Boletín del 19/02/2012

Domingo de la abstinencia de la carne

memoria del Juicio Final

Al acordarme del terrible día del juicio y de tu inefable gloria,
tiemblo enteramente, oh Señor, y con temor te exclamo:
“Oh Cristo Dios, cuando vengas a la Tierra con gloria
a juzgar todo el universo,
libérame a mí, miserable, de todo castigo,
y hazme digno de estar a tu diestra, oh Maestro.
                                                                                                                           Exapostelario      

 Himnos de la liturgia

Tropario de la resurrección

Tono 3

audioQue se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte.
y Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades y concedió al mundo la gran misericordia. 

Condaquio del Domingo de la abstinencia de la carne

Tono 1

Cuando vengas con gloria a la Tierra, oh Dios,
temblará toda la creación: el río de fuego fluirá  ante el Estrado,
los libros serán abiertos y lo secreto revelado.
Entonces, libérame del fuego inextinguible
y hazme digno de estar a tu Diestra, oh justo Juez.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  (8:8 – 9:2)                             

Hermanos: No es la comida lo que nos acercará a Dios: ni somos menos porque no comamos, ni somos más porque comamos. Pero tengan cuidado que esa su libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el hermano débil, por quien Cristo murió. Y pecando así contra los hermanos, hiriendo su conciencia, que es débil, pecan contra Cristo. Por tanto, si un alimento causa tropiezo a mi hermano, nunca comeré carne para no escandalizar a mi hermano.

¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? Si para otros no soy yo apóstol, para ustedes sí que lo soy; pues, ¡el sello de mi apostolado son ustedes en el Señor!

Evangelio según San Mateo (25: 31-46)

Dijo el Señor: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme.” Entonces los justos responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad les digo, que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron.”

Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apártense de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me acogieron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron.” Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y Él entonces les responderá: “En verdad les digo, que cuanto dejaron de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejaron de hacerlo.” E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la Vida Eterna.»

Mensaje Pastoral

 La báscula del juicio

Estando a las puertas de la Cuaresma, nuestra Iglesia conmemora el Día del Juicio, es decir, la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. La lectura del Evangelio enfatiza el criterio del Juicio Final, y lo que leemos está claro: seremos juzgados según la medida de nuestra misericordia, es decir, la medida de nuestro amor.

La palabra «amor» a menudo es manipulada o malentendida. El pasaje bíblico destaca las palabras de nuestro Señor Jesús cuando dice: «cuanto hicieron a uno de estos hermanos…» Entonces no se trata de un término abstracto ni de emociones y sentimientos sino de acción. Nosotros, pues, seremos separados entre ovejas y cabritos –como lo ilustra la imagen de la parábola– según nuestras obras de amor.

Erróneamente, el amor es limitado a tan sólo un afecto pasivo. Quizás podamos tener sentimientos de antipatía y rechazo hacia cierta persona, pero si nos comportamos con ella con delicadeza y amor, transformamos, a través de la lucha, nuestro odio en caridad y clemencia. Por otro lado, podemos tener en nuestro interior el sentimiento más delicado hacia alguien y sentirnos emocionalmente dependientes de él, pero a la vez tratarlo con hostilidad.

El amor significa, sin duda alguna, ceder a los demás el primer lugar, y el egoísmo es exactamente lo contrario, es decir, tomar para mí la primacía y dejar al prójimo lo último. Que yo ame a alguien equivale a que quiera y desee darle a él el primer lugar, amarle más de lo que me quiero a mí mismo y desearle el bien a él antes que a mí.

La Cuaresma, cuando va de la mano con las obras de la misericordia, constituye un gesto de abstinencia que nos lleva a abandonar nuestro egoísmo y nos estimula a despojarnos del hombre viejo y a proclamar al nuevo. En ella, dejamos atrás todos nuestros malos deseos, nos abstenemos de los intereses que nos llevan a la perdición, y aprendemos a ver y considerar a «los hermanos más pequeños» del Señor y apreciar en ellos su Presencia. Y así se inclina la balanza favorablemente: «Conviene que Él crezca, y que yo mengüe» (Jn 3:30).

Nuestra fe y Tradición

La oración por los difuntos 

El Cristianismo siempre ha rechazado absolutamente usar métodos y técnicas (espiritismo, magia…) para comunicarse con los muertos; sea lo que sea la meta, ejercer estos métodos significa permitir ser sujetos a engaños satánicos y/o oportunismo humano que burla de nuestros sentimientos.

En cambio, la única conveniente y saludable manera de dicha comunión es la oración, donde la reunión se encuentra, no en el nivel psicológico (recuerdos, fotos, sueños…), sino en el espiritual. Y se nos pregunta: ¿Qué es la justificación de la conmemoración de los muertos?, y ¿en qué manera pueda ser útil para los muertos?

Quizás la pregunta nos confunda, y que no podamos dar una contestación satisfecha sistemáticamente, pero nuestra auténtica fe nos enseña a que el amor mutuo es el que justifica, más bien, nos exhorta a orar por nuestros queridos difuntos. Es lo mismo con los vivos: pues, no podemos explicar cómo nuestra súplica ayuda al prójimo, pero sabemos de la experiencia que ésta es eficaz, y así la practicamos. La acción de la oración, sea ofrecida por vivos o por muertos, es mística; no podemos sondear la influencia entre la eficacia de la oración, la libre voluntad de una cierta persona y la misericordia de Dios. Nos basta saber que ellos necesitan de nuestro apoyo, y que cuando oramos por ellos, su amor a Dios se aumenta; el cumplimiento, dejémoslo a Dios.

Rechazar la oración hacia los muertos es un pensar frío que contradice al amor. Nuestra esperanza de que ellos viven en la misericordia de Dios, nos hace querer que nuestro amor hacia ellos sea incorporado en la Divina Misericordia: “haz descansar los almas de tus siervos en un lugar de paz donde no hay dolor ni tristeza sino vida eterna.”

Vida de Santos

 San Policarpo

23 de febrero

San Policarpo, obispo de Esmirna y mártir († 166) San Policarpo fue uno de los discípulos del apóstol San Juan Evangelista. Los fieles le profesaban una gran admiración. Y entre sus discípulos tuvo a San Ireneo y a varios santos más. San Policarpo era obispo de la ciudad de Esmirna, en Turquía, y fue a Roma a dialogar con el Papa Aniceto para ver si podían ponerse de acuerdo para unificar la fecha de fiesta de Pascua entre los cristianos de Asia y los de Europa. Y caminando por Roma se encontró con un hereje que negaba varias verdades de la religión católica. El otro le preguntó: ¿No me conoces? Y el santo le respondió: ¡Si te conozco, Tú eres un hijo de Satanás! Cuando San Ignacio de Antioquía iba hacia Roma, encadenado para ser martirizado, San Policarpo salió a recibirlo y besó emocionado sus cadenas. Y por petición de San Ignacio escribió una carta a los cristianos del Asia, carta que según San Jerónimo, era sumamente apreciada por los antiguos cristianos. El pueblo estaba reunido en el estadio y allá fue llevado Policarpo para ser juzgado. El gobernador le dijo: “Declare que el César es el Señor”. Policarpo respondió: “Yo sólo reconozco como mi Señor a Jesucristo, el Hijo de Dios”. Añadió el gobernador: ¿Y qué pierde con echar un poco de incienso ante el altar del César? Renuncie a su Cristo y salvará su vida. A lo cual San Policarpo dio una respuesta admirable. Dijo así: “Ochenta y seis años llevo sirviendo a Jesucristo y El nunca me ha fallado en nada. ¿Cómo le voy yo a fallar a El ahora? Yo seré siempre amigo de Cristo”. El día de su martirio fue el 23 de febrero del año 155. Esta carta, escrita en el propio tiempo en que sucedió el martirio, es una narración verdaderamente hermosa y provechosa.

Sentencias de los Santo Padres sobre el recuerdo del Juicio Final

No pensemos, hermanos, que lo que actuamos termina con esta presente vida; tengamos fe en que el juicio es una realidad y que cada persona se juzgará según sus obras.

San Juan Crisóstomo

En aquel día, los hombres recordarán todas sus obras confesándolas ante Dios. Los que no se han arrepentido durante su vida, llorarán diciendo: ¿Por qué  no nos cansamos un poco en lugar de perder la vida jugando? ¿por qué no nos desvelamos y ayudamos a los pobres? ¿por qué odiamos al hermano y satisficimos la carne?  Sí, todo esto lo hemos hecho: ¿por qué no nos hemos arrepentido cuando tuvimos el tiempo?

