.

Los Santos Mártires Alejandro y la Virgen Antonina.

Santa Antonina era originaria de la ciudad de Krodamos (Asia Menor). Fue arrestada por ser cristiana y llevada ante el gobernador Festo. Este la instó a adorar a los dioses paganos, prometiéndole convertirla en sacerdotisa de la diosa Artemisa. Pero la santa confesó valientemente a Cristo, y ella instó al gobernador a renunciar a la adoración de demonios en forma de ídolos. Festo ordenó golpear a la santa en el rostro y encerrarla en prisión.

La mártir pasaba todo el tiempo en oración, sin comer ni beber nada, pero entonces escuchó la voz de Dios: «Antonina, fortifica tu alimentación y sé valiente, porque yo estoy contigo». Cuando la llevaron de nuevo ante el gobernador, la mártir continuó defendiendo la fe cristiana y denunciando a los paganos.

El gobernador decidió entregar a la santa virgen para que la profanaran los soldados, pero el Señor inspiró a uno de ellos, san Alejandro, para salvarla. Pidió permiso para acercarse a ella con el pretexto de convencerla de obedecer la voluntad del gobernador. San Alejandro le sugirió entonces que se pusiera su uniforme militar y huyera. Santa Antonina tuvo miedo, pero el Señor le ordenó que accediera.

Nadie la reconoció vestida de soldado, y salió de la prisión. Los soldados enviados por Festo encontraron a Alejandro solo en la celda. No respondió a las preguntas del gobernador, por lo que fue torturado y golpeado sin piedad. Por inspiración de Jesucristo, santa Antonina también compareció ante Festo.

Los soldados les cortaron las manos, las untaron con brea y las arrojaron a un pozo donde ardía fuego. Cuando el fuego se apagó, arrojaron serpientes al pozo para que los cristianos no pudieran recoger los huesos de los mártires. Al regresar a casa, Festo quedó entumecido y no pudo comer ni beber. Murió tras siete días de terrible tormento.

Los santos Alejandro y Antonina fueron martirizados el 3 de mayo del año 313, aunque su memoria aparece mencionada el 10 de junio. Las reliquias de los santos fueron trasladadas a Constantinopla y colocadas en el monasterio de Maximov.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

San Cirilo, arzobispo de Alejandría

Cirilo era de origen noble y familiar cercano de Teófilo, patriarca de Alejandría, después de la muerte del cual fue consagrado Patriarca. Durante su vida lucho tres feroces batallas: contra los herejes novacianos, contra el hereje Nestorio y contra los judíos de Alejandría. Los novacianos tuvieron su origen en Roma y tomaron su nombre del presbítero hereje Novaciano. Estos se gloriaban de sus virtudes, andaban en público vestidos de blanco, prohibían las segundas nupcias, sostenían que no podía orarse por aquellos que habían cometido pecado mortal, y que no podía recibirse en la Iglesia a aquellos que, en otro tiempo, habían apostatado de ella, sin importar cuán profundamente se arrepintiesen. Cirilo los venció y los echó de Alejandría junto con su obispo. La lucha con los judíos fue más difícil y sangrienta. Los judíos tuvieron gran influencia en Alejandría desde que Alejandro Magno fundó esa ciudad. Su odio contra los cristianos era vicioso y desaforado. Asesinaban cristianos mediante traición, envenenamiento y crucifixión. Tras una larga y difícil lucha, Cirilo logró que el emperador Teodosio el Joven los expulsara de Alejandría. Su lucha contra Nestorio, patriarca de Constantinopla, fue resuelta por el Tercer Concilio Ecuménico en Éfeso (431 d. C.). Cirilo mismo presidió este Concilio y, al mismo tiempo, representó al Papa Celestino de Roma a petición suya, pues este no pudo asistir al Concilio a causa de su avanzada edad. Nestorio fue condenado, anatematizado, y fue exiliado por el Emperador a la frontera oriental del Imperio, donde murió una horrible muerte (pues gusanos consumieron la lengua con la que blasfemó a la Madre de Dios). Después del final de esta lucha, Cirilo vivió en paz y cuidó celosamente del rebaño de Cristo. Se presentó a sí mismo al Señor en el año 444 d. C.

