San Eumenio, desde su juventud, se destacó por su vida virtuosa. Se esforzó por servir al único Dios y, por lo tanto, rehuyó las tentaciones mundanas. Preocupado por la salvación de su alma, distribuyó todos sus bienes entre los pobres.
Por la bendición de Dios, San Eumenio fue elegido obispo de Gortina en la isla de Creta. El santo, como un padre compasivo, consoló a su rebaño en sus penas y cuidó de los huérfanos y los indigentes. Sus oraciones ante Dios fueron tan fuertes que una vez, durante una sequía, hizo que lloviera abundantemente sobre la tierra.
San Eumenio defendió sabia y celosamente la fe ortodoxa contra la herejía monofisita. Por su oposición a la herejía, el santo fue desterrado a la Tebaida, donde murió en el siglo VII. Su cuerpo fue trasladado y enterrado en Gortina.
Tropario, tono 4 del común de Santos Jerarcas
La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas * y por la pobreza, riquezas. * ¡Oh santo Padre Eumenio, * intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!