San Efrén El Sirio

                                                                                                                                            

Boletín del 12/02/2012

Domingo del Hijo Pródigo

La riqueza de la gracia que me has dado, oh Salvador,
la he derrochado vanamente, yo miserable, en mi pésima partida.
Pues, viviendo en el despilfarro con los demonios, 
la dilapidé en la malicia. Por eso a Ti regreso, oh Padre compasivo:
acéptame como al hijo pródigo y sálvame.
                                                                                                                         Exapostelario
 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio Domingo del Hijo Pródigo

Tono 3

Al dejar tu gloria paterna con ignorancia,
derroché vanamente la riqueza que me otorgaste.
Clamo a Ti como el pródigo, oh Compasivo:
“He pecado contra el cielo y ante Ti, oh Padre;
acéptame como arrepentido, y admítame como uno de tus jornaleros.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6: 12-20)

Hermanos: Todo me es lícito, mas no todo me conviene. Todo me es lícito, mas no me dejaré dominar por nada. La comida para el vientre y el vientre para la comida, mas Dios destruirá aquél y ésta. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no saben que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él.

¡Huyan de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios, y que no se pertenecen, pues han sido comprados? Glorifiquen, por tanto, a Dios en su cuerpo y en su espíritu que pertenecen a Dios.

Evangelio según San Lucas (15: 11-32)

Dijo el Señor esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y volviendo en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: “Padre pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traigan aprisa el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; llamó a uno de los criados y le preguntó qué era aquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba. Pero él replicó: “Hace tantos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tu siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.

Mensaje Pastoral

Eucaristía de penitencia

La Cuaresma es, por excelencia, la temporada penitencial en la que la Iglesia nos incita a ingresar por «las puertas de la contrición» y gustar la dulzura de este modo de vivir. Parte de la preparación para la Cuaresma es la lectura de la parábola del Hijo Pródigo que nos expone los sentidos positivos de la penitencia y del retorno hacia una vida sujeta, por propia voluntad, al cuidado paternal.

En la parábola, Jesús enfatiza el alimento que el hijo comía en ambos estados, pecaminoso y penitencial; pues en su partida come algarrobas con pasiones, y he aquí que regresa y come el novillo cebado con alegrías. El placer que el sabor de las algarrobas dejaba, terminaba en amargura de soledad y de vacío, mientras la participación en el banquete de la casa paternal anunciaba una alegría que mira hacia el futuro con los ojos de la gratitud.

El encuentro con el Padre clemente y la experiencia de la reconciliación y del perdón gratuito son efectuados en medio de la Eucaristía.

Nuestra penitencia es examinada, a cada día, a la luz del llamado temible de la Eucaristía «Tomad y comed […] Bebed de él todos […]»: es el llamado del Padre compasivo y amoroso, Quien busca perpetuamente a su rebaño. El mundo exhibe ante nuestra vista todos sus engaños y redes, mientras el Señor nos extiende su banquete: divino Cuerpo y Sangre. El pecado y el arrepentimiento consisten en  prevalecer uno u otro de los dos ofrecimientos.

«Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta»; el santo Cáliz, y la exclamación del Cantor «¡Gustad y ved, qué dulce es el Señor!» –durante la Cuaresma– son capaces de estimularnos a decir la antigua frase litúrgica «váyase el mundo y venga la Gracia», que inclinemos la balanza a favor del «Pan esencial» en vez de las pasiones. El Cáliz de la Eucaristía, cuando lo contemplamos elevado, alza en nosotros la decisión: «Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante Ti […], trátame como a uno de tus jornaleros.» Él entonces ofrece su banquete generosamente: comemos y nos regocijamos.

Nuestra fe y Tradición

La Confesión

¿Qué hacer cuando la conciencia tortura a la persona? ¿Qué hacer, cuando el alma se llena de angustia? La Iglesia Ortodoxa aconseja confesarse. La confesión es la denuncia del pecado, es la decisión de no repetirlo más.

Nosotros pecamos contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos.  Pecamos con los hechos, con palabras, hasta con el pensamiento. Pecamos por inducción del diablo, por influencia del mundo circundante, por propia voluntad. “No hay hombre que viva sobre la tierra y no peque”. Pero tampoco hay un pecado que no sea perdonado por Dios por medio de la confesión. Para la salvación de los pecadores Dios se hizo hombre, ha sido crucificado y resucito de los muertos. Los Santos Padres comparan la misericordia de Dios con el mar que apaga la más fuerte llama de iniquidad de los humanos.

En la confesión no hay que justificarse, quejarse de las condiciones cotidianas, enmascarar los pecados con frases nubladas como “he pecado contra el sexto mandamiento,” o contar sobre temas ajenos. En ningún caso se puede esconder, callar nada: el pecado se puede esconder al sacerdote pero no a Dios Omnisapiente.

En ciertos casos el sacerdote puede indicar a quien  se confiesa una penitencia en cierta forma una cura espiritual dirigida hacia la extirpación del pecado.

El hombre es responsable de sus pecados desde los siete años de edad. El que se bautizó a edad madura, no tiene la necesidad de confesar lo referente a su vida previa al Bautismo, aunque se le recomienda una conversación  con un padre espiritual que le dé luz sobre como encaminar su vida.

Vida de Santos

El Gran Mártir Teodoro

8 de febrero

San Teodoro era oriundo de la ciudad Evjait (en Asia Menor, actualmente Turquía) y gobernaba la ciudad Heraklea, cerca del Mar Negro. Con su vida devota y su bondadosa gobernación se ganó a los ciudadanos y muchos paganos, viendo su vida ejemplar, se convertían en cristianos. Cuando los rumores sobre su vida llegaron hasta el emperador Licinio (años 308-323), que era corregente de Constantino, él vino a Heraklea. Trataba de obligar a Teodoro a inclinarse ante los ídolos. Viendo que San Teodoro era muy firme en sus convicciones el enojado gobernante ordenó someter al confesor del Cristo a crueles martirios.

Primero lo estiraron en el suelo y lo golpearon con varas de hierro, acepillaban su cuerpo con hierro puntiagudo, lo quemaban con el fuego y finalmente lo crucificaron y le sacaron los ojos. Por la noche vino un ángel, lo desmontó de la cruz y le sanó a todas sus heridas. Cuando a la mañana llegaron los sirvientes de Licinio, enviados por él, para tirar el cuerpo de San Teodoro al mar y lo vieron totalmente sano, creyeron en Cristo. Ese día viendo este milagro de Dios, muchos paganos se convirtieron en cristianos. Cuando Licinio se enteró, él ordenó decapitar a San Teodoro, quien murió en el año 319. Todos sus martirios fueron escritos por su servidor y escriba Uar, quien fue el testigo ocular.

Aromas monásticas

  • Uno preguntó a un anciano: “¿Por qué me desanimo continuamente?”. Y respondió: “porque no has visto todavía la meta.”
  • El alma es una fuente: si profundizas se hace más limpia; si arrojas en ella estiércol, se ensucia.
  • Uno preguntó al anciano: “¿cómo el alma adquiere la humildad?”. Y respondió: “Estando atenta tan sólo a sus propias faltas.”
  • No empieces a hacer nada sin que antes hayas examinado tu conciencia, para saber si lo que vas a hacer es según Dios.
  • Decía el Abad Antonio: “La vida y la muerte nos viene del prójimo; si ganamos a nuestro hermano, ganaremos a Dios, si le escandalizamos, pecamos contra Cristo.”

Boletín del 05/02/2012

Domingo del Fariseo y el Publicano

“De la soberbia réproba del fariseo, huyamos;
y la humildad aprobada del publicano, aprendamos,
para que, con él, subamos exclamando a Dios:
“Perdónanos, a tus siervos, oh Cristo salvador,
que por tu voluntad naciste de la Virgen,
soportaste la Cruz por nosotros y, contigo,
levantaste al mundo con tu poder divino.”
                                          Exapostelario 

Himnos de la Liturgia 

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audioCuando la piedra fue sellada por los judíos y
tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador, concediendo al mundo la vida.
Por lo tanto, los poderes celestiales clamaron a Ti:
Oh Dador de Vida, Gloria a tu Resurrección, oh Cristo,
gloria a tu Reino, gloria a tu plan de salvación,
oh Único, Amante de la humanidad.

 Tropario de la Presentación del Señor en el Templo

Tono 1

Regocíjate, oh Llena de gracia, Virgen Madre de Dios;
porque por ti resplandece el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios,
Quien ilumina a los que han estado en las tinieblas.
Alégrate también tú, oh justo Anciano,
que recibiste en tus brazos al Redentor de nuestras almas,
Quien nos otorga la Resurrección.

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

 Tono 1

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen, oh Cristo Dios,
las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste. 
Conserva a tus fieles en la paz
y auxilia a los que amas porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo ( 3: 10-15)

Hijo mío, Timoteo: Tú me has seguido asiduamente en mis enseñanzas, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, en mis persecuciones y sufrimientos, como los que soporté en Antioquía, en Iconio, en Listra. ¡Qué persecuciones he sufrido! Y de todas me ha librado el Señor. Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones. En cambio los malos y embaucadores irán de mal en peor, errando y haciendo errar a los demás.

