Apóstoles Arquipo, Filemón de los Setenta y Apia; Mártir Filotea de Atenas

Arquipo era uno de los Setenta (cfr. San Lucas 10:1-20). El Apóstol Pablo lo menciona en sus epístolas a los Colosenses (cfr. 4:17) y a Filemón, en la cual le llama su compañero de milicia (cfr. v. 2). La casa de Filemón era el centro del cristianismo en Colosas; allí los cristianos se reunían para orar. Escribiendo a Filemón, el Apóstol Pablo la llama «la iglesia que está en tu casa» (cfr. Filemón v. 2). En aquel tiempo, los apóstoles ordenaban a sus discípulos como obispos, unos a sedes permanentes y otros como misioneros para viajar a diferentes lugares. Filemón era uno de estos últimos. Apia, la esposa de Filemón, permaneció en Colosas para recibir y servir a la «iglesia en su casa». Sucedió que durante un festival de la diosa Artemisa, todos los fieles en Colosas estaban reunidos orando en casa de Filemón, según era su costumbre. Enterándose de esto, los paganos se apresuraron a capturar a todos los cristianos. Azotaron a Filemón, Apia y Arquipo como los líderes; y luego los enterraron hasta la cintura y los apedrearon. Así murieron Filemón y Apia, pero a Arquipo lo sacaron casi muerto y lo dejaron para que los niños se divirtieran. Estos lo hirieron con cuchillos por todos lados, y así este «compañero de milicia» de Pablo terminó bien su camino terrenal.

San Arquipo y sus compañeros, también son conmemorados el 22 de noviembre

Tropario tono 3, del común de Santos Apóstoles

Oh santo apóstol Arquipo, * intercede ante Dios miseri­cordioso, * para que otorgue el perdón de las transgre­siones a nuestras almas.

 

Santa Mártir Filotea

 

La mártir monástica Filotea nació en Atenas en 1522. Sus padres, Syriga y Angelos Benizelos, eran famosos no sólo por ser eminentes y ricos, sino también por ser profundamente devotos. La bondadosa Syriga había implorado a menudo a la Santísima Theotokos por un hijo. Sus fervientes oraciones fueron escuchadas, y el matrimonio tuvo una hija a la que llamaron Revoula.

Los padres criaron a su hija en una profunda piedad y una fe recta, y cuando tenía doce años la dieron en matrimonio. Su marido resultó ser un hombre impío y grosero, que a menudo golpeaba y atormentaba a su esposa. Revoula soportó pacientemente el abuso y rezó a Dios para que hiciera entrar en razón a su marido.

Después de tres años, el marido de Revoula murió, y ella comenzó a trabajar en ayuno, vigilia y oración. La santa fundó un monasterio de mujeres en nombre del apóstol Andrés el Primer Llamado (30 de noviembre). Cuando se terminó el monasterio, la santa fue la primera en aceptar la tonsura monástica, con el nombre de Filotea.

Durante este tiempo Grecia sufría bajo el yugo turco, y muchos atenienses habían sido convertidos en esclavos por sus conquistadores turcos. Santa Filotea utilizó todos sus medios para liberar a sus compatriotas, rescatando a muchas de la servidumbre. Una vez, cuatro mujeres huyeron de sus amos turcos, quienes exigieron que renunciaran a su cristianismo, y se refugiaron en el monasterio de Santa Filotea.

Los turcos, al enterarse de dónde habían ido las mujeres griegas, irrumpieron en la celda de la santa y la golpearon. La llevaron ante el gobernador, quien arrojó a la santa asceta a la cárcel. Por la mañana, una multitud de turcos se había reunido y la sacaron de la prisión. El gobernador dijo que si no renunciaba a Cristo, sería descuartizada.

Justo cuando santa Filotea estaba lista para aceptar la corona de mártir, una multitud de cristianos se reunió por la gracia de Dios. Los turcos apaciguaron a los jueces y liberaron a la santa asceta. Al regresar a su monasterio, santa Filotea continuó con sus esfuerzos de abstinencia, oración y vigilia, por los cuales se le concedió el don de hacer milagros. En Patesia, un suburbio de Atenas, fundó un nuevo monasterio, donde luchó en el ascetismo con las hermanas.

