La celebración de hoy marca el punto medio de los cincuenta días entre las fiestas de Pascua y Pentecostés. San Juan nos dice (Juan 7:14) que «en medio de la fiesta, Jesús subió al Templo y enseñaba». La fiesta en cuestión es la Fiesta de los Tabernáculos (celebrada en septiembre), no Pentecostés.
La Iglesia ha designado la lectura de Juan 7:14-30 para la Media Fiesta, vinculando así Pascua y Pentecostés. En el capítulo 8 del Evangelio de San Juan, el Señor regresó al Templo y enseñó a la gente que acudía a Él. Tras salir del Templo, se encuentra con el ciego de nacimiento. Escucharemos sobre él en el Domingo del Ciego.
En algunas tradiciones se suele celebrar hoy la Bendición Menor del Agua y la Bendición de los Campos.
Tropario Tono 8
Mediada la fiesta, riega mi alma sedienta * con las aguas de la devoción, * Tú que exclamaste a todos: * «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba».* ¡Oh Fuente de la Vida, Señor, gloria a ti!
Condaquio Tono 8
Mediada la fiesta de la ley, dijiste a los presentes, oh Cristo Dios, * Señor y Creador de todo: * «Venid y tomad del agua de inmortalidad». * Por lo que nos postramos ante ti y exclamamos con fe: * concédenos tu compasión, * Tú que eres la fuente de nuestra vida.
San Isidoro de Quío
San Isidoro era marino de la flota real en los años del emperador Decio, y oriundo de Alejandría. Un cierto día al estar anclada la flota en la isla de Quío, el santo fue denunciado por ser cristiano ante el almirante Numerio, y éste sin perder tiempo llamó a san Isidoro y lo interrogó, al oír de él mismo que era cristiano lo envió a prisión.
Al enterarse el padre viajó inmediatamente a Quío, muy apenado, porque su hijo abandonó la idolatría. Cuando llego a Quío, lo pudo ver en la cárcel donde se abrazaron con mucho amor y también tristeza por el momento que estaban atravesando. Pero san Isidoro le comentó que debía estar contento porque vio la luz que da Jesucristo.
Entonces el padre le pidió firmemente que volviera a la idolatría, pero el santo siguió inamovible en su fe. Muy enojado el padre lo maldijo y le pidió a Numerio que lo matara. Y, de hecho, san Isidoro luego de varias torturas fue decapitado.
Así, se cumple lo que está escrito: “El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten. Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Mateo 10:21-22.
Tropario, tono 4 del común de Santos Mártires
Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.