Tú, en cambio, persevera en lo que has aprendido y en lo que has creído, teniendo presente de quién lo has aprendido, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que te pueden instruir para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.

Evangelio según San Lucas (18: 10-14)

Dijo el Señor esta parábola a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al Templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.” En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Les digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»

Mensaje Pastoral

Humildad y justicia

Hoy se inicia el período preparatorio a la Gran Cuaresma, que consiste en cuatro domingos. El primero de ellos es precisamente el del Fariseo y el Publicano.

Como una introducción a este ciclo, en los últimos domingos hemos oído hablar a los padres del deseo intenso de Zaqueo por ver al Señor, y de la actitud de la mujer cananea que busca sin desmayos, humilde y pacientemente, la gracia de Dios. En verdad, este tiempo es muy propicio para llevar adelante un mayor esfuerzo y disponer nuestro cuerpo y alma a virtudes y anhelos semejantes a los de estos dos personajes bíblicos.

Es por eso que mediante el relato del fariseo y el publicano que suben al templo a hacer oración, la lectura evangélica de hoy nos muestra claramente el camino correcto para acercarse a Dios y establecer con él una relación sincera y profunda.

El fariseo comienza su oración enumerando todas sus virtudes y ensalzándose: «No soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.» Como si dijera: «Yo no soy pecador.» Una persona que se considera a sí misma lejana de todo pecado y dueña de toda obra buena: «Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.» ¿Qué circunstancia lo empujaría a buscar la misericordia de Dios? En realidad, ninguna: se complace plenamente consigo mismo. Ciertamente no pide misericordia, más bien reclama que se le reconozcan los méritos de su propia justicia. ¡Qué arrogancia y que ceguera! Arrogante porque en lugar de clamar: «Te alabaré, Señor, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre» (Sal 86:12), prefiere alabarse a sí mismo y hasta felicitarse. Y ciego porque no alcanza ver que en su corazón no hay sitio para Dios, porque su lugar está ocupado por el egoísmo, la soberbia, la ingratitud y el menosprecio a los demás.

Todo lo contrario es la disposición espiritual del publicano. Se humilla, reconoce sus pecados y pide misericordia. Está insatisfecho consigo mismo y descontento con sus obras: se abaja y lo confiesa. Quiere transformarse interiormente y en sus acciones exteriores. Volverse a Dios y darle la espalda a su vida de pecado. Tiene arrepentimiento. Es pobre de espíritu. Dios lo escucha y lo hace partícipe de su justicia divina.

Los Padres del Desierto lo sintetizan todo en un Apotegma: «Es preferible un hombre que ha pecado y reconoce sus faltas y se arrepiente, que otro que no ha pecado y piensa de sí mismo que es justo.»

No nos tengamos por justos ni despreciemos a los demás, mejor clamemos con el publicano: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!», y el Señor nos hará partícipes de su justicia. Amén

Nuestra fe y Tradición

Los domingos preparatorios para la Cuaresma

La Iglesia nos prepara para la Cuaresma de la Santa Pascua durante cuatro domingos, los anteriores al inicio de la misma, en los cuales nos plantea  virtudes y sentimientos muy importantes para la cuaresma que es, en sí, la preparación adecuada para la Fiesta de las fiestas, para la base de toda nuestra fe y en consecuencia de toda nuestra vida, es decir, la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Estos domingos preparatorios toman su nombre del Evangelio que se lee:

1- El Domingo del Fariseo y el Publicano (Lc18: 10-14). Cuyo evangelio leímos hoy. Pues todas las buenas obras y ejercicios espirituales que el cristiano brinda en toda su vida, pero intensamente en la temporada cuaresmal, no son “la factura” de su justificación ante Dios, como lo pensó el fariseo de hoy, sino la reacción natural de quien con humildad inclina todo su ser ante Dios, como el publicano: : “¡Oh Dios!  ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”

2- El Domingo del Hijo Pródigo (Lc15: 11-32). Que nos plantea a la Cuaresma como una marcha de regreso hacia el Padre que nos espera siempre. “ábreme las puertas del arrepentimiento,…”; el arrepentimiento no es contar algunos pecados o desviaciones que he cometido sino confesar que he escogido ir “a un país lejano” en lugar de vivir en la bella casa paternal; dicha confesión me impulsará, como al pródigo de la parábola, a regresar a la belleza inicial que me fue otorgada en el Bautizo.

3- El Domingo del Juicio (Mt25: 31-46). En el cual se lee el Evangelio del Juicio final que se basará en el amor manifestado en las obras de cada uno En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”  Pues si las obras en sí, como hemos visto en el Evangelio del fariseo y el publicano, no formaron el criterio para la justificación, sí son una emanación abundante de una alma que ama a Dios; si no, su piedad será falsa y digna de juicio “Si alguno dice: ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un mentiroso” (1Jn.4,20). La devoción que buscamos no es egoísta sino que busca ser manifestada en el amor a los demás.

4- El Domingo del Perdón (Mt6: 14-21). A partir del cual se inicia la Cuaresma. Pues como podemos decir a Dios Padre: “perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” si, en realidad no estamos dispuestos a perdonar a los demás. Así la Iglesia nos estimula a que ofrezcamos nuestra ofrenda cuaresmal con un corazón limpio de cualquier sentimiento rencoroso.

La Santa Cruz

La Cruz ortodoxa  más difundida en la Iglesia ortodoxa es la cruz de ocho brazos, que recibe también el nombre de el crucifijo. Sobre el eje central (vertical) se encuentran tres travesaños horizontales. El más cercano al centro es grande, para las manos del Cristo crucificado.

El travesaño horizontal superior recuerda la tablilla con la inscripción “Jesús Nazareno, Rey de los Judíos”. Escrita en tres lenguas —griego, latín y hebreo— fue colocada sobre la cruz de Cristo por orden de Poncio Pilato. Era costumbre romana escribir la culpa del reo en estas tablillas.

En la tradición ortodoxa, los pies de Cristo no están atravesados por un solo clavo, como en la católica, sino con dos clavos: uno por cada pie.

El travesaño horizontal inferior es para los pies del Crucificado. Uno de sus extremos está un poco alzado: muestra el paraíso, hacia el cual se dirigió el Buen Ladrón crucificado junto a Cristo. El otro extremo, en cambio, se dirige hacia abajo: hacia el infierno, el lugar destinado al otro ladrón, que no se arrepintió.

Muchas veces, debajo de la cruz puede verse la imagen de una calavera: es la cabeza de Adán, el cual, según la tradición, había sido sepultado en el Gólgota, bajo el lugar donde después fue crucificado Cristo. En la hendidura de la roca, bajo la Cruz, cae sobre la cabeza de Adán una gota de la sangre de Cristo. Se le devuelve así la vida a Adán: al hombre y a la humanidad.

Al lado de la cruz se representa muchas veces a la Virgen María y al discípulo amado por Cristo: el apóstol Juan, el que se cree que fue el discípulo a quien Jesús amaba de la Biblia. Con frecuencia se incluyen también los instrumentos de la muerte de Cristo: la lanza con la cual le atravesaron el costado, y la caña con la esponja empapada en vinagre que un soldado romano le dio a Cristo.

Vida de Santos

San Simeón el Anciano

3 de febrero

San Simeón vivía en los tiempos de nacimiento del Señor Jesús Cristo. Según el Evangelista Lucas, Simeón recibió la promesa del Espíritu Santo que no se iba a morir hasta que no vea a Cristo. Según la leyenda, él recibió esta promesa 270 años antes del nacimiento del Cristo. En aquellos tiempos él fue uno de los 70 traductores que traducían los libros de la Santa Biblia del hebreo al griego para la biblioteca del rey de Egipto Ptolomeo Filadelfo. Cuando Simeón estaba traduciendo las profecías de Isaías sobre el nacimiento del Emmanuel (Mesías) de una Virgen, él dudó sobre la exactitud de la profecía y quiso cambiar la palabra “virgen” por “mujer.” En este momento tuvo una revelación del Espíritu Santo, que le dijo que no debe cambiar la profecía y que él no moriría hasta que vea el cumplimiento de esta profecía de Isaías sobre el nacimiento del Mesías exactamente de la Virgen.

Entre todas las desgracias en aquellos tiempos, con la general decadencia religiosa y de buenas costumbres, el santo anciano vivía durante muchos años con la esperanza del cumplimiento de la profecía. Cuando el Niño Divino nació y fue traído al Templo, Simeón recibió la revelación del Espíritu Santo de que su esperanza se hizo realidad y que en el Templo de Jerusalén él finalmente verá al Niño — Salvador.

