4o. Domingo de Mateo
Brillemos en la virtud y así veremos dos hombres de pie y vestidos de la luz resplandeciente dentro del sepulcro dador de la vida, los que se le aparecieron a las Mirróforas con sus rostros vueltos hacia el suelo para entender la Resurrección del Señor del cielo, y corramos con Pedro hacia el sepulcro maravillándonos del acontecimiento esperado ver a Cristo vida. Exapostelario
Himnos de la Liturgia
Tropario de la Resurrección
Tono 3
Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales; Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo, pisoteando la muerte con su muerte. y Siendo el primogénito de entre los muertos, nos salvó de las entrañas del Hades y concedió al mundo la gran misericordia.Condaquio
Tono 4
Oh Protectora de los cristianos indesairable; Mediadora, ante el Creador, irrechazable: no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores, sino acude a auxiliarnos, como bondadosa, a los que te invocamos con fe. Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (6:18-23)
Hermanos: Ustedes, liberados del pecado, se han hecho esclavos de la justicia. —Hablo en términos humanos, en atención a la flaqueza de su carne—. Pues si en otros tiempos ofrecieron sus miembros como esclavos a la impureza y a la injusticia para la iniquidad, ofrézcanlos igualmente ahora a la justicia para la santidad.
Pues cuando eran esclavos del pecado, eran libres respecto de la justicia. ¿Qué frutos cosecharon entonces de aquellas cosas de las cuales al presente se avergüenzan? Pues su fin es la muerte. Pero ahora, habiendo sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, fructifican para santidad; y el fin, la vida eterna. Pues el salario del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Evangelio según San Mateo (8: 5-13)
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.» Jesús le dijo: «Yo iré a curarlo.» Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.» Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; ahí será el llanto y el rechinar de dientes.» Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora el criado quedó sano.
Mensaje Pastoral
Humildad y confianza
«Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.» ¿Qué es lo que hizo que el Señor elogiara, a tal grado, la fe de este centurión?
Es que su fe era protegida por dos virtudes que conservaban el equilibrio y producían en él un «camino real», el cual no se desvía a la derecha ni a la izquierda:
Por un lado, tenía la humildad y examinaba y observaba su maldad: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo»; y por otro lado tenía la absoluta confianza en el poder de Dios y en su misericordia: «basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.» Las dos virtudes, cuando obraron en conjunto, hicieron grande su fe.
El camino real requiere de conservar el equilibrio entre el conocimiento de nuestras debilidades y caídas, y la entrega sincera a la misericordia de Dios. Pues si uno exagera con dejadez hacia la derecha: «¡Dios perdona! ¡Él es misericordioso! ¡Él nos rescata!», se desvía hacia la negligencia y una vida superficial; por otro lado, si exagera hacia la izquierda: «mis pecados son imperdonables… no me puedo corregir… no tengo carácter, etc.», llegará hasta el otro extremo que se llama «desesperanza» y que, de alguna manera, es blasfemia contra la misericordia de Dios.
Dicen los santos padres que, ante cualquier tentación, el demonio nos enfrenta con dos pensamientos: antes de caer, que «Dios es Todo misericordia y me perdonará»; y al caer, que «¿cómo lo hice yo?, ¿cómo podré estar en la iglesia?, ¿cómo me atreveré a leer su palabra?» Tomándolo en cuenta, el cristiano se defiende con lo contrario; así pues el que se goza estando de pie (centurión con poder) tiene que recordar que puede caer y así se humillará; y el que ha caído (soy indigno), se anima y confía en la bondad del Señor: «con mi Dios, brincaré sobre el muro».
Ni a la derecha ni a la izquierda: éste es el camino real cuando marchamos en el cual, llegaremos a escuchar la voz del Señor: «Anda; que te suceda como has creído.» Amén.
Nuestra Fe y Tradición
La Astrología y Nuestra Fe
Uno de los sucesos más característicos que tiene lugar hoy en día en nuestro país es el resurgimiento de todo tipo de visiones y planteamientos a la vida que habían sido en un tiempo rechazadas como “Tonterías poco Científicas” Todos nosotros hemos notado un gran auge de crecimiento en la astrología y varias formas de ciencias ocultas, como el satanismo, la brujería, el espiritismo, etc.
Como Cristianos Ortodoxos podemos responder a éste tipo de desarrollo en una de éstas tres formas, al menos: Nosotros lo podemos ver como un signo positivo de que la gente está buscando una realidad que va más allá de lo meramente físico; o lo podemos ver como un fenómeno indiferente de poco o nulo interés o consideración a nosotros; o podemos ver éste desarrollo como una amenaza a la Fe Ortodoxa, una negación delo tipo de vida Cristiano, y una forma destructiva de creencia, pensamiento y actitud.
En orden para llegar a una de éstas conclusiones es necesario preguntarnos a nosotros mismos qué enseña la Fe Ortodoxa sobre la naturaleza de Dios y del hombre, luego ver como encaja con las visiones que componen la astrología y movimientos de ciencias ocultas. Si tu piensas en tu Fe Ortodoxa por un momento, tu notarás que como Cristianos Ortodoxos sostenemos que Dios es creador y soberano del Universo y todo lo que hay en él.
La diferencia depende sobre nuestra relación con Dios. Y eso depende sobre nuestro deseo de elegir a Dios o Negarlo. Los Cristianos Ortodoxos sostienen la creencia de4 que el hombre el libre de hacer su elección.
Ahora, si vemos a éstas dos creencias (que Dios es amo del mundo, y que nosotros somos, sin embargo, libres de Elegirlo o Negarlo) entonces nosotros veremos muy fácilmente cual debiera ser nuestra actitud cuando comparamos esta creencia Cristiana con las Ciencias Ocultas y la Astrología.
La astrología niega la libertad de nuestro amante y gracioso Padre Celestial, y la gloria así también como la responsabilidad de nuestra libertad. Aunque la astrología pretende apuntar a lo que es presentado como una fuerza más allá del mero materialismo, no hace eso. Es una negación de las verdades fundamentales de la Fe Cristiana.
Como tal no podemos permanecer indiferentes a ello, tampoco debieran los Cristianos compartir en esto o fomentar a otros a compartir en esto. ¡Los horóscopos en periódicos debieran ser ignorados como negaciones del amor de Dios y la libertad moral y espiritual del hombre! Los Cristianos deberían persuadir a otros Cristianos a no tener nada que ver con la astrología. De las tres opciones mencionadas anteriormente, la astrología es definitivamente una negación del tipo de vida Cristiano. ¡Algo que debe ser rechazado como anticristiano!
Sentencia de los Padres del Desierto
- Decía el abad Pastor:: «El mal nunca ha expulsado al mal. Si alguno te hace algún mal, hazle tú un bien, para destruir su mal con tu buena acción».
- Un hermano preguntó al abad Sisoés: «¿Por qué no me dejan en paz las pasiones?». Y le contestó el anciano: «Porque sus instrumentos están dentro de ti. Devuélveles sus herramientas y se irán»
- Decía un anciano: «Las palabras solas no bastan. Hoy hay mucha palabrería en los hombres de nuestro tiempo. Pero se necesitan obras. Estas son lo que Dios busca, no palabras que no dan fruto. »