El santo profeta Nahum, cuyo nombre significa “Dios consuela” era de la aldea de Elkosh, Galilea, vivó durante el siglo VII a.C. Es él quien profetiza la ruina de la ciudad Asiria de Nínive debido a su iniquidad, la destrucción del reino israelita y la blasfemia del rey Senaquerib contra Dios. El rey asirio Asurbanipal murió en 632 a.C. y durante las siguientes décadas, su imperio comenzó a caer paulatinamente. Nínive cayó en 612 a.C.

Nahum se diferencia de la mayoría de los profetas en que no hace ningún llamado al arrepentimiento ni denuncia a Israel de su infidelidad a Dios, sino centra su mensaje en la necesidad de la reconstrucción del Templo en Jerusalén como signo de la necesidad de reconstruir el culto digno a Dios como base de la reconstrucción de la nación, además de señalar al templo mismo como el signo palpable de la presencia de Dios en medio de su pueblo.

Los detalles de la vida del santo profeta no son conocidos. Murió a los 45 años y fue enterrado por los de su región. Es el séptimo de los doce profetas menores. En la Iglesia, el profeta Nahum es invocado para la sanidad de aquellos con desórdenes mentales.

Tropario tono 2, del común de santos Profetas

Celebramos la memoria del profeta Nahúm, * por quien te suplicamos, Señor, * que salves nuestras almas.

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