Al llegar al Templo el santo anciano no solamente vio al Niño prometido y a su Purísima Madre — Virgen, más él fue digno de levantar al Cristo en sus brazos. Aquí, en un santo éxtasis San Simeón pronunció aquellas inmortales palabras que tan a menudo se escuchan durante los oficios religiosos que se ofician por las tardes: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme con tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.” Aquí Simeón hace el papel del representante de la humanidad del Antiguo Testamento la que esperaba al Salvador y simultáneamente se convierte en el predicador de la Gracia del nuevo Testamento.

Boletín del 29/01/2012

Domingo de Zaqueo el Publicano

 

 

 ¡Venid todos, alabemos ahora, a las vasijas de la Luz,
y a los relámpagos de rayos luminosos
Basilio ‘El Grande’, Gregorio ‘El Teólogo’ y Juan ‘El Boca de Oro’!
                                                                                                              Exapostelario 

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a Ti.

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

 Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.Conserva a tus fieles en la paz
y auxilia a los que amas porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

 

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo ( 1: 15-17)

Hijo mío, Timoteo: Cierta es la palabra y digna de toda aceptación: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los  pecadores, de los cuales el primero soy yo. Más por eso encontré misericordia, para que Jesucristo, en mí primeramente, manifestase toda su paciencia, como ejemplo de los que habían de creer en Él para vida eterna. Al Rey de los siglos, al inmortal, invisible y único sabio Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio según San Lucas (19: 1-10)

En aquel tiempo, Jesús atravesaba Jericó; Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verlo, pues iba a pasar por ahí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzó la vista y lo vio, y dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede Yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»

Mensaje pastoral

Elementos de conversión

En el icono del pasaje que leemos hoy del evangelio según san Lucas, contemplamos cuatro componentes:

Zaqueo: un hombre pecador que tiene el anhelo para ver a Jesús, para contemplar a Aquél cuya Presencia ha de reprochar su vida; un anhelo de lo que jamás ha experimentado; una curiosidad para ver al que cura las dolencias, al que se digna convivir con los pecadores y conoce lo oculto del corazón. Sin lugar a duda, este publicano huía siempre de las multitudes para evitar que sus actos saliesen a la luz; sin embargo, he aquí que comparece por su propia iniciativa y, más aún, sobresale su presencia, atraído por el anhelo que venció su orgullo y sus defectos, que era de pequeña estatura.

El sicómoro: o podemos decir «el santo sicómoro», ya que «santo» es un calificativo que indica un modo de usar las cosas de nuestro mundo: todo lo que nos induce en la Presencia del Señor y nos une a Él es santo. Santa lectura, santos iconos, santa palabra, santa oración, santo templo… todos no son sino sicómoros que transforman el anhelo de Zaqueo en certeza de la Presencia del Señor, y en contemplación de su Rostro.

Jesús: mientras que Zaqueo sube al sicómoro para conocer a Jesús, resulta que el Señor lo conoce a él y le llama por su nombre: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy Yo me quede en tu casa.» Como si lo estuviera esperando desde antes. El esfuerzo necesario que Zaqueo ofrece, le permite recibir la Gracia del Señor siempre otorgada. No es que cuando subió al árbol vio a Jesús nada más, sino que también palpó y apreció que era conocido por Él desde siempre. La penitencia de Zaqueo consiste en reconocer que, con todo lo pecaminoso que su vida es, el Señor lo conoce y pide estar en su casa.

La muchedumbre: estaba presente y murmuraban en su corazón en torno a Jesús: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Ellos, aunque estaban en contacto físico con Cristo, sin embargo, en sus juicios y pensamientos andaban lejos de Él. Y como no han querido tener el contacto personal que Zaqueo tuvo, seguirán murmurando a Dios, criticando sus decisiones, y excluyéndose ellos mismos, de la salvación.

Separémonos de esta muchedumbre, y busquemos los propios sicómoros que nos posibiliten ver, como Zaqueo, que «Dios con nosotros está.»

Nuestra fe y Tradición

El pan bendito (ágape)

 El Pan Bendito que el Sacerdote distribuye a todos los fieles al final del Servicio o Divina Liturgia, cuando nos acercamos a venerar la Santa Cruz y recibir la bendición del Sacerdote.

En cada Divina Liturgia, cinco panes, (que llamamos Prósfora del griego significa ofrecida) son ofrecidas en el servicio llamado proskomedia o preparación. Uno de estos panes ha sido usado para tomar de allí el “Cordero” o porción que será santificada para la Santa Comunión, es decir será trasmutada por la gracia del Espíritu Santo en el Cuerpo de nuestro Señor y dada en comunión. De los otros panes, se realizará una memoria o conmemoración de la Madre de Dios, de los Santos, de los Fieles y de los Difuntos durante las oraciones de la Proskomedia. Lo que no es usado para estas conmemoraciones se corta y coloca en recipiente aparte y se pide durante el canto de “Es justo en verdad” que la Santa Madre de Dios desde el cielo y presente durante la Divina liturgia bendiga este pan para darlo a los fieles como su regalo y como jesto de amor y de comnión entre los fieles: ágape, que quiere decir amor.

La forma correcta de recibir este regalo de manos del Sacerdote es: colocar la palma de la mano derecha sobre palma de la izquierda haciendo como un recipiente donde con reverencia recibimos esta bendición, mientras nos acercamos al sacerdote, besamos la Santa Cruz que el nos acerca con su mano izquierda y mientras el Sacerdote nos entrega el Antidorón en nuestras manos cruzadas con su mano derecha besamos su mano tomando la bendición.

Vida de Santos

San Efrén el Sirio

28 de enero

Efrén (o Efraín) de Siria, también conocido como Efraín de Nísibe o Nisibi, fue un diácono y escritor, santo, Padre de la Iglesia y Doctor de la Iglesia sirio nacido en Nusaybin (Turquía) —entonces en la provincia romana de Mesopotamia— en 306 y muerto en Edesa en 373. Ya en su tiempo fue conocido como «el Místico», con el apelativo de «El harpa del Espíritu».

Desde joven quedó marcado por la vida intolerante de su padre, que era un tenaz pagano. Efrén, hostigado por su padre porque había abrazado el cristianismo, huyó de casa para evitar malos tratos y acudió a su obispo, quien lo acogió. El obispo Jacobo de Nisibe logró su plena formación y conversión (324). Más tarde, le ordenó diácono y, a pesar de la insistencia del obispo para que se ordenara como presbítero, él siempre renunció porque no se veía digno.

Fundó una escuela de teología en Nesaybin que se distinguió por su alto grado de preparación y por el esplendor de sus alumnos. Cuando la escuela estaba en su apogeo, llegó una invasión persa y los sasánidas se apoderaron de su región natal. Efrén cruzó la frontera y fundó la escuela en Edesa dentro del Imperio romano. Aquí se convirtió en el gran defensor de la doctrina cristológica y trinitaria en la Iglesia siria de Antioquía. Escribió mucho: hizo el comentario de toda la Biblia, compuso poemas que sustituyeron a los cantos empleados en las fiestas populares de los paganos. La Iglesia antioquena se unió a él y sus himnos fueron el inicio de la práctica del canto en la liturgia cristiana.

Boletín del 22/01/2012

Décimo cuarto Domingo de San Lucas

 

Cuando el Señor preguntó a Pedro tres veces: “¿Me amas?”,
lo constituyó pastor de sus ovejas; y éste.
al ver al otro discípulo que amaba Cristo, siguiéndole,
 preguntó al Señor diciendo: “Y ¿qué de éste?” Y le contestó:
Si yo quiero que éste esté hasta mi llegada, ¿qué a ti, querido Pedro?”
                                                                                                                     Exapostelario                                                                                                                                            

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso;
a las Mirróforas los lamentos trocaste
y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste,
oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

 Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste. Conserva a tus fieles en la paz
y auxilia a los que amas porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses  (3: 12-16)

Hermanos: Revístanse como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose unos a otros y perdonándose mutuamente si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor los perdonó, perdónense también ustedes. Y por encima de todo esto, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo presida sus corazones, pues a ella han sido llamados formando un solo Cuerpo.  Y sean agradecidos.

La palabra de Cristo more en ustedes en abundancia; y así se enseñen con toda sabiduría y se animen unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con gratitud en sus corazones alabanzas a Dios.

 Evangelio según San Lucas (18: 35-43)

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna, al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno, y empezó a gritar diciendo: « ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Los que iban delante lo increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: « ¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo, y mandó que lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: « ¿Qué quieres que te haga?» Él dijo: « ¡Que vea, Señor!» Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.» Y al instante recobró la vista, y lo seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.

Mensaje pastoral

¡Señor, ten piedad!

