Blas (Blasio) nació en la provincia de Capadocia, y, desde su niñez era temeroso de Dios y manso.

A causa de sus grandes virtudes, fue elegido obispo de la ciudad de Sebaste (Armenia).

Fue una gran lumbrera espiritual y moral en esta ciudad pagana. Durante una severa persecución de cristianos, san Blas alentaba a su rebaño y visitaba a los mártires en la prisión, entre los cuales estaba el famoso Eustracio. Cuando la ciudad de Sebaste fue completamente despojada de cristianos—unos fueron asesinados, y otros huyeron—el anciano Blas se retiró al monte Argeos y se instaló allí en una cueva. Las bestias salvajes, reconociendo al santo varón, se congregaban a su alrededor y este las acariciaba. Mas los perseguidores hallaron al santo en este remoto lugar y lo llevaron a juicio. En el camino, Blas sanó a un muchacho que tenía un hueso atravesado en la garganta (algunos hagiógrafos dicen que era una espina de pescado); y por petición de una viuda cuyo cerdo había sido arrebatado por un lobo, el santo, mediante sus oraciones, hizo que el lobo le devolviera el cerdo.

Los siniestros jueces torturaron a Blas severamente, azotándolo y rasgando su piel con un cepillo de hierro. Por su firmeza en la fe de Cristo, Blas convirtió a muchos paganos a la fe.

Sab Blas sufrió, fue decapitado y fue glorificado en el 316 d.C. El pueblo ora a san Blas por el bienestar de su ganado doméstico y por protección contra las bestias salvajes. En el Occidente, también es invocado contra las enfermedades de la garganta.

Tropario tono 4, del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Blasio, obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

Santa Teodora, Emperatriz.

 

La Santa Emperatriz Teodora fue la esposa del emperador bizantino Teófilo el Iconoclasta (829-842), pero no participó de la herejía de su marido y veneraba en secreto los sagrados iconos.

Tras la muerte de su marido, Santa Teodora gobernó el reino porque su hijo Miguel era menor de edad.

Convocó un Concilio en el que se anatematizó a los iconoclastas y se restableció la veneración de los iconos. Estableció la celebración anual de este acontecimiento, el Triunfo de la Ortodoxia, el primer domingo de la Gran Cuaresma.

Santa Teodora hizo mucho por la Santa Iglesia y fomentó una firme devoción a la Ortodoxia en su hijo Miguel.

Cuando Miguel alcanzó la mayoría de edad, se retiró del gobierno y pasó ocho años en el monasterio de Santa Eufrosina, donde se dedicó a las luchas ascéticas y a la lectura de libros que alimentaban su alma.

Murió en paz alrededor del año 867.

Tropario, tono 5

Encarnando tu nombre, «divina dádiva», * colmaste, así, la Iglesia de gozo y santo fulgor, * al mostrarte cual ima­gen de prudencia; * tú revelaste el honor * que se debe a los iconos sacros, oh Teodora, * ornamento sublime de los creyentes ortodoxos.

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Santoral Santoral ()

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