San Dalmacio había servido en el ejército del santo emperador Teodosio el Grande (379-395) y consiguió su atención. Abandonó el mundo aproximadamente entre los años 381-383, y se fue con su hijo Fausto al monasterio de San Isaac, cerca de Constantinopla. San Isaac (30 de mayo) tonsuró al padre y al hijo como monjes, y ambos empezaron a llevar una vida ascética rigurosa. Una vez, durante la Gran Cuaresma, San Dalmacio no comió nada durante los cuarenta días. Más tarde recobró su fuerza y fue hallado digno de una visión divina.
Cuando San Isaac se acercaba al final de su vida terrena, él nombró a San Dalmacio como igumeno del monasterio, que más tarde llegó a ser conocido como el Monasterio Dalmaton.
San Dalmacio se mostró como un ferviente defensor de la Fe Ortodoxa en el Tercer Concilio Ecuménico de Efeso (431), que condenó la herejía de Nestorio. Después del Concilio, los Santos Padres eligieron a San Dalmacio como archimandrita del Monasterio Dalmaton, donde murió a la edad de noventa años (después de 446).
San Fausto, como su padre, fue un gran asceta y en particular se destacó en el ayuno. Después de la muerte de su padre, Fausto se convirtió en igumeno del monasterio.
Tropario, tono 4
Oh Dios de nuestros padres, * que siempre nos tratas de acuerdo con tu bondad: * no retires de nosotros tu misericordia, * sino que, por la intercesión de tus santos, * dirige nuestras vidas en paz.