El Santo Mártir Mirón fue un presbítero en Acaya (Grecia), y vivió durante el siglo III bajo al emperador Decio (249-251). El presbítero era gentil y amable con la gente, pero también era valiente en la defensa de sus hijos espirituales.

En la fiesta de la Natividad de Cristo, él estaba celebrando la Divina Liturgia. El gobernador local Antípatro entró en la iglesia con soldados a fin de capturar a los que rezaban, y para someterlos a torturas. San Mirón comenzó a abogar por su rebaño, acusando al gobernador de esta crueldad, y por esto el santo fue mandado a las torturas. Tomaron a san Mirón y golpearon su cuerpo con barras de hierro. Luego arrojaron el presbítero en un horno encendido, pero el Señor preservó al mártir, en cambio casi 150 hombres que estaban cerca fueron quemados por el fuego. El gobernador comenzó a insistir en que el mártir adorara a los ídolos. San Mirón se negó con firmeza a hacerlo, así que Antípatro ordenó que de su piel fuera cortadas en tiras.

Llenándose de rabia, Antípatro ordenó que san Mirón fuera golpeado por todo su cuerpo desnudo, y luego echar al mártir a las fieras para ser comido, sin que lograra ni un momento doblegar al santo. Al verse derrotado y lleno de enorme vergüenza, Antípatro en su ciega furia se suicidó. Luego tomaron a san Mirón a la ciudad de Cyzico, donde fue decapitado por la espada. Todo esto sucedió en el año 250.

Tropario, tono 4 del común de mártires

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

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