El Señor había comenzado a advertir a sus discípulos sobre los peligros que enfrentarían, y también sobre Su Pasión y muerte. También les dijo que serían perseguidos por paganos y enemigos del Evangelio. Explicó que estas cosas pertenecen a la vida presente, pero lo esencial es la vida eterna. Queriendo dar a sus discípulos un anticipo de la vida eterna, tomó a tres de ellos, Pedro, Santiago y Juan, y los llevó al monte Tabor.
Allí se transfiguró ante ellos y su rostro resplandeció como la luz. Moisés y Elías aparecieron y hablaron con Jesús. para corregir sus ideas erróneas de quién era Él, como si fuera san Juan Bautista o alguno de los profetas. Por eso les reveló su gloria ‘según pudieran soportarla’. Todo esto ocurrió durante la Transfiguración de nuestro Señor Jesucristo en el monte Tabor cuya fiesta celebraremos mañana.
Tropario, tono 4
Vamos, fieles, al encuentro de la transfiguración de Cristo * celebrando con alegría la vigilia de la fiesta, y exclamemos: * ¡Ha llegado el día de la complacencia divina!, * pues, el Señor sube al monte Tabor * para hacer brillar la hermosura de su divinidad.
San Eusignio de Antioquía (mártir)
El mártir Eusignio nació en Antioquía a mediados del siglo III. Durante sesenta años sirvió en los ejércitos romanos de los emperadores Diocleciano, Maximiano Hércules, Constancio Cloro, Constantino el Grande y sus hijos. san Eusignio fue compañero de San Basilisco (3 de marzo y 22 de mayo), y relató su martirio. Al inicio del reinado de San Constantino el Grande, san Eusignio fue testigo de la aparición de la Cruz en el cielo, predicción de victoria.
San Eusignio se retiró en su vejez del servicio militar y regresó a su propio país. Allí pasó su tiempo en oración, ayuno y asistiendo a la iglesia de Dios. Así vivió hasta el reinado de Juliano el Apóstata (361-363), que anhelaba volver al paganismo. A través de la denuncia de un ciudadano de Antioquía, san Eusignio fue juzgado como cristiano ante el emperador Juliano en el año 362.
Con valentía enfrentó al emperador, lo acusó de apostatatar de Cristo, y le reprochó el ejemplo de su pariente, Constantino el Grande, describiéndole detalladamente cómo él mismo había sido testigo ocular de la aparición de la señal de la Cruz en el cielo. Juliano, no perdonó al anciano san Eusignio, que entonces tenía 110 años, sino que ordenó que lo decapitaran, coronando de esta forma su vida con el martirio.
Tropario, tono 4 del común de Mártires
Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.