El ciego «empezó a gritar diciendo: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”»

El grito es una fuerte reacción natural que surge de la necesidad, la incapacidad y el dolor. Aún es más fuerte la expresión «ten piedad» que goza de un lugar muy privilegiado en la tradición cristiana y la repetimos frecuentemente durante los Servicios litúrgicos, tres, doce o cuarenta veces. No se trata de una repetición hueca, sino de un tocar insistente, de una espera confiada y de una encomienda constante de nuestra vida –con sus aflicciones y alegrías– en las manos de Cristo nuestro Dios.

Sería propio mencionar el gran vigor que esta expresión tiene en el idioma árabe: irjam, verbo derivado de rájem que significa «matriz». En este sentido, «piedad» es lo que la madre le da de vida al embrión. Entonces, el «apiadarse» no es un estado de solidaridad que le pedimos a Dios que tenga por nosotros, sino una acción vivificadora. No es que pidamos a Dios tenga mera compasión o lástima por nuestras miserias, sino que actúe en nosotros y nos revivifique, santificando, iluminando y divinizando nuestra vida. Ésta es la esencia del clamor.

El libro de los Salmos está lleno de la súplica: «Apiádate de mí, oh Dios». La santidad del rey David, quien los compuso, no se debe a su estado exento de pecado –ya que su vida, en ciertos momentos, había sido manchada con sangre y con actuaciones indebidas–, sino más bien a su preocupación e iniciativa para advertir sus propias transgresiones, confesarlas y exclamar con fuerza: «ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia» (Sal 50:1). El que grita es porque tiene dolor, pero quienes no sienten dolor alguno, no necesariamente están sanos, y la anestesia sólo hace olvidar el dolor pero no cura la enfermedad. «Si decimos: “No tenemos pecado”, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.» (1Jn 1:8-9)

El pecado mayor consiste en que a menudo nos distraemos de la vigilia de nuestra vida y nos anestesiamos con la indiferencia y el olvido. Quizás fuera mejor, en todo caso, que caigamos delante de Dios, que nos postremos ante Él pidiéndole misericordia: «Señor, ten piedad».  Es entonces cuando Él, a través del cordón umbilical de nuestra confesión, nos da de su propia vida, vida verdadera, luz fulgurante que penetra nuestra oscuridad y abre los ojos de nuestro corazón. Amén.

Nuestra fe y Tradición

El incienso en la adoración

El uso del incienso en la adoración eclesiástica es un rito antiguo que el nuevo testamento lo heredó del antiguo. El sacerdote, en las vísperas, maitines y en la Divina Liturgia, inciensa el altar, los iconos y los fieles. ¿Qué papel tiene el incienso en la adoración?

1- Este olor aromático, acompañado con el humo, siempre ha sido estímulo para sentir la presencia de Dios; apenas exhala su perfuma, el alma se alegra y los sentidos se concentran en la divina presencia. Por eso nos inclinamos al incensar.

2- “Valga ante ti mi oración como el incienso” cantamos del salmo 140 en las vísperas. Cuando el humo se eleva, ofrecemos nuestras comunes oraciones ante Dios; dice San Juan de Cronstad (un santo ruso contemporáneo 1829-1908): “cuando incensamos alrededor del altar, ante los iconos y al pueblo, juntamos los ruegos de todos como si fueran de una sola voz que la lleva el incienso y la alzan los Ángeles junto con las intercesiones y oraciones de la Purísima Virgen María.”

3- Al incensar ante los iconos de los santos, la Iglesia alaba al Espíritu Santo que en ellos ha obrado y los ha santificado. Así también el sacerdote inciensa a cada uno de nosotros como un lugar que debe de ser preparado para recibir al Espíritu Santo; pues nos dice San Pablo: “¿ no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo” (1Cor.6:19).

El incienso, sencillamente, es alegría para los fieles, causa de gozo espiritual y aroma de la virtud, la devoción y la dulzura de la casa de Dios, ante las cuales gemimos por nuestros amargos pecados, y glorificamos la misericordia de Dios.

Vida de Santos

San Máximo el Confesor

21 de enero

San Máximo nació en Constantinopla en una noble familia y recibió una muy buena educación. Él se encontraba entre los consejeros del emperador Heraclio (años 610-641). Viendo la difusión de la herejía de los monofisitas (los monofisitas negaban la voluntad humana de Jesús Cristo, con que disminuían el significado de sus sufrimientos en la Cruz). Con esta herejía también se contagió y el mismo emperador. Él dejó su palacio e ingresó en el monasterio Cristopolsky. Después San Máximo fue el abad de este monasterio.

Siendo teólogo y profundo pensador de su tiempo y un riguroso defensor de la Ortodoxia, Máximo demostraba exitosamente lo erróneo de la herejía monofisita. (Los monofisitas se equivocaban pensando que la naturaleza humana de Jesús Cristo fue absorbida y destruida por la naturaleza Divina). Por eso, Máximo, fue muchas veces objeto de persecuciones por parte de los enemigos de la Iglesia. Los argumentos de San Máximo a favor de la Ortodoxia fueron tan concluyentes que después de un debate público con el patriarca monofisita de Constantinopla, llamado Pirro, este último renunció a la herejía en el año 645.

Varias veces fue deportado y nuevamente llamado a Constantinopla. Muchas veces las exhortaciones y las promesas de los herejes se convertían en amenazas, vejaciones y golpizas al San Máximo. Pero él quedaba firme en sus convicciones religiosas. Por último le cortaron el brazo derecho y la lengua para que él ni con la palabra ni por escrito pudiera proclamar y defender la verdad. Luego lo enviaron en reclusión al Cáucaso en Lasov (una región en Mingrelia). Ahí San Máximo falleció el 13 de agosto del año 662, sabiendo de antemano el día de su muerte.

San Máximo escribió muchas obras teológicas en defensa de la Ortodoxia. Especialmente representan un gran valor sus prédicas sobre la vida espiritual y contemplativa, algunas de las cuales entraron en una colección de sermones de los Santos Padres sobre la vida de los ascetas. En estas devotas prédicas se revela la profundidad espiritual y la agudez del pensamiento de San Máximo. También llegó a nosotros su explicación de la Liturgia, que tiene un gran significado teológico.

NOTICIAS

Cumpleaños y onomástico de Su Eminencia

El 17 de enero 2012,  nuestro Padre y Metropolita, S.E.R. Don Antonio Chedraoui llegó a su cumpleaños número ochenta, y lo festejó celebrando la Divina Liturgia en conmemoración de San Antonio el Grande, su Santo Patrono. En la Catedral de San Pedro y San Pablo, se dieron cita los altos jerarcas de la iglesia que concelebrarían con Sayedna Antonio… (más)

عيد راعي الأبرشية

يكتسي عيد القديس انطونيوس الكبير شفيع راعي ابرشية المكسيك فنزويلا والكاريبي وسائر اميركا الوسطى كل عام حلة بهية تنبع من عمق تاريخ وثقافة الكرسي الأنطاكي المقدس … (الخبر الكامل)

عيد راعي الأبرشية

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يكتسي عيد القديس انطونيوس الكبير شفيع راعي ابرشية المكسيك فنزويلا والكاريبي وسائر اميركا الوسطى كل عام حلة بهية تنبع من عمق تاريخ وثقافة الكرسي الأنطاكي المقدس

كل مرة تشارك في هذه الإحتفالات الكنيسة البهية تقف أمام هيبة قامة لها من الخبرة والحضور والأثر على كافة الصعد الكنسية والثقافية والإجتماعية والسياسية مما تجعلك تحني الرأس اجلالا واحتراما لهذا العمل المبني على عمق الإيمان والإخلاص والوفاء للكنيسة الإنطاكية التي تدمغ دمه وعقله وقلبه

وتبقى قامة وهامة القديس انطونيوس الكبير المثال الأول للأب والراعي والأسقف أنطونيوس شدراوي

صروح كنيسة تكبر وتعلو وتنمو وحضور فاعل وصوت صارخ بالحق يرفع اسم الكنيسة الأنطاكية الأم ويجعل من الأبرشية البنت وكل توابعها تنبض بالحياة هنا وثمةَ في كافة أرجائها، لتقول للعالم الجديد المنتشرة فيه أنا حاضرةٌ في المجتمع أقدم شهادتي ولا أتنكر لماضيَّ الكنسي المجيد. كنيستي رسولية وجذوري ضاربةٌ في التاريخ منذ الزمن الرسولي وأنا أقدم شهادتي بكلِّ فخرٍ واعتزاز في هذا المكان والزمان

وكان العيد السنوي للقديس أنطونيوس الكبير وكان الحدثان التاريخيان التاليان

الأحد 15 كانون الثاني 2012: قداسٌ احتفالي مهيب في كاتدرائية القديسين الرسولين بطرس وبولس مؤسسي الكرسي الأنطاكي المقدس. كاتدرائية جديدة تتحدث عن نفسها من حيث فن العمارة والزينة الداخلية، أيقونات، جداريات، أواني كنسية وحلل كهنوتية تحاكي العالم السماوي، لأنها صممت بهمةِ وبركةِ صاحب السيادة المتروبوليت أنطونيوس شدراوي لتشكل بصمةً في تاريخ المكسيك الحديث.