Durante la Vigilia de San Dionisio el Areopagita (3 de octubre), los turcos capturaron a santa Filotea y la torturaron. Finalmente, la arrojaron al suelo medio muerta. Las hermanas llevaron entre lágrimas a la santa mártir, que fluía de sangre, a Kalogreza, donde murió el 19 de febrero de 1589. Poco después, las reliquias de la santa mártir monástica Filotea fueron llevadas a la iglesia catedral de Atenas.

Tropario tono 5

La ilustre ciudad de Atenas honra hoy * a Filotea, gran mártir, con regocijo y paz * y abraza sus reliquias honorables. * Ella en decoro transitó * y se negó de sí por la batalla y el sacrificio. * Ahora ruega a Cristo * que nos otorgue su divina compasión.

San León Magno, Papa de Roma

Nació en Italia, hijo de padres devotos. En sus comienzos fue archidiácono del papa Sixto III, y tras la muerte de este, fue elevado contra su voluntad, al trono papal de Roma.

Cuando Atila, junto a los hunos, llegaron a las cercanías de Roma, con el propósito de destruir y quemar la ciudad, fueron recibidos por León quien se presentó vestido con su ornamento episcopal y calmó la ira del jefe de los hunos salvando a Roma de la destrucción.

Pero no solamente salvó Roma, sino que ayudó mucho a la salvación de la fe ortodoxa de la herejía de Eutiquio y Dióscoro. Esta herejía confundía las dos naturalezas de Cristo (divina y humana) en una sola, negando las dos voluntades en una misma persona, la de Jesucristo. Por esta razón se convocó al IV Concilio Ecuménico en Calcedonia, en el que se leyó la epístola que León había escrito.

Se cuenta que antes de su muerte, León pasó cuarenta días en ayuno y oración ante la que según la tradición es la tumba del Apóstol Pedro, suplicándole que le mostrara sus pecados y que fueran perdonados. El apóstol se le apareció y le dijo que todos sus pecados habían sido perdonados, excepto los pecados de la ordenación de clérigos indignos, cuando era claro cuán grave es ordenar a un clérigo indigno. El santo cayó otra vez en oración, hasta que fue informado que estos pecados también habían sido perdonados. Entonces entregó tranquilamente su alma al Señor en el año 461.

Tropario tono 4, del común de Santos Jerarcas

La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas * y por la pobreza, riquezas. * ¡León, santo papa, * intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Gran Mártir Teodoro de Tiro

En la ciudad Amasea, en la provincia Panonia, en los tiempos de las persecuciones por el emperador Maximiano (años 286-305), un guerrero llamado Teodoro, junto con los otros cristianos fue obligado a abjurar de Cristo y hacer un sacrificio a los ídolos. Al negarse a hacerlo, Teodoro fue sometido a crueles martirios y encerrado en la cárcel. Ahí, durante la oración él fue consolado con la milagrosa aparición del Señor Jesucristo. Poco tiempo después lo sacaron de la cárcel y con diferentes torturas lo obligaban nuevamente a abjurar de Cristo. Finalmente, viendo su firmeza, el gobernador lo condenó a la hoguera. Sin ningún temor, San Teodoro subió a la hoguera y orando y glorificando a Dios entregó su alma cerca del año 305. Su cuerpo fue sepultado en la ciudad de Eujaita (actualmente Marcivan en Asia Menor) Más tarde sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla a la Iglesia consagrada a su nombre.

50 años después de la muerte de San Teodoro, el emperador Juliano, el Apóstata (años 361-363) queriendo profanar la Gran Cuaresma Cristiana, ordenó al gobernador de la ciudad de Constantinopla rociar con la sangre de los sacrificios que se hacían a los ídolos todos los alimentos que se vendían en el mercado durante todos los días de la primera semana de Cuaresma. En una visión, san Teodoro se presentó al arzobispo de Constantinopla y le ordenó avisar a todos los cristianos que no compraran los alimentos profanados y que comieran solamente el trigo cocido con miel (Koliva). En memoria de esto la Iglesia Ortodoxa celebra, hasta el día de hoy, todos los años la memoria del Gran Mártir Teodoro de Tiro el primer sábado de la Gran Cuaresma.

