Domingo del Hijo Pródigo
En este día celebramos la conmemoración de la Parábola del Hijo Pródigo, citada en el Honorable Evangelio, así como la han organizado nuestros Santos Padres, para la segunda semana del Triódion.
+ Tú, que eres pródigo como yo; Acércate con seguridad y confianza.
+Porque la puerta de la Compasión Divina ha sido abierta para todos.
Por Tu Inefable Amor a la humanidad, Oh Cristo Dios, ten piedadde nosotros y sálvanos. Amén.
Condaquio tono 3
Al dejar tu gloria paterna con ignorancia, derroché vanamente la riqueza que me otorgaste. Clamo a ti como el pródigo, oh Compasivo: “He pecado contra el cielo y ante ti, oh Padre; acéptame como arrepentido y admíteme como uno de tus jornaleros”.
Mártir Pánfilo presbítero de Cesarea en Palestina y compañeros mártires
San Pánfilo era sacerdote en Palestina y sufrió valientemente el martirio junto a sus cinco compañeros.
El año 309, cuando los emperadores Galerio Maximiano y Máximo llevaban adelante la persecución comenzada por Diocleciano, cinco egipcios fueron a visitar a los confesores de la fe, condenados a trabajos forzados en las minas de Cilicia. A su regreso les detuvieron los guardias a las puertas de Cesárea, en Palestina. Los cinco confesaron al punto que eran cristianos y declararon el motivo de su viaje. Al día siguiente, comparecieron ante el gobernador Firmiliano, junto con san Pánfilo. El juez, según su costumbre, ordenó que los cinco egipcios fuesen torturados en el potro, antes de ser juzgados. Después de haber sufrido ya muchos suplicios, el gobernador preguntó al que hacía de lider, su nombre y su nacionalidad. El mártir respondió que su nombre de bautismo era Elías, y que sus compañeros se llamaban Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel. Como Firmiliano le preguntase nuevamente por su nacionalidad, Elías contestó que eran ciudadanos de Jerusalén, refiriéndose a la Jerusalén celestial, verdadera patria de todos los cristianos. El gobernador ordenó a los verdugos que torturasen a Elías, quien fue azotado con las manos atadas a la espalda y los pies brutalmente aplastados en yugos de madera. Después el gobernador mandó que los cinco fuesen decapitados. La orden se ejecutó inmediatamente.
Porfirio, joven sirviente de san Pánfilo, juró que los cuerpos de su amo y de los otros mártires no quedarían sin sepultura. Enterado de tal audacia, Firmiliano le hizo arrestar. Como Porfirio confesara que era cristiano y se negara a sacrificar a los dioses, el juez le mandó azotar tan cruelmente, que los huesos y las entrañas del mártir quedaron al descubierto. Porfirio sufrió la tortura sin exhalar un gemido. Entonces el tirano ordenó que se encendiese una hoguera en forma de círculo, en cuyo centro fue colocado Porfirio. Ahí estuvo durante varias horas cantando alabanzas al Señor e invocando el nombre de Jesús, hasta que la muerte puso fin a su lento y glorioso martirio. Los soldados vieron que Seleuco, uno de los testigos del martirio, aplaudía la constancia de Porfirio; le condujeron, pues, ante el gobernador, quien le mandó decapitar inmediatamente.
Tropario tono 4, del común de Santos Mártires
Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.