ترأس الخدمة الإلهية سيادة المتروبوليت أنطونيوس شدراوي وعاونه سيادة الأسقف إغناطيوس سمعان، الأسقف المساعد في فنزويلا وجزر الكاريبي وبحضور صاحبي السيادة المتروبوليت دمسكينوس منصور (سان باولو وسائر البرازيل) وجوارجيوس أبو زخم (حمص وتوابعها)

الثلاثاء 17 كانون الثاني 2012: كان الموعد مع الحدث التاريخي وأقيم القداس الاحتفالي شكراً لله تعالى بعيد القديس أنطونيوس الكبير وعلى نية وصحة وعافية وتوفيق راعي الأبرشية المتروبوليت أنطونيوس شدراوي. شارك في الخدمة الأخوة المطارنة دمسكينوس ( سان باولو)، جوارجيوس (حمص)، يوستينيان (نيويورك) ممثلاً بطريركية موسكو سائر روسيا، كيريل (لوس أنجلوس) للكنيسة الروسية خارج الحدود، أليخو (مكسيكو) للكنيسة الأورثوذكسية في أميركا، والأسقف إغناطيوس سمعان، أسقف قيصرية ولفيف من الأكليروس الموقر

اتسمت الخدمة الإلهية بالروعةِ والجمال وحسن الأداء حيث غصت الكنيسة على اتساعها بالمؤمنين المشاركين في الخدمة. وكانت كلمةٌ لصاحب العيد فيها عميق الشكر للرب الإله الذي يبارك ويقدس، وللقديس أنطونيوس الكبير الذي يتشفع. وتوجه سيادته من جميع الذين عملوا وقدموا وساهموا وتعبوا وسهروا على أن تصل الكنيسة الجديدة إلى هذه الصورة من البهاء والجمال. وشكر بشكلٍ خاص جميع الذين حضروا تعبيراً منهم على تقديرهم واحترامهم ومحبتهم لشخصه. ومسك الختام كانت مائدة سخية وغنية أولَم إليها صاحب السيادة حضوراً وصل إلى حدود 3000 شخص

أما الرسميون فكانوا رؤساء جمهوريات سابقين ونواب ووزراء وحكام ولايات وقضاة وشخصيات دينية و اجتماعية وثقافية ورجال أعمال كبار. وقدم جميع الحضور شكراً عميقاً وتقديراً وأثنوا على الكلمة التي ألقاها بهذه المناسبة مؤكداً على دور الكنيسة الأنطاكية الأورثوذكسية في حضورها وفي مشاركتها ببناء المجتمع المكسيكي. مؤكداً على أن الهوية الأورثوذكسية مزدوجة من حيث ثباتها في إرثها وتاريخها وشهادتها، ومن حيث انفتاحها على المجتمع وتبني كافة قضاياه.  وأكد على إيمانه بأن الكنيسة حية في إيمانها وفاعلةٌ فيه، لأنها ستبقى كنيسة المسيح القائم من بين الأموات وليست كنيسةً جامدة في التاريخ تعيش على أمجاد الماضي فقط. وفي فهمه لعيش حياة الكنيسة، يعتبر سيادته أنها كانت ولا زالت معلمةً في المجتمع وبنفس الوقت تستطيع أن تواكبَ الحياة والتطور وتستخدم كل وسائل الاتصال الحديثة من أجل خدمة البشارة ولا تقف سلبية تجاهها. اعتبر أن الإيمان ليس نظريات ولكنه نابع من فعل محبة وحياة، فلا يستطيع من يدعي أنه يطلب شفاعة العذراء مريم أن يتاجر بالناس من خلال تجارة المخدرات، ولا من يظن ـ كما ادعى رئيس أمريكي سابق ـ أنه مرسل من الله لتحقيق الحرية والعدالة ونشر السلام من خلال القتل والتدمير.  كما وتمنى لهذا البلد، المكسيك، كل خير وتقدم وازدهار، وشكر كل الذين حضروا ليزينوا هذه الاحتفالات ويضفوا عليها رونقاً خاصاً بوجودهم

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Cumpleaños y onomástico de Su Eminencia

Artículos en periódicos al respecto:

EL UNIVERSAL 1
EL UNIVERSAL 2
MILENIO 1
MILENIO 2
EXELSIOR
Revista QUIÉN

El 17 de enero 2012,  nuestro Padre y Metropolita, S.E.R. Don Antonio Chedraoui llegó a su cumpleaños número ochenta, y lo festejó celebrando la Divina Liturgia en conmemoración de San Antonio el Grande, su Santo Patrono. En la Catedral de San Pedro y San Pablo, se dieron cita los altos jerarcas de la iglesia que concelebrarían con Sayedna Antonio: estuvieron presentes sus hermanos, miembros del Santo Sínodo de nuestra Iglesia Ortodoxa Antioquena, los Arzobispos, George (Homs), Damaskinos (Brasil), y Obispo Ignacio Samaan; también Sus Eminencias Arzobispo Justiniano (Nueva York), y el Arzobispo Kiril (Los Ángeles) de la Iglesia Rusa y Su Gracia Obispo Alejo de la Iglesia

 

 Ortodoxa en América (O.C.A.). Estaba presente también Su Excelencia Monseñor George Abi Younes, Obispo de la Iglesia Maronita en México.  La Liturgia  comenzó alrededor del mediodía de ese soleado martes, frente a una nutrida feligresía que acudió con cariño a celebrar con el Arzobispo su onomástico.

En la homilía, Sayedna Antonio habló del ejemplo que nos da San Antonio el Grande con su vida y sus enseñanzas, y recordó la importancia de la solidaridad con los más necesitados.

Al final de la Liturgia, recibió de manos del Arzobispo George Abuzajem un medallón con el icono de la Madre de Dios, en felicitación de parte de Su Beatitud Patriarca Ignacio IV y los miembros del Santo Sínodo Antioqueno. También Su Eminencia Arzobispo Justiniano leyó una carta de felicitación de parte de Su Beatitud, Kiril, Patriarca de Moscú y de toda Rusia.

En el banquete se reunieron más de 3000 invitados, resaltamos entre ellos la presencia de gobernadores de doce estados entre ellos, el Licenciado Uruviel Ávila, Gobernador del Estado de México, además de Secretarios, Diputados, Senadores y Presidentes municipales. Estaban presentes también el Sr. Cardenal Norberto Rivera y el Nuncio apostólico Mons. Christophe Pierre. Su Eminencia mostró su fuerza de convocatoria basada en su personalidad amorosa y en su sinceridad.

Su Eminencia enfatizó en Su discurso lo importancia de la congruencia de la fe con la vida; no es aceptable que la persona que dice buscar la intercesión de la Virgen, por ejemplo, trafique con drogas y actúe en la delincuencia.

La tarde transcurrió en un ambiente de fiesta y armonía y todos los concurrentes pudieron disfrutar de una comida magnífica con platillos de las cocinas mexicana y árabe.

Felicitamos muy cálidamente a Sayedna Antonio:

Por muchos años conserve Dios, el Señor, a su todo pureza, su Eminencia Metropolita de México, Venezuela y América Central, nuestro padre y señor: Kírios Kírios Antonio. ¡Consérvalo, Señor, por muchos años! ¡Por muchos años! ¡Por muchos años! (Policronio del Metropolita Antonio)


Boletín del 15/01/2012

Memoria de San Antonio el Grande

Oh Revestido de Dios, desde tu juventud,
asumiste un método de vida no conocido entre los hombres,
y anduviste en él con fervor hasta el fin, sin desviación alguna,
sometiéndote a la Ley nueva de Cristo;
así que te manifestaste como guía del Desierto y Padre de los ascetas.
                                                                                                                             ( Exapostelario)

Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

audioLos poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario de San Antonio el Grande

Tono 4

audioImitando con tu vida al celoso Elías
y siguiendo los rectos caminos del Bautista,
has poblado el desierto, oh padre Antonio,
y has fortalecido al mundo con tu oración.
Intercede ante Cristo nuestro Dios, para que salve nuestras almas. 

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

 Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste. Conserva a tus fieles en la paz
y auxilia a los que amas porque Tú eres el único Amante de la humanidad. 