Tropario, tono 2

Grandes son las obras de la fe; * pues san Teodoro, mártir, se regocijó en la fuente de las llamas * como si estuviera en las aguas del descanso * y, abrasado con el fuego, se ofreció a la Trinidad como pan exquisito. * Por sus imploraciones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Segundo domingo del Triodio;Mártir Pánfilo presbítero de Cesarea en Palestina y compañeros mártires

Domingo del Hijo Pródigo

En este día celebramos la conmemoración de la Parábola del Hijo Pródigo, citada en el Honorable Evangelio, así como la han organizado nuestros Santos Padres, para la segunda semana del  Triódion.
+ Tú, que eres pródigo como yo; Acércate con seguridad y confianza.
+Porque la puerta de la Compasión Divina ha sido abierta para todos.
Por Tu Inefable Amor a la humanidad, Oh Cristo Dios, ten piedadde nosotros y sálvanos. Amén.

Condaquio tono 3

Al dejar tu gloria paterna con ignorancia, derroché vanamente la riqueza que me otorgaste. Clamo a ti como el pródigo, oh Compasivo: “He pecado contra el cielo y ante ti, oh Padre; acéptame como arrepentido y admíteme como uno de tus jornaleros”.

 

Mártir Pánfilo presbítero de Cesarea en Palestina y compañeros mártires

 

San Pánfilo era sacerdote en Palestina y sufrió valientemente el martirio junto a sus cinco compañeros.

El año 309, cuando los emperadores Galerio Maximiano y Máximo llevaban adelante la persecución comenzada por Diocleciano, cinco egipcios fueron a visitar a los confesores de la fe, condenados a trabajos forzados en las minas de Cilicia. A su regreso les detuvieron los guardias a las puertas de Cesárea, en Palestina. Los cinco confesaron al punto que eran cristianos y declararon el motivo de su viaje. Al día siguiente, comparecieron ante el gobernador Firmiliano, junto con san Pánfilo. El juez, según su costumbre, ordenó que los cinco egipcios fuesen torturados en el potro, antes de ser juzgados. Después de haber sufrido ya muchos suplicios, el gobernador preguntó al que hacía de lider, su nombre y su nacionalidad. El mártir respondió que su nombre de bautismo era Elías, y que sus compañeros se llamaban Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel. Como Firmiliano le preguntase nuevamente por su nacionalidad, Elías contestó que eran ciudadanos de Jerusalén, refiriéndose a la Jerusalén celestial, verdadera patria de todos los cristianos. El gobernador ordenó a los verdugos que torturasen a Elías, quien fue azotado con las manos atadas a la espalda y los pies brutalmente aplastados en yugos de madera. Después el gobernador mandó que los cinco fuesen decapitados. La orden se ejecutó inmediatamente.

Porfirio, joven sirviente de san Pánfilo, juró que los cuerpos de su amo y de los otros mártires no quedarían sin sepultura. Enterado de tal audacia, Firmiliano le hizo arrestar. Como Porfirio confesara que era cristiano y se negara a sacrificar a los dioses, el juez le mandó azotar tan cruelmente, que los huesos y las entrañas del mártir quedaron al descubierto. Porfirio sufrió la tortura sin exhalar un gemido. Entonces el tirano ordenó que se encendiese una hoguera en forma de círculo, en cuyo centro fue colocado Porfirio. Ahí estuvo durante varias horas cantando alabanzas al Señor e invocando el nombre de Jesús, hasta que la muerte puso fin a su lento y glorioso martirio. Los soldados vieron que Seleuco, uno de los testigos del martirio, aplaudía la constancia de Porfirio; le condujeron, pues, ante el gobernador, quien le mandó decapitar inmediatamente.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

Apóstol Onésimo de los Setenta

Onésimo era esclavo de Filemón, personaje importante de Colosa de Frigia, convertido por San Pablo.

Cuando huía de la justicia, después de haber robado a su amo, Onésimo entró en contacto con San Pablo, quien se hallaba entonces prisionero en Roma. El Apóstol le convirtió y bautizó y le envió a la casa de Filemón con una carta de recomendación.

Según parece, Filemón perdonó y puso en libertad a su esclavo arrepentido y le mandó reunirse de nuevo con San Pablo.

San Jerónimo y otros autores, dicen que Onésimo y Tiquio, el portador de la epístola a los colosenses, llegaron bajo la dirección del Apóstol, a ser predicadores del Evangelio y obispos.

Onésimo fue consagrado obispo de Éfeso, por San Pablo. Después del episcopado de Timoteo, y se afirma que el antiguo esclavo fue llevado prisionero a Roma, donde murió lapidado, y que sus reliquias fueron más tarde trasladadas a Éfeso.

