La Santa Virgen Mártir Paraskeva de Roma fue hija única de padres cristianos, Agatón y Politia, y desde muy joven se dedicó a Dios. Dedicó gran parte de su tiempo a la oración y al estudio de las Sagradas Escrituras. Tras la muerte de sus padres, distribuyó toda su herencia entre los pobres y consagró su virginidad a Cristo. Emulando a los santos Apóstoles, comenzó a predicar a los paganos sobre Cristo, convirtiendo a muchos al cristianismo.
Fue arrestada durante el reinado de Antonino Pío (138-161) por negarse a adorar a los ídolos. Fue llevada a juicio y confesó su cristianismo sin temor. Ni las tentaciones de honores y posesiones materiales, ni las amenazas de tortura y muerte quebrantaron la firmeza de la santa ni la apartaron de Cristo. Fue sometida a torturas brutales. Le pusieron un casco al rojo vivo en la cabeza y la arrojaron a un caldero lleno de aceite hirviendo y brea. Por el poder de Dios, la santa mártir salió ilesa. Cuando el emperador miró dentro del caldero, santa Paraskeva le echó una gota del líquido caliente en la cara, quemándose. El emperador comenzó a pedirle ayuda, y la santa mártir lo sanó. Después de esto, el emperador la liberó.
Viajando de un lugar a otro para predicar el Evangelio, santa Paraskeva llegó a una ciudad cuyo gobernador se llamaba Asclepio. Allí nuevamente juzgaron a la santa y la condenaron a muerte. La llevaron ante una enorme serpiente que vivía en una cueva para que la devorara. Pero santa Paraskeva hizo la señal de la cruz sobre la serpiente y esta murió. Asclepio y los ciudadanos presenciaron este milagro y creyeron en Cristo. Ella fue liberada y continuó su predicación.
En una ciudad cuyo gobernador era Tarasio, santa Paraskeva soportó feroces torturas y fue decapitada en el año 140.
En la tumba de la santa se produjeron numerosos milagros: ciegos recobraron la vista, cojos caminaron y mujeres estériles dieron a luz. La santa no solo realizó milagros en el pasado, sino que incluso hoy ayuda a quienes la invocan con fe.
Tropario tono 1
Diligente propiamente a tu vocación, * obtuviste por morada tu fe, tan presta como es tu nombre, * Paraskeva combatiente. * Por eso emanas curaciones * e intercedes por nuestras almas.
Hieromártires Hermolao, Hermipio y Hermócrates
San Hermolao y los que padecieron con él eran sacerdotes de la Iglesia en Nicomedia, viviendo escondidos después de que el emperador Maximiano quemó a los 20,000 mártires de Nicomedia (28 de diciembre). Fue san Hermolao quien convirtió a San Panteleimon a Cristo.
Cuando San Panteleimon fue capturado como cristiano y Maximiano le preguntó quién era el que lo había alejado de los ídolos, el santo, iluminado por Dios de que el tiempo del martirio de su maestro también estaba cerca, le reveló a Maximiano que era Hermolao el sacerdote. San Hermolao fue llevado con los santos Hermipio y Hermócrates, y habiendo confesado a Cristo como el único Dios verdadero, fueron decapitados en el año 305. San Hermolao es venerado también como uno de los Santos Inmercenarios.
Tropario, tono 4, del común de mártires
Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.