Tropario tono 8

Oh guía de la recta fe, * maestro de la devoción y dignidad, * astro del universo, belleza de los jerarcas * inspirada por Dios, Cirilo, * que has iluminado a todos con tus enseñanzas, oh lira del Espíritu: * ¡intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Domingo de Pentecostés/ Traslado de las reliquias de san Teodoro el Jefe Militar

EL SANTO PENTECOSTÉS

En el ciclo litúrgico anual de la Iglesia, Pentecostés es «el último y gran día». Es la gran fiesta, cincuenta días después de la Pascua, que la Iglesia celebra de la venida del Espíritu Santo como fin —la culminación y el cumplimiento— de toda la historia de la salvación. Sin embargo, por la misma razón, es también la celebración del comienzo: es el «nacimiento» de la Iglesia como presencia entre nosotros del Espíritu Santo, de la nueva vida en Cristo, de la gracia, el conocimiento, la adopción por Dios y la santidad.

Este doble significado y doble alegría se nos revela, en primer lugar, en el nombre mismo de la fiesta. Pentecostés en griego significa cincuenta, y en el sagrado simbolismo bíblico de los números, el número cincuenta simboliza tanto la plenitud de los tiempos como aquello que está más allá del tiempo: el Reino de Dios mismo. Simboliza la plenitud de los tiempos con su primer componente: 49, que es la plenitud de siete (7 x 7): el número del tiempo. Y simboliza lo que está más allá del tiempo mediante su segundo componente: 49 + 1, siendo este el nuevo día, el «día sin ocaso» del Reino eterno de Dios.

 Con el descenso del Espíritu Santo sobre los discípulos de Cristo, el tiempo de la salvación, la obra divina de redención, se ha completado, la plenitud se ha revelado, todos los dones han sido otorgados; por esta razón Pentecostés es en la Iglesia la Fiesta grande de la Santísima Trinidad.

¡FELIZ FIESTA A TODOS!

Tropario, tono 8 

Bendito eres Tú, oh Cristo Dios nuestro, * que mostraste a los pescadores sapientísimos * cuando enviaste sobre ellos el Espíritu Santo. * Y, por ellos, el universo capturaste: * ¡Tú que amas a la humanidad, gloria a ti!

Condaquio, tono 8

Cuando el Altísimo descendió en Babel, * confundió las lenguas y dispersó las naciones; * mas cuando repartió las lenguas de fuego, * llamó a todos a la unidad. * Por lo cual, glorificamos con una sola voz * al Santísimo Espíritu.

Traslado de las reliquias de san Teodoro el Jefe Militar

 

El Santo Mártir Teodoro Stratelates sufrió por Cristo en Heraclea el 8 de febrero del año 319. Durante sus sufrimientos, el santo Mártir Teodoro ordenó a su siervo Varo que enterrara su cuerpo en la finca de sus padres en Euchaita. El traslado de las reliquias del Gran Mártir Teodoro tuvo lugar el 8 de junio del año 319.

En este día también recordamos el milagro del icono del Gran Mártir Teodoro en una iglesia dedicada a él en Karsat, cerca de Damasco. Un grupo de sarracenos había convertido esta iglesia en su residencia. Había un fresco en la pared que representaba a Teodoro. Uno de los sarracenos disparó una flecha al icono del Gran Mártir. Del rostro del santo, donde la flecha se había clavado en la pared, brotó sangre ante los ojos de todos. Poco después, los sarracenos que se habían asentado en la iglesia se mataron entre sí. Relatos de este milagro los dan los santos Anastasio del Monte Sinaí (20 de abril) y Juan Damasceno (4 de diciembre).

Tropario, tono 4

Te has mostrado cual soldado glorioso * de la milicia real, oh gran Teodoro, * obedeciendo firmemente al Rey celestial; * y el arma de la fe cuerdamente has llevado *extirpando a tropas de violentos demonios. * Así que, combatiente triunfador, * te bendecimos * con fe para siempre.

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