Tropario tono 3, del común de Santos Apóstoles

Oh santo apóstol Onésimo, * intercede ante Dios misericordioso, * para que otorgue el perdón de las transgresiones a nuestras almas.

San Auxencio, de Bitinia, monje; San Marón, anacoreta; Santo e Igual a los Apóstoles Cirilo, Iluminador de los Eslavos

Parece que Auxencio fue el hijo de una persona llamada Addas. Pasó la mayor parte de su larga vida como ermitaño en Bitinia. En su juventud, fue uno de los guardias ecuestres de Teodosio el Joven, pero sus deberes militares, que cumplía con entera fidelidad, no le impedían hacer del servicio de Dios su principal interés. Todo su tiempo libre lo pasaba en soledad y oración, y frecuentemente visitaba a los santos reclusos que ocupaban ermitas en los alrededores para pedirles albergue y poder pasar la noche con ellos, haciendo ejercicios penitenciales y cantando alabanzas a Dios.

Finalmente, el deseo de una mayor perfección, o el temor de la vanagloria, lo indujeron a adoptar la vida eremítica. Formó su albergue en la montaña desierta de Oxia, a sólo doce kilómetros de Constantinopla, pero al otro lado del Helesponto, en Bitinia. Allí parece ser que fue muy consultado y que ejerció considerable influencia, debido a su fama de santidad.

Entregado a una vida de gran austeridad, instruyó a los discípulos que acudían a él, hasta su muerte, que probablemente tuvo lugar el 14 de febrero del año 473.

Tropario tono 1, del común de Santos Ascetas

Al morar en desierto cual un ángel en cuerpo, * has rea­lizado milagros, Euxencio, padre teóforo. * Con ayuno, pues, vigilia y oración, * has tomado celestes dádivas, * ya que curas los malestares de las almas * que a ti acuden con fervor: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la co­rona te ha dado! * ¡Gloria, que, por tu medio, * ha brindado curación a todos!

San Marón

 

San Marón nació en el siglo IV cerca de la ciudad de Ciro, en Siria. Pasó casi todo su tiempo al aire libre en oración, vigilia, obras ascéticas y ayuno estricto. Obtuvo de Dios el don de curar a los enfermos y expulsar demonios. Aconsejó a quienes acudían a él en busca de consejo que fueran moderados, se preocuparan por su salvación y se guardaran de la avaricia y la ira.

San Marón, amigo de San Juan Crisóstomo, murió antes del año 423 a una edad avanzada.

Algunos de los discípulos de San Marón fueron Santiago el Ermitaño (26 de noviembre), Limnius (23 de febrero) y Domnina (1 de marzo). San Marón fundó muchos monasterios alrededor de Ciro y convirtió un templo pagano cerca de Antioquía en una iglesia cristiana.

Tropario tono 8, del común de Santos Anacoretas

Con la efusión de tus lágrimas, * regaste el desierto estéril * y, por los suspiros profundos, * tus fatigas dieron frutos cien veces más, * volviéndote un astro del universo, * brillante con los milagros. ¡Oh nuestro justo padre Marón, * intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas!

San Cirilo, Iluminador de los Eslavos

 

San Cirilo, igual a los Apóstoles, maestro de los eslavos (en el esquema Constantino) y su hermano mayor Metodio (6 de abril) eran eslavos, nacidos en Macedonia, en la ciudad de Tesalónica.

San Cirilo recibió la mejor educación y desde los catorce años se crió con el hijo del emperador. Más tarde, fue ordenado sacerdote. A su regreso a Constantinopla, trabajó como bibliotecario de la iglesia catedral y como profesor de filosofía. Mantuvo debates con éxito con herejes iconoclastas y con musulmanes.

Anhelando la soledad, fue al monte Olimpo a ver a su hermano mayor Metodio, pero su soledad duró poco tiempo. Ambos hermanos fueron enviados por el emperador Miguel en un viaje misionero para predicar el cristianismo a los jázaros en el año 857. En el camino se detuvieron en Cherson y descubrieron las reliquias del hieromártir Clemente de Roma (25 de noviembre).