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (Col 1: 12-18)

Hermanos: Den gracias con alegría al Padre que nos ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz. Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en Quien tenemos la redención: el perdón de los pecados; Quien es la Imagen de Dios, el invisible, Primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, sean Tronos o Dominaciones, sean Principados o Potestades: todo fue creado por Él y para Él, Él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en Él su consistencia. Él es también la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia: Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea Él el primero en todo.

Evangelio según San Lucas (17: 12-19)

En aquel tiempo, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Al verlos, les dijo: «Vayan y muéstrense a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quién volviera a dar gloria a Dios sino éste extranjero?» Y le dijo: «Levántate y anda; tu fe te ha salvado.»

Mensaje pastoral

Nuestra oración: ¿letanía o eucaristía?

Una y otra vez san Lucas en su Evangelio nos revela cómo Jesús se interesa por los marginados y menospreciados. He aquí en la lectura evangélica de hoy pasa por Samaria, zona de gentiles considerada como impura para los judíos, y se digna conversar con unos diez leprosos a la vez.

En el Antiguo Testamento la lepra se consideró como resultado de un pecado grave, de tal manera que los leprosos vivían fuera de las ciudades lejos de manchar a los residentes. Esto explica el modo con el que los diez leprosos gritaban al Señor a distancia; no se atrevían a acercarse. Después de haber perdido toda esperanza por sanar un mal incurable, imaginemos la fuerza de su súplica «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» y comparémosla con nuestro rezar para comprender qué tan tibios somos en nuestra oración. ¿En cuántas ocasiones hemos rezado con una esperanza que siquiera se acercara de lejos a la oración de estos leprosos? Ellos acudieron a Jesús sabiendo que en Él se encuentra su última esperanza, en cambio nuestros pensamientos a menudo esperan en todo menos en Él.

Jesús les envió: «Vayan y muéstrense a los sacerdotes.»  Acaso, ¿no podía curarlos sin ayuda de los sacerdotes? Desde luego que sí, y lo hizo en otros casos; sin embargo —y es muy esencial esta observación—, quiso aquí acentuar la incorporación en el Cuerpo de la Iglesia. La lectura sincera, cuidadosa y amplia de la palabra de Dios, nos estimula a vivir el misterio de la sanación —y todos somos enfermos— no de un modo soberbio individual sino humildemente en el seno la Iglesia.

Los leprosos se curaron en el camino y confirmaron lo dicho: «Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá» (Mt 7:7). Sin embargo, de los diez uno solo, el samaritano, se volvió glorificando a Dios en alta voz. La oración en sí no termina con las letanías y peticiones, más bien empieza en ellas. Una vez preguntaron a San Basilio: «¿Cómo los apóstoles oraban sin cesar?» Y les contestó que «ellos en todas sus acciones se concebían en el Señor y vivían en una entrega permanente a Él». Entonces la experiencia de cierto consuelo divino o de alguna sanación o de una dádiva de Dios es nula y sin sentido si no nos coloca en gratitud ante los pies del Señor. La curación de los nueve leprosos —«pródigos», diría yo— fue mengua porque no les colocó en la oración perfecta que es la gratitud. En cambio la gratitud guió al samaritano extranjero a la perfección de la salud, a la salvación: «Levántate y anda; tu fe te ha salvado», lo cual los demás curados no recibieron.

Nadie está ajeno a la lepra. Acerquémonos, pues, a Cristo en su Cuerpo místico, la Iglesia, y gritémosle, sea desde lejos o desde cerca: ¡Señor, ten piedad! Nos cura, y nos volvemos glorificando a Dios y postramos a los pies de su Hijo en eucaristía constante, eso es, en profunda gratitud sinfin. Amén.

Nuestra fe y Tradición

 El iconostasio

Una devoción pública común de hoy pretende  mirar el santuario como un lugar independiente del templo; lugar distinto que enseña, por su santidad, la impureza de los laicos quienes se quedan afuera.

Este sentimiento hacia el altar, que es tanto nuevo  como equivocado, se apoya en la interpretación del iconostasio como un pared que separa a los laicos del santo lugar. Al respeto, quiero hacer evidente lo que, muchos de los ortodoxos, ignoramos hoy: que el iconostasio fue construido no para separar sino para reunir:

El icono es el producto de la comunión entre lo divino y lo humano, entre lo terrestre y lo celestial; se mantiene, en su esencia, como imagen de la encarnación. Y la segunda meta de construir el iconostasio es presentar la casa de oración como “el cielo en la tierra”. Y el iconostasio, como se deduce de su nombre, es portar  estos iconos.

Toda la iglesia está  consagrada a Dios; en el servicio de consagración de la iglesia, el obispo unge cada parte del templo, incluso el santuario, con la santa mirra.

El objeto es presentar a la iglesia como el lugar de  reunión de la asamblea; la unión del mundo visible con el invisible; signo de la nueva creación. Los santos presentes en sus iconos participan con la oración de la asamblea, así que la Iglesia entera, coros de profetas, mártires y santos, sacerdotes y laicos, se dirige subiendo hacia el cielo donde Cristo ofrece y se ofrece en su santo altar.

Vida de Santos

San Antonio el Grande (Abad)

17 de enero

A finales del siglo tercero comenzamos a saber de hombres que abandonaron las ciudades para vivir una vida de oración y soledad. El mejor conocido entre ellos es al que se le llama el fundador del monaquismo: San Antonio el Grande (252-356). Su contemporáneo, san Atanasio, nos cuenta su historia.

Un día, cuando Antonio tenía 18 años, entró a la iglesia de su pueblo para asistir al oficio. De repente escuchó las palabras del Evangelio: “si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme” (Mt.19:21). Había escuchado estas mismas palabras muchas veces antes , pero esta vez le pareció como si Cristo le estuviera hablando directamente y que las palabras fueran un mensaje personal. La impresión que recibió fue tan fuerte que, sin vacilar ni un momento, Antonio inmediatamente entregó todos los bienes que heredó de sus padres para ser distribuidos a los pobres del pueblo. Le quedaba sólo un problema que le preocupaba. Antonio tenía una hermana menor. Las dos eran huérfanos, y él se sentía responsable por ella. Nuevamente un verso del Evangelio, que a menudo había oído en la iglesia, de repente le pareció responder a sus problemas personales. “Así, que no os afanéis por el día de mañana; porque el día de mañana traerá su afán” (Mt.6:34). Antonio encontró a una buena mujer cristiana en su pueblo quien se encargó del cuidado de su hermana. Ahora él podría dedicarse a su nueva vida.

Antonio se fue a vivir a Egipto, donde el inmenso desierto quemado por el sol, nunca estaba muy lejos de pueblos y ciudades. Primero se fue a vivir junto a un ermitaño, quien vivía a poca distancia de su pueblo. Luego, visitó a varios otros ermitaños antes de cruzar el río Nilo. Después vivió solo en las ruinas de un antiguo fuerte en el desierto.

¿Puedes imaginar todas las tentaciones y luchas espirituales que hay en la vida de un ermitaño? Años más tarde, Antonio recordó sus primeros días en el desierto. Aseguró que la dificultades físicas de hambre, sed, calor y frío, eran mucho más fáciles de soportar que la soledad, la depresión y todos los pensamientos y deseos perturbantes que le afligían. A veces se sentía como si no tuviera la fuerza para seguir, pero visiones le inspiraban en su necesidad y le dieron valentía.

“¿Dónde estabas, Señor Jesús? ¿por qué no viniste a ayudarme antes?” exclamó Antonio un día después de una de aquellas visiones reconfortantes. “Yo estaba -escuchó en respuesta- yo estaba aquí esperando ver tu esfuerzo.” En otra ocasión, en medio de una terrible lucha con sus pensamientos, Antonio dirigió a Dios una oración: “quiero salvar mi alma, oh Señor, pero mis pensamientos no me lo permiten.” De pronto vio a alguien, parecido a él, sentado y trabajando en algo con sus manos; luego se levantó para rezar, y entonces volvió de nuevo a su trabajo. “Haz tú lo mismo y tendrás éxito”, le dijo el ángel a Antonio. Aquel mismo día, Antonio dedicó parte de él al trabajo manual.

Otras personas descubrieron donde estaba y fueron a vivir cerca de él. Lo encontraron sereno, tranquilo y amigable. Se habían terminado los años de lucha, y ya no se veía rastro de dificultad ni de cansancio, aunque Antonio seguía su vida de oración y ayuno.

