Apóstol Timoteo de los Setenta

Timoteo era uno de los Setenta apóstoles (cfr. San Lucas 10:1-20). Nació en Listra de Licaonia de padre griego y madre hebrea. El apóstol Pablo alabó a su madre y a su abuela por su fe sincera (cfr. II Timoteo 1:4-5). Timoteo conoció al gran Apóstol por primera vez en Listra, y presenció cuando éste sanó al cojo de nacimiento (cfr. Hechos 14:8-10). Luego, Timoteo se convirtió en un compañero de viaje casi constante de Pablo, yendo con él a Acaya, Macedonia, Italia y España. De gran celo por la fe, un magnífico predicador, y de alma dulce, Timoteo contribuyó mucho a la difusión y el establecimiento de la fe cristiana. Pablo lo llamó «verdadero hijo en la fe» (cfr. I Timoteo 1:2). Después del martirio de Pablo, Timoteo tuvo a san Juan el Evangelista como maestro. Mas cuando el emperador Domiciano exilió a Juan de Éfeso a la isla de Patmos, Timoteo permaneció en Éfeso como obispo. Durante una fiesta idólatra llamada «Katagogia», los paganos, irritados contra los cristianos, atacaron traicioneramente y enmascarados a Timoteo y lo mataron; esto ocurrió alrededor del 93 d. C. Sus honorables reliquias luego fueron llevadas a Constantinopla y enterradas en la Iglesia de los Doce Apóstoles, junto a las tumbas de san Lucas el Evangelista y san Andrés el Primer-llamado.

Tropario tono 4

Has aprendido la bondad * y conservado la sobriedad; * revestido de la buena conciencia debidamente, * has recibido de Pablo, vaso electo, lo indescriptible, * conservando la fe * y concluyendo, como él, la carrera. * Timoteo apóstol, * intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

 

 

San Anastasio el Persa

 

El monje mártir Anastasio el Persa era hijo de un hechicero persa llamado Bavi. Como pagano, tenía el nombre de Magundates y sirvió en los ejércitos del emperador persa Chozroes II, quien en el año 614 asoló la ciudad de Jerusalén y se llevó la Cruz vivificante del Señor a Persia.

Grandes milagros ocurrieron desde la Cruz del Señor, y los persas quedaron asombrados. El corazón del joven Magundates se inflamó con el deseo de aprender más sobre este objeto sagrado. Al preguntar a todos sobre la Santa Cruz, el joven se enteró de que en ella fue crucificado el mismo Señor por la salvación de la humanidad. Conoció las verdades de la fe cristiana en la ciudad de Calcedonia, donde estuvo durante algún tiempo el ejército de Chozroes. Fue bautizado con el nombre de Anastasio, y luego se hizo monje y pasó siete años en uno de los monasterios de Jerusalén, viviendo una vida ascética.

Leyendo las vidas de los santos mártires, San Anastasio sintió el deseo de imitarlos. Un misterioso sueño que tuvo el Sábado Santo, la víspera de la Resurrección de Cristo, lo impulsó a hacerlo.

Habiéndose quedado dormido después de sus tareas diarias, vio a un hombre radiante que le entregaba un cáliz de oro lleno de vino y le dijo: “Toma y bebe”. Al beber el cáliz, sintió un deleite inefable. San Anastasio comprendió entonces que esta visión era su llamada al martirio.

Se fue en secreto del monasterio a Cesarea de Palestina. Allí fue arrestado por ser cristiano y llevado a juicio. El gobernador intentó por todos los medios obligar a San Anastasio a renunciar a Cristo, amenazándolo con torturas y muerte, y prometiéndole honores y bendiciones terrenales. El santo, sin embargo, permaneció inflexible. Luego lo sometieron a torturas: lo golpearon con varas, le cortaron las rodillas, lo colgaron de las manos y le ataron una piedra pesada a los pies, lo agotaron con el encierro y luego lo desgastaron con trabajos pesados ​​en la cantera de piedra con otros prisioneros.

Finalmente, el gobernador llamó a san Anastasio y le prometió su libertad si tan solo decía: “No soy cristiano”. El santo mártir respondió: “Nunca negaré a mi Señor ante ti ni ante nadie, ni abiertamente ni siquiera mientras duermo. Nadie puede obligarme a hacer esto mientras esté en mi sano juicio”. Luego, por orden del emperador Chozroes, san Anastasio fue estrangulado y luego decapitado. Después de la muerte de Chozroes, las reliquias del monje mártir Anastasio fueron trasladadas a Palestina, al monasterio de Anastasio.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

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Santoral Santoral ()

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