Al llegar al territorio de los Jázaros, los santos hermanos les hablaron de la fe cristiana. Convencido por la predicación de san Cirilo, el príncipe Jázaro, junto con todo su pueblo, aceptó el cristianismo. El agradecido príncipe quiso recompensar a los predicadores con ricos presentes, pero ellos se negaron y en su lugar pidieron al príncipe que liberara y enviara a casa a todos los cautivos griegos. San Cirilo regresó a Constantinopla junto con 200 de estos cautivos liberados.

En el año 862 comenzó la principal hazaña de los santos hermanos. A petición del príncipe Rostislav, el emperador los envió a Moravia para predicar el cristianismo en lengua eslava. Los santos Cirilo y Metodio, por revelación de Dios, compilaron un alfabeto eslavo y tradujeron el Evangelio, las Epístolas, el Salterio y muchos libros de oficios al idioma eslavo. Introdujeron los servicios divinos en eslavo.

Los santos hermanos fueron convocados a Roma por invitación del Papa Adriano quien los recibió con gran honor, ya que trajeron consigo las reliquias del Hieromártir Clemente.

San Cirilo, de naturaleza enfermiza y con mala salud, enfermó pronto a causa de sus muchos trabajos y, después de haber recibido el esquema, murió en el año 869 a la edad de cuarenta y dos años. Antes de morir, expresó su deseo de que su hermano continuara la ilustración cristiana de los eslavos. San Cirilo fue enterrado en la iglesia romana de San Clemente, cuyas reliquias también reposan allí, traídas a Italia desde Cherson por los ilustradores de los eslavos.

Tropario, tono 4

La Sabiduría fue tu hermana desde el nacimiento; / la amabas, oh voz de Dios, como a una virgen pura / que adornaba tu alma y tu mente como una joya preciosa, / revelándote así, oh hombre bendito, como otro Cirilo: / ¡Sabio en nombre y en entendimiento!

San Martiniano de Cesarea; Aquila y Priscila (mártires y apóstoles)

San Martiniano nació en Cesarea de Palestina durante el reinado de Constancio. A los 18 años se retiró a una montaña llamada “el lugar del Arca”, donde vivió 25 años como ermitaño. Según el relato de su vida el diablo lo tentó con ardientes pasiones contra las que luchó con la oración, ayunos y mortificaciones. En una ocasión una mujer pecadora llamada Zoe, se presentó ante Martiniano para tentarlo; el santo para huir de la tentación colocó sus pies en una fogata y al quemarse gritó: “Si no puedo soportar este fuego, ¿cómo podré soportar el del infierno?”. Tan grande fue el ejemplo dado que la mujer se arrepintió de su mala vida y le pidió que rezara por ella y la instruyera sobre cómo salvarse. Martiniano le mandó retirarse al Monasterio de santa Paula, en Belén, donde vivió 12 años hasta su fallecimiento. Ahí llevó una vida de muchos esfuerzos espirituales para expiar sus pecados. Hasta el último día de su vida santa Zoe como la conocemos hasta nuestros días, no bebió vino y solamente comía pan y agua día por medio y siempre dormía en el suelo.

En cuando a san Martiniano, se fue a una isla deshabitada y allí vivió varios años sin techo, bajo el cielo. Recibía la comida del dueño de un barco, para cual él fabricaba cestos. Finalmente, un día decidió viajar a Atenas, y mientras hacía una peregrinación de 2 meses, falleció en paz cerca del año 122 a la edad de 50 años.

Tropario, tono 4

Has sofocado, oh dichoso, la llama de tentaciones * con el torrente de lágrimas, * y has domado tanto las olas de la mar * como los asaltos de las bestias, cantando: * ¡Glorificado eres Tú, oh Todopoderoso, * que, del fuego y del ciclón, me salvaste!

 

Santos Apóstoles y Mártires Aquila con su esposa Priscila

 

San Aquila, apóstol de los años 70: Es posible que fuera discípulo del apóstol Pablo, oriundo del Ponto y judío, que vivía en la ciudad de Roma con su esposa Priscila. Durante el reinado del emperador Claudio (41-54) todos los judíos fueron desterrados de Roma, por lo que san Aquila y su esposa se vieron obligados a marcharse. Se establecieron en Corinto. Poco tiempo después, el santo apóstol Pablo llegó allí desde Atenas predicando el Evangelio. Habiendo conocido a Aquila, comenzó a vivir en su casa y trabajaba junto con él, haciendo tiendas.