Cientos de ermitaños fueron al desierto a vivir cerca de Antonio, y él les aconsejó e instruyó. No organizó una comunidad; tampoco dio a los ermitaños ninguna regla común de vida. Más tarde dejó ese poblado para vivir en otra parte del desierto, más lejana. Nuevamente otros ermitaños llegaron a su lado. Así Antonio rompió el silencio del desierto con las alabanzas de cientos de monjes. Alcanzó la edad de 106 años, y falleció en el año 365 d.C. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

Felicitación

Clero y pueblo de la arquidiócesis enviamos a su Eminencia, nuestro Padre, el señor Arzobispo Antonio, los saludos más calurosos con motivo de su onomástico y cumpleaños rogando a Dios que nos lo conserve por muchos años en salud, paz y oración predicando rectamente la Palabra de la Verdad; por la intercesión de su patrono San Antonio el Grande. También felicitamos a la hermandad monástica de San Antonio el Grande en Jilotepec, México, y a la comunidad de San Antonio Abad en Caracas, Venezuela, y al Rev. Padre Antonio Martinez y a todos los que llevan el nombre de San Antonio de nuestra feligresía amada en el Señor. También a todos los que llevan el nombre de San Atanasio (18 de enero) o de San Macario (19 de enero). ¡Por muchos años!, en salud, fe y paz.

Calendario litúrgico 2012

calendarioliturgicoComo es de costumbre, al iniciar el Año Nuevo, nuestra Arquidicócesis publica el calendario litúrgico 2012.

Tiene los elementos litúrgicos para los servicios dominicales del año 2012 (Lecturas bíblicas, Tono, Eotina, Catabasías, Condaquio).

Boletín del 08/01/2012

Domingo posterior a Epifanía

“El Salvador, quien es la Gracia y la Verdad,
se manifestó en las orillas del Río Jordán
e iluminó a los que moraban en la oscuridad
y en las sombras de la muerte.
¡La luz inasequible ha venido y se ha manifestado al mundo!”
 Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 5

audioAl coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audioAl bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo, oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audioTe has revelado hoy al universo, y tu luz, oh Cristo Dios,
ha fulgurado sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (4:7-13)

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que había bajado primero a las partes más bajas de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para perfeccionar a los santos en orden a las funciones del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Evangelio según San Mateo (4: 12-17)

En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliese el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte, una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.»

Mensaje pastoral

Epifanía: la divina manifestación

El día 6 de enero, la Iglesia celebra el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán por las manos de Juan el Bautista. A esta fiesta se le llama Epifanía o Teofanía, palabra griega que significa la Divina Manifestación.Es la manifestación de Dios, Trino y Uno, ante los hombres como lo ilustra el Tropario: «Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su “Hijo amado”; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra […]»

El hombre habría sido incapaz de conocer a Dios si Él mismo no se le hubiera revelado. Pero Dios, por su infinito amor, aceptó ser como nosotros para que «el Igual atrajera a su igual» (Acatisto, Estrofa XVIII). En el cristianismo, el conocimiento de Dios nos ha sido otorgado por Gracia, por Revelación.

Hasta el siglo IV, el Nacimiento de Cristo y su Bautismo se celebraban juntos en este mismo día (tradición que sigue vigente en la IglesiaArmenia). En la Navidad se ha realizado la Presenciade Dios entre los hombres, y en el Bautismo, dicha Presencia fue anunciada y manifiesta ante toda la creación. La adherencia entre las dos celebraciones nos confirma en la fe ortodoxa que refuta rotundamente la desviación de algunos que hablan de que Jesús recibió la Divinidad en el Bautismo. Pues Cristo, desde el seno virginal, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, perfecto Dios y perfecto Hombre; eso es lo que el Arcángel anunció a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios.» (Lc 1:35). Entonces, si la Navidad presenta el Nacimiento de Cristo dela Virgen en el cuerpo, el Bautismo anuncia su Nacimiento sempiterno del Padre.

Los cantos y el icono de la Fiesta ilustran la alegría universal: Los ángeles están sorprendidos, y los cielos inclinados, porque donde esté el Señor, allá el cielo estará; Juan coloca su mano sobre la cabeza de Cristo con temor y devoción como si estuviera diciendo: «¿Cómo bautizarle a Quien, de la nada, hizo la creación entera?»; Cristo, sumergido en las aguas del Jordán, pisotea «las cabezas de las hidras anidadas en ellas». Mientras el mar, después de la caída, se volvió símbolo de la corrupción y lugar dominado por los poderes de la oscuridad, Cristo lo bendice devolviendo a la naturaleza su función original: morada de la presencia de Dios. Desnudo en el agua está el Nuevo Adán, en Quien el Padre se complace; es el Hijo amado no nada más en referencia a que el Padre lo ama, sino que Él también ama al Padre «hasta la muerte, y muerte de cruz»  (Flp 2:8)

Según este Prototipo, nosotros también hemos sido sumergidos en el agua bautismal, muriendo al pecado,  luego arrancados de ella para participar de la vida del nuevo Adán que ama a Dios y bendice todo lo que encuentra devolviéndole su primer destino: lugar de la Presencia del Señor.

Vida de santos

El glorioso profeta y precursor: Juan Bautista

7 de enero

 “Juan” en Hebreo significa “la ternura de Dios”. Él era familiar del Señor. Desde que fue concebido en el vientre de su Madre Elizabet reconoció al Señor cuando la Virgen María recién embarazada por el Espíritu Santo visitó a su prima.

Juan vivió en el desierto abstrayéndose del mundo y enseñando a la gente la conversión “porque ha llegado el reino de los cielos” (Mt.3:2). Al ver su estricta conducta toda la gente se acercaba a él aunque fuesen reprendidos por su hipocresía.

Y cuando le preguntaron al Bautista que si él era el Mesías, contestó con toda claridad y humildad: “No soy el Cristo… yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor” (Jn.1: 20-24). Así, En el Bautista se realizó lo dicho por el Señor a través del profeta Malaquías: “he aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí” (Mal.3:1), eso es lo que da al profeta Juan el título de “Precursor”, pues, él precedió a Cristo para prepararle el camino por el arrepentimiento, arrepentimiento verdadero y profundo.

Juan reprendía a los fariseos y saduceos quienes enseñaban sin obras congruentes y los exhortaba a  dar “frutos dignos de conversión” (Mt.3:8), porque la conversión no es un mero remordimiento sino un cambio en el corazón que se traduce en obras. Antes de que el pecador obtenga su absolución tiene que cambiar su postura, conducta y visión sobre las cosas.

El glorioso profeta sigue siendo el precursor de Cristo en la vida de los fieles de generación en generación; pues él es el ejemplo de la abstinencia, castidad y de la vida del arrepentimiento. Él es el patrón de los monjes. No deja de preparar la venida del Señor en nuestros corazones exclamando: “preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” (Mt 3:3).

Nuestra fe y Tradición

El Bautismo de los niños

La tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

 San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

¿Cómo persignarnos?

Para persignarnos o hacer la señal de la cruz debemos juntar los tres primeros dedos de la mano derecha (pulgar, índice y medio). y los otros dos (anular y meñique), se doblan hacia la palma.

Los tres primeros dedos nos demuestran nuestra fe en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los dos dedos doblados, significan que el Hijo de Dios bajó a la tierra siendo Dios y se hizo hombre, demostrándonos sus dos naturalezas, la divina y la humana.

Al iniciar la señal de la cruz ponemos los tres dedos juntos en: la frente, para santificar nuestra mente; en la cintura para santificar nuestros sentimientos interiores; al hombre derecho y después al izquierdo, para santificar nuestras fuerzas corporales.

La señal de la cruz nos da fuerza para rechazar y vencer el mal. Tenemos que hacerlo correctamente, sin apuro, respetuosamente y conscientemente del acto que significa el persignarse.

En caso contrario estamos demostrando: falta de interés y negligencia al hacerlo, de esta manera sólo estamos logrando que los diablos se alegren por nuestra irreverencia, dice san Antonio el Grande.

Nos persignamos al iniciar, durante y al final de una oración; al reverenciar los iconos; al entrar y salir de la Iglesia; al besar la vivificante Cruz; también hay que hacerlo en los momentos críticos de nuestras vidas, en alegrías y pena, en dolor y congoja; antes y después de las comidas.

NOTICIAS

Intrevista con Su Beatitud

En una intrevista (en árabe) en el canal televisivo Al-Jadeed, Su Beatitud  Ignacio IV, Patriarca de Antioquía y de todo el Oriente de la Iglesia Ortodoxa, aseguró que los cristianos  son parte ecensial del tejido sirio, y que “Siria sin los cristianos no puede ser la misma”; y rechazó cualquier intervención extranjera. Y al respecto de la crisis presente en Siria, expresó que “rechazamos cualquier acto que conduzca a la violencia”, y que “esperamos cambios con hechos no con palabras nada más”.

Escuche la intrevista شاهد المقابلة

Liturgia de Epifanía en Caracas

El jueves 5 de Enero en la noche  se celebró en la catedral San Antonio Abad de la ciudad de Caracas la Divina Liturgia para recordar la Epifanía del  Señor, ésta fue presidida por su Excelencia Monseñor  Ignacio Samaán … (más)

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