San Timoteo de Símbola, quien era descendiente de italianos fue monje desde muy joven. El Santo buscó la vida ascética en un monasterio llamado “Símbolo” en Asia Menor cerca del monte Olimpo. San Timoteo era discípulo de Teoctisto que en aquellos tiempos era abad del monasterio, y también de San Platón del monasterio Studion (5 de abril).

Recibiendo un grado alto de perfección espiritual, Dios le dio la gracia de sanar enfermos y expulsar espíritus malignos. El paso muchos años como ermitaño rodeando los bosques salvajes, las montañas y las selvas de día y de noche, ofreciendo sus oraciones a Dios.

San Timoteo falleció a una edad avanzada en el año 795.

Tropario tono 4, del común de Varios Santos Justos

Oh Dios de nuestros Padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no retires de nosotros tu misericordia, mas por sus oraciones, guía nuestra vida en paz.

San Eustacio, Patriarca de Antioquía.

 

San Eustacio, arzobispo de Antioquía (323-331) nació en Side, Panfilia, en el año 324. Fue obispo de Berea (actual Alepo), y gozó del amor y la estima del pueblo, y a petición de su rebaño fue elevado por los Padres del Primer Concilio Ecuménico (325) a la Sede de Antioquía.

Fue un erudito teólogo, y se distinguió también por su amplio conocimiento en ciencias seculares. Cuando la herejía de Arrio comenzó a extenderse en Oriente (el arrianismo negaba la consustancialidad del Hijo de Dios con el Padre), san Eustacio luchó celosamente por la pureza de la fe ortodoxa a través de sus palabras y sus escritos.

El Primer Concilio Ecuménico fue convocado en el año 325 por el santo emperador coronado por Dios Constantino el Grande (306-337). El primero en presidir este Concilio fue san Eustacio. El Concilio condenó las enseñanzas heréticas de Arrio e incorporó la confesión ortodoxa al Símbolo de la Fe (el Credo Niceno).

Pero el loco Arrio, como lo llamó san Eustacio, se negó a renunciar a sus errores. Él y aquellos que compartían su opinión fueron excomulgados de la Iglesia por el Concilio. Entre los obispos que firmaron el Símbolo Niceno de la Fe había algunos que simpatizaban con la herejía de Arrio, pero firmaron las Actas del Concilio por temor a la excomunión.

Después del Concilio, sus enemigos conspiraron contra san Eustacio. Con gran astucia obtuvieron su consentimiento para convocar un Concilio local en Antioquía. Habiendo sobornado a cierta mujer libertina, la persuadieron para que se presentara al Concilio con un niño de pecho y declarara falsamente que san Eustacio era el padre del niño.

Los arrianos declararon depuesto a San Eustacio, violando la Regla Apostólica que establece que las acusaciones contra el clero deben ser corroboradas por dos testigos. Sin juicio previo, fue enviado al exilio en Tracia. Pero la mentira pronto fue desenmascarada: la mujer se arrepintió tras caer gravemente enferma. Convocó al clero y, en presencia de mucha gente, confesó su pecado.

San Constantino el Grande murió en esa época y su hijo Constancio (337-361), que compartía las ideas heréticas de Arrio y favorecía a los obispos arrianos, sucedió a su padre en el trono.

Incluso en el exilio, San Eustacio luchó por la ortodoxia con el mismo celo. Murió en el exilio, en la ciudad de Filipos o Trajanópolis, en el año 337.

Convocado en el año 381 en Constantinopla, el Segundo Concilio Ecuménico confirmó el Símbolo Ortodoxo de la Fe, que san Eustacio había defendido con tanto vigor. La herejía arriana fue nuevamente avergonzada.

En el año 482 las reliquias de San Eustacio fueron trasladadas con reverencia desde Filipos a Antioquía, para gran alegría del pueblo de Antioquía, que no había dejado de honrar y amar a su patriarca.

Tropario, tono 4

Oh Dios de nuestros Padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no retires de nosotros tu misericordia, mas por sus oraciones, guía nuestra vida en paz.

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