Habiendo recibido el bautismo del apóstol Pablo, Aquila y Priscila se convirtieron en sus devotos y celosos discípulos. Acompañaron al apóstol a Éfeso. El apóstol Pablo les instruyó para que continuaran la predicación del Evangelio en Éfeso, y él mismo fue a Jerusalén, para estar presente en la fiesta de Pentecostés. En Éfeso, Aquila y Priscila escucharon la predicación valiente de un recién llegado de Alejandría, el judío Apolo. Había sido instruido en los fundamentos de la fe, pero sólo conocía el bautismo de Juan el Precursor. Lo llamaron y le explicaron con más precisión el camino del Señor.

Después de la muerte del emperador Claudio, a los judíos se les permitió regresar a Italia, y Aquila y Priscila regresaron a Roma. El apóstol Pablo en su Epístola a los Romanos recuerda a sus fieles discípulos: “Saludad a Priscila y Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que ofrecieron su vida por mi alma. A ellos no doy gracias sólo yo, sino también toda la Iglesia de los gentiles y la iglesia de su casa” (Rom. 16: 3-4). San Aquila no vivió mucho tiempo en Roma: el apóstol Pablo lo nombró obispo en Asia. San Aquila trabajó con celo en la predicación del Evangelio en Asia, Acaya y Heraclia. Convirtió a los paganos a Cristo, confirmó en la fe a los cristianos recién convertidos, estableció presbíteros y destruyó ídolos. Santa Priscila lo ayudó constantemente en la obra apostólica. San Aquila terminó su vida como mártir: los paganos lo asesinaron. Según la Tradición de la Iglesia, Santa Priscila fue asesinada junto con él. Son conmemorados en otras tradiciones el 14 de julio.

Tropario, tono 4

Amando a Cristo Dios su corazón se alumbró, * ligados en fe y honor por unión conyugal, Aquila y Priscila * fueron, pues, adalides de la iglesia de casa, * y brindaron a Pablo astro, * patrocinio y auxilio. * Por lo que los veneramos * e imitamos su vida.

San Melecio, Patriarca de Antioquía

Este santo hombre fue un gran y extraordinario intérprete y protector de la fe ortodoxa. Dedicó toda su vida a la lucha contra la herejía de Arrio que no admitía al Verbo de Dios como Dios y así blasfemaba a la Santísima Trinidad.

Tres veces fue echado de su trono episcopal por los herejes y perseguido hasta Armenia. La lucha entre ortodoxos y herejes era tan ardiente que una vez, cuando san Melecio hablaba en la iglesia al pueblo sobre la Santísima Trinidad, su propio diácono que era hereje, corrió hacia el obispo y le cerró la boca con su mano. No pudiendo hablar con la voz, Melecio utilizó la mímica: levantó su mano, abrió primero tres dedos, y los mostró al pueblo; luego cerró la mano y levantó un dedo, expresando la Unidad de la Trinidad.

Participó en el Segundo Concilio Ecuménico, recibiendo un honor particular del emperador Teodosio. En este mismo concilio, Dios confirmó con un milagro la fe de este santo arzobispo: cuando Melecio demostraba a los arrianos el dogma de la Santa Trinidad, primero mostró tres dedos, separados, uno por uno; luego los unió en un gesto; y justo en este momento, ante todos los presentes, la luz como un rayo salió de su mano.

En este concilio, san Melecio confirmó a san Gregorio el Teólogo en el trono episcopal de Constantinopla. Un poco antes, había ordenado a san Basilio el Grande como diácono y había bautizado a san Juan Crisóstomo. Después de la finalización del concilio, san Melecio terminó su vida terrenal en Constantinopla. Sus reliquias fueron trasladadas a Antioquía

Tropario, tono 4

Irradiaste ciencias celestiales * contemplando en Dios la ley sagrada * para la Iglesia, arzobispo de Antioquía; * y al predicar la Trinidad de un mismo honor, * refutaste a las milicias de los herejes. * Melecio, padre, suplícale a Cristo Dios * que nos otorgue la gran misericordia.

Hieromártir Blas de Sebaste; Santa Emperatriz Teodora

Blas (Blasio) nació en la provincia de Capadocia, y, desde su niñez era temeroso de Dios y manso.

A causa de sus grandes virtudes, fue elegido obispo de la ciudad de Sebaste (Armenia).

