El Gran Sábado Santo

En el Gran Sábado Santo celebramos la sepultura del divino Cuerpo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y su descenso al Hades, con el cual redimió nuestra naturaleza de la corrupción llevándola a la vida eterna.

Los enemigos de Cristo, los sumos sacerdotes y los fariseos, fueron a Pilatos pidiendo que se sellara el Sepulcro hasta pasado el tercer día; para que los discípulos no vinieran en la noche a robar el Divino Cuerpo y después predicar al pueblo la verdad de la Resurrección, de la cual había predicho

Por Tu inefable condescendencia, oh Cristo Dios nuestro, ten misericordia de nosotros. Amén

Condaquio

¡El que cerró el abismo se contempla envuelto en lino y embalsamado con mirra! ¡El inmortal es colocado en un sepulcro como muerto! Las mujeres que vinieron a embalsamarlo, llorando amargamente, exclamaron: “¡Este es el Sábado bendito en el cual Cristo descansa para resucitar al tercer día!”

Hieromártir Pafnucio

 

El hieromártir Pafnucio fue obispo de Jerusalén. Sufrió muchos sufrimientos a manos de los paganos, fue torturado con fuego, fieras y, finalmente, decapitado a espada.

Algunos sugieren que el hieromártir Pafnucio fue un obispo egipcio que sufrió junto con muchos otros egipcios, exiliado a las minas palestinas durante la persecución de Diocleciano (284-305).

Las reliquias del hieromártir, que emanaban mirra, fueron glorificadas mediante milagros. El canon en su honor fue compuesto durante el período iconoclasta (antes de 842). En la oda final se encuentra una petición para que el hieromártir ponga fin a la herejía que perturbaba la Iglesia.

Tono 4, del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguis­te la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Pafnucio, obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

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