La fiesta de la Epifanía del Señor se extiende del 6 hasta el 14 de enero. Varios de los himnos propios de la fiesta se siguen cantando en los servicios de Vísperas y Maitines.
Tropario, tono 1
Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán, * se manifestó la adoración a la Trinidad, * pues la voz del Padre dio testimonio de ti * nombrándote su Hijo amado; * y el Espíritu, en forma de paloma, * confirmó la certeza de la palabra. * ¡Tú, que te has revelado e iluminado al mundo, * oh Cristo Dios, gloria a ti!
Condaquio Tono 4
Te has revelado hoy * al universo, * y tu luz, oh Cristo Dios, * ha fulgurado sobre nosotros * que te alabamos con comprensión: * ¡te has manifestado, * oh Luz inaccesible!
San Jorge el Jozebita
El Santo nació en un pueblo de Chipre. Sus padres eran creyentes, también tenía un hermano mayor llamado Heracleo. Con sus padres vivos aun, Jorge se dirigió a tierra Santa para prosternarse en los lugares sagrados, luego de esto fue a un monasterio de Calamonos deseando ser ordenado monje, pero el santo regresó todavía con sus parientes y se quedó con ellos hasta que murieron. Huérfano Jorge, fue adoptado con su fortuna, por un tío, quien tenía una hija única y la quería casar con él. Pero Jorge no queriendo contraer matrimonio, fue con otro tío que era abad de un monasterio, al ver el santo la presión que ejercía su tío al abad del monasterio para que lo dejase libre y así poder casarse con su hija, Jorge decidió irse con su hermano Heracleo al monasterio de Calamonos, pero por su corta edad se le aconsejó que fuera al monasterio de la Santísima Madre de Dios, que le decían Jozebá, aquí paso el resto de su vida viviendo una rigurosa vida monástica. La fama de sus virtudes fue muy importante, y su trabajo espiritual iluminó a muchos. Finalmente, San Jorge el Jozebita entrego su espíritu en paz a Dios.
Tropario, tono 8
Con la efusión de tus lágrimas, * regaste el desierto estéril * y, por los suspiros profundos, * tus fatigas dieron frutos cien veces más, * volviéndote un astro del universo, * brillante con los milagros. ¡Oh nuestro justo padre Jorge, * intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas!
Santa Dominica de Constantinopla
Santa Dominica llegó de Cartago a Constantinopla en tiempos del santo emperador Teodosio el Grande. Allí fue bautizada por el patriarca Nectario e ingresó en un monasterio de mujeres.
Mediante un ascetismo estricto y prolongado alcanzó una elevada perfección espiritual. La santa curó a los enfermos, demostró su poder sobre los elementos naturales y predijo el futuro. Con sus milagros, la santa conmovió a los habitantes de la capital hacia la preocupación por la vida eterna y el alma. Adornada por las virtudes, la santa partió de esta vida como una virgen inmaculada en su vejez.
Tropario, tono 4, del común de Santas Justas.
En ti fue conservada la imagen de Dios fielmente, oh justa Dominica, * pues tomando la cruz seguiste a Cristo * y, practicando, enseñaste a despreocuparse de la carne, * que es efímera, * y a cuidar, en cambio, el alma inmortal. * Por eso hoy tu espíritu se regocija junto con los ángeles.