Fue una gran lumbrera espiritual y moral en esta ciudad pagana. Durante una severa persecución de cristianos, san Blas alentaba a su rebaño y visitaba a los mártires en la prisión, entre los cuales estaba el famoso Eustracio. Cuando la ciudad de Sebaste fue completamente despojada de cristianos—unos fueron asesinados, y otros huyeron—el anciano Blas se retiró al monte Argeos y se instaló allí en una cueva. Las bestias salvajes, reconociendo al santo varón, se congregaban a su alrededor y este las acariciaba. Mas los perseguidores hallaron al santo en este remoto lugar y lo llevaron a juicio. En el camino, Blas sanó a un muchacho que tenía un hueso atravesado en la garganta (algunos hagiógrafos dicen que era una espina de pescado); y por petición de una viuda cuyo cerdo había sido arrebatado por un lobo, el santo, mediante sus oraciones, hizo que el lobo le devolviera el cerdo.

Los siniestros jueces torturaron a Blas severamente, azotándolo y rasgando su piel con un cepillo de hierro. Por su firmeza en la fe de Cristo, Blas convirtió a muchos paganos a la fe.

Sab Blas sufrió, fue decapitado y fue glorificado en el 316 d.C. El pueblo ora a san Blas por el bienestar de su ganado doméstico y por protección contra las bestias salvajes. En el Occidente, también es invocado contra las enfermedades de la garganta.

Tropario tono 4, del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Blasio, obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

Santa Teodora, Emperatriz.

 

La Santa Emperatriz Teodora fue la esposa del emperador bizantino Teófilo el Iconoclasta (829-842), pero no participó de la herejía de su marido y veneraba en secreto los sagrados iconos.

Tras la muerte de su marido, Santa Teodora gobernó el reino porque su hijo Miguel era menor de edad.

Convocó un Concilio en el que se anatematizó a los iconoclastas y se restableció la veneración de los iconos. Estableció la celebración anual de este acontecimiento, el Triunfo de la Ortodoxia, el primer domingo de la Gran Cuaresma.

Santa Teodora hizo mucho por la Santa Iglesia y fomentó una firme devoción a la Ortodoxia en su hijo Miguel.

Cuando Miguel alcanzó la mayoría de edad, se retiró del gobierno y pasó ocho años en el monasterio de Santa Eufrosina, donde se dedicó a las luchas ascéticas y a la lectura de libros que alimentaban su alma.

Murió en paz alrededor del año 867.

Tropario, tono 5

Encarnando tu nombre, «divina dádiva», * colmaste, así, la Iglesia de gozo y santo fulgor, * al mostrarte cual ima­gen de prudencia; * tú revelaste el honor * que se debe a los iconos sacros, oh Teodora, * ornamento sublime de los creyentes ortodoxos.

Hieromártir Caralampio, obispo de Magnesia

Este gran santo fue obispo de Magnesia y sufrió por Cristo cuando tenía 113 años.

Cuando estalló la terrible persecución de los cristianos en tiempos del emperador Séptimo Severo, el anciano Caralampio no se escondió de los perseguidores, sino que libremente y en público predicó la fe en Cristo. Soportó todos los sufrimientos como si se tratara de otro cuerpo y no el propio.  Y cuando todavía estaba vivo, le cortaron la piel; el santo, sin malicia, dijo a los soldados del emperador: “Gracias hermanos míos, porque cepillando mi viejo cuerpo, renovaron mi alma para una nueva vida eterna”.

Hizo muchos milagros y convirtió a muchos a la fe. Aun la hija del emperador, Galina, dejó la fe pagana de su padre y se hizo cristiana. Condenado a muerte y llevado al lugar de ejecución, san Caralampio elevó las manos hacia el cielo y oró a Dios por toda la gente para que concediera la salud del cuerpo y la salvación del alma y multiplique sus frutos en la tierra. Después de orar, este santo anciano entregó su alma a Dios antes que el verdugo lo decapitara.  Murió en el año 202. Su cuerpo se lo llevó Galina y lo enterró honorablemente.

Tropario, tono 4

Te has hecho gran pilar de la Iglesia de Dios, * candil que en el universo ilumina por siempre, san Caralampio; * has brillado en el mundo * por el santo martirio, * disipando la noche * de la idolatría. * Intercede ante Cristo Dios * por nuestra salvación, oh dichoso.

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