Este, el último día del Ayuno de Navidad, la Iglesia celebra por la mañana con gran amor, devoción y recogimiento el oficio conocido como Paramón o las Horas Reales de la Navidad, para preparar el alma y el corazón para la gran fiesta del Nacimiento de Cristo Dios en la carne. Este Oficio culmina con las Vísperas y la Divina Liturgia Vespertina de san Basilio Magno, al final de la cual se colocará ya en un sitio especial el Icono de la Natividad y se entonará como anuncio el Tropario propio de la Víspera de la Fiesta de la Natividad.
Tropario de la Vigilia de Navidad, tono 4
Por entonces, se inscribió * María, Virgen, con José, * el anciano, en Belén, * pues eran del clan de David. * Ella estaba encinta sin simiente. * Al llegar la hora del parto sucedió * que no encontraron lugar para posar; * mas, por la reina, la cueva * devino fino palacio. * ¡Cristo ha nacido y ha renovado * la imagen antes caída!
Virgen Mártir Eugenia de Roma y compañeros mártires.
Eugenia nació en Roma, y era hija de Felipe, eparca de todo Egipto. En aquel tiempo, los cristianos habían sido expulsados de Alejandría y vivían en los alrededores de la ciudad. La doncella Eugenia visitaba a los cristianos y recibió la fe con todo su corazón. Huyó de sus padres con sus dos fieles eunucos, fue bautizada por el obispo Elías, y vistiendo ropas de hombre, se marchó a un monasterio de hombres donde recibió el hábito monástico. Tanto purificó su corazón a través del ascetismo voluntario que recibió de Dios el don de sanar a los enfermos, y así sano a una mujer rica llamada Melantia. Después de esto, empero, esta mujer concibió una pasión impura por Eugenia, sin sospechar que era una mujer. Al ser firmemente rechazada por Eugenia, esta malvada mujer, por vengarse, fue ante el eparca y la calumnió, así como la esposa de Potifar calumnió al casto José (cfr. Génesis 39). El eparca ordenó que todos los monjes fuesen atados y arrojados a la cárcel junto con Eugenia. Cuando todos fueron llevados a juicio, Eugenia se reveló a su padre como su hija. Felipe, grandemente regocijado, fue bautizado con toda su casa, y fue escogido como obispo de Alejandría. Oyendo de esto, el emperador romano envió a un malvado general llamado Terencio, el cual mató a Felipe en secreto al llegar a Alejandría. Entonces Eugenia se mudó a Roma con su madre y sus hermanos. En Roma, valiente y celosamente convirtió paganos a la fe verdadera, especialmente doncellas, y de este modo trajo a la fe a una hermosa doncella llamada Basilia. Esta, pronto fue degollada por Cristo, como Eugenia había profetizado, y entonces sus dos eunucos, Proto y Jacinto, fueron degollados. Finalmente le llegó el martirio a Eugenia, cuya presencia había causado que el templo de Diana cayera en ruinas. Los verdugos primero la arrojaron al agua y después al fuego, pero Dios la preservó. El Señor Jesús mismo se le apareció en la cárcel, y le dijo que habría de sufrir el día de su Natividad. Y así ocurrió: Eugenia fue degollada con espada en Roma el 25 de diciembre del año 262. Después de su muerte, Eugenia se apareció a su madre en gran gloria, y la consoló.
Tropario tono 4, del común de santas Vírgenes y Mártires
Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz: * «Te extraño, Novio mío, y lucho buscándote; * me crucifico y me entierro contigo por el bautismo; * sufro por ti para contigo reinar * y muero por ti para que viva en ti.» * Acepta, como ofrenda inmaculada, * a Eugenia, sacrificada con anhelo por ti. * Por sus intercesiones, oh Compasivo, * salva nuestras almas.