El Primer Concilio Ecuménico de Nicea decretó que el año eclesiástico debe comenzar el 1 de septiembre.

El mes de septiembre era para los judíos el comienzo del año civil (cfr. Éxodo 12:2), el mes de recoger la cosecha y de traer a Dios sacrificios de acción de gracias. Fue durante esta fiesta (según la tradición) que el Señor Jesús entró en la sinagoga de Nazaret, y abriendo el rollo del Profeta Isaías, leyó: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor» (San Lucas 4:16-21; cfr. Isaías 61:1-2). Este mes de septiembre también es notable en la historia del cristianismo ya que fue en él que san Constantino el Grande venció a Majencio, el enemigo de la fe cristiana, victoria que fue seguida por la concesión de libertad para confesar la fe cristiana a través del Imperio Romano.

Tropario, tono 2

Oh Autor de toda la creación, * que has definido los tiempos y las estaciones * en tu propia autoridad, * bendice el inicio del año con tu bondad, Señor, * conserva en paz a los fieles y a la Iglesia, * por la intercesión de la Madre de Dios y sálvanos.

 

San Simeón el Estilita

Nacido en Siria de padres campesinos, huyo de ellos a la edad de dieciocho años y se hizo monje. Se entregó al más estricto ascetismo, a veces ayunando por cuarenta días. Después de esto, practicó una ascesis particular hasta entonces desconocida: estar de pie día y noche sobre un pilar en oración incesante. Este pilar era de 10 pies [3 metros] de alto al principio; entonces se le construyó uno de 20 [6 metros], luego de 36 [11 metros], de 60 [18 metros], y finalmente de 66 [20 metros]. Su madre santa Marta conmemorada también en esta fecha, vino a verlo dos veces, pero él no quiso recibirla, diciéndole desde su pilar: «No me perturbes ahora, querida madre, si es que vamos a ser dignos de encontrarnos en el siglo venidero». San Simeón sufrió innumerables ataques de demonios, venciéndolos todos mediante la oración. Obró grandes milagros, sanando a los enfermos mediante sus oraciones y sus palabras. Gente de todas partes se congregaban alrededor de su pilar: ricos y pobres, reyes y esclavos. Él los ayudaba a todos, restaurando la salud física a unos, dando consuelo e instrucción a otros, y denunciando a algunos por su fe herética. Fue así que la emperatriz Eudocia regresó a la Ortodoxia, abandonando la herejía de Eutiques. Simeón vivió en ascetismo durante los reinados de Teodosio el Joven, Marciano y León el Grande. Este primer estilita cristiano y gran obrador de milagros vivió setenta años, y entró en su descanso en el Señor el 1º de septiembre del 459 d. C. Sus reliquias fueron llevadas a Antioquía, a la iglesia que le fue dedicada.

Tropario, tono 1

Al volverte columna de paciencia, * has competido con los padres antiguos: * a Job en sufrimientos, a José en tentaciones * y a los incorpóreos aun en cuerpo. * Oh justo padre